Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Del «Exercicio práctico de la oración». De la más alta y subida caridad [fragmento]

Sor María de Santo Tomás de Villanueva





Sí: no se va bien a la oración sin pasar a ella por ejercicios piadosos de caridad y amor. Partió Jacob de su tierra; halló a Raquel junto al pozo; entróle por los ojos su hermosura al corazón inflamado en sus amores, y inclinólo a una atenta contemplación de su belleza. Esto mismo sucede a muchos varones espirituales, que instruidos por las divinas letras en la hermosura de Dios, llenos de afición suya, se ocupan en su contemplación, llevados del consejo de David: poned los ojos en Dios, contemplad su suavidad; pero deben considerar que hay otra verdad, por la cual se ha de pasar para gozar los favores de aquella contemplación, conforme al consejo del Profeta: sujétese al yugo del servicio del prójimo; luego contemple a Dios, y aventajarále Dios con sus favores.

No vio Jacob en sus brazos la hermosura de Raquel hasta haber recibido en ellos a su hermana Lía, aunque pretendió sin Lía unirse a Raquel; pero esto no era buen orden. Dijo Labán: cosa más natural parece querer poseer la mayor hermosura de la menor hermana, que es la contemplación, entregándose antes a la mayor, que, aunque no es tan agradable, es muy fecunda de bienes; que en fin es vida activa de caridad y amor. Una semana poseyó Jacob a Lía, y al fin de ella llegó a la posesión de Raquel. Quizá lo dijo Labán, y pudiera decirlo, que el mismo Dios no llegó al séptimo día de descanso, sin pasar por los seis en que obró cielos y tierra con todas sus criaturas, por dejar desde entonces instruido al que quiere llegar al descanso y dulzura de la contemplación, que ha de disponerse con las obras de misericordia, que refiere san Mateo; sustentando al hambriento, dando al sediento de beber, hospedando al peregrino, vistiendo al desnudo, curando los enfermos y visitando al preso.

Esto miren los que se emplean sólo en puros actos de contemplación: bajen a mirar a Cristo, que entra a curar a la suegra de Pedro, que conjura endemoniados y les da libertad, que entra en el hospital de la Piscina a sanar paralíticos, que no tiene horror a ataúdes de muertos, que con sus sagradas manos los toca para darles vida, que toca leprosos sin temor de inficionarse por sanarlos, porque nada de esto estorba, antes bien todo alienta y ayuda al acto de contemplación de Dios en la puridad de su naturaleza.

Afectaba la Esposa gozar con su Esposo de quietud pacífica cuando le pedía la llevase al descanso del medio día a gozar los más fervorosos rayos de su amor; y el Esposo la llama para que dé consejos a ignorantes, que eso quiso decir según san Bernardo en las inmediatas palabras, que no permite él entre en la quietud de la oración a gozar las delicias de su amor quien no se dispuso antes con obras de caridad. No piense el contemplativo que ha de vivir sólo para sí; acuda al prójimo, cuide de su remedio, si quiere vivir a Dios, y unirse estrechamente por amor con él; pero no sólo con acciones personales, sino también con limosnas reales si abunda de bienes exteriores.





Indice