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ArribaAbajoCarta


Escrita de Londres a París por un americano a otro72


    Es fuerza que te diga, caro Olmedo,
que del dulce solaz destitüido
de tu tierna amistad, vivir no puedo.

    ¡Mal haya ese París tan divertido,
y todas sus famosas fruslerías,  5
que a soledad me tienen reducido!

    ¡Mal rayo abrase, amén, sus Tullerías,
y mala peste en sus teatros haga
sonar, en vez de amores, letanías!

    Y, cual suele el palacio de una maga,  10
a la virtud de superior conjuro,
toda esa pompa en humo se deshaga.

    Y tú, al abrir los ojos, no en oscuro
aposento, entre sábanas fragantes,
te encuentres, blando alumno de Epicuro;  15
—94→

    Sino, cual paladín de los que errantes
de yermo en yermo, abandonando el nido
patrio, iban a caza de gigantes.

    Te halles al raso, a tu sabor tendido,
rodeado de cardos y dejaras,  20
cantándote una rana a cada oído.

    Y suspirando entonces por las caras
ondas del Guayas (Guayaquil un día,
antes que al héroe de Junín cantaras),

    Digas: «¡Oh! venturosa patria mía,  25
¿quién me trajo a vivir do todo es hecho
de antojos, de embeleco y de falsía?

    A Londres de esta vez, me voy derecho,
donde, aunque no me aguarda el beso amante
de mi Virginia, ni el paterno techo,  30

    Me aguarda una alma fiel, veraz, constante,
que al verme sentirá más alegría
de la que me descubra en el semblante.

    Con él esperaré que llegue el día
de dar la vuelta a mi nativo suelo,  35
y a los abrazos de la esposa mía;

    Y mientras tanto bien me otorga el cielo,
¡oh Musas! ¡oh amistad! a mis pesares
en vuestros goces hallaré consuelo».

    Ven, ven, ¡ingrato Olmedo! ¡Así los mares  40
favorables te allanen su ancha espalda,
cuando a tu bella patria retornares;

    Y cuanta fresca rosa la esmeralda
matiza de sus campos florecidos,
Guayaquil entreteja a tu guirnalda;  45

    Y a recibirte salgan los queridos
amigos con cantares de alegría,
por cien bocas y ciento repetidos!
—95→

    Ven, y de nuestra dulce poesía
al apacible y delicioso culto,  50
vuelva ya tu inspirada fantasía.

    Otro se goce en el feroz tumulto
de la batalla y la sangrienta gloria,
a la llorosa humanidad insulto;

    Otro encomiende a la tenaz memoria  55
de antiguos y modernos la doctrina,
de absurdos y verdades pepitoria;

    mientras otro que ciego se imagina
en sólidos objetos ocupado,
y también a su modo desatina,  60

    intereses calcule desvelado,
y por telas del Támesis o el indo,
cambie el metal de nuestro suelo amado.

    Te manda el cielo que el laurel del Pindo
trasplantes a los climas de occidente,  65
do crece el ananás y el tamarindo;

    do en nieves rebozada alza la frente
el jayán de los Andes, y la vía
abre ya a nuevos hados nueva gente.

    ¡Feliz, oh Musa, al que miraste pía  70
cuando a la nueva luz recién nacido
los tiernezuelos párpados abría!

    No llega nunca al pecho embebecido
en la visión de la ideal belleza
de insensatas contiendas el rüido.  75

    El Niño Amor la lira le adereza;
y díctanle cantares inocentes
virtud, humanidad, naturaleza.
—96→

    Huye el loco tumulto de las gentes;
y a los dolores que codicia irrita,  80
prefiere el campo, y árboles, y fuentes.

    O por mejor decir, un mundo habita
suyo, donde más bello el suelo y rico
la edad feliz del oro resucita;

    donde no se conoce esteva o pico,  85
y vive mansa gente en leda holgura,
vistiendo aún el pastoral pellico;

    ni halló jamás cabida la perjura
fe, la codicia o la ambición tirana,
que nacida al imperio se figura;  90

    ni a la plebe deslumbra, insulsa y vana,
de la extranjera seda el atavío,
con que tal vez el crimen se engalana;
—97→

    ni se obedece intruso poderío,
que, ora promulga leyes, y ora anula,  95
siendo la ley suprema su albedrío;

    ni al patriotismo el interés simula,
que hoy a la libertad himnos entona,
y mañana al poder, sumiso, adula;

    ni victorioso capitán pregona  100
lides que por la patria ha sustentado,
y en galardón le pide la corona.

    ¡Oh! ¡cuánto de este mundo afortunado
el fango inmundo en que yacemos dista,
para destierro a la virtud criado!  105

    Huyamos dél, huyamos do a la vista
no ponga horror y asombro tanta escena
que al bien nacido corazón contrista.

    ¿Ves cómo en nuestra patria desenfrena
sus furias la ambición, y al cuello exento  110
forjando está otra vez servil cadena?
—98→

    ¿No gimes de mirar cuál lleva el viento
tantos ardientes votos, sangre tanta,
cuatro lustros de horror y asolamiento,

    Campos de destrucción que al orbe espanta,  115
miseria y luto y orfandad llorosa,
que en vano al cielo su clamor levanta?

    Como el niño inocente, que la hermosa
fábrica ve del iris, que a la esfera
sube, esmaltado de jacinto y rosa,  120

    Y en su demanda va por la pradera,
y cuando cree llegar, y a la encantada
aparición poner la mano espera,

    Huye el prestigio aéreo, y la burlada
vista le busca por el aire puro,  125
y su error reconoce avergonzada;
—99→

    Así yo a nuestra patria me figuro
que, en pos del bien que imaginó, se lanza,
y cuando cree que aquel feliz futuro

    de paz y gloria y libertad alcanza,  130
la ilusión se deshace en un momento,
y ve que es un delirio su esperanza;

    fingido bien que ansioso el pensamiento
pensaba asir, y aéreo espectro apaña,
luz a los ojos y a las manos viento.  135
—100→

    Huyamos, pues, a do las auras baña
de alma serenidad lumbre dichosa,
que, si ella engaña, dulcemente engaña;

    y este triste velar por la sabrosa
ilusión permutemos, que se sueña  140
en los floridos antros de tu diosa.

    dame la mano; y sobre la ardua peña
donde el sagrado alcázar se sublima,
podrán dejar mis pies alguna seña;

    mas ¡ay! en vano mi flaqueza anima  145
tu vuelo audaz, que, al fatigado aliento,
pone pavor la levantada cima.

    Sigue con generoso atrevimiento
a do te aguarda, en medio el alto coro
de las alegres Musas, digno asiento.  150
—101→

    Ya para recibirte su canoro
concento se suspende, y la armonía
de las acordes nueve liras de oro.

    Y llegas, y te sientas, y Talía,
que al áureo cinto arregazó la falda,  155
la copa te presenta de ambrosía.

    Y ciñe tu cabeza con guirnalda
de siempre verde lauro que matiza
purpúrea flor, y azul, y roja, y gualda.

    Y luego que las cuerdas armoniza,  160
el coro celestial en nuevo canto
celebra tu llegada, y solemniza.

    «Alma eterna del mundo, numen santo,
tutela del Perú (cantan ahora,
y su onda Castalia enfrena en tanto),  165

   «Envía sin cesar luz bienhechora,
que cesó de tu tierra la rüina,
y libre ves al pueblo que te adora.

    «La libertad, amable peregrina,
su templo allí plantó; y allí su llama  170
hermosa arde otra vez, pura y divina.

    «Y en todos sus oráculos proclama
que al Magdalena y al Rimac turbioso
ya sobre el Tíber y el Garona ama».
—102→

    A encontrar vuela el himno melodioso,  175
la hueste de los vates inmortales,
el cielo, el agua, el viento, el bosque umbroso;

    Y vestida de diáfanos cendales,
ocupa el aire en torno al Inca santo
bella visión de cándidos cristales  180
que con etérea voz repite el canto.

  —103→     —95→  

73-75. Otra redacción:


    El pecho del poeta embebecido
* en la visión de la ideal belleza,
jamás fue a torpe vicio impuro nido
jamás de la maldad fue impuro nido


  —96→  

79-81. Este terceto se publicó en otra redacción:


    Oye el vano bullicio de esa gente
desventurada, a quien la paz irrita;
y se aduerme al susurro de la fuente;


como aparecía estropeada la rima del terceto encadenado (inocentes, gente, fuente), don Manuel Cañete censuró tal imperfección (Revista Hispano-Americana, Madrid, 1881). Don Miguel Luis Amunátegui, en la Introducción al tomo III, de las Obras Completas, Santiago, 1883, p. XXIV, dice que: «La acertada observación del Señor Cañete respecto a la imperfección de rima que señala, me impulsó a practicar una nueva y atenta rebusca en los borradores o jeroglíficos de Bello, la cual ha sido felicísima, pues me ha proporcionado el descubrimiento, no de una, sino de dos variantes que corrigen esta imperfección». Da entonces, además de la forma que adoptarnos, esta otra:


Huye el vano bullicio de esas gentes
desventurada, a quien la paza irrita;
y se aduerme al murmullo de las fuentes.


(COMISIÓN EDITORA. CARACAS).                


84. Otra redacción:


la antigua edad del oro resucita


85-86. Otra redacción:


    Donde no se conoce arada o pico,
y vive alegre gente en leda holgura


88. Otras redacciones:


Donde no se conoce la perjura


Ni jamás halló entrada la perjura


92. Otra redacción:


de púrpura soberbia el atavío [97]


100. Otra redacción:


Ni victorioso general pregona


104. Otras redacciones:


amigo el mundo en que vivimos dista,


el torpe todo en que vivimos dista,


el sucio lodo en que vivimos dista,


el odio infame en que vivimos dista,


107-108. Otras redacciones:


no ponga horror la abominable escena


no ponga horrible asombro tanta escena


que bien nacidos ánimos contrista


106-111. Otras redacciones:


    Así quizá podremos nuestra vista
apartar de la escena dolorosa
que en nuestra patria el corazón contrista


    Así quizá podremos de la vista
un momento apartar la infausta escena
que en nuestra patria el corazón contrista

  —98→  
Do la ambición malvada desenfrena
sus furias malhechoras, preparando
regir otra vez bárbara cadena


sus furias la ambición, al cuello exento
forja de nuevo bárbara cadena


114. Comenzó a redactar:


cuatro lustros de estrago


115-117. Otra redacción:


Campos de destrucción que al mundo espanta
miseria y duelo y orfandad llorosa
* que en vano al ciclo su clamor levanta?


118-120. Otras redacciones:


* Como el niño inocente que la hermosa
cinta del iris ve esmaltar la esfera
con su vario matiz de oro y de rosa


con varios tintes de jacinto y rosa


124. Otra redacción:


La ilusoria apariencia a la burlada


Este verso tiene otros intentos de redacción:


Se le disipa, y huye


La burla, y se disipa


Huye el arco celeste


125. Otras redacciones:


vista te busca en vano sin provecho
vista le busca por el cielo en vano


  —99→  

127-129. Empezó a redactarlos en varios intentos:


No de otra suerte


Así parece huir de nuestra mano
la libertad, en él


De tan Propia manera me figuro


Así el dichoso objeto me figuro
que nos huye y nos burla en el instante
que más el alcanzarle se creyó seguro


135. Aparece a continuación un largo fragmento sumamente enmendado y totalmente tachado, de difícil lectura. Es fácil, por la rima encadenada de los tercetos, seguir el pensamiento poético de Bello que va expresándose en dos redacciones distintas. En la primera de ellas escribe:



    La libertad en suma que hasta ahora
objeto fue de tanto sacrificio;
ilusión, que deslumbra y enamora;

    La libertad en suma que hasta ahora
objeto fue de tanto afán; el cielo
negar parece al mundo que la implora;

    y cuando verla vinculada al suelo
natal imaginamos, convertida
llora la patria su esperanza en duelo

    Gima otra vez la América oprimida
bajo el yugo real

    De nuevo a la cadena aborrecida
se dobla el cuello


En redacción que parece posterior, dice Bello:



    Sí; la bella apariencia nos engaña
de libertad, que asegurar pensamos,
y con fuga veloz se nos extraña.

    Al yugo aborrecido sometamos
dormida la cerviz, y el fruto sea
de tanto sacrificio hornada de amos.

    Abandonando mísera ralea
nacida a vergonzosa servidumbre,
llevamos de un tirano la librea
—100→

    De la razón extíngase la lumbre
y embravecido el pensamiento humano (a)
haga otra vez la sujeción costumbre

    Tales los bienes son con que tu mano,
vencedor de Junín y de Ayacucho,
brinda al pueblo feliz americano.


Y en otra redacción de este terceto escribe:


    Tales los bienes son con que tu mano,
¡oh de libertadores jefe augusto!,
brinda al puc1,lo feliz americano.


136-138. Otra redacción:


    Huyamos, pites, a donde el aire baña
de tu mundo feliz la luz hermosa
* que, sí ella engaña, dulcemente engaña;


139. Otras redacciones:


Y a la realidad triste y medrosa


Y en este velar horrible la sabrosa
ilusión prefiramos


142. Otra redacción:


Que si me ayudas, en la altiva peña


146. Otra redacción:


tu paso audaz; que en tú mortal aliento


149-150. Otra redacción:


a do te espera en medio el alto coro
de las divinas musas digno asiento.


(a) Este endecasílabo tiene otra redacción:


y el pensamiento embravecido y ciego


  —101→  

151-153. Otra redacción:


Ya al mirarte llegar cesa el canoro
concento de las voces, que acompaña
el blando son de nueve liras de oro.


Miguel Luis Amunátegui (O. C. III, p. xxv) da como lectura del verso 152.


concepto se suspende, y la armonía


Por el sentido dice que debería leerse concierto por concepto, pero la lectura correcta es concento. (COMISIÓN EDITORA. CARACAS).

153. Habitualmente se ha publicado sólo hasta este terceto, pero la parte final fue dada por Miguel Luis Amunátegui, en la Introducción, al tomo de Poesías (O. C. III, p. xxv-xxvi). En el texto, se imprimió inconcluso. El propio Amunátegui desconocía en 1882 la parte final, pues reproduce el poema, trunco, en la Vida de Bello, p. 272-277 y lamenta la falta de lo que se ha perdido---. (Comisión EDITORA. CARACAS).

  —102→  

175. Otra redacción:


A encontrar vuela el canto melodioso


179. Miguel Luis Amunátegui lee este verso en la siguiente forma:


ocupa el aire en torno al foco santo


En la fotografía del manuscrito original se lee muy claramente:


ocupa el aire en torno al Inca santo


Aparte de que ésta es la lectura correcta, en ella se redondea el sentido poético de manera más cabal, pues el Olimpo americano aparece aquí presidido por el Inca, tal como establece Olmedo en el Canto a Junín. (COMISIÓN EDITORA. CARACAS).

181. Intentos de redacción:


que con voz celestial repite
que con alegre voz repite el canto.







ArribaAbajoLos jardines


Traducción de un fragmento de «Los jardines» de Delille73


    Ya de la primavera el blando aliento
a rejuvenecer el mundo torna,
trayendo alegre música a la selva,
flores al campo, y a Favonio aromas.
¿A qué nuevo cantar templo la lira?  5
¡Ah! cuando el largo luto se despoja
la tierra; cuando el valle y la montaña,
el prado humilde y la floresta hojosa,
todo de amor y de esperanza ríe,
mi voz también tu imperio reconozca,  10
¡genial abril! Cante otro las batallas,
y abra al valor los fastos de la gloria;
pinte el fulmíneo carro de Mavorte,
o ensangriente sus manos con la copa
del fratricida Atreo; los jardines  15
prefiero yo, las dádivas de Flora.
Yo diré cómo, el arte gracias nuevas
da al césped, a la flor, la áspera roca,
el parlero cristal; y en la animada
tabla del suelo luces mezcla y sombras;  20
sabe sitio elegir, y perspectiva;
uno el designio y varia hace la forma;
llama al hábil cincel, llama a la noble
arquitectura; y con sus bellas obras,
—104→
decora la mansión del hombre, y hace  25
a la naturaleza más hermosa.

    Tú que con el vigor juntas la gracia,
cuando el verso didáctico sazonas,
¡Musa! si de Lucrecio en los acentos,
de las lecciones áridas la tosca  30
austeridad puliste; si su ilustre
rival, merced a ti, supo al idioma
del cielo hacer la esteva y el cayado
digna materia; ven, y un tema adorna
menos severo, y que a Virgilio74mismo  35
pudo tentar; mas no la vana pompa
busquemos de prestados ornamentos;
ven, y teje a mi frente con mis propias
flores guirnalda; y cual temprano rayo
que el horizonte de celajes dora,  40
alguna parte alcanzará a mi estilo
de los colores que a mi asunto sobran.

    Vio del arte inocente que celebro,
el antiguo universo la primera
infancia; y desde el tiempo que al colono  45
el duro suelo avasalló la reja,
fue a la recreación dada una parte
feliz de su dominio, estancia amena
de plantas escogidas, que halagaban
los ojos y el olfato a competencia.  50
En rústicos vergeles se complace
el simple lujo de Feacia75; eleva
al aire Babilonia sus pensiles;
y cuando Roma al orbe dio cadenas,
en parques que cautivas adornaban  55
las maravillas de las artes griegas,
iban los orgullosos vencedores
a deponer el rayo de la guerra.
El saber habitaba los jardines
un día; y entre verdes alamedas,  60
pudo con sobrecejo menos grave
—105→
comunicarse a la pulida Atenas.
El venturoso Edén y el Elíseo,
que el cielo dio por cuna a la inocencia
y a la virtud por premio, ¿eran acaso  65
jaspeados palacios? Bosques eran,
lozanos bosques, y risueñas fuentes,
y alegres prados de mullida yerba,
do inaccesible el hombre a los cuidados
en paz vivía y bienandanza eterna.  70

    Tú que a Natura pides que en el campo
simple se muestre, a par que amable y bella,
no a gran precio la insultes, que el ingenio
te manda prodigar, no la riqueza.
Elegante un jardín, más que ostentoso,  75
un ancho cuadro a nuestra vista ofrezca.
Sé pintor: la campiña y sus matices,
la luz del sol, las sombras de la selva,
el giro de los cielos que varía
de las horas y meses la librea,  80
de las colinas el ropaje verde,
la alfombra del abril en la pradera,
musgosas rocas, y árboles copados,
y fugitivas aguas, tal la tela,
tales son tus pinceles, tus colores.  85
Naturaleza es tuya, y a tu experta
mano, para que formas nuevas críes,
todas las formas da de la materia.

    Mas antes de plantar, antes que toque
el corvo arado el seno de la tierra,  90
a la naturaleza observa, estudia,
por modelo la toma y por maestra.
¿No ves aparecer, vagando acaso
por apartado sitio, inculta escena
que te hace el paso suspender, y el alma  95
en blandas fantasías embelesa?
Copie el pincel, si puede, sus aspectos;
a hermosear el campo, el campo enseña.

    También los sitios notarás, que el gusto
inteligente ornó, y en lo escogido  100
escogerás de nuevo. Ya la noble
—106→
pompa de Chantillí, que favorito
albergue fue a cien héroes, te convida;
Bel-Ceil, que a lo campestre une lo rico;
Navarra, en que la sombra se complace  105
del grande Enrique; y Tívoli florido,
cuyas amables formas a la Francia
hicieron divisar de un nuevo estilo
el modelo primero, como suele
tímido recatando el botoncillo  110
su delicado seno todavía,
dar de la alegre primavera aviso.
Chanteloup, que te ufanas del destierro
de tu señor; Montreuil, cuyo recinto
las Gracias solazándose trazaron;  115
Auteuil, Rincy, Limours, ¡qué de atractivos
a la vista ofrecéis! ¡Cuán dulcemente
me pierdo en vuestros verdes laberintos!

   De aguas rico y de prados y de selvas,
ostenta el alemán nuevos prodigios.  120
¿Quién a Rhinberg ignora, en que reposo
halla el valor, las artes domicilio;
Rhinberg, que se retrata en los cristales
de un lago inmenso? ¿A quién no es conocido
Potsdam, que, ya en la paz, y ya en la guerra,  125
dominó de la Europa los destinos,
mansión de la victoria; Bellavista,
por do las ondas corren sin rüido
del río que, a la juncia de sus trenzas,
supo enlazar el ramo de Gradivo;  130
Casel, de sus cascadas orgulloso,
de sus llanos Gosow? Jamás han visto
campiñas, montes, valles, aguas, bosques,
tan deleitosa variedad de sitios.

    Los campos de los Césares te llaman,  135
donde te muestra bajo mil aspectos
la señora del mundo su rüina,
y entre despedazados monumentos,
engañada la vista, se figura,
en lugar de un jardín, ver un museo.  140
Piramidales árboles alternan
con mármoles, palacios, bronces, templos,
—107→
sepulcros, urnas, en que errar parece
de Roma antigua el imperial espectro.

    De su Aranjuez ufana está la Iberia,  145
y del lujo real de San Lorenzo.
¿Y quién no ama tu fresca lozanía,
fastuoso Pardo? No el mezquino juego
ostentas tú de contrahechas fuentes
que solaz a la vista pasajero  150
muestran, y brevemente fatigadas
triste dejan la selva, y mudo el eco;
mas sin cesar las aguas resonando
vivifican tus parques altaneros,
y en bóvedas, en arcos, en columnas,  155
lanzándose animosas, dan al viento
frescura eterna, y de las patrias cumbres
igualan el nivel; sitio soberbio,
en que un Borbón la Francia reprodujo,
y emuló la grandeza de su abuelo.  160

    El bátavo a su vez, hijo del arte,
en vistosos jardines mudó el cieno
de su anegada patria; mas produce
hastío allí a la vista el nimio esmero
en peregrinas flores; y esparcidos  165
boscajes dan insípido ornamento
a uniformes llanuras, en que el rudo
ceño de las montañas echo menos.
Empero tus canales, la abundancia
de tus orillas, los movibles lejos  170
en que el ganado anima la dehesa,
la barca el agua, y el molino el viento;
tus cabañas, Batavia, tus cortijos,
tales son tus jardines verdaderos.

    Los líquenes, los musgos, la robusta  175
verdura de los pinos, vencedora
de los hielos polares, casi solos
el largo invierno al moscovita adornan.
¿Mas qué resiste al arte? Crudas nieves
el erizado polo en vano acopia;  180
el fuego vence al aire, y da Vulcano
—108→
en templos de cristal hospicio a Flora.
Fantásticas bellezas ama el chino,
contrastes pintorescos ambiciona;
de porcelana sus paredes cubre;  185
matices vivos, peregrinas formas
complácese en juntar; pero las gracias
de lo sencillo y natural ignora.

    ¿Diré de los jardines otomanos
el voluptuoso lujo, en que se gozan  190
las hijas del Oriente? Allí prodigan
las rosas el amor y los aromas;
en mármoles y jaspes bulle el agua,
y toldos de jazmines le hacen sombra;
el céfiro suspira entre azahares,  195
y pabellones de cendal tremola.

    Mas ya, Inglaterra, a tus orillas vuelo,
a quien Bacon, a quien los dulces cantos
de Milton y de Pope el no sabido
arte de los jardines enseñaron.  200
Cayeron a su voz los terraplenes
de viejos parques; del nivel esclavos,
no fueron ya más tiempo los jardines;
que, como al pueblo, hiciste libre al campo;
y con la libertad, un nuevo estilo  205
apareció en tus bosques y en tus prados.
¡Qué leda muchedumbre de vergeles,
de hermosas vistas, de hechiceros cuadros,
en su camino tortüoso mira
aquel altivo río, que, en mil naos  210
acarreando sin cesar a Londres
el tributo del mundo, al océano
leyes parece dar, rey del comercio,
y por urna tener la de los hados!

    Park-Place, ¿a quién no agradan tus boscajes,  215
más que el vano esplendor de los palacios?
¡Y los tuyos, Leasow, dulce morada
de Shenston, que aun respiras los encantos
de amor y de las Musas! Lo elegante
de tus rurales gracias, Hayley, ¡cuánto  220
—109→
enamora la vista! Bowton, Foxley,
que sois, a vuestros dueños imitando,
amigos y diversos, el buen gusto
de sí mismo hizo alarde al dibujaros.
Ni a ti tampoco olvidarán mis versos,  225
Chiswick, que unidos gozas los milagros
de la naturaleza y de las artes;
en quien no sé si más deleita el blando
verdor de la floresta, o si la noble
arquitectura que trazó Paladio,  230
o los vivientes lienzos, que a tu sala
dio el flamenco pincel y el italiano.

    Los sitios dije que imitarse pueden:
también peligros hay que cauto evites;
no de servil imitación llevado,  235
al suelo quieras dar lo que resiste;
obsérvale antes bien; consulta al genio
que mora en él, y adoración le rinde.
No impunemente violará sus leyes
el que sin gusto mezcle, alce, derribe;  240
que, por desatender osado artista
lo que el local rehúsa y lo que pide,
fantástico parece en las del Sena
lo que es bello en las márgenes del Tibre.
Descubre perspicaz y diestro adopta  245
lo que el terreno de su grado admite.
El arte entonces, mientras copia, inventa:
es la naturaleza, y la corrige.
Así Berghem, así creó el Pusino:
sus diseños estudia y sus matices;  250
y lo que debe al campo la pintura,
vuélvalo agradecida a los jardines.

    Contempla, pues, el vario aspecto y varia
índole de la tierra, ya sublime,
ya entre rudos contrastes caprichosa,  255
ya con modestas gracias bella y simple.
Hubo un tiempo funesto, en que tirano
violentó el arte al suelo, y el declive
que en blandas lomas recreó la vista,
cambiar osó por explanadas tristes,  260
Hoy no menos despótico presume
—110→
montes crear y valles do no existen.
Ambos extremos huye. En ancho llano
hacer reír la montañuela humilde
que a pintoresca aspira, y de alta sierra  265
combatir la aspereza, ¿de qué sirve?

    ¿Quieres lugar propicio a tus trabajos?
No anivelado campo solicites,
no fragosa montaña, mas la leve
desigualdad que sin orgullo ríe,  270
do sin rudeza se levanta el suelo,
sin uniformidad es apacible.
¿Andas? El horizonte ande contigo;
ora se alce la tierra, ora se humille;
aquí se estreche, y más allá se extienda;  275
y a cada paso, un nuevo aspecto admires.

    Oscuro agrimensor, en el retiro
del gabinete, helados trozos forme,
y jardines geométricos describa.
Tú al sitio mismo ve. Valles y montes,  280
sombras y lejos al papel traslada;
obstáculos prevé, medios escoge;
de la dificultad nace el milagro,
y da belleza el arte a lo disforme.
¿Cuál tan áspero suelo y tan esquivo  285
su divino poder no reconoce?
¿Desnudo está? Frondosos bosques cubran
su desnudez. ¿Tupido acaso? Dome
la inútil pompa de la tierra el hacha.
¿Húmedo? En vasto lago se transformen,  290
o en limpio estanque las impuras ondas,
o el campo bulliciosas alborocen.
¿Árido en fin? Explora, tienta, excava,
no desesperes: ya el cristal que esconden
secretas venas, va a brotar. Al modo  295
que, cuando a largo afán mi ingenio pobre
se rinde exhausto, y la difícil rima
fatiga en balde ingratos pormenores,
brilla un feliz concepto de improviso,
y numeroso el verso y fácil corre.  300
—111→

    Nuevos cuidados restan, arte nuevo,
empeño superior. Poco es que logres
embelesar los ojos: habla al alma.
¿Los misteriosos vínculos conoces
entre lo inanimado y lo sensible?  305
¿Percibes de las aguas, de las flores,
de los boscajes la elocuencia oculta?
¿La muda voz de los desiertos oyes?
Repite sus acentos. En tus obras
lo bello hechice, y lo sublime asombre;  310
pasa de lo risueño a lo severo;
muéstrate fuerte y dulce, simple y noble,
triste y alegre; y variado el tono,
al variar del gusto se acomode.
Haz que vaya el pintor a su paleta  315
bajo tus mirtos a buscar colores;
allí, de sacra inspiración turbado
cante el poeta, el sabio filosofe;
y en sus dulces memorias el dichoso,
y en su llorar el infeliz se goce.  320
Ni presumiéndolo prender, desbarra
que es raro el juicio, aunque es común la audacia.
Ni en mezcla absurda un monstrüoso caos
de incompatibles elementos hagas.

    El que en pequeño espacio lagos, ríos,  325
bosques apiña, y valles y montañas
de la naturaleza la osadía
torpemente remeda, no repara
que nunca fue lo inverosímil, bello,
ni cabe inmenso cuadro en breve tabla.  330

    ¡Feliz la perspectiva que se muestra
sin confusión, entretenida y varia;
do ya cerca, ya lejos los objetos
llamando la atención, no la embarazan;
—112→
éste a la vista se presenta ufano,  335
y aquel allí modesto se recata!
Hechizados los ojos, de uno en otro
con deliciosa incertidumbre vagan;
excede a los anuncios el efecto,
y aun lo que no se espera, no se extraña.  340

    ¡Movimiento, ante todo! Distraída
se desliza la vista sin la magia
de móviles objetos, y se niega
la fantasía a desplegar las alas.
Testigo tú, pintura peregrina,  345
testigo tú otra vez. ¡Oh! ¡cuál derramas
sobre la torpe inanimada tela
calor y vida y movimiento: el agua
que se desliza por el valle alegre
con sesgo giro, el aquilón que asalta  350
el bosque, y su frondosa frente surca;
el humo que ligero se levanta
en blanca espira sobre humildes techos;
y las hirvientes ondas que las playas
azotan; y pastores, y rebaños  355
y regocijo y músicas y danzas!
Roba, pues, al pincel sus ilusiones;
—113→

    sacuda acá y allá flexibles ramas
la móvil arboleda y con süave
susurro verdes copas doble el aura  360
no dejes, no, que despiadada tale
la curva hoz sus inocentes galas.
¿No ves con qué primor naturaleza
esos olmos dibuja y esas hayas,
y del tronco a los ramos, de los ramos  365
a las trémulas hojas delicadas
van el porte graduando y la blandura,
las ondeantes formas y la gracia?
¿Y sufrirás que la crüel tijera...?
Corred, salvajes ninfas, y tamaña  370
injuria defended; mas ¡ay! la verde
cima el acero inexorable ultraja.
—114→
Cayó la pompa hermosa y cubre el suelo.
¡Qué triste soledad! Ni raudo brama
entre la densa ramazón el Austro,  375
ni brilla inquieta el aura regalada
o plácida suspira en el follaje
y poco a poco adormecida calla.
—115→
Del hierro que la troncha, la arboleda
muestra al espectador la yerta calma.  380

    Déjala pues en blando bamboneo.
Todo se mueva: al arroyuelo manda
que esquivo huya, y salte, y se despeñe;
mandarás que la flor de hierba pastan
rebaños numerosos, y triscando  385
pueblará esa colina solitaria.
Pendiente allá de la distante roca
recortando el zarzal, miro la cabra.
Acá de los balantes corderillos
lleva el eco la voz por las cañadas,  390
o echado rumia el tardo buey; o ardiente,
impetüoso, de la bella estampa
—116→
soberbio y de los bríos heredados,
suelto alazán por la jugosa grama
de los nativos pastos lozanea.  395
¡Cómo su libre porte y noble traza
me agrada ver, ora se lance al frío
raudal y estremeciéndose en la clara
corriente se hunda, y con el pecho hermoso
corte las ondas, que las riza blanca  400
espuma en torno; o cuando corre alegre
por la llanura espaciosa y marca
—117→
con el casco sonoro el suelo, o cuando
alta la frente, la nariz hinchada,
centelleantes los ojos y la luenga  405
crin flotando sin orden, humo exhala,
bufa animoso, y vuela, ataviado
de orgullo y de deseo a sus amadas!
¡Ya no le veo, y van tras él los ojos!
Así el prado, el vergel, la selva opaca,  410
el otero, la grey, la fuerza pura,
dan al paisaje movimiento y alma.

    ¿Quieres que aún más la vista se enamore?
La libertad y el movimiento a una
la halaguen; y esos límites odiosos  415
que un paraíso en triste cárcel mudan
y ceñudos me dicen, retrocede
no hay más que ver, o borra o disimula,
que do fallece la esperanza, luego
la indiferencia su lugar ocupa.  420
Allende esa barrera, que envidiosa
me cierra el paso, el alma se figura
que objetos más amables la convidan;
y lo que me encantó, ya me importuna.

    Nuestros abuelos, del helado norte  425
fiera progenie, belicosa y ruda,
sus rústicos hogares transformaron
—118→
en almenados campos, donde oculta,
entre el común pavor, cada familia
presa vivió, para vivir segura.  430
Mas la enojosa valla, que enemigos
no teme ya, y al ciudadano asusta,
¿qué sirve ahora? En vez de ingratos muros,
baluartes quiero de jazmín y murta,
o el erizado seto se alce en torno,  435
do, no sin miedo de las corvas puntas,
ya el travieso rapaz la negra mora
vaya a coger, y ya la rosa inculta.

    Mas aun así la libertad se ofende;
todo lo que la enoja, me repugna;  440
tristes cercas, ¡adiós! el vuelo alcemos
a más gallardo estilo, y de más puras,
más hechiceras formas; lo que un día
el jardín debió al campo, restituya
hoy al campo el jardín, y en alianza  445
nueva se den la mano arte y natura.

    Desde aquel monte, que de mil objetos
domina alrededor mezcla confusa,
mostrándole la vasta perspectiva,
—119→
Naturaleza al Genio dice: escucha;  450
¿ves la magnificencia que la tierra
a tus ojos presenta? Toda es tuya.
La descuidada pompa de mis obras
te pide que la alivies y la pulas.
Dice; con prestas alas parte el Genio...  455
atalaya, escudriña, y de la bruta
materia en que durmieran escondidas
saca la gracia a luz y la hermosura.
Ora toma el cincel, ora la brocha;
cuál objeto rebaja, y cuál abulta;  460
los tintes ora aviva y ora apaga;
contrasta y armoniza; orna y desnuda.
No compone de nuevo, mas retoca;
lo que antes fue bosquejo, es ya pintura.
Él viste al erïal, y al arroyuelo  465
extravïado señaló la ruta.
Alégrase la selva y su sombrío
ceño la parda roca desarruga.
—120→
Manda; y por todas partes van senderos
—121→
los que se reconocen y se buscan  470
los complacidos miembros, y aparece
—122→
de un bello Todo la soberbia suma.
—123→

    ¿Pero tan vastas obras te acobardan?
Vuelve la vista a nuestros viejos parques,
mira su vano lujo, su costosa  475
frivolidad, las verjas, los canales;
mentida en espaldares la escultura;
y mal-hallada el agua en los estanques.
A menos costo, que el prolijo esmero,
de ese estragado gusto un breve instante  480
los ojos, entretiene en grande escala
se puede presentar bello paisaje.
Tal es el noble estilo, ante quien debes,
falsa magnificencia, anonadarte.
Huye, y la Francia, transformada sea  485
de un vasto Edén la encantadora imagen.

    Deciros quiero el arte que a la vista
sabe avisar, o sorprenderla sabe,
y bajo dos estilos aparece
en el imperio del jardín rivales.  490
Muéstrase el uno, en ordenada planta
—124→
y forma regular, soberbio y grande.
Arreos da a la tierra que ella ignora,
al bosque leyes, y a las ondas cárcel,
y altivo rey, de siervos rodeado,  495
junta a lo majestuoso lo elegante.
Risueño el otro, al par que suelto y libre
cuanto ambiciona menos, más atrae.
No a la naturaleza peregrinos
afeites da, mas con sencillo traje  500
gusta vestirla; a sus caprichos bellos
la deja enamorado abandonarse;
y realza el desorden la hermosura,
y entre el descuido se rebosa el arte.

    Grandioso el uno y halagüeño el otro  505
de sus derechos cada cual se ufana.
Entre Kent y Le-notre no decido.
—125→
Si aquél un dulce asilo al sabio, amante
de la feliz moderación, prepara;
decora estotro alcázares reales.  510
Nacen los reyes de la pompa esclavos;
el brillo del poder los acompaña,
derrame en torno el arte su prestigio,
y haga de la opulencia el lujo alarde.
Si al arte se concede que violente  515
a la naturaleza y la avasalle,
triunfe con gloria; usurpador, obtenga
a fuerza de grandeza el homenaje.
¡Lejos, pues, campesinas fruslerías,
que sois insulsamente regulares!  520
—126→
insípidos jardines, cuyo dueño,
que en su mezquino gusto se complace,
me alaba sus peinados arbolillos,
y de sus cuadros el bordado esmalte,
sus esquilados saloncillos verdes,  525
su eterna simetría, en que dos partes
cada calle otra calle y cada objeto
mirando está su igual y semejante;
sus sendas a cordel, su hilito de agua
que si murmura en la estrechez del cauce,  530
sus [urnas] y pirámides y globos,
martirio a mutilados vegetales,
y sus encaramados pastorcillos
hechos a torno en bojes y arrayanes.
Más que ese lujo frívolo me agrada  535
de un sitio inculto la esquivez salvaje.

imagen

Facsímil de una página de la parte inédita de
Los jardines de Delille, poema traducido por Bello.

 
—120→
    —111→  

320. En este verso termina el texto dado a la imprenta por Bello, y reproducido en todas las ediciones posteriores. Damos, a partir de aquí, la continuación inédita de la traducción de Bello, leída directamente del manuscrito, de difícil lectura. Señalamos, en nota, las variantes de redacción y los intentos de versos. (COMISIÓN EDITORA, CARACAS).

326. En la primera redacción aparece, sin tachar, la palabra somete, en lugar de apiña.

  —112→  

335-336. Primera redacción:


uno a la vista se Presenta ufano,
y el otro allí modesto se recata!



El primero de estos versos es de lectura insegura.

341-344. Primeras redacciones, cuya lectura es difícil por las tachaduras:


    Mas, ante todo, movimiento. En vano
prodigue la belleza, si le falta
el movimiento y en tus campos reina
triste silencio; sin la dulce magia


tu movimiento, se (ileg.).


reina el silencio sin la dulce magia



A partir del verso tercero se incluyó la siguiente redacción, que aparece en el original sin tachar:


animación, en tus helados campos



346. Primera redacción, inconclusa:


aun sobre el rudo inani[mado]



349. Primera redacción:


que se desliza por el verde prado



351-353. Primera redacción:


el bosque umbrío y las hojosas copas
doblega; el humo leve que levanta
su blanca espira sobre humildes techos;



  —113→  

358-368. Diversos intentos de redacción:


* sacuda acá y allá flexibles ramas
el céfiro apacible, y en la copa


Meza acá y allá floridas ramas
el céfiro apacible, y en la cima
Meza acá y allá floridas ramas
Favonio, y susurrando en la alta cima


Y plácida susurra en la alta cima
de agigantados árboles el aura:


de entretejidos árboles el aura


* sacuda acá y allá flexibles ramas
la vistosa arboleda y con süave


la agitada arboleda y con süave


Respeta su verdura, y no consientas
a la desapiadada hoz talaría


Respeta su ondeante lozanía


No a la naturaleza ultraje el hierro.
Mira con qué primor naturaleza
esos robles dibuja y esas hayas,
* y del tronco a los ramos, de los ramos
a las temblantes hojas delicadas
por grados va aumentando la blandura



370-380. A continuación se dan varios intentos de redacción de estos versos, algunos de los cuales están repetidos y muchos inconclusos. No es posible precisar el orden de las diferentes redacciones:


Ninfas, (ileg.) venid; y da y


Corred, ninfas del bosque: no tamaña
injuria defended; mas ¡ay! que el hierro

  —114→  
injuria defended; mas ¡ay! la hermosa
pompa el acero sin piedad
pompa el acero inexorable ultraja
No oigo ya murmurar el raudo viento
ya sobre los murmullos de tu frente
No oigo ya de tu frente el raudo viento
en su lozana frente ni con blanda
Sobre su frente el aquilón no o[igo]
Sobre su frente el aquilón no se oye
en su frente el aquilón cual solía
el aquilón cual solía, no brama,
¿es ido, que en su frente murmuraba?
Ya no oigo al
¡Qué triste soledad! los vientos callan:
Cayó la cima hermosa y cubre el suelo
¡Qué triste soledad! el viento calla
No en la lozana
y no, cual antes, brama airado, y bulle
frente murmura el aquilón y bulle
(ileg.) oigo ya que el Abrego murmura (a),
anunciador de tempestades brama,
o entre las hojas Céfiro suspira
y poco a poco se adormece y calla
Frío, (ileg.) arboleda, al hierro
queja espirar el céfiro en las hojas (b)
enmudeció, que ha poco murmuraba (c)
en su lozana frente; ni en sus ramos



(a) En este verso tacha murmura y lo sustituye por tonante

(b) En lugar de espirar, escribe bullir.

(c) En el margen aparece: calló.

  —115→  

siento bullir el Céfiro, que en blando
el céfiro lascivo
frente oigo ya que el Abrego tonante (d)
maleza oigo que


murmura, mi que el aura regalada
traviesa bulle o plácida suspira (e)
y poco a poco adormecida calla


en la lozana ramazón el humo (f)
ni bulle inquieta el aura regalada
o plácida suspira entre las hojas


Junta disputa la arboleda, al hierro
que la mutila incita



384. Primera redacción:


mandarás que afeiten la flor de grama



391-409. Primeros intentos de redacción, que damos en dos fragmentos, con sus notas respectivas:


y sobre sus rodillas descansando
rumia el testudo buey mientras


o echado rumia el tardo buey; en tanto
que el caballo gentil sobre la grama (g)
de los jugosos pastos lozanea (h)
y erguido el cuello, la nariz hinchada
los ojos centelleantes, de los bríos
nativos fiero y de la bella estampa



(d) Segunda redacción:


verdura se oye el Abrego tonante



(e) En segunda redacción tachó suspira y escribió se queja.

(f) En lugar de lozana, hay tres correcciones: densa, espesa, y la otra es ilegible.

(g) En primera redacción decía: fogoso caballo.

(h) En primera redacción decía: valles en lugar de pastos.

  —116→  

y rápido la tierra con liviana
huella pulsando va, de los nativos
bríos ufano y de la bella estampa.
¡Cuánto me agrada ver su altivo porte
ya la corriente busque acostumbrada
y rompa estremeciéndose las andas.



Otra redacción de este fragmento:


que bravo, inquieto, de la bella estampa (a)
soberbio y de los bríos heredados
libre alazán por la nativa grama
de los jugosos pastos lozanea.
¡Cuánto su noble porte y libre traza (b)
me agrada ver, ora cuando al crecido (c)
río se arroja


* ¡Cómo su libre porte y noble traza
me agrada ver, o impávido en las frías
ondas estremeciéndose zambulle


* raudal y estremeciéndose en la clara
corriente se lanza, y con el pecho altivo
corta las ondas, que de espuma blanca


espuma en torno; a cuan, lo corre, y marca


lucha con el raudal que de la planta
ligera herido espumajoso hierve
ora cuando lozano corre y salta
ora lozaneando corre y salta
pulsa con casco resonante, o cuando



(a) En segunda redacción tacha bravo y escribe ardiente.

(b) Segunda redacción:


¡Cuánto su altivo porte y libre traza



Tercera redacción:


¡Cuánto su porte altivo y libre traza



Cuarta redacción:


¡Cómo su libre continente y fiera



(c) Segunda redacción:


me agrada ver, ora en las ondas frías



A partir de este verso pueden leerse sueltas estas palabras: arrostre; corriente fría

  —117→  

o con casco sonante hiere el suelo:
erguido el cuello, la nariz hinchada
* centelleantes los ojos y la luenga
* crin flotando sin orden, humo exhala,
* bufa animoso, y vuela, atavïado
de amor y de altivez a sus amadas!
¡Ya no le miro, y van tras él los ojos!



410-412. Primera redacción:


Así terreno, aspecto, selva opaca, (a)
felices (ileg.) sonorosas ondas
vegas floridas, greyes, aguas puras
dan a la tierra movimiento y alma. (b)



419. Primera redacción:


que como fallezca la esperanza, luego



(a)Comenzó a redactar este fragmento así:


Así dan a la tierra.



(b) Segunda redacción:


dan a las obras movimiento y alma.



Tercera redacción:


dan alegría y movimiento y alma.



  —118→  

428-429.Primera redacción:


en cerrados castillos, donde oculta
entre el común temor, cada familia



434-438. Primera redacción:


donde baluarte de jazmín y murta,
y defendido seto en torno se alcen (a)
do, receloso de las corvas puntas,
ya el travieso rapaz a coger vaya
la negra mora, y ya la rosa inculta.



439-440.Otra redacción:


Mas aun así la libertad se enoja;
todo lo que la ofende, me repugna;



444-446.Varios intentos de redacción:


llamó el jardín al campo, restituya
pidió el jardín al campo, restituya
debió el jardín al campo, restituya
hoy el campo al jardín, sus atractivos,
y formen nueva liga arte y natura. (b)



448. Primera redacción:


contempla alrededor mezcla confusa,



(a) Segunda redacción:


o el espinoso seto te alce en torno



(b) Segunda redacción:


y formen nueva alianza arte y natura.



  —119→  

450. Primera redacción:


Dice Naturaleza al Genio: escucha;



Segunda:


Naturaleza dice al Genio: escucha;



Tercera:


Naturaleza al Genio dijo un día;



451. Antes de este verso hay los siguientes intentos de redacción


Contempla esa
mira esos prados, bosques, rocas, fuentes:



451-452. Primera redacción:


¿Ves la magnificencia de que el suelo
hace alarde a tus ojos? Toda es tuya.



457.Primera redacción:


masa en que informes duermen y escondidas



459. Primera redacción:


Ya maneja el cincel, y ya la brocha;



464. Siguen dos versos tachados:


Ya de la roca la tiznada cima
menos severa, el ceño desarruga.



467-468. Primera redacción:


aquí aprovecha el lago, allí la fuente.
pierde su triste horror la selva oscura;
y de la roca la tiznada cima,
menos oscura, el ceño desarruga.



Segunda redacción:


alégrase la selva y el severo
alégrase la selva y su tiznada
frente la áspera roca desarruga



En el último verso tacha la palabra áspera y la sustituye por triste.

  —120→  

469-472.Primera redacción:


Manda; y senderos por todas partes van
los que los miembros esparcidos juntan,
que de su nueva unión se maravillan
los complacidos miembros, y componen
de un nuevo todo la soberbia suma.



El penúltimo verso tiene la siguiente enmienda:


los complacidos miembros, que ya for7yan



447-472. Estos versos son el resultado de una prolija elaboración poética. Toda esta parte está dividida en dos fragmentos, cada uno con copiosas enmiendas, que representan la primera y la segunda redacción.

A continuación se transcriben ambas redacciones por separado.

Primer fragmento:


    Mira aquella colina, a cuya falda (a)
bosques, llanuras, prados, rocas, grutas,
en poco grata confusión parecen.
Naturaleza dice al Arte: escucha;
¿ves de tantos paisajes la riqueza, (b)
que a tu vista se ofrece? Toda es tuya.
De mis trabajos la silvestre pompa
el tosco lujo implora aquí tu ayuda.
Dice; y el Arte las ligeras alas (c)
descoge, y vuela, y sin parar la bruta
masa explorando en que mil formas duermen, (d)
del monte al valle, y de la selva oscura
a la pradera alegre, el vario cuadro (e)
asienta los colores; parte, junta,
aquí la luz derrama, allá la sombra.
Un objeto disfraza, otro desnuda.
al descubierto llano, saca nuevos
tesoros de beldad, separa, junta, (g)
aviva aquí y allá amortigua el brillo



(a) Segunda redacción de este verso y de los tres siguientes:


    Mira aquella colina a cuya falda
bosques, dehesas, fuentes, rocas, grutas,
en poco grata confusión parecen.



Tercera redacción:


    Desde aquel alto monte a cuya falda
se miran apiñados en confusa
discordia objetos mil, Naturaleza
dice al talento creador; escucha:



(b) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


¿Ves de paisajes varios la riqueza
que a tu vista se ofrece? Toda es tuya.



Tercera redacción


De esas colinas. bosques, prados, rocas
¿ves la magnificencia? Toda es tuya.



(c) En segunda redacción tacha Arte y escribe Genio, en su lugar.

(d) Modificó estos dos versos:


descoge. y vuela, y de la selva oscura
al verde llano, y de la cumbre al valle



(e) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


al verde prado corre el vario cuadro
aviva los colores; parte, junta,



(f) Comenzó a redactar este verso así


a la pradera



(g) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


tesoros de beldad, esparce y junta,
activa aquí y allá oscurece el brillo



  —121→  

parte veloz al descubierto llano, (h)
aviva y amortigua, esparce y junta,
lo denso aclara, y lo esparcido junta,
aquí la luz derrama, allí la sombra. (i)
Un objeto disfraza, otro desnuda

aviva y amortigua, orna y desnuda. * No compone de nuevo, mas retoca;(¡) de la naturaleza la pintura y retoca y acaba la pintura. (k)
* Lo que antes fue bosquejo, es ya pintura.
De aquel peñasco la tiznada cima
menos ahora el sobrecejo arruga.
Perdió su triste horror la selva umbría.
El erial viste; y al arroyüelo (l)
extraviado señaló la ruta.
Todo lo ve; lo explora; de la ruda (ll)
masa en que informes yacen y escondidas
saca a luz mil bellezas; parte, junta,
y desecha y escoge y armoniza,
ilumina y sombrea, orna y desnuda.



Segundo fragmento:


Desde aquel alto monte, que de objetos (a)
varios ve alrededor mezcla confusa,
en noble, aunque salvaje, Perspectiva;



(h) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


parte veloz al esparcido llano,
escoge, esparce. aleja y aproxima



Tercera redacción:


parte veloz al llano, junta, esparce
aviva y amortigua, y harmoniza



Cuarta redacción:


parte veloz al ancho verde llano
escoge, esparce, aleja y aproxima



(i) Segunda redacción de este verso y de los dos siguientes, refundidos:


ora amortigua, y ora aviva el tinte,
ilumina y sombrea. orna y desnuda.



(j) En este verso tacha retoca y lo sustituye por corrige, palabra ésta que tacha para volver a escribir retoca.

(k) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


y retoca y bosqueja la pintura.
Lo que antes era esbozo, ya es pintura



(l) Segunda redacción:


Da al inculto erïal fresca verdura



Tercera redacción


el inculto erïal fresca verdura
brota bajo sus pies; y al arroyuelo



(ll) Segunda redacción:


todo lo ve; las gracias que en la ruda



(a) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


    Desde aquel alto monte que en salvaje
escena ve alrededor, mezcla confusa,



Tercera redacción:


    Desde aquel alto monte, que domina
de objetos, a sus pies, mezcla confusa,



  —122→  

Naturaleza dice al Genio: escucho; (b)
de esas colinas, prados, bosques, aguas, (c)
¿ves la magnificencia? Toda es tuya;
la descuidada pompa y de mis obras (d)
el tosco lujo implora aquí tu ayuda.
Dijo; y el Genio las ligeras alas (e)
descoge; y vuela; y de la selva oscura
al valle alegre, y de la cumbre al llano
todo lo ve, lo explora, y de la ruda
masa, en que informes duermen escondidas,
* saca la gracia a luz y la hermosura.
Ora el cincel maneja, ora la brocha; (f)
cuál objeto disminuye; cuál abulta;
* los tintes ora aviva, y ora apaga;
* contrasta y armoniza; orna y desnuda.
* No compone de nuevo, mas retoca; (g)
* lo que antes fue bosquejo, es ya pintura.
Ya de la roca la tiznada cima
menos severa el ceño desarruga.
Perdió su triste horror la selva. (h)
Aquí aprovecha el bosque, allá la fuente.


Perdió su triste horror el bosque umbrío
él vistió al erial y al arroyuelo
extraviado señaló la ruta.
Manda, y senderos mil por todas partes
con que los miembros esparcidos junta;
se alargan, (ileg.).



(b) Segunda redacción:


Dice Naturaleza al Genio: escucha;



(c) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


de esas colinas, bosques, prados, aguas,
ves la magnificencia? Toda es tuya.



Tercera redacción:


¿De esas colinas, prados, bosques, flores,
ves la varia riqueza? Toda es tuya.



(d) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


La descuidada pompa de mis obras
y el tosco lujo imploran hoy tu ayuda.



Tercera redacción:


El descuidado lujo de mis obras
es menester que alivies y que pulas
(e)Segunda redacción:
Dice; y con prestas alas parte el Genio



Tercera redacción:


Dice; aprontando las veloces alas



(f) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


Ora torna el cincel, ora la brocha,
aquello disminuye; esto abulta



Tercera redacción:


ya maneja el cincel, y ya la brocha;
cuál objeto rebaja, y cuál abulta;



(g) A partir de este verso aparecen tachados los siguientes intentos de redacción, inconclusos:


de aquí
ya de la roca



(h) Segunda redacción de este verso y del siguiente:


Perdió a tu voz la selva enmarañada.
Aquí la fuente, y allá aprovecha el lago.



El resto de este fragmento presenta enmiendas totalmente ilegibles.

  —123→  

473. Primera redacción:


¿Pero tan grandes obras te acobardan?



481. Este verso lo comenzó a redactar así:


produce de placer


pudo darme placer



482. Primera redacción:


se puede producir bello paisaje.



485-486. Otros intentos de redacción:


Huye, y la Francia entera hermoseada
de un inmenso jardín muestre la imagen.


Huye, y la Francia toda hermoseada
del primitivo Edén muestre la imagen.


Huye, y la Francia entera se hermosea


Huye, y sin ti la Francia toda sea
de un vasto Edén la encantadora [imagen]


Huye, y toda de un vasto Paraíso
la Francia mostrará la bella [imagen]



487-494. Primeras redacciones:


Decir quisiera el arte, que a la vista
sabe advertir, y sorprenderla sabe.

  —124→  
Mas, tiempo ha que ambiciosos el imperio (a)
que ambiciosos disputan dos rivales;
dos géneros opuestos.
Uno se muestra en ordenada traza (b)
y forma regular, pomposo y grande.
* Arreos da a la tierra que ella ignora (c)
y peregrino fasto



487. Primeras redacciones:


El arte enseñaré que en los estilos


Del arte enseñaré los dos estilos



491-492. Primera redacción:


Uno apetece el orden y se muestra
en planta regular, soberbia y grande.



497. Primeras redacciones:


Risueño el otro, y blando y apacible


Risueño el otro irregular y libre



501. Primeras redacciones:


la viste sólo; a sus caprichos bellos


sus gracias orna; a sus caprichos bellos



(a) Corrección a esta primera redacción:


Mas el imperio del jardín ya ha tiempo



(b) Otra redacción:


Uno aparece en ordenada traza



(c) Otras redacciones:


Arreos da a la tierra y lujo extraño


Arreos da a la tierra; extraña pompa



  —125→  

508-510. Primeras redacciones:


Aquél bajo la sombra de un boscaje
a la feliz moderación hospeda,


hospeda alcázares reales.


Si aquél bajo la sombra de un boscaje
asilo da al amor y a la inocencia;
y éste decora alcázares reales.


Si bajo um[brí]os álamos y sauces
asilo el uno a la inocencia ofrece


asilo el uno a la virtud ofrece


que si prepara el uno al sabio, amante


que si el uno prepara al sabio, amante


Aquél dibuja para el sabio amante,
de la moderación, sus bellas obras,


El uno sus vergeles y boscajes (a)
dibuja para



511. Sigue, tachado, el siguiente verso inconcluso:


Quiero que al trono el esp



515. Primera redacción:


Pero si al arte es dado que violente



519. En este verso aparece tachada e inconclusa la palabra bagatelas, que iba a ser usada en lugar de fruslerías.

(a) A este verso, Bello antepone un Si y tacha el siguiente verso inconcluso, para dejar esta redacción:


Si el uno sus vergeles y hoscajes
a la feliz moderación ofrece:
decora el otro alcázares reales.



  —126→  

521-523. Primera redacción:


lejos de mí, jardines cuyo dueño
que en su mezquino lujo se complace,
me alaba esos peinados arbolillos,



526. Lectura insegura.

535. Primera redacción:


Más que ese lujo mísero me agrada



536. En este verso se trunca el manuscrito de Bello. Aparece el comienzo del siguiente:


Quieres ver de la pompa