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101

Véase Joaquín Hazañas y la Rúa 51. Cervantes usa un lenguaje jergal (ausente del soneto), se mencionan diversas mujeres (Salmerona, Pava, Librija, etc.), hay riñas y armas (pero no espadas) y aparece la justicia comprada. Pero Lugo, a diferencia de Campuzano, es un mozo rezador (vv. 794-821). Se trata de un extraño rufián («valiente, pero rufián», v. 885; «rufián en manos y lengua, / pero no que se enfrascase / en admitir de perdidas / el trato y ganancia infame», vv. 1269-73). Viste armas de rufián: la daga de ganchos y el broquel con que se presenta en escena. La dicotomía la resume bien Lagartija:


O sé rufián, o sé santo;
mira lo que más te agrada.
Voime, porque ya me enfada
tanta Gloria y Patri tanto.


(vv. 1146-49)                


 

102

«Sonnets 34 and 35 (as well as Sonnet 37) [1-3] have a certain picaresque tone that links them to the poesía germanesca that flourished in Spain at the end of the sixteenth century» (Cervantes 85).

Sigo la edición de Vicente Gaos (403-404 y 376-378). En el soneto 2 he modificado la puntuación. Sobre el soneto 3 véase el detenido comentario de Laskier Martín (Cervantes 102-114).

Los soldados valentones también aparecen en otros dos sonetos atribuidos a Cervantes: «Voacé, mi sor soldado, ¿qué se admira?» (Gaos 404-405; sobre el túmulo de Felipe II), y «Sosiégueseme, higalgo, tema el Filo» (Gaos 414).

 

103

Rivers, siguiendo a Rodríguez Marín, comenta:

«Fue al final del mes (el martes 29 de diciembre de 1598), al resolverse el pleito, cuando el cincuentón de Cervantes entró en la catedral y leyó su soneto, haciendo primero el papel de soldado fanfarrón y luego el de rufián sevillano, y como tal llamó mucho la atención; se copió el soneto y se hizo popular en seguida, pues había captado perfectamente las voces ahuecadas de los gestos seudoheroicos de los orgullosos políticos andaluces».


Viaje del Parnaso y poesías sueltas» 133; la cursiva es mía)                


 

104

El soneto 3 (la «honra principal de mis escritos», según Cervantes Viaje del Parnaso, IV, v. 38) ha sido objeto de detenidos y frecuentes comentarios. Mi tema sólo toca a los sonetos 2 y 3 tangencialmente, por lo que no me ocupo de un minucioso análisis de ambos. Elias L. Rivers («Viaje del Parnaso y poesías sueltas» y «Viaje del Parnaso: una posible introducción») fecha el soneto 3 en 1598 y en él y en «Vimos en julio otra semana santa» (de 1596) «vemos el humor y escepticismo del maduro Cervantes posrenacentista» (1991: 34-5). Sobre el soneto 2 véase Martín, Cervantes 88-93, quien subraya, entre otras cosas, junto a la crítica de la hipocresía y el mundo de las apariencias, el cuidado estructural y la presencia del humor y del ingenio cervantino.

 

105

Diego Hurtado de Mendoza. Poesía completa, n.º CXXIV (una errata en el índice lo numera CCXXIV). No se recoge la posible autoría de Cervantes.

 

106

Es posible que se trate de una mala lectura de Arrieta, porque Astrana Marín lee «riñe». Gaos mantiene el texto de Arrieta.

 

107

David Orrin Korn resume así las copias y atribuciones del soneto: «Two of the four MSS containing this sonnet, Mc [3796 BNM] and Md [18.405 BNM], attribute it to Mendoza. Om [531 BPM] first gave the author as Padilla, but that was later marked out. Mu [3913 BNM] gives no authorship. While there appears to be no relationship between the Campuzano of this sonnet and the Alférez of the same name in Cervantes' «Casamiento engañoso», the sonnet appeared in a MS belonging to Agustín García de Arrieta in the nineteenth century, attributed to Cervantes, and was published by Arrieta [...]. Based on the MSS I have seen, the attribution to Mendoza is possible» (A Critical Edition of Selected Sonnets of Don Diego Hurtado de Mendoza. Michigan: 1985. Tesis Doctoral inédita. Authorized facsimile - Ann Arbor (Mich.): UMI, 1992-323). Véase, infra, el apéndice «Las fuentes del soneto y sus variantes».

 

108

Diego Hurtado de Mendoza. Poesía completa, nos. XLI y XLII.

 

109

El soneto 5 se titula, expresivamente, «a un ladrón» en el ms. 506 de la Biblioteca Pública Provincial de Toledo (v. Poesía completa).

 

110

Quizá habría que puntuar: «Jorge que fui, ladrón hasta una paja», para subrayar la separación de una antigua personalidad, atada a un nombre (de alto contenido connotativo).