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Arriba Obras completas de Juan de Arguijo

Juan de Arguijo, Obra completa de Don Juan de Arguijo (1567-1622). Introducción, edición y notas de Stanko B. Vranich, Albatros Ediciones Hispanófila, 34, Valencia, Artes Gráficas Soler, S.A.; 1985, 526 pp.


Antonio Sánchez Romeralo


Universidad de California, Davis

Desde 1963, en que don Antonio Rodríguez-Moñino señalaba la necesidad de buscar, catalogar y estudiar los muchísimos manuscritos e impresos españoles desconocidos y esparcidos por bibliotecas de todo el mundo, para organizar este material por circunscripciones geográfico-poéticas y por generaciones, y así llegar a un más exacto conocimiento de la realidad histórica de la poesía española de los Siglos de Oro, mucho se ha hecho y mucho se ha avanzado, aunque mucho queda por hacer y por andar.

El profesor Stanko B. Vranich, discípulo de don Antonio Rodríguez-Moñino, lleva muchos años estudiando en diversos archivos la poesía de la circunscripción geográfico-poética sevillana formada alrededor de Fernando de Herrera (1535-1597), Francisco de Medina (1544-1615) y el canónigo Francisco Pacheco (1535-1599); el primero, sevillano de nacimiento, y los otros, también andaluces, sevillanos por adopción. Fruto de este trabajo ha sido una buena colección de estudios literarios e históricos en torno a Sevilla y a sus poetas, publicados por el profesor Vranich en las dos últimas décadas, y reunidos en parte en su volumen de Ensayos sevillanos del Siglo de Oro (Albatros Ediciones   —608→   Hispanófila, 18), y ahora esta cuidada, voluminosa Obra completa de Don Juan de Arguijo (1567-1622), publicada en la misma colección.

Don Juan de Arguijo, como tantos otros poetas del Siglo de Oro -la mayoría-, muere sin ver publicada su obra, salvo alguna muestra en colecciones o libros ajenos (cinco composiciones de Arguijo aparecen en las Flores de Pedro de Espinosa). Hasta 1841, en edición sevillana de don Juan Colón, no se imprime una colección abundante de sus sonetos, en número de 61. Modernamente aparecerán la ed. de sus Obras completas, preparada por Benítez Claros (Santa Cruz de Tenerife, 1968), la colección de Cuentos recogidos por el poeta (ed. de Beatriz Chenot y Maxime Chevalier), y antes, en 1971, la ed. de Stanko Vranich de la Obra poética, hecha para clásicos Castalia [en adelante, V. 1971].

Comparada la presente edición con V. 1971, observamos significativas mejoras y amplificaciones: se corrigen falsas atribuciones de textos (detectadas en publicaciones anteriores, y algunas en la misma V. 1971); se tienen ahora en cuenta manuscritos no utilizados en V. 1971, como el importante Ms. 4141 de la Biblioteca Nacional, Madrid, del siglo XVII, y otros; se ha estudiado directamente el ms. de las Flores de poetas de Juan Antonio Calderón (Madrid, Biblioteca de D. Bartolomé March), antes conocido a través de la impresión hecha en Sevilla, 1896, por D. Juan Quirós de los Ríos y D. Francisco Rodríguez Marín. Por otra parte, se ha cambiado el orden de los textos, con un propósito de ordenación cronológica y temática; las notas introductorias a cada composición y las que comentan los versos se han ampliado, notablemente en muchos casos. Un intento ambicioso de la presente edición ha sido la comparación de los dos mss. más importantes, el Códice Medina (que incluye las correcciones a los textos de Arguijo propuestas por el Maestro Francisco de Medina, conservado hoy en la Biblioteca Rodríguez-Moñino, en Madrid, base de la ed. sevillana de 1841), y el códice Cisnes del Betis (Ms. 10159 de la Biblioteca Nacional, Madrid, seguramente el más fiel a los criterios últimos de Arguijo, base de la ed. de Benítez Claros, 1968), para explicar las razones de las enmiendas del Maestro Medina, y, en otras ocasiones, las razones de Arguijo para rechazar las correcciones propuestas por el Maestro. No siempre estará el lector de acuerdo con las deducciones del profesor Vranich, pero tendrá siempre que agradecérselas. Como todos los amantes de la poesía sevillana del Siglo de Oro tendrán que agradecer el ingente trabajo que supone esta trabajada, cuidadosa edición del siempre sobrio y elegante don Juan de Arguijo, ejemplo -como sus paisanos Medrano y Rioja- de poeta «que ni puede ni quiere ser un brillante charlatán», según dijo de los tres otro sevillano, Luis Cernuda, en el prólogo a la edición de Sonetos clásicos sevillanos, ahora también aparecida, 1986, en Madrid, en Ediciones El Observatorio.