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422: B: «al triste amado nuevo así decían».
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450: Belisa se refiere a sí misma.
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479: «Su» se usa como «abajo» aquí y en varios casos en la obra de Montemayor. Por ejemplo, en la «Égloga cuarta», v. 341: «se va [el ganado] su, paso a paso, a su manida»
. Y de la Diana: «Vio Sireno venir un pastor su passo a passo, parandose a cada trecho»
(ed. López Estrada, pp. 15-16).
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480: Dice el texto del Segundo cancionero: «dejando allí los dos con cuidado»
; B tiene «su cuidado»
; C, D, F, G, H tienen «gran cuidado»
.
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496: «Hurtar uno el cuerpo»
: «moverse con ligereza para evitar un golpe; evitar el entrar en una dificultad»
(Dicc. Real Acad.) O sea, el desdichado no encuentra una solución cuyo cuidado no le aleja del peligro.
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532: La sugerencia de que Silvano se enamoró por libre voluntad y no por la fuerza del propio amor contradice el concepto petrarquista popular del amor omnisciente que subyuga al amante contra su voluntad:
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(Francesco Petrarca, «Soneto 65», Canzoniere, ed. Piero Cudini, 3.ª ed. [Roma: Garzati, 1974], p. 980.) |
Montemayor expresa con frecuencia la idea del amante débil frente al capricho del amor: «pues ves que he de quererte, aunque no quiera»
; y «pues de la razón forzado, / contra ella misma porfío; / fuérzame que os quiera yo»
(véase el Cancionero, ed. González Palencia, p. 451; Seg. can., fol. 4v). Como la libre voluntad cobraba fuerza temática en las obras del portugués (se piensa en Felismena de la Diana, la cual pudo superar su destino por la pura persistencia), el poder absoluto de Cupido se desvanecía y los pasajes expresando ese poder desaparecieron. Por ejemplo, Montemayor sacó estos versos de la «Égloga primera» cuando la republicó en 1558:
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(Obras, 1554, fol. 59r.) |
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539: Estos versos recuerdan Gálatas 2:20, al cual se refiere Montemayor en su «Diálogo spiritual». «Con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
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648: En la «Égloga tercera», Marfida, amante experimentada, también hace referencia a la inocencia de los amantes nuevos, que no se dan cuenta de la tristeza que les domará inevitablemente. Ella dice a Diana y Danteo: «No habrá temor de muerte que os impida, / ni creer que una tal vida faltar puede»
(versos 447-48).
Es interesante que Belisa compare la felicidad de Alcida y Silvano a la de «señores», claramente distinguiendo los miembros de aquella clase social como los más capaces de gozar de su buena fortuna. Tales comentarios puntúan la obra completa de Montemayor. Por ejemplo, en el rapto religioso, las preocupaciones de linaje son las primeras en desvanecerse del cerebro del cristiano: «Y son así encendidas y enajenadas y transportadas [las almas] que se olvidan de sí mismas y de las dignidades y estados y condición de linaje»
(«Diálogo spiritual», fols. 51v-52r). También, Montemayor se refiere a los «libres» en la Diana, identificados por Moreno Báez como las familias adineradas que no tuvieron que pagar los impuestos (y las cuales, lógicamente, vivían libres de muchas de las preocupaciones sociales y religiosas de la época): «Allí la naturaleza produze, ayudada de la industria de los moradores, los cuales son de los que en la gran España llaman libres por el antigüedad de sus casas y linajes»
(se refiere a la patria de Belisa; véase Los siete libros de la Diana, ed. Enrique Moreno Báez, 2.ª ed. [Madrid: Editora Nacional, 1981], p. 132).
La frecuencia con que Montemayor se refiere a distinciones sociales indica su conciencia de no formar parte del élite cortesano por nacimiento; si hubiera pertenecido a los «nobles de sangre», es dudoso que tales referencias habrían aparecido con tanta regularidad en sus obras, o tal vez ni se habrían mencionado.
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678: Danteo y Silvia representarán a conocidos de Montemayor: Danteo aparece como pastor en la «Égloga tercera», donde lamenta los celos de Silvia tanto como aquí. Parece que la égloga fue escrita antes de «Alcida y Silvano», como el narrador del último nos cuenta que Danteo está muerto (se supone que murió en la guerra, vv. 707-10).
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764: Este verso parece ser de una canción o de un refrán, pero no he podido encontrar la frase en ningún otro sitio. «El diablo» parece tener el valor negativo de «nadie» aquí, como en la expresión «El diablo que lo entienda».