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1

Se podría empezar con el cura de Don Quijote, que sugirió que «se le quite [de La Diana] casi todos los versos mayores» (I, vi), y terminar con Moreno Báez: «Se trata de un poeta de quilates no muy subidos, como es el caso de Montemayor [...]», y «Aunque solo sea por revelar la impericia de nuestro poeta, deben mencionarse el verso de 10 sílabas [...] Aun resulta peor versificador en su Cancionero» (ed., Diana, pp. li-lii). Para ser justo, hay que decir que casi todos los ejemplos que cita Moreno Báez son de versos mal copiados en la edición de González Palencia.

 

2

Moreno Báez explica este uso en La Diana, refiriéndose a Keniston: «La prosa del XVI acusa una tendencia a usar el verbo al principio de la frase como una especie de impersonal» (ed., Diana, p. 20, n. 15). No creo que se pueda aplicar esta justificación a los ejemplos poéticos de «Alcida y Silvano».

 

3

Moreno Báez, ed., Diana, p. 16, n. 13.

 

4

Título: En A, B, y D se lee: «La Historia de Alcida y Silvano, compuesta por Iorge de Montemayor, a la Illustre señora Dona Ana Ferrer, Dama Catalana.»

 

5

9: Faetón murió intentando guiar el carro del sol. Sus hermanas, las Helíades, fueron metamorfoseadas en álamos cuatro meses después de la muerte del joven (Metamorphoses, II, 1-366).

 

6

17: Las ninfas mencionadas en estos primeros versos son las figuras mitológicas de que escribió Garcilaso: «De cuatro ninfas que del Tajo amado / salieron juntas, a cantar me ofresco» («Égloga tercera», vv. 53-55, Obras, ed. Tomás Navarro Tomás [Madrid: Espasa-Calpe, 1966], p. 124). Dórida, Cintia y Polidora, las ninfas de la Diana, son también criaturas mitológicas, pero en «Alcida v Silvano» y otras poesías pastoriles, Montemayor usa la palabra «ninfas» para referirse tanto a las ninfas fantásticas como a las mujeres en general, así destruyendo la barrera entre el mito y la realidad en la narración.

 

7

24: El «suave licor» es el agua de la fuente Castalia, que nace en el monte Helicón. Beber esa agua inspiraba el genio artístico (Metamorphoses, V, 250-68).

A, B y D contienen esta estrofa después del v. 24:


   Y tu Doñanna cuyo nombre y gloria
yspira mueue y rige el pensamiento,
a quien mis versos van y la memoria,
y en quien mi mal consiste y mi contento,
recibe de los dos la triste hystoria,
y pues no llega el suyo a mi tormento,
el triste fin mirando yo lo fio,
que del podras muy bien sacar el mio.

(La Diana, Amberes, 1561, fol. 203v.)                


 

8

27: Montemayor se refiere a Montemor-o-velho y al castillo del Abad d. Juan (véase la nota a los vv. 65-80).

 

9

31: Silvano es también el protagonista enamorado de una larga canción de Montemayor en que el narrador (Silvano mismo) cuenta la historia de su amor por Duarda y los efectos iniciales de la separación en su relación con ella. Algunas partes del poema están en portugués.

Montemayor dijo de sí: «Riberas me crié del rio Mondego, / Ado jamas sembró el fiero Marte / Del Rei Marsilio acá desasosiego»Carta ao senhor Francisco de Sâ Miranda», vv. 70-72, en Poesias de Francisco de Sâ de Miranda, ed. Carolina Michaëlis de Vasconcellos [Halle: Max Niemeyer, 1885], p. 655). Hay una referencia al mismo Rey Marsilio en «Alcida y Silvano», v. 75.

 

10

47: En A, B, C y D, la última palabra de este verso es «Iusartes»; en E y F, es «lusartes», y en G, H, I, es «Lusartes». No he podido encontrar otra referencia al nombre [?] en las obras de Montemayor, ni he podido identificar a la familia.