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Els Joglars

Ficha artística de El retablo de las maravillas (2004)

2004

Cervantes (refiriéndose al teatro)

En nuestra época, la gente tiene tendencia a creer que los humanos evolucionamos con la celeridad de la ciencia, y aunque existen comportamientos circunstanciales que aparecen o desaparecen en función de los diversos contextos sociales, continúan prevaleciendo numerosas formas de actuación por las que hoy seguiríamos sin encontrar diferencias substanciales entre un romano del imperio y un ciudadano actual. Precisamente, llamamos mitos clásicos a todas aquellas situaciones cuya persistencia a través de los tiempos sufre muy pocas variaciones porque están fundamentadas en impulsos de muy lenta evolución.

Un ejemplo de ello es el entremés de Cervantes «El Retablo de las Maravillas» donde el temor a pasar por alguien de dudoso linaje o con sangre judía, hace que unos individuos celebren y ensalcen algo que objetivamente no existe, pues proclaman como verdad lo que todos reconocen como una manifiesta mentira. En esencia nada ha cambiado, aunque se trate de una antigua metáfora oriental que Don Juan Manuel ya recrea un siglo antes que Cervantes en su «Conde Lucanor» relatando como unos pícaros tejen vestidos que resultan invisibles a todo aquel que no sea hijo legítimo. La misma trama se encuentra posteriormente en el famoso cuento de Andersen «El vestido nuevo del Emperador» en el que solo la inocencia de un niño es capaz de denunciar la evidente desnudez del monarca y la hipocresía colectiva. La lectura moral de estas situaciones puede hacerse desde ópticas opuestas. Podemos culpabilizar a los protagonistas de los embustes o por el contrario responsabilizar a los acomplejados que se dejan engañar voluntariamente, y por tanto, contribuyen al éxito del estafador. La falsa verdad se propaga tomando como origen la mente más torpe e ignorante de la sociedad.

Hoy sin duda los medios de comunicación presentan grandes cantidades de «retablos» en los que una enorme masa comulga ciegamente de sus engaños haciendo realidad aquel dicho «Cada día que amanece el número de tontos crece» Estadísticamente esto es indiscutible, hay unos cuantos millones más de imbéciles que en la época de Cervantes. Incluso encontramos multiplicado un ejemplar bastante más peligroso y nocivo: el imbécil ilustrado cuya insensata seguridad es capaz de los peores desastres.

También yo soy víctima de esa insensata seguridad tan propia de nuestros tiempos, pues he tenido la osadía de hacer algunas variaciones en la obra de Cervantes con vistas a lo que hoy viene a llamarse, adaptación a la época. Que me perdone el genio mi atrevida ignorancia pero no he sabido hacerlo mejor.

He tratado de encontrar simplemente un camino que facilite, de la manera más natural posible, pasar del siglo XVI a nuestros días a fin de señalar dónde se encuentran hoy algunos de estos «retablos» En este sentido, seguramente la obra de Cervantes era suficiente, pero como siempre tenemos tendencia a pensar que en el pasado eran más burros que nosotros, he querido precisar con cierto detalle, algunos «retablos» del presente para poner en tela de juicio una apreciación tan ligera de la historia.

En primer lugar, mi intención inicial era construir algo basado en el magnífico relato de Jerzy Kosinski «Desde el jardín». Un relato que además sirvió de base para el guion de la espléndida película protagonizada por Peter Sellers «Bienvenido Mister Chance». La narración mostraba a un débil mental que protagonizando un cúmulo de confusiones acaba como presidente de Estados Unidos. Ciertamente, en el pasado la transmisión por herencia de la monarquía o la nobleza podía facilitar historias muy parecidas en las que un menguado alcanzaba un poder tiránico, pero hoy estas situaciones lejos de disminuir, se ven substancialmente aumentadas debido a la inmensa influencia de los medios de comunicación, capaces de una cretinización colectiva sin precedentes. En este contexto, el primer indocumentado puede ser elevado a la categoría de genio o gobernante mediante el clamor popular de las masas y la legitimidad de la democracia.

No obstante, así como en la obra de Kosinski los equívocos son los que provocan la ascensión del imbécil, yo pretendía pasar también las responsabilidades a los que ensalzan o soportan pacíficamente tal situación. Encontré entonces que la sencilla trama de «El retablo de las maravillas» era más cercana a dichas intenciones. Bajo este prisma, y para orientar mejor el argumento a mi objetivo, hice que no solo las historias que surgen del retablo constituyeran el núcleo del embuste sino que incluso el mismo retablo fuera un objeto simulado e invisible como el tejido de los pícaros sastres en la narración del Conde Lucanor. Después, cambié la condición de aldeanos a las víctimas del engaño y los sustituí por unos condes cuyo único hijo, un menguado mental, desespera a sus progenitores hasta que los pícaros, aprovechando la situación, les muestran mediante el retablo como en el futuro semejantes incapacitados serán tenidos por santos, genios e incluso emperadores.

Esta es la trama inicial que da pie a construir la parábola cervantina y que después se traslada a nuestros días sin perder del todo la mirada del pasado merced a varios personajes del siglo XVI que se irán mostrando en su versión contemporánea. Resulta obvio que las condiciones de nuestra actual sociedad facilitan una autentica multiplicación de «retablos» con millones de incautos y acomplejados dispuestos al aplauso de la estupidez. Nosotros solo hemos retratado algunos tan evidentes como el arte vanguardista, la cocina experimental, la religión y la política, aunque tampoco habríamos tenido problema para escoger entre una enorme variedad. En definitiva, la única diferencia que nos separa hoy de Cervantes, es que en la actualidad, el genio literario no hubiera dado abasto en satirizar tanta estupidez sacralizada y pagada por el contribuyente.

Albert Boadella

Cartel «El retablo de las maravillas» (2004)

Dramaturgia, dirección y espacio escénico: Albert Boadella.

Reparto por orden de aparición:

  • Chanfállez: Xavier Boada
  • Rabelín: Dolors Tuneu
  • Arbequino: Pep Vila
  • Soldados: Ramon Fontserè - Xavi Sais
  • Secretario: Jesús Agelet
  • Don José: Ramon Fontserè
  • Conde de Daganzo: Minnie Marx
  • Condesa de Daganzo: Pilar Sáez.

Otros personajes interpretados por los mismos actores:
Una top-model, Padre Felipe, Monseñor José María, Hermana del Sagrado Corazón, Devota de Calatayud, Señora Daganzo, Señor Daganzo, José María Daganzo, Rosina (galerista), Ana (galerista), Un guardia de seguridad, Felipe (crítico), Jesús Lopez Chopos, Puri, Irina (Sarajevo), Felip Chanfállez (maitre), Martha Tree (periodista), Josemari (cocinero), Un camarero, Felipe Chanfállez (político), Carmen Chanfállez, Juanita (cubana), Jesús (político), Pilar (política) y José María (pizzero)

Ayudante de dirección: Lluís Elias.

Asistentes a la dirección: Xavier Boada - Joan Roura.

Vestuario: Dolors Caminal.

Realización máscaras: Lluis Traveria.

Posproducción vídeo: Elf Pla.

Colaboración literaria: Josep M. Arrizabalaga.

Adaptación musical del Canon de Pachelbel: Jordi Reguant.

Interpertado por: Jordi Reguant - Marju Vatsel
y el Cuarteto de Barcelona.

Iluminación: Cesc Barrachina.

Sonido: Esteve Granell.

Pantalla electrónica: Jordi Costa.

Técnicos de escenario: Jesús Díaz Pavón - Josep Abellan.

Dirección técnica y realización escenografía: Jordi Costa.

Director de Producción: Josep M. Fontserè.

Construcción escenografía: Talleres Pascualín.

Realización vestuario: Atuendo For Fun - Rosa M.ª Pardo.

Atrezzo: Castells i planas.

Forja en hierro: Fernando Garreta.

Composición fotográfica: Eulàlia Gra.

Operador de cámara: Xavier Crespiera.

Imágenes pantalla: Archivo Els Joglars.

Diseño gráfico: Jaume Bach.

Fotografía: Jordi Bover.

Preparación física: Sílvia Brossa.

Intendencia: Montserrat Balmes.

Asistente de intendencia: Imma Rierola.

Control de ámbitos: Josep M. Matavacas.

Coordinación giras: Sergi Subirachs.

Prensa: Nati Palomo.

Comunicación: Cristina Ferrández.

Producción y distribución: Els Joglars.

Álbum de fotos Vídeo
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