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De los Lagos y de los Rios, dando noticia de lo que contienen de particular.


Los Países mas abundantes de Rios, en terrenos desiguales y escabrosos, parece que deben serlo tambien de Lagunas, porque de éstas salen aquellos, y se forman, recogiendose el agua en los valles, ó llanuras algo profundas, hasta que rebosando, por la parte que está menos alta se desahoga por ella, distribuyendose en uno, ó mas Rios, segun la division que despues hace, ó los distintos surtideros por donde se derrama, sin que esto obste á que las haya en los llanos donde concurra la misma razon, y aunque no en tanto número son regularmente de mayor extension.

En el Canadá, por la parte que corresponde al Súr y al Occidente, entre élla y la Luisiana, hay varios Lagos, y algunos de 60 á 80 leguas de largo, con el correspondiente ancho, siendo asi que el País es llano y baxo; pero esta misma circunstancia contribuye á ello, porque las aguas que se recogen en su anchuroso espacio, encontrando terrenos baxos é inferiores al resto de la llanura por donde corren, los llenan hasta ponerlos iguales, con la que sigue por donde se les franquea el paso hasta el Mar.

De este modo se forma el Rio de San Lorenzo, ministrandole el caudal de aguas el Lago Hontario. Este las recibe del Erie, á quien las comunica el Huron, y á éste las da el Superior, que está de los 46 grados para el Norte, ocupando entre todos de Oriente á Occidente como 400 leguas.

No solo recibe cada uno de estos Lagos el agua del inmediato que le precede, sino tambien de muchos Arroyos y Rios que ván á dar á ellos: por esto vienen á hacerse Mares en medio de la tierra, debiendo reputarse por tales quando son de tanta extension. Lo mismo sucede en Europa, y en las otras partes del Mundo. Las desigualdades de la parte alta de la América Meridional, siendo correspondientes á la frequencia é inmediacion que tienen las montañas elevadas, no pueden dexar parages llanos de tanta magnitud como aquellas.

Daseles tambien el nombre de Lagos, aunque impropiamente, á algunas ensenadas que forma el Mar entre dos tierras, introduciendose, ó teniendo su comunicacion por alguna boca estrecha. De esta clase son los Lagos Borgne, Pontchartrain, y Maurepas, que por la parte del Súr se hallan contenidos con la Isla del Nuevo Orleans. A estos, si no se les quisiese aplicar el nombre de Balsas, por su poco fondo, pudiera darseles le de Balsas, ó Ensenadas del Mar para distinguirlos de los otros.

Hay otra suerte de Lagunas que forman los Rios quando su caudal es corto en las orillas del Mar, pues al modo que los grandes forman barra, los pequeños, no teniendo fuerza para romper el impedimento que las olas les oponen, se rebalsan, franqueandose pasa unas veces por entre las concavidades y poros de las piedrecillas y arenas que los contienen, y otras rebosando por encima á donde el impulso de aquellas no alcanza. De lo que queda dicho se vé, que los Lagos deben entenderse de tres modos: en el uno los grandes de una extension de muchas leguas como Mares; otros pequeños; y otros los de las orillas del Mar. Que los primeros están en las llanadas de mucha extension: los segundos en los Países altos de serranía escabrosa; y los terceros en donde los Rios van á dár al Mar.

En los territorios baxos y llanos los Arroyos y pequeños Rios, juntandose en un solo parage, si encuentran proporcion para ello, forman lo primero una Laguna: el desague de ésta es un Rio, que despues engruesa con las que se le juntan en el tránsito hasta el Mar. En los Países montañosos se recogen las aguas del circuito de las montañas en el valle que forman entre sí, como si cayesen en la concavidad de un estanque: de su desague se forma algun Rio, y tiene principio la quebrada por donde corre: aquel y ésta son en el origen pequeños, pero el primero se vá engrosando, y la segunda vá tomando profundidad de tal modo, que á la distancia de dos, ó tres leguas forman cauce; la profundidad y las eminencias, que le sirven de caxa, son montañas de bastante altura, en cuya proporcion quanto mas se apartan del origen son mayores. En este modo viene á conocerse el nacimiento de aquellas grandes quebradas, ó aberturas, que por sus cabeceras no son de consideracion, y despues aumentan de profundidad y anchura.

La parte alta del Perú se halla por todos lados dividida en quebradas, por las quales corren otros tantos Arroyos, que por lo comun tienen su principio en los Lagos, como se ha dicho: asi no es estraño que sean allí mas frecuentes que en otras partes, y que se encuentren á cortas distancias unos de otros, como de dos, ó tres leguas; pero por lo regular su extension no llega á un quarto de legua en lo largo. Crecen en sus orillas, ó en las Islas que forman algunos carrizales, eneas, y juncos: lo mas ordinario es hallarse en las partes superiores á las Poblaciones, y muchos de ellos en donde no consiente el clima, por lo frio, que crezca el Icho, ó Pajón.

Estos Rios, que baxando de la cordillera siguen su curso por el País llano, padecen diminucion de sus aguas, por las que se emplean con necesidad en fertilizar las tierras que no participan del riego del Cielo, y no llevando fuerza suficiente para entrar en el Mar quedan detenidas las aguas, esparciendose con el rebalso que hacen; para lo qual contribuye tambien la circunstancia de ser muy llano el territorio y sin declivio. Estas Lagunas desaguan filtrandose, segun se dixo, por entre las mismas piedras, ó rebosando por el bordo que las detiene.

Por lo general los Rios de la parte Occidental del Perú, que ván al Mar del Súr, no son tan caudalosos como los de la Oriental que salen por las costas del mismo lado, porque el mayor espacio que corren estos ultimos les facilita el ingreso de mas aguas que los ván engrosando.

En las Lagunas donde es excesiva la frialdad del clima, y que ésta comunica esterilidad á la tierra, no se vén animales; y los volátiles, á excepcion de los que son propios de agua, se vén muy raros; pero hay otras en que abundan con tanto exceso, que las aguas están cubiertas de ellas, y por lo ordinario son estas las que están en parages mas descampados, por hallarse los cerros mas distantes entre sí, y por lo regular situadas en los lugares mas altos, ó en otros que no están inmediatos á las Punas mas eminentes, donde nunca se desaparece la nieve: de lo que puede inferirse que estos animales buscan lo mas desembarazado, sin que les perjudique lo mas frio.

Del mismo principio que tienen allí los Arroyos y Rios nace la abundancia de los manantiales que se vén: los receptaculos de agua dexan filtrar mucha de ella por las porosidades de la tierra; hallandose en elevacion corre por los conductos subterráneos hasta que se abre salida por donde encuentra menos resistencia. Por esta razon son tan co munes, que se encuentran ojos de agua á cada paso, y algunos de ellos tan considerables, que desde su principio forman Arroyos: estos corren á juntarse con el Rio mas cercano, y la concurrencia de muchos lo engruesan; asi, aunque la parte que rebosa de las Lagunas no sea considerable, desde luego que sale de ella vá aumentandose con la que le tributan los innumerables surtideros, ú ojos que vá encontrando en el camino; unos dimanados de la propia Laguna, otros de diversas, y todos siguen por donde corre el principal brazo. De aqui resulta que aquel territorio esté dividido en ramificaciones de Arroyos y Rios por todas las partes que se mira, cuya pintura dá idea de las aguas subterráneas, pues siendo tantos los surtideros, es correspondiente el número de Veneros, ó Arroyos ocultos, que la penetran.

En los territorios baxos y llanos corren los Rios á su centro naturalmente con curso lento, y nada estrepitoso: las vueltas y tornos que forman dilatan su camino, y esto ayuda á fecundizar mas parte de tierra; supliendo asi en el Perú la falta que le hacen las llubias, las fuentes, y arroyos, pues en ellos es preciso andar algunas leguas para encontrarlos.

Por lo comun son las aguas del País alto delgadas, cristalinas, y muy puras: naturalmente siempre están frias, conservando esta qualidad del clima de donde provienen; pero es bastante regular incorporarseles otras de ciertos Veneros que las vician: allí llaman á estas Colpales, siendo propiamente Vitriolicas: esta qualidad la toman de los minerales por donde pasan; de ello se origina, que tanto quanto son saludables antes de la union, son nocivas despues de ella, y no solo se distinguen en el gusto, sino en el color que comunican á las peñas que bañan, y á las orillas, poniendolas roxas anaranjadas, procedido de la costra que ván formando en ellas. La abundancia que hay de este genero de aguas indica ser bastante comun el Vitriolo y los betunes en aquellas tierras; por esto varios Rios grandes, que en el origen tienen aguas buenas, despues de haberse engrosado son malas, y de gusto salobre; pero éstos mismos, juntandose antes de salir al País baxo con otros de igual, ó mayor caudal, que no participan de tal defecto, buelven á mejorar perdiendo la malignidad. Tambien concurre á disminuirla el sedimento, que dexa por donde pasa, no menos que aquella costra que forma en la peñasquería que vá labando; por esto en la parte del territorio baxo, que corre desde que entran en él, no se percibe el mal gusto, y son utiles para el regadío, y para beberse.

Hay ciertas aguas con la propiedad de petrificar las cosas que caen en ellas, como las hojas de los arboles, las maderas, los huesos, ú otras, especialmente si abundan en porosidades: la causa de ello es que contienen mucha parte de limo sutíl, y algun áccido mineral, que al paso que se para aquel, se une y endurece, fixandose en los remansos, ó en el mismo suelo del cauce; pero es particular que la misma agua pierda la fluidéz, siendo una de las qualidades esenciales de ella, y que se fixe, formando canteras como las de qualquiera otra piedra. Es comun el concepto de decirse que la Villa de Guancavelica está fabricada con Piedra de agua; y que allí la de ciertos manantiales que están inmediatos se convierte en piedra, que despues cortada y labrada se emplea en los edificios. Si lo antecedente es tan estraño, no deberá serlo menos la circunstancia de que esta agua, de que se forma la piedra, es tan cristalina, transparente, y pura que parece no contener cuerpo estraño. Aquella Villa está rodeada de estos manantiales, y en cada uno de ellos hay canteras de la misma piedra: el agua es caliente en tanto grado, que de continuo humea, pero particularmente al salir de la tierra, de tal modo que aunque no llega al grado de herbir, no se puede tener la mano mucho tiempo en ella. Reposada en un grande estanque cortado en la misma piedra, que está inmediato á uno de estos mismos ojos, ó manantiales, no se reconoce que haga incrustacion en los costados, ni que por el suelo deponga la materia, que petrificada disminuya la profundidad. En el se crian aquellas yerbas que son regulares en donde está el agua retenida. Los derrames del estanque, bañando la tierra por donde corren, sin haber perdido del todo el calor, hacen, en quanto humedecen, una costra delgada, que tira á color amarillo, y ésta, con el transcurso del tiempo, vá engrosando y tomando cada vez mas cuerpo: en los principios no es dura, pero á medida que vá quedando mas profunda adquiere mas consistencia. Las yerbas que no están arraígadas, las astillas, ó ramas que quedan paradas en algun remanso se petrifican igualmente, y se encuentran incorporadas con las mismas costras. Esta piedra es ligera, aunque no tanto como el agua, porosa y blanda para cortas, cuyas qualidades conserva aun despues de haber pasado tiempo de estár al ayre. La hay de dos especies, una cenicienta clara, y otra naranjada: la primera es de mas consistencia que la segunda, siendo diversas las canteras; de lo qual debe colegirse, que segun la especie de la tierra que baña el agua, asi resulta la piedra distinta en el color y solidéz.

El gusto del agua es malo, por ser gruesa y salobre, pero los efectos son peores, y por esto los animales no la beben aunque estén precisados de la sed. En el olor no se le percibe cosa estraña, y usan de ellas para baños, sin que se haya reparado haber ocasionado malos efectos.

Inmediato á Guancavelica, y por su frente, hay un cerro de regular altura, que llaman Potocche: del pié de este, á cortas distancias, salen varios ojos de agua; los unos las dán en extremo saludables y delicadas, y los otros nocivas en el mayor grado: las primeras salen en el grado de frialdad, que es regular en aquel temperamento; las otras con humadera tan abundante y densa, particularmente en la estacion de los hielos, que forma nube sobre ella: de las unas á las otras habrá medio quarto de legua, y en esta corta distancia se encuentra repetida esta gran diferiencia. Las calientes son las que, como vá explicado, forman la piedra: de lo que se dexa inferir, que aunque se hallan tan cercanos entre sí los surtideros por lo interior de la montaña, siguen distintos conductos, que no se comunican; siendo muy particular, que alternandose unos ojos con otros, y siendo varios los que hay de cada especie, no se crucen por adentro, ni salgan sus aguas mezcladas.

Estas aguas calientes petrificantes son muy regulares en la parte alta del Perú, encontrandose en muchos parages, pero en ninguno son tan abundantes, como en aquel territorio de Guancavelica. Sobre la formacion de la piedra se ofrece un reparo, y es, que los parages que baña donde se reconocen las incrustaciones, no se vé que con el transcurso de los tiempos hayan crecido sensiblemente en altura, mas que las tierras contiguas, hallandose iguales con ellas: y las canteras de donde se saca la piedra, están desde aquella superficie profundando para abaxo; de modo, que se hacen, hoquedadas hondas en donde se abre cantera, lo mismo que sucede con las de otras especies: esto dá lugar á creer, no que el agua, como cree la vulgaridad, se convierta en piedra por un modo de coagulacion, sino que tiene la propiedad de unir las partes de la tierra, y darles la dureza que se vé en la piedra: de no ser esto, era preciso que el estanque que se ha dicho, despues de los años que existe, se hallase macizado de la misma piedra; que las tierras que baña el agua, creciesen sensiblemente en altura, respecto de las otras inmediatas que no baña; y que los surtideros, que están al igual de ella, se tapasen y succesivamente se abriesen por otros parages mas altos de la montaña; pero no hay tradicion de que haya sucedido; y asi no hay indicios de la mutacion del agua en piedra, no obstante las incrustaciones que se vén de ella.

La parte baxa es suma mente escasa de manantiales, y los que hay están en las pendientes de la alta. La falta de lluvia y de congelarse hielos no permite que haya depositos de ella: la igualdad del País es otro impedimento: y asise diferiencian tambien en esto, pues lo que mas abunda en la alta es lo que mas escaséa en la baxa, la qual no podria subsibtir sino le contribuyese la abundancia de Rios de la otra que la bañan para fertilizarla.

En los territorios cálidos como Panamá y costas de Cartagéna, que son baxos, no son frecuentes los manantiales, y los que hay dán el agua en el mismo grado de calor que tiene el ayre, sin que la circunstancia de haber corrido por lo interior de la tierra las haga algo mas frescas, procediendo de que los Veneros no están á mucha profundidad, y elcalor del Sol penetra hasta ellos, que es lo que se dixo tratando del temperamento de la Habana. Portovelo está rodeado de montañas de bastante altura, siendo los ramos de las cordilleras que pasan por el Ismo: allí hay abundancia de arroyos, cuyas aguas son muy delgadas, puras, y cristalinas; y son asimismo algo mas frescas que el temperamento del ayre, aunque la diferiencia no es mucha: la misma causa que concurre para que los manantiales de terrenos baxos en aquellos climas se hallen en el grado de su temperamento, contribuye por el contrario para que en Portovelo sean diferentes en las montañas de alguna altura; no hace tanta impresion el calor como en las llanadas baxas. A proporcion de la altura son los Veneros mas profundos, y alcanza menos parte de calor; y por consecuencia el agua lo percibe menos; y quando sale de ellos se siente con alguna frescura, que no llega á ser frialdad.

Las aguas del Rio Misisipi, á la vista, parecen las mas impuras y nocivas; pero en realidad no lo son: de continuo están turbias, y tan sobrecargadas de Limo, que al tomarlas en un baso empiezan á hacer asiento, y se vén moverse las partículas terreas en el agua en tanta abundancia, que repugna á la vista: en el tiempo de las crecientes son muchas las palizadas que arrastra, trayendolas de distancias muy dilatadas, unas de arboles, que tienen algo de verdor, otras de troncos grandisimos, secos y podridos en parte: esta abundancia de arboles y troncos no puede dexar de darle al agua muchas partes de la sustancia que en sí contienen; pero no solo no se percibe en ella, sino que la experiencia tiene acreditado ser saludables y benéficas para la naraleza. Entranle tambien arroyos y Rios, cuyas aguas están mezcladas con materias estrañas; otras salobres, pero la porcion considerable de las suyas, no dá lugar á que sobresalga la mala calidad de las que recibe, predominando siempre la parte saludable. En el Verano, quando se halla en su mayor menguante, están algo claras, y entonces no son tan buenas como quando está crecido, siendo la causa por que le entran las de el Mar á alguna mas distancia con las maréas, y hacen rebalso las dulces, sin que por esto sean perjudiciales para la salud. Entonces se sienten calientes por la superficie, pero en lo profundo mantienen la frescura.

Siendo tan limosas como se ha explicado, no engendran piedra, debiendose suponer, que por mas clarificada que esté, siempre dexa muestras de contener algun limo: de ordinario se llenan varias vasijas para que tenga tiempo de asentarse, y se bebe de la mas antigua: esta misma, despues de reposada, aunque sea por tiempo de un año, tomada en algun baso, no se le descubre á la vista señal de cuerpo estraño, porque se reconoce tan diáfana y pura como el cristal mas transparente, y dexada allí uno, ó dos dias, se vé en el asiento un limo sutilisimo, que parece jabon, el qual se nota tambien sobrenadar en las vasijas grandes donde se pone, para que se aclare. La gente comun, y la que trafica por el Rio la bebe turbia como viene naturalmente, y no hay exemplar de que les haya ocasionado mal, aun usandola quando se hallan fatigados y sudosos del trabajo de remar.

La qualidad fria que tiene, puede proceder de venir de las partes del Norte, y de las muchas nieves que se derriten en ellas, que son, segun lo que puede juzgarse, las que le dán origen: desde ellas sigue recogiendo las de aquellas dilatadisimas llanuras, que tiran ácia el Poniente y Norte de los 45 grados en adelante, en cuyo largo curso, y en el que hacen los otros Rios que lo engruesan, se carga de las partes limosas de aquellos territorios, y á fuerza de mantenerlas agitadas en el movimiento de tanto viage, las adelgaza y sutiliza en los términos que se vén; pues miradas en el baso parecen como, un humo que ocupa su capacidad. Esta misma sutileza del limo, siendo de tal modo ligero, es sin duda la que comuníca al agua la qualidad saludable para que facilíte la digestion, avive el apetito, y mantenga la salud sin las intercadencias que se experimentan con las que no son tan buenas.

Observase allí con las aguas de las lluvias una particularidad, que no se oye de otras partes, y es, que en ciertos tiempos, quando son mas abundantes, se vé sobre ella una nata amarilla, que parece Azufre; esta la hay en los charcos y en las vasijas de madera que usan para recibirla; es en bastante abundancia, recogiendose ácia los bordos, en la que está detenida. Aquella athmósphera parece que abunda de partículas sulfúreas, y lo acreditan las fuertes tempestades que se experimentan, siendo muy raro el que llueva, sin que acompañe alguna conformidables truenos, que hacen estremecer los edificios. Segun lo que dictta la experiencia, trahe el origen de los bosques espesos de arboles, que abundan en resinas, los quales exhalan lo mas sutíl, y en estas materias ván mezcladas las partes azufrosas sutíles, que siendo en mucha abundancia, se incorporan y precipitan con la nube que dá el aguacero y tempestad. Esta nata, ó azufre es tan ordinaria, que desde luego está visible, y en unas ocasiones se nota mas abundante que en otras, procediendo de aqui la vulgaridad allí esparcida, de que llueve Agua y Azufre, aunque no pueda tomarse mas que por la parte oleosa sutíl de él.

El Rio, cuyas aguas quando crece se ponen mas altas que el territorio vecino, y lo inundan en las partes donde no tiene Malecon, ó Dique que las contenga, sirve de mucho beneficio en aquel País donde toman las que necesitan; y conducidas por cequiones, ó canales, las aprovechan para los Molinos, ó Sierras de aserrar Madera, siendo una de las principales industrias que tienen aquellos vecinos. Aunque es tan caudaloso y ancho el Rio Misisipi, se repara contra lo regular de otros no hacer mayores estragos en las orillas, lo qual se atribuye á la profundidad que tiene, y que por esta razon lleva la mayor fuerza su corriente por la parte baxa del Cauce, como que allí es en donde concurre todo el peso y rapidéz: por esto los Diques, ó Malecones que hacen, para evitar que se explaye, no son anchos, ni se les dá mas altura que la que toma el agua en su mayor creciente.

Estas aguas que se toman del Rio, y las que se juntan con las lluvias, van á dár á los Lagos en la extension que tiene la Isla donde está situado el Nuevo Orleans, que desde la embocadura del Rio hasta el caño que llaman impropiamente Rio de Ivervila, es de 68 leguas del Sueste al Norueste, contando las bueltas que hace. El declivio que las tierras tienen llevando los desagues para el lado de los Lagos, hace perceptible, que el limo que el Rio depone, levanta con la continuacion las tierras que baña, y juntamente su cauce; de donde procede aquella inclinacion para la parte que está mas distante. Parece por las señales, que el cauce se levanta al igual que las tierras de su inmediacion, dandolo á conocer la circunstancia de necesitar siempre de un Malecon, ó Dique que lo contenga para que no inunde las poblaciones, ni los lugares que se desmontan para el cultivo; no conociendose diferiencia de la altura que tenia en los tiempos pasados, á la que tiene en los presentes.

En la desembocadura al Mar hay tambien alguna señal de levantarse el cauce; y consiste, en que ahora 50 años tenia 24 pies de agua la Barra, y al presente solo tiene 12 en las mareas llenas, conservando por la parte de adentro la misma profundidad que tenia entonces. Bien pudiera suceder, que la Barra, en las distintas desembocaduras que tiene el Rio, creciese en altura, sin que el cauce se levantase; pero siendo uno mismo el volumen de agua que llevaba en lo antiguo, que el que lleva á el presente, y consiguientemente igual la fuerza de esta contra los embates de las olas, parece que no hay razon para que ahora se detengan las arenas sobre aquel nivél en mas cantidad que entonces; y parece mas regular que sea el cauce el que se haya levantado, lo qual contribuye á que estén mas estendidas, y que lleven menos fuerza que quando salian por canales mas reducidos y profundos.

Llama la atencion sobre las aguas, de que se ha dado noticia, y de sus qualidades, una curiosa comparacion entre las calientes de la parte alta del Perú, y particularmente en el Govierno de Guancavelica, y estas de que acaba de tratarse: aquellas son cristalinas, transparentes, y puras á la vista, y no obstante esto que manifiestan en la apariencia, forman canteras de los territorios que bañan, reduciendo á la misma especie las cosas que caen en ellas: estas otras son turbias, sobrecargadas de limo, de tierras, y de las partes gomosas de los arboles, y no ocasionan piedra á los que la beben, ni resulta otro algun mal, pues se ha dicho ser saludables y buenas. Estas dos opuestas propiedades, que recaen sobre accidentes encontrados, no pueden proceder de otra razon, que de contener las primeras, en partes imperceptibles á la vista, unas materias propias á unir y endurecer la tierra luego que se detienen en sus porosidades, y que el limo de las segundas, por el contrario, subsiste en particulas muy menudas, que sobrenadan, y no se unen, ni forman concrecion; pero siempre es particular por el engaño que causan á la vista unas y otras.

Aquellos Lagos Borgne, Pontchartrain, y Maurepas, que por la parte del Norte y Levante circundan la Isla del Nuevo Orleans, son la entrada del Mar, entre élla y la tierra firme, cuyo paso llaman el Rigole, y su anchura es competente para que puedan entrar toda suerte de Embarcaciones: ácia la parte del Mar tiene de 16 á 18 pies de agua, pero en todo su largo hay de 10 á 12 brazas: de esta profundidad se buelve á disminuir á 11, ó 12 pies, que es la que tiene el Lago Pontchartrain: despues de éste el Maurepas, á donde se entra de él; de suerte que la distancia que hace aquella garganta, cuyo largo es de tres leguas, hace un pozo que excede en profundidad á su entrada y salida en 50 pies por lo menos. El primero de los tres Lagos, llamado Borgne, ó Tuerco, es menos profundo que los otros dos, no teniendo mas que de 6 á 8 pies sus aguas ácia el lado del Levante, y aunque son dulces, son gruesas, de mal olor, y gusto, de un color verdoso, al modo que lo están las encharcadas: desde la medianía para el Poniente son del color de las del Rio, y buenas para beber. Esta diferiencia viene de que por este lado no le entran caños, ó esteros que vicien la calidad de los derrames del Misisipi, y por el opuesto sí. De este Lago se sale al Mar, é inmediato á su embocadura está el Rigole, que es la entrada á los otros dos Pontchartrain y Maurepas: sus aguas son saladas, mezcladas con las dulces que caen en ellos por varios esteros, ó caños que les entran, donde se recogen las de la Isla del Nuevo Orleans.

Descubrese Orizonte en todos tres; y aunque su profundidad es poca, se agita el agua lo bastante quando sobreviene tormenta de viento. Las Embarcaciones que los navegan son pequeñas, con cubierta, no permitiendo las de mayor parte la agua y las barras, que tienen los caños de S. Juan Tiguyu y otros que van á dár cerca del Nuevo Orleans, en las quales solo hay de uno y medio á dos pies: son muy abundantes de pescados de varias especies y buenos, con particularidad los que llamam Peges colorados, que son grandes: de estos Lagos se proveé el Nuevo Orleans y aquellos habitantes que están en las orillas del Misisipi.

Cada País tiene sus costumbres y usos particulares; sucediendo lo mismo con las diversidades de las gentes. En el Nuevo Orleans, molestados sus habitadores de los grandes calores, y convidados de las proporciones que ofrecen los Lagos en la bondad del suelo y poca profundidad de sus orillas, es uno de los entretenimientos que practícan ir á bañarse y pescar. Para esto van á ellos en Barquitos pequeños, y sin despojarse de la ropa, se meten en el agua, por la qual corretean y juegan, haciendose varias burlas, como si estuviesen en tierra. La ropa no les incomoda por ser delgada la que usan; y pueden pasearse hasta larga distancia de la orilla sin que les moje mas arriba de la cintura, porque hasta estar bien apartados de ella es el fondo igual, siendo despues de esta distancia quando empieza á reconocerse la profundidad. Tendiendo las redes los Pescadores, se divierten las personas que están de paséo en tirarlas hasta la orilla y vér salir el pescado que vá en ellas: esto se repite las mañanas enteras, sin que resulte daño. Despues se retiran á las casas de los mismos Pescadores, que hay allí, donde mudan de ropa, y concluyen la funcion con la comida que se prepara en mucha parte de los pescados que se han cogido. El Lago Pontchartrain está en buena proporcion para estos paseos, que se concluyen en el mismo dia pasando á él por el Caño de S. Juan.