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ArribaAbajoCapítulo XV

Del género neutro


292 (151). Atendiendo a la construcción del adjetivo con el sustantivo, no hay más que dos géneros en castellano, masculino y femenino; pero atendiendo a la representación o reproducción de ideas precedentes por medio de los demostrativos, hay tres géneros: masculino, femenino y neutro.

Los sustantivos son generalmente reproducidos por demostrativos adjetivos, que sustantivándose toman las terminaciones correspondientes al género y número de aquéllos: «Estuve en el paseo», «en la alameda», «en los jardines», «en las ciudades vecinas», «y vi poca gente en él», «en ella», «en ellos», «en ellas». Pero hay ciertos sustantivos que no pueden representarse de este modo, y que por eso se llaman neutros.

293 (a). Primeramente, los demostrativos sustantivos se representan unos a otros. Si digo, por ejemplo, «Eso me desagrada», no puedo añadir, «Es preciso no pensar más en él», ni «en ella», sino «en ello». Así eso, masculino en cuanto pide la terminación masculina del adjetivo que lo modifica (eso es bueno, eso es falso), no es masculino ni femenino en cuanto a su reproducción o representación en el razonamiento; y por consiguiente es neutro bajo este respecto, porque neutro quiere decir ni uno ni otro, esto es, ni masculino ni femenino. Lo mismo sucede con otros varios sustantivos, como poco, mucho, algo, etc., que sin embargo de ser masculinos en su construcción con el adjetivo, tampoco pueden reproducirse sino por medio de sustantivos: «Poco tengo, pero estoy contento con eso»: no con ese; «Mucho me dijeron, pero apenas lo (no le) tengo presente»; «Algo intenta; algún día lo (no le) descubriremos»: eso reproduce a poco, lo a mucho y algo. En el discurso de esta gramática daremos a conocer otros sustantivos masculinos que en cuanto al modo de reproducirse en el razonamiento son del género neutro.

294 (b). Ahora nos contraeremos a una clase numerosa de sustantivos, llamados infinitivos, que terminan todos en ar, er, ir, y se derivan inmediatamente de algún verbo, como comprar de compro, vender de vendo, caer de caigo, existir de existo, morir de muero. Todos ellos son neutros: «Estábamos determinados a partir, pero hubo dificultades en ello, y tuvimos que diferirlo»: ello y lo representan a partir.   —96→   Si en lugar de un infinitivo hubiésemos empleado otro sustantivo; si hubiésemos dicho, verbigracia, estábamos determinados a la partida, hubiéramos continuado así: pero hubo dificultades en ella y tuvimos que diferirla. Y si en vez de a la partida se hubiese dicho al viaje, hubiera sido menester que en la segunda proposición se dijese en él, y en la tercera se hubiera podido poner diferirle o diferirlo, porque el acusativo masculino de él es le o lo.

Decimos: «El estar tan ignorante y embrutecida una parte del pueblo consiste en la excesiva desigualdad de las fortunas», construyendo a estar con el, que es la terminación masculina del artículo adjetivo; y sin embargo, no permite la lengua reproducir este sustantivo con le sino con lo. «No podemos atribuirlo a otra cosa». Varíese el sujeto de la primera proposición: dígase verbigracia el embrutecimiento de una parte del pueblo, y se permitirá decir en la segunda atribuirle146-56.

295 (c). Además, si tratamos de reproducir un conjunto de dos o más sustantivos que signifiquen cosas (no personas), podemos hacerlo muy bien por medio de sustantivos neutros, porque es propio de ellos significar, ya unidad, ya pluralidad colectiva: «¿Dónde están ahora» (dice Antonio de Nebrija) «aquellos pozos de plata que cavó Aníbal? ¿Dónde aquella fertilidad de oro? ¿Dónde aquellos mineros de piedras trasparentes? ¿Dónde aquella maravillosa naturaleza del arroyo que pasa por Tarragona, para adelgazar, pulir y blanquear el lino? Ningún rastro de esto se halla en nuestros tiempos». Esto reproduce colectivamente aquellos pozos, aquella fertilidad, aquellos mineros, aquella maravillosa naturaleza del arroyo. «Un solo interés, una sola acción, un solo enredo, un solo desenlace; eso pide, si ha de ser buena, toda composición teatral» (Moratín). Eso es un solo interés, una sola acción, etc. Y nótese que aun cuando fuesen de un solo género los sustantivos, pudiéramos reproducirlos del mismo modo; si en el primero de los ejemplos precedentes, en lugar de aquella fertilidad de oro y de aquella maravillosa naturaleza del arroyo, pusiésemos aquel oro tan abundante y aquel arroyo tan maravilloso, y si en el segundo omitiésemos una sola acción, no habría necesidad de variar el demostrativo eso. Así un conjunto de sustantivos que significan cosas es, para la reproducción de ideas, equivalente a un sustantivo neutro; bien que podemos reproducirlos también por ellos o ellas en el género que corresponda; por ellos si los sustantivos reproducidos son masculinos o de diversos géneros, por ellas si son femeninos. «Un solo interés, una sola acción, un solo enredo, un solo desenlace, toda composición teatral los pide». «Una sola pasión dominante, una completa concentración de interés, una trama hábilmente desenlazada, pocas fábulas dramáticas han acertado a reunirlas»57.

Si se trata de reproducir ideas de personas, las de un mismo sexo   —97→   son reproducidas colectivamente por el género correspondiente a él, las de sexos diversos, por el género masculino. «A la reina y a la princesa no pude verlas». «Al príncipe y a la princesa no pude verlos». Un conjunto de seres personales no podría ser reproducido por un sustantivo neutro.

296 (d). Sirven asimismo los demostrativos neutros para reproducir conceptos precedentes, que no se han declarado por sustantivos, sino por verbos, o por proposiciones enteras: «El alcalde, conforme a las instrucciones que llevaba, mandó al marqués y a su hermano que desembarazasen a Córdoba; tuvo esto el marqués por grande injuria» (Mariana): esto significa haber mandado el alcalde al marqués y a su hermano que desembarazasen a Córdoba. «¿No has echado de ver que todas las cosas de los caballeros andantes parecen quimeras, necedades y desatinos, y que son todas hechas al revés? Y no porque sea ello así, sino porque entre nosotros andan siempre encantadores» (Cervantes). Es como si dijéramos: no porque la cosa o la verdad del caso sea así, ni porque las cosas de los caballeros andantes sean hechas al revés, etc.

297 (e). Finalmente, empleamos los demostrativos neutros para reproducir un nombre bajo el concepto de predicado. Por ejemplo: «Le preguntó (don Quijote al primero de los galeotes) que por qué pecados iba de tan mala guisa. Él respondió que por enamorado. -¿Por eso no más? -replicó don Quijote»: Eso quiere decir enamorado. «Éste, señores, va a galeras por músico y cantor. -¿Pues cómo? ¿Por músicos y cantores van también a galeras?»: Músicos y cantores son aquí predicados del sustantivo tácito los hombres; y si Cervantes, en lugar de expresarlos de nuevo, se hubiera limitado a reproducirlos por medio de un demostrativo, hubiera dicho por eso.

298. Lo es el demostrativo que de ordinario representa nombres como predicados, modificando a soy, estoy, parezco, u otros verbos de significación análoga: «Todos se precian de patriotas; y sin embargo de que muchos lo parecen, ¡cuán pocos lo son!»: Lo quiere decir patriotas, y hace a patriotas predicado de muchos y pocos, modificando a parecen y son. «Hermoso fue aquel día, y no lo fue menos la noche». «Excesivas franquezas pueden ser perjudiciales, pero siempre lo será más un monopolio». Lo quiere decir hermosa, perjudicial, reproduciendo como predicados los adjetivos hermosa, perjudiciales, con la variación de género y número que corresponde a los sustantivos noche y monopolio. «La Alemania está hoy cubierta de ciudades magníficas, donde antes lo estaba de impenetrables bosques»: de impenetrables bosques es un complemento que modifica a cubierta, representado por lo, que hace a este adjetivo predicado de Alemania, sujeto tácito de estaba.

299 (f). Como un complemento puede equivaler a un adjetivo, síguese que puede ser reproducido por un demostrativo neutro, bajo el concepto de predicado: «Si esta aventura fuere de fantasmas, como me lo va pareciendo, ¿adónde habrá costillas que lo sufran?» (Cervantes);   —98→   me lo va pareciendo quiere decir me va pareciendo de fantasmas; este complemento, reproducido por lo, se hace predicado de esta aventura, sujeto tácito de va.

300 (g). Y si un adverbio puede resolverse en un complemento que equivalga a un adjetivo, podrá reproducirse de la misma manera: «Amadís fue el norte, el lucero, el sol de los valientes... Siendo pues esto así, como lo es, el caballero andante que más le imitare, estará más cerca de alcanzar la perfección de la caballería» (Cervantes); lo es quiere decir es así, es de este modo, es tal; predicado de esto, sujeto tácito del verbo es.

301 (h). No se debe reproducir como predicado un nombre que sólo se halla envuelto en otra palabra: «Desistiose por entonces del ataque de Jesús-María; pero lo fueron otros puntos de importancia» (el duque de Rivas): lo quiere decir atacados, envuelto, escondido, por decirlo así, en ataque. Por la misma razón me parecería algo violenta esta frase: «No se pudieron desembarcar las mercaderías, pero lo fue la gente», dando a lo el valor de desembarcada, envuelto en desembarcar147. En los escritores de ahora dos siglos, lejos de evitarse estas reproducciones viciosas, se buscaban y se hacía gala de ellas, representando con el lo adjetivos que era preciso desentrañar de otras palabras en que estaban envueltos.

El lo representativo de predicados, es el caso complementario acusativo de ello148.

302 (152). Son, pues, neutros los sustantivos esto, eso, aquello, ello o lo; mucho, poco, algo; y los infinitivos de los verbos, como cantar de canto, comer de como, partir de parto. Equivale a un neutro una serie de sustantivos que significan cosas y que se reproducen colectivamente. Y damos el mismo valor a los conceptos precedentes expresados por verbos y proposiciones, y a los que se reproducen como predicados149.




ArribaAbajoCapítulo XVI

Pronombres relativos, y primeramente el relativo que


303 (a). Analizando el ejemplo siguiente: «Las estrellas son otros tantos soles; éstos brillan con luz propia»; se ve que se compone de   —99→   dos proposiciones: las estrellas es el sujeto, y son otros tantos soles el atributo de la primera; éstos (adjetivo sustantivado) es el sujeto, y brillan con luz propia el atributo, de la segunda.

Éstos reproduce el sustantivo soles precedente, y enlaza en cierto modo la segunda proposición con la primera; pero este enlace es flojo y débil; echamos menos una conexión más estrecha. Las enlazaremos mejor sustituyendo a éstos la palabra que: «Las estrellas son otros tantos soles que brillan con luz propia». Que tiene el mismo significado que éstos; es un verdadero demostrativo; pero se diferencia de los demostrativos comunes en que la lengua lo emplea con el especial objeto de ligar una proposición con otra.

304 (153). Llámanse relativos los demostrativos que reproducen un concepto anterior, y sirven especialmente para enlazar una proposición con otra. El de más frecuente uso es que, adjetivo de todo género, número y persona. En el navío que viene de Londres es de género masculino, número singular y tercera persona; en vosotras que me oís es de género femenino, número plural y segunda persona. Debemos siempre concebir en él, no obstante su terminación invariable, el género, número y persona del sustantivo reproducido, que se llama su antecedente.

305 (154). Que puede ser sujeto, término y complemento. En todos los ejemplos anteriores es sujeto; es complemento acusativo en la casa que habitamos, y término en las plantas de que está alfombrada la ribera.

306 (155). La proposición de que el relativo adjetivo forma parte, especifica unas veces y otras explica. En este ejemplo: «Los muebles de que está adornada la casa que habitamos, son enteramente conformes al gusto moderno», la proposición que habitamos (en que se calla el sujeto nosotros) especifica al sustantivo casa; y la proposición de que está adornada la casa, especifica al sustantivo muebles. La primera depende de la segunda, y ésta de la proposición independiente los muebles son enteramente conformes al gusto moderno. Pero en el ejemplo siguiente: «Ella, que deseaba descansar, se retiró a su aposento», la proposición que deseaba descansar no especifica sino explica a ella, y por eso se dice aquí ella y no la. Sucede muchas veces que en la recitación   —100→   el sentido especificativo no se distingue del explicativo, sino por la pausa que suele hacerse en el segundo, y que en la escritura señalamos con una coma. En «Las señoras, que deseaban descansar, se retiraron», el sentido es puramente explicativo, se habla de todas las señoras. Quitando la coma en la escritura, y suprimiendo la pausa en la recitación, haríamos especificativo el sentido, porque se entendería que no todas sino algunas de las señoras, deseaban descansar, y que sólo éstas se retiraron. Si suprimiésemos señoras, sustantivando el artículo, diríamos en el sentido explicativo ellas, que, y en el especificativo las que.

307 (156). La proposición especificativa se llama subordinada, y la proposición de que ésta depende subordinante. La proposición explicativa se llama incidente, y la de que ésta depende principal. Las proposiciones incidentes son en cierto modo independientes, y así es que sin alterar en nada el sentido del anterior ejemplo, se podría decir: «Las señoras deseaban descansar y se retiraron».

308 (157). Se llama oración toda proposición o conjunto de proposiciones que forma sentido completo: de que está alfombrada la ribera es proposición perfecta, pero no es oración.

309 (158). Una proposición que respecto de otra es principal o subordinante, respecto de otra tercera puede ser incidente o subordinada. En este caso se halla en uno de los ejemplos anteriores la proposición de que está adornada la casa, subordinante respecto de que habitamos, y subordinada con relación a los muebles son, etc.

310 (a). A veces el relativo reproduce varios sustantivos a un tiempo: «Quien quisiere saber qué tan grandes sean las adversidades y las calamidades y pobreza que están guardadas para los malos, lea», etc. (Granada).

311 (b). A veces también el relativo que reproduce dos antecedentes a un tiempo, y se le agregan expresiones demostrativas para dar a cada antecedente lo que le pertenece: «Adornaron la nave con flámulas y gallardetes, que ellos azotando el aire, y ellas besando las aguas, hermosísimas vista hacían» (Cervantes).

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312 (159). En todos los ejemplos anteriores el relativo que es un adjetivo, aunque sustantivado. Mas así como de los demostrativos adjetivos este, ese, aquel y él o el, nacen los sustantivos neutros esto, eso, aquello y ello o lo, del relativo adjetivo que nace el sustantivo neutro que, semejante en la forma, pero de diferente valor, como vamos a ver.

«Esto que te refiero es puntualmente lo que pasó». Que reproduce a los sustantivos neutros esto y lo; por consiguiente es también un sustantivo neutro, porque es propio de los neutros el ser representados por sustantivos de su género y no por terminaciones adjetivas150.

«Servir a Dios, de que depende nuestra felicidad eterna, debe ser el fin que nos propongamos en toda la conducta de nuestra vida». El primer que reproduce al infinitivo servir a Dios; por consiguiente es neutro, porque los infinitivos lo son. En efecto, de que significa aquí de esto; sin que haya entre las dos expresiones otra diferencia que el de servir la primera, y no la segunda, para ligar más estrechamente una proposición con otra.

«Llamáronla (los españoles) isla de San Juan de Ulúa, por haber llegado a ella el día del Bautista, y por tener su nombre el general; en que andaría la devoción mezclada con la lisonja» (Solís). En que es en esto, y reproduce la proposición anterior, como si se dijese que en haberse dado aquel nombre a la isla andaría, etc.

313 (a). El que sustantivo puede, como los demostrativos esto, eso, etc. (151c), reproducir colectivamente varios sustantivos que significan cosas. «Quitáronle los bandoleros las joyas y dineros que llevaba, que era todo lo que le quedaba en el mundo». Aquí el que significa esto. Pero podría también decirse que eran, y entonces el que significaría esta ropa y dinero, y sería adjetivo plural.

314 (160). El neutro que tiene también, como es propio de los demostrativos de su género, el oficio de reproducir nombres precedentes bajo el concepto de predicados. «El suelo de Holanda, cruzado de innumerables canales, de estéril e ingrato que era, se ha convertido en un jardín continuado» (Jovellanos): es como si se dijese, de estéril e ingrato   —102→   (eso era) se ha convertido, etc., reproduciendo a estéril e ingrato como predicados de él, esto es, de el suelo de Holanda, sujeto tácito de era. Eso era y que era significan una misma cosa, con la sola diferencia de enlazarse estrechamente las proposiciones por medio del que; mientras que diciendo eso era, quedaría esta proposición como desencajada y formaría un verdadero paréntesis.

315 (a). La misma construcción aparece en don N., cónsul que fue de España en Valparaíso; expresión que, sustituyendo un demostrativo común al relativo, se resuelve en don N., cónsul (lo fue de España en Valparaíso), donde los complementos de España, en Valparaíso, modifican a lo, que representa a cónsul, y lo hace predicado de él, sujeto tácito de fue.

«Se me hace escrúpulo grande poner o quitar una sola sílaba que sea» (Santa Teresa): que sea, llenando la elipsis, es que ello sea o que lo que se pone o se quita sea; y apenas es necesario decir que el relativo, como el demostrativo que se le sustituye, reproduce a una sola sílaba bajo el concepto de predicado del sujeto ello151.

Hemos visto al neutro que hacer los varios oficios de sujeto, complemento, término y predicado, pero en todos ellos reproduciendo conceptos precedentes y formando un elemento de la proposición incidente o subordinada. Ahora vamos a verle ejercer una función inversa.

316 (161). El sustantivo que pertenece muchas veces a la proposición subordinante y no reproduce ninguna idea precedente, sino anuncia una proposición que sigue: «Que la tierra se mueve al rededor del sol es cosa averiguada», es como si dijéramos, esto, la tierra se mueve al rededor del sol, es, etc.; toda la diferencia entre esto y que se reduce a que empleando el primero quedarían las dos proposiciones flojamente enlazadas. Proposición subordinante, que es una cosa averiguada; proposición subordinada, señalada por el que anunciativo, la tierra se mueve al rededor del sol. Que es el sujeto de la proposición subordinante58.

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317 (162). Otras veces este que sustantivo y anunciativo es complemento o término: «Los animales se diferencian de las plantas en que sienten y se mueven»: en que es en esto; que es término de la preposición en.

«Los fenómenos del universo atestiguan que ha sido criado por un ser infinitamente sabio y poderoso»: atestiguan que es atestiguan esto; que es la cosa atestiguada; complemento acusativo de atestiguan152.

318 (a). Pueden, pues, los relativos, no sólo reproducir un concepto precedente, sino anunciar un concepto subsiguiente; en lo que no se diferencian de los otros demostrativos, pues decimos: «Las cuatro partes del mundo son éstas: Europa, Asia, África y América».

319 (b). El que anunciativo es neutro, y, como todos los neutros, concierta con la terminación masculina del adjetivo: «Es falso que le hayan preso»; «No es justo que le traten así». Pero lo más notable, y lo que prueba, a mi ver, demostrativamente, que nuestro género neutro existe sólo en cuanto a la representación de conceptos, y en cuanto a la concordancia se confunde con el masculino, es la construcción del que anunciativo con la terminación masculina del artículo: «El que los montes se reproducen por sí mismos», dice Jovellanos que es cosa averiguada; «Parecieron estas condiciones duras; ni valió, para hacerlas aceptar, el que Colón propusiese contribuir con la octava parte de los gastos» (Baralt y Díaz). En efecto, desde que el artículo, en vez de construirse con el que, lo reproduce, ya no decimos él, sino ello. «Se espera que tantos escarmientos le arredrarán, pero no hay que contar con ello». Ni vale decir que el artículo se refiere, no al que sino a la proposición subordinada, que especifica a éste; porque siempre sale lo mismo: una proposición subordinada es masculina en su concordancia, y neutra en su reproducción, como sucede con los infinitivos.

320 (163). Los pronombres relativos pasan a interrogativos acentuándose. «¿Qué pasajeros han llegado?»: el qué es aquí adjetivo y forma con pasajeros el sujeto de la   —104→   proposición. «¿Qué ha sucedido?»: el qué hace de sujeto y es un sustantivo, porque envuelve el significado de cosa o cosas. «¿Qué es la filosofía?»: este qué tiene aquí el mismo significado, y por consiguiente es sustantivo, pero se adjetiva sirviendo de predicado a filosofía y de modificativo a es. «¿Qué noticias trajo el vapor?»: qué, adjetivo; qué noticias, complemento acusativo de trajo. «¿Qué aguardamos?»: qué, sustantivo, equivalente a qué cosa o qué cosas, y complemento acusativo de aguardamos. «¿A qué partido nos atenemos?»: qué, adjetivo; qué partido, término de la preposición a. «¿En qué estriban nuestras esperanzas?»: qué, sustantivo y término de la preposición en.

321 (164). La interrogación en los ejemplos anteriores es directa, porque la proposición interrogativa no es parte de otra. Si la hacemos sujeto, término o complemento de otra proposición, la interrogación será indirecta, y no la señalaremos en la escritura con el signo ?, sino sólo con el acento del pronombre. «No sabemos qué pasajeros han llegado»; «Preguntaban qué noticias traía el vapor»; «Ignoro en qué estriba su esperanza». En estos tres ejemplos la proposición interrogativa indirecta es acusativo, porque significa la cosa no sabida, preguntada, ignorada. Si dijésemos: «Qué noticias haya traído el correo es hasta ahora un misterio», la proposición interrogativa indirecta sería sujeto del verbo es, y si dijésemos: «Están discordes las opiniones sobre qué partido haya de tomarse», la haríamos término de la preposición sobre.

322 (a). De lo dicho se sigue que un complemento puede tener por término, no sólo un sustantivo, un predicado, un adverbio, un complemento, sino también una proposición interrogativa indirecta, pero es porque las proposiciones interrogativas indirectas hacen en la oración el oficio de sustantivos.




Las expresiones relativas el que, lo que

323 (165). Las expresiones el que, la que, los que, las que, lo que, se deben considerar una veces como compuestas   —105→   de dos palabras distintas, y otras como equivalentes a una sola palabra.

324 (166). En el primer caso el artículo está sustantivado y sirve de antecedente al relativo: «Los que no moderan sus pasiones son arrastrados a lamentables precipicios»: los es los hombres, antecedente de que y sujeto de son, y se prefiere esta forma abreviada a la íntegra ellos, porque la proposición que sigue especifica. «Lo que agrada, seduce»: lo (sustantivo, porque de suyo envuelve la idea de cosa o cosas) es antecedente de que y sujeto de seduce; se dice lo, no ello, por causa de la proposición especificativa que sigue. Siempre que las expresiones dichas se componen verdaderamente de dos palabras distintas, el artículo pertenece a una proposición y el relativo a otra.

325 (167). En el segundo caso el artículo no es más que una forma del relativo, por medio de la cual se determina si es sustantivo o adjetivo, y cuál es, en cuanto adjetivo, su género y número. «La relación de las aventuras de don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra, en la que los lectores vulgares sólo ven un asunto de entretenimiento, es un libro moral de los más notables que ha producido el ingenio humano» (Clemencín). El la de la que no hace más que dar una forma femenina y singular al que; la y que son un solo elemento gramatical, un relativo que pertenece todo entero a la proposición incidente, donde sirve de término a la preposición en; y el antecedente de este relativo es la relación, que con la frase verbal es un libro, etc., a la cual sirve de sujeto, compone la proposición principal. «Los reos fueron condenados al último suplicio; lo que causó un sentimiento general»; el lo de lo que no hace más que determinar el carácter sustantivo y neutro del relativo; así lo y que componen un solo elemento, que hace de sujeto en la proposición incidente, y reproduce (como suelen hacerlo los neutros) todo el concepto de la proposición principal, como si se dijese, el haber sido condenados los reos al último suplicio causó, etc.

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326 (a). El que anunciativo se junta a veces, según ya hemos notado, con la terminación masculina del artículo, como cuando dice Villanueva: «No podía yo mirar con indiferencia el que se infamase mi doctrina». Los dos elementos no forman entonces una palabra indivisible; el artículo adjetivo conserva su naturaleza de tal, como en el infamar o la infamia; y sin embargo, ambos pertenecen a una misma proposición, como siempre lo hacen el sustantivo y su artículo.

327 (b). Cuando el artículo se combina con el relativo formando un elemento gramatical indivisible, deberían ambos escribirse como una sola palabra, elque, laque, a la manera que lo hacen los franceses en lequel, laquelle153.




El relativo quien

328 (168). En lugar de las expresiones el que, la que, los que, las que, ya formen dos palabras o una sola, empleamos muchas veces el sustantivo quien, quienes, cuando el relativo se refiere a persona o cosa personificada: «La culpa no fue tuya, sino de quien te aconsejaba»: este quien quiere decir la persona que, y es un relativo que lleva en sí mismo su antecedente. «Fuimos a saludar al gobernador de la plaza, para quien traíamos carta de recomendación»: para quien es para el que, y su antecedente es el gobernador; el quien no lleva, pues, envuelto su antecedente, que está en la proposición principal.

329 (a). El uso moderno del relativo quien es algo diferente del que vemos en los escritores castellanos hasta después de la edad de Cervantes y Lope de Vega: «Quiérote mostrar las maravillas que este transparente alcázar solapa, de quien yo soy alcaide y guarda mayor perpetuo, porque soy el mismo Montesinos, de quien la cueva toma nombre» (Cervantes). El uso del día autoriza el segundo de estos quien, porque se refiere a persona; pero no el primero, porque le falta esa circunstancia. «Podéis bautizar vuestros sonetos y ponerles el nombre que quisiéredes, ahijándolos al preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda, de quien hay noticia que fueron famosos poetas»   —107→   (Cervantes). Hoy diríamos de quienes, porque damos a quien dos terminaciones, singular y plural, como a veces lo hizo Cervantes: «Ves allí, Sancho, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quienes» etc.59

330 (169). Quien, sin embargo, no se limita hoy tan estrictamente a personas, que no se refiere algunas veces a cosas, cuando en éstas hay cierto color de personificación, por ligero que sea. Así no tienen nada de repugnante para nuestros oídos estos versos de Rioja:


«A ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
Fábrica de Minerva, sabia Atenas»,


ni aquellos en que dice Ercilla, hablando de la codicia:


«Ésta fue quien halló los apartados
Indios de las antárticas regiones»154.


331 (170). Cuando quien no lleva en sí mismo su antecedente, no puede ser sujeto de una proposición especificativa; no se podría, pues, decir, el hombre quien vino. Sirve sí a menudo de sujeto en las proposiciones explicativas: «Esta conducta (de Gonzalo de Córdoba) fue la que en la batalla de Albuhera le granjeó la alabanza del general; quien, dando al ejército las gracias de la victoria, aplaudió principalmente a Gonzalo; cuyas hazañas, decía, había distinguido por la pompa y lucimiento de sus armas» (Quintana).

332 (171). Cuando lleva envuelto su antecedente, pertenece parte a una proposición, y parte a otra:


«Las virtudes son severas,
Y la verdad es amarga:
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Quien te la dice te estima,
Y quien te adula te agravia».


(Meléndez)                


De los dos elementos de quien, el antecedente es sujeto de estima y agravia, y el relativo es sujeto de dice y adula.

333 (172). Quien se hace interrogativo acentuándose. Equivale entonces a qué persona, y puede ser sujeto, predicado o término: «¿Quién ha venido?», «¿Quién era aquella señora?», «¿A quién llamas?», «¿Con quiénes estaban?». La interrogación puede ser también indirecta: «No sabemos quién ha venido». «Se preguntó quién era la señora».




El relativo posesivo cuyo

334 (173). Cuyo, pronombre adjetivo, que es a un tiempo posesivo y relativo, equivale a de que o de quien, en el sentido de posesión o pertenencia; como suyo equivale a de él, de ella, de ellos, de ellas, de ello: «El árbol, cuyo fruto comimos; a cuya sombra estábamos sentados; cuyos ramos nos defendían del sol; cuyas flores perfumaban el aire». «Lo más alto a cuya consecución nos es dado aspirar».

335 (174). Hácese interrogativo acentuándose: «¿Cúyo es aquel hermoso edificio?», «¿Cúyos eran los versos que se recitaron en la clase?».

336 (a). Esta práctica es extremadamente limitada, ya porque cuyo debe referirse a personas, y ya porque (según el uso corriente) sólo tiene cabida en predicados que modifiquen al verbo ser, como en los ejemplos anteriores. No creo que sean aceptables en el día las construcciones: «¿Cúyo buque ha naufragado?», «¿Cúya casa habitas?», «¿A cúya protección te acoges?», sin embargo de recomendarlas su precisión y sencillez, y la autoridad de nuestros clásicos.


«Tu dulce habla ¿en cúya oreja suena?».


(Garcilaso)                


«¿A cúyo servicio está (un hijo) más obligado que al del padre que le engendró?».


(Granada)                


337 (b). Cúyo se emplea asimismo en interrogaciones indirectas: «Entre la cena le preguntó don Rafael que cúyo hijo era» (Cervantes). Ésta es una regla general para todas las palabras interrogativas, por lo que no la repetiremos sino cuando haya algo especial que notar.





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ArribaAbajoCapítulo XVII

Los demostrativos tal, tanto, y los relativos cual, cuanto


338 (175). Entre los pronombres demostrativos debemos contar a tal y a tanto. El primero es de una sola terminación para ambos géneros.

339 (176). Tal significa lo mismo que semejante, y tanto lo mismo que igual, refiriéndose uno y otro a lo que precede, o a lo que inmediatamente sigue; la demostración de tal recae sobre la cualidad, y la de tanto sobre la cantidad o el número.

«En llegando este lenguaje al vulgo de los soldados, como los tales de ordinario no miran más adelante que a su provecho, comenzaron a pensar» etc. (Coloma): los tales quiere decir los hombres semejantes a éstos, de esta cualidad, de esta clase.

«Ella (doña Violante, reina de Castilla) no estaba muy segura; en tanta manera pervierte todos los derechos la execrable codicia de reinar» (Mariana): en tanta manera quiere decir en una manera igual a esto que acaba de decirse, en la inseguridad de la reina se da la medida de la manera en que la codicia de reinar pervierte los derechos.

«A ruegos del rey de Castilla le envió (el de Aragón) diez galeras de socorro con el vicealmirante Mateo Mercero; y dende a algunos días le socorrió de otras tantas con el capitán Jaime Escrivá, ambos caballeros valencianos» (Mariana): tantas significa iguales en número a las antedichas.

340 (177). Tal y tanto son asimismo sustantivos neutros, como esto, eso y aquello; y carecen entonces de plural.

«Para destruir alguna ciudad o provincia no hay tal como sembrarla de pecados y vicios» (Rivadeneira): no hay cosa tal; la demostración recae sobre lo que va inmediatamente a decirse.

«Hizo el rey de Francia que debajo de juramento le prometiese (Beltrán de Got, después Clemente V) poner en ejecución las cosas siguientes: que condenaría y anatematizaría la memoria de Bonifacio octavo; que restituiría en su dignidad cardenalicia a Pedro y a Jacobo de Casa-Colona, que por Bonifacio fueron privados del capelo; que le concedería los diezmos de las iglesias por cinco años; y conforme a esto otras cosas feas y abominables para la dignidad pontifical; pero tanto puede el deseo de mandar» (Mariana): tanto es cosas iguales a éstas.

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341 (178). Solemos a veces indicar bajo la imagen de semejanza o de igualdad el concepto de identidad (que es propio de los demostrativos este, ese, aquel); pero con cierta énfasis sobre la cualidad o sobre la cantidad o número de las cosas.

«La salutación que el mejor maestro enseñó a sus favorecidos, fue que cuando entrasen en alguna casa dijesen, paz sea en esta casa; y otras muchas veces les dijo, mi paz os doy, mi paz os dejo, paz sea con vosotros, bien como joya y prenda de tal mano» (Cervantes): de tal mano es de aquella mano, de una mano divina. «El campo quedó por los escitas; los muertos llegaron a doscientos mil; muchos los prisioneros, y entre ellos el rey Bayaceto, espanto poco antes de tantas naciones» (Mariana): esto es, de aquel gran número de naciones.


«Quien pudiera pintar el gran contento,
El alborozo de una y otra parte,
El ordenado alarde, el movimiento,
El ronco estruendo del furioso Marte,
Tanta bandera descogida al viento,
Tanto pendón, divisa y estandarte,
Trompas, clarines, voces, apellidos,
Relinchos de caballos y bufidos!».


(Ercilla)                


Como si dijera aquel gran número de banderas, pendones, etc.; ejemplo notable por la énfasis de muchedumbre que va envuelta en el singular de tanto; sin embargo de que ordinariamente la demostración del singular de este adjetivo recae sobre la cantidad continua, y la del plural sobre el número.

«Cuando el cuadrillero tal oyó, túvole por hombre falto de seso» (Cervantes). «Estoy (dijo Sancho) por descubrirme, y ver en qué parte estamos. -No hagas tal -respondió don Quijote» (el mismo). Tal en estos dos ejemplos es sustantivo, y significa propiamente tal cosa, semejante cosa; pero se toma en el mismo concepto de identidad que significaríamos diciendo, esto oyó, no hagas eso; bien que indicando algo de notable en el hecho o dicho155.

«Hablando con Sancho le dijo (la duquesa): -Advertid, Sancho amigo, que doña Rodríguez es muy moza y que aquellas tocas más las trae por autoridad que por los años. -Malos sean los que me quedan por vivir -dijo Sancho-, si lo dije por tanto» (Cervantes). Por tanto es por eso.

342 (179). Tal, significando identidad, se junta a menudo con el artículo: «El tal caballo ni come, ni duerme,   —111→   ni gasta herraduras» (Cervantes). El tal es este de que se trata.

«Mire, señor -dijo Sancho-, que aquí no hay encanto ni cosa que lo valga; que yo he visto por entre las verjas una uña de un león verdadero; y saco por ella que el tal león, cuya debe de ser la tal uña, es mayor que una montaña» (Cervantes); el tal es este, y la tal, esta.

«¿Qué dijera el señor Amadís si lo tal oyera? (Cervantes); si eso oyera.

343 (180). Cual no se diferencia de tal, ni cuanto de tanto, sino en que son relativos, esto es, en que sirven para enlazar proposiciones.

«Algunos malsines, hombres malos, cuales tienen muchos los palacios, afirmaban al rey que la reina su mujer era bastarda, y que con aquel casamiento se afeaba la majestad real» (Mariana): si ponemos tales por cuales, la proposición incidente formará un paréntesis flojamente enlazado con la proposición principal; pero el sentido será el mismo.

344 (181). Tal y cual se contraponen a menudo: «Tal suele ser la muerte, cual ha sido la vida»; hay en este ejemplo un elemento repetido: semejante la muerte, semejante la vida; esta repetición es el medio de que se vale la lengua para expresar la semejanza recíproca de las dos cosas comparadas.

345 (182). Hemos visto que tal puede equivaler a este; cual toma el mismo sentido de identidad, equivaliendo a que: «Ofreció Gomerón que a su vuelta entregaría el castillo, dejando entre tanto órdenes secretas, cuales se verán a su tiempo» (Coloma). Cuales tiene aquí el sentido de que, bien que con cierta énfasis sobre la calidad de aquellas órdenes. Pero lo más ordinario, en este sentido de identidad, es combinar el artículo definido con cual, como antes vimos que se combinaba con tal. Desaparece entonces la énfasis, y el cual, lo cual, se hacen enteramente sinónimos de que.

«Hay otra gloria mayor, que es la que llaman esencial, la cual consiste en la visión y posesión del mismo Dios» (Granada). «Pidió Cortés a sus capitanes que discurriesen sobre la materia, encomendando   —112→   a Dios la resolución; lo cual encargó muy particularmente a fray Bartolomé de Olmedo» (Solís).

346 (a). Tenemos por consiguiente dos modos de variar la forma del relativo que, adaptándola a los diversos géneros y números: el primero, de que hemos hablado arriba (§ 167), consiste en anteponer el artículo; el segundo, en combinar el artículo con el relativo de cualidad156.

347 (b). La construcción de cual con el artículo, desconocida, si no me engaño, en castellano antes del siglo XIV60, se hizo después muy socorrida, y por la facilidad con que se presta al enlace de las proposiciones distinguiendo el género y número de los antecedentes, dio lugar a aquellos interminables períodos que después se hicieron de moda, llenando páginas enteras, con tanta fatiga de la atención y del aliento.

348 (183). Cuanto tampoco se diferencia de tanto sino en que, como relativo, sirve para enlazar proposiciones. Además de emplearse como adjetivo bajo diferentes formas, que se aplican a los varios géneros y números, se usa como sustantivo neutro bajo la forma cuanto.


«Cuanto contento encierra
Cantar su herida el sano,
Y en la patria su cárcel el cautivo,
Y entre la paz la guerra,
Tanto en cantar mi libertad recibo».


(Lope)                


Es como si dijera igual contento encierra... igual contento recibo. «Accediose a todo cuanto el pueblo exigía»: a todas las cosas, cosas iguales el pueblo exigía. «Cuanto pidió, tanto obtuvo»: iguales cosas pidió, iguales obtuvo. En los dos últimos ejemplos, cuanto es sustantivo neutro, como sus antecedentes todo y tanto.

349 (a). La contraposición de cuanto a tanto es frecuente, y en ella la repetición de un elemento sustancialmente idéntico es el medio de que se vale la lengua para indicar la igualdad de las dos cosas entre sí, como contraponiendo tal y cual se indica la semejanza recíproca. La contraposición de los puros demostrativos a los relativos, por la que repitiéndose un mismo elemento bajo dos formas, se indica una relación recíproca, es frecuente en castellano, como iremos viendo; y no lo ha sido menos en las lenguas madres latina y griega.

  —113→  

350 (184). Cuanto lleva a veces envuelto su antecedente: «Cuantos entraron en la nave perecieron», esto es, tantos hombres cuantos. Pero lo más notable en el uso de este adjetivo es el posponérsele a menudo el antecedente: «A despecho de la misma envidia y de cuantos magos vio Persia, ha de poner su nombre en el templo de la inmortalidad» (Cervantes). De tantos magos cuantos vio Persia hubiera sido el orden natural. La involución del antecedente es frecuentísima en el sustantivo: «Cuanto se le dijo fue en vano»: desenvolviendo el antecedente diríamos tanto cuanto o todo cuanto, expresiones equivalentes a todo lo que.

351 (185). Cual y cuanto se usan como interrogativos acentuándose: «¿Cuál de estos dos edificios te parece mejor?», «¿Cuántos buques han sido tomados al enemigo?», «¿Cuál es más, resucitar a un muerto o matar a un gigante?», «¿Cuánto falta para terminar la obra?». Cuál y cuánto son sustantivos en estos dos últimos ejemplos.




ArribaAbajoCapítulo XVIII

De los sustantivos neutros


352 (186). Además de los demostrativos esto, eso aquello, ello o lo, tal, tanto, que, cual y cuanto, y de los infinitivos, como cantar, vender, partir, hay otros varios sustantivos neutros significativos los unos de cantidad, como todo, mucho, más, menos, demasiado, bastante, asaz, harto, poco y destinados los otros a expresar ciertos conceptos generales como algo, nada, nonada, uno, otro, al.

353 (a). Como la forma de algunos de estos sustantivos los expone a ser equivocados con los adjetivos de que provienen, y como bajo esta misma forma pasan frecuentemente a las funciones adverbial y conjuntiva, es necesaria alguna atención para distinguir sus varios oficios (§ 53, 2.ª). Su uso propio aparecerá suficientemente en los ejemplos.

  —114→  

354 (b). «Todo nos habla de Dios: en todo resplandece su poder y sabiduría». «No pretendas ser juez, si no tienes fuerza para romper por todo y castigar la maldad». «Dios lo ha criado y lo conserva todo». Es visto que todo, sustantivo, significa toda cosa o todas las cosas; siendo de notar que cuando sirve de complemento acusativo le agregamos lo, que es otro neutro en complemento acusativo.

355 (c). «Mucho se espera de su prudencia». «Unos tienen más y otros menos; pero nadie cree tener demasiado, ni bastante». «Harto os he dicho; pensadlo».

356 (d). Asaz significa bastante porción, bastante número: «Don Quijote se le ofreció con asaz de discretas y comedidas razones» (Cervantes).

357 (187). «Algo ha sucedido que ignoramos». «Nada veo que puede causarnos inquietud». Algo es alguna cosa o algunas cosas; nada, ninguna cosa.

358 (a). Nonada es también lo mismo que ninguna cosa. «Tenía que decir muy poco o nonada» (Santa Teresa)157.

359 (b). «La suma de todo lo que enseña Machiavello acerca de la simulación del príncipe, se cifra en formar un perfectísimo hipócrita, que diga uno y haga otro» (Rivadeneira): una cosa y otra cosa158.

360 (c). Al, apenas usado en el día, es adjetivo en lo al (lo otro, lo demás, lo restante); lo es el único sustantivo con que podemos construirlo, y por consiguiente carece de plural. Es sustantivo neutro en estos ejemplos:

«Ellas (las yeguas de los arrieros yangüeses) que tenían más ganas   —115→   de pacer que de ál» (Cervantes); esto es, de otra cosa. «Non vos lo digo porque os acuitedes ni mostredes mal talante; que el mío non es de ál, que de serviros» (Cervantes). Clemencín, cuya autoridad en punto a corrección de lenguaje es de las más respetables, no ha tenido escrúpulo de usar esta voz: «La hermosura y atractivos de las andaluzas en ál consisten que en lo blanco de la tez y en lo rubio de los cabellos»61.

361 (188). Es raro en los más de los sustantivos neutros construirse con artículo; pero lo hacen a menudo los infinitivos, y no sólo con los artículos definido e indefinido, sino con otros adjetivos; y entonces o conservan su carácter, construyéndose como el verbo de que provienen, verbigracia el comer manjares exquisitos, el levantarse temprano, el hablar bien, «aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura», como dice Cervantes; o se vuelven sustantivos ordinarios, dejando las construcciones verbales: el vivir mío (en vez de el vivir yo), el murmurar de las fuentes (en lugar de el murmurar las fuentes). Varios infinitivos toman plural en este caso, como placeres, dares y tomares, pareceres, cantares, etc.62

362 (a). El anunciativo que es otro de los neutros que se construyen a menudo con el artículo, según lo dicho arriba (§ 162, b).

363 (b). Ni son los infinitivos los únicos neutros que deponen el carácter de tales. Así todo, significando el conjunto de todas las partes, es reproducido por él y le o lo: «No vemos más que una mínima parte del gran todo; cuanto alcanzamos a percibir en él, es como un átomo en la universalidad de las cosas creadas». «El todo es mayor que cualquiera de las partes que le o lo componen».

364 (c). Nonada con el artículo indefinido toma el género femenino; una nonada es locución hiperbólica para significar una cosa mínima. Dábasele también plural: «Calle, abuela, y sepa que todas las cosas que me oye son nonadas» (Cervantes)63.

365 (d). Nada, significando la inexistencia de todo, toma el artículo femenino: «Es difícil concebir la nada». Con el artículo indefinido significa una cosa de ínfimo valor, y es ambiguo; pues aunque se dice corrientemente una nada, no creo que Samaniego se expresase mal en aquellos versos:


«El apetito ciego,
¡A cuántos precipita,
Que por lograr un nada
Un todo sacrifican!».





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  —116→  

ArribaAbajoCapítulo XIX

De los adverbios


(189). Los adverbios se dividen por su significación en varias clases:

366. Adverbios de lugar: cerca, lejos, enfrente, detrás, arriba, encima, abajo, debajo, dentro, fuera, afuera, etc.

367. Adverbios de tiempo: antes, después, luego, despacio159, apriesa o aprisa, aún, todavía, siempre, nunca, jamás, etc.

368. Adverbios de modo: bien, mal, apenas, recio (reciamente), paso (en voz baja), bajo (lo mismo), quedo (blandamente, con tiento, sin hacer ruido), alto (en voz alta), buenamente, fácilmente, justamente, y casi todos los adverbios en mente.

369 (a). Los adverbios de esta terminación son frases sustantivas adverbializadas; o si se quiere complementos en que se calla la preposición; que para el caso es lo mismo. Justamente, sabiamente, quiere decir, de una manera justa, de una manera sabia; mente en estas frases significa manera o forma.

370 (b). Cuando se juntan dos o más adverbios en mente ligados por conjunción expresa o tácita, pierden todos la terminación, menos el último: temeraria y locamente; clara, concisa y correctamente; salieron las aldeanas graciosa pero modestamente vestidas. Diríase de la misma manera tan graciosa cuanto, o tan graciosa como, o más graciosa que modestamente.

371. Adverbios de cantidad: mucho, poco, harto, bastante, además160, demasiado, más, menos, algo, nada, etc.,   —117→   a los cuales podemos añadir totalmente, enteramente, casi, mitad, medio161, y otros.

372. Adverbios de afirmación: ciertamente, verdaderamente, etc.

373. Adverbios de negación: no, tampoco, nada, nunca, jamás162, etc.

374. Adverbios de duda: acaso, tal vez, quizá o quizás, etcétera.

375 (a). Algunos adverbios pospuestos hacen el mismo oficio que las preposiciones, formando complementos, como en cuesta arriba, río abajo, tierra adentro, mar afuera, meses antes, días después, años atrás, camino adelante. «El cielo, conmovido de mi desgracia, avivó el viento y llevó el barco, sin impelerle los remos, el mar adentro» (Cervantes).

376 (b). Varios de los adverbios de cantidad no son otra cosa que sustantivos neutros adverbializados: «Agradecemos mucho las honras que se nos hacen»; «Harto le hemos aconsejado; pero él se cura poco de consejos»; «Es en sus determinaciones algo imprudente, y a veces nada cuerdo»163. También se usan a menudo como adverbios de cantidad las frases sustantivas un poco, un tanto, algún tanto, y otras: «Turbeme algún tanto» (Cervantes).

  —118→  

377 (c). Otros adverbios hay que son originalmente adjetivos o complementos con preposición: verbigracia alto, bajo, recio, claro, quedo (originalmente adjetivos); apenas164, acaso, despacio (de espacio), encima, enfrente, amenudo64, abajo, adentro, afuera (complementos).

378 (d). Es notable la síncopa de mucho cuando modifica adjetivos, adverbios o complementos, precediéndoles. Dícese me esfuerzo mucho, mucho siento; y está muy enfermo, muy arrepentido, muy cerca, muy lejos, muy a la vista, muy en peligro. Subentendiéndose la palabra modificada, es necesaria la forma íntegra: está enfermo, y mucho; fueron aplaudidos, pero no mucho.

379 (e). Recientemente se apocopa en recién antes de participios: un país recién poblado, un niño recién nacido, los recién llegados165.

380 (190). Hay asimismo gran número de adverbios demostrativos, cuyo significado se resuelve en complementos a que sirve de término alguno de los pronombres este, ese, aquel, combinado con un nombre de lugar, tiempo, cantidad o modo.

381. Adverbios demostrativos de lugar: aquí (en este lugar), ahí (en ese lugar), allí (en aquel lugar), acá (a este lugar), allá (a ese o aquel lugar), acullá (en aquel lugar, ordinariamente en contraposición a otros lugares ya indicados).

«Me hallo muy bien aquí». «Mira que corres peligro ahí». «Ya había salido usted de Londres cuando yo estuve allí». «Venid acá. -Allá vamos». «Meses hace que no veo mi quinta; hoy me propongo ir allá». «Aquí se juega, allí se canta, acullá se baila». Tal es el valor que regularmente solemos dar a estos adverbios, sin que por eso dejen algunas veces de aplicarse al movimiento los en i, como acá y allá a la situación: «Ven aquí». «Creo que no faltan por allá inquietudes y turbulencias como desgraciadamente las tenemos por acá». «Allá en Turquía, donde la voluntad de un hombre es la ley suprema, pudieran tolerarse tantos desafueros y atropellamientos».

  —119→  

382 (a). Algunos confunden los dos adverbios ahí y allí: es necesario tener presente que el primero no es el propio sino cuando se resuelve en el demostrativo ese; de lo que proviene que señalemos muy bien con él lo que inmediatamente precede en el razonamiento. Así, después de referir las desgracias acarreadas a una persona por su mala conducta, se diría: «Ved ahí a lo que conducen las pasiones cuando la razón nos las enfrena». Ved aquí no sería tan propio.

383 (b). Los adverbios de lugar se trasladan frecuentemente a la idea de tiempo: «Allá en tiempo del rey Vamba». Nada más común en las narraciones que aquí o allí en el significado de en este o en aquel momento.

384. Otros adverbios demostrativos de lugar son aquende (del lado de acá), allende (del lado de allá). Aquende, allende, se emplean también como preposiciones: allende el mar, allende el río166.

385. Adverbios demostrativos de tiempo: ahora (en esta hora, al presente), hoy (en este día en que estamos hablando), mañana (en el día siguiente al de hoy), pasado mañana (en el día siguiente al de mañana), ayer (en el día   —120→   anterior al de hoy), anteayer (en el día anterior al de ayer), anoche (en la noche anterior al día de hoy), entonces (en aquel tiempo), etc.

386. Adverbio demostrativo de cantidad: tanto. Es el sustantivo neutro adverbializado; y antes de los adjetivos, adverbios o complementos se apocopa: Tanto habían crecido los ríos; tan grandes fueron las avenidas; tan tiernamente le amo; tan de corazón lo deseo. Dícese grandes fueron las avenidas, y tanto que, etc., dejando de apocopar a tanto, porque se le subentiende el adjetivo grandes. Si en este mismo ejemplo quisiésemos colocar el verbo entre el adverbio y el adjetivo, sería necesaria también la forma íntegra: tanto fueron grandes las avenidas, que, etc., porque la modificación del adverbio no caería ya directamente sobre el adjetivo sino sobre la frase verbal fueron grandes.

387. Adverbios demostrativos de cualidad o modo: tal, sí, así.

388 (a). Tal es, bajo esta sola forma, adjetivo de singular, sustantivo neutro y adverbio. He aquí un ejemplo del último de esos tres oficios: «Hizo el postrer acto de esta tragedia madama de Gomerón, saliendo ella y dos hijas suyas niñas en busca del conde, y pidiéndole arrodillada a sus pies la vida de sus hijos; el conde le respondió entonces pocas palabras, tal que hubo de volverse algo consolada» (Coloma): tal es aquí de tal modo.

389 (b). , llamado adverbio afirmativo, lo es realmente; pero sólo por un efecto de su significado modal. y así son una misma palabra167. Cuando uno pregunta ¿has estado en el campo? y otro responde , hay una elipsis, que se llenaría diciendo así es, y en efecto   —121→   respondemos muchas veces afirmativamente con las expresiones así es la verdad, así es.

390 (c). A veces al de la respuesta se agregan uno o más elementos de la pregunta, con las variedades que pide la transición de una persona a otra: «¿No has visto tú representar alguna comedia, donde se introducen reyes, emperadores, pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? -Sí he visto» (Cervantes). Lo que se extiende aun a oraciones que no tienen la relación de pregunta y respuesta: «Sobre todo le encargó que llevase alforjas; él dijo que sí llevaría» (Cervantes).

391 (d). Habiéndose dado al este valor afirmativo, fue natural intercalarlo en las proposiciones para reforzar la afirmación, haciendo recaer la énfasis sobre la palabra a que lo posponemos: «Ahora sí has dado, Sancho, en el punto que puede y debe mudarme de mi determinado intento» (Cervantes). «Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal» (Cervantes). «Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero» (Cervantes). Hay en estas locuciones un contraste tácito: ahora sí, antes no; vuestra merced sí, otros no; entonces sí, en otro tiempo no. El que, al parecer redundante, de los dos últimos ejemplos, se encuentra en muchas otras expresiones aseverativas: ciertamente que, por cierto que, sin duda que, vive Dios que, pardiez que, a fe que, etc.; y proviene de una elipsis: «ahora sí puede decirse que»; «entonces sí sucedía que»; «ciertamente parece que»; o más bien, de que damos a una expresión aseverativa o a un juramento como a fe, a fe mía, vive Dios, pardiez, el mismo valor que si se dijera juro, afirmo168.

392 (e). Hay otro sí que, usado como conjunción:

«Sí que hay quien tiene la hinchazón por mérito» (Iriarte).

Como si dijera, en efecto, hay quien tiene, etc. «Los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan; sí que no siempre se está en los templos; no siempre se ocupan los oratorios; no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean; horas hay de recreación donde el afligido espíritu descanse; para este efecto se plantan las arboledas, se allanan las cuestas, y se cultivan con curiosidad los jardines» (Cervantes)67.

393 (f). Dase a veces a la frase conjuntiva sí que un sentido irónico: «Es muy fundada la queja vulgar de que nuestra revolución no presenta ningún hombre extraordinario en ninguna línea; sí que los   —122→   habrá, como no sea en escabeche, después de cerca tres siglos de un mortífero despotismo» (Puigblanch).

394 (191). A los adverbios demostrativos corresponden adverbios relativos de la misma significación, pero destinados exclusivamente al enlace de las proposiciones, tales son: donde (antes do, y más antiguamente ó), adverbio relativo de lugar; cuando, de tiempo; cual, como, de modo; cuanto, de cantidad.

«Cada día se van desfalleciendo las fuerzas de nuestro corazón, donde está el contento de nuestros apetitos» (Granada). «El día que se ejecutó la sentencia, se fue Cortés a Zempoala, donde le asaltaron varios pensamientos» (Solís): aquí donde tiene por antecedente un nombre de lugar. Reproduce también adverbios y complementos: allí donde, a la falda de los cerros, donde. Pero puede asimismo llevar envuelto el antecedente: «Donde falta la libertad, todo falta»; allí donde. Y este antecedente envuelto puede ser término de una proposición expresa (ordinariamente a, hacia, hasta, de, en, para, por): «Era tanta la devoción de San Francisco de Borja, que le aconteció en Valencia ir acompañando al Santísimo Sacramento desde la parroquia de San Lorenzo hasta cerca de do está ahora edificado el monasterio de frailes jerónimos» (Rivadeneira); cerca de allí do, cerca del lugar do.

395 (a). La forma do es hoy permitida en verso: ó (por donde) es enteramente anticuado.

396 (192). Donde entra como elemento en los adverbios compuestos, adonde, endonde, dedonde, pordonde68; los cuales es necesario distinguir de las frases en que donde lleva envuelto su antecedente, que es el término de la preposición. Por ejemplo: «Estaba emboscado el enemigo en la selva adonde nos encaminábamos»; selva es el antecedente de adonde; como si dijéramos en la selva a la cual, sería selva el antecedente de la cual. «Nos acercábamos a donde estaba emboscado el enemigo»; aquí es al contrario; hay un antecedente   —123→   envuelto, y podríamos expresarlo diciendo nos acercábamos al lugar donde169.

397 (a). Pero adonde puede también, como el simple, llevar en sí su antecedente: «Si vuelves presto de adonde pienso enviarte, presto se acabará mi pena» (Cervantes); del lugar adonde.

398 (b). Adonde usado por donde es un arcaísmo que debe evitarse. Dícese adonde con movimiento, y donde sin él: el lugar adonde nos encaminamos, donde residimos170.

399 (c). Dedonde es una sola palabra171 en este pasaje de Cervantes: «Corrimos una borrasca, que nos duró cerca de cuarenta horas, al cabo de las cuales dimos en esta isla dedonde hoy salimos». Se divide en dos palabras distintas cuando decimos, por ejemplo: «Salió de donde estaba escondido», esto es del paraje donde. El antecedente envuelto es el término de la preposición de.

400 (d). La misma diferencia se verifica en pordonde, que es una sola palabra172 en «La ciudad pordonde transitábamos», y dos palabras en «Transitábamos por donde nos pareció menos denso el gentío», esto es, por el paraje donde.

401 (193). Cuando puede también llevar envuelto su antecedente: «Los gobiernos, cuando no se les ponen trabas, abusan de su poder»; entonces cuando, en el tiempo cuando, frases que nos parecen ya extrañas a fuerza de embeberse tan a menudo el antecedente en el relativo. Y puede asimismo este antecedente envuelto servir de término a una preposición expresa: «Deja tus pretensiones para cuando sean más favorables las circunstancias»; para el tiempo cuando, para el tiempo en que.

  —124→  

402 (a). Si es un nombre sustantivo o sustantivado el antecedente expreso, se prefiere generalmente a este adverbio el complemento en que: «La estación en que suelo trasladarme al campo». «El año en que nació el Salvador no es el mismo en que principia la era cristiana».

403 (b). Nótese también que rara vez precede a cuando otra preposición que para; con las demás se prefiere el anunciativo que: «Tomo mis disposiciones para cuando llegue la muerte»; aguardo a que, desde que, etc. Pero en las oraciones interrogativas es al contrario: «¿A cuándo aguardas?». «¿Desde cuándo estás en Chile?». «¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?».

404 (194). Como es de frecuentísimo uso, y lleva muchas veces envuelto su antecedente: «Portose noblemente, como lo habían hecho sus antepasados»; noblemente es aquí el antecedente de como. «Las letras humanas honran y engrandecen al caballero, como las mitras a los obispos, o como las garnachas a los jurisconsultos» (Cervantes); como lleva en sí su antecedente; así como, del modo como.

De la idea de modo ha pasado como a significar varios otros conceptos, cuales son los de causa, sucesión inmediata, condición: «Como el tiempo amenazaba lluvia, nos volvimos a casa». «Como nos vieron» o «así como nos vieron, se llegaron a saludarnos». «Como tenga yo salud, lo demás no me importa».

405 (a). Cual, adverbio relativo de modo, equivalente a como, es poco usado, excepto en las comparaciones poéticas173.

  —125→  

406 (195). Cuanto se apocopa de la misma manera y en las mismas combinaciones que tanto: «Cuanto son más apetecidas las cosas tanto es más mezclado de inquietudes y sinsabores su goce»; «Caballo tan extremado por sus obras, cuan desdichado por su suerte» (Cervantes). Modernamente, con todo, es rara la apócope de este adverbio, a menos de usarse como interrogativo o exclamatorio, acentuándose. En Cervantes mismo encontramos: «Aquellos tan honestos cuanto bien declarados pensamientos».

El adverbio cuanto lleva muchas veces envuelto su antecedente: «Fueron las ventajas alcanzadas por el enemigo rápidas, cuanto decisivas»; «Rogaba cuan encarecidamente podía»; «En toda la casa, cuan grande era, no había una sola pieza habitable». En construcciones parecidas a la de estos dos últimos ejemplos se pospone a cuan la palabra que, adoptándose otro giro, hubiera sido calificada por el antecedente tan: tan encarecidamente como podía; tan grande como era. La trasposición es elegante, y hace necesaria la apócope.

407 (196). Todos estos adverbios relativos se contraponen frecuentemente a los demostrativos análogos: «Allí florecen las artes, donde las leyes aseguran las personas y las propiedades»; «Cuando no se respeta la ley, cuando la violación de los derechos del más humilde ciudadano no excita la alarma y la indignación universal, entonces puede decirse que las instituciones liberales contienen un principio de disolución que las mina y corroe»; «Como es la vida, así es casi siempre la muerte»; «Tanto es más estimada la recompensa, cuanto es más difícil obtenerla». Y en todas estas contraposiciones se repite bajo las dos formas demostrativa y relativa un mismo concepto allí, allí; entonces, entonces; así, así; igualmente, igualmente; y por medio de la repetición se indica la reciprocidad.

408 (197). Mientras es una preposición que tiene regularmente por término un demostrativo neutro: mientras esto, mientras tanto, mientras que; a veces un sustantivo   —126→   cualquiera: mientras la cena. Si se calla el que, la preposición envolviendo el relativo, toma el significado, y oficio de cuando, y se hace, por tanto, adverbio relativo: «Mientras yo trabajaba, tú te divertías». «No es raro en el día, aunque lo tengo por una novedad en la lengua69 que se use mientras sin término alguno expreso, y sin que introduzca proposición subordinada; haciéndose un adverbio meramente demostrativo, equivalente a entretanto.


«Rabiará dos o tres días,
Pero queda luego sano;
Él siempre gana. -Y si, mientras,
Sucediere algún fracaso?».


(Martínez de la Rosa)                


409 (198). Pues, preposición que sólo puede tener por término el anunciativo que174: «Pues que vemos a la patria amenazada de tantos peligros, justo es que nos apresuremos a socorrerla»; «Pues el buen Sancho es gracioso y donairoso, desde aquí le confirmo por discreto» (Cervantes). Pues en este último ejemplo lleva embebido el que, y toma el carácter de adverbio relativo, equivalente a la frase supuesto que. Pero sucede a veces que envuelve no sólo el que sino la proposición subordinada que debería seguir a éste, y que se calla porque acabando de enunciarse es fácil subentenderla: «¿Tantas razones no os convencen? Apelemos pues a los hechos»; apelemos pues (que tantas razones no os convencen) a los hechos. Pues significa en este caso una relación entre dos proposiciones independientes, de las cuales la primera es el fundamento o premisa lógica de la segunda; y de preposición o adverbio relativo que era, se convierte en conjunción.

410 (199). El si condicional es siempre un adverbio relativo equivalente también a la expresión supuesto que o dado que, tomada en el sentido de condición: «Si deseamos cumplir con nuestras obligaciones, debemos ante todo conocerlas». Este si puede ser término de la preposición por: «Se reforzaron los castillos por si los atacaba el enemigo».

  —127→  

411 (200). Los adverbios relativos se hacen interrogativos acentuándose.

«¿Dónde son por aquí los palacios de la sin par princesa doña Dulcinea del Toboso?».


(Cervantes)                



«¿Cuándo será que pueda
Libre de esta prisión volar al cielo?».


(Fray Luis de León)                



«¡Cómo se van las horas,
Y tras ellas los días,
Y los floridos años
De nuestra frágil vida!».


(Meléndez)                



«Ay!, ¡cuánto me engañaba!
Ay!, ¡cuán diferente era,
Y cuán de otra manera
Lo que en tu falso pecho se escondía!»175.


(Garcilaso)                


412 (a). Los dos últimos ejemplos manifiestan que en las exclamaciones tienen estos adverbios las mismas formas que en las interrogaciones.

413 (b). «Mira hasta dónde se extiende la malicia de los encantadores y la ojeriza que me tienen» (Cervantes): interrogación o exclamación indirecta.

414 (201). El si interrogativo convierte el significado de condición en el de incertidumbre o curiosidad: «¿Si tendrá buen éxito la empresa?»; «¿Si tantas experiencias desgraciadas le habrán hecho conocer su error?». El uso de este adverbio es frecuente en la interrogación indirecta: «Mirando a todas partes por ver si descubría algún castillo o alguna majada de pastores, vio una venta», etc. (Cervantes).

415 (a). El , adverbio demostrativo de modo, el si, adverbio relativo de condición, y el si, adverbio interrogativo, tienen entre sí la misma afinidad, y forman la misma escala que tanto, cuanto y cuánto;   —128→   los demostrativos tienen regularmente relativos análogos, que pasan a interrogativos acentuándose; pero no acentuamos el si interrogativo por la necesidad de distinguirlo del demostrativo; bien que, a mi parecer, en el primero se apoya un poco más la voz que en el condicional.

Puede notarse la correspondencia de los tres síes en este pasaje de Cervantes: «Ay Dios! ¿Si será posible que he ya hallado lugar que sirva de sepultura a la pesada carga de este cuerpo que tan contra mi voluntad sostengo? será, si la soledad de estas selvas no me miente»: correspondencia enteramente análoga a la de aquí, donde y dónde en esta variación del ejemplo: «¿Dónde tendrá al fin sepultura la pesada carga de este cuerpo? Aquí la tendrá sin duda, donde la soledad de estas selvas me la ofrece».

416 (b). El si, adverbio condicional, lleva casi siempre envuelto su antecedente, que por tanto existe sólo en el entendimiento, y pudiera representarse por el adverbio demostrativo así: «Te perdonaré si te enmiendas»; te perdonaré así, de este modo, con esta condición, si te enmiendas. Cállase el antecedente así y el relativo lo envuelve176.


Apéndice

Adverbios superlativos y diminutivos


417. Además de los adverbios que son superlativos o diminutivos porque se forman con adjetivos que tienen este o aquel carácter, como poquísimo, poquito, quedito, tantico, bellísimamente, bonitamente, los hay que toman de suyo las correspondientes inflexiones, como lejísimos, lejillos, cerquita, arribita, despacito; que apenas se usan fuera del estilo familiar.






ArribaAbajoCapítulo XX

Derivados verbales


418 (202). Llamo derivados verbales ciertas especies de nombres y de adverbios que se derivan inmediatamente de algún verbo y que le imitan en el modo de construirse con otras palabras. No hay más derivados verbales que el infinitivo, el participio y el gerundio177.

  —129→  
Infinitivo

419 (203). El infinitivo es un derivado verbal sustantivo, que termina constantemente en ar, er o ir: así de compro sale comprar, de vendo, vender, de parto, partir70.

420 (a). Aseméjase en su significación a los sustantivos abstractos. Temer y temor, por ejemplo, expresan una misma idea; como comprar y compra, correr y carrera, ir e ida, venir y venida. El infinitivo conserva el significado del verbo, despojado de las indicaciones de número y persona; si denota atributo, no es el del sujeto de la proposición; y si da algún indicio de tiempos, lo hace de otra manera que el verbo, como luego veremos.

421 (b). El infinitivo ejerce todos los oficios del sustantivo, sirviendo ya de sujeto, ya de predicado, ya de complemento, ya de término. «Cosa muy agria parece a los malos comprar bienes futuros con daños presentes» (Granada): el sujeto es comprar, especificado por los dos complementos bienes futuros y con daños presentes. «El reino de Dios no es comer ni beber, sino paz y justicia» (Granada): comer y beber predicados, que modifican al verbo es no de otra manera que lo son paz y justicia, ligados a los dos precedentes por la conjunción sino; el sujeto es el reino de Dios.


«Quiero imitar al pueblo en el vestido,
En las costumbres sólo a los mejores».


(Rioja)                


Imitar, modificado por las palabras que siguen, es complemento acusativo de quiero; «Los mal intencionados tomaron las armas para echar a los buenos de la villa» (Coloma): echar, término de la preposición para.

422 (c). Finalmente, aunque el infinitivo, mientras conserva el carácter de tal, se construya con adjetivos precedentes a la manera de los sustantivos ordinarios, como antes (§ 188) se ha observado, en todas sus otras construcciones imita al verbo de que se deriva. Las construcciones características del verbo y que sólo le son comunes con los derivados verbales, consisten en llevar sujeto, complemento acusativo y afijos o enclíticos; verbigracia, «Informado el general de estar ya a poca distancia los enemigos, mandó reforzar las avanzadas»: enemigos es el sujeto de estar, como lo sería de estaban si se dijese de que los enemigos estaban a poca distancia; y las avanzadas es complemento acusativo de reforzar, como lo sería de reforzó si se sustituyese este verbo a la expresión mandó reforzar. Pónganse otros sustantivos en lugar de los infinitivos, y será preciso variar la construcción: «Sabiendo el general la aproximación de los enemigos, ordenó el refuerzo de las avanzadas»; y si antes se hubiese hablado de avanzadas, se diría, mandó reforzarlas. Diferénciase asimismo el infinitivo de los otros sustantivos en que se construye con adverbios: «Para administrar bien los intereses de la sociedad, es preciso conocerlos   —130→   perfectamente»; sustitúyase a los infinitivos otra especie de sustantivos, y diremos: «Para la buena administración de los intereses sociales, es necesario el conocimiento perfecto de ellos»: bien pasa a bueno, los intereses a de los intereses, los a de ellos y perfectamente a perfecto, porque no es propio de los sustantivos que no son derivados verbales al construirse con adverbios o complementos acusativos ni con afijos o enclíticos.

423 (d). Con todo, el construirse con adverbios no es propiedad tan peculiar del infinitivo entre los nombres sustantivos, que no lo hagan de cuando en cuando otros nombres de la misma clase, que nacen de verbos, y conservan su significación en abstracto: «Su residencia lejos de la patria»; «Mi detención allí».

424 (e). El infinitivo en estas construcciones verbales participa de la naturaleza del verbo: «Estar ya a poca distancia los enemigos» es una forma abstracta que damos a la proposición «estaban ya a poca distancia los enemigos»; y en esta forma abstracta el infinitivo es a un mismo tiempo sustantivo y atributo; pero sólo es atributo de su peculiar sujeto (los enemigos), no precisamente del sujeto de la proposición.

425 (f). La proposición trasformada así deja de serlo en cuanto pierde su relación de tiempo con el acto de la palabra, como es propio de todas las proposiciones en castellano. El infinitivo, a la verdad, significa presente o futuro, pero no, como el verbo, respecto del momento en que se habla, sino respecto del verbo a que está asociado en la proposición: presente, como en le veo salir, le vi salir, le veré salir, porque el salir coexiste con el ver; futuro, como en pienso salir, pensé salir, pensaré salir, porque el salir es necesariamente posterior al pensar; y por estos ejemplos se manifiesta que el denotar unas veces presente y otras futuro, depende de la significación del verbo a que se refiere.

426 (g). Nos valemos del infinitivo para designar el verbo de que se deriva: así amar, aunque no es verbo, es el nombre con que señalamos al verbo amo, amas, ama, prescindiendo de sus formas particulares de persona, número, etc.




Participio

427 (204). El participio es un derivado verbal adjetivo, que tiene variedad de terminaciones para los números y géneros; las cuales son siempre en o, a, os, as, y comúnmente en ado, ada, ados, adas, o ido, ida, idos, idas. Así de los verbos compro, vendo, parto, pongo, escribo, salen los participios que figuran en estos ejemplos: fue comprado el jardín, tengo vendida la casa, los terrenos comprados, las heredades vendidas, partida entre los hijos la hacienda; puestos en almoneda los bienes, escritas las declaraciones.

  —131→  

428 (205). El significado del verbo experimenta a menudo en el participio adjetivo una inversión notable. Una casa, término de complemento acusativo en edificar una casa, se hace sustantivo del participio en una casa edificada; edificar representa una acción, edificada una cualidad producida por ella; en otros términos, edificar tiene un sentido activo, edificada un sentido pasivo.

429 (206). Sucede también que el que era sujeto del verbo pasa a complemento del participio con la preposición por o de: yo edifico una casa, una casa es edificada por mí; todos entienden eso, eso es entendido de todos.

430 (207). Las construcciones en que el verbo tiene un complemento acusativo, se llaman activas. Si este complemento pasa a sujeto, y el participio que se deriva del mismo verbo invierte su significado y concierta con el sujeto, la construcción es pasiva. Los circunstantes oyeron el discurso, construcción activa; El discurso fue oído por los circunstantes, construcción pasiva.

431 (a). El participio, si invierte el significado del verbo, no puede construirse como él, sino en cuanto esa inversión lo permita. No admite, pues, como el infinitivo, el sujeto de su verbo, ni complemento alguno acusativo. Pero conserva el complemento dativo: «Os entregaron la carta»; «Os fue entregada la carta». «Reveláronme el secreto»; «Fueme revelado el secreto». Los afijos y enclíticos, según se ve en estos ejemplos, no van con el participio adjetivo, sino con el verbo de la proposición.

432 (208). Hay participios adjetivos en que no se invierte la acción del verbo; de manera que siendo pasivos por su forma, por su significado no lo son. Deponen, pues, la significación pasiva, y pueden llamarse deponentes178. Nacido, nacida, muerto, muerta, son participios deponentes, porque decimos nacida la niña, muertos los padres, siendo la niña la que nació y los padres los que murieron. Los verbos que, como nacer, morir, y otros muchos, no se prestan   —132→   regularmente a la inversión pasiva, no pueden tener sino participios deponentes.

433 (a). Pero aunque el verbo admita la inversión pasiva, puede suceder que el participio en ciertas circunstancias la deponga. Comparando estas dos oraciones, yo agradecí tus beneficios y tus beneficios fueron agradecidos por mí, se echa de ver que en agradecidos se invierte el significado de agradecer: la primera construcción es activa; la segunda pasiva. Pero cuando se dice yo quedé muy agradecido a tus beneficios, no hay tal inversión: el agradecido soy yo, es decir, la persona misma que agradece.

434 (209). El participio se sustantiva cuando se construye con el verbo haber, y entonces no sólo toma el significado de su verbo, sin invertirlo, sino que además admite todas sus construcciones de cualquiera especie que sean; y así se dice: «Les he referido el suceso y no me lo han creído; habrales parecido inverosímil». Les en la primera proposición es un dativo afijo; me en la segunda dativo, y lo acusativo, ambos afijos; y en la tercera les dativo enclítico. Todos estos casos complementarios van con el verbo, y no con el participio, sin embargo de ser modificaciones del participio y no del verbo, cuyo significado radical es siempre uno mismo.

435 (a). Díjose antiguamente he leída tu carta, he comprados algunos libros, de la misma manera que hoy se dice tengo leída tu carta, tengo comprados algunos libros; cosa sumamente natural, supuesto que haber significaba, como hoy significa, lo mismo que tener.

436 (b). Pero hace ya siglos que el participio combinado con las varias inflexiones de haber lleva una terminación invariable, que es la masculina de singular: «He visto una bella comedia»; «Habíamos experimentado grandes contratiempos»; «Hubieras evitado muchas pesadumbres, si hubieses reprimido la mala conducta de tus hijos».

437 (210). De esta manera se hizo el participio independiente del acusativo, y combinándose con las inflexiones de haber sirvió solamente para dar nuevas formas a la conjugación de los otros verbos. Fue entonces natural que se usase sin acusativo alguno, como en he comido, han escrito; y que se diese participio aun a verbos que no llevan acusativo, sino en circunstancias excepcionales, o nunca,   —133→   como ser, permanecer: «Habrías sido feliz si hubieses permanecido en tu patria».

438 (211). Reconoceremos, pues, dos especies de participio: el que para diferenciarlo llamaremos participio adjetivo, y el participio sustantivado, que es el que se emplea con el verbo haber. Este segundo es en grado eminente un participio, porque participa de la naturaleza verbal, acomodándose a todas las construcciones del verbo de que nace179-71.

439 (a). Conviene atender a las relaciones de tiempo indicadas por el participio, ya adjetivo, ya sustantivado. Generalmente significa anterioridad al tiempo del verbo con el cual se construye, cualquiera que sea la relación de tiempo en que se halle este verbo respecto del acto de la palabra, es decir, respecto del momento en que lo proferimos. Por ejemplo: «El palacio está destruido», indica que el hecho de destrucción ha sido anterior al momento en que esto se dice; pero es porque se construye con está, que coexiste con ese momento; al paso que «El palacio estará destruido antes de poco» señala el hecho de la destrucción como anterior a cierta época futura, porque estará significa futuro. De la misma manera, «El palacio, cuando yo lo visité, estaba destruido», hace mirar ese hecho como anterior a una época ya pasada, porque estaba denota una época coexistente con el tiempo de mi visita, que es cosa pasada.

440. Cuando el participio adjetivo se junta con el verbo ser, no es así: el participio significa entonces coexistencia con la época significada por este verbo. Así en la casa es edificada, el hecho de edificar es presente; en será edificada, futuro, y en fue edificada, pretérito.

441 (b). El participio se sustantiva algunas veces combinándose con las varias inflexiones del verbo tener, mas para ello se necesita que envuelva una significación pasiva, y que haya un acusativo tácito indeterminado a que mentalmente se refiera; porque, si lo hubiese expreso, concertaría con él como otro cualquiera adjetivo. Cuando se dice, verbigracia «Les tengo escrito largamente sobre esa materia», sin expresar la cosa o cosas escritas, se suple mentalmente lo que era menester, lo que convenía, o cosa semejante. De que se sigue que no es admisible esta especie de participio sustantivado, cuando el verbo de que nace el participio no suele regir acusativo, o por lo menos no lo pide en las circunstancias del caso. No podría, pues, decirse «tengo sido cónsul en Hamburgo», o «Tenían adolecido de la epidemia reinante», o «El enfermo tiene comido con apetito». El participio combinado con inflexiones del verbo tener, y sustantivado del modo dicho, no es el participio sustantivado propiamente tal, que combinado con inflexiones de haber, nunca se toma   —134→   en sentido pasivo, y admite todas las construcciones de su verbo, sin excepción alguna; al paso que el participio combinado con el verbo tener y sustantivado del modo dicho, no sufre otras que las de dativo y las demás que son compatibles con la inversión de su significado, como se ve en el primer ejemplo.




Gerundio

442 (212). El gerundio es un derivado verbal que hace el oficio de adverbio, y termina siempre en ando, endo, como comprando de comprar, vendiendo de vender, partiendo de partir; terminaciones que los participios no toman nunca72.

443 (a). Su significado es como el del infinitivo, por cuanto representa la acción del verbo en abstracto; pero su oficio es diverso, por cuanto modifica al verbo de la misma manera que lo hacen los adverbios y complementos, significando un modo, una condición, una causa, una circunstancia. «Andando los caballeros lo más de su vida por florestas y despoblados, su más ordinaria comida sería de viandas rústicas»: el primer miembro de esta frase indica la causa de lo que se dice en el segundo, de la misma manera que un complemento lo haría: «La más ordinaria comida de los caballeros era de viandas rústicas, por la costumbre que tenían de andar», etc. Andando tiene sujeto, los caballeros, que es el mismo que daríamos a su verbo, diciendo: Los caballeros andaban lo más de su vida, etc.

«Los cabreros, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron su rústica cena». Tendiendo lleva el acusativo unas pieles de ovejas.

«Faltándoles absolutamente los víveres, se rindieron a discreción». El gerundio, además de construirse con un sujeto peculiar suyo, los víveres, es modificado por un adverbio y por un caso complementario dativo; exactamente como lo sería el verbo de que nace si dijéramos: Faltáronles absolutamente los víveres.

444 (b). Sirve, pues, el gerundio para dar a una proposición la forma y oficio de adverbio. Participa de la naturaleza del verbo, sin serlo verdaderamente, porque, si bien significa un atributo de la proposición que en cierto modo lleva envuelta, no significa el atributo de la proposición expresa en que figura. En el ejemplo anterior el sujeto es ellos, subentendido; y todas las palabras expresas, incluso el mismo gerundio, componen el atributo de la verdadera proposición; el gerundio modifica la frase verbal tuvieron que rendirse a discreción, denotando una circunstancia, una causa.

445 (c). El gerundio puede ser término de la preposición en: «en amaneciendo, saldré».

  —135→  

446 (d). El tiempo significado por el gerundio coexiste con el del verbo a que se refiere, o es inmediatamente anterior a él. Así en los ejemplos precedentes, el andar los caballeros por despoblado coexiste con el ser su comida de viandas rústicas, y el tender las pieles precede inmediatamente al aderezar la cena. Esto último es lo que siempre sucede cuando el gerundio es término de la preposición en180.

447 (e). Los gerundios toman a veces la inflexión y significado de diminutivos: corriendito, callandito. Dejan entonces el carácter de derivados verbales, y se hacen simples adverbios, que no admiten las construcciones peculiares del verbo.






ArribaAbajoCapítulo XXI

Modos del verbo


448 (a). Sabemos ya que en las inflexiones del verbo influyen tres causas: la persona y número del sujeto y el tiempo del atributo (§ 21); hay otra más, que es el significado radical de la palabra o frase a que el verbo está o puede estar subordinado; la cual es frecuentemente otro verbo.

449 (b). Comparando estas dos oraciones: sé que tus intereses prosperan, y dudo que tus intereses prosperen, se ve que en ellas todo es idéntico, menos el significado radical del verbo subordinante; prosperan depende de , y prosperen depende de dudo; en otros términos, rige prosperan y dudo rige prosperen.

450 (213). Llámanse Modos las inflexiones del verbo en cuanto provienen de la influencia o régimen de una palabra o frase a que esté o pueda estar subordinado.

451 (a). Dícese a que esté o pueda estar, porque en muchos casos no aparece la palabra o frase alguna que ejerza esta influencia sobre el verbo; pero aun entonces hay una idea que lo domina, y que pudiera representarse por una proposición subordinante. Así en Tus intereses   —136→   prosperan se concibe, sin que sea menester expresarlo, sé, digo, afirmo que tus intereses prosperan, y cuando enunciamos un deseo diciendo La fortuna te sea propicia, se entiende deseo que la fortuna, etc. Sólo parece haber una excepción, que señalaremos después.

(b). Lo dicho nos proporciona un medio seguro de distinguir y clasificar los diferentes Modos. Por punto general.

452 (214). Las inflexiones verbales que son regidas por una palabra o frase dada en circunstancias iguales o que sólo varían en cuanto a las ideas de persona, número y tiempo, pertenecen a un Modo idéntico.

Por ejemplo:

  • Sé que tus intereses prosperan.
  • Sé que tus intereses prosperaron.
  • Sabemos que tus intereses prosperarán.
  • Supe que tus intereses prosperaban.
  • Sabíamos que tus intereses prosperarían.

Es manifiesto que las cinco formas simples prosperan, prosperaron, prosperarán, prosperaban y prosperarían, pertenecen a un Modo mismo: este Modo es el que los gramáticos llaman indicativo. Otro tanto, por supuesto, debe decirse de las formas que sólo difieren de las precedentes en persona o número, como prospero, prosperas, prosperabas, prosperarás, etc.

De la misma manera:

  • Me parece que llueve.
  • Me parece que anoche llovió.
  • Me parece que mañana lloverá.
  • Anoche me pareció que llovía.
  • Ayer me pareció que hoy llovería.

Diremos, pues, que parecer rige el Modo indicativo.

Pongamos otro ejemplo en el verbo prever. Como lo que se prevé no puede menos de ser posterior al acto de la previsión, sólo cabe decir, en un sentido propio:

  • Preveo que el congreso desechará el proyecto de ley.
  • Preví que el congreso desecharía, etc.

Por consiguiente, desechará y desecharía son formas indicativas.

Pasemos al verbo dudar.

  • Dudo que continúen todavía las negociaciones.
  • Dudé que continuasen o continuaran todavía las negociaciones.

No cabe decir, dudo que continúan, ni dudo que continuaron, ni dudo que continuarán, ni dudé que continuaban, ni dudé que continuarían; sino dudo que continúen, dudo o dudé que continuasen o   —137→   continuaran. Por consiguiente, las formas continúen y continuasen o continuaran no son indicativas; ellas pertenecen a otro Modo distinto, que es el que los gramáticos llaman subjuntivo, porque figuran a menudo en proposiciones subjuntas, esto es, subordinadas. Nosotros le llamaremos, por la variedad de sus aplicaciones, subjuntivo común, para distinguirle de otro subjuntivo de carácter peculiar y de mucho más limitado uso, de que después hablaremos.

453 (a). Sobre la forma en ría (compraría, vendería, partiría) hay variedad de opiniones. Pero si por una parte aparece su identidad de Modo con las formas que todos reconocen por indicativas, puesto que influyen en ella las mismas circunstancias que en éstas, y por otra su diversidad de Modo respecto de las formas que todos reconocen por subjuntivas, puesto que los antecedentes que rigen a éstas no la rigen a ella, no veo cómo pueda disputarse que al primero de estos Modos es al que verdaderamente pertenece181.

454 (b). Siendo el régimen lo que verdaderamente distingue los Modos, sólo por él podemos clasificarlos y definirlos.

455 (215). Formas indicativas o de modo indicativo se llaman las que son o pueden ser regidas por los verbos saber, afirmar, no precedidos de negación.

456 (a). Se dice no precedidos de negación, porque sucede a menudo que la negación hace variar el régimen de la frase subordinante: «No creo que tus intereses peligren o peligran» (subjuntivo común), o «No creí que tus intereses peligrarían» (indicativo). Indiferencia de Modos que en vez de desmentir, confirma el carácter indicativo de la forma en ría182.

457 (b). El subjuntivo común tiene un carácter que lo diferencia de todo otro Modo, y es que subordinándose o pudiéndose subordinar a palabras o frases que expresan mandato, ruego, consejo, permisión, en una palabra, deseo (y lo mismo las ideas contrarias, como disuasión,   —138→   desaprobación, prohibición), significa la cosa mandada, rogada, aconsejada, permitida, en una palabra, deseada (y la cosa disuadida, desaprobada, prohibida, etc.).

Quieroque estudies el derecho.
Deseo
Ruego
Te encargo
Permito
Te aconsejo
Te prohíbo
Ojalá
__________
Quiseque estudiases o estudiaras el derecho.
Deseé
Te rogué
Te encargué
Permití
Te aconsejé
Te prohibí
Ojalá

458 (c). Peligren tus intereses, pero sálvese tu vida, vale tanto como decir Consiento que peligren tus intereses, pero deseo que se salve tu vida.

459 (216). Llamamos subjuntivas comunes o del Modo subjuntivo común las formas que se subordinan o pueden subordinarse a los verbos dudar, desear.

460 (217). El Modo indicativo sirve para los juicios afirmativos o negativos, sea de la persona que habla, sea de otra persona indicada en la proposición de que dependa el verbo.

«Vives tranquilo en esa morada solitaria adonde no llegan las agitaciones que amargan aquí nuestra existencia». Los indicativos vives, llegan, amargan, expresan tres juicios de la persona que habla; el primero y tercero afirmativos, el segundo negativo.

«Todos te reputan feliz, porque creen que tienes los medios de serlo». Reputan y creen expresan dos juicios de la persona que habla; tienes, expresa el juicio de los que creen.

461 (a). En estos ejemplos se ve que el indicativo se presta lo mismo a las proposiciones independientes que a las subordinadas.

  —139→  

462 (218). Piden de ordinario el subjuntivo común las palabras o frases subordinadas que denotan incertidumbre o duda, o alguna emoción del ánimo, aun de aquellas que indirectamente afirman el objeto o causa que la ocasiona, verbigracia:

«Dudamos que vivas contento, aunque todo contribuye a que lo estés». Dudamos, forma indicativa que afirma la operación mental de dudar; vivas, forma del subjuntivo común, que presenta como dudoso el vivir contento; contribuye, forma indicativa, que afirma la contribución; y estés, forma del subjuntivo común, que sigue presentando como dudoso el estar contento.

«Me alegro de que goces de tan buena salud»; «Sienten mucho tus amigos que te resuelvas a expatriarte». Es claro que se afirma indirectamente que gozas de salud, y que te resuelves a expatriarte, porque estos hechos son los que producen la alegría y el sentimiento; y sin embargo, no tiene cabida el indicativo sino el subjuntivo común goces, resuelvas, porque en estos casos y en otros análogos prevalece sobre la regla que asigna el indicativo a los juicios la que pide el subjuntivo común para las emociones del ánimo.

463 (a). A esta influencia de las emociones puede referirse el uso notabilísimo que hacemos de las formas subjuntivas comunes en los juramentos y aseveraciones enérgicas. «Por Dios, que no se lleven el asno, si bien viniesen por él cuantos aguadores hay en el mundo» (Cervantes). «¿Bandoleritos a estas horas? Para mi santiguada, que ellos nos pongan como nuevos» (Cervantes). Lleven y pongan están en lugar de los indicativos llevarán y pondrán, que también pueden usarse.

464 (219). Una de las emociones o afectos que más a menudo ocurre expresar, es el deseo de un hecho positivo o negativo; y cuando el que desea es la persona que habla, se puede omitir la proposición subordinante yo deseo que, yo desearía que, poniendo la subordinada en alguna de las formas subjuntivas comunes, que se llaman entonces optativas:


... Cuando oprima
Nuestro cuerpo la tierra, diga alguno,
Blanda le sea, al derramarla encima.



Diga es deseo que diga, y sea, deseo que sea.

Son formas optativas o del Modo optativo las subjuntivas comunes que se emplean en proposiciones independientes para significar el deseo de un hecho positivo o negativo;   —140→   positivo, como en el ejemplo anterior; negativo, como en: «Nada te arredre de tu honrado propósito», «Pluguiese a Dios que no te hubieras dejado llevar de tan perniciosos consejos».

465 (a). Las solas proposiciones subordinadas en que caben formas optativas son las que dependen del verbo decir u otro verbo o frase verbal equivalente: «La dijeron que entrase»; «Le hice señas que viniese»; porque en estas proposiciones no es significado el deseo sino por la inflexión del verbo en la proposición subordinada; pero en realidad lo que hace la inflexión verbal es dar a la expresión subordinante el significado de mandato o deseo.

466 (220). Las formas optativas reciben una inflexión especial, cuando la persona a quien hablamos es la que debe cumplir el deseo, y lo que se desea se supone depender de su voluntad, y se expresa por una proposición que no contiene palabra negativa. Diga, por ejemplo, pasa entonces a , y sea a . « lo que se te pregunta», «Sé hombre de bien». Las formas optativas se llaman entonces imperativas; y de lo que acabamos de decir se colige: 1.º que en nuestra lengua las formas imperativas no pueden ser sino de segunda persona, singular o plural; 2.º que las formas imperativas no se construyen con palabras negativas, como no, nada, tampoco, nadie, ninguno, etc.; y 3.º que cuando lo que se desea no es un hecho que dependa de la voluntad de la segunda persona, se emplea la forma optativa ordinaria. Decimos, pues, con la forma imperativa sé hombre honrado, y con la optativa: «Permítalo, Dios», «No murmures», «Nunca faltes a la verdad», «A nadie ofendas», «Seas feliz»; bien que en este último ejemplo se permitiría alguna vez decir , sobre todo en poesía, por una especie de ficción que atribuye a la voluntad lo que realmente no depende de ella.

467 (a). El imperativo, por tanto, es una forma particular del Modo optativo, que jamás tiene cabida sino en proposiciones independientes. Si lo admitimos como un Modo especial, será preciso reconocer que no cabe en la definición de los Modos cual la hemos dado arriba (§ 213), puesto que ni se subordina ni puede subordinarse jamás a expresión alguna; y ésta es la excepción a que allí mismo aludimos.   —141→   Pero me parece preferible considerar a dí, ven, hablad, escribid, como abreviaciones de quiero que digas, deseo que vengas, que habléis, que escribáis; y en esto no hago más que adoptar un concepto expresado por la Real Academia y por varios filólogos nacionales y extranjeros. Él es, pues, como la raíz del Modo optativo, cuyas formas toma prestadas a menudo. Así es que si queremos reproducir en tiempo pasado esos imperativos hablad, escribid, decimos: «Me mandó que hablase», «Nos rogó que escribiésemos», o cosa semejante.

468 (b). Hay varias formas que los gramáticos han reducido al subjuntivo, y aun con más fundamento que las subjuntivas comunes, si cabe, porque se emplean, no sólo a menudo sino constantemente, en proposiciones subordinadas. Tal es la forma en are, ere, iere, como cantare (de cantar), trajere (de traer), partiere (de partir). Sin embargo, no puede decirse dudo que ella cantare, sino dudo que ella cante; ni deseo que ustedes leyeren, sino deseo que ustedes lean; ni salvárele Dios, sino sálvele Dios. Es propio de esta forma simple (y de la compuesta que nace de ella: hubiere cantado, hubiere traído, hubiere partido) el significar siempre una condición o hipótesis, principalmente cuando de ésta depende el ejecutarse un mandato, un deseo, o el declarar un juicio: Si alguno llamare a la puerta, le abrirás; si llegaren a tiempo, hazme el favor de recibirlos; si alguien tal pensare, se engaña, y si lo hubiere dicho, ha mentido.

En ninguno de estos ejemplos se puede emplear forma alguna subjuntiva de las antes enumeradas. Por tanto:

469 (221). Es preciso reconocer dos subjuntivos diversos: el que llamamos común, porque se extiende a una gran variedad de casos, y el de que ahora tratamos, al que por su constante significado de condición o hipótesis damos el nombre de hipotético.

470 (a). Este Modo es peculiar de la conjugación castellana, pues no lo hubo en latín, ni lo hay en ninguno de los otros dialectos romances73; y sólo tiene dos formas propias suyas, la simple (cantare, trajere, partiere), y la compuesta que nace de ella (hubiere cantado, hubiere traído, hubiere partido)183.

  —142→  

471 (222). Para subvenir a la escasez de formas propias de este Modo, apelamos a los otros dos Modos, indicativo y subjuntivo común.

472 (a). Si la proposición subordinada que expresa la hipótesis, viene regida por el adverbio condicional si, puede sustituirse el indicativo al hipotético, y prestarle los tiempos de que carece. Por ejemplo:

«Si alguien llamare o llama a la puerta, le abrirás». No es admisible el subjuntivo llame.

«Se nos previno que si alguien llamaba a la puerta, le abriésemos». Es admisible el subjuntivo llamase o llamara.

«Si alguien hubiere o ha llegado de la ciudad, le preguntarás qué hay de nuevo». No es admisible el subjuntivo haya llegado.

«Encargome que si alguien había llegado de la ciudad, le preguntase qué noticias corrían». Puede decirse hubiese o hubiera llegado.

473 (b). Mas cuando la condición no es regida por el si condicional, no tiene cabida el indicativo sino el subjuntivo común.

«En caso que alguien llamare o llame...». No puede emplearse el indicativo llama.

«Estad apercibidos para lo que sobreviniere o sobrevenga». Podría decirse sobrevendrá, pero no en sentido hipotético, porque con esta forma daríamos a entender que ha de sobrevenir algún hecho.

«Se nos previno que estuviésemos apercibidos para lo que sobreviniese o sobreviniera». No puede decirse ni sobrevenía, ni sobrevendría, sino en un sentido positivo, no condicional.

474 (c). De manera que en la condición precedida de si, el indicativo y el subjuntivo común se confunden después de una expresión subordinante que signifique tiempo absolutamente pasado. La frase se nos ha prevenido no tiene este carácter, porque supone subsistente el imperio de la prevención; y de aquí es que su régimen puede ser como el del presente o como el del pretérito: «Se nos ha prevenido que si alguien llegare o llega, o que si alguien llegaba, llegase o llegara184. Pero si la condición no es precedida de si, se excluye siempre el indicativo.

  —143→  

475 (223). Tenemos, pues, dos modos enteramente distintos: el indicativo y el subjuntivo; pero este último se subdivide en subjuntivo común y subjuntivo hipotético. El subjuntivo común presta sus formas a un cuarto Modo, el optativo, y el optativo tiene una forma particular en que se llama imperativo.

476 (224). Podemos ahora completar la definición del verbo castellano diciendo que es una clase de palabras que significan el atributo de la proposición, indicando juntamente la persona y número del sujeto, el tiempo y Modo del atributo185.




ArribaAbajoCapítulo XXII

Estructura de la oración


477 (225). Habiéndose dado a conocer, aunque de un modo general, los varios elementos de que se compone la oración, es ya tiempo de manifestar el orden y dependencia en que los colocamos, que es lo que se llama Sintaxis.

478 (226). La palabra dominante en la oración es el sustantivo sujeto, a que se refiere el verbo atribuyéndole alguna cualidad, acción, ser o estado. Y en torno al sustantivo sujeto o al verbo se colocan todas las otras palabras, las cuales , explicándose o especificándose unas a otras, miran, como a sus peculiares últimos puntos de relación, las unas al sustantivo sujeto, las otras al verbo.

479 (227). El sustantivo, sea sujeto, término o predicado, puede ser modificado:

1.º Por adjetivos o por sustantivos adjetivados: el hombre honrado, la dama duende.

2.º Por complementos: las orillas del Maipo, la sin par Dulcinea.

3.º Por proposiciones: aquel gran bulto que allí se ve;   —144→   la persona a quien vimos ayer en el paseo; la campiña por donde74 transitábamos.

480 (228). El adjetivo es modificado:

1.º Por adverbios: muy prudente, demasiado astuto.

2.º Por complementos: abundante de frutos, liberal con sus amigos, sobresaliente en el ingenio.

3.º Por proposiciones: severo en sus costumbres, como lo habían sido sus padres.

481 (229). El adverbio es modificado:

1.º Por otros adverbios: muy bien, algo tarde.

2.º Por complementos: cerca del río, encima de la cama, dentro de la selva.

3.º Por proposiciones: allí sólo florecen las artes, donde se les proponen recompensas186.

482 (230). Los complementos son modificados:

1.º Por adverbios: muy a propósito; bien de mañana. «Es muy de caballeros andantes el dormir en los páramos y desiertos, y lo tienen a mucha ventura» (Cervantes).

2.º Por proposiciones: sin luz como estaba el aposento.

483 (231). El verbo es modificado:

1.º Por predicados: es virtuosa, es mujer de talento, vive retirada, la creo feliz.

2.º Por adverbios: habla bien, escribe mal, nos acostamos tarde, se levantan temprano, conversábamos agradablemente.

3.º Por complementos: va al campo, está en la ciudad, volverá por mar, ha engañado a sus amigos, le aborrecen, te darán el empleo, deseo que escribas, cuento con que corresponderá a mi confianza: (el neutro que es complemento acusativo en el penúltimo ejemplo, y término de la preposición con en el último, anunciando en ambos la proposición que lo especifica).

  —145→  

4.º Por proposiciones: cuando el cuadrillero tal oyó, túvole por hombre falto de juicio: (la proposición subordinada precede aquí a la subordinante; como sucede a menudo si el relativo lleva en sí mismo su antecedente) (§ 168, 171, 184, 191, 193, etc.).

Tal es en general la estructura de la oración. Las excepciones son raras y tendremos ocasión de notarlas.




ArribaAbajoCapítulo XXIII

De la conjugación


484 (232). Vamos ahora a tratar de la manera de formar las inflexiones de los verbos, o de conjugarlos. Comprendemos en la conjugación, además de las formas que pertenecen propiamente al verbo, los infinitivos, participios y gerundios.

485 (233). Las inflexiones del verbo se distribuyen desde luego en Modos, que relativamente a la conjugación se reducen a tres, a saber: el indicativo, el subjuntivo y el imperativo.

486 (a). En el subjuntivo de la conjugación se comprenden todas las formas propias del subjuntivo común y del subjuntivo hipotético. Ya se ha dicho que el imperativo no es más que una forma del Modo optativo, y la única propia de este Modo, que suple las otras por medio del subjuntivo común.

487 (234). En cada Modo las inflexiones se distribuyen por Tiempos187. Los del indicativo son: Presente, Pretérito, Futuro, Co-pretérito, Pos-pretérito. El imperativo no tiene más que Futuro. Las formas de cada tiempo se distribuyen por números, las de cada número por personas.

488 (235). Los pretéritos se llaman comúnmente pretéritos perfectos; los co-pretéritos, pretéritos imperfectos; y al pos-pretérito se han dado diferentes denominaciones por los gramáticos.

  —146→  

489 (236). Los verbos se diferencian mucho unos de otros en su conjugación, y estas variedades tienen una conexión constante con la desinencia del infinitivo. Se llama primera conjugación la de los verbos cuyo infinitivo es en ar, como amar, cantar; segunda, la de aquellos cuyo infinitivo es en er, como temer, vender; y tercera, la de los verbos cuyo infinitivo es en ir, como partir, subir.

490 (237). Los verbos relativamente al modo de conjugarlos se dividen en regulares e irregulares. Regulares son los que forman todas sus variaciones como el verbo que les sirve de modelo o tipo. Irregulares, por el contrario, son aquellos que en ciertas variaciones se desvían del verbo modelo.

491 (238). En las variaciones del verbo se distinguen, como en las de todas las otras palabras, raíz y terminación. En las del verbo hay dos raíces: una que lo es de todas las inflexiones, tanto suyas como de los derivados verbales, menos la del futuro y pos-pretérito de indicativo; y otra que lo es del futuro y pos-pretérito de indicativo. La primera es el infinitivo, quitada su desinencia característica ar, er, ir; la segunda es el infinitivo entero; llamaremos a la primera raíz general, y a la segunda raíz especial. Así en el verbo amo, amas, la raíz general es am, y la especial amar. Raíz, usado absolutamente, significa la raíz general.

492 (239). Terminación, inflexión o desinencia es lo que se añade a la raíz: así en el co-pretérito de indicativo de amo, amas, las terminaciones son aba, abas, etc., que unidas a la raíz general am, componen las formas am-aba, am-abas, etc.; y en el futuro de indicativo del mismo verbo las terminaciones son é, ás, á, etc.; que agregadas a la raíz especial amar, componen las formas amar-é, amar-ás, amar-á, etc.

493 (240). Cada conjugación tiene ciertas inflexiones peculiares en los tiempos que nacen de la raíz general, pero en los que nacen de la raíz especial, que, como hemos dicho, son el futuro y el pos-pretérito de indicativo, todos   —147→   los verbos regulares son absolutamente uniformes; por lo que podemos decir que en estos tiempos hay una sola conjugación188.

494 (241). Nótese que el presente de subjuntivo pertenece propiamente al subjuntivo común; el futuro, al subjuntivo hipotético; el pretérito unas veces al uno, otras al otro.

495 (242). Sea el tipo de la primera conjugación amar, el de la segunda temer, el de la tercera subir.


Primera conjugación

Amar


    Indicativo

  • Presente, Am-o, as, a, amos, áis, an.
  • Pretérito, Am-é, aste, ó, amos, asteis, aron.
  • Futuro, Amar-é, ás, á, emos, éis, án.
  • Co-pretérito, Am-aba, abas, aba, ábamos, abeis, aban.
  • Pos-pretérito, Amar-ía, ías, íes, íamos, íais, ían.
    Subjuntivo

  • Presente, Am-e, es, e, estos, éis, en.
  • Pretérito, Am-ase o ara, ases o aras, ase o ara, ásemos o áramos, aseis o arais, asen o aran.
  • Futuro, Am-are, ares, are, áremos, aseis, aren.
  —148→  
    Imperativo

  • Am-a, ad.
    Derivados verbales

  • Infinitivo, Am-ar.
  • Participio, Am-ado.
  • Gerundio, Am-ando.



Segunda conjugación

Temer


    Indicativo

  • Presente, Tem-o, es, e, emos, éis, eta.
  • Pretérito, Tem-í, iste, ió, imos, isteis, ieron.
  • Futuro, Temer-é, ás, á, emos, éis, án.
  • Co-pretérito, Tem-ía, ías, ía, íamos, íais, ían.
  • Pos-pretérito, Temer-ía, ías, ía, íamos, íais, ían.
    Subjuntivo

  • Presente, Tem-a, as, a, amos, áis, an.
  • Pretérito, Tem-iese o iera, ieses o ieras, iese o iera, iésemos o iéramos, iereis o ierais, ieren o ieran.
  • Futuro, Tem-iere, ieres, iéremos, iereis, ieren.
    Imperativo

  • Tem-e, ed.
    Derivados verbales

  • Infinitivo, Tem-er.
  • Participio, Tem-ido.
  • Gerundio, Tem-iendo.



Tercera conjugación

Subir


    Indicativo

  • Presente, Sub-o, es, e, imos, ís, en.
  • Pretérito, Sub-í, iste, ió, imos, isteis, ieron.
  • Futuro, Subir-é, ás, á, emos, éis, án.
  • —149→
  • Co-pretérito, Subía, ías, ía, íamos, íais, ían.
  • Pos-pretérito, Subir-ía, ías, ía, íamos, íais, ían.
    Subjuntivo

  • Presente, Sub-a, as, a, amos, áis, an.
  • Pretérito, Sub-iese o iera, ieses o ieras, iese o iera, iésemos o iéramos, ieseis o ierais, ieren o ieran.
  • Futuro, Sub-iere, ieres, iere, iéremos, iereis, ieren.
    Imperativo

  • Sub-e, id.
    Derivados verbales

  • Infinitivo, Sub-ir.
  • Participio, Sub-ido.
  • Gerundio, Sub-iendo.


496 (a). Comparando entre sí estos tres tipos, se echa de ver: 1.º que tomando por raíz el infinitivo entero, hay dos tiempos que se forman de modo idéntico en todas las conjugaciones regulares, a saber, el futuro y el pos-pretérito de indicativo: amar, amar-é, amar-ía; temer, temer-é, temer-ía; subir, subir-é, subir-ía; 2.º que la segunda y la tercera conjugación se reducen casi a una sola (no tomando en cuenta el futuro y el pos-pretérito de indicativo), pues que sólo se diferencian en las terminaciones siguientes:

  • Indicativo, presente, Tem-emos, éis; Sub-imos, ís.
  • Imperativo, Tem-ed; Sub-id.
  • Infinitivo, Tem-er; Sub-ir189.




  —150→  

ArribaAbajoCapítulo XXIV

Verbos irregulares


497 (243). Para calificar a un verbo de regular o irregular no debe atenderse a las letras con que se escribe, sino a los sonidos con que se pronuncia. Como conjugamos con el oído, no con la vista, no hay ninguna irregularidad en las variaciones de letras que son necesarias para que no se alteren los sonidos.

Por ejemplo, el verbo aplacar no deja de ser regular porque muda la c radical en qu, en todas las formas cuya terminación es e o principia por e, como en aplaqué, aplaque, aplaques, aplaquemos; pues para conservar el sonido fuerte de la c antes de las vocales e, i, es necesario, escribiendo, convertirla en qu. Por una razón semejante no es irregular el verbo mecer, cuando muda la c de la raíz en z para conservar el sonido suave de la c (yo mezo, él meza); ni el verbo delinquir mudando la qu en c (delinco, delinca), por no permitir el uso actual que se escriba jamás qu sino antes de las vocales e, i; ni el verbo pagar tomando una u muda cuando la terminación es e o principia por e (pagué, pague, pagues, paguemos), por cuanto la ortografía corriente pide esta u muda antes de las vocales e, i, para conservar el sonido de la g; ni el verbo seguir perdiendo la u muda cuando la terminación es en o, a, o principia por a (sigo, siga, sigamos), por cuanto no es permitido poner jamás la u muda sino antes de las vocales e, i190-75.

498 (244). No contaremos tampoco entre las irregularidades algunas leves alteraciones que se observan uniformemente en sus casos, y deben considerarse más bien como accidentes de la conjugación regular.

499. La primera es la conversión de la vocal i en la consonante y, cuando aquella vocal carece de acento, y viene a encontrarse en medio de otras dos vocales. Así en la conjugación de caer tenemos las formas estrictamente regulares caí, caía, donde la i es aguda, y las formas cayera, cayeras, etc., donde dicha vocal se convierte en y por no tener acento, y hallarse entre las vocales a, e. Esto es lo mismo que sucede   —151→   en la formación del plural de los nombres terminados en i no aguda (rey, reyes, convoy, convoyes).

500. La segunda es la supresión de la i no aguda con que principian ciertas terminaciones (verbigracia, ió, iera, iere); supresión necesaria cuando dicha i sigue a la consonante ll o ñ, en que termina la raíz, como sucede en los verbos cuyo infinitivo es en llir, ñer, ñir. Así de bullir, tañer, reñir, salen bullía, tañía, reñía, con i aguda, y por el contrario, bulló, tañeron, riñendo, sin i porque en las terminaciones estrictamente regulares ió, ieron, iendo, no es acentuada la i191.

501 (245). Los verbos compuestos toman ordinariamente las irregularidades de los simples; pero relativamente a la conjugación no miramos como compuestos sino a los verbos en cuyo infinitivo aparece el del simple sin la menor alteración, precediendo alguna de las partículas compositivas enumeradas en el capítulo III. Prescindiremos pues del significado, y sólo atenderemos a la estructura material. Así, en lo que atañe al mecanismo de la conjugación, que es de lo que ahora tratamos, convertir no es compuesto de verter, y por el contrario, impedir lo es de pedir192.

502 (a). Cuando en las listas que daremos de los verbos irregulares se ponen los compuestos y no el simple, deberá inferirse que éste no sufre las irregularidades de los otros. Pero si se pone el simple, se colegirá que se conforman con él sus compuestos, a menos que se advierta lo contrario.

Tratemos ya de las analogías que se observan en las irregularidades o anomalías de los verbos, pues en este punto no es enteramente caprichosa la lengua76.

503 (246). Cuando una forma experimenta una alteración radical, casi siempre sucede que hay otras formas que   —152→   la experimentan del mismo modo, y que tienen, por tanto, cierta afinidad o simpatía con la primera y entre sí193.

504 (247). Hay seis órdenes o grupos de formas afines.

Los cinco primeros no tienen cabida sino en los tiempos que nacen de la raíz general.

El primer orden (peculiar de la segunda y tercera conjugación) comprende aquellas formas en que se sigue a la raíz una de las vocales a, o; que son la primera persona de singular del presente de indicativo, y todo el presente de subjuntivo. Así el verbo traer, cuya raíz es tra, la muda en traig para las formas de este orden: traig-o, traig-a, as, a, amos, áis, an.

El segundo comprende aquellas formas en que la última vocal de la raíz tiene acento; que son la primera, segunda y tercera persona de singular y la tercera de plural de los presentes de indicativo y subjuntivo, y el singular del imperativo. Así contender, cuya raíz es contend, la muda en contiend para las formas de este orden: contiend-o, es, e, en; contiend-a, as, a, an; contiend-e tú.

El tercero (peculiar de la tercera conjugación) comprende aquellas formas en que no se sigue a la raíz una i acentuada; que son la primera, segunda y tercera persona, de singular y la tercera de plural del presente de indicativo; las terceras personas del pretérito de indicativo; todo el subjuntivo; el singular del imperativo, y el gerundio. Tomemos por ejemplo a concebir. Este verbo es regular en todas las formas en que se sigue a la raíz una i acentuada: conceb-imos, conceb-ís; conceb-í, conceb-iste, conceb-imos, concebisteis; concebía, ías, etc.; conceb-id; conceb-ir, conceb-ido; y es irregular en todas las otras mudando la raíz conceb en concib: concib-o, es, e, en; concib-ió, ieron; concib-a, as,   —153→   a, amos, áis, an; concib-iese o iera, ieses o ieras, etc.; concibiere, ieres, etc.; concib-e tú; concib-iendo.

El cuarto (peculiar de la tercera conjugación y de verbos cuya raíz termina en vocal, como argüir) comprende aquellas formas en que se sigue a la raíz una de las vocales llenas a, e, o, que son solamente la primera, segunda y tercera persona de singular, y la tercera de plural, del presente de indicativo, todo el presente de subjuntivo, y el singular del imperativo. Así argüir, cuya raíz es argu, la muda en arguy para este grupo de formas afines: arguy-o, es, e, en; arguy-a, as, a, amos, áis, an; arguy-e tú. Encuéntrase a la verdad esta consonante y en otras formas, como arguyeron, arguyera, arguyendo; pero en ellas no es más que un accidente de la conjugación regular, que pide se convierta la i no aguda que se halla entre dos vocales, en la consonante y, subsistiendo sin alteración la raíz: argu-yeron (por argu-ieron), argu-yera (por argu-iera), etc.

El quinto orden o grupo de formas afines comprende los pretéritos de indicativo y subjuntivo, y el futuro de subjuntivo. Así andar, cuya raíz es and, la muda en anduv para todas las formas de este orden. Pero los verbos irregulares que lo son en él, no sólo alteran la raíz sino las terminaciones, formándolas siempre de un mismo modo, cualquiera que sea la conjugación a que pertenezcan. Así andar hace anduv-e, anduv-iste, anduv-o, imos, isteis, ieron; anduviese o iera, ieses o ieras, etc.; anduv-iere, ieres, etc.; caber hace cup-e, cup-iste, cup-o, imos, isteis, ieron; cup-iese o iera, etc.; cup-iere, etc.; y venir hace vin-e, vin-iste, vin-o, vin-imos, isteis, ieron; vin-iese o iera, etc.; viniere, etc. Sólo en esos verbos dejan de ser agudas la primera y tercera persona de singular del pretérito de indicativo. Están además sujetos a un accidente peculiar, y es que cuando la raíz de estas formas termina en j, el diptongo de la terminación pierde la i: traj-eron, traj-era, traj-ere, no traj-ieron, traj-iera, etc., sin embargo de que en los otros verbos no es así, pues decimos tej-ieron de tejer, cruj-ieron de crujir.

  —154→  

Finalmente, el sexto orden de formas afines comprende los futuros y pos-pretéritos de indicativo, cuya raíz, según hemos dicho, es el infinitivo entero. Así, caber muda esta raíz en cabr para todas las formas de este orden, y en lugar de caber-é, as, etc., hace cabr-é, ás, etc.

Alterada la raíz en una de las formas pertenecientes a cualquiera de estos órdenes, los verbos que son irregulares en él experimentan una alteración igual en las otras formas del mismo, y tienen por consiguiente una raíz peculiar e irregular en todas ellas.

505 (248). Hay formas que pertenecen a grupos diversos, como verbigracia la primera persona de singular del presente de indicativo, comprendida en los cuatro primeros. Cuando sucede, pues, que un verbo irregular lo es en dos o más grupos, podría dudarse a cuál de las raíces irregulares concurrentes debe darse la preferencia. Para salir de la duda hay una regla cómoda, que es preferir las raíces concurrentes por el orden de la numeración anterior. Así la raíz del primer grupo excluye a cualquiera otra que concurra con ella; la raíz del segundo a la del tercero, etc. Exceptúase la raíz del quinto grupo, que excluye a la del tercero, cuando concurre con ella194.

506 (a). Sólo resta advertir: 1.º que la mayor parte de las irregularidades pertenecen a la raíz; las pertenecientes a las terminaciones son raras, y se indicarán cuando ocurran.

Y 2.º que de las irregularidades de los participios se tratará por separado.

507 (249). Los verbos irregulares, o lo son en una sola familia o grupo de formas afines, o en varios.


Primera clase de verbos irregulares

508 (250). La primera clase de verbos irregulares comprende los que solamente lo son en el primer grupo de formas afines, a saber:

  —155→  

509. 1.º Todos los terminados en acer, ecer, ocer, como nacer, florecer, conocer, los cuales tienen, además de las dos raíces regulares, una irregular que termina en azc, ezc, ozc.

    Ejemplo, nacer

  • Indicativo, presente, Nazc-o.
  • Subjuntivo, presente, Nazc-a, as, a, amos, áis, an.

510. Exceptúanse hacer y cocer, que pertenecen a otras listas de irregulares. Sobre empecer se ha dudado; pero es seguro que se ha conjugado siempre empezco, empezca, etc. «Guisada cosa es e derecha, que el juicio que fuere dado contra alguno, non empezca a otro» (I. 20, tít. 22, Partida III). «Suele este señor traer guardados a los suyos como un vaso de vidrio en su vasera, para que nada les empezca» (Granada, Meditaciones, capítulo XXVIII). «Pero pues de aquel encantamento me libré, quiero creer que no ha de haber otro alguno que me empezca» (Cervantes, Quijote, Segunda Parte, capítulo XXXII). Por lo demás, parece que este verbo, como otros de la misma terminación que no se aplican a seres racionales, sino a casos o hechos, puede sólo conjugarse en las terceras personas de singular y plural y en los derivados verbales195.

511. 2.º Lucir (luzc-o), asir (asg-o)76-IV, caer (caig-o), y lo mismo sus compuestos, como deslucir, desasir, recaer.

512. Yacer se conjuga hoy yazc-o o yazg-o, y por consiguiente yazc-a, as, etc., o yazg-a, as, etc.196




Segunda clase de verbos irregulares

513 (251). A esta clase pertenecen los que solamente lo son en el segundo grupo de formas afines. Su irregularidad consiste en alterar la vocal acentuada de la raíz, convirtiendo   —156→   la vocal e, y alguna vez la vocal i, en el diptongo ; la vocal o, y alguna vez la vocal u, en el diptongo . De acertar, por ejemplo, debiera salir yo acert-o, de adquirir, yo adquir-o, de volar, yo vol-o, de jugar, yo jug-o; y salen yo acierto, yo adquiero, yo vuelo, yo juego197.

Hay pues en estos verbos, además de las dos raíces regulares, una anómala, en que la vocal acentuada de la raíz se convierte en diptongo.

(252). Son irregulares de esta clase:

514. 1.º Los que mudan la e radical acentuada en .

    Ejemplo, acertar

  • Indicativo, presente, Aciert-o, as, a, an.
  • Subjuntivo, presente, Aciert-e, es, e, en.
  • Imperativo, Aciert-a.

Sufren esta irregularidad los de la lista siguiente:

  • Acertar.
  • Acrecentar.
  • Adestrar76-I.
  • Alentar.
  • Apacentar.
  • Apernar.
  • Apretar.
  • Arrendar.
  • Ascender.
  • Atravesar.
  • Aventar.
  • Calentar.
  • Cegar.
  • Cerner.
  • Cerrar.
  • Cimentar.
  • Comenzar.
  • Concertar.
  • Confesar.
  • Decentar.
  • Defender.
  • Dentar.
  • Derrengar76-I.
  • Descender.
  • Desmembrar.
  • Despernar.
  • Despertar o dispertar.
  • Dezmar76-I.
  • Emendar o enmendar.
  • Empedrar.
  • Empezar.
  • Encender.
  • Encomendar.
  • Encubertar.
  • Enhestar.
  • Ensangrentar.
  • Escarmentar.
  • Estercar.
  • Estregar76-I.
  • Fregar.
  • Gobernar.
  • Heder.
  • Helar.
  • Herrar.
  • Incensar.
  • Infernar.
  • Invernar.
  • Manifestar.
  • Merendar.
  • Nevar.
  • Pensar.
  • Perder.
  • Quebrar.
  • Recomendar.
  • Regar.
  • Remendar.
  • Reventar.
  • Sarmentar.
  • Segar.
  • Sembrar.
  • Serrar.
  • Temblar.
  • Trascender.
  • Tropezar.
  —157→  

515. Aterrar, echar a tierra, y los demás compuestos de tierra, desterrar, enterrar, soterrar, pertenecen a esta primera especie de irregulares de la segunda clase; pero aterrar, causar terror, es enteramente regular76-I.

516. Atestar, hendir, pertenece a la misma especie, pero significando atestiguar, no sufre irregularidad alguna76-I.

517. En los mejores gramáticos falta entre los verbos irregulares discernir, que indudablemente lo es. Su infinitivo era antiguamente discerner; y de aquí proviene que, sin embargo de haber pasado a la tercera conjugación, siguió conjugándose como el simple cerner; y pertenece, como éste, a la segunda clase de irregulares, siendo por tanto el único verbo de la tercera conjugación que se halla en este caso, prescindiendo de concernir, que pertenece a los defectivos.

518. Errar muda la e en ye; yerro, yerras, etc.

519. Hender es irregular como acertar; pero no le imita prehender, forma antigua de prender, que muchos conservan en aprehender, comprehender, reprehender, aunque comúnmente se pronuncian y debieran escribirse sin he, excepto aprehender (coger, asir, y metafóricamente concebir la idea de una cosa), para distinguirlo de aprender (adquirir conocimientos estudiando); de cualquier modo que se pronuncien, son enteramente regulares198.

520. Mentar es irregular como acertar; no le imitan sus compuestos comentar, dementar, ni paramentar, derivado de paramento.

521. Negar tiene la misma irregularidad, y le siguen sus compuestos, pero no anegar, que sólo aparentemente lo es199.

522. Pensar es irregular de la misma especie; sus compuestos compensar, recompensar, etc., no le imitan.

523. Plegar pertenece a la misma especie de irregulares. Su compuesto desplegar se conjuga yo desplego, o yo despliego, y lo mismo replegarse; pero replegar, volver a plegar, se conjuga como el simple76-I.

524. Sentar y asentarse son irregulares de la misma especie. Presentar no es compuesto de sentar, sino derivado de presente, y su conjugación es enteramente regular, como la de su compuesto representar.

525. Tender es irregular de la misma especie; y le imitan sus compuestos, a excepción de pretender76-I, cuya conjugación es regular.

526. Tentar pertenece también a esta especie de irregulares. Sus compuestos contentar, detentar, intentar, no le siguen; ni tampoco   —158→   atentar, cuando significa intentar un delito, cometer un atentado; pero en su significado de tentar o ir tentando, imita al simple. Desatentar es irregular.

527. Verter y reverter lo son igualmente; pero no debe confundirse a reverter (volver a verter o rebosar) con revertir (volver un derecho o cosa incorporal a la persona que lo tenía primero).

528. 2.º Los que mudan la o radical aguda en .

    Ejemplo, volar

  • Indicativo, presente, Vuel-o, as, a, an.
  • Subjuntivo, presente, Vuel-e, es, e, en.
  • Imperativo, Vuel-a.

Sufren esta irregularidad los de la lista siguiente:

  • Agorar.
  • Almorzar.
  • Amolar.
  • Aporcar.
  • Avergonzar.
  • Cocer.
  • Colgar.
  • Concordar.
  • Contar.
  • Costar.
  • Degollar.
  • Denostar.
  • Descollar.
  • Descornar.
  • Desflocar.
  • Desvergonzante.
  • Discordar76-I.
  • Doler.
  • Emporcar.
  • Enclocarse o encoclarse.
  • Encontrar.
  • Encorar.
  • Encordar.
  • Encovar76-I.
  • Engrosar76-I.
  • Ensalmorar.
  • Entortar.
  • Forzar.
  • Holgar.
  • Hollar.
  • Llover.
  • Moler.
  • Morder.
  • Mostrar.
  • Mover.
  • Poblar.
  • Probar.
  • Recordar.
  • Regoldar.
  • Renovar.
  • Rescontrar.
  • Rodar.
  • Soldar.
  • Soler.
  • Soltar.
  • Solver.
  • Soñar.
  • Torcer.
  • Tostar.
  • Trascordarse.
  • Trocar.
  • Volar.
  • Volcar.
  • Volver.

529. Acordar es irregular de esta especie en todos sus significados, menos en el de poner acorde un instrumento76-I.

530. Aforar, en el significado de dar fueros a una población, es irregular; en ningún otro lo es. Desaforar es irregular.

531. Apostar, en el significado de colocar gente o tropa en un sitio o puesto, es regular; en el de hacer apuestas se conjuga como volar.

532. Colar es irregular, y le imitan sus verdaderos compuestos como trascolar, pero no los aparentes, que vienen de cola en sus dos significados: descolar (quitar la cola o rabo), encolar (untar o pegar con cola).

533. Derrocar hace derroco o derrueco76-I.

  —159→  

534. Follar y afollar, en el significado de soplar con fuelle, o dar a alguna cosa la forma de fuelle, son irregulares; follar, formar en hojas, no lo es.

535. Moblar y amoblar se conjugan como volar. Pero hoy se usan en el mismo sentido mueblar y amueblar, que llevan en todas sus formas y derivados el diptongo , y son por consiguiente regulares200.

536. Oler muda la o en hue.

537. Rogar es irregular, ninguno de sus compuestos le imita.

538. Solar es irregular. Sus compuestos le imitan, incluyéndose en ellos consolar, que sólo aparentemente lo es.

539. Sonar se conjuga como volar, y le siguen sus compuestos; pero los de persona son regulares, como apersonarse. Consonar, según don Vicente Salvá, también lo es. Yo preferiría consueno, como lo hacen generalmente los americanos; y lo mismo digo de asueno. El erudito Francisco Cascales, en el prólogo de sus Cartas filológicas, se expresa así: «Con esto consuena lo que dice San Isidoro». Asuenan ha dicho también don Tomás Antonio Sánchez (Colección de poesías, t. I, páginas 224).

540. Tronar es anómalo. Sus compuestos aparentes entronar, destronar, lo son verdaderamente de trono, y no sufren irregularidad alguna.

541. 3.º Adquirir, inquirir, que mudan la i radical acentuada en .

542. 4.º Jugar, que muda la u en . No lo siguen sus compuestos aparentes conjugar, enjugar.




Tercera clase de verbos irregulares

543 (253). Los verbos irregulares de la tercera clase lo son solamente en la tercera familia de formas afines. Su anomalía consiste en mudar la e de la última sílaba de la raíz en i o la o en u. Deben pues reconocerse en ellos tres raíces, las dos regulares y la que en la última sílaba de la raíz sustituye a una vocal llena una débil.

  —160→  
    Ejemplo, concebir

  • Indicativo, presente, Concib-o, es, e, en. Pretérito, Concib-o, ieron.
  • Subjuntivo, presente, Concib-a, as, etc. Pretérito, Concib-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Concib-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, Concib-e.
  • Gerundio, Concib-iendo201.

544. 1.º De estos verbos irregulares los unos mudan en i la e radical de la última sílaba.

Tales son:

  • Ceñir.
  • Colegir.
  • Competir.
  • Concebir.
  • Constreñir.
  • Derretir.
  • Elegir.
  • Embestir.
  • Estreñir.
  • Gemir.
  • Henchir.
  • Heñir.
  • Medir.
  • Pedir.
  • Regir.
  • Rendir.
  • Reñir.
  • Repetir.
  • Seguir.
  • Servir.
  • Teñir.
  • Vestir.

545. Impedir y expedir, aunque sólo aparentemente compuestos de pedir, le imitan en su anomalía.

546. Reteñir, sea que signifique volver a teñir, o lo mismo que retiñir, se conjuga como teñir, aunque en este segundo significado no sea verdaderamente compuesto de teñir, sino de tañer77.

547. Esta familia de formas afines está sujeta a un accidente y es que en los verbos en eír, siempre que a la raíz anómala en i se sigue alguno de los diptongos ió, ié, se pierde la i del diptongo. De reír, verbigracia, debiera salir (imitando a concebir) riió, riiera, o (convirtiendo en y la segunda i) riyó, riyera, como en efecto no ha mucho tiempo se hacía; pero hoy se dice, perdida la segunda i, rió, riera.

    Ejemplo, reír

  • Indicativo, presente, Rí-o, es, e, en. Pretérito, Ri-ó, eron.
  • —161→
  • Subjuntivo, presente, Rí-a, as, etc. Pretérito, Ri-ese o era, eses o eras, etc. Futuro, Ri-ere, eres, etc.
  • Imperativo, Rí-e.
  • Gerundio, Ri-endo202.

Los verbos en que tiene cabida este accidente son desleír, engreír, freír, reír, sonreír.

548. 2.º Pertenecen a esta clase de verbos podrir y repodrir, que mudan la o radical en u.

  • Indicativo, presente, Pudr-o, es, e, en. Pretérito, Pudr-ió, ieron.
  • Subjuntivo, presente, Pudr-as, as, etc. Pretérito, Pudr-iese o iera, iese o ieras, etc. Futuro, Pudr-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, Pudr-e.
  • Gerundio, Pudr-iendo203.

En la acepción metafórica de consumirse interiormente disimulando un sentimiento, se dice repudrirse, verbo enteramente regular.




Cuarta clase de verbos irregulares

549 (254). La anomalía de esta clase consiste en añadir a la raíz general (que termina en vocal) la consonante y.

A la cuarta clase de verbos irregulares, que comprende los que lo son solamente en la cuarta familia de formas afines, pertenecen todos los que hacen el infinitivo en uír (sonando la u), como argüir, concluir, atribuir.

    Ejemplo, argüir

  • Indicativo, presente, Arguyo, es, e, en.
  • Subjuntivo, presente, Arguy-a, as, etc.
  • Imperativo, Arguy-e.

En todos estos verbos hay tres raíces: las dos regulares en u, uír, y la irregular en uy, que los caracteriza.

  —162→  

550 (a). Ya se ha notado que no son formas irregulares aquellas en que el diptongo ió, ié, de la terminación, se vuelve yo, ye, por regla general de convertirse en y la i no acentuada que se halla entre dos vocales, como en arguyó, arguyese, arguyendo76-IV.




Quinta clase de verbos irregulares

551 (255). No hay otros verbos pertenecientes a la quinta clase de irregulares, que andar y desandar, los cuales lo son en la quinta familia de formas, que comprende todas las personas de los pretéritos de indicativo y subjuntivo, y del futuro de subjuntivo204. Los demás verbos que son irregulares en este grupo de formas afines, pertenecen a otras clases.

Las tres raíces de andar son las regulares and, andar, y la irregular anduv.




Sexta clase de verbos irregulares

Habiendo hablado de los verbos irregulares que lo son en una sola familia de formas, se sigue hablar de aquellos que lo son en varias.

552 (256). A la sexta clase de verbos irregulares pertenecen solamente oír y sus compuestos, que lo son a un tiempo en los órdenes primero y cuarto de formas afines.

Se pueden considerar en oír cuatro raíces: la general o; la especial oír; oig para el primer orden de formas, oy para las del cuarto que no están comprendidas en el primero.

  • Indicativo, presente, Oig-o, oy-es, oy-e, oy-en.
  • Subjuntivo, presente, Oig-a, oig-as, etc.
  • Imperativo, Oy-e.

553 (a). En oyó, oyeron, oyeran, etc., la raíz es o; la i de los diptongos io, ié, que pertenecen a la terminación, se convierte en y por carecer de acento y hallarse entre dos vocales.

  —163→  

554 (b). En tiempos no muy antiguos de la lengua se decía yo oyo, yo oya, tú oyas, etc., de manera que oír era irregular de la cuarta clase, como argüir76-IV.




Séptima clase de verbos irregulares

555 (257). La séptima clase de verbos irregulares comprende los que lo son en el primero y quinto orden de formas afines.

A la séptima clase de verbos irregulares pertenecen:

556. 1.º Todos los acabados en ducir, los cuales en la primera familia mudan el duc radical (c suave) en duzc (c fuerte), y en la quinta lo mudan en duj; de manera que podemos concebir en ellos cuatro raíces: la general en duc (c suave), la especial en ducir, la irregular en duzc (c fuerte) para el primer orden de formas afines, y la irregular en duj para el quinto.

    Ejemplo, traducir

  • Indicativo, presente, Traduzc-o. Pretérito, Traduj-e, iste, o, imos, isteis, eron.
  • Subjuntivo, presente, Traduzc-a, as, etc. Pretérito, Traduj-ese o era, eses o eras, etc. Futuro, Traduj-ere, eres, etc.76-IV

557. 2.º Traer y sus compuestos, que en la primera familia mudan la radical tra en traig, y en la quinta la mudan en traj; teniendo por consiguiente cuatro raíces, las dos regulares tra, traer, y las irregulares traig, traj.

  • Indicativo, presente, Traig-o. Pretérito, Traj-e, iste, o, imos, isteis, eron.
  • Subjuntivo, presente, Traig-a, as, etc. Pretérito, Traj-ese o era, eses o eras, etc. Futuro, Traj-ere, eres, etc.

558 (a). No hace mucho tiempo que los verbos en ducir se conjugaban en las formas de la primera familia con la raíz duzg (conduzgo, conduzga); como traer y sus compuestos con la raíz tray en las mismas formas (trayo, traya), y además con la raíz truj en las formas de la quinta (truje, trujese, trujera, trujere). La plebe suele todavía conjugar así estos verbos76-IV.

559. 3.º El verbo placer, que en la primera familia se conjuga con la raíz irregular plazc (c fuerte) o plazg, en   —164→   todas las demás inflexiones es regular; pero también hace la tercera persona de singular del presente de subjuntivo, plega o plegue, y las terceras personas de singular de la quinta familia, plugo, plugiese o pluguiera, pluguiere.

560 (a). Plugo se encuentra pocas veces en obras modernas; plega o plegue, plugiere, plugiera, y plugiere, apenas se usan sino como optativas o hipotéticas; plega al cielo, plugiere a Dios, si a Dios plugiere.

561 (b). La conjugación de este verbo ha sufrido vicisitudes notables. En lo antiguo se conjugaba solamente en las terceras personas de singular y pertenecía a la séptima clase de irregulares, con las raíces pleg para la primera familia y plug (más antiguamente plog) para la quinta.

  • Indicativo, pretérito, Plugo.
  • Subjuntivo, presente, Plega. Pretérito, Plugu-iese o iera. Futuro, Plugiere.

Posteriormente se ha usado en otras inflexiones que las de tercera persona de singular; pero la Real Academia no ha sancionado esta práctica.

Lo más notable ha sido la conversión de plega en plegue, como si el verbo pasase de la segunda conjugación a la primera, lo que ha dado motivo a que figure en algunos diccionarios el verbo imaginario plegar, que dicen significa placer o agradar, y de cuya existencia no se podría dar otra prueba que este mismo solitario plegue, corrupción de plega, pues el plegaos que se encuentra en el Quijote, y acaso en otros libros, y se ha traído por los cabellos a plegar, acentuándolo sobre la a, no es otra cosa que plégaos (plázcaos, agrádeos), compuesto, como se ve, del genuino subjuntivo plega y el enclítico os205.

Que plega es presente de subjuntivo de placer, lo había ya reconocido la Academia en su glosario del Fuero Juzgo, y se ve a las claras en este pasaje de Amadís, libro III, capítulo I: «Como quier que dello les pese o plega, todos ternán por bien lo que el Rey face, é vos, Señora, queréis»78.

562 (c). Los compuestos aplazco, complazco, desplazco, pertenecen enteramente a la primera clase de irregulares.

563 (d). El verbo yacer se conjugaba como de la séptima clase, con las raíces irregulares yag, para la primera familia, yog para la quinta.

  • Indicativo, presente, Yago. Pretérito, Yógue o Yógui, Yoguiste, Yógo, Yoguimos, Yoguistes, Yoguieron.
  • Subjuntivo, presente, Yag-a, as, etc. Pretérito, Yogu-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Yogu-iere, ieres, etc.
  —165→  

Por inadvertencia han atribuido algunos las formas de la quinta familia a un verbo imaginario, yoguer o yoguir, que no ha existido jamás en la lengua, pues en tal caso encontraríamos alguna vez el co-pretérito yoguía, el pos-pretérito yoguería o yoguiría, etc.206




Octava clase de verbos irregulares

564 (258). En la octava clase de los verbos irregulares concurre la anomalía de la primera familia de formas afines con la de la sexta. Salir, por ejemplo, además de la raíz general sal, tiene las irregulares salg para la primera familia, y saldr para la sexta.

  • Indicativo presente, Salg-o. Futuro, Saldr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Saldr-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, Salg-a, as, etc.

Este verbo es además irregular en cuanto carece de terminación en el imperativo singular, sal.

No hay en la octava clase otros verbos simples que valer y salir76-IV, que en sus irregularidades son enteramente semejantes, salvo que el imperativo singular del primero es val o vale; pero val es algo anticuado. Imítanlos sus respectivos compuestos, excepto en el imperativo, que comúnmente es regular, sobresale tú, preválete.




Novena clase de verbos irregulares

565 (259). La novena clase de verbos irregulares comprende aquellos que lo son en el segundo y tercer orden de formas afines. El orden segundo comprende todo el singular y la tercera persona del plural de los presentes de indicativo y subjuntivo, y además el singular del imperativo. El tercero comprende todo el singular y la tercera persona de plural del presente de indicativo, las terceras personas del pretérito de indicativo, todo el subjuntivo, el singular del imperativo y el gerundio. Hay pues varias formas que pertenecen a los dos órdenes, y en ellas la anomalía del segundo prevalece sobre la del tercero.

  —166→  

566. Pertenecen a la novena clase: 1.º los irregulares que en la segunda familia de formas mudan la e de la última sílaba radical en , y en las formas de la tercera familia que no le son comunes con la segunda, la mudan en i; pudiendo, por tanto, considerarse en ellos cuatro raíces, las dos regulares, la irregular que en su última sílaba lleva el diptongo , y la irregular que lleva en dicha sílaba la sola vocal i.

    Ejemplo, advertir

  • Indicativo, presente, Adviert-o, es, e, en. Pretérito, Advirt-ió, ieron.
  • Subjuntivo, presente, Adviert-a, adviert-as, adviert-a, advirt-amos, advirt-áis, adviert-an. Pretérito, Advirt-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Advirt-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, Adviert-e.
  • Gerundio, Advirt-iendo.

Tienen estas irregularidades los verbos cuyo infinitivo termina en ferir, gerir o vertir, y además arrepentirse, herir, hervir, mentir, requerir y sentir, con sus respectivos compuestos.

567. Pertenecen a esta novena clase: 2.º los irregulares que en la segunda familia de formas afines mudan la o radical en , y en las formas de la tercera familia que no le son comunes con la segunda la mudan en u; pudiendo, por tanto, considerarse en ellos cuatro raíces, las dos regulares, la irregular en , y la irregular en u.

    Ejemplo, dormir

  • Indicativo, presente, Duerm-o, es, e, en. Pretérito, Durm-ió, ieron.
  • Subjuntivo presente, Duerm-a, duerm-as, duerm-a, durm-amos, durm-áis, duerm-an. Pretérito, Durm-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Durm-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, Duerm-e.
  • Gerundio, Durm-iendo.

Los únicos verbos simples que padecen estas irregularidades, son dormir y morir207.



  —167→  
Décima clase de verbos irregulares

568 (260). Componen la décima clase de verbos irregulares los que combinan la anomalía de la primera familia con las de la quinta y sexta.

Tienen por consiguiente cuatro raíces: la irregular para las formas de la primera familia; una irregular para las de la quinta; otra irregular para las de la sexta, y la general para las formas restantes.

Pertenecen a la décima clase, primeramente caber y saber.

Las cuatro raíces de caber son cab, quep, cup y cabr.

  • Indicativo, presente, Quep-o. Pretérito, Cup-e, iste, o, imos, isteis, ieron. Futuro, Cabr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Cabrí-a, ías, etc.
  • Subjuntivo, Quep-a, as, etc. Pretérito, Cup-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Cup-iere, ieres, etc.

Las cuatro raíces de saber son sab, sep, sup, sabr; pero este verbo tiene una irregularidad peculiar en la primera persona de singular del presente de indicativo, yo sé76-IV.

569. 2.º Hacer y sus compuestos, que tienen las cuatro raíces hag (g suave), hac, hic (c suave), har.

  • Indicativo, presente, Hag-o. Pretérito, Hic-e, hic-iste, hiz-o, hicimos, hic-isteis, hic-ieron. Futuro, Har-é, ás, etc. Pos-pretérito, Har-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, presente, Hag-a, as, etc. Pretérito, Hic-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Hic-iere, ieres76-II-IV.

El singular del imperativo es haz. Satisfacer imita las irregularidades de hacer; pero en el singular del imperativo se dice satisfaz o satisface, y en el pretérito y futuro de subjuntivo la raíz es satisfac o satisfic (c suave).

570. 3.º Poner y sus compuestos, que tienen las cuatro raíces, pon, pong, pus, pondr.

  • Indicativo, presente, Pong-o. Pretérito, Pus-e, iste, o, imos, isteis, eron. Futuro, Pondr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Pondr-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, Pong-a, as, etc. Pretérito, Pus-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Pus-iere, ieres, etc.76-II-IV
  —168→  

En el singular del imperativo se dice pon, compón, depón, etc.




Undécima clase de verbos irregulares

571 (261). Los verbos irregulares de la undécima clase combinan las anomalías de la segunda familia de formas con las de la quinta y sexta.

572. 1.º Querer tiene en la segunda familia de formas la raíz quier, en la quinta la raíz quis, en la sexta la raíz querr, y en las restantes la raíz general quer.

  • Indicativo, presente, Quier-o, es, e, en. Pretérito, Quis-e, iste, o, imos, isteis, ieron. Futuro, Querr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Querría, ías, etc.
  • Subjuntivo, presente, Quier-a, as, a, an. Pretérito, Quis-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Quis-iere, ieres, etc.76-II-IV
  • Imperativo, Quier-e.

573. 2.º Poder tiene en la segunda familia la raíz pued, en la quinta pud, en la sexta podr, y en las restantes la general pod.

  • Indicativo, presente, Pued-o, es, e, en. Pretérito, Pud-e, iste, o, imos, isteis, ieron. Futuro, Podr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Podr-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, presente Pued-a, as, a, an. Pretérito, Pud-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Pud-iere, ieras, etc.76-II

Tiene además en el gerundio la irregularidad peculiar pudiendo. Su significado no se presta al imperativo.




Duodécima clase de verbos irregulares

574 (262). La duodécima clase combina las irregularidades de la primera, segunda y quinta y sexta familia de formas afines.

575. Tener, venir, y sus respectivos compuestos tienen cinco raíces, teng y veng, para las formas de la primera familia; tien, vien, para las formas de la segunda que no le son comunes con la primera; tuv, vin, para los pretéritos de indicativo y subjuntivo, y para el futuro de subjuntivo;   —169→   tendr, vendr, para el futuro y pos-pretérito de indicativo; y para las otras la regular ten, ven.

    Ejemplo, tener

  • Indicativo, presente, Teng-o, tien-es, e, en. Pretérito, Tuv-e, iste, o, imos, isteis, ieron. Futuro; Tendr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Tendr-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, presente, Teng-a, as, etc. Pretérito, Tuv-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Tuv-iere, ieres, etc.

Pero en el singular del imperativo hacen ten, ven, y el gerundio de venir es viniendo76-II-IV.

Son poco usados los imperativos convén, contravén; subvenir en la mayor parte de sus formas es de muy poco uso.




Clase decimatercia de verbos irregulares

576 (263). Finalmente, la clase decimatercia combina las irregularidades de la primera, tercera, quinta y sexta familias.

577. Sólo pertenecen a ella decir y algunos de sus compuestos. En el primero podemos concebir cinco raíces: dig para las formas de la primera familia; dic (c suave) para las de la tercera que no le son comunes con la primera o la quinta; dij para los pretéritos de indicativo y subjuntivo y para el futuro de subjuntivo; dir para el futuro y pos-pretérito de indicativo; y la regular dec (c suave) para las inflexiones restantes.

  • Indicativo, presente, Dig-o, dic-es, e, en. Pretérito, Dij-e, iste, o, imos, isteis, eron. Futuro, Dir-é, ás, etc. Pos-pretérito, Dir-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, presente, Dig-a, as, etc. Pretérito, Dij-ese o era, eses o eras, etc. Futuro, Dij-ere, eres, etc.76-II-IV
  • Gerundio, Dic-iendo.

El imperativo singular es di79.

578. Los compuestos contradecir, desdecir y predecir, hacen el imperativo singular contradice, desdice, predice, y en lo demás se conjugan como el simple. Bendecir y maldecir hacen bendice, maldice, en el imperativo singular, y   —170→   además son regulares en las formas de la sexta familia: bendeciré, as, etc., maldecir-é, as, etc., bendecir-ía, ías, etc.; maldecir-ía, ías, etc.




Verbos irregulares sueltos

Trataremos ahora de algunos verbos que por sus peculiares irregularidades no pueden reducirse a ninguna de las clases precedentes.

579 (264). Dar es monosílabo, y por consiguiente agudo en la primera, segunda, tercera persona de singular y tercera de plural de los presentes de indicativo y subjuntivo y en el número singular del imperativo. Muda además de conjugación en ambos pretéritos y en el futuro de subjuntivo. En el futuro, co-pretérito y pos-pretérito de indicativo, en el plural del imperativo y en el gerundio, es perfectamente regular.

  • Indicativo, presente, Doy, das, da, damos, dais, dan. Pretérito, D-i, iste, io, etc.
  • Subjuntivo, presente, Dé, des, dé, demos, deis, den. Pretérito, D-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, D-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, da, dad.

580 (265). Estar tiene la raíz estuv para las formas de la quinta familia, y es además irregular en los presentes de indicativo y subjuntivo y en el singular del imperativo.

  • Indicativo, presente, Estoy, estás, está, estamos, estáis, están. Pretérito, Estuv-e, iste, imos, isteis, ieron.
  • Subjuntivo, presente, Esté, estés, esté, estemos, estéis, estén. Pretérito, Estuv-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Estuv-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, está, estad208.

581 (266). Haber es irregular en la quinta y sexta familia de formas afines, teniendo para la primera la raíz   —171→   hub, y para la segunda la raíz habr. Es además irregular en los presentes y en el singular del imperativo.

  • Indicativo, presente, He, has, ha, hemos o habemos, habéis, han. Pretérito, Hub-e, iste, o, imos, isteis, ieron. Futuro, Habr-é, ás, etc. Pos-pretérito, Habr-ía, ías, etc.
  • Subjuntivo, Haya, as, etc. Pretérito, Hub-iese o iera, ieses o ieras, etc. Futuro, Hub-iere, ieres, etc.
  • Imperativo, Hé, habed80.

En lugar de ha se dice hay en ciertos casos que se designarán oportunamente.

(a). El imperativo es poco usado. se emplea con adverbios y complementos de lugar y complementos acusativos: Hé aquí, hé ahí:


«Hélo, hélo por do viene
El infante vengador,
Caballero a la jineta
En caballo corredor».



Nada más común en los romances viejos. Lo más notable es que tiene el valor de singular y de plural; sea que se hable a muchas personas o a una, se dice con igual propiedad aquí; lo que parece dar a esta forma el carácter de interjección.

582 (267). Ir.

  • Indicativo, presente, Voy, vas, va, vamos, vais, van. Pretérito (el mismo del verbo ser). Co-pretérito, iba, ibas, etc.
  • Subjuntivo, presente, Vaya, vayas, vaya, vayamos, vayáis, vayan. Pretérito y futuro (los de ser).
  • Imperativo, Vé, id.
  • Gerundio. Yendo.

En el presente de subjuntivo tiene bastante uso la síncopa vamos, vais: «Os suplico con todo encarecimiento que os vais y me dejéis» (Cervantes). En el modo optativo no se dice nunca vayamos, sino vamos81.

583 (268). Ser.

  • Indicativo, presente, Soy, eres, es, somos, sois, son. Pretérito, Fui, fuiste, fue, fuimos, fuisteis, fueron. Co-pretérito, Era, eras, etc.
  • Subjuntivo, presente, Sea, seas, etc. Pretérito, Fuese o fuera, fueses o fueras, etc. Futuro, Fuere, fueres, etc.
  • —172→
  • Imperativo, Sé, sed.

En todas las demás formas es perfectamente regular209.

584 (269). Ver.

  • Indicativo, presente, Veo, ves, ve, vemos, veis, ven. Co-pretérito, veía, veías, etc.
  • Subjuntivo, presente, Veo, veas, etc.

585 (a). En el co-pretérito se usaba mucho vía, vías, etc., formas que hoy sólo se permiten a los poetas.

586 (b). Imitan a ver sus compuestos antever, prever, rever. Proveer, que según lo dicho arriba (§ 245) no debe mirarse, en lo que toca a la conjugación, como compuesto de ver, es perfectamente regular en la suya.






ArribaAbajoCapítulo XXV

Verbos defectivos


587 (270). Llámanse verbos defectivos los que carecen de algunas formas, como abolir, que sólo se emplea en aquellas en que la terminación es i o principia por i; dejando de usarse, por consiguiente, en las tres personas de singular y en la tercera de plural del presente de indicativo, en todo el presente de subjuntivo, y en el imperativo de singular. No se comprenden en el número de los verbos defectivos los que regularmente sólo admiten las terceras personas de singular, llamados unipersonales o impersonales. De éstos se tratará después.

588 (271). Hay varios verbos defectivos de la tercera conjugación que, a semejanza de abolir, están reducidos a las terminaciones en i o que principian por i. Tales son arrecirse, aterirse, empedernir, colorir, garantir, manir y algunos otros83. No todas las terminaciones que principian   —173→   por i pueden usarse cuando esta i hace parte de un diptongo; pues aunque el oído no extraña abolió, aboliese, le chocarían sin duda aterió, ateriese.

589 (a). Blandir era defectivo en las mismas formas que abolir; pero modernamente han empezado a usarse blande, blanden.

590 (b). No estoy seguro de que deba contarse a erguir entre los verbos defectivos, y me inclino a creer que su conjugación es en todo como la de advertir, perteneciendo, por consiguiente, a la novena clase de los irregulares; salvo que el diptongo inicial ie se vuelve ye.

  • Indicativo, presente, Yerg-o, es, e, en. Pretérito, Irgu-ió, ieron.
  • Subjuntivo, presente, Yerg-a, as, a, irg-amos, áis, yerg-an. Pretérito, Irgu-iese o iera, etc. Futuro, Irgu-iere, etc.
  • Imperativo, Yergu-e.
  • Gerundio, Irgu-iendo.

Algunas de estas formas se encuentran en poesías castellanas del siglo XVII84.

591 (272). Así como las formas que faltan a blandir, garantir, se suplen con las de blandear, garantizar, que son completos, las que faltan a otros verbos defectivos se suplen a veces tomándolas de la segunda conjugación con un infinitivo en ecer: empedernezco, empederneces, empedernece, empedernimos, empedernís, empedernecen210.

592 (a). Ésta era en lo antiguo una clase particular de irregulares: las inflexiones en i o que principian por i, cuando esta i no hace parte de un diptongo, se tomaban del infinitivo en ir, las otras de un infinitivo en ecer: escarnezco, escarneces, escarnece, escarnimos, escarnís, escarnecen; escarní, escarniste, escarneció, escarnimos, escarnistes, escarnecieron; escarneciendo, escarnido, etc.211

Pero ha sucedido que del infinitivo en ecer se sacaron luego todas las formas del verbo, aun las que antes salían del infinitivo en ir, que se hicieron por consiguiente anticuadas; así en lugar de escarnimos, escarnido, no se dice hoy sino escarnecemos, escarnecido.

593 (273). Raer no se usa en la primera familia de formas afines. Encuéntrase, con todo, en buenos escritores el presente de subjuntivo raya: «Manda el juez que suba un barbero al tablado y que con una navaja le raya la cabeza sin dejarle cabello en ella» (Malón de Chaide)85.

  —174→  

594 (274). Roer es enteramente desusado en la primera persona de singular del presente de indicativo; y en el presente de subjuntivo se conjuga, según don Vicente Salvá, roa, roas, etc., o roya, royas, etc. Pero su compuesto corroer no admite otro presente de subjuntivo que corroa, corroas, etc.86

595 (275). Loar e incoar no se usan en la primera persona de singular del presente de indicativo. Reponer, por responder, sólo se usa en la quinta familia de formas: Repus-e, iste, etc.87

596 (a). La Academia cuenta entre los defectivos a concernir, que, según ella, no se usa sino en las terceras personas concierne, conciernen, concernía, concernían, y en el gerundio concerniendo; pero tal vez no disonarían el pretérito de indicativo concernió, concernieron; ni el presente, pretérito y futuro de subjuntivo concierna, conciernan, concerniese o concerniera, concerniesen o concernieran, concerniere, concernieren. Este verbo en las inflexiones que admite debe sin duda imitar a discernir.

597 (276). Soler se conjuga como irregular de la segunda familia, mudando la o radical en ; pero no tiene más tiempos de uso corriente que suelo, sueles, etc., solía, solías, etc. El pretérito, solí, soliste, y los derivados verbales soliendo, solido, apenas se usan; las demás formas son enteramente desusadas.




ArribaAbajoCapítulo XXVI

De los participios irregulares


598 (277). Ordinariamente el participio sustantivado no se diferencia, por lo tocante a su estructura material, de la terminación masculina de singular del participio adjetivo; de manera que siendo regular el primero, lo es consiguientemente el segundo, y si el participio sustantivado es anómalo, el participio adjetivo también lo es, y de la misma manera. En los verbos de la lista siguiente son irregulares los dos.

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InfinitivoParticipio sustantivado y adjetivo
Abrir.Abierto.
Cubrir.Cubierto.
Decir.Dicho.
Escribir, y todos los terminados en scribir.Escrito, inscrito, proscrito, etc.
Hacer.Hecho.
Imprimir.Impreso88.
Morir.Muerto.
Poner.Puesto.
Satisfacer.Satisfecho.
Solver.Suelto.
Ver.Visto89.
Volver.Vuelto.

Sus compuestos tienen ordinariamente la misma irregularidad, como descubierto (de descubrir), disuelto (de disolver).

599. Pero bendecir y maldecir, aunque compuestos de decir, son regulares en los participios: él ha bendecido, ellos fueron maldecidos. Bendito, maldito, son meros adjetivos (el bendito apóstol, aquella generación maldita), excepto en las exclamaciones: «¡Bendita sea su misericordia!»; «¡Malditos sean los traidores que han vendido a su patria!». Pero aun en este caso es más elegante y poética la terminación regular.

600 (278). Verbos hay que tienen dos formas para los participios, una regular y otra anómala:

Freír.Freído o frito.
Matar.Matado o muerto.
Prender.Prendido o preso.
Proveer.Proveído o provisto.
Romper.Rompido o roto.

601 (a). Cuando hay dos formas para los participios, la una regular y la otra anómala, pueden no emplearse indistintamente. Freído y frito se emplean ambos como participio sustantivado (han freído o han frito los huevos), y como participio adjetivo (los huevos han sido freídos o fritos); pero con otros verbos que haber o ser, es mejor la segunda forma (están fritos).

602 (279). Si matar significa dar muerte, el participio sustantivado y adjetiva es muerto; si lastimar, matado;   —176→   pero para denotar el suicidio, es necesario decir se ha matado, porque se ha muerto pertenece a morirse.

603 (280). Prender, por aprehender o encarcelar, hace preso; bien que en el participio sustantivado, y con el verbo ser, no es enteramente desusada la terminación regular: los han prendido, fueron prendidos. Pero en otras significaciones debe siempre decirse prendido (la planta, el incendio ha prendido; el pañuelo no estaba bien prendido). En los compuestos no hay más que la forma regular, aprendido, comprendido, etc.

604 (281). Según Salvá, se prefiere provisto para la provisión de empleos (se ha provisto el canonicato); pero se dice, «El Gobierno ha proveído» (mejor que provisto) «lo necesario para la seguridad del país», «La plaza estaba provista» (mejor que proveída) «de municiones».

605 (282). Roto es en todos casos mejor que rompido; bien que en las frases en que el verbo romper no admite complemento acusativo parece preferible rompido: ha rompido en dicterios, ha rompido con su amigo, ha rompido por todo.

606. Absorber, en el significado de embeber, tiene el participio regular absorbido. Pero el uso prefiere en algunos casos el adjetivo absorto: «Quedaron absortos al oír semejante impostura».

607 (a). Son rigorosamente adjetivos abstracto, acepto, confuso, enjuto, expreso, expulso, y otros muchos, que parecen tener afinidad con los participios, pero que no lo son; no puede decirse, por ejemplo, que «el gobierno ha expulso a los extranjeros sospechosos», ni que «unas cosas están confusas con otras», ni que «un pueblo fue converso a la fe cristiana», o que «los misioneros le habían converso», sino expelido, confundidas, convertido. Lo que no quita que los poetas, por una especie de arcaísmo o latinismo, usen a veces como participios a expreso, opreso, excluso, y otros. A lo más que llegan en prosa algunos de ellos, como expreso, incluso, enjuto, es a construirse con estar.