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La poesía valeresca de juventud: una aproximación a la etapa de Granada

Remedios Sánchez García


Universidad de Granada

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Resumen

El presente artículo versa sobre la poesía que escribió Juan Valera durante la etapa en la que, como estudiante, residió en Granada y que nos sirve para comprender su obra poética posterior. Se centra en el fracaso de su primer libro de poesía, Ensayos poéticos, publicado en esta ciudad y retirado a los pocos días porque no se vendió. Este desengaño marcó la trayectoria de Juan Valera, que se sintió siempre frustrado por no ser considerado «un buen poeta» a pesar de reintentarlo en otras ocasiones.

Abstract

This article deals with Juan Valera's early poetry, written during the period when he was a student in Granada, and provides a key element in understanding his later literary work. It focuses on the failure of his first volume of poetry, Ensayos po éticos, which was published in Granada and withdrawn in the following days due to poor sales. This disappointment marked his subsequent professional career, and made him feel frustrated at not being considered a good poet, despite trying again on other occasions.





Invariablemente, siempre que se escribe sobre la personalidad literaria del escritor decimonónico Juan Valera (1824-1905) se hace referencia primordialmente a su obra novelística o crítica. Pepita Jiménez, El Comendador Mendoza, incluso Morsamor, unidas a sus obras de crítica literaria han dejado en un plano de penumbra su obra como poeta.

Sin lugar a dudas, Valera no es un gran ingenio de la poesía porque sus obras, más que dominadas por el sentimiento -como los versos de Espronceda, al que imitó en la época de juventud-, lo están por la razón y ese es un impedimento difícil de salvar para que una composición de ese carácter cumpla el destino al que viene reservada.

Pese a todo, Juan Valera siempre se sintió poeta y ese sentimiento queda   —536→   plasmado, quizá mejor que en los versos, en la construcción de sus novelas, porque, ¿qué son Pepita Jiménez o El comendador Mendoza sino trasuntos poetizados en forma de novela? El Dr. Antonio Gallego Morell afirmó al respecto que «conviene leer al prosista de la madurez partiendo del poeta de la juventud. Un poeta es quien acierta al crear la arquitectura y el lenguaje de Pepita Jiménez» (1978: 40).

Desde muy joven escribió siempre versos, y en una carta a D. Luis Ramírez de las Casas Deza le informa sobre ese asunto:

A todo esto, era yo poeta; quiero decir, componía versos desde la edad de once o doce años. Aún conservo un tomo manuscrito de poesías de entonces, en el cual hay pájaros de mal agüero, brujas, bultos con negro capuz, y, sobre todo, desesperación y desengaño a lo Byron y a lo Espronceda.


(Borja Pavón 1914: 130)                


Algunas de estas composiciones las publica en su época de adolescencia en el periódico literario malagueño El Guadalhorce, justo después de haber entablado cierta amistad con Espronceda, Miguel de los Santos Álvarez y Ros de Olano en 1839-40 en los baños de Carratraca.

El sentimiento lírico de Valera vuelve a aflorar en todo su esplendor en el prólogo a sus Canciones, romances y poemas, publicada en 1886, cuando indica lo siguiente:

Mi escritura no tendría perdón de Dios, ni yo mismo me perdonaría aunque soy indulgente para con todos y para conmigo, si yo no fuese o si al menos yo no me creyese poeta.


(Valera 1886: 14)                


Antes de la aparición de ese recopilatorio de su obra poética, ya había aparecido en 1858 Ensayos poéticos, repertorio introducido por su tío en segundo grado, Antonio Alcalá-Galiano, que era a su vez una reelaboración de un primer intento de darse a conocer como poeta lírico. Se trataba en este caso de una refundición «corregida y aumentada» de un intento primigenio, realizado en su etapa de juventud, justamente en Granada, la capital donde finalizó con éxito sus estudios de Derecho (Gallego Morell 1972).

La vinculación de Juan Valera con Granada se inicia cuando su hermano Pepe Freüller1 lo matricula en el curso 1840-41 en el colegio del Sacromonte para estudiar Derecho. Allí consigue una densa formación humanística bajo la dirección de los canónigos Baltasar Lirola y Juan Cueto, como se demuestra a lo largo de su obra. Permanece en Granada también el año siguiente, pero traslada su expediente a la Facultad de Derecho, donde se licenció como Bachiller en jurisprudencia en 18442; de todas maneras, su relación con Granada fue mucho   —537→   más allá de lo estrictamente académico y se nos antoja fundamental para el progreso de su frustrada trayectoria poética3. Publicó composiciones en revistas como La Alhambra4 o La Tarántulas5 y se vinculó al mundo cultural y literario granadino en una época de cierto esplendor, puesto que había otros estudiantes que animaban el mundo cultural granadino y que luego se convirtieron en personajes de cierto renombre, como Aureliano Fernández Guerra, director de La Alhambra en la época en la que publicó en ella Juan Valera, o Manuel Cañete (Borja Pavón 1914:130). Según hemos podido comprobar, Juan Valera publicó en La Alhambra las composiciones «Imitación de Byron» (domingo, 7 de noviembre de 1841, p. 24), «Al sol (Paráfrasis de un fragmento del Manfredo)» (domingo, 28 de noviembre de 1841, p. 59), «A la niña Laureta» (domingo, 5 de noviembre de 1841 p. 72), «Mi lira» (domingo, 12 de diciembre de 1841, p. 83), «La muerte del avecilla» (1842, tomo I, 4, pp. 71-72), «Soneto. Imitación a Lamartine» (1842, tomo I, 6, p. 144) y «A la muerte del ilustre poeta José de Espronceda» (tomo I, 11, p. 177); en la otra revista, La Tarántula, publicó el poema titulado «En la tumba de Laureta» (domingo, 1 de mayo de 1842, p. 92). Muchas de las composiciones mencionadas aparecieron reelaboradas en sus obras poéticas posteriores -Ensayos poéticos y Canciones, romances y poemas- y se puede afirmar también que, seguramente, todas debieron aparecer en sus Ensayos poéticos publicados en Granada.

Sin embargo, el momento culminante -en términos literarios- de su etapa en Granada es la publicación de su primera obra, Ensayos poéticos, en 1844. De esta obra de juventud, sensu strictu, se conocen muy pocos datos porque el propio Valera se ocupó de ocultarlos muy bien, por lo que ni siquiera aparece bajo ese nombre en el recopilatorio de sus Obras Completas publicados por su hija Carmen tras su muerte (Valera 1905-1935). Tan sólo tenemos algunas alusiones en sus cartas a personas cercanas sobre este asunto que tan profundamente le hirió.

La publicación de Ensayos poéticos se produce, como decimos, en 1844 y fue un regalo paterno por haber finalizado con éxito sus estudios de Derecho, tal y como ha verificado el Dr. Gallego Morell (1972). Esta obra tuvo una tirada de 300 ejemplares y llevaba prólogo de J. Jiménez Serrano; se puso a la venta en el mes de abril en la imprenta-librería Benavides (precisamente donde se componían las revistas granadinas en las que él colaboró), sita en la calle Nueva del Milagro 5-7. Sin embargo, el fracaso en cuanto a ventas fue rotundo -tan sólo se vendieron tres ejemplares- y Valera, frustrado y dolido, retiró la tirada íntegra a los pocos días y la llevó al desván de su casa en Doña Mencía (Córdoba) (Pantorba 1969: 14).

Este primer intento malogrado dejó, como decimos, una huella profunda en el alma de Valera; tanto que intentó olvidarlo y no hablaba de ese «aborto de su   —538→   ingenio» sino con sus más allegados y cuando el tema lo sacaba a colación el interlocutor. Así le responde a Menéndez Pelayo -quizá su mejor amigo en el mundo literario- sobre este asunto cuando le pregunta acerca de esta primera obra:

Me hace usted un encargo difícil de cumplir: que yo le lleve o le envíe un tomito de poesías que imprimí en Granada en 1844 o quizá en 1841, pues no recuerdo bien la fecha. Si fue, como creo, en 1841, la cosa tiene su mérito, aunque la s poesías tengan mil incorrecciones. Entonces tenía yo apenas diez y siete años, y mi educación literaria, mala o buena hoy, pero hecha por mí, había sido descuidada por completo.


(Artigas Ferrando y Sáinz Rodríguez 1930: 177)                


Es sin duda, cuando menos curioso -además de poco creíble- que se hubiese olvidado de la fecha de publicación (1844 y no 1841) de su primera obra que para él -en el momento que se publicó- tuvo una importancia capital, tanto por ser el regalo de finalización de su época estudiantil como por ser la primera vez que se enfrentaba al público de forma directa con una obra completa suya.

Sin embargo, conforme avanza en la carta a Menéndez Pelayo, parece que comienza a recordar más datos:

La mayor parte de las publicaciones contenidas en el tomito de 1844 están después en el tomito de 1858, si bien limadas y pulidas. [...] El desdén o la indiferencia del público me hizo, apenas publicado el tomo, conocer que valía poco y aún exagerarme su escaso valor, avergonzándome además de las faltas que se hicieron patentes a mis ojos. El libro, pues, jamás salió de Granada, donde estuvo expuesto a la venta, en balde, durante algunos días, fue recogido por mí y confinada toda la edición en un desván de la casa de mi padre en Doña Mencía. Esta casa pertenece hoy a mi hermano. Cuando vaya a Doña Mencía, buscaré el libro a ver si doy con él y puedo remitírselo, aunque me repugna. Yo tengo odio y mala voluntad a aquel aborto mío y no sé por qué no hice auto de té con él.


(Artigas Ferrando y Sáinz Rodríguez 1930:177)                


Sin embargo, no hay constancia de que jamás se lo enviase al bibliófilo santanderino.

Desde 1844 hasta 1858 Juan Valera no se atrevió a reunir de nuevo sus composiciones poéticas; sería en ese año y con un prólogo de su tío Antonio Alcalá Galiano cuando diese de nuevo a la imprenta un conjunto de sus poesías -la tirada fue de 500 ejemplares- que el prologuista, Alcalá Galiano calificó acertadamente de «poesía sabia» y que es producto de la vasta cultura que había ido adquiriendo don Juan a lo largo de esos años. Así lo dice Alcalá Galiano:

De las poesías contenidas en la siguiente colección, algunas salieron a la luz ha ya no pocos años, siendo su autor todavía muy joven; otras aparecen ahora impresas por vez primera. En aquellas van hechas varias y notables alteraciones, bien dignas de ser llamadas correcciones, habiendo servido de guía y maestro al poeta la no escasa instrucción que ha adquirido en un plazo medianamente largo, y aprovechado en prolijos estudios.


(Valera 1858: 3)                


La suerte no acompañó al egabrense en este intento, tal y como lo demuestra su correspondencia, ni tampoco la última vez que publica un tomo de versos, en   —539→   1886, bajo el nombre de Canciones, romances y poemas (Valera 1886) que apenas llamó la atención del público. Este volumen contenía sesenta y nueve composiciones seleccionadas por él y consideradas como las mejores de su trayectoria poética.

La poesía de Juan Valera -unos ciento treinta poemas, según nuestros cálculos- no triunfó, en nuestra opinión, precisamente por eso: porque era «poesía sabia», desde que se inicia su trayectoria editorial en Granada hasta el final de su vida en 1905; es fruto de la erudición y del conocimiento reflexivo de los autores clásicos -valga como ejemplo «La muerte del avecilla», fiel reflejo catuliano- y está falta en muchos momentos de algo básico, el sentimiento, que impregna la mayor parte de la poesía decimonónica que ha sido capaz de sobrevivir al riguroso dictamen del tiempo.






Obras citadas

Artigas Ferrando, Miguel y Pedro Sáinz Rodríguez, 1930. Epistolario de Valera y Menéndez Pelayo (Madrid: Compañía Iberoamericana de Publicaciones).

Borja Pavón, Francisco de, 1914. «Noticia autobiográfica de Don Juan Valera», Boletín de la Real Academia Española, 1: 128-40.

Galera Sánchez, Matilde, 1989. «Don Juan Valera y Granada», en Homenaje al profesor Gallego Morell, ed. Concepción Argente del Castillo y Antonio Sánchez Trigueros (Granada: Univ. de Granada), II, pp. 9-25.

Gallego Morell, Antonio, 1972. «Un trabajo inédito y universitario de Juan Valera», Boletín de la Real Academia Española, 52: 149-60.

——, 1978. Poetas y algo más (Sevilla: Univ. de Sevilla).

Manjón Cabeza Sánchez, Antonio, 1995. Guía de la prensa granadina y provincia (1706-1989). Catálogo general y análisis de publicaciones (Granada: Hemeroteca del Museo de la Casa de los Tiros).

Molina Fajardo, Eduardo, 1979. Historia de los periódicos granadinos (siglos XVIII-XIX) (Granada: Diputación Provincial).

Pantorba, Bernardino de, 1969. Juan Valera. Estudio y antología, Premio Juan Valera (Madrid: Compañía Bibliográfica Española).

Valera, Juan, 1858. Ensayos poéticos (Madrid: Imprenta Rivadeneyra).

——, 1886. Canciones, romances y poemas, con notas de M. Menéndez y Pelayo, Colección de escritores castellanos, 40, Obras de Juan Valera, 1 (Madrid: Imprenta de M. Tello).

——, 1905-1935. Obras completas, ed. Carmen Valera (Madrid: Imprenta-Librería Alemana).

——, 1992. Una anatomía electoral. Correspondencia familiar (1855-1864), ed. Leonardo Romero (Barcelona: Sirmio).



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