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1

Elogiadores.

 

2

El fumar no es malo, es un vicio de los tolerables, y aunque él por sí es muchas veces pernicioso a la salud y gravoso a la bolsa, ya la costumbre lo tiene favorecido; pero ¿el chupar delante de los padres? Tampoco es malo, es tan lícito como delante de los que no lo son. Ningún padre se escandalizará si ve que su hijo toma polvos en su presencia; mas con todo eso, la misma costumbre que sufre que se tome tabaco aun en la iglesia, por las narices, no lo tolera por la boca, ni delante de los padres y superiores. Ello es una preocupación, pero pasadera, y con la que probamos nuestro respeto a algunas personas y lugares.

 

3

Santo Tomás.

 

4

Recreac. Filos., Tom. 4.º, Tarde 19.

 

5

El Licenciado don Francisco Xavier Peñaranda en su «Sistema económico y político más conveniente a España».

 

6

Es constante que los pobres son feudatarios de los ricos y los que aumentan sus riquezas.

 

7

Los miserables jornaleros que cultivan las haciendas, los operarios que trabajan las minas, y los artífices que labran los tejidos, etc., dan de comer y sostienen el lujo de los ricos.

 

8

Con ésos se habla.

 

9

A ésos se dirige el apóstrofe, no a los pobres viciosos, pues a éstos, si los ultrajan por su mala conducta, bien se lo merecen. Ser pícaro a más de pobre es gran desgracia.

 

10

Este pontífice nació en un pueblo en la marca de Ancona a 13 de diciembre de 1521. Fue su padre un pobre labrador, como dice Moreri, o viñadero, como dice el autor del Diccionario de hombres ilustres, llamado Peretti y su madre Mariana. Cuidaba puercos o lechones, y pasando un religioso franciscano por donde él estaba, ignorando el camino, lo llevó de guía, y enamorado de la agudeza de sus respuestas lo condujo a su convento. A poco tiempo tomó el hábito de la orden seráfica, y correspondiendo sus ascensos a su aplicación y talento, logró sentarse en la silla de San Pedro. Restableció a la pureza de su origen la edición de la Vulgata (Biblia); canonizó a San Diego, religioso franciscano español; agregó a los DD. de la Iglesia a San Buenaventura; mandó celebrar la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen; hizo muchas otras cosas excelentes. En tiempo de una grande hambre que padeció Roma, por cuya causa hubo una sublevación, construyó varios edificios, abrió algunos caminos y promovió el famoso templo o Cúpula de San Pedro, que se creía inacabable, en la que mantuvo diariamente a 600 operarios. Últimamente, erigió un obelisco en la plaza de San Pedro de 72 pies de altura. No sólo este Pontífice fue de humilde y pobre ascendencia. Sin nombrar a San Pedro, San Dionisio, Juan XVIII, Dámaso II, Nicolás I y otros se cuentan de oscuro linaje. Adriano IV y Alejandro V de niños se alimentaron de limosna, Urbano IV fue hijo de otro porquerizo, Benedicto XI fue hijo de una lavandera de paños, Benedicto XII hijo de un molinero, etc. (véase la historia de los Pontífices). Lo que prueba bien que ni lo oscuro del nacimiento ni la última miseria obstan para lograr los empleos más honoríficos, cuando la ciencia y la virtud hacen a los hombres dignos de ellos.