Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

1

Delmira Agustini nació en Montevideo el 24 de octubre de 1886, siendo hija de Santiago Agustini y María Murtfeldt. Su padre, joven y próspero comerciante, había heredado una considerable fortuna de sus padres, quienes a su vez eran emigrantes franceses. La madre de Delmira, conocida por su determinación y carácter dominante, era una argentina de ascendencia alemana. Esta atmósfera de privilegio económico fue un escenario ideal para la precoz poeta, quien vivía por entonces en el corazón del nuevo barrio del centro, núcleo aún llamado en la actualidad «La Ciudad Nueva»». La construcción de edificios y plazas al estilo de las capitales europeas no hacía sino recordar a la joven poeta del privilegiado ambiente de riqueza que le rodeaba.

 

2

En «Experiencias de la generación» opina: «Para este grupo la experiencia fundamental fue el Modernismo. El cambio en la sensibilidad vital... estaba indicado explícitamente por el contenido de Prosas profanas y Los raros (ambos de 1896). Los jóvenes del 900 captaron ese cambio y apuntaron en sus primeras obras su ansia de nuevas fórmulas, de nuevas rutas, de nuevos maestros» (48-49).

 

3

También en «Lenguaje generacional», Rodríguez Monegal subraya la consistencia producto del modernismo: «Por encima de la variedad de estilos, se acusa la unidad de estilo. Su lenguaje es el del Modernismo, con lo que la voz implica de renovación de los medios expresivos, de transformación idiomática, de imaginería verbal» (53).

 

4

Carlos Real de Azúa señala un conjunto de corrientes filosóficas como constituyentes del trasfondo que desarrolla la doctrina del amor libre, abogada por numerosos escritores contemporáneos:

Un complejo de corrientes, en verdad ya muy mencionadas en estas páginas: el determinismo materialista, el escepticismo, el nihilismo ético, el amoralismo nietzscheano, el esteticismo, la concepción decimonónica de la libertad, suscitó hacia fin de siglo -con abundante ilustración en la literatura- cierta divinización del impulso erótico y genésico sin trabas, muy diverso, sin embargo, de la trascendente pasión romántica encarnada en las grandes figuras de 1820 y 1830. Lo que le peculiarizó entonces, en la doctrina del amor libre, fue un sesgo político-social de protesta contra la regla burguesa y de desafío a las convenciones de la generalidad. (33)



 

5

Esta área de su obra no ha pasado totalmente inadvertida. Por ejemplo, Jorge Luis Castillo se centra en lo que denomina el «modernismo subversivo» de Agustini.

 

6

Esta obra de 1979 hizo que la comunidad académica norteamericana prestase atención al concepto del discurso de género y su imaginería, abriendo una rica veta de investigación.

 

7

En «Mientras tenéis, oh negros corazones…» (258) la concluyente visión apocalíptica consuela al poeta afligido, convertido en una especie de Cristo que transporta a sus lectores fuera del presente defectuoso hacia un futuro ideal a lomos de Pegaso.

 

8

Declara al respecto, «lo más próximo que tiene Delmira como modelo de un auténtico y exótico príncipe de la poesía. Su imaginación teje pronto en torno a él una trama de pasiones» (60).

 

9

Alejandro Cáceres ofrece una traducción en inglés y en castellano en su Selected Poetry of Delmira Agustini. Incluyo la versión en castellano:



De pie, sobre mi orgullo, quiero mostrar, ¡oh noche!
El revés de mi manto de luto por tu encanto,
Su pañuelo tan negro, infinito pañuelo,
Tan suave, gota a gota, llenaré con mi llanto.

Pondrá sus blancos lirios en mis rosas de llama
Y vendajes de calma en mi sien delirante...
¡Será una noche hermosa!... Tendrá para mí el alma
Clara y la profundidad del cuerpo de un magnífico amante.


(96)                


 

10

El nocturno es principalmente una composición musical unida a la noche. Como su predecesor, la serenata, normalmente es una pieza lírica escrita para un solo instrumento. La variación moderna del nocturno comienza a florecer durante el romanticismo, continuando su evolución en los siglos XIX y XX. En las manos de Frédéric Chopin y de Claude Debussy adquiere una gran carga evocadora, y por este motivo, pasa a ser modelo primero del Simbolismo francés y a continuación del modernismo hispanoamericano, legando su nombre a numerosos poemas de variada longitud e intensidad.