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1

Cf. B.J. Gallardo, Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, II, Madrid, 1863, columna 1.007, número 2.176. En la actualidad no disponemos de ningún ejemplar del incunable, aunque hay constancia de que al menos en el último tercio del siglo XIX aún era posible dar con un par de ellos localizados, respectivamente, en la Biblioteca Nacional de Madrid y en la particular de D. Ricardo Heredia -este último procedente de la colección Salvá- (cf. A. M. Fabié, ed., Dos tratados de Alfonso de Palencia, Madrid, 1876, pág. XCIV), cuyo rastro ya desaparece a mediados de nuestro siglo (cf. M. Penna, ed., Prosistas castellanos del siglo XV, I, Madrid, 1959, pág. CLXXIX). En 1876 el opúsculo fue reeditado por Fabié (en op. cit., págs. 105-167) sobre el texto del incunable de la Nacional, y en 1959 volvió a publicarlo M. Penna (en op. cit., págs. 345-392) tomando como punto de partida la edición de Fabié, si bien introduciendo correcciones y mejoras derivadas de la utilización del manuscrito de la versión latina primitiva de la obra (vid. nuestra nota 4). Por otra parte, ni se tuvo ni se tiene noticia de la existencia de manuscritos de la traducción castellana.

 

2

Vid.A. M. Fabié, Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la pública recepción de..., Madrid, 1875 (el discurso de Fabié se reproduce, con levísimas modificaciones, como estudio preliminar de la edición de Dos tratados... cit.); T. Rodríguez, «El cronista Alfonso de Palencia», La Ciudad de Dios, XV (1887-1888), págs. 17-26, 77-87, 149-156, 224-229 y 298-303; y A. Paz y Meliá, El cronista Alfonso de Palencia, Madrid, 1914 (cuya parte sustancial se reproduce como estudio introductorio en A. de Palencia, Crónica de Enrique IV, I, Madrid, 1973, págs. IX-LXIV). Me limito a citar aquí la antiquísima, aunque única, bibliografía de carácter general sobre el autor. En los últimos diez años se ha venido incrementando, cuantitativa y cualitativamente, el arsenal bibliográfico acerca de aspectos concretos de su vida y obra; tan sólo en la medida en que estas nuevas aportaciones son pertinentes a nuestro propósito aparecen citadas puntualmente a lo largo del presente trabajo.

 

3

Página 392 de la edición de Penna, por la que cito siempre en lo sucesivo, indicando la correspondiente paginación entre paréntesis en el cuerpo del trabajo.

 

4

De perfectione militaris triumphi (letra del siglo XV, sin foliar), actual manuscrito 10.076 de la Biblioteca Nacional de Madrid (olim s. 111, 14 y, luego, 101-2 del Archivo y Biblioteca de la Catedral de Toledo).

 

5

Vid.Archivo General de Simancas: Quitaciones de Corte, legajo 2, apud A. M. Fabié, Discursos..., págs. 73 y 74, nota 5.

 

6

Manuscrito citado, primera hoja.

 

7

Manuscrito 9/6482 (1 Apart.) de la Real Academia de la Historia. Inédito hasta la fecha, hoy se halla en curso de publicación al cuidado de R. B. Tate y R. Alemany en Epistolario latino de Alfonso de Palencia (con traducción española), Publicaciones del Seminario de Literatura Medieval y Humanística de la Universidad Autónoma de Barcelona. Aunque el texto no ofrece datación alguna, no resulta demasiado forzado suponer que se escribiera muy poco después de la muerte de Alfonso de Madrigal, acaecida en septiembre de 1455, como parece deducirse de la propia naturaleza de la obrilla.

 

8

Al igual que La perfección del triunfo militar, se trata de una traducción al castellano de un primitivo texto latino, hoy perdido, según afirma el propio Palencia en el prólogo a su versión en romance dirigido a Alfonso de Herrera (cf. Fabié, Dos tratados..., pág. 1 de la Batalla campal...). Se conserva un ejemplar del incunable, original, que, pese a no llevar lugar ni fecha, pudo haberse impreso, casi con toda seguridad, en el taller sevillano de los Cuatro Compañeros Alemanes en 1490 (cf. F. Vindel, El arte tipográfico en España en el siglo XV, Sevilla y Granada, Madrid, 1949, págs. 69-70). Fabié lo editó por vez primera en 1876 (Dos tratados...) y Matilde López Serrano publicó una reproducción del incunable en «El incunable Batalla campal de los perros contra los lobos», Revista de Bibliografía Nacional, VI (1945), págs. 255-302. La versión romance lleva fecha de 1457, aunque la primera redacción latina ha de ser necesariamente anterior; en efecto, en el epílogo que cierra la obra Palencia manifiesta su seguridad de que el arzobispo de Sevilla, Alfonso de Fonseca, que está de acuerdo en que se merece el puesto de historiador oficial, intercederá con éxito para la obtención de dicho cargo; por otra parte, en ninguna rúbrica aparece todavía la denominación de «historiador real», a diferencia de lo que ocurre en La perfección del triunfo militar. Como, según dijimos supra, el nombramiento de cronista se extendió el 6 de septiembre de 1456, el original ha de fecharse, por tanto, en torno a 1455, o incluso 1456, y nunca demasiado antes, ya que, como indica el propio autor, el opúsculo está concebido como ejercicio literario previo e inmediato a su dedicación historiográfica, que ya en el momento en que escribe adivina como segura (cf. Fabié, Dos tratados..., pág. VI de Batalla campal...), a lo cual hay que añadir que hasta mediados de 1453 Palencia aún residía en Italia, lejos de las preocupaciones políticas españolas que se apuntan en su relato alegórico (cf. R. Alemany, «En torno a los primeros años de formación y estancia en Italia del humanista castellano Alonso de Palencia», Ítem, Revista de Ciencias Humanas, 3 (Alicante, 1978), págs. 61-72; ver especialmente págs. 65-66).

 

9

Vid. R. Alemany, «En torno a los primeros años...».

 

10

Crónica de Enrique IV, II, Madrid, 1975, pág. 80.