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Diego Saavedra Fajardo

Presentación del portal Diego Saavedra Fajardo

Saavedra Fajardo es una de las personalidades más sobresalientes de la Europa de su tiempo. Diplomático avezado en las cortes europeas, inició su carrera como servidor del Estado en la difícil Italia del siglo XVII, tanto en la corte pontificia como en el virreinato de Nápoles, para pasar posteriormente a Europa central y servir a su monarca en las controvertidas cortes anteriores a la deshonrosa paz de Westfalia, que él, retirado ya del servicio diplomático no llegó a conocer. De sus largas experiencias en las difíciles negociaciones políticas surgieron sus obras principales: las Empresas políticas, la Corona gótica castellana y austriaca. De su afición a los libros, nació su obra juvenil, rehecha en la madurez: la República literaria. Obras entre otras que muestran su condición de ingenio singular y excelente prosista.

A lo largo de toda su producción, se va perfilando su figura intelectual. Era don Diego, según han advertido sus biógrafos, uno de los más importantes diplomáticos del siglo XVII y su presencia en Europa representando a la Corte de Felipe IV, en momentos en que España y todo el continente se hallan alterados por las diferencias ideológicas, hace de Saavedra un conocedor excepcional de la política de su tiempo.

Son las vicisitudes por las que pasa su vida las que le dan una experiencia que le será base útil para la exposición de sus ideas en la mayor parte de su obra. Hay que destacar también en el autor la enorme cultura que fue adquiriendo a través de sus numerosos estudios y lecturas. Una gran formación humanística, que se puede apreciar en el apoyo frecuente en citas de autores clásicos, hace de él un hombre de juicio sólido y preparado para comentar muchos aspectos de los comportamientos y del saber de su tiempo, para elaborar con conocimiento profundo una sólida obra de crítica, que sorprenderá al lector con la constante mención de personajes y con el certero comentario de ideas.

Su pensamiento estaba presidido por la inquietud del escritor barroco que muestra su cuidado al pensar que las cosas pueden representarse como no son en realidad. La búsqueda de la verdad, el desprecio del engaño, el gusto por el contraste de lo auténtico con lo falso, son los caracteres que mejor definen esta preocupación. El fundamento moral de su obra se basa en su rebelión ante la falsedad, la malicia y la tergiversación a que puede el ser humano llegar a urdir e inventar. Como Gracián y como Quevedo, Saavedra parte, en todas sus observaciones personales, de la vida y de las conductas y para lograr un fin claro y preciso: encontrar y defender la autenticidad de comportamientos y de ideas.

Francisco Javier Díez de Revenga

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