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ArribaAbajoEntretenimiento VII

De los Animales y sus particularidades.


Despues de haver explicado lo correspondiente á plantas, es consiguiente seguir con los Animales, cuya materia ministra un campo sobradamente extenso, si se hubiese de tratar con la expecificacion correspondiente; pero se ceñirá su noticia á lo mas particular y digno de ser sabido, para que sirva de ilustracion á el conocimiento mas completo de lo que se registra en el Mundo. La curiosidad no siempre se contenta con la relacion de las cosas que están fuera de los límites de nuestra vista, sino que desea conocer sus circunstancias particulares, los modos de que pueden ser útiles, y los usos á que las destina la industria en cada País: por esto, quantas mas luces puedan adquirirse de ellas, serán mas auxilios para el logro de estos fines, y el de comprehender las obras de la naturaleza en quanto alcanza el entendimiento.

Entre los Animales particulares de la tierra alta del Perú son los mas comunes las Vicuñas, Alpacas, y Llacmas, tres especies, que en la extructura se diferiencian poco, pero se distinguen en el tamaño, en las propiedades, en el color, y en lo largo de la lana. Sobre estos Animales hay varias cosas que decir.

Las Alpacas son en la especie semejantes á los Guanacos, y la mayor diferiencia consiste en la lana, que la de este ultimo es tosca, de color pardo, y de poco uso, lo que no sucede con la de las Alpacas. Estas y las Llacmas, que tambien llaman Carneros de la tierra, se domestícan, lo que no sucede con la Vicuña, que siendo de las tres la de menos cuerpo, de figura mas ventajosa, mantiene siempre con lo arisco la propension á buscar la libertad; suele por curiosidad tenerse alguna en las casas, que por no ser animales dañinos, no hacen mal, pero no se sujetan á la carga como los otros, ni se olvidan de los campos que la naturaleza les dió para correr sin sujecion.

Andan en tropas, ó manadas, mas, ó menos crecidas, pero no lo son tanto, que pasen de 20, ó 30. Su mansion es en las Punas desiertas y frias, donde crece el Ichú, ó Pajón, de que se alimentan: es animal muy sentido, que no dexa se le acerque la gente: corre con tanta, ó mas ligereza que los Gámos; y no viendose perseguido, está con sosiego paciendo lo mas del dia. El son que hace con la boca es agudo, á modo de silvido, no correspondiente al cuerpo; y estando en su libertad, lo repite á menudo, teniendo mas semejanza al silvido de algun Pajaro, que al ruido de animal quadrupedo. No es facil cazarlo con la escopeta, ni detenerlo con los Perros, por la ligereza con que corre. Es ayroso de todos modos, pero en su libertad mas, por la disposicion y señorío con que lleva la cabeza levantada, y haciendo con el cuello como una S, sin descomponerla aunque corra velozmente. Lo que se aprovecha de él es la lana por su fineza y suavidad: sino tuviera el defecto de ser floxa, pudiera sacarse mayor ventaja de ella para distintos tegidos y sombreros, cuyo defecto le quita parte del valor que tendría.

No siendo facil cazarlas con la escopeta, ni con Perros, hay otro medio, que es causa de su destruccion: este es el de hacer Chacos, voz que en la lengua de los Indios, ó Inca significa union, ó compañía de muchos para alguna cosa. Es la Vicuña animal muy tímido, qualquier ruido lo azora, y con facilidad se espanta: con este conocimiento disponen cerrar una cañada con alguna cuerda que la circúnde, dexando un corral bastante espacioso, y con una sola entrada: la cuerda la ponen en altura proporcionada, de modo que corresponda á la medianía del pescuezo de las Vicuñas, y en pequeñas distancias ponen unos colgajos de lana colorada, ó de otros colores, para que se muevan con el ayre. Antes de disponer este cerco tienen examinado el sitio donde pacen algunas manadas, y lo mas cercano á ellas lo forman. Estando preparado hacen una especie de batida, ayudandose la gente de algunos Perrillos que tienen industriados para el intento, y llevan acosadas las Vicuñas, hasta que logran entrarlas en el cerco: ellas, viendose encerradas, procuran escapar, pero advirtiendo los colgajos, se espantan, sin determinarse á saltar por encima de la cuerda, ni á humillar el cuello, para pasarla por debaxo. En esta forma entran los hombres que las enlazan y matan, desollandolas para conservar la lana en los pellejos. Por lo comun son Indios los que se ocupan en este exercicio, ó algunos Mestízos: es duro y penoso por hacerse en las Punas rígidas, cuyos parages son despoblados, sin que en la inmediacion, ni en algunas leguas se encuentre poblacion, ó albergue donde recogerse. Necesitan estár meses en él para hacer cacería de algun fundamento: la carne de las Vicuñas y el Maíz que llevan les sirve de alimento; y quando el tiempo es malo, que nieva, ó que los vientos son muy recios, se albergan al respaldo de algunas peñas, ó en lo abrigado de alguna cañada.

Entre las manadas de Vicuñas suelen encontrarse algunas Alpacas; pero tambien se vén otras de estas, aunque no en tanto numero como aquellas. Estos Cazadores no sepáran la lana de los pellejos, porque si lo hicieran, no se los comprarían, á causa del fraude que se ha solido hacer en mezclar la de Alpaca con la de Vicuña, siendo facil por ser esta de un mismo color, aunque mas larga, y no tan suave y fina. Los Tratantes que la compran en pellejos, la mandan separar, y despues la empaquetan para remitirla á España.

Por esta causa matan quantas éntran en el Chaco, hembras y machos, de donde resulta la diminucion de la especie, y esto sin necesidad, porque estando encerradas podrian trasquilar las hembras, y minorar el numero de los machos, segun se hacia en tiempo de los Incas, con cuya providencia se multiplicarían, y cada vez habría mas abundancia de lana, quando al presente cuesta trabajo encontrarlas. Las Alpacas, y los Guanacos son de las tres especies la mayor, y conservando una semejanza á la Vicuña, son feas: su pescuezo largo y grueso, pero no en figura de S como la Vicuña, sino quasi derecho, levantado arriba, perpendicular á las espaldillas: la cabeza y parte alta del cuello poblada de lanas largas y espesas, lo que no sucede á la Vicuña; y el resto de las lanas tambien es largo, particularmente en los brazuelos, y ácia el vientre. Se domestícan como las Llacmas y la Alpaca: sirve para cargar, pudiendo llevar á proporcion del cuerpo mayor peso que ellas, pero el Guanaco no.

El animal mas útil para los Indios, y que se acomoda mas á su carácter es la Llacma, ó Carnero de la tierra: con él hacen toda suerte de carguíos, no solo en las minas, sino para transportar lo que se ofrece de unas partes á otras. La estimacion con que le miran pasa los términos de la racionalidad, y manifiesta su natural ignorancia. A todos los animales domésticos tienen un genero de afeccion, que no se vé en otras gentes, pero es mayor con las Llacmas, y asi lo dán á entender por las demostraciones que hacen.

Antes de empezar á servirse de ellos para la carga hacen un festejo, que á lo que indíca la exterioridad, es como celebrando tenerlos por compañeros. Este se reduce á traerlos á el cercadíto de su choza, engalanarlos, poniendoles muchas cintas y colgajos de seda, ó lana en la cabeza: preparan porcion de Chicha, de Aguardiente, y de Maíz tostado, y convidando á los Indios, sus amigos, concurren todos con sus mugeres é hijos en el cercado ó corralillo donde están las Llacmas: tocan sus tamborilillos y flautillas, y empieza la danza, que dura un par de dias, continuandose en la noche como en el dia por intérvalos. Quando están fatigados lo suspenden, y buelven á seguir luego que toman nuevos brios, ó que los vapores de la bebida se disípan. De tiempo en tiempo ván á los animales, que por lo ordinario se hallan recogidos en uno de los rincones del corral, y los abrazan, haciendoles mil agasajos: les presentan las Totumas, ó calabazas de Chicha y de Aguardiente; y aunque no las beben, se las aplícan al hocico, quedando satisfechos con esta demonstracion: tambien les hablan en su lengua, diciendoles mil cosas de amistad y cariño, asi como pudiera hacerse con una persona con quien se tratase de algun genero de alianza: concluído este festejo, que es como anuncio de la amistad, empiezan á servirse de ellos, pero sin quitarles los adornos y galanerías que les pusieron.

Antes de haberlos puesto á la carga los tratan con tanta moderacion, que no es regular ni apurarlos en las marchas, ni castigarlos, acomodandose al paso de ellos, y se sirven del silvido para gobernarlos. Con facilidad se hacen á la carga, aunque no dexa de haber algunos que lo resisten, pero esto es de un modo que se conoce no inclinarse á hacer daño, y que su resistencia es por no sujetarse á llevar el peso que les intentan poner. No come este animal mas yerba que la que coge del campo, y se puede pasar sin alimento dos dias, y aun mas tiempo quando no trabaja. Si llega á cansarse, y se tira en el suelo, sea por haberle dado mas camino del que puede sobrellevar, por estár necesitado de alimento, ó por haberle puesto mas carga de la que sus fuerzas permiten no buelve á levantarse mas, y allí se queda hasta que muere, siendo inutiles quantas diligencias hace el Indio para ponerlo en pié; cuya particularidad es bien rara, por no ser regular en los otros animales, como tampoco el que, domesticandose en el modo que se ha dicho, no coma mas que la yerba que pace: por esta razon caminan tanto de noche como de dia, y ván cogiendo la yerba que encuentran en las inmediaciones del camino; pero sin embargo de ello les dán descanso en distintas horas, y en ellas, despues de haber pasteado, se echan en el suelo para rumiar y recuperar nuevas fuerzas, manteniendo siempre la cabeza alta y el cuello derecho ácia arriba. El modo de echarse tambien es particular, diferenciandose de los otros animales: para ello se hincan lo primero de rodillas, y encorbando las piernas las acomodan debaxo del vientre, una por cada lado; en esta forma queda el cuerpo derecho, lo mismo que los que están en pié, el espinazo en medio, y no se les vé pierna ni brazo, porque las encubren enteramente con el cuerpo.

Quando empiezan á cansarse, ó que se encolerizan, hacen un chillido agudo, distinto de el de las Vicuñas, á modo de quexido, pero diferente quando es por cansancio, de quando están embravecidos. Yendo cargados, sin tener cansancio, llevan en continuo movimiento la cabeza, mirando con señorío á uno y otro lado, como para registrar la campaña. La lana es basta respecto de las Vicuñas y Alpacas, y la aplican á ciertos usos, en que no se requiere fina: tienen variedad en los colores, porque hay algunas manchadas de blanco y acaneladas: otras de blanco y negro, sucediendo á los Guanacos lo mismo; pero lo mas regular es el color de canela, menos subido que el de las Vicuñas. En los tiempos presentes no hay de estas Llacmas montaraces, siendo manadas domesticas las que se encuentran en las Punas, en cuyos parages las tienen sus dueños para que procreen con libertad en el clima y pastos que son propios para ellas; de suerte, que estando allí sin encierro, ni sujecion, no se hacen ariscas, como lo son siempre las Vicuñas.

Asi como las plantas tienen sobre la tierra sus distritos particulares para vegetar sin propagarse por toda ella con igual generalidad, tienen igualmente los animales sus domicilios señalados por la naturaleza para procrear y mantener la especie sin pasar á otros territorios distintos de los que les destinó. Las Llacmas son comunes en el Reyno de Quito; y las Vicuñas son particulares de este ultimo, en el del Perú, sin hallarse en el otro, no obstante ser todo un continente, ser muy uniforme el clima en la sutileza del ayre y en los pastos, habiendo en uno y otro País Punas con el mismo grado de frialdad, siendo la yerba comun el Ichu, y la qualidad del ayre, en quanto alcanza á percibirse, la misma. Asi hay motivo de creer que concurra alguna causa no perceptible á los sentidos por donde se distingan las Punas, y parte alta de aquella tierra, en la Equinocial, y grados inmediatos de la otra, que está mas apartada, y que ésta es la legitima razon de que los animales, que son naturales de la una, no puedan prevalecer en la otra.

Tal vez aquella causa que ocasiona el Maréo en las Punas del Perú, cuyos efectos no se experimentan en las del Reyno de Quito, puede variar lo esencial del clima en tanto grado que sean diversos, sin embargo de ser iguales en la dilatacion del ayre, en la frialdad, y en las yerbas.

Al contrario sucede con la casta de Conejos silvestres: el haberlos con abundancia en el Reyno de Quito, siendo de la misma especie que los de Europa en todas sus circunstancias, de tamaño, figura, color, y gusto; y en el Reyno del Perú no los hay, porque aunque no dexa de verse la raza de los que llaman Caseros, es distinta de la otra, y estos solo se vén en las casas donde la curiosidad los mantiene. En correspondiencia de los Conejos que faltan en el Perú hay otra casta de animales, que llaman Viscachas, de que el Reyno de Quito carece enteramente: son en la figura y en el color del pelo lo mismo que el Conejo, y se diferiencian de él en que tiene rabo largo, poblado de pelo esponjoso, al modo de las Ardillas: ácia el nacimiento es muy ralo, y ácia la punta espeso y largo: no lo trahen buelto ácia la cabeza como la Ardilla, sino tendido quasi orizontalmente: las articulaciones son menudas y escamosas. Se esconden en los agugeros de las peñas, y en ellos tienen sus madrigueras, no haciendolas en la tierra como los Conejos: allí están juntas muchas, y lo mas del tiempo se les vé sentadas sin comer: se alimentan de las yerbecillas, y de los arbustos que se crian entre las mismas peñas: son de mucha viveza; su escapada no la tienen en la carrera, sino en la prontitud de buscar la concabidad, y meterse en ella: de ordinario lo executan quando se sienten heridas, y por esto el modo de matarlas es tirandoles á la cabeza, pues aunque reciban el golpe en otra parte, y les hagan mucho daño, no dexan de ir á morir á lo interior de la madriguera. Tienen la particularidad de que luego que mueren se les cae el pelo, y por esta razon, aunque es mas suave, y algo mas largo y fino que el del Conejo, no se pueden aprovechar sus pieles para los usos comunes. La carne es blanca, pero no de buen gusto, por ser fastidiosa, con particularidad en algunos tiempos, en los que del todo repugna.

La casta de los Conejos parece ser una de las que están mas cundídas en la tierra, siendo raro el País en donde no se encuentren de un modo, ó de otro. En la Luisiana los hay, y aunque de la misma especie que los de Europa, son algo mayores, como en un médio entre la Liebre y el Conejo: no hacen madrigueras en la tierra, y en su lugar buscan los arboles viejos que tienen el corazon podrido, y si hallan huecos en ellos se recogen, internandose hasta lo mas alto que pueden penetrar; por esto, el modo de cogerlos es haciendo humareda en la parte inferior y cerrando las correspondencias de arriba para que la fuerza del humo los sofoque, y desprendiendose caygan. Los perros con que se les persigue, dán indicio del arbol á donde se acogen los que han sido perseguidos. Puede inferirse de aqui, que la propension de hacer madrigueras debaxo de tierra no es general en todos los Países, y que varía segun las circunstancias. La abundancia de Arboles de la Luisiana, en la estension de aquellos bosques, proporciona muchos, que con la vegéz están huecos, y este animal se aprovecha de ellos para su guarida, evitando la humedad de la tierra, y las inundaciones, que son regulares allí por la gran llanura del terreno y la poca elevacion que tiene, respecto de los Rios.

La parte alta de la América Meridional es poco abundante en especies de animales silvestres; pero las que hay no se sabe que sean comunes á las restantes del Mundo. Las Vicuñas, Alpacas, y Llacmas no las hay en la Luisiana, ni en todo lo que se estienden los Reynos de Nueva-España, ni fuera de la América; pero en el Perú no se vén Ciboros, Martas, Castores, y otros de pelo fino: en ambos Países hay Conejos, Pabas montesas, Corzos, Gamos, y Osos, aunque con algunas diferiencias, que las ocasionan los climas, y asi hay unos animales que son comunes, y otros particulares á cada territorio, sin que se tengan noticias de que la falta presente proceda de haberse extinguido con la sucesion de los tiempos los que no hay, teniendo el clima proporcion para mantenerlos.

El Ciboro es animal proprio de la Luisiana y de las partes Septentrionales de Nueva-España: comunmente le dán el nombre de Baca silvestre, y los Franceses le llaman Buey silvestre. Es parecido al Toro ó Baca domesticos en la figura, tamaño, y sabor de su carne, diferenciandose en tener una lana fina rizada y corta, en lugar de pelo. Hay mucho consumo de su carne, y la usan salpresada, no pudiendose conducir de otro modo, á causa que las cacerías se hacen lexos.

En los Países de Buenos-Ayres, cuyas espaciosas llanuras son abundantisimas de pastos, hay, como se sabe, crecidas tropas de Bacas silvestres, que ino reconocen mas dueños que los que van á matarlas; pero estas son de la misma especie que las de Europa, sin que se reconozca la de Ciboros, cuya falta no puede atribuirse á la calidad de los pastos, ni al ayre, porque en donde se mantienen las unas con tanta abundancia, desde que se hizo la Conquista, podian haberse hallado los otros, como sucede en las partes del Norte. Debese admirar en esto, como en otras cosas, las providencias del Supremo Autor, que dispuso no fuesen comunes unas mismas produciones en todas las partes de la tierra, para que cada País tubiese, en las que le son propias, el dote que le correspondia, y con el incentivo de la variedad se hiciesen comunicables.

Uno de los animales comunes es el Oso, que lo hay en la parte alta del Perú, y en la América Septentrional, y en otros muchos Países del Mundo antiguo, pero en la Luisiana abunda mas que en otras partes: allí se hacen crecidas matanzas de ellos, y el Aceyte que se saca de sus mantecas es el que se gasta para condimentar los alimentos. La carne se aprovecha; pero lo principal son las piernas y brazuelos, de que hacen jamones al modo de los del Puerco.

Es tambien ordinaria en aquellos bosques la Ardilla, que no solo se encuentra en los parages montuosos de la América, sino en las demás partes de la tierra. En la Luisiana hay una casta enteramente negras, sin exceder en el cuerpo á las del color regular: estas se hallan ácia la parte alta de Misisipi, y no son comunes. Las mas particulares, y que no se vén en otros Países, son las voladoras, las quales hacen un vuelo como de la distancia de 20 varas, ayudandose para ello de dos membranas que les salen por los costados del vientre, y se unen con las piernas y brazos: para volar las estiende, y asi practica los tránsitos de unos arboles á otros, midiendo lo que puede sostenerse sin caer con la distancia que hay entre ellos. Son algo mas pequeñas que las ordinarias, pero parecidas á ellas en el penacho que forma la cola, en la extractura de la cabeza y cuerpo, y en la agilidad y prontitud de estár siempre en movimiento.

En la parte baxa de la América Meridional, conocida con el nombre de Valles, no se vén sabandijas, ni animales ponzoñosos. Tampoco los hay en la parte alta. La primera goza de un calor moderado en Verano, sin participar de llubias; la segunda de un frio mas, ó menos grande, llobiendo con abundancia; pero hay parages intermedios en donde, sin ser los calores de los mas fuertes, ni participarse de las llubias de la parte alta, abundan las sabandijas ponzoñosas, y particularrricnte las Viboras, cuya actividad es tanta, que su mordedura es mortal, como sucede en Europa. Esto se observa en los valles y cañadas que están al pié de la serranía, entre ella y los Países baxos inmediatos al Mar. A 34 leguas de Lima, por la parte del Súr y del Este, están los Valles de las Capillas, de Huaquina, Huanca-conachi, y del Topara, que confinan unos con otros, y en ellos abundan mucho las Viboras; pero á la corta distancia de 4 leguas, sea subiendo la serranía, ó dirigiendose á el País llano, no se vén, sucediendo lo mismo en el Valle de Luna-Guana, cuya situacion es como la de los antecedentes, á el pié de la serranía, y distante de ellos cosa de 12 leguas, en el que no hay tales sabandijas; de que se debe inferir, que en la tierra hay alguna qualidad que no se percibe para que prevalezcan en los unos, y dexen de verse en los otros.

Quál sea ésta en los Países que no son montuosos y humedos como los de Guayaquíl, Panamá, ó Cartagéna, no es facil de averiguar, pero puede atribuírse á que el criarse las Viboras y otras sabandijas ponzoñosas en determinados parages, dimána de ser la naturaleza de la tierra algo pedregosa, y no de arena pura, como lo es la de los valles en general.

Ostenta la naturaleza por todas partes sus maravillas en la extraña variedad con que colocó las cosas, sin dexarnos penetrar las reglas de su providencia. En la Isla de Cuba hay abundancia de Culebras, pero su picada, ó mordedura no causa daño de consideracion, como acaece en los otros climas cálidos y pluviosos de la América, y en ella no se vén las Culebras, Corales, y las Cascabeles, no obstante que son tan frequentes en Cartagéna y Tierra-Firme, y que tambien son comunes en la Luisiana, donde se vén de unos tamaños disformes: fuera de estas dos especies hay allí otras varias: las mas ordinarias son de color negro, siendo rara la que no sea ponzoñosa y del mayor peligro. Durante el tiempo frio del Invierno no se vén, siendo opinion muy valída, que se mantienen dormidas enterradas en el lodo, pero al calentar el tiempo salen del lecho en donde están, siendo entonces peligroso andar por donde hay yerba, por lo abundantes que son.

La circunstancia de ser Isla la de Cuba no parece suficiente motivo para que falten en ella y en las otras sus confinantes los animales ponzoñosos, que pudieron haberse propagado en ellas, como los que no lo son. Allí son comunes, entre esta clase de Reptiles, las Culebras de tamaño disforme, que llaman Bobas, al modo que las de los Rios Orinoco, Marañon, y otros de la América. El Insecto, tan general en las Indias, llamado Nigua, ó Pique, cuya incomodidad es frecuente, como el peligro que se corre despues de la extraccion, si por casualidad se moja el pié en la Isla de Cuba, no le hay en la Luisiana. Por el contrario, se encuentran en la Provincia de Quito, no obstante la pureza de su ayre, que no permite animales ponzoñosos, ni de Insectos molestos á la vida.

La parte alta del Perú logra esta prerrogativa mas de no participar de su molestia; y aunque la casualidad haga que alguno las lleve, sin haberlas sentido, luego que llega á aquellas partes, se mueren, y la naturaleza las hace salir sin diligencia, por separarse ellas mismas de la carne. Posible será que en los valles de las Quebradas, cuyos temperamentos son calientes, no falten; pero saliendo de ellos para las partes altas, perecen. Los frios grandes de la Luisiana en los intérvalos de Invierno pueden ser causa de que no subsísta allí este Insecto, sí bien hay otro tanto, ó mas pequeño, y no menos incómodo que las Niguas.

Las yerbas de aquel País, al paso que son viciosas, producen con abundancia un insectillo de los mas molestos que se puedan discurrir; basta el pisarle, para que se pegue á las piernas: llamanle los Franceses, bete rouge, animal rojo: es tan pequeño, que se necesita tener una vista muy perspicáz para distinguirlo, y con la ayuda del Microscopio se reconoce tener la figura de un Cangrejo, y que es colorado: se introduce por el cutis, y causa una picazon tan viva, que parece fuego: si se rasca en donde se siente, se imposibilíta despues el sacarlo, porque se interna en el cútis; con cuya advertencia se procura sufrirla, y se extrahe con la punta de un alfiler; luego que sale cesa el ardor: éste ocasiona ampollas, que se llenan de agua, y llegan á hacer materia, como sucede con las quemaduras, ó con los cáusticos, lo que es bastante prueba de la actividad que tiene en la mordedura. Parece imposible que un animalillo tan pequeño, que lo es como la punta de un alfiler, pueda hacer mal tan sensible. No es solo en las piernas en donde se introduce, sino en todo el cuerpo, no habiendo parte reservada para él. El remedio para mitigar el ardor es labar con vinagre la parte donde está; y repitiendolo, se muere, pero nunca es tan pronto, que no dure algunos dias.

Aquel País es de los mas pensionados de Insectos molestos, que puedan verse: las Moscas cantáridas son muy comunes, y las Garrapatas de monte, que llaman los Franceses, Pou de bois, Piojos de bosque; con dificultad puede andarse por entre ellos sin encastarse. No son estas Garrapatas de las grandes que se conocen en otras partes. Su tamaño es corro la quarta parte de un grano de trigo, pero los efectos no son menos que los de aquellas: al arrancarlas de la parte donde se pegan es necesario tener la precaucion de aplicar aceyte y sebo, ú otra cosa, para que suelten, porque de lo contrario se rompen por el cuello, y quedando la cabeza dentro de la piel, causan el propio mal que si el animal estuviese entero, y dura por muchas dias, hasta que á la continuacion de aplicar cosas untuosas, llega á perder la fuerza. La cabeza, separada del cuerpo, se siente morder á ratos; de donde se infiere, que no muere del todo, ni pierde la actividad, que es lo mismo que se observa en el Polipo de Agua.

Entre los varios Insectos, que abundan en la Luisiana, hay Mosquitos de distintas especies, cuya incomodidad es tanta, que no le excede la de los Rios y climas mas calorosos y humedos: en parte alguna se puede estár, que no se experimente el ardor de las picaduras; y además de los comunes que llaman Mosquitos, ó Zancudos, y Gegenes hay los llamados Frape dábor, pega de repente, Damoiseles, Moscones, cuya picada es sin ardor, y hace saltar la sangre, de modo, que son inumerables en especie y cantidad. Por esta razon es un mueble muy comun el Mosquitero de lienzo, y generalmente usan calzon largo, que cubra toda la pierna; pero la cara y manos, que no pueden estarlo, se hinchan con el veneno que introducen las picaduras; siendo mas insoportable quando se viája por los Rios, que es el modo mas ordinario de transitar allí.

La humedad excesiva de aquel País, los charcos y lagunillas que se forman en su planicie, y el calor del Verano, que es bien grande, segun queda explicado, son suficientes motivos para que abunden los Sapos. Portovelo, donde son tan comunes, no es comparable en esto con la Luisiana; los hay de diversas castas y tamaños, siendo una tan disforme, que solo el cuerpo, sin comprehenderse las piernas, tiene de diámetro una tercia, ó algo mas, y extendidos casi tres quartas: el ruido de estos, en lo bronco y recio, parece al de una Ternera de un año. La circunstancia de mantenerse en el agua de continuo dá lugar á que las gentes los tengan por Ranas; pero el calor de un verde obscuro, y lo redondo del cuerpo persuade á lo contrario. Quando cantan muchos sobresalen en la voz á los de las otras especies, como haciendo los báxos; y es tal el ruido, que incomóda bastante.

Entre los Insectos abunda el Ciervo Volante, con cuernos largos, y varias puntas en ellos, al modo de los de Venados: son peligrosos por el daño que pueden causar en los ojos, mediante que se lanzan contra la cara con mucha violencia: su color es negro, y el tamaño como el de los Escarabajos grandes.

Las Cucarachas, que son comunes en la Habana y en los otros climas cálidos, no lo son menos en la Luisiana, con la circunstancia de ser allí de peor calidad; llamanles Ravers; son mayores que las de Cartagéna, ó de Cuba, de fastidioso olor, y tan perjudiciales, que hacen los estragos que los Ratones porque no hay cosa que no roán y destrocen con mucha ligereza, y por esto es necesario gran cuidado para conservar papeles de importancia, ó la propia ropa: son muy sentidas y astutas, y huyen con gran ligereza á el mas leve ruido.

Entre las especies de animalillos que hermoséan la tierra en distintas regiones, debe mirarse como rara y vistosa la de los Cucuyos, que abunda mas en la Isla de Cuba, que en las otras inmediatas. Estos son de la clase de las Lucernas, que se vén volar de noche, pero muy diferentes de las comunes, y distinguiendose de ellas en la viveza y claridad de la luz que dán, y el no ser él animal de la de gusanos con álas, á manera de Mariposas. Su extructura es al modo de las Curianas, ó de las Cucarachas, teniendo quatro álas, que desembuelven de la concha, ó costra que las cubre por la parte superior. En medio de la barriga tienen dos depósitos á cada lado el suyo, por los quales despide la primer luz, siendo del grandor de dos pequeñas lentejas. Otros dos tiene en la cabeza en el lugar donde corresponden los ojos, y estos son algo menores que aquellos; asi entre todos cuatro hacen una luz bastante grande y luciente. El animal la descubre por intérvalos á su voluntad, manteniendola bastante tiempo y quando quiere la oculta. Poniendolos en agua se alegran y vivifican; aclarandoseles la luz si están opácos, ó adormecidos, basta moverlos para que la dén quando por sí no lo hacen. Dexase comprehender abundar mucho en materia phorforosa; debiendo notarse, que los parages luminosos son de color baxo amarillo quando muere, ó retira la luz. En el tiempo de Verano, que es en el que llueve, y de mayor calor, es quando se vén en abundancia, no encontrandose en el de Invierno. Su alimento es el jugo de la Caña de Azucar, que crece y toma sazon en la misma estacion; y por esto es en los Cañaverales donde se hallan con mas abundancia. No los hay en la Luisiana, sin embargo de la cercanía en que ésta, y de cultivarse la Caña; como tampoco en los parages donde ésta planta prevalece. Pueden mantenerse en jaulas pequeñas, que se hacen para el intento, quasi dos meses, dandoles de comer terrones de azucar, cuya sustancia chupan, y es la que les conviene, como extrahida de la Caña.

Siendo de noche quando este animalillo se dexa vér, y que esto sucede por causa de la luz que despide estando volando, no sería facil cogerle si propenso á la hermosura de su brillantéz, no se engañase con las asquas de fuego, á las quales acude luego que se le presentan, aunque buele en larga distancia, y acercandose á ella se dexa coger. Esta propension procede de parecerle ser otro animal de su propia especie, y venirlo á buscar: asi se vé, que luego que ven la brasa acuden á ella quantos hay por allí, no sucediendo lo mismo con la luz de la vela.

En el tiempo que parecen estos Cucuyos, quando la Luna no alumbra, es una hermosura vér los campos poblados de tan brillantes Lucernas. Las gentes se divierten en cogerlos para ponerlos en jaulas; sueltan algunos en una pieza obscura para que la llenen de claridad, siendo entretenido vér gyrar las luces por varías partes en todo su arrbito. Las mugeres, quando se pasean de noche buscando el fresco, suelen adornarse las cabezas, el cuello, y los brazos con sartas de ellos, colocandolos de varios modos, y van resplandecientes como si llevasen coronas y collares de luces naturales.

En los otros Países de temperamento cálido, donde se produce la Caña, y en muchos donde no las hay, no faltan Lucernas; pero estas son de la especie de Mariposas nocturnas, y la luz que dán no es comparable con la de los Cucuyos, pues con uno de estos en la mano se lee muy bien qualquiera letra.

Parece que este animal se sirve de su propia luz para dirigir el buelo, con el qual se remonta bastantemente para distinguir los cogollos de la Caña, de donde se ha de alimentar. De dia está adormecido, y entonces es quando no dá luz, sucediendo lo contrario en la noche.

Tambien es comun á la Luisiana la Mucamuca, ó Chuca: llamanle Rá devois, Rata de Bosque, y tiene las propias particularidades que las de los otros Países: asi se vé ser este uno de los animales que se hallan esparcidos en las dos Américas.

Parece que los rigores de los frios y hielos del Invierno no debian permitir allí ciertos animales que son como naturales de los temperamentos cálidos, y de esta clase es el Caimán; pero no sucede asi, siendo tantos los que hay en aquellos Rios, que no cede su abundancia á la que se nota en los de la Zona Torrida, y se encuentran de disforme tamaño: diferenciandose los de allí de los de Guayaquil, Chagres, y otros Rios, en que son de un color obscuro, tirando á negro, á contraposicion de otros que tienen el color de tierra parda. Danles el nombre de Cocodrillos, y son dañinos con los animales, y con las personas quando se hallan hambrientos. Su tragadero es tan amplio, que tragado el cazonete de media vara de largo, y el cebo con él, lo engullen hasta su vientre, y al tiempo de llegar cerca de la orilla, tirado por la cuerda á que está asido, lo suelen vomitar, quedandose con la carnada, de lo que hay experiencias repetidas.

Los animales que se juzgan dañosos por la inclinacion que tienen á mantenerse á costa del trabajo de los hombres, no dexan de participar de alguna particularidad, por donde se remunera lo que causan de perjuicio. Las Hormigas son notoriamente de esta clase, por lo que disminuyen las semillas recien sembradas en la tierra, para proveer sus graneros. Las plantas mas utiles y bien cuidadas se aniquilan con el estrago que hacen en ellas, royendoles sus raíces y cortezas, siendo temibles quando abundan, y particularmente las castas que hay de tamaños grandes. En las casas no son menos perjudiciales, porque se proveen para su sustento á costa de muchos daños. Este animal, que por todas partes es destruídor y molesto en los Andes del Perú, es un grande auxilio contra las sabandijas venenosas. Es de suponer, que aunque la parte alta de aquel dilatado País se denomina Cordillera Real de los Andes, allá se entiende por Montañas de los Andes los Países montuosos de las vertientes Orientales de la Cordillera, cuyo clima es cálido y humedo, porque llube mucho en él, y viene á corresponder en altura á la parte baxa Occidental, llamada Valles, donde no llube. Es abundante en Culebras de las especies venenosas mas activas, como Corales, Cascaveles, las que llaman de dos Cabezas, Bejuquillos, y otras; En Cientopies, Alacranes, y de las demás clases comunes. Aquellos Países abundan tambien de una especie de Hormigas grandes, que por el tamaño son fuera de lo regular, y sería inhabitable si se dirigiesen contra los racionales con el ímpetu y voracidad que lo executan contra las sabandijas. Estas Hormigas no pudiendo subsistir con el método que guardan las ordinarias, tienen otro muy particular. Son viageras por los campos, y andan á caza de sabandijas en tropas, ó compañías numerosisimas, trepando en los arboles, y buscando en la tierra el alimento, sin dexar animal que no consuman. Del mismo modo que corren los bosques y las cañadas, se apoderan de las casas que hay esparcidas en las orillas de los rios y campos, y subiendo por las paredes no dexan rincon que no visitan, ni sabandija que no destruyan. Las Culebras, de mas ponzoña y de tamaño grande, los Cientopieses, Alacranes, los Sapos, y Lagartijas; y quanto animalejo se procréa á beneficio de la humedad y del calor, no tiene resistencia para librarse de la persecucion de estos Hormigones. Luego que la casa queda limpia, la abandonan, y continúan su marcha buscando otros parages en donde encuentren igual pasto. Es tanto el número que carga sobre qualquier animal, que sin dexarle arbitrio para escapar, lo devoran al mismo tiempo que hace sus esfuerzos para desembarazarse de la persecucion; reconociendose en ello, que el gran número triunfa con facilidad de la fuerza, de la ligereza, y de la activa ponzoña que hay en los que son acometidos. Llaman Chaco á estos crecidos hormigueros, ó exércitos de hormigones, y hacen tal ruido sobre las hojas secas de los arboles, caidas en tierra, que se sienten desde alguna distancia. Con este aviso las gentes se salen de las casas dexandolas yermas, hasta que reconocen que han salido, y entonces buelven á ocuparlas, con el beneficio de hallarlas limpias, y la seguridad de que el Chaco no ha de bolver por allí hasta el tiempo que es regular, porque sin duda sienten con algun instinto los parages en donde hay sabandijas. La naturaleza, que se lo dió proporcionado á los animales, puso en estos la propension de alimentarse de los mas venenosos, colocandolos en aquellos territorios que son mas abundantes de ellos; y asi no es de admirar que no busquen á la gente, ni á otros animales, fuera de los que son incómodos y peligrosos por el veneno que encierran. La voz Chaco se ha dicho antes que significa junta, ó compañía; y asi aquí explica compañía de Hormigas, como allá de Vicuñeros y Vicúñas.

No están libres aquellas partes del territorio alto del Perú, sin embargo de lo frio del clima, de las plagas que suelen padecerse en Europa. La de la Langosta se experitmenta algunas veces. En el año de 62, por el mes de Diciembre, la hubo en la Proviticia de Angaraez, del Gobierno de Guancavelica, cuyas quebradas, que en unas es el ancho media legua, y otras mas, se cubrieron de este insecto en tanta abundancia, que quando volaba formaba nubes espesísimas, y permanecian varios dias pasando sin cesar, de suerte que se fatigaba la vista con la perturbacion que le causaba el movimiento acelerado y contínuo de ellas. Quando se sientan hacen mucho daño, particularmente si encuentran tierno el bástago de la mies: entonces se observó, que el curso que hacia era contra el de las aguas de los mismos rios, y que no llegaban á las alturas, manteniendose en la parte baxa de ellas, entre las Cordilleras que las forman de una y otra parte. Esta plaga no sobreviene con frecuencia, sin embargo del poco esmero que se pone en aniquilarla pasado el año en que sucede, median muchos sin que se reconozcan reliquias de ella. Aunque cansan daño en los sembrados, no es tan considerable como el que se experimenta en Europa, y puede ser la causa la diferiencia de temperamento, porque en Europa sobreviene quando los calores son mas fuertes en el Verano, y el temperamento de la quebrada de Iscuchaca, y de otras semejantes á ella, es como el de Primavera.

No sería bien pasar en silencio lo que se han propagado en la Isla de Cuba, por la parte de la Havana, los enjambres de Avejas domésticas, en el corto tiempo desde el año 64, despues que se hizo la paz con la Inglaterra. Antes de esta Epoca no las habia allí, pues aunque no faltaban de las otras, que llaman montaraces, son distintas en especie; y habiendose tranferido allá las familias que habitaban en San Agustin de la Florida, quando se evaquó, llevaron consigo algunas Colmenas, que pusieron en Guanavacoa, y en algunas estancias, por moda de curiosidad: estas se multiplicaron de tal suerte, que se difundieron en los montes, y se conocia que empezaban á perjudicar en las plantaciones de Caña, de cuya sustancia se mantenian: su fecundidad era tal, que sin tenerlas con los resguardos que se acostumbran en Europa, daba cada Colmena un Enjambre en el mes, y á veces dos; el uno regular y el otro pequeño, castrandose mensualmente; y en la Cera y Miel que se sacaba, no eran menos abundantes que acá en donde solo se hace esta operacion una, ó quando mas dos veces en el año. Es tan blanca la Cera, y la Miel tan clara y de buen gusto como lo mejor. Con estos principios, sin aplicar demasiado cuidado en su fomento, ni descuidar el cultívo de la Caña como principal, podria ser el ramo de la Cera y Miel de aquella Isla de los mas ventajosos para el comercio Nacional.