Por Juan Antonio Ríos Carratalá (Universidad de Alicante)

La trayectoria teatral de Carlos Arniches (Alicante, 1866-Madrid, 1943) es una de las más prolongadas, prolíficas y significativas de su época. Desde su primer estreno en 1888 hasta su fallecimiento, consiguió llevar a los escenarios más de doscientas obras -muchas de ellas escritas en colaboración-, que a menudo gozaron del favor del público y la crítica. Su producción abarca numerosos géneros. Desde los sainetes a las tragedias grotescas, pasando por las comedias, las zarzuelas y la totalidad de los géneros populares por entonces, su trayectoria es la de un abnegado artesano que supo actualizar el costumbrismo teatral sin renunciar a la tradición del mismo, crear un lenguaje propio que acabaría siendo asumido por los espectadores y transmitir un humor concretado en miles de frases ocurrentes que le valieron una maestría indiscutible en el arte del diálogo.

La obra de Carlos Arniches se sitúa en un marco teatral de especial efervescencia. Desde nuestra perspectiva, las cifras de locales, estrenos, espectadores… asombran si olvidamos que por entonces el teatro ocupaba el puesto central en un tiempo de ocio no tan diversificado como lo fue a partir de la aparición del cine y otras posibilidades de entretenimiento. Fueron muchos los autores que abastecieron una cartelera voraz, a menudo con obras repetitivas escritas con la urgencia de las circunstancias, pero de todos ellos han quedado unos pocos y Carlos Arniches es el más destacado. Su trayectoria ejemplifica las limitaciones de un autor de éxito que escribía en estrecha colaboración con las compañías y los empresarios, pero que también supo ampliar esos límites para dar cabida a una personalidad teatral propia, coherente y ejemplar por su estrecha conexión con un público capaz de encumbrarle a una fama cuyas dimensiones todavía sorprenden.

Nuestro objetivo es facilitar el acceso a la totalidad de su amplísima producción teatral y reeditar digitalmente buena parte de la bibliografía crítica generada por un autor que ha centrado los esfuerzos de los especialistas. Asimismo, incluiremos cuantos elementos gráficos estén disponibles para completar el conocimiento de quien fuera el maestro del «género chico» y el creador de un madrileñismo de amplia repercusión en el imaginario popular.

Por último, quisiéramos agradecer la colaboración desinteresada de Vicente Ramos por la aportación de su estudio Vida y teatro de Carlos Arniches.