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Movido del anhelo de desmentir un acontecimiento que, sobre no mostrarse al parecer autorizado, parecía redundar en descrédito de los físicos judíos, no titubeaba Isaac Cardoso, el antiguo médico de Felipe IV y panegirista de Lope de Vega, en relegarlo á la fábula, aduciendo á este fin algunas plausibles razones. «Pero los que escribieron, dice, la Crónica de este Rey (D. Enrique III) y de D. Juan el Segundo, su hijo, no hacen mención de este suceso ni de esta muerte, como son Alvar García (de Santa María). Pero Lopez de Ayala y Fernan Perez de Guzman; no la escribe Marineo Sículo, ni Vaseo, ni Mariana, autores todos tan graves; solo la ponen aquellos dos, poco aficionados á la nacion Judaica.» (O, c., p. 373.) - Haciendo mérito de la misma especie el editor valentino de Mariana, se expresa de este modo (VI, p. 265): «En mi juicio es una de aquellas calumnias fabulosas, que forjó el vulgo por el odio que tenían á la nación judía.» - En nuestros días ha insistido en la misma opinión Kayserling (Sefardim, páginas 332 y 333), repitiendo estos razonamientos y señalando que no puede probarse por los autores que hablan del suceso, que el D. Mayr de Colmenares y el D. Mayr médico del rey imagen o médico del rey D. Enrico imagen de que hablan el Xalselet Ha-Cabala y el Emec Habacá, fuese el mismo D. Mayr Alguadés de quien escribe Zacuto, celebrándole como autor de obras en su Juhasin. En rigor de la verdad, puede recibirse con Graetz (Geschichte der Juden, t. VIII, p. 96) que aun circunscribiéndonos á las fuentes cristianas, no merece desprecio el testimonio de Alonso de Spina, autor coetáneo, el cual recibía el suceso en su Fortalitium Fidei (escrito en 1459), refiriéndose al fraile agustino Juan de Córdoba, á quien se lo contó el dominicano Juan de Canaleyes, testigo presencial de alguno de sus pormenores, ni Alonso de Colmenares, historiador diligentísimo, que corrige la errata de la fecha de 1456, con que aparece en De Spina, la cual era absolutamente incompatible con la intervención de Doña Catalina y la minoridad de su hijo, señalada por el texto de dicha obra. Esta, al fin del libro, y después del registro, expone sumariamente lo que ha llegado á la noticia del autor, narrando la muerte del médico D. Mayr en estos términos: «...inter quos (accusatos) fuit unus qui dicebatur don Mayr, qui fuerat medicus Regis Henrici... His tormentis expositus non solum supradicta (de sacramento violato) cum aliis concessit, sed et declaravit, quod ipse occiderat regem Henricum, propter quod membratim divisi sunt ille et alii.» La relación con la fecha equivocada de 1456 fué recibida por Samuel Usque (III, nº 23), quien anota la autoridad de F. F. (Fortalitium Fidei) pasando dicho error cronológico á Josef Ha-Cohen en el Emec Habacá y á Gedalia Ben-Yahia en su Xalselet ha-Cabala (Cadena de la Cábala), los cuales ciertamente no apellida Alguadés á D. Mayr, sino que se limitan á designarle, según lo había verificado Alonso de Spina por el título de médico del rey. Pero el que ciertamente le correspondía tal apellido, según han asegurado Jost (Geschichte der Israeliten, VII-56), Zunz (Sinagogale Poesie des Millelalters, Berlin, 1855, p. 47) y Graetz (Geschichte der Juden, I. c.), resulta de varios testimonios. En primer término se muestra el del mencionado Zacuto, quien en el Discurso y del citado Juhasin (edit. de Filipowski, p. 225, col. 2.ª) escribe de esta manera:

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«Y en este tiempo año 160 (1400 de J.C.), fué el Rab mayor en todo el reino de Castilla un gran sabio en la ley, médico del Rey y juez superior, es á saber, D. Mayr Aluadés (por canui, escritura secreta ó sobrenombre, se escribe Algiages), quien tradujo el libro de las reglas (morales) en lengua santa. Fué hombre grandemente piadoso y discípulo del rabí Jehudah Ben-Axer el Santo,» No cabe, por tanto, dudar con Kayserling que el médico del Rey, llamado D. Mayr, tenía por apellido Alguadés, ni que el llamado así era médico del Rey; especie que declara terminantemente la nueva edición de Filipowski. Dicho particular se deduce á mayor abundamiento de la introducción de dicho Sefer Midot, ó sea el «Libro de los preceptos morales» donde expresa D. Mayr Alguadés que seguía y acompañaba á la Corte. Verdad es que D. Enrique III tuvo otro médico llamado D. Mossé, autor del decir que se lee en el Cancionero de Baena, compuesto por «Don Mossé Çurgiano del Rey don Enrique, quando nasció el Rrey nostro Ssennor en la cibdat de Toro;» pero este Mossé no era otro, según probables conjeturas, que D. Mosé Aben-Zarzal, de quien dice la «Crónica del despensero ó Sumario de los Reyes de España,» p. 75: «E este don Mossé Aben-Zarzal, fisico que es agora de nuestro señor el rey don Enrique III...» Al decir del autor de un códice del Vaticano en un texto copiado por Bartolocci Biblioteca Rabínica, IV, p. 239 (muy corrupto en la ortografía de nombres propios, según observa Graetz, O. c., t. VII, p. 68), Ben-Salomó Alguadés, á quien llama equivocadamente Mossé

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«prestó auxilio á D. Benveniste Ha-Labí (Labi), vecino de Zaragoza, y compuso el Libro de las reglas (morales) de Aristóteles.» David Gauz, autor del imagen «Cosecha de David,» crónica que llega á 1592, y cuya primera parte trata de la historia santa y de los escritores que habían florecido hasta su tiempo, tomando los datos frecuentemente de las mismas obras compuestas por dichos escritores al año imagen 165 (1405 de J. C.) escribe (edición de Varsovia, 1878, p. 54, col. 1.ª):

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«El Rab mayor D. Mayr, médico del rey en Castilla, tradujo el libro de «Las Reglas de Aristóteles» en lengua santa, y esto ocurrió en el año 165 (1405 de J. C.). Yehiel Heilprin, el grande historiador y bibliógrafo de los judíos, que vivía á principios del siglo pasado, cuya obra histórica, biográfica y bibliográfica, intitulada imagen (Serie generaciones), es un verdadero prodigio de erudición hebrea, en la parte primera de dicha obra, Milenario VI (Varsovia, 1876, t. I, p. 172, col. 2.ª) al año 165 (1405 de J. C.), se expresa de este modo:

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«El Rab mayor D. Mayr Algudos (sic), que lo fué sobre toda Castilla, tradujo el libro de las Reglas de Aristóteles (de preceptos virtuosos) y el de Los Castigos (Moser) á la lengua santa. Fué médico del rey de Castilla é hijo de R. Alvares, así escriben su apellido. - Y asimismo trasladó un libro intitulado Masal Aristo, (Proverbio ó parábola de Aristóteles), la obra intitulada Palabras de refranes y fundamento para guardarse mujeres, Cantos con series (hilos) de perlas. Muchos dicen que fué discípulo de Jehudá ben R. Axer el año 1405. Iuhasin, 134. (Esto es, el libro Iuhasin, de Zacuto, pone la muerte de este Jehudá, hijo de Axer, el año 134 n.º 1, ó sea 1374 n.º 1. Es indudable el error y confusión de tales escritores, pues el maestro de R. Mayr Alguadés á quien se refiere Zacuto, debió ser un R. Jehudá Ben-Axer, de quien habla después del artículo relativo á dicho R. Mayr, diciendo que trató de continuar la gloria de sus antepasados, y refiere que no era hijo, sino imagen (nino), esto es, descendiente de R. Axer el Santo, y murió de muerte violenta imagen, no naturalmente imagen, en Toledo, año 151 (1391 de J. C.), en la época de los tumultos promovidos por el arcediano de Écija. Fué muerto D. Mayr el año 5216, (1456 de J. C.). Véase este año.» Al 1456 escribe el mismo Heilprin (O. c., p. 173, col. 2ª):

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«Y en la ciudad de Segovia hicieron carnicería en los judíos y fué muerto D. Mayr, médico del rey, con todos los judíos, y saquearon, é hicieron de una sinagoga su casa de oración.» Ya hemos visto que tal fecha errada, que fundió Usque, ha sido rectificada por Colmenares, quien da la de 1410, así en el cuerpo de la Historia de Segovia, pág. 324, como al fin, pág. 649, en la Sinopsis episcoporum Segoviensium, donde dice: «Juan de Zapeda... iudaeos eucharisticum panem igni tradere attentantes, ultimo tradidit supplicio. Anno 1410.»

El mencionado Heilprin repite las noticias bibliográficas en la parte III, t. II, páginas 274 y siguientes, expresando (p. 274, col. 2.ª) que el libro de las «Reglas de Aristóteles» lo tradujo al hebreo R. Mayr, médico, hijo de R. Alvares.

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Observa Fürst (Bibliotheca Judaica, t. I, p. 38 y III, p. 253) que la Ética de Aristóteles en diez secciones, fué traducida del arábigo al hebreo por Mayr Alguadés en 1405, advirtiendo que ha sido dada á la estampa todo el texto en el Comentario hebreo de Isaac, en dos partes (Berlín, 1790-1791, en 4.º). El Catálogo de los manuscritos de la Biblioteca de Paris, núm. 892, expresa que la trasladó del latín: en el prólogo advierte el traductor que se ayudó de un comentario latino, al emprender el trabajo, accediendo á los deseos de D. Benveniste, rabino de Zaragoza. La fama de D. Mayr Alguadés, como limpia del delito de sacrilegio, debió ser repuesta en breve en el concepto de los cristianos, pues declara Usque que al fin se mostró claramente su inocencia, y Josef Ha-Cohen, en el Eniec Habacá, después de referir como D. Mayr, médico del rey D. Enrique, y otros dos próceres de la comunidad fueron arrastrados y descuartizados, escribe: «Y si no se hubiese descubierto la verdad, tras esto todos los miembros de la comunidad hubieran padecido muerte;» siendo de creer, según conjetura Graetz, que esta especie que falta en el Fortalitium Fidei se haya tomado de otro libro, quizá del compuesto por Efodi sobre las persecuciones de Israel, intitulado imagen libro perdido hoy, pero utilizado por Abravanel en su obra mesiánica imagen escrita en Diciembre de 1497. Cualquiera que fuese dicha exculpación tardía, ilustra sobre el hecho de que aquella abominable injusticia, demostrada la inocencia de D. Mayr, no pasase a las crónicas cristianas, las cuales mencionan en 1463 (Landazuri, Historia de Vitoria, p. 97) áun acaudalado asentista de su familia, llamado D. Abraham Alguadés, explicándose tal vez el que en un principio se mezclara á D. Mayr en el asunto del sacrilegio, y después se perpetuase la memoria del delito que se le había atribuido y del castigo impuesto, á adulaciones respecto de los hijos del Burgense D. Pablo de Santamaría, por la antipatía que mostraba este prelado, canciller de Castilla y ayo del Rey, á sus antiguos correligionarios de raza hebrea y en especial á D. Mayr Alguadés. A lo menos existe el antecedente de, que durante el reinado de D. Enrique III el mencionado D. Pablo (antiguo Selemoh Ha-Leví), quien manejaba con rara habilidad, salvo incorrecciones de copia, el hebreo moderno dirigía á D. Mayr, en son de burla, una sátira sobre la fiesta dePurim, la cual se conserva en la Biblioteca de Leyden y en la del seminario judío teológico de Breslau dedicándosela en estos términos:

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«Carta que escribió (misiva) D. Selemoh Ha-Leví (burlador soez) desde la ciudad de Londres al Rab D. Mayr Alguadés.» Lo contenido entre paréntesis parece una interpretación maligna del copista respecto de la abreviatura S. T. (Buen Nombre.)

Que D. Pablo escribió esta sátira, siendo converso, demás del asunto, aparece de estas palabras:

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«Y después que Dios me sacó (me atrajo, me apartó, Gen., XX, 13) de casa de mi padre, á la sazón que mis pecados me habían privado de lecho en herencia de mis abuelos, etc.»

Presumible es que D. Pablo acogiera, ya que no promoviera personalmente, las denuncias que hicieron perder la vida á D. Mayr y que Alonso de Spina, quien no había pensado, al parecer, en dar crédito al suceso mientras componía su libro, lo hiciese al fin, como medio de halagar las pasiones de los que meditaban nueva persecución contra judíos y mudejares.

 

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Al comenzar la interpretación de este documento, parece indispensable informar á los lectores, acerca de algunos particulares que explican ciertas extrañezas de estilo. Escrito todo el texto en letras, hebreas, y redactado alternativamente ora en rabínico, ó hebreo moderno con palabras castellanas, ora en castellano con palabras hebreas, no sin llevar la mezcla al punto de que un artículo castellano preceda á un nombre hebreo y oraciones y frases de cada uno de ambos idiomas reciban palabras del otro, demandaba en algún modo la necesidad absoluta de conservar las voces castellanas usadas en su redacción, el atribuir formas un tanto arcáicas (aproximadas en lo posible á las de otras coetáneas de aquella), á las expresiones empleadas en la traducción del texto hebreo; de donde se originan algunas peregrinidades de frase, nacidas del tormento que impone á la traslación la conveniencia de buscar nombres, que traduzcan los hebráicos con el mismo género del artículo castellano, que les precede, ó que equivalgan en régimen respecto de otras dicciones á los participios hebráicos. Ni parecía tampoco exenta de dificultades la tarea de trasladar y reducir los sonidos atribuidos las voces castellanas en la escritura hebrea, á las letras de nuestro alfabeto, asunto en que hemos vacilado á veces, hasta recibir por la más adecuada una manera de representación, que en general es como sigue: El Alef imagen puede trasladarse por nuestra h á principio de dicción en las palabras que la tienen por origen; por a ó e en uso común de vocal; por e ó i si le sigue Iod. Al Bet imagen sin punto corresponde el sonido de b castellana, con punto encima imagen el de u consonante ó v. Guimel imagen demanda representación de tres letras distintas. Sin punto, suena como nuestra g suave; con punto encima imagen equivale á las veces á la ch pronunciada por los naturales de Castilla, á las veces á la iota griega y latina ante vocales. Dalet imagen se representa con la d. He, usado en medio o fin de dicción, pinta sonido de a. Guau imagen de v, o, u ó de g suave seguida de a, de o y de u. Zain imagen de z suave. Thet imagen de t en principio y medio de dicción. Iod imagen sencilla suena e ó i, duplicada y griega ó consonante, suministrando sonido de ll al lamed ó l que la precede y de ñ al nun ó n. El Lamed imagen que ordinariamente suena l, seguido de Iod ó i, vale ll. El Nun imagen ó n seguido de Iod (i) suena ñ. El Samec imagen s ó cedilla. El Fi imagen sin punto encima p; con punto encima imagen f. El Tsade imagen ts ó z, fuerte. El Quof imagen c fuerte ó qu. El Rex imagen puede ser trasladado por r sencilla ó doble. El Xin imagen cuyos puntos no se marcan, por s ó w. El Tau imagen t final. El Het imagen, el Hhayim imagen y el Caf ó Jaf imagen que representan aspiraciones fuertes no usadas en el castellano del siglo XV, no aparecen aplicadas para la trascripción de voces castellanas, como tampoco se usan tenuhhot (mociones) para determinación de vocales. En lo tocante á la representación de los sonidos, hemos conservado los elementos componentes de la ll, n y z fuerte, adoptando letra bastarda, para distinguir la aljamia castellana, de la traducción del texto hebreo, que va en letra redonda.

 

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Aljamas. Juntamos á qahlot, á pesar de su terminación, artículo masculino, porque así ocurre en el texto de aljamia como se verá más adelante.

 

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La abreviatura imagen del texto suple las palabras imagen Guárdelas su roca y su libertador. imagen roca se entiende por Dios así en Samuel II. XXIII.-3 se dice imagen Roca de Israel, por Dios de Israel.

 

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imagen Ser expresa asimismo, príncipe, prócer, magnate, etc.

 

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Con testimonio de ellos ó acreditado por ellos.

 

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Psalmo XLVII-10.

 

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imagen es aquí abreviatura probable de imagen bendígale Dios ó Dios todopoderoso imagen

 

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Año 1432, pues el número señalado por las letras que como cifras representan el centenario, ha de aumentarse con 240 que adelanta nuestro cómputo al de los hebreos, según cuyos cronógrafos corresponde el principio de la Era cristiana al 3760 de la creación del mundo. El mes de Iyar de 1432 de Jesucristo ó 192 de la era de los judíos, sino yerra Aboab (Nomología, parte primera, pág. 82 y 90) comenzó probablemente en 4 de Abril, aunque en rigor astronómico, debió comenzar antes del día de dicha cuenta, por haberse corregido aún el calendario europeo con las reformas que introdujo en el siglo XVI el Pontífice Gregorio XIII, de cuya necesidad reconocida tiempo antes por judíos, árabes y persas, había sido ya testimonio en Oriente (1074) la corrección que lleva el nombre de Gelaleddin Malec Xah, príncipe, hijo de Alp-Arslan, el cual, bajo el califato de Mostadi en 1074, suprimió en el Calendario persa, más adelantado á la sazón que el romano, en virtud de más graves errores, hasta quince días, para que coincidiera el equinoccio con la entrada del sol en el primer grado del signo de Aries. Por lo dicho, la última decena de Iyar debe entenderse con verosimilitud, que expresa aquí los diez días comprendidos desde el 25 de Abril al 5 de Mayo.

 

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imagen Parece abreviatura de imagen ó imagen El Santo ó el Todopoderoso conserve su grandeza. El imagen primero se emplea asimismo en abreviatura en igual sentido para significar el tetragrama imagen Dios.