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ArribaAbajoConversaciones entre alquimistas (2001-2006)


ArribaAbajoNo hay oro en las muelas del alquimista

Leche agria de la ambivalencia, leche nutricia. Aquello que, a medida que se intensifica lo que es, está ya a punto de ser su contrario.

Un sí que persistiera tras el desvanecimiento del no. Un no cuya órbita no estuviera limitada por el campo del sí. Desgastados anhelos de tantos talleres clandestinos...

Mira a ése de ahí, aquel que desaparece tras la esquina: es quien lleva en el bolsillo la abeja de lo imposible.

Flor de la narcosis, tentación suma. Pero no se deja prender y sigue adelante.

La clave: no intentar conducirte a ti mismo, sino conducir discretamente a aquello que te conduce. Lo atisbas sólo con artes indirectas.

Para qué viajar lejos, si no se toma uno el trabajo de intentar comprender lo extraño.

La clave está en dejar resonar. La potencia de esas parejas de contrarios es tan fuerte, que desconfiarás de ella como de todo poder.

En definitiva, lo que convoca es estar dispuesto a la desaparición.

Tú sabes que no hay oro en las muelas del alquimista: mamó con avidez la leche agria, pero no tuvo estómago para digerirla.




ArribaAbajoEl hechicero de la cueva de Chauvet

«Sucedían cosas difíciles de comprender para los siglos posteriores. Una cabeza aparecía sin cuerpo. Dos cabezas llegaban una detrás de la otra. Una sola pata trasera escogía un cuerpo que ya tenía cuatro patas. Seis cuernos se asentaban en un solo cráneo.

No importa el tamaño que tengamos cuando empujamos a la superficie, podemos ser inmensos o pequeños, lo único que importa es lo lejos que hayamos llegado atravesando la roca.

El drama de las primeras criaturas pintadas no se halla ni a un lado ni en el frente, sino que está siempre detrás de la roca. De donde salieron. Como lo hicimos nosotros...»


John Berger («Empujar la roca»)                


La mitad de un bisonte, la mitad de un hombre, la mitad de una mujer. Los tres pedazos buscándose, palpándose, abrazándose. Minotauro y cautiva. Maga hechizando a un cazador. Orfeo andrógino liberando al gran bóvido. Nunca las tres mitades formaron una unidad previa, no existió aquella autosuficiente supremacía que hubiera podido tapar con la huella de su pataza la de cualquier otro ser, y sin embargo la mano que hace treinta y cinco milenios trazó estas figuras conjuraba aquel imposible.

Este irregular útero de piedra caliza donde todas las formas nacidas de la oscuridad primordial sueñan, se entrelazan, copulan, es nuestro primer santuario. En el vaivén entre nuestra esencial incompletud y la transparente corola de la totalidad, en el secreto de esta gruta recóndita donde lo alto no se halla desconectado de lo bajo, puedo concebir una sílaba como un grano que pasara de una garganta a otra, de buche de pájaro a boca de oso a laringe de hombre, manteniendo intacto su poder de germinación.

La conexión con todo lo viviente y la fuerza de Eros son los recursos más valiosos, el hilo más seguro hacia el exterior del laberinto opaco por donde hoy erramos extraviados. Iluminado de repente por la lumbre de la antorcha, abrazado a esa enigmática mitad de mujer, el Minotauro de Chauvet nos recuerda lo que siempre supimos.




ArribaAbajoDerelicción del contexto

«Hablar con pedazos de palabras / ya que de poco o nada ha servido / hablar con las palabras enteras»

Roberto Juarroz                


Que el alba del pensamiento, la deslumbrante aurora de nuestra sensibilidad, se nos transmita como pecios arrojados por la mar después de algún naufragio insondable es justo. Rescatados del desastre, piedras palpitantes sobre la playa, los preñados fragmentos de Heráclito, Tales, Anaximandro, Jenófanes... Restos de alguna remota catástrofe geológica, regurgitados por la memoria del mundo. ¿Cómo opera ésta? Súbitos fogonazos, desapariciones selectivas, foco sobre el detalle que parecía carecer de importancia, superposición de los tiempos, extraña recomposición del argumento, metonimia veloz, exasperación, aroma. Esas arcaicas esquirlas forman para nosotros un lecho actual, son delta acogedor para el veleidoso río de nuestra conciencia. Presentes, respirables sin término: Heráclito, Anaxágoras, Empédocles, Epicuro. Y vuelta a Heráclito. Memoria del mundo que funcionas como nuestra propia memoria: las raíces del cardo, la base del atolón, el hielo azul del iceberg, los aguazales lejanos. Aunque una superficial mirada melancólica quedaría prendida en el archipiélago del desastre, todo está ahí. Esperando que recordemos aquellas palabras que son nuestras, que son las más nuestras: el camino hacia arriba y hacia abajo es uno y el mismo3.




ArribaAbajoOh padre que conservas una gota de incertidumbre en los ojos

estaba soñando con la falsificación, cuando algo me arrancó del dormir para anotar esto:


Mi padre me enseñó que ha de madrugar mucho quien desea subir a lo alto de la montaña.

Me enseñó que se puede adulterar una vida como quien falsifica un alimento.

Él me enseñó a cuidar mi calzado, protegerlo con grasa y untos impermeabilizantes, guardarlo relleno de hojas de papel prensado para que la humedad y la fosforescencia no lo deformasen.

Mi padre me enseñó que la flor puede contemplarse tanto con ojos de insecto como de entomólogo, y que no existe una razón última para privilegiar una de ambas perspectivas.

Me mostró la luz tamizada del bosque de hayas, de manera que cuando, muchos años después, quisieron darme gato por liebre, contesté: estos gatos que no son liebres tampoco son hayas.

Me enseñó a distinguir algunos frutos del bosque, pero no quiso o no supo ahondar en la doctrina de los venenos.

Una vez me mostró la extrema vulnerabilidad de su juventud, pero se retractó pronto.

Quiso alertarme sobre los hirsutos delirios que descansan en muchas habitaciones de la Casa de la Conciencia.

Me llevó cerca del taller del herrero donde se rectifican los sueños de las imágenes. Y entonces me enseñó que no vale la pena sacrificar la vida por un efecto retórico.

Me hizo ver que no hay huerta sin áspid ni inteligencia sin vasos comunicantes.

Me acostumbró a caminar con una mochila bien cargada; pero sin eso ¿cómo hubiera podido vaciar la mochila?

Me mostró un lugar vacío. La limpieza y la resonancia de un lugar vacío.

Me enseñó la magia de la Cámara Oscura, y el sustantivo revelador que luego se fue perfumando de infinito.

Me insinuó —¿o son figuraciones mías?— que el drama del Rey, la Reina y el Príncipe es en verdad mortífero, pero que se pueden buscar preguntas que nos sitúen en otro lugar.

Se las arregló para sugerirme que no es imprescindible repetir los crímenes de los padres.

Mi padre me enseña que tenemos que inventar a ese padre con dolor y sin ferocidad, un padre que nos invente.




ArribaAbajoEl dios de la tramoya

Hemos pedido un cambio de civilización, y nos ofrecen porcentajes de biodiesel. El teatro está en llamas: centenares de imprevistos animales nocturnos huyen despavoridos, se dispersan por las calles y las travesías de una ciudad implacablemente hostil. Hay un reguero de culpa negra que con lentitud va inundándolo todo, desde los locales de ocio hasta los aún bien abastecidos mercados populares. Mejor mirar hacia otro lado.

Los precios de las distintas clases de petróleo —para los mercados brent, opep, texas, etc.; la clasificación científica distingue 29 tipos de crudo— se consultan con la misma desesperada unción que el arúspice reservaba para las entrañas de la víctima. El espeso humo del incendio forma figuras extrañas, donde escribas alucinados creen reconocer los planos de batallas que se pelearon hace cinco mil años.

Unos encuentran su consuelo en un cuenco de sopa, otros en una página de Walter Benjamin. El propio Benjamin hubiera preferido la sopa. No me habléis de desesperación: no hay tiempo para los S.O.S., por eso escribimos poemas en prosa. Todo lo que se perdió, todo lo que se perderá, podéis venir a buscarlo aquí.

Mientras la casa se quema —rezonga el bombero pirómano— miramos hacia otro lado. El escuchimizado Deus ex machina no sabe qué sería necesario hacer para que continuase funcionando la Máquina. Nosotros seguimos buscando una soleada plaza de pueblo, o más bien un rincón dentro de ella, donde quizá lograríamos hospedar al equilibrio.




ArribaAbajoDespués del vendaval

«Las normas sociales que protegen a las personas no pueden seguir cediendo el paso a las que protegen las mercancías en el comercio internacional, o ser sacrificadas a la lógica del capital y de las finanzas»

Emilio Gabaglio, Cándido Méndez y José Mª Fidalgo                


Un vendaval hediondo arrasó los lugares que sabíamos habitar. Se ha dislocado la relación del campesino con la semilla, la del perro pastor con las ovejas, la del algodón con la hilandería, la de la ecuación con la trayectoria, la del minero con el minero, la del tatarabuelo con la tataranieta, la del obrero con la plaza del mercado. Un huracán hediondo nos sigue descarnando los huesos y deshuesando el ánima.

¿Cómo pueden las palabras ayudar a volver a ocupar el lugar devastado? Mentiría si dijese que poseo secretas fórmulas magistrales. Pero sé que hay fuerzas espaciosas que pueden transportarnos muy lejos, a poco que permanezcan intactas algunas fibras del músculo de la generosidad. ¡Si una palabra es verdadera, también es incalculable! El gran capital tiene las muelas cariadas, hasta un extremo que no pueden imaginar quienes están sufriendo sus dentelladas terribles.

¿Se puede reabsorber tanto dolor, tanta miseria, tal descoyuntamiento? No hay que intentarlo. Es nuestro punto de partida: no debe quedar tapado. Jamás se empieza desde cero, por más ilusiones que nos propongan los farmacéuticos de la Inmaculada Concepción. Lo que ahora nos solicita podríamos situarlo así: ¿cómo establecer sinapsis entre la mano y la aleta, entre la mano y la estrella, entre la mano y la otra mano?

Cuantiosa concupiscencia revolucionaria... No escribimos para saber quién tiene el corazón más melifluo; luchamos por sacar a la hogaza de pan de la carrera competitiva entre las mercancías. No nos tientan los brindis funerales. Quedarán unas pocas páginas de nuestro asombro. Unas pocas de nuestro esfuerzo por comprender. Y unas pocas de nuestro amor. Eso es mucho, es todo lo que hace falta, todo.




ArribaAbajoLa belleza de la huelga general

Con independencia de todos los valores ético-políticos que pueda tener una huelga en una situación determinada, en ella hay algo valioso en cuanto tal, más allá de las circunstancias concretas que la enmarcan: su carácter de interrupción del curso maquinal de las cosas.

Es un corte potencialmente capaz de romper el desastre hacia el que se encamina el mundo. En el universo del tardocapitalismo, lo maquinal es el principio de muerte, y tenemos que saludar la discontinuidad como una afirmación de vida.

Frente a la dictadura del «tiempo real», la demora.

Frente a la brutal coacción de lo inmediato, la articulada delicadeza de las mediaciones.

Frente al abaratamiento de la palabra (condicionado por las mejoras técnicas en el campo de las telecomunicaciones), el valor de la reticencia y el silencio.

Frente a la falsa autoridad de la imagen, la dignidad del hueco.

Frente a la tiranía del trabajo muerto, frente a la demagogia de la normalidad, la restallante belleza de la huelga general.




ArribaAbajoMomento de parar

«...exterminando, en el más mínimo tiempo, el legado de centenares de milenios de evolución vulcanológica y geológica...»

César Manrique                


Tengo el secreto: sólo consiste en detenerse.

En las épocas de parálisis, el secreto era la rapidez. Pero no parecen darse cuenta de que, en esta era de aceleración incontrolada, el secreto es la lentitud.

Para hacer sitio a la leche, tendremos que irnos deshaciendo de un poco de cálculo diferencial. Será sin duda el artista de la ausencia quien nos adelante un par de claves viables para la felicidad.




ArribaAbajoAcogedor

Hospitalidad del café anónimo. El café de los paseantes friolentos, de los amantes embebecidos, de las muchachas solas, de los galanes pelmazos, de los negociantes absurdos, de los escritores sin éxito, de las amigas ancianas, de los vendedores desfallecidos, de los remendadores de imposible, de las lectoras abismadas, de los mendigos de su propia muerte, de los perros tranquilos (¡ah, sí, esos cafés donde se admiten perros!). El café cálido, acogedor, lento, espeso. El café donde pedir un café crème al garçon aunque éste sea zaragozano o del barrio de Chamberí; y donde reírse sin azoro de los terribles locales «a la última», con su lúgubre juego de apariencias.

El café se nos va llenando de parroquianos a medida que avanza la tarde, de manera que en las horas álgidas se mezclan simultáneamente cien conversaciones diferentes, y media docena de silencios. Hay veces en que me parece percibir materialmente cómo empiezan a combinarse entre sí esos cien discursos —y los silencios—, cómo se entrelazan y se persiguen y se esquivan y se acuerdan, hasta acabar formando una sola frase indecible, que sería sin duda una promesa.

En la tradición judía, el nombre de Dios es la yuxtaposición de todas las palabras de la lengua, y cada palabra no es más que un fragmento desprendido de ese nombre. No hay que volar tan alto para recoger, entre las gastadas mesas del café, la intuición de una socialidad humana cualitativamente diferente, más fraterna y más libre.




ArribaAbajoSegunda derivada de viajera en autobús de extrarradio

¿Realidad con avitaminosis? ¿Silencio repartido entre demasiados comensales? ¿Ropa nueva probada ante un espejo vacío? Lo que falta es decisivamente una mirada, una mirada que contuviera el instante en que la falda ligera del verano bascula tristemente hacia el recetario, la cartilla y la libreta de notas. ¿Cómo rehacer el camino perdido hacia lo que quizá no se perdió? ¿Dónde fue a parar la fiebre desamparada de aquella niña?

La luz se adensa y se oscurece, hay grumos de vida con sabor salado, basta un trazo de laberinto para producir ahogo. ¿Cómo puede ser que la simple forma de esa carencia no convoque la circulación de algo entre el mar y tú, entre el esperma y tú, entre tú y el jardín innombrable?

Mujeres mal amadas, adormecidas costureras del día previo, no soy quién para anticipar ninguna instancia de vuestro recreo, pero homeopáticamente os depositaré una gota de veneno en el corazón.




ArribaAbajoA pesar de

Los trajes oscuros con ordenadores portátiles perderéis.

Los pies desnudos con silbidos significantes ganaremos.

Todas las probabilidades y todos los augurios están en contra, pero sucederá así.




ArribaAbajoBlanca vela sin nave

Una vela blanca que lleve más allá de la fragmentación del sueño, más allá de los aromas intrincados, más allá del Tiempo dentón y mayestático. Una vela blanca amplísima, sin porqué y sin mañana.

Una vela semejante a la idea de la celebración, abstracción no abstracta, vela exenta donde se materializa toda la voluptuosidad marina de un planeta que no conociese borrascas ni galernas. Dime por qué das en pensar sobre la muerte en un momento así.

Quién no ha deseado algo semejante. No por desplazarse a ningún lugar, nada más que por ver henchirse la vela. Esa vela sin nave que sólo ha de rendir cuentas ante el sol. Con ella voy ahora, ¿vienes conmigo?




ArribaAbajoVen, te acompaño

La palabra acompañar es una de las más hermosas de la lengua castellana.

Aparece ya en el Cantar de Mío Cid (1140); en su etimología encierra el compartir el pan.

Acompañar, quizá la forma básica de la atención, que es la virtud primera del ser humano, ligera con entrambas alas (el ser atento y el estar atento).

Un anciano que se encamina hacia las últimas preguntas agradece ser acompañado. También la niña que ingresa en el zumbante matorral de enigmas necesita ser acompañada. Pero, de forma quizá menos obvia, desde la diáfana soledad de cada uno, todos y todas precisamos ser acompañados.

No tanto la estaticidad y formalidad de la compañía, como ese acompañar que está en movimiento, acompañando al que se mueve, más cordial y cercano.

El amor tiene algo de excesiva montaña rusa entre el cielo y el infierno. Los sabios psicoanalistas nos dicen que la relación sexual no existe. Y resulta dudoso que consigamos nunca ayudar al otro, en el sentido más riguroso del término. En cambio, siempre podemos acompañarle un trecho de camino.

Desde las formas más fáciles de acompañar —acariciar a la gata rumorosa— hasta las situaciones extremas de acompañar donde no se puede acompañar: el agonizante, la parturienta. (Pero los seres humanos no salimos adelante sin hacer lo que resulta imposible hacer, por lo menos varias veces al día).

La falta peor en que podríamos acaso incurrir, ¿no es haber rehusado acompañar a quien mudamente de verdad lo necesitaba?

No puedes responder a la pregunta del otro, pero sí que puedes acompañarle mientras recorre su propia formulación.

Precisamente porque no hay respuestas y el tiempo pasa: acompañar.




ArribaAbajoSi eres capaz de aprender

«Las mujeres se sientan o se mueven de un lado a otro, jóvenes algunas, algunas viejas; / las jóvenes son hermosas, pero las viejas son más hermosas que las jóvenes»

Walt Whitman                


Vas a corregir la errata en el libro, haces un movimiento torpe, y el bolígrafo mancha el pantalón blanco. El mínimo suceso enseña algo —si eres capaz de aprender.

(Cuando uno empieza por fin a saber cómo aconsejarse a sí mismo, desaparece la tentación de dar consejos a nadie).

Un poema admirable de Emily Dickinson comienza sugiriendo que el agua se aprende de la sed; su último verso enuncia que por la nieve se aprenden los pájaros. No hay que borrar las marcas de lo que se perdió...

Hay tanto que aprender; sólo que yo no puedo enseñarlo. Puede enseñarlo el almendro, la ardilla. Puede enseñarlo el sapo, la retama. Puede la luna nueva, la fresca brisa nocturna. Yo sólo puedo indicaros aquel teatro de escarcha mientras mi corazón ríe, mientras la levadura traza las exactas galerías de la fertilidad.






ArribaAbajoPoesía desabrigada (2001-2006)




ArribaAbajoEntonces, quizá


ArribaAbajoAlimentar
una senda
con nuestros pasos

alzar
un pequeño toldo
para salvarnos del ruido

desdoblar debajo
espacio alerta

afeitarle al autoengaño
el rabo

con delicadeza limpiarle los zapatos
a la atención

y entonces
quizá entonces
poesía




ArribaAbajoFueradentro


ArribaAbajoDónde podrías ir
que no estés ya

ahora
no es un punto inextenso:

es tu respiración acompasada
con la del mundo

es un surtidor sin comienzo ni fin
arterial indistinguible
de ti mismo

es el mar
dentro de la gota de agua
dentro del mar

en el confín del mundo
qué encontrarías
que no fuese ya tuyo

dentro vuelto hacia fuera
fuera volcado dentro

ahí donde ya estás
donde has estado siempre




ArribaAbajoPoesía social


ArribaAbajoLo nunca dicho y la ternura
conjuran el momento en que aparecen
lo nunca sido y la justicia

Ahí la poesía: el susurro
de todo lo que se abre




ArribaAbajoSermón bivalvo


ArribaAbajoComo el mejillón la almeja otros moluscos
se ahíncan en su sitio y desde ahí
respiran todas las aguas del planeta
filtran la riqueza frágil del sedimento
reinventan el mundo desde el grumo

(en un solo barril de agua de mar
dice el biólogo
cincuenta mil nuevas especies de bacterias)

como el honesto mejillón
hirsuto de satori
ahí




ArribaAbajoSermón del mundo enfermo


ArribaAbajoEn el panteón de los dioses
mucha más biodiversidad

en la vulnerable biosfera
mucho más politeísmo

en nuestros breves días
mucha más de esa lumbre
que llamamos deseo




ArribaAbajoSermón microfísico


ArribaAbajoComo había poderes
tuvimos que crear contrapoderes

Cuando los contrapoderes reprodujeron
algunos de los peores rasgos de los poderes
comenzamos a introducir mecanismos
de contracontrapoder

Eso no evitó que apareciesen
nuevos abusos otras corruptelas
que hicieron necesarios
nuevos controles otras correcciones:
con eso ya nos internábamos
en estrategias de contracontracontrapoder

Siguieron varias trabajosas rondas más

Nos hemos vuelto menos confiados
Miramos más hacia dentro que hacia fuera

Eso no quiere decir que descuidemos
las instituciones y reglas que limitan
el mal uso del poder:

sólo significa que sabemos
que la Bestia
no vive extramuros o en casa del vecino:
habita en todas partes

también en nuestros sueños nuestras luchas
y nuestros corazones




ArribaAbajoEl principio esperanza


ArribaAbajoEl mantenimiento de la fuente
de la que mana leche y miel
es en realidad tan sencillo:

quien sabe cómo se abre una puerta
no oculte la llave




ArribaAbajoLeyendo el poema de Peter Weiss sobre el golpe de Estado en Chile y la muerte de Pablo Neruda


ArribaAbajoComo niños que en voz alta hablan a solas de noche
para convencerse de que en realidad no están solos,
y encienden una luz porque no hay nadie en la casa,
nos decimos: el fascismo
va a acabar pronto. El imperialismo
es pasajero




ArribaAbajoCapitalismo


«El hecho es que / miles de hombres adinerados / determinan el destino del mundo, / y al hacerlo se orientan por un / principio fundamental: / aumentar los beneficios. // (¿Hasta cuándo durará esta estructura?)»

Joan Brossa                




1

ArribaAbajoEl parásito tiene
departamentos enteros de public relations
especializados en inocular al hospedante:
sin mí
tú no podrías sobrevivir nunca


2

No es
argumentándole racionalmente a Pasteurella pestis
de que está en su propio interés no aniquilar
al organismo que le alberga
como se acabará con la peste




ArribaAbajoSociedad de consumo


ArribaAbajoTe enganchan ya de niño con el exceso de azúcar
en las comidas, y a partir de ahí la cosa va in crescendo
hasta el sí y amén a la guerra preventiva.
Desintoxicarse resulta cualquier cosa
menos fácil




ArribaAbajoSermón del alfabeto


ArribaAbajoSe nos acaban
las letras
para bautizar a los huracanes tropicales

Nunca
las primeras letras del alfabeto griego
fueron tan ominosas

pero la verdad oficial
en los Estados Unidos de América
sigue siendo que no hay calentamiento del clima
en el planeta Tierra
ni en ninguna otra esquina del Sistema Solar

—incluso en Nueva Orleans
impera la patriótica verdad, aunque no queden
después de Katrina
vecinos para contarlo—

y que si hubiera cambio climático
no se debería a la actividad humana

y que incluso si lo hubiera
y fuese achacable a la actividad humana
seguramente no sería tan malo

y que si a lo peor fuese malo
al menos no lo sería para nosotros

y que si por desgracia fuese para nosotros
al menos no lo sería hasta dentro de un tiempo

¡y que decir otra cosa
es dar alas al terrorismo!

Qué solecito tan rico esta mañana




ArribaAbajoIntelectual meditabundo



1

ArribaAbajoEn el paseo marítimo
las mesas del McDonalds casi desiertas
bajo un gran despliegue de luz mediterránea.
Una paloma picassiana rebusca
entre los restos de un McMenú.
Pasa un mendigo y con soltura de bailarín se apropia
de un vaso abandonado con bebida.
El observador en el café contiguo
se pregunta qué diablos
está haciendo ahí.


2

Pues me pagan
para que me deje comprar.


3

Y quizá fui comprado
antes siquiera de decidir
que me ponía en venta




ArribaAbajoAmasando pan y asando corazón


...que ha cortado manos,
que ha matado a su padre,
que se ha comido su corazón
y tiene miedo...


(relato de uno de los niños-soldado de Sierra Leona, transmitido por el misionero Chema Caballero, mayo de 2002)                


...creí
que eran los hornos para el pan.
Había oído decir
que allí se amasaba día y noche,
era un campo muy grande...


(relato del Testigo 2 en Die Ermittlung [La indagación] de Peter Weiss, «Oratorio en 11 cantos» escrito a partir de las actas del proceso sobre Auschwitz celebrado en 1964-65 en Francfort del Meno)                




1

ArribaAbajoAlgunos
aquí y allá
lograron salir del horror.
Dicen que sí, que unos pocos.
Pero no salió de nosotros
el horror

Amasando la ceniza de ese pan seguimos
y asando amargo corazón
en los hornos que no se apagan nunca
que brillan día y noche

merced a lo inigualable de la técnica
y lo inagotable
del combustible

Ha recibido tantos y tantos nombres:
pero pongamos que se llama
indiferencia


2

Hay palabras
tan cargadas de horror
que la mano crepita y supura
y se empoza y casi no se atreve a trazar
los signos:

Auschwitz

inversor

gulag

competitividad

Shoa

sanción de los mercados

Treblinka

globalización
globalización
globalización




ArribaAbajoEl general Roméo Dallaire ha dejado de intentar suicidarse


«Corazón, ¿quién os ajena? / (...) Llorad mi mal y tristura / con tal fe, tal confianza / que si os vence desventura / no se pierda la esperanza. / No os canséis, / que algún tiempo gozaréis»

Anónimo castellano (siglo XV)                




1

ArribaAbajoTres siglos
nos da el general Roméo Dallaire
para dejar de autodestruirnos
por nuestras diferencias,
con los ojos todavía desfondados
por el horror del genocidio de Ruanda,
tres siglos sólo si trabajamos duramente.
El militar quebequés estaba al mando
de la impotencia con bandera de la ONU:
2.260 soldados en el 93.
Estrechó la mano del diablo,
la mano que al día siguiente empuña el machete
y los cadáveres comienzan a taponar los ríos
y a ocupar el lago Victoria.
A las mujeres las violaban
introduciendo palos y botellas que rompían;
les cortaban los pechos.
A veces mataban
a los niños delante de los padres,
les cortaban los genitales y las extremidades
y les dejaban desangrarse,
luego también mataban a los padres.
Con un mohín de desdén
miran a otro lado quienes pueden detener la masacre
desde palacios y cancillerías.
Había gente que pagaba
para que les pegaran un tiro
en vez de ser muertos con machete.
El militar canadiense estrechó la mano del diablo,
pero yo que lo escribo la he rozado también
al escribirlo,
y parece que tú que lo lees
la apretaste en más de una ocasión.

Tres siglos
para dejar de asesinar al otro
sólo si trabajamos duramente,
tres siglos para llegar al día
en que todos serán tratados
con dignidad y serenidad,

ya sabes: sólo si trabajamos duramente


2

Trescientos años
para dejar de asesinar al diferente
la cifra no se me va de la cabeza:

trescientos
se dice pronto: trescientos
año más
año menos

Habida cuenta
de todo lo que ha llovido
desde los bisabuelos reptiles hasta hoy
no es tanto tiempo

Trescientos años
pero la fragilidad

Trescientos años
pero la belleza
Trescientos años
pero la atención

Trescientos años
pero yo moriré
mañana




ArribaAbajoDía doce



1

ArribaAbajoDuerme la familia
en una sola habitación.
Si cayera aquí,
si —no lo quiera el cielo— fuese aquí,
mejor estar todos juntos.


2

ArribaAbajoTres mil bombas en dos días
sobre Bagdad, sobre las otras ciudades.
Día doce. De la infamia relámpago
a la infamia de posiciones.

Los mismos —asesinos
de masas— que no consienten ver
cómo la biosfera es finita
no parecen saber
que hasta las bombas se acaban.
¿De qué reservas disponen?

Tres mil en dos días.
¿Si se les acabaran
qué?

Para destruir
lo que querrían destruir
no hay en ningún caso
bombas suficientes.


3

La mano exenta.
Aparecía:
como imagen en un poema,
como angustia en una historia,
hasta como personaje
en un filme de entretenimiento.

Ahora es sólo la mano
arrancada de cuajo por las explosiones
la mano que todo el mundo ha visto
la mano con la que nadie sabe bien qué hacer.


4

Señor presidente:
si uno dice tantas veces libertad
con el significado de matanza
ya nunca
nunca nunca va a poder quitarse
el mandil de carnicero

Algo de eso sabía
aquel antiguo hombre-caballo en Grecia
llamado Neso:

morirá usted
con ese mandil sangriento abrasándole
pegado a la piel envenenándole
el nunca
y el siempre
el todos
y otra vez el nunca

y ningún muerto derramará una lágrima

1 de abril de 2003                





ArribaAbajoBalance provisional de la guerra contra Irak


no se me van de la cabeza dos imágenes: la fotografía de Rachel Corrie, joven pacifista estadounidense, estudiante de la Universidad de Olympia en Washington, aplastada adrede por una excavadora mientras intentaba detener una de las casi diarias demoliciones de casas de las fuerzas israelíes en Rafah, una población en el sur de la franja de Gaza, el 17 de marzo de 2003; y la foto terrible de la niña iraquí desmayada, en brazos de un adulto, con los pies convertidos en dos destrozados amasijos de carne sangrante, en los primeros días de la guerra contra Irak



ArribaAbajoLos invasores muertos se cuentan por decenas
Los iraquíes muertos por miles

Los pozos de petróleo están a salvo
la Biblioteca Nacional arde
del Museo Arqueológico de Bagdad
no queda nada

Los partes de victoria siguen hablando de democracia
libertad
civilización

Sócrates dijo una vez
que el uso perverso del lenguaje
inocula el mal en el alma

Nuestras palabras
¿quién las descontaminará?
Nuestros pensamientos
¿cuándo serán liberados?

14 de abril de 2003                





ArribaAbajoSupersticiones


para Juan Carlos Monedero, hostigado inquisitorialmente por el gobierno de un Partido Popular que querría clausurar cualquier espacio de disidencia política



ArribaAbajoQue los asesinatos en directo
son peores que los asesinatos en diferido

Que los asesinatos masivos
son menos elegantes que los asesinatos de uno en uno

Que los teleasesinatos
dejan más entera la conciencia que los asesinatos presenciales

Que los asesinatos artesanales
son menos limpios que los asesinatos vía satélite

Que mis asesinatos
son disculpables en comparación con tus asesinatos




ArribaAbajoInminencia silvestre


ArribaAbajoPodridos
de estética
insignificante
mientras la belleza
del mundo
se pudre

quizá no pueda remediar
nada
ni la filosofía
ni los ansiolíticos
ni la policía secreta

pero la yerba que inadvertida crece
en los márgenes del baldío
y las frágiles amapolas sobre el talud
ellas sí que pueden




ArribaAbajoSermón sobre la poesía y la constitución del universo


ArribaAbajo4 por ciento materia ordinaria
96 por ciento materia oscura y energía oscura

¿A la postre
Rilke resulta mejor cosmólogo que Newton?




ArribaAbajo¿Cómo se hace un poema?



1

ArribaAbajoEstán los tontos que creen
que lo bueno es meter ibuprofeno en un poema

y están los tontos que creen
que lo bueno en poesía
es no dejarlo entrar


2

Atento a lo que pasa

Y todavía más atento
a lo que no pasa




ArribaAbajoNo suturar


ArribaAbajoParar
esta hemorragia
de mundo

pero no dejar de oír
el cascabeleo
distraído

gatear
con unas pocas palabras
por los arbotantes del aire

pero no cerrar
los ojos ciegos

agradecer

acoger

no suturar




ArribaAbajoAmo tu cuerpo imperfecto


ArribaAbajoAh, la mentira de los cuerpos perfectos,
la gran mentira podrida de las relaciones perfectas, de los momentos perfectos:
los cuerpos sólo pueden ser perfectos
al precio de una traición, de un tajo
que los cercena de la verdad de la vida

La casa perfecta no puede ser morada

Para que exista limpieza
ha de haber una poca suciedad

Y no se puede concebir la transparencia altísima del gozo
sino velada
por imprevisibles aguas dolorosas

Tu cuerpo imperfecto brillante
con el aceite cotidiano del deseo




ArribaAbajoBebida y postre incluidos



1

ArribaAbajoLlevo años explicando
cómo la mitad de la población humana del planeta
está malnutrida:
unos por exceso
otros por defecto

Las calorías que faltan en un lugar
son casi exactamente las que sobran en otro
sin olvidar proteínas y oligoelementos:
y la carencia tanto como el exceso
generan graves problemas de salud

Hartazgo aquí
simétrico del hambre allá:
explico en conferencias clases charlas
cómo si hay subdesarrollo
ha de haber también sobredesarrollo

Todo un señor profesor
que no parece por cierto
mal alimentado

Lo que me cuesta más hacer entender
por no decir entender
es que lo que nos falta sobre todo es alimento
para el alma

que los casos peores de desnutrición
se dan en gentes que no comen poesía

que el desmedro letal
se produce por falta de deseo

que es la consistencia emocional del mundo íntimo
lo que determina la calidad de la dieta

y que sin claridad de ideas y limpieza de corazón
nos asaltan las peores
enfermedades carenciales


2

Si lo que comen los hombres y mujeres
no es proteína o grasa
sino palabra y mirada, la mirada y palabra del amor:
¿quién se dirá nutrido?
¿Quién se creerá saciado?
¿Quién sabrá lo que no pudo asimilar?


3

Bacalao a la miel
sobre lecho de apio
con dos delicadísimas patatas

dispuesto sobre el breve plato blanco
como un poema japonés

olía
como uno de los misterios de la creación

reverberaba el sabor
entre ahora y ahora
interminable

mar y abejas
miel y algas
crisol felicitario

era el plato principal
de un menú
de ocho euros cincuenta

y una oportunidad
para que lo dulce no se disocie
de lo amargo
el agua comunique con la tierra
afloren los secretos jugos de la proximidad
se asiente la sustancia de las fermentaciones

y este alimento nos remita al otro
igual de nutritivo o de verdad nutritivo




ArribaAbajoSermón de la palabra que acoge


ArribaAbajoBarbarie
se puede hacer
—contra lo que pensaban aquellos optimistas—
en griego

Claro que sí:
se puede hacer
en latín en árabe en hebreo

Se puede hacer con runas
con pictogramas
con ideogramas
con escritura cuneiforme
o con signos cirílicos

Se puede hacer desde luego
en español
y en inglés
en lenguas vivas
y también por supuesto en lenguas muertas

La palabra que acoge
en cambio
es mucho más difícil:

sólo entre tú y yo
sólo en la orilla aterida del deseo
sólo como buceando por debajo del mundo

apnea interminable
con los pulmones
a punto de estallar

sólo ahí sola




ArribaAbajoMirada de una niña


ArribaAbajoTodo en tus ojos.

Esa intensidad del deseo
que a veces llamamos horizonte o verdad,
esa forma de refractarse
la vida inagotable en un sujeto
(en tu caso un pequeño
sujeto de como mucho tres años, conjeturo):
toda en el oscuro caudal vivo de tus ojos.

Apacentar el silencio,
cambiar un par de historias con la lluvia,
dejar crecer los árboles.
Para lo visible y para lo invisible
el mismo deseo.

Princesa mora,
amazona inuit, niña de barrio, vienen
tiempos difíciles
—si tú supieras
cuán difíciles,
si lo supiera yo—
pero tú no te dejes engañar:
todo está ahí,
y tan cerca de ti como tú quieras.

En cada solemne
salón inhabitable
hay un secreto pasillo que lleva a la despensa misteriosa
si sabes encontrarlo

y se te ve en los ojos que tú sabes




ArribaAbajoReforma del programa de estudios en la escuela popular de sabiduría superior


ArribaAbajoSólo saber aceptar regalos
y prestar atención




ArribaAbajoNadie sabe lo que puede un cuerpo (lectura errónea de Benito Espinosa)


«Vivir es tan sorprendente, deja muy poco espacio para otras ocupaciones...»

Emily Dickinson                


«Nada más mortífero que una respuesta sin pregunta»

Francisco Pereña                




I

ArribaAbajo¿Qué haremos con la pena que desborda ese círculo? ¿Qué haremos
con la ligereza del tullido? ¿Con el precioso amor poco presente?
¿Y con la cintura de la alegría?

Ponerla a respirar de esta manera,
quedamente, en la almendra de lo blanco.


II

Esta ahí. Un vaso lleno de su propia luz.
Infinitamente grávido de don. Nadie sabe
—decía el viejo pensador judío—
nadie sabe lo que puede un cuerpo.


III

Nadie sabe lo que puede un cuerpo. Puede ser el que bebió la orina de las estrellas.
El que rastreó el pan hasta la miel y la miel hasta el labio.
O puede ser el que recogió los largos zarcillos extraviados de la muerte.


IV

Puede ser el que soñó el primer hilo, el que inventó la ceremonia del agua,
el que depositó sosiego en las celdillas, o el que asó la manteca
para ganar una urdimbre hacia el conocimiento.
El que crecía intacto hacia su límite.


V

Pero qué es un cuerpo si uno omite las escamas,
las alas, los tendones, el hígado, las plumas, los caninos:
lo que queda es deseo.


VI

Y todo se vuelve intento de respuesta:
cómo habitar este mundo.
Cómo dejar abierta la pregunta.


VII

Vuelvo al lugar donde una puntada de hilo,
un sorbo de agua cerca de la hierbabuena,
allegan la tersura del conocimiento.




ArribaAbajoAniversario septuagésimo segundo de la República Española


ArribaAbajoNuestro trabajo es
esperar el milagro

obrar para que acontezca el milagro

dar de mamar al milagro
dulce calostro verde

ser fulminados por el pedrisco certero
del milagro




ArribaAbajoSobre lo no coincidente (lectura errónea de Hölderlin y López de Briñas)


«En el taller, en las casas, en las asambleas, en los templos, que cambie todo en todas partes»

Friedrich Hölderlin (Hiperión)                


«inventa todo de nuevo / con voz de nadie...»

Julia López de Briñas                




1

ArribaAbajoPero en realidad no haría falta
inventarlo todo de nuevo:
habría que cambiar tan pocas cosas

bastaría
una desviación infinitesimal
una pequeña inexactitud
un desencuadre minúsculo

(como cuando un error de impresión
desplaza levemente las imágenes
de la cuatricromía)

para que en lugar del borbollante horror
donde nos debatimos
existiese un mundo
habitable donde
amables personas
vivas
produjesen
lo necesario
con justicia social
y amistad hacia todo lo viviente

bastaría
situarse solamente un instante
en la pequeña grieta
de lo no coincidente


2

En los materialistas antiguos
—santo y amistoso Epicuro, delicado padre Lucrecio—
es una desviación muy ligera de los átomos
lo que separa la existencia del mundo
de su posible no ser

Clinamen: contingencia, cilios y patitas de la libertad

Una muy leve torsión de trayectoria


3

Digamos que
la huelga general
personal
de un instante de duración
está siempre a tu alcance
aquí y ahora

y luego nada vuelve a ser igual




ArribaAbajoJornada de puertas abiertas


ArribaAbajoNo pasa nada
si el poema decisivo se pierde, la rutilante página
del evangelio del mundo, los versos redentores
que iban por fin a poner todo en su sitio,
enemigos amigos cielo infierno. No pasa nada.

No pasa nada porque la verdad esté mezclada
con su poco de error. Ni porque éste tampoco sea puro
total definitivo. Porque tengan los besos más dulces
algo de gusto a sangre.

No pasa nada si te atrapa el atasco,
si el chaparrón te obliga a refugiarte,
si la cola en la tienda nunca mengua,
si el aeropuerto se torna albergue improvisado.
Despliega la escalera mental para salir del pozo imaginario
y asciende por ella sin prisa: ves que no pasa nada.

Nada pasa si pierdes
el tren que te llevaba a la cita decisiva
de la que dependía la beatitud del corazón
e incomparables éxtasis genitales, esa chica tan guapa o el progreso
del que te hablan envarados sacamuelas
con alfiler de corbata y estadísticas. No pasa nada,
de veras, sal a la calle, entra en el bar, pide un café caliente,
límpiate con la mano el interior de los ojos,
disuélvete en el mundo como terrón de azúcar.

Si entre el momento de la sed y el vaso de agua
pasa un rato, no pasa nada. Hay muy pocas cosas
que de verdad pesen tanto. Hasta la muerte
—pero no estoy hablando aquí del asesino—
sólo consigue matar a quienes ya estaban
pasablemente muertos.
Lo que consideras arponazos letales
son imperceptibles rasguños de alfiler
para la vida común, cetáceo gentil.

Mira esa mancha en el muro
donde el idiota sólo ve una mancha:
es una de las puertas del mundo, y está abierta




ArribaAbajoSoñar lo suficiente para penetrar la realidad


«Nada de lo que haya acontecido ha de darse por perdido para la historia»

Walter Benjamin
(«Tesis de filosofía de la historia», tesis 3)
               


Arriba¿Mas quién puede creer que signifiquen algo
las probabilidades probables?
En enero del año cero dos supimos
que en cierta reserva natural de Kenia
una leona se apoderó de una cría de oryx
(«antílope que forma parte de la dieta
habitual de los grandes felinos», precisa nuestra fuente)
y la cuidó afanosa durante quince días.
Permitió a la madre antílope aproximarse
para amamantar al pequeño
«e incluso defendió al oryx de un leopardo»
señala nuestra fuente; que transmite también el luctuoso sucedido
del fin del pequeño oryx el pasado domingo
«devorado por un león mientras la leona dormía».
La madre adoptiva del antílope
«dio diez vueltas en torno al león rugiendo rabiosa
y luego se alejó por la sabana»
a enterrar en qué lejanías azules su amargura.
Qué quieren que les diga:
es un acontecimiento de los que curvan el tiempo,
modifican la historia del mundo.
No importa que antes mil millones de leonas
en parecidas circunstancias devorasen al oryx,
no importa que cien mil millones vuelvan a hacerlo después en el futuro.
Hay una norma nueva:
una leona puede ser madre de un antílope
no en el registro simbólico, no en forma de parábola,
no como anhelo jadeante de lo otro,
sino como verdad: esa leona flexible, aquel pequeño antílope.
Todas las demás veces
en que los dientes carniceros trituraron los frágiles huesos de hierba
pasan a ser excepciones y confirman la nueva regla:
la enorme lengua rasposa acarició las delicadas carnes.
Hemos soñado lo suficiente, susurra el gran cascarrabias
Virgilio poeta Piñera, para penetrar la realidad.
El poema, al fin y a la postre, tenía razón
frente a aquel estragado incomprensible lancinante inverosímil mundo
donde los leones devoraban a los antílopes.
Hoy festejamos lo nuevo del mundo nuevo
que contra todas las probabilidades probables
no cesa un solo instante de nacer.




ArribaAbajoFinal


ArribaBuscarruidos

Poesía: material móvil. «Todo lo que se mueve es poesía / lo que no cambia de lugar es prosa», se meneó Nicanor Parra. Movimiento material. Búsqueda, indagación (de la base y de la cima, según René Char, quien precisa enseguida: «Indagaciones de la base. Tinieblas en la cima», si es que hay siquiera cima: las tinieblas no permiten apreciarlo). En castellano se llama buscarruidos a la persona inquieta, un punto pendenciera. De repente, qué atinada definición del poeta: un inquisitivo buscarruidos.

Buscarruidos, buscavidas, buscadichas. Dicha, del latín dicta: cosas dichas. La dicha del decir: a la ventura, un buscarruidos, con el zurrón repleto de cosas ya dichas, sigue el rastro de lo por decir. La virtud del cazador es la sagacidad: el buen olfato. (Sagaz, del latín sagax: con buen olfato, capaz de seguir la pista). El buscarruidos es un indagador (del latín indagare: seguir la pista de un animal).

Me dieron por nombre Riechmann. Del alemán riechen: oler, olfatear, husmear. Riechmann es el Husmeador. Me dieron este apellido: hoy, que bauticé mi casa —Amargua—, lo hago mío por fin.

Al final de esta caza no se mata la presa: el cazador, durante un venéreo y venatorio instante sin tiempo, busca hacerse uno con ella. Dos en uno: amor, querencia al menos. Querer, del latín quaerere: buscar, inquirir. Poesía: un amor que indaga.

Poesía: decir lo que no se sabe, y sin saberlo queriéndolo, y por eso indagando en ello, aproximándose a algo que está ahí, que siempre ha estado ahí, ya inmediato y de repente inaccesible. El buscarruidos, chasqueado, guarda algo en el zurrón —no está seguro de lo que será— y sigue husmeando.

(de Desandar lo andado)                








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