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Juan Cervera

Biografía de Juan Cervera

Juan Cervera Borrás nació en Cervera del Maestre, Castellón. Su vida científica y profesional corre pareja a la evolución de la Literatura Infantil en España, lo que se pone de manifiesto tanto en su labor docente -desarrollada desde 1971 hasta el final de sus días, en 1996- como en su obra de creación y científica -caracterizada por una constante inquietud y curiosidad, junto con un tesón y una constancia encomiables.

Preocupación por el teatro

Su preocupación por la Literatura infantil tiene sus antecedentes en el teatro. Primero fueron las intervenciones como actor, cuando aún era un alumno. Más tarde, ya profesor de Bachillerato, dirigió con frecuencia grupos de teatro compuestos por estudiantes.

Animado por algunos premios en certámenes juveniles de teatro, llegó a colaborar, como guionista o director, con el Departamento de Programas Infantiles y Juveniles de TVE, en programas realizados por Pilar Miró, Ricardo Acedo o Federico Ruiz.

De estas experiencias, surgen otras iniciativas, como son:

  • La publicación de la colección Bambalinas de teatro infantil y juvenil, patrocinada por el Ministerio de Información y Turismo, con trabajos propios y ajenos. Alcanza once números, de los que se llegaron a distribuir alrededor de 80.000 ejemplares. Su finalidad era salvar del anonimato y de la desaparición algunas muestras de teatro infantil y proveer de textos de calidad a los grupos de aficionados y profesionales que se dedicaban al teatro infantil. Juan Cervera no se limita a dirigir esta colección, especialmente querida por él, sino que aporta su colaboración en varios títulos: Tres farsas francesas (1971), RUR (Robots Universales Rossum) (1971), versión libre de Karel Capek, Dramatizaciones para la escuela (1973) y Teatro para niños (1973).
  • La colaboración con el Teatro Municipal Infantil, de Madrid, dirigido por Antonio Guirau, en un espectáculo, La noche de los cuentos fantásticos, que se representó durante todos los jueves del curso escolar en 1972-1973.
  • La publicación de Teatro y educación, en colaboración con Antonio Guirau, en 1972, y de El teatro al alcance del grupo en 1973. El primero de estos libros intenta aportar al educador no sólo el conocimiento de algunos aspectos técnicos del teatro, sino, sobre todo, su trascendencia en la educación del niño. El segundo, con un marcado acento de divulgación, intenta facilitar conocimientos y la práctica del teatro a grupos de jóvenes aficionados. Aporta, incluso, un glosario de términos teatrales muy esclarecedor. Asimismo, es autor del espectáculo Festival de viejos cuentos, seleccionado y patrocinado por Festivales de España, con dos temporadas de gira por todo el país.
  • Mientras tanto se produce un cambio significativo en su actividad docente: de profesor de Literatura en el Bachillerato pasó a profesor de Lengua y Literatura Españolas -de 1971 a 1977- en la Escuela Universitaria La Salle, de Aravaca-Madrid, adscrita a la Universidad Autónoma de Madrid. En el ambiente de renovación pedagógica que tiene esta Escuela Universitaria de Formación del Profesorado La Salle, inicialmente en trámites de transformación en centro experimental, empieza a entrever la relación que pueden tener sus actividades teatrales con la adquisición y desarrollo del lenguaje por parte del niño.

La irrupción de la dramatización

La asistencia al IV Congreso Mundial de Teatro Infantil y Juvenil, celebrado entre Montreal y Albany en junio de 1972 y patrocinado por la UNESCO-ITI-ASSITEJ, le pone en contacto con una serie de experiencias dramáticas y pedagógicas que le hacen intuir la necesidad de desarrollar conjuntamente los distintos tipos de expresión que se dan cita coordinadamente en el teatro. Allí tiene ocasión de observar los resultados alcanzados con niños en Canadá y Estados Unidos. Esto le llevó a considerar la importancia y la necesidad de desarrollar conjuntamente los distintos tipos de expresión propios del teatro, a través de la dramatización, que, como práctica pedagógica y como proceso, debe preceder a la práctica del teatro, propiamente dicho.

Traza con estas ideas un esquema de Cursillo de dramatización para educadores que persigue, por una parte, potenciar la expresión lingüística, la expresión corporal, la expresión plástica y la expresión rítmico-musical de forma coordinada y, por otra parte, desarrollar la creatividad por medio de la dramatización, objetivos que amplían el horizonte del momento, reducido casi exclusivamente al desarrollo de la expresión corporal. Por su novedad y la claridad en la exposición de las ideas, así como por su carácter práctico, este libro tiene una enorme influencia en el campo educativo, pues facilita la incorporación de la dramatización y el teatro a las aulas y a la enseñanza, a la vez que acerca a la Literatura infantil. Más tarde, en Contar, cantar y jugar (1987) incluirá, en esta misma línea, dramatizaciones de un cuento de Perrault y otros orientales.

El esquema de cursillo, numerosas veces repetido, en diversos ambientes con alumnos de Magisterio, de Ciencias de la Educación y con numerosos educadores en ejercicio, le proporcionó una serie de experiencias e iniciativas que fueron recogidas en algunos artículos aparecidos en la revista Educadores, principalmente. Todo este material, debidamente seleccionado y sistematizado, dio lugar a su obra, Cómo practicar la dramatización con niños de 4 a 14 años, publicada en el año 1981.

La aparición de la Literatura infantil

Todas sus propuestas se cimentan en una profunda labor investigadora que cuaja en su tesis doctoral, Historia crítica del teatro infantil español, presentada en la Universidad de Valencia en junio de 1976 y publicada por la Editora Nacional en 1982. De la valía de este trabajo nos pueden hablar los premios de los que fue merecedor: Premio Extraordinario de Doctorado, otorgado por la Universidad de Valencia en 1977; Premio a la Mejor Tesis Doctoral de un Colegiado del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados de Madrid en 1977; Premio Nacional de Literatura Infantil, en su modalidad de investigación, otorgado por el Ministerio de Cultura en 1980.

Aquí fija su atención, fundamentalmente, en el empeño de establecer el hilo histórico conductor de teatro infantil español desde sus principios, en medio de la diversa calidad de sus producciones e intentos subyacentes; atiende en él a la compartimentación de los distintos subgéneros que conviven en el mismo período con obras de calidad muy dispar. Pese a ceñirse en este trabajo al estudio histórico-crítico del teatro infantil español, el encuadre de su evolución en el entorno pedagógico le sirvió para afirmarse en la idea de la prioridad de la dramatización frente al teatro, así como a descubrir que la dramatización forma parte de un conjunto más amplio que es el de la Literatura infantil e intuir que la dramatización puede colocarse en los inicios de todo intento de creación literaria por parte de los niños.

La Literatura infantil se le irá presentando así cada vez más dentro de una concepción globalizadora que recoge todas las actividades y manifestaciones que tienen como vehículo expresivo la palabra y como receptor al niño, y, naturalmente, se encuadran en tratamientos con toques artísticos y creativos. Este conjunto de ideas se recogerá en un libro, La literatura infantil en la educación básica, de 1984.

El trabajo de investigación de Juan Cervera no es ni mucho menos ajeno a su labor como docente. Tras su periodo en Madrid se traslada, en 1979, a Valencia, en cuya Escuela ejercerá docencia en Didáctica de la Lengua y la Literatura -Literatura Infantil- como Profesor Encargado de Curso, hasta 1981; como Catedrático Interino, hasta 1984; como Profesor Titular, hasta 1988 y como Catedrático de Escuela Universitaria, hasta 1996, año en que alcanzará la Cátedra de Universidad.

El problema bibliográfico

Una de las primeras dificultades con que se encontraba cualquiera que intentara introducir en su actividad docente primero el teatro infantil, luego la dramatización y finalmente la Literatura infantil era la escasez de bibliografía teórica adecuada. En principio no existía un libro de iniciación al teatro infantil, como no existía ningún compendio de dramatización, ni siquiera uno de Literatura infantil. Estamos hablando de los años 70, años marcados por la reforma educativa que promueve la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma, conocida como Ley Villar Palasí.

Aparecieron, eso sí, algunas aproximaciones y se importaron muchas ediciones y sobre todo traducciones procedentes de Argentina que se relacionaban con aspectos parciales como expresión corporal, títeres, teatro, literatura infantil... A menudo estas traducciones eran sobre originales de los años 50 y anteriores, pero aportaban la visión de lo que había sido preocupación por la literatura infantil, la expresión, la creatividad en otras partes. Este pobre panorama le había empujado a la publicación de las obras ya reseñadas, pero su inquietud investigadora le hizo continuar el camino emprendido. En la década de los 80, se llega al afianzamiento de la dramatización como una de las facetas de la Literatura infantil, y aunque no esté respaldada por las orientaciones didácticas, se abre paso en mayor número de Escuelas Universitarias de Formación del Profesorado, no ya como asignatura uniforme, sino como una serie de asignaturas, parciales y variadas en sus títulos y contenidos, alrededor de la Literatura infantil.

Las aportaciones bibliográficas más significativas de Juan Cervera alcanzan en algunos casos una gran difusión tanto en España como en Hispanoamérica. Es el caso de Cómo practicar la dramatización con niños de 4 a 14 años, 1981, donde por primera vez se plantea un programa o método de dramatización que parte del juego dramático espontáneo y provocado, y que, tras ejercitar al niño intensamente en la expresión y en la creatividad, desemboca en la práctica del teatro. Se potencian los cuatro tipos de expresión: lingüística, corporal, plástica y rítmico-musical, frente a la moda generalizada de privilegiar excesivamente la expresión corporal y el mimo. En La literatura infantil en la educación básica, en 1984, ofrece respuestas claras y razonadas a una serie de cuestiones en torno a la Literatura infantil como su existencia, especificidad y características. Este libro se distancia notablemente de planteamientos escolares al uso, a la vez que incita a otros más originales y acordes con la psicopedagogía actual.

Los 90 suponen el afianzamiento definitivo de la Literatura infantil, cada vez mejor conocida y objeto de interés creciente; valía la pena profundizar en ella desde el punto de vista teórico. En Teoría de la Literatura Infantil, publicada en 1991, se recogen algunos estudios parciales sobre Literatura Infantil que, como avance, aparecieron en revistas como Educadores y Monteolivete, preferentemente, y fueron expuestos a la crítica, así como algunos anticipos emitidos en cursillos, jornadas y congresos. Surge así el primer libro, en contenido y título, que se atreve a plantear la Literatura Infantil como teoría, con visión literaria y didáctica conjunta y con el fin de servir no sólo como manual o consulta para estudiantes universitarios, sino también de reflexión y ayuda a escritores, críticos y editores. Una novedad sorprendente para algunos es que este libro contiene una introducción del estudio del tebeo en el marco de la Literatura infantil.

El libro Literatura y lengua en la Educación Infantil, de 1993, intenta dar una visión conjunta de la Literatura infantil invocada para el nivel de 3 a 6 años, e incluso de 0 a 6; para desarrollar la lengua oral se propugna poner al niño en contacto con textos de tradición oral: canciones, romances, cuentos, poemas... A partir de este contacto, vendrá la capacidad para la discriminación fonética, auditiva y articulatoria, a través del juego, con retahílas, trabalenguas, aliteraciones, juegos fónicos..., así como la integración de elementos paralingüísticos: gestos, postura, movimiento.

Iniciación al teatro (1996) es una obra básica en la que se desarrollan cuestiones relacionadas con el género y el espectáculo dramático, acompañado de un glosario de términos teatrales.

El libro La dramatización en la escuela, de 1996, reemplaza y supera a Cómo practicar la dramatización con niños de 4 a 14 años publicado en 1981, ya que amplía su parte de teoría y ejercicios notablemente y completa toda la información didáctica con la exposición detallada de objetivos y contenidos con la intención de hacer viable la dramatización de acuerdo con los planteamientos curriculares de la LOGSE. Se favorece así su programación para la Educación Infantil y para la Primaria.

Investigación y creación literaria

Pero, a lo largo de toda su vida no se separa en Juan Cervera la línea investigadora de la creativa, en cuya evolución descubrimos caminos parejos a los que va recorriendo en su propia trayectoria intelectual. Así, vemos, haciendo un recorrido cronológico por su bibliografía, las siguientes obras:

  • Poemas navideños dramatizables, publicado en 1980. Es una breve antología de poemas de contenido navideño que se clasifican según sus posibilidades dramáticas.
  • Canciones para la escuela I, en 1984, que recoge cincuenta canciones, casi todas originales en su texto y en su melodía, dramatizables o escenificables, según los casos, y las propone como objeto de juego por parte de los niños. Significa una aproximación del niño de Preescolar a la poesía a través de la música, la danza, el ritmo, el juego y la representación.
  • Canciones para la escuela II, en 1987, en la misma línea que la anterior y preparada en colaboración con Pilar, su mujer, y su hermano Felipe Las cincuenta obritas aquí recogidas son canciones populares, escogidas entre las que reúnen condiciones para la dramatización y la escenificación, aunque plantean más dificultades a la hora de su dramatización.
  • La leyenda de las palabras, de 1983, recoge unas 140 palabras en cuyo origen y evolución se da cita alguna peculiaridad fácilmente reseñable, el resultado es una especie de miscelánea lingüística, de carácter lúdico y no didáctico.
  • Igual ocurre con Una noria con historia, de 1985, con el mismo objetivo: despertar la curiosidad por las palabras. Se parte de unos núcleos de interés que son los nombres de los pueblos, los nombres de las calles, los nombres de pila, y los apellidos, así como pone especial atención a frases hechas y sobre otras palabras de peripecia extraña o pintoresca, anécdotas, y hasta alguna situación humorística relacionada con el lenguaje.
  • En 1989 aparecen varias obras de Juan Cervera, entre ellas destacamos la obra narrativa Javi, sus amigos y sus cacharros, en el que se hacen realidad algunos de los conceptos sobre Literatura infantil fruto de la reflexión personal y de estudio. Tenía un gallo en la garganta, un trabajo de encargo que comprende tres cuentos unidos por la figura del gallo.
  • A éstos hay que añadir dos libros de teatro que aparecen más que como continuación del período anterior, como intentos de experimentación, Contar, cantar y jugar, y El árbol de la amistad. Dos textos dramáticos en los que se aprovecha para experimentar, sobre todo en el primero, sobre la intertextualidad intencionada. 
  • Sus creaciones literarias de los años 90 se sitúan en el marco de la experimentación. Con ello pretendía reforzar la implicación cada vez mayor de la Literatura infantil en el marco de la estética actual, como en La estrella.
  • El pobre de Castillorroto, publicado en 1991, fue galardonado con su adscripción a la Lista de Honor del Premio de la CCEI, (Comisión Católica Española de la Infancia, entidad filial de la internacional BICE, Madrid, 1992), en atención a sus valores humanos. La narración se encuadra en el marco de la utopía como es la exaltación de algo calificable como el desprendimiento económico, o, si se prefiere, la exaltación de la pobreza, el desprendimiento evangélico. El alcaldillo y sus colegas, de 1995, también se desarrolla en el marco de ese ambiente rural, idealizado por algunos y desconocido por muchos.
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