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A secreto agravio, secreta venganza

Comedia famosa

Pedro Calderón de la Barca


[Nota preliminar: Edición a cargo de Santiago Fernández Mosquera. Grupo de investigación Calderón de la Barca. Proyecto TC/12.]



PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA
 

 
EL REY DON SEBASTIÁN.
DON LOPE DE ALMEIDA.
DON JUAN DE SILVA.
DON LUIS DE BENAVIDES.
DON BERNARDINO,   viejo.
DUQUE DE BERGANZA.
LEONOR,   dama.
SIRENA,   criada.
CELIO,   criado.
UN BARQUERO.
DOS SOLDADOS.
MANRIQUE,   criado.
GENTE DE ACOMPAÑAMIENTO.





ArribaAbajoJornada I

 

Sale el REY DON SEBASTIÁN, DON LOPE DE ALMEIDA, MANRIQUE, criado, y GENTE DE ACOMPAÑAMIENTO.

 
DON LOPE
Otra vez, gran señor, os he pedido
esta licencia y otra habéis tenido
por bien mi casamiento;
mas yo, que, siempre a tanta luz atento,
vivo en vuestro semblante, vengo a daros5
cuenta de mi elección y a suplicaros
que en vuestra gracia pueda
colgar las armas y que Marte ceda
a amor la gloria, cuando en paz reciba
en vez de alto laurel sagrada oliva.10
Yo os he servido y solamente espero
esta merced por galardón postrero,
pues con esta licencia venturosa
hoy saldré a recebir mi amada esposa.
REY
Yo estimo vuestro gusto y vuestro aumento15
y, a no estar ocupado
en la guerra que en África he intentado,
fuera vuestro padrino.
DON LOPE
Eterno dure ese laurel divino
que tus sienes corona.20
REY
Estimo en mucho yo vuestra persona.
 

(Vase el REY y acompañamiento.)

 
MANRIQUE
Contento estás.
DON LOPE
Mal supiera
la dicha y la gloria mía
disimular su alegría.
¡Felice yo si pudiera25
volar hoy!
MANRIQUE
Al viento igualas.
DON LOPE
Poco aprovecha, que el viento
es perezoso elemento.
Diérame el amor sus alas;
volara abrasado y ciego,30
pues quien al viento se entrega
olas de viento navega
y las de amor son de fuego.
MANRIQUE
Para que desengañarme
pueda creyendo que tienes35
causa, dime a lo que vienes
con tanta prisa.
DON LOPE
A casarme.
MANRIQUE
¿Y no miras que es error
digno de que al mundo asombre
que vaya a casarse un hombre40
con tanta prisa, señor?
Si hoy, que te vas a casar,
del mismo viento te quejas,
¿qué dejas que hacer, qué dejas
cuando vayas a enviudar?45
 

(Sale DON JUAN DE SILVA muy pobremente vestido.)

 
DON JUAN
¡Cuán diferente pensé
volver a ti, patria mía,
aquel infelice día
que tus umbrales dejé!
¡Quién no te hubiera pisado!50
Pues siempre mejor ha sido
adonde no es conocido
vivir el que es desdichado.
Gente hay aquí; no es razón
verme en el mal que me veo.55
DON LOPE
Aguárdate. No lo creo.
¿Si es verdad? ¿Si es ilusión?
¡Don Juan!
DON JUAN
¡Don Lope!
DON LOPE
Dudoso
de tanta dicha, mis brazos
han suspendido sus lazos.60
DON JUAN
Deteneos, que es forzoso
que me defienda de quien
tanto honor y valor tiene,
que hombre que tan pobre viene,
Don Lope amigo, no es bien65
que toque, ¡oh, suerte importuna!,
pecho de riquezas lleno.
DON LOPE
Vuestras razones condeno,
porque, si da la fortuna
humanos bienes del suelo,70
el cielo un amigo da
como vos: ¡ved lo que va
desde la fortuna al cielo!
DON JUAN
Aunque hacéis que aliento cobre,
en mí mayor mal está;75
¡mirad cuán grande será
mal que es mayor que ser pobre!
Y, por que mi sentimiento
algún alivio prevenga,
si es posible que le tenga,80
escuchad, don Lope, atento.
A la conquista famosa
de la India, que eligió
para su tumba la noche
y para su cuna el sol,85
amigos y tan amigos
pasamos juntos los dos
que asistieron en dos cuerpos
un alma y un corazón.
No codicia de riqueza,90
sino codicia de honor
obligó nuestros deseos
a tan atrevida acción
como tocar con bajeles
la provincia que ignoró95
por tantos años la ciencia,
nunca creída hasta hoy.
La nobleza lusitana
de su fortuna fio
naves que ciertas exceden100
las fingidas de Jasón.
Dejo esta alabanza a quien
pueda con más dulce voz
contar los famosos hechos
desta invencible nación,105
porque el gran Luis de Camões,
escribiendo lo que obró,
con pluma y espada muestra
ya el ingenio, ya el valor
en esta parte. Después,110
Don Lope invicto, que vos
por muerte de vuestro padre
volvisteis, me quedé yo
bien sabéis con cuánta fama
de amigos y de opinión,115
que agora, perdidos, hacen
el sentimiento mayor.
Pero, en efeto, es consuelo
-¡ved si desgraciado soy!-
que nunca le di, malquisto,120
a la fortuna ocasión.
Había en Goa una señora,
hija de un hombre a quien dio
grande cantidad de hacienda
codicia y contratación.125
Era hermosa, era discreta,
que, aunque enemigos las dos,
en ella hicieron las paces
hermosura y discreción.
Servila tan venturoso130
que merecí algún favor,
pero ¿quién ganó al principio
que a la postre no perdió?
¿Quién fue antes tan felice
que después no declinó?135
Porque son muy parecidos
juego, fortuna y amor.
Don Manuel de Sosa, un hombre
-hijo del gobernador
Manuel de Sosa- por sí140
de mucha resolución,
muy valiente, muy cortés,
bizarro y cuerdo -que yo,
aunque le quité la vida,
no he de quitarle el honor-,145
de Violante enamorado
-que este es el nombre que dio
ocasión a mi ventura
y a mi desdicha ocasión-,
en Goa públicamente150
era mi competidor.
Poco cuidado me daba
su amorosa pretensión,
porque, siendo, como era,
el favorecido yo,155
la pena del despreciado
hizo mi dicha mayor.
Un día que el sol hermoso
saliera -pluguiera a Dios
sepultara eterna noche160
su continuo resplandor-,
salió con el sol Violante:
bastaba pedirle yo
que aun el uno no saliera
para que salieran dos.165
De criados rodeada
a la marina llegó,
donde estaba mucha gente,
porque en aquella ocasión
había llegado una nave170
al puerto y su admiración
dio causa a aqueste concurso
y a mi desdicha la dio.
Estábamos en un corro
de mucha gente los dos,175
todos soldados y amigos,
cuando a la vista pasó
Violante. Iba tan airosa
que allí ninguno dejó
de poner el alma en ella,180
porque su planta veloz
era el móvil que llevaba
tras sí la imaginación.
Dijo un capitán: «¡Qué bella
mujer!». A quien respondió185
don Manuel: «Y como tal
ha sido la condición».
«Será cruel». «No por eso
lo digo -le replicó-,
sino por ver que ha escogido,190
como hermosa, lo peor».
Yo entonces dije: «Ninguno
sus favores mereció,
porque no hay quien los merezca,
y si hay alguno, soy yo».195
«Mentís», dijo. Aquí no puedo
proseguir, porque la voz
muda, la lengua turbada,
frío el pecho, el corazón
palpitante, los sentidos200
muertos y vivo el dolor,
quedan repitiendo aquella
afrenta. ¡Oh, tirano error
de los hombres! ¡Oh, vil ley
del mundo! ¡Que una razón205
o que una sinrazón pueda
manchar el altivo honor
tantos años adquirido
y que la antigua opinión
de honrado quede postrada210
a lo fácil de una voz!
¡Que el honor, siendo un diamante,
pueda un frágil soplo, ¡ay, Dios!,
abrasarle y consumirle,
y que, siendo su esplendor215
más que el sol puro, un aliento
sirva de nube a este sol!
Mucho del caso me aparto,
llevado de la pasión.
Perdonad, vuelvo al suceso.220
Apenas él pronunció
tales razones, don Lope,
cuando mi espada veloz
pasó de la vaina al pecho
tal que a todos pareció225
que imitaron trueno y rayo
juntos mi espada y su voz.
Bañado en su misma sangre
muerto en la arena cayó,
cuando para mi defensa230
tomé una iglesia, a quien dio
en aquel sitio lugar
la sagrada religión
de Francisco, que por ser
su padre el gobernador235
me fue forzoso esconderme
con tanto asombro y temor
que tres días un sepulcro
habité vivo. ¿Quién vio
que siendo el contrario el muerto240
fuese el sepultado yo?
Al cabo de los tres días,
por amistad y favor
el capitán de la nave
que a nuestros puertos llegó245
y que a Lisboa venía
en ella me recibió
una noche, cuyo manto
fue de mi vida ocasión.
En esta nave escondido250
estuve hasta que el veloz
monstruo del viento y del agua
los piélagos dividió
de Neptuno. ¡Injusto engaño
de la vida! O su pasión255
no dé por infame al hombre
que sufre su deshonor
o le dé por disculpado
si se venga, que es error
dar a la afrenta castigo260
y no al castigo perdón.
Hoy he llegado a Lisboa,
adonde tan pobre estoy
que no osaba entrar en ella.
Estas mis fortunas son,265
ya no tristes, sino alegres,
pues me dieron ocasión
de llegar a vuestros brazos.
Estos mil veces os doy,
si un hombre tan infelice270
puede merecer de vos,
oh, gran don Lope de Almeida,
tal merced, honra y favor.
DON LOPE
Atentamente escuché,
don Juan de Silva, las quejas275
que en lágrimas anegadas
dais desde el pecho a la lengua
y atentamente he pensado
que no hay opinión que pueda,
por más sutil que discurra,280
tener dudosa la vuestra.
¿Quién, en naciendo, no vive
sujeto a las inclemencias
del tiempo y de la fortuna?
¿Quién se libra, quién se excepta285
de una intención mal segura,
de un pecho doble que alienta
la ponzoña de una mano
y el veneno de una lengua?
Ninguno. Solo dichoso290
puede llamarse el que deja,
como vos, limpio su honor
y castigada su ofensa.
Honrado estáis; negras sombras
no deslustren, no escurezcan295
vuestro honor antiguo, y hoy
en nuestra amistad se vea
la virtud de aquellas plantas
tan conformemente opuestas
que una con calor consume300
y otra con frialdad penetra
y son veneno las dos
y, estando juntas, se templan,
de suerte que son entonces
salud más segura y cierta.305
Vos estáis triste; yo, alegre:
partamos la diferencia
entre los dos y, templando
el contento y la tristeza,
queden en igual balanza310
mi alegría y vuestra pena,
mi gusto y vuestro dolor,
mi ventura y vuestra queja,
por que el pesar ni el placer
matar a ninguno pueda.315
Yo me he casado en Castilla
por poder con la más bella
mujer -mas, para ser propia,
es lo menos la belleza-,
con la más noble, más rica,320
más virtuosa y más cuerda
que pudo en el pensamiento
hacer dibujos la idea.
Doña Leonor de Mendoza
es su nombre, y hoy con ella325
don Bernardino, mi tío,
llegará a Aldeagallega,
donde salgo a recebilla
con tan venturosas muestras
como veis; y un bello barco,330
que las ondas lisonjea
del Tajo por no haber visto
tan hermoso cisne en ellas,
la está esperando, y un alma
tan venturosa la espera335
que juzga por perezosas
hoy del tiempo las ligeras
alas, porque el bien que tarda
no llega bien cuando llega.
Esta es mi dicha, mayor340
por ver cuánto la acrecienta
vuestra venida, don Juan.
No os dé temor, no os dé pena
venir pobre; rico soy:
mi casa, amigo, mi mesa,345
mis caballos, mis criados,
mi honor, mi vida, mi hacienda,
todo es vuestro. Consolaos
de que la fortuna os deja
un amigo verdadero350
y que no ha tenido fuerza
contra vos, pues no os quitó
este valor que os alienta
esta alma que os anima,
y este brazo que os defienda.355
No me respondáis; dejad
las cortesanas finezas,
entre amigos escusadas,
y venid a donde sea
testigo vuestra persona360
de la dicha que me espera,
que hoy en Lisboa ha de entrar
mi esposa, y estas tres leguas
de mar, para mí de fuego,
hemos de venir con ella,365
que de esotra parte está,
sin duda.
DON JUAN
Pues no pretenda
con mi humildad deslucirse,
Don Lope, vuestra nobleza,
porque el mundo, no la sangre,370
sino el vestido respeta.
DON LOPE
Ese es engaño del mundo,
que no ve ni considera
que al cuerpo le viste el oro,
pero al alma la nobleza.375
Venid conmigo. Suspiros,
ofreced viento a las velas,
si es que en los mares del fuego
bajeles de amor navegan.

 (Vanse los dos.) 

MANRIQUE
Yo me quiero adelantar380
en alguna barca destas
que llaman muletas y hoy,
siendo cojo con muletas,
pedir a mi nueva ama
las albricias de que llega385
su esposo, que el primer día
da las albricias cualquiera,
porque sale de forzada,
si es lo mismo de doncella.
 

(Vase. Sale DON BERNARDINO, viejo, y DOÑA LEONOR y SIRENA.)

 
DON BERNARDINO
En la falda lisonjera390
deste monte coronado
de flores, donde ha llamado
a cortes la primavera,
puedes descansar en tanto,
bella Leonor, que dichoso395
llega don Lope, tu esposo,
y perdona al dulce llanto,
aunque no es gran maravilla
que con sentimiento igual
a vista de Portugal400
te despidas de Castilla.
DOÑA LEONOR
Ilustre don Bernardino
de Almeida, mi tierno llanto
no es ingratitud a tanto
honor como me previno405
la suerte y la dicha mía.
Viendo tan cercano el bien,
gusto ha sido, que también
hay lágrimas de alegría.
DON BERNARDINO
Cuerdamente te disculpa410
la discreción lisonjera
y, aunque por disculpa fuera,
te agradeciera la culpa.
Yo quiero dar más lugar
a divertir la porfía415
de aquesta melancolía.
Aquí puedes descansar,
venciendo el rigor aquí
del sol, que en sus rayos arde.
El cielo tu vida guarde.420

 (Vase.) 

DOÑA LEONOR
¿Fuese ya, Sirena?
SIRENA
Sí.
DOÑA LEONOR
¿Óyenos alguien?
SIRENA
Sospecho
que estamos solas las dos.
DOÑA LEONOR
Pues salga mi pena, ¡ay, Dios!,
de mi vida y de mi pecho;425
salga en lágrimas deshecho
el dolor que me provoca
el fuego que al alma toca,
remitiendo sus enojos
en lágrimas a los ojos430
y en suspiros a la boca.
Y sin paz y sin sosiego
todo lo abrasen veloces,
pues son de fuego mis voces
y mis lágrimas de fuego.435
Abrasen, cuando navego
tanto mar y viento tanto,
mi vida y mi fuego cuanto
consume el fuego violento,
pues mi voz es fuego y viento;440
mis lágrimas, fuego y llanto.
SIRENA
¿Qué dices, señora? Advierte
en tu peligro y tu honor.
DOÑA LEONOR
Tú, que sabes mi dolor;
tú, que conoces mi muerte,445
¿me reportas desa suerte?
Tú, ¿de mi llanto me alejas?
Tú, ¿que calle me aconsejas?
SIRENA
Tu inútil queja escuchando
estoy.
DOÑA LEONOR
¡Ay, Sirena! ¿Cuándo
450
son inútiles las quejas?
Quéjase una flor constante,
si el aura sus hojas hiere
cuando el sol caduco muere
en túmulos de diamante;455
quéjase un monte arrogante
de las injurias del viento
cuando le ofende violento,
y el eco, ninfa vocal,
quejándose de su mal,460
responde el último acento.
Quéjase, porque amar sabe,
una hiedra, si perdió
el duro tronco que amó;
y con acento suave465
se queja una simple ave
cuando le falta su unión;
y en amorosa prisión
así aliviarse pretende,
que al fin la queja se entiende470
si se ignora la canción.
Quéjase el mar a la tierra
cuando en lenguas de agua toca
los labios de opuesta roca;
quéjase el fuego, si encierra475
rayos que al mundo hacen guerra.
¿Qué mucho, pues, que mi aliento
se rinda al dolor violento,
si se quejan monte, piedra,
ave, flor, eco, sol, hiedra,480
tronco, rayo, mar y viento?
SIRENA
Sí, mas ¿qué remedio así
consigues desesperada?
Don Luis muerto y tú casada,
¿qué pretendes?
DOÑA LEONOR
¡Ay de mí!
485
Di, Sirena hermosa, di
don Luis muerto y muerta yo.
Pues, si el cielo me forzó,
me verás en esta calma
sin gusto, sin ser, sin alma,490
muerta sí, casada no.
Lo que yo una vez amé,
lo que una vez aprendí,
podré perderlo, ¡ay de mí!,
olvidarlo no podré.495
¿Olvido donde hubo fe?
Miente amor. ¿Cómo se hallara
burlada verdad tan clara?
Pues la que constante fuera
no olvidara si quisiera,500
no quisiera si olvidara.
¡Mira tú lo que sentí
cuando su muerte escuché,
pues forzada me casé
solo por vengarme en mí!505
Ya la voz última aquí
se despida del dolor:
hasta las aras, amor,
te acompañé; aquí te quedas,
por que atreverte no puedas510
a las aras del honor.

 (Sale MANRIQUE.) 

MANRIQUE
¡Dichoso yo que he llegado,
venturoso yo que he sido,
felice yo que he venido,
refelice yo que he dado515
el primero labio mío
a la estampa de ese pie,
que, lleno de flores, fue
primavera en el estío!
Y, pues he llegado a vos,520
beso y vuelvo a rebesar
cuanto se puede besar
sin ofender a mi Dios.
DOÑA LEONOR
¿Quién sois?
MANRIQUE
El menor criado
de don Lope, mi señor,525
mas no el hablador menor,
que veloz me he adelantado
por albricias de que viene.
DOÑA LEONOR
Descuido fue, bien decís;
tomad. ¿Y de qué servís530
a don Lope?
MANRIQUE
Hombre que tiene
este humor, ¿ya no os avisa
que es gentilhombre su nombre?
DOÑA LEONOR
¿Y de qué sois gentilhombre?
MANRIQUE
De la boca de la risa.535
Criado a quien le prefieren
a los mayores cuidados
es pendanga de criados
hecha del palo que quieren:
cuando guardo, mayordomo;540
cuando algún vestido espero
de mi amo, camarero;
maestresala, cuando tomo
para mí el mejor bocado;
secretario poco amigo,545
cuando sus secretos digo;
caballerizo estremado,
cuando, por no andar a pie,
con achaque de pasealle
salgo a caballo a la calle;550
cuando alguna cosa fue
tal que se guarda de mí,
soy entonces su veedor
y después su contador,
pues a todos desde allí555
lo cuento, a todos lo aviso;
cuando hurto lo que quiero
de la plata, repostero;
despensero, cuando siso;
soy valiente, cuando huyo,560
y soy su cochero el día
que sus amores me fía,
y así claramente arguyo
que soy por tan varios modos,
sirviéndole siempre así,565
cada oficio de por sí
y, murmurándole, todos.

 (Hablan aparte.) 

 

(Salen DON BERNARDINO y DON LUIS y CELIO, criado.)

 
DON LUIS
Soy mercader y trato en los diamantes,
que hoy son piedras y rayos fueron antes
del sol, que perficiona y ilumina570
rústico grano la abrasada mina.
Paso desde Lisboa hasta Castilla
y en esta aldea vi la maravilla
del cielo, reducida en una dama
que acompañáis, y luego de la fama575
supe que va casada o a casarse.
Y, como suele en todas emplearse
este caudal más bien, porque las bodas
en la gala y la joya empiezan todas,
enseñaros quisiera alguna dellas,580
que no son más lucientes las estrellas,
por ver si la ocasión con el deseo
hacen en el camino algún empleo.
DON BERNARDINO
La prevención y la advertencia ha sido
acertada. A buen tiempo habéis venido,585
pues yo, por divertilla y alegralla,
que está triste, una joya he de ferialla.
Aquí esperad, y llegaré primero
a prevenilla.
DON LUIS
Pues agora quiero
que la llevéis, señor, para bastante590
prueba de mi verdad, este diamante,
que, visto su valor y su excelencia,
no dudo yo, señor, que os dé licencia
de llegar a sus pies.
DON BERNARDINO
¡Es piedra rara!
¡Qué fondo! ¡Qué caudal! ¡Qué limpia y clara!595
Aquí, divina Leonor,
ha llegado un mercader,
en cuya mano has de ver
joyas de grande valor,
ricas, costosas y bellas.600
Divierte un poco el pesar,
que yo te quiero feriar
la que te agradare dellas.
Este diamante, farol
que con luz hermosa y nueva605
para su limpieza prueba
ser luciente hijo del sol,
viene por testigo aquí.
Toma el diamante.
DOÑA LEONOR
(¿Qué veo?
¡Cielos!).
DON BERNARDINO
Dime...
DOÑA LEONOR
(Aún no lo creo).
610
DON BERNARDINO
...si ha de llegar.
DOÑA LEONOR
(¡Ay de mí,
este diamante es el mismo!)
Dile que llegue. (¡Sirena!
Sáqueme amor desta pena,
deste encanto, deste abismo.615
Este diamante que ves,
luz que con el sol la mides,
di a don Luis de Benavides;
prenda mía y suya es.
O mis lágrimas me ciegan620
o es el mismo. Hoy sabré yo
cómo a mis manos volvió.)
SIRENA
(Disimula, que ya llegan.)
DON LUIS
Yo soy, hermosa señora...
DOÑA LEONOR
(¡Alma de la pena mía!625
¡Cuerpo de mi fantasía!).
SIRENA
(Disimula y calla agora,
que ya veo la razón
que tienes para admirarte).
DON LUIS
Yo soy quien en esta parte630
piensa lograr la ocasión,
habiendo a tiempo llegado
en que pueda mi deseo
hacer el felice empleo
tantos años esperado.635
Traigo joyas que vender
de inumerable riqueza
y, entre otras, una firmeza
sé que os ha de parecer
bien, porque della sospecho640
que adorne esta bizarría,
si es que la firmeza mía
llega a verse en vuestro pecho.
Un cupido de diamantes
traigo de grande valor,645
que quise hacer al amor
yo de piedras semejantes,
por que, labrándole así,
cuando alguno le culpase
de vario y fácil, le hallase650
firme solamente en mí.
Un corazón traigo, en quien
no hay piedra falsa ninguna;
sortijas bellas, y en una
unas memorias se ven.655
Una esmeralda que había
me hurtaron en el camino,
por el color, imagino,
que perfeto le tenía.
Estaba con un zafiro,660
mas la esmeralda llevaron
solamente y me dejaron
esta azul piedra que miro,
y así dije a mis desvelos:
«¿Cómo con tanta venganza665
me llevasteis la esperanza
para dejarme los celos?».
Si gusta vuestra belleza,
descubriré, por más glorias,
el corazón, las memorias,670
el amor y la firmeza.
DON BERNARDINO
(El mercader es discreto.
¡Qué bien a las joyas bellas
para dar gusto de vellas
las fue aplicando su efeto!).675
DOÑA LEONOR
Aunque vuestras joyas son
tales como encarecéis,
para mostrarlas habéis
llegado a mala ocasión.
Y yo, en ver su hermoso alarde,680
contento hubiera tenido
si antes hubierais venido,
pero habéis venido tarde.
¿Qué se dijera de mí
si, cuando casada soy,685
si, cuando esperando estoy
a mi noble esposo, aquí
pusiera, no mi tristeza,
sino mi imaginación
en ver ese corazón,690
ese amor y esa firmeza?
No los mostréis, que no es bien
que, tan sin tiempo miradas,
agora desestimadas
memorias vuestras estén.695
Y tomad vuestro diamante,
que yo sé que pierdo en él
una luz hermosa y fiel,
al mismo sol semejante.
No culpéis la condición700
que en mí tan esquiva hallasteis;
culpaos a vos, que llegasteis
sin tiempo y sin ocasión.
MANRIQUE
Ya don Lope, mi señor,
llega.
DON LUIS
(¿Habrá en desdicha igual
705
mal que compita a mi mal
ni dolor a mi dolor?).
DOÑA LEONOR
(¡Qué veneno!).
DON LUIS
(¡Qué crueldad!).
DON BERNARDINO
A recibille lleguemos.

 (Vase.) 

MANRIQUE
(Callen todos y escuchemos710
la primera necedad,
porque un novio a quien le place
la dama y a verla llega,
como necedades juega,
es tahúr que dice y hace).715

 (Vase.) 

DON LUIS
¿Qué me podrá responder
mujer tan fácil, liviana,
mudable, inconstante y vana,
y mujer, en fin, mujer,
que pueda satisfacer720
a tu mudanza y tu olvido?
DOÑA LEONOR
Haber tu muerte creído,
haber tu vida llorado,
causa a mi mudanza ha dado,
que a mi olvido no ha podido,725
pues, cuando te llego a ver,
a no estar ya desposada,
vieras hoy determinada
si soy mudable mujer.
Desposeme por poder.730
DON LUIS
Y bien por poder se advierte:
por poder borrar mi suerte,
por poder dejarme en calma,
por poder quitarme el alma,
por poder darme la muerte.735
Esta dices que creíste,
y no fue vana apariencia,
que, si creíste mi ausencia,
es lo mismo: bien dijiste.
DOÑA LEONOR
No puedo, no puedo, ¡ay, triste!,740
responder, que está conmigo,
no mi esposo, mi enemigo.
Mas, por que me culpes fiel,
lo que le dijere a él
también ha de hablar contigo.745
 

(Salen DON LOPE, DON BERNARDINO y MANRIQUE.)

 
DON LOPE
Cuando la fama en lenguas dilatada
vuestra rara hermosura encarecía,
por fe os amaba yo, por fe os tenía,
Leonor, dentro del alma idolatrada.
Cuando os mira suspensa y elevada750
el alma que os amaba y os quería,
culpa la imagen de su fantasía,
que sois vista mejor que imaginada.
Vos sola a vos podéis acreditaros;
dichoso aquel que llega a mereceros755
y más dichoso si acertó a estimaros.
Mas ¿cómo ha de olvidaros ni ofenderos?
Que quien antes de veros pudo amaros
mal os podrá olvidar después de veros.
DOÑA LEONOR
Yo me firmé rendida antes que os viese,760
y vivo y muerto sólo en vos estaba,
porque sólo una sombra vuestra amaba,
pero bastó que sombra vuestra fuese.
Dichosa yo mil veces, si pudiese
amaros como el alma imaginaba,765
que la deuda común así pagaba
la vida, cuando humilde me rindiese.
Disculpa tengo cuando, temeroso
y cobarde, mi amor llega a miraros,
si no pago un amor tan generoso.770
De vos, y no de mí, podéis quejaros,
pues, aunque yo os estime como esposo,
es imposible, como sois, amaros.
DON LOPE
Agora, tío y señor,
me dad los invictos brazos.775
DON BERNARDINO
Y serán eternos lazos
de deudo, amistad y amor.
Y, por que no culpe agora
la dilación, a embarcar
nos lleguemos.
DON LOPE
Hoy el mar
780
segunda Venus adora.
MANRIQUE
(Y pues que con tanta gloria
dama y galán se han casado,
perdonad, noble senado,
que aquí se acaba la historia).785

 (Vanse.) 

CELIO
Señor, pues que desta suerte
hallaste tu desengaño,
vuelve en ti, prevén el daño
de tu vida y de tu muerte.
Ya no hay estilo ni medio790
que tú debas eligir.
DON LUIS
Sí hay, Celio.
CELIO
¿Cuál es?
DON LUIS
Morir,
que es el último remedio.
Muera yo, pues vi casada
a Leonor, pues que Leonor795
dejó burlado mi amor
y mi esperanza burlada.
Mas ¿qué me podrá matar,
si los celos me han dejado
con vida? Aunque mi cuidado800
me pretende consolar
dándome alguna esperanza,
pues cuando a su esposo habló,
conmigo se disculpó
de su olvido y su mudanza.805
CELIO
¿Cómo disculpar contigo?
A mil locuras te pones.
DON LUIS
Estas fueron sus razones;
mira si hablaron conmigo:
Yo me firmé rendida antes que os viese,810
y vivo y muerto siempre en vos estaba,
porque sólo una sombra vuestra amaba,
pero bastó que sombra vuestra fuese.
Dichosa yo mil veces, si pudiese
amaros como el alma imaginaba,815
que la deuda común así pagaba
la vida, cuando humilde me rindiese.
Disculpa tengo cuando, temeroso
y cobarde, mi amor llega a miraros,
si no pago un amor tan generoso.820
De vos, y no de mí, podéis quejaros,
pues, aunque yo os estime como esposo,
es imposible, como sois, amaros.
Y puesto que así me ha dado
disculpa de su mudanza,825
sea mi loca esperanza
veneno y puñal dorado.
Si ha de matarme el dolor,
mejor es el gusto, ¡cielos!
Y, si he de morir de celos,830
mejor es morir de amor.
Siga mi suerte atrevida
su fin contra tanto honor,
porque he de amar a Leonor,
aunque me cueste la vida.835

 (Vanse.) 


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