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ArribaAbajoLuz

3ª semana de Diciembre de 1898. Barcelona, Núm. 10


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ArribaAbajoArte nuevo

Ricardo Canals


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Canals por Rusiñol.

El público es muy aficionado á las constelaciones; es decir, le tienen muy sin cuidado las estrellas que marcan el pulso del espacio, pero agrupa caprichosamente las personalidades más distintas, asociándolas por la misma razón que presidió al bautismo de la Osa Mayor y de la Osita, del Caballero Orión y de las demás entidades siderales, tan arbitrariamente agrupadas como las divisiones de la moderna geografía política. -Qué tengo yo que ver con el vecino de enfrente? y Vd? pues en juntarnos se divierte el público y así resulta que Nonell y Canals son tan Siameses, como lo fueron poco há, Casas y Rusiñol. -Lástima grande que no se generalicen estas agrupaciones, pues por este sistema, se podría decir Sampere, y Miquel y Badía, economizando un 50% de crítica, cosa muy puesta en razón cuando tanto cunden los regeneradores y tan poco los regenerables. -Como decíamos, han dado en reunir á Canals con Nonell y no hay fuerzas humanas capaces de separarlos; y sin embargo, dejando cavilaciones hueras y agrupaciones ridículas, poco se parecen artísticamente, los dos guapos mozos que á fuerza de talento, encienden dos estrellitas en nuestro nublado cielo. -A Nonell, ya le conocen los que quieren, de modo que hasta otra exposición le dejaremos tranquilo, gozando de la indiferencia con que le trata el ilustre cuerpo de críticos y el respetable público de esta culta capital.-

Canals, con muy buen acuerdo, hace lo que debe, como buen patriota; quiere esto decir, que no se expone á exponer inútilmente su labor, aquí donde solo vienen los espíritus santos á barnizar con pringosas lenguas, los cromos de los que tienen baratos pictóricos. -Le felicitamos cordialmente por su presencia de espíritu y nos congratulamos por haber podido ver lo que piensa enseñar dentro pocas semanas, á los parisienses, que le dispensan una acojida bien distinta de la que suele hallar por aquí.-

Cuando se dió á conocer en París, expuso una série de dibujos, comentando plásticamente las agrupaciones, dislocaciones, invitaciones é instituciones, del cante y baile flamenco; esta demostración artística de la teoría corriente sobre la etnografía española, sedujo á los parisienses, arrebatando literalmente los dibujos de Canals, que recogió abundante cosecha de laureles y francos á buen cambio; desoyendo las luminosas enseñanzas de las escuelas que cobijan á los inválidos de las artes, contempló avidamente mucho de lo bueno que en París puede verse, fuera de lo neo-griego y de estilo compuesto; se codeó útilmente con un buen puñado de gentes que toman el arte en serio y piensa enseñarles ahora, el fruto de su viaje á Andalucía,   —111→   Madrid, Toledo y otras yerbas, que sirven para condimentar los platos artísticos que gustan en París.

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Dib. por Canals.

Las andaluzas que Canals se lleva á París, (en papel, tela y cartulina) son de lo más original que se ha sacado de la colosal cantera artística que los árabes nos dejaron. En cuerpecitos débiles y flexibles cual juncos, asoma por lo alto de ondulante vestimenta una cabecita que posée la candidez aparente de una niña y la inclinación de cajas que las serpientes ostentan. -Como sagrado centro de la malsana visión, un arqueado punto rojo, marca la diminuta boca y entre los grupos de indolentes cigarreras rueda como grasienta bola humana, la secular tía fingida, pobre dueña ó Celestina. Los fondos, de viciosas siluetas, realzan el conjunto tan bello como las mejores composiciones japonesas. -En otras composiciones más ceñidas al natural, obstruyen una pintoresca calle toledana luengas hileras mendicantes absorbidas por la descomunal boca de un templo, en cuyo seno dormita una devoción cristalizada.- Los trabajos forzados de las cigarreras, han sido un tema que ha comentado Canals en varias composiciones, realzando la lástima que causan aquellas flores agostándose en los colosales planteles semioficiales, en los que se elabora tabaco y vicio estúpido.

Otras veces, campea en todo lo ancho de un radiante dibujo, la sangrienta imágen en la que representaban nuestros feroces antepasados al dulce Dios crucificado -bajo sus alargados brazos, bulle el rebaño de hombres disformes y mujeres bonitas pareciendo que el trájico gesto del crucificado, vislumbra la precisa realización de un nuevo sacrificio.

De todo esto y algo más, ha hecho Canals unas treinta composiciones que acrecentarán su bien conquistada fama, en París y luego más tarde, aquí retroceso ó carambola y si así no fuere, siga adelante Canal con su obra, porque mejor realza al país su talento que el conjunto de los infelices que no le tienen y que ya están maduros para lo que se ofrezca, así sea el fin del mundo que profetiza aquél sabio vienés fundándose sin duda en aquellos enmudecimientos precursores, que profetiza la inmensa visión apocalíptica.

A. L. DE BARÁN.




ArribaAbajoLas Ideas




I

Quiero arrancar en mi cercado propio
las flores que os entregue: ansiosamente
penetro en el misterio de mi espíritu
y sorprendo en su seno, todavía
caótico y sin forma, el pensamiento:  5
quiero asirlo, animoso, aunque encendido
en sus propios ardores, mi palabra
sea tosca y salvaje; regalarme
en la grandeza de mis obras quiero
y hablar conmigo mismo; comprenderme  10
y abarcar en mí solo el Orbe entero.


II

...ægri somnia
   ¡Días largos de afán! ¡Horas pesadas
como los sueños de un enfermo! -Todo
se apaga en nuestras almas; todo muere  15
al penetrar en nuestro sér. -Los ruidos
del tumultuoso mundo aquí terminan
como el rumor gigante de las aguas
á los piés de las rocas, ¡cuántos días,
cuántas eternas horas de trabajo  20
para engendrar la Idea! Yo conozco
esos semblantes pálidos, amigos,
esos ojos brillantes y esos labios
completamente secos. -Nos parece
que acaba nuestra fuerza; que ya nunca  25
del alma exhausta brotará el radiante
resplandor de la idea. -¡Todo es muerte;
todo es torpeza!... Empero! -¡No os abata
la ignorada labor; no os desalienten
las épocas fecundas de la vida:  30
sed propicios á todo, abrid el alma
á la caricia intensa del silencio,
cerrad los labios y esperad con calma!


III

   ¡Distancia inmensurable! Ardiente, claro
lleno de vida propia, lo sentimos  35
palpitar en el alma . ¡Qué gigante;
qué nuevo y atrevido Pensamiento!
Pero es preciso pronunciarlo, amigos;
arrastrarlo á través de las inmensas
lobregueces del alma y colocarlo  40
de los abiertos labios al alcance.
¡Oh trabajo de Siséfo! ¡Oh camino
sembrado de zarzales! -Anhelosas
de abandonar su misteriosa cárcel,
lo cruzan las Ideas, como turba  45
de aves heridas goteando sangre.


IV

   ¡Llorad para que lloren! Que no quede
ni una fibra del alma sin partirse
cuando cantais vuestra canción, amigos;
aceptad la espantosa sacudida  50
de las grandes borrascas: entregaos
á la pasión del canto sin reservas,
víctimas á la vez y sacerdotes
en el altar de la belleza sacra:
así la grande, la fecunda lluvia  55
saldrá á torrentes:
   ¡Cuántas veces, siento
que años enteros de mi vida apuro
en una sola estrofa! ¡A mí, los días
del porvenir, las energías todas  60
de los futuros tiempos! ¡Necesito
cantar, vivir, porque la vida entera
no vale una canción que arranque lágrimas!
-Todo mi sér conmuévese: recorre
mi tensa piel con acerados dientes  65
la estraña agitación de los delirios;
mi sangre bate en los hinchados pulsos,
surge, aumenta, remuévese la Idea
y estalla la canción: brillan mis ojos
y una atmósfera ardiente me rodea.  70
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V

LA CANCIÓN TRIUNFAL DE LAS IDEAS


Triunfamos! -Del recóndito
misterio de la muerte,
la voz del hombre fuerte
nos vino á arrebatar;
Triunfamos! -Del Espíritu  75
legión esclarecida
venimos á la vida
sedientos de luchar.

   Sobre la tierra lóbrega
volando pasaremos;  80
las almas donde entremos
como hojas, vibrarán;
y, á nuestro ardor proliféco
su frente enardecida,
los hombres una vida  85
fecunda vivirán.

   Dormida, pobre víctima
de su destino amargo,
en lánguido letargo
la endeble Humanidad;  90
¡volemos y que el Aguila
triunfante del Espíritu
sobre los hombres ávida
se cebe sin piedad!

   ¡Que caiga el pusilánime,  95
que en la inflamada hoguera
el ambicioso muera
y el ruin de corazón;
mejor, si el duelo es bárbaro,
si combatiendo á muerte,  100
la voz del hombre fuerte
es voz de destrucción!

   Mejor, si sobre el páramo
desierto de la tierra,
no ha de dejar la guerra  105
mortal ni habitación;
que en nuestro seno indómito
el germen hoy fecundo
de otro grandioso mundo
y de otra Creación!  110

   Caigamos, como rápidos
torrentes, destruyendo
para abrir cauce, haciendo
fecundo el peñascal;
como calientes gotas  115
de la sangre encendida
de quien nos dió la vida
haciéndose inmortal.

   Caigamos como lluvia
constante de apretadas  120
semillas las pisadas
del genio á señalar;
como la apocalíptica
legión de las estrellas
cuando, sediento de ellas,  125
las trague el ancho mar!

   Dará sus giros múltiples
la Tierra; el firmamento
vacilará en su asiento
y espirará el mortal;  130
nosotras siempre incólumes
triunfamos. -¡Triunfaremos,
hermanas! -Entonemos
nuestra canción triunfal.

E. MARQUINA.




ArribaAbajoLadrón

Caminaba, caminaba á la ventura. Huía de mi patria. Había cometido un delito político y la policía me buscaba. Huía, huía como huye el ladrón, como huye el criminal, abandonando á mi esposa, á mis hijos; abandonándolo todo.

Caminaba siempre receloso, creía á cada paso encontrarme con la pareja de la guardia civil que me buscaba. Si dormía un momento el más lijero ruido me despertaba, todo sér humano me parecía un espía y era tanto el miedo que tenía que no sosegaba un momento.

Un día, después de muchos trabajos y fatigas me encontré en tierra extranjera y entonces mi corazón rebosó de júbilo. ¡Me había salvado!

Pero pronto la desilusión vino á amargar mi prematura alegría.

Me escribió mi esposa comunicándome que el gobierno había confiscado todos mis bienes. Ella y mis hijos quedaban por lo tanto sin medios para satisfacer las más precisas necesidades.

Y yo, en país extranjero, lejos de mi pátria sin recursos y careciendo de medios con que proporcionármelos. El hambre hizo sentir sus rigores en mi pobre cuerpo y era preciso comer algo, pues sin comer no se vive, pero ¿cómo proporcionarme alimento?...

Un día al regresar á mi habitación al anochecer, triste, meditabundo, hambriento, llamó mi atención la tienda de un joyero por la riqueza que en sus aparadores ostentaba. Me paré con la intención de contemplar un momento tanto oro y tanto brillante, pero á su vista despertóse mi codicia y mi estómago demandó con más fuerza alimento.

Lo que más me gustaba era un magnífico collar de brillantes que en el centro del aparador se encontraba; y una idea mala, vaga en un principio, pero que poco á poco fué adquiriendo fuerza, pasó por mi cerebro debil y enfermizo y finalmente me dejé arrastrar por la pasión. Rápido como el pensamiento pegué un fuerte puñetazo en el cristal del aparador que se rompió con gran ruido. Aprovechando la confusión me apoderé de los brillantes tentadores y huí corriendo.

Huí cual la otra vez, como huye el criminal, como huye el ladrón.

Y, cuando después de algunos días logré verme salvado en remotos países, vendí los hermosos brillantes y al recibir el dinero fruto de un robo, me acordé de mi mujer y de mis hijos, y debo confesarlo con franqueza, no sentí ningún remordimiento.

LUIS ALTADA.




ArribaAbajoCaprichos

Delante de un cuadro de Puvis de Chavannes he oido decir á un crítico ilustre:

-¡Prefiero los dibujos de las cajas de fósforos!

¿Lo diría porque al poseer esas cajas creía poseer algún fósforo?

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Un amigo mío que vino el otro día del Purgatorio, donde pasa el invierno D. Francisco de Goya, me dijo que le había oído exclamar:

-Redios... C...! Puñema! Si yo volviera á España me metían en la carcel!

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El arte para el vulgo es como lo sopa de tortuga para los bárbaros del Norte. Adoran la tortuga porque adoran su paso, pero no tragan la sopa.

RODRIGO SORIANO.



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ArribaAbajoCrítica estética

Creemos en el progreso constante de las cosas humanas.

De la física á la fisiología, de la fisiología á la psicología y de la psicología á la teología, creemos que el hombre irá ascendiendo hasta el conocimiento perfecto de la Vida; hasta comprender las causas de todo, hasta libertarse en absoluto de las cadenas condicionales de la realidad, extendiendo su influjo sobre todo cuanto le rodea, y dejando de ser el débil y constante influido del Destino. -Y por lo mismo que creemos en el progreso de una manera tan alta, creemos que el Arte debe adelantar y debe progresar. Adoramos, por consiguiente, en arte todo lo joven, todo lo que abra nuevos horizontes y ahonde en el mar de lo, hasta ahora, desconocido. Solamente no adoramos lo sorprendente por estrambótico; lo que, sin abrir nuevos caminos, finja espejismos ilusorios; lo que no llega al fondo, pero se entretiene en bizarras y sorprendentes floraciones superficiales.

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Cartel por Oscar Zwintscher.

Creemos que uno de los puntos flacos de los artistas modernos es precisamente este: el entretenerse con los detalles; el pagarse de lo exterior; la falta de una concepción grande, vigorosa, robusta, de un solo trazo, al comenzar la obra de arte. Nada más fatal que esto para el hermoso progreso de que hablábamos al principio. El detalle es enemigo de la Idea, como el culto lo es de la Religión, como el ropaje lo es de la sóbria belleza escultórica de un Apolo.

Leíamos no hace mucho, un ligero estudio sobre Mallarmé, el gran poeta francés, y nos daban pena el trabajo inmenso, la paciencia imponderable, el cúmulo abrumador de ideas que supone el más reducido de sus poemas. -Un verso suyo es el resultado de todo un sistema de estética que, arrancando de Hegel, llega por Schelling á Wagner y empapado de harmonía, vibrante de extremecimientos musicales, da por fin sobre el refinado poeta decadente. Y no hablamos de sus dudas sobre la precisión de las palabras, sobre el uso nuevo de los epítetos, de sus meditaciones sobre el infinitivo; de su especial manera de trabajar la frase haciéndola gravitar sobre el verbo, robusto y significativo, colocado precisamente en el medio de la dicción; ni más aquí, ni más allá etc. etc. -Reconocemos á Mallarmé un talento superior; pero juzgamos todo su sistema de detalles, bizantinismo exagerado y enfermizo. -Contra esto, pues, y de un modo general, contra todo lo exterior y aparente en las obras artísticas, predicamos.

Debe tener el artista algo de Dios; debe extender su concepción hasta que entrañe un mundo y reducir su trabajo de exteriorización á un sencillo ¡fiat!

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En una palabra, la Idea ha de brotar naturalmente de los labios; la visión ha de cuajarse sobre el lienzo como por ensalmo. Preferimos la rudeza, promesa de salud, al refinamiento vecino de la muerte. Los preferimos y los deseamos en nuestros artistas. Menos decoración y más creación. Cuentan de los antiguos profetas que, vistiendo como salvajes, hablaban como dioses. Brotaban como alimañas de las rocas del desierto y leían el porvenir, ahondando en el misterio de la vida. -¿No deberían tener algo de profetas los artistas?-

Porque pasaron ya los tiempos en que pudo considerarse el arte, juego de la imaginación y distracción agradable de los sentidos. -La misión reveladora del arte se ha hecho ya patente.

Conviene por consiguiente que demos en nuestras obras una importancia capital á la Idea.

Prescindamos de los detalles que son como el cuerpo de las cosas y mueren y se pudren con el tiempo. No os importe que vuestras concepciones sean rudas como piedras, si queréis que vuestras obras sean grandes como montañas.

ANGEL CUERVO.




ArribaAbajoAndrés Chénier

En el número pasado tradujimos algunas de las composiciones más características de Paul Verlaine, el poeta de los versos pálidos y de los delirios decadentes. Hoy, con un sano eclecticismo, que es el único criterio posible en el arte, daremos á conocer algo de otro poeta, que en género muy diferente ha dejado obras imperecederas.

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Andrés María Chenier nació de padre francés y madre griega, en Constantinopla en 1762 y murió en París el 25 de julio de 1794. En su vida, bastante accidentada, fué militar, político y diplomático; viajó por Suiza, Italia, Grecia y Turquía, y tomó parte principal, como es sabido, en la Revolución francesa. Esta última circunstancia le acarreó la muerte, subiendo sereno y silencioso al tablado de la guillotina en compañía del poeta Rouche, el día 7 Thermidor del año II. Cuentan que al bajar las escaleras de la carcel para ir al suplicio, murmuró Chenier, señalando su cabeza -aquella noble cabeza que á los pocos minutos rodó ensangrentada sobre las pajas del cesto: -«Y sin embargo aquí había algo.»

Después de su muerte comenzaron á popularizarse sus poesías, de las que en vida publicó muy pocas. Dejó terminado un poema, «L'Invention,» en el que señala magistralmente los límites de lo original y lo imitado; y se conservan algunos apuntes que hizo para otros dos poemas: el uno, titulado Hermes, en el que se proponía continuar á la moderna la famosísima obra de Lucrecio, «De rarum natura;» y el otro bíblico, fundado en la historia de Susana.

Andrés Chenier, enamorado de los autores griegos á los cuales conocía muy á fondo, supo encerrar el vino nuevo en la copa cincelada de los clásicos y creó una poesía serena, equilibrada, cultísima, llena de una melancolía suave y exenta de originalidad, que resonó de un modo extraño entre la fútil elegancia de los escritores franceses del siglo pasado y que vivirá eternamente.

Es uno de los maestros que han influido más poderosamente sobre los escritores de nuestro siglo y al que nosotros no debemos olvidar para lograr, cómo él mismo dice:


hacer versos antiguos
con pensamientos nuevos.




ArribaAbajoElegía


El arte pobremente nuestro anhelo interpreta,
el arte versifica, pero es un mal poeta;
el verdadero genio, de ideas oprimido,
no sabe contener lo que en él ha nacido,
y siempre, á pesar suyo, un verso claro y fiel  5
cubre su pensamiento y se escapa con él.-
Su corazón le dicta y él escribe: su mano
no hace más que servir á ese noble tirano.
   Si es amado, si nada desagradable siente,
si la alegría loca, la juventud ardiente,  10
su rostro sano tiñen de brillantes colores,
sus versos, frescos, rojos, llenos de ámbar y flores,
alegres con la luz que dilata su seno,
hallan que el mundo es grande; que envejecer es bueno.
   Si pobre y generoso llora, compadecido  15
del astroso indigente que amparar no ha podido;
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si la beldad que adora, inconstante y ligera,
le desprecia, escuchando una voz extranjera;
si arden sus pobres plantas sobre arenas de fuego;
sus versos, enlutados y tristes como un ruego,  20
víctimas infelices de la contraria suerte
hallan que el bien de todos es una pronta muerte.
   Y así, siempre sincero, siempre se contradice;
aplaudiendo ó silbando, lo que siente lo dice;
y para él las ideas son veloces en vano  25
porque, al ir á escaparse, las coge por la mano.
Así sobre sus versos, traducido fielmente
fija el pasado oscuro para él siempre presente;
y sabe, en la nostalgia de la ilusión perdida,
confortarse hojeando su espíritu y su vida.  30




ArribaAbajoEufrosina


¡Ah! No es por mí por quien á casa vienen.-
Antes que yo nació mi hermana. Algunos
me ofrecen flores, mas yo sé que miran,
haciéndolo, á mi hermana. Si celebran
los atractivos de mi rostro, es siempre  5
para decirla: «se os parece mucho.»-
¡Ah! ¿por qué tengo sólo doce abriles?
-No hay para mí un amante que en su dulces
canciones me celebre, ó que se mate
porque le soy infiel. -¡Pero yo espero!  10
Vendrá la edad. Yo se que soy hermosa;
que son tesoros codiciados siempre
una carita llena, unos cabellos
finamente dorados, una boca
que doble rauda de marfil alegra,  15
y en unos ojos con ternura azules
una pupila ardientemente negra.




ArribaAbajoIdilio


Hija del pastor viejo, que, con mano
esperta en el trabajo, cada tarde
llenas de leche treinta jarras: teme
á la ternera joven, de mirada
esquiva, que camina siempre sola,  5
que pace en los rincones y que lucha
libre de todo yugo contra todos.-
Hija del pastor viejo, te aseguro
que esprimir no podrás tus ubres llenas,
á menos que, ligando sus dos patas,  10
la obligues, agachándose, á que doble
bajo el cuero carnoso la pezuña.




ArribaAbajoBaco


Ven ¡oh dios Baco! ¡oh inmortal Thyoneo!
¡Yaco, Leneo, juvenil Dionisio!
Ven, como en otro tiempo apareciste,
con la hija de Minos conversando,
de Naxos en los áridos desiertos.  5
El soberbio elefante te cedía,
como botín de guerra, sus despojos
para tu carro de marfil, ornado
de pámpanos expléndidos; el tigre
de listadas espaldas; el salvaje  10
lince estrellado y la feroz pantera
contigo las orillas recorrían.
Relucía en los ejes de tus carros
el pálido metal; y las Bacantes
con los largos cabellos en desórden  15
dirigían sus cánticos ruidosos
á tí ¡oh dios Baco! ¡oh inmortal Thyoneo!
¡Yaco, Leneo, juvenil Dionisio!
á quien con varios y brillantes nombres
honra la Grecia. Luego las campanas  20
sus triunfantes canciones repetían,
á la vez con los címbalos sonoros,
y los roncos tambores y los cuernos
torcidos y las dobles castañuelas
que agitaban, danzando en tu camino,  25
el sátiro, y el fauno y el silvano,
en confuso tropel aglomerándose
junto al viejo Sileno. El cual tenía
en la mano su copa y beodo siempre,
siempre temblón marchaba paso á paso  30
detrás de su pollino perezoso.

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Dibujo por Nonell.

Juan Sardá ha muerto hace unos dias; aunque rezagado hoy algo, fué de los que, en su tiempo, decidieron la crisis de la literatura y aun del arte en Barcelona. Todas las almas buenas y todos los hombres de inteligencia sentirán su muerte.

No pudieron administrárselo los Santos Sacramentos.

Se ha encargado de la dirección artística de este periódico el genial y personalísimo artista D. Dario de Regoyos.



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ArribaAbajoLa joven cautiva


La tierna espiga respetada vive,
el verde fruto de la vid recibe
el beso ardiente de la luz del día;
y aunque las dudas la quietud me roben,
bella cual ellos y cual ellos joven,  5
yo no quiero morirme todavía.
Muera el estóico con semblante austero,
que yo derramo lágrimas y espero
compasión de la muerte macilenta.
Dulce y amargo es el vital camino,  10
donde la hiel se mezcla con el vino
y la calma del mar con la tormenta.
La fecunda ilusión vive en mi pecho
no me anonada el calabozo estrecho
porque puedo volar con la esperanza:  15
Si de las redes escaparse sabe,
con más vigor y más placer el ave
á la azulada atmósfera se lanza.
¿Yo por qué he de morir? Mi alma reposa
en la paz de la noche silenciosa  20
y se despierta al despertarse el día;
de contento mi rostro está vestido
y en el rostro arrugado y abatido
renuevo el resplandor de la alegría.
¡Aún del templo en el pórtico me veo!  25
De los olmos que bordan mi paseo
apenas los primeros he dejado.
De la existencia en el festín brillante
solo cerqué á mis labios un instante
la copa llena del licor dorado.  30
Ahora empieza mi alegre primavera;
yo quiero, como el sol en su carrera,
ver la miés que en los surcos he escondido.
Soy gloria del jardín, soy flor temprana:
solo he visto la luz de la mañana  35
y quiero ver mi día concluído.
¡Lejos, oh muerte prematura, lejos!
Vé á consolar los corazones viejos
que te verán llegar con alegría.
Aún su vigor ha de prestarme Palas  40
aún la poesía me ha de dar sus alas:
¡Yo no quiero morirme todavía!

ANDRÉS CHÉNIER.

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Las Hijas de María en Guipúzcoa.




ArribaAbajoEspaña negra por Emile Verhaeren

Traducción é ilustraciones de Dario de Regoyos


(Continuación)18

Le espliqué lo imponente que era el silencioso cuarto de los Santos después de una procesión, donde los atriles y las cajas de violines viejos están como ataúdes amontonados con los Santos entre olores á humedad y á aire viciado de larga ceremonia eclesiástica.

Le pinté la tristeza que se respira en aquellos días en esos pueblos tan distintos á los de su país y la imposibilidad de divertirse para los que no son creyentes, pues si buscan distracción en los círculos se encuentran que no hay tresillo ni piano abierto y encima de las mesas de billar se ve una gran cruz echada que forman con los tacos, indicando con las bolas los sitios donde se clavaron los clavos y con los palillos sobre el INRI una corona de espinas mal imitada. Todo esto en señal de luto para impedir que se toque á los tacos durante los dias de Semana Santa.

«Nom d'une pepette comme je voudrais venir» decía, y rogándome le contara más cosas le dije, que el Viernes Santo en Oñate es también de gran carácter. La iglesia estaba tan oscura cuando yo la ví que casi había que ir á tientas y solamente un rayo de luz caía, como hecho apropósito, sobre el Altar Mayor, resultando el Cristo y la Dolorosa muy en alto sobre unas gradas llenas de chiquillos y el rayo aquel de la lucerna caía para   —117→   alumbrar la aparición como único punto luminoso entre la masa negra del pueblo en tinieblas.

La procesión es una de las más hermosas que ví en España. Los niños de las escuelas esperan de rodillas formando cordón en la ancha plaza de edificios antiguos con el gran morado del monte Aitzgorri dominando allá en el fondo.

¡Oh nom d'une pepette, nom d'une pepette! repetía.

Apesar de no ser Semana Santa no quiso dejar Guipúzcoa sin ver Loyola y Azpeitia.

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Como hombre del Norte acostumbrado á las catedrales góticas no le entusiasmó nada el estilo barroco que él llamaba rococo que domina en Loyola preocupándole únicamente los curas que por allí van y vienen siempre en la misma postura que los de Tolosa es decir de pájaro en reposo; la mano derecha dentro del puño izquierdo, la otra en el puño derecho que parece que un brazo es la continuación del otro.

No dando importancia á sus artículos de impresiones de España para l'Art Moderne periódico de Bruselas se metió el poeta en su poesía; entonces estaba acabando su libro «Les Debâcles» donde hay algunos trozos inspirados en nuestro país, trozos tristes, por supuesto.

Hablaba poco y observaba mucho sacando partido de cosas que á nosotros no nos chocan por ser españoles.

Llegó á distinguir los toques de entierro, de párvulo, de salida de viático y áun el de agonía, esas cinco campanadas que seguidas de un silencio anuncian en Guipúzcoa cuando alguien se muere.

Le chocaban estas cosas y era natural que le chocasen. Ya sabemos que hay que tocar á muerto, pero ¿para qué anunciar el momento crítico de la agonía? ¿No son estas cosas propias de un país que es amigo de la muerte?

Fuimos á la fiesta de San Marcial de Vergara en el tren juguete que sube y baja como montaña rusa llegando la víspera, dia de San Pedro que ya festejan este día con banderas en la torre, gran campaneo de calderas como las de Tolosa y lo más chocante con cuatro cirios ardiendo en el pórtico de aquella parroquia.

Lo mejor del pueblo se ve desde fuera y es el panorama con el Campo Santo entre prados en medio del valle, cuya capilla vista de lejos hace pensar en esos cofrecillos antiguos de reliquias y los paisajes en ciertos fondos de cuadros primitivos. Pero el pueblo con sus torres de estilo barroco y casas solariegas, hace abandonar esta idea y se tiene nostalgia de líneas góticas, pensando lo bien que armonizarían con el carácter serio de estos pueblos y en estos valles grises algunas torres caladas de un arte gótico bien puro.

Aquel día hubo títeres en la plaza entre Vergareses de perfiles largos y afilados como sables, hubo también iridiarena con silbo y tamboril; pero en medio de tanta diversión, al oscurecer volvimos á ver los cirios encendidos en el pórtico de San Pedro llamando á la gente á la salve. Al día siguiente es la romería en la ermita de San Marcial á la que se llega por entre vía-crucis y bosques espesos. La capilla está oculta entre grandes castaños, no viéndose más que humos azules que parece que todo el bosque está incendiado. Son las hogueras para las meriendas. Las comilonas al aire libre no podían extrañar nada al que está acostumbrado en Flandes á ver los cuadros de Teniers al natural. Por todas partes se tropieza con mesas y cazuelas alguna de estas demasiado pequeñas para tan grandes jigotes y en medio de tanta diversión había cosas que entraban en el orden de ideas negras de nuestro artista. Los cantos vascongados que se cantan por grupos al regreso hacia la villa son capaces de entristecer á cualquiera más aún cantados en tono de pítimas de sidra que son siempre tan tristonas. El baile se acaba temprano y los últimos resoplidos del flautista que no puede ya más son hácia las nueve de la noche en la plaza. A esta hora en que empiezan á divertirse en otras provincias de España todos se retiran allí y vuelve á reinar el silencio de todo el año, contrastando con la soledad de aldea la iluminación de faroles en los grandes edificios de piedra; palacios nobles que alquilados cuestan cinco ó seis reales diarios.

El fin de fiesta no podía ser más triste y entre todos los recuerdos el que quedaba más impreso eran los cuatro cirios ardiendo bajo el pórtico de la torre ocre.

(Continuará).

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ArribaAbajoApuntes histórico-musicales

(Continuación.)19

Según parece descubrirse en manuscritos y documentos de autenticidad indiscutible, los griegos cantaban solo al unísono, ó al equísono ú octava si las voces eran mixtas. Esta misma combinación empleábanla para la música instrumental, ó para ésta y la vocal mezcladas.

Las primeras manifestaciones de la música en Grecia, hállanse en el culto religioso que tributaban á los dioses, las Bacantes, Coribantes, Dactilos y demás instituciones paganas.

Uno de los premios que se adjudicaban en los juegos píticos, fiestas que en honor de Apolo se celebraban en Delfos, era el de la música.

En las grandes Dionisíacas, fiestas consagradas el dios Dionisio (nombre que los griegos daban á Baco), numerosos grupos de hombres y mujeres recorrían las calles mientras que silenos y bacantes, desnudas, montadas sobre asnos, y mostrando imágenes obscenas, entonaban himnos y otros cantos en honor al dios.

En los juegos olímpicos, nemeos, ítsmicos, y en las Eleucusinias, hallaban siempre los griegos pretexto y ocasión para obtener premios de fuerza, destreza, poesía y música.

Las tragedias cantábanse entonces acompañadas generalmente de la lira. En la tragedia antigua aparecen los coros como elemento musical. La combinación de los instrumentos musicales con el baile nos la indica Sófocles. Eurípides, el gran poeta lírico, convierte la tragedia en musical por completo, y llega á emplear cincuenta cantores. Aristófanes, contemporáneo de Eurípides, criticaba á éste á la vez que trabajaba para introducir la música en la comedia; pero ésta transformóse en política, resultando infructuosos los trabajos hechos por algunos poetas líricos á cuya cabeza se hallaba Aristófanes.

Recuérdanse como propagadores y reformadores del arte poético-musical en Grecia á Orfeo, Lino, Anfión, Filamón, Tamiris, Terpandro, Archiloco de Paros, Marsyas, y Olimpio el Frigio, en el primer período, (siglos VII al VI antes de Jesucristo), que bien puede llamarse «período mitológico», pues la existencia de estos poetas-músicos es muy discutible.

En el segundo período (siglo VI al V antes de Jesucristo) menciónanse con más insistencia, y sin duda alguna, con más certeza, á Taletas de Gortina, Jenodamo de Citera, Stesícoro de Himera, Alceo, Jenóclito de Locrea, Poymlasto de Colofón y á Sacadas de Argos, primer vencedor en los juegos píticos.

En el tercer período (siglo V al IV antes de Jesucristo) cítanse á Simónides, Safo, Frínico, Melaníppides, Alcman, Lampros, Pitóclides, Callinso de Efeso, Agatocles, Pronomos de Tebas, reformador de la flauta y Lasos maestro de Píndaro, el más genial y más célebre de todos los poetas líricos.

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Cítara de Apolo

Comprende el cuarto y último período (siglo III-II y I antes de Jesucristo) á Pitágoras, Platón, Euclides, Aristóteles, Aristógenes y otros muchos poetas líricos, dramáticos, filósofos é historiadores que con sus profundos estudios y sabios consejos lograron hacer de la música una de las demostraciones más evidentes que demuestran el estado de civilización de un pueblo.

Los griegos tenían gran número de instrumentos y reducidísima variedad de formas.

El de más importancia, ya no artística sino simbólica era la lira que desde la llamada phorminx que nos describe Homero, hasta la de nuestros días, ha sufrido infinidad de variaciones confundiéndose, más tarde con la cítara, el más perfecto de los instrumentos griegos.

La lira empezó por constar de cuatro cuerdas, pero paulatinamente llegó hasta quince. En el siglo V, antes de Jesucristo, conocíanse liras de ocho cuerdas, y en el siguiente siglo habíalas ya de doce; sin embargo, la verdadera lira, la lira académica, constaba solo de cuatro cuerdas. Cítanse á Terpandro y á Lasos como grandes tocadores de lira. La cítara, el más importante y completo de los instrumentos antiguos, dícese que fué inventada por Cepión. El número de cuerdas de la cítara, sufrió como la lira, parecidas alternativas.

Las hubo de cuatro, siete, ocho y más cuerdas. La llamada cítara de Apolo, que reproducimos, constaba de cuatro.

Los filósofos atenienses acabaron por desterrar de Atenas la cítara, por creerla afeminada.

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El instrumento que sufrió más transformaciones fué la flauta, pues llegaron á contarse treintisiete modelos distintos.

La monaule constaba de un solo conducto; la doble, atábansela á la cabeza por medio de una montura llamada forbeia; la hemíope constaba de tres agujeros; la gingrine, era una flauta sencilla de un tamaño reducido, que utilizaban para los funerales únicamente; pero la típica y más primitiva es la de Pan que de seis tubos que constaba al principio llegó á dieciocho (I), constituyendo esta flauta el primer ensayo para el órgano pneumático.

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Platageas griegas.

Restan ahora los menos importantes, como la trompeta, cuya invención data de la más remota antigüedad, pues Job nos habla ya de ella; el arpa de cinco y siete cuerdas, de origen asiático, el tímpano ó salterio, instrumento de forma análoga á la de un trapecio en el cual hay varios alambres de latón atravesados, valiéndose para hacerlas producir sonido, de unas baquetas muy pequeñas, de madera; el tambor, el timbal, los platillos, el crótalo, compuesto de dos piezas de hierro ó bronce, parecidas á dos tazas muy gruesas, dándosele el nombre de crótalo porque el sonido que producía se parecía al que produce agitando su cola una especie de serpiente llamada crótalo. La platagea, instrumento que dándole uertes sacudidas imita el palmoteo, el címbalo, la sambuca, el barbitos, especie de lira, el magadis, arpa de trenticinco cuerdas, de origen egipcio y toros muchos que fueron conociendo á continuación de las expediciones de Alejandro.

N. J. N.




ArribaAbajoNuevas

Hemos añadido á la ya numerosa lista de nuestros colaboradores el nombre de D. Rodrigo Soriano, el vigoroso escritor y publicista, lleno de savia nueva y de entusiasmo por el arte.

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Dibujo de Canals.

El movimiento artístico dicen que es en Barcelona muy notable -Con efecto -El Señor Joaquín (miro los carteles de teatros) -Los dos pilletes -La madre del Cordero -La Rebotica, precioso sainete de Vital Aza, etc.

En el Liceo adelantamos cada día; ya se canta «I Pagliacci».

Pero ¿Y Bretón? ¿De veras no van á darnos este año ninguna ópera suya?

En el número próximo publicaremos un ligero estudio y algunas traducciones de Juan Pablo Richter.

La semana pasada ha estado el Salón Parés distinguidísimo.

Figuran allí, amen de varios cuadros de Utrillo (D. Antonio), algunas filigranas de Masriera que hacen encandilar los ojos de nuestros elegantes.

Ya lo saben ustedes: Masriera, ese maestro y rey de la paleta, que durante tres sucesivas generaciones de pintores ha sabido mantenerse á la cabeza, etc., etc.

Participamos á los más sensatos de entre nuestros lectores que D. Francisco Miquel y Badía vuelve á hallarse en Barcelona.

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ArribaAbajoNota de tardor



El camp és tot ple de flors malaltisses;
del bosc s'allunyat l'alegre cançó;
ha mort ja aquell temps de joia i de festa,
¡l'ha mort la tardô!

Demá quedaran desertes les vinyes  5
i els ceps despullats: ¡preludi ivernal!
el camp sense flors, el bosc sense flaires...
¡tot mort o malalt!

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¡Qué sol queda'l camp! ¡Que sola la serra
quan fulles i flors rodolen per terra

i és pert el ressó del himne estival!

JAUME TERRÍ

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