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11

Existe, según señalan los mejores editores, un conflicto interpretativo en torno al sentido de la alusión a los bancos de Flandes, que cierra la intervención de Sancho. Personalmente, creo que la lógica del texto y la consideración de su carácter transgresivo apoya la opinión de quienes piensan que es altamente escabrosa. Sean cuales sean, sin embargo, las connotaciones asociadas con el empleo de esta expresión lexicalizada, no cabe duda de que Sancho está aludiendo con ella a la inminente iniciación sexual de la novia.

 

12

La risa de los asistentes se menciona, en efecto, tanto tras el agresivo «piropo» de Sancho a Dorotea («¿Quién no había de reír de los circunstantes, viendo la locura del amo y la simplicidad del criado?», I, 30; DQ, I, 376) como tras su afirmación de que, pese a zapatear como un gerifalte, en lo del danzar, no da puntada («Con estas y otras razones dio Sancho que reír a los del sarao», II, 62; DQ, II, 514). En el caso de su ditirámbica descripción de Quiteria, quien se ríe de las palabras de Sancho es don Quijote («Rióse don Quijote de las rústicas alabanzas de Sancho Panza», II, 21; DQ, II, 196). Solo la última de las indirectas mediante las cuales Sancho se refiere a su propia virilidad, indirecta que figura en sus palabras de despedida a Altisidora, cae en un vacío que me parece lleno de resonancias y que está muy en la línea de la conclusión abierta y no obstante definitiva que, al final del capítulo siguiente, se aporta a la prolongada contienda de Sancho y don Quijote en torno al refrán, o del elíptico final de «El coloquio de los perros».

 

13

En Suma cervantina (Londres: Tamesis, 1973), p. 230.

 

14

Véase «En torno a 'La cueva de Salamanca'», en Lecciones cervantinas (Zaragoza: Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, 1985), pp. 29-48.

 

15

Digo esto pensando en particular en el muladar en el que, en un momento, se les ordena que refrieguen las manos y en las dos higas que también se les manda dar al diablo. («Requieran las castañetas / y bájense a refregar / las manos por esa arena / o tierra del muladar. / Todos lo han hecho muy bien, / no tengo que les rectar; / santígüense, y den al diablo / dos higas de su higueral»).

 

16

A diferencia de lo ocurrido con «El viejo celoso», cuyos aspectos escabrosos siempre han sido reconocidos, incluso por los más reacios en admitir que esta veta de lo procaz se diera en Cervantes, han sido precisas las intervenciones decisivas de Maurice Molho para que los mismos aspectos se valoren debidamente en «El retablo de las maravillas» y en «La cueva de Salamanca». Véanse respectivamente Cervantes, raíces folklóricas (Madrid: Gredos, 1976), pp. 46-214, y el trabajo citado en la n. 14.

 

17

El tema ha sido brillantemente estudiado por Francisco Márquez Villanueva en «La buenaventura de Preciosa», NRFH, 34 (1985-86), 741-68.

 

18

Aunque con la invención del personaje de Altisidora se llega muy lejos en el terreno de la representación festiva de la mujer joven, atractiva y «libre», lo que se aprovecha en los dos romances que llega a cantar la doncella de la duquesa es, por un lado, la parodia -de situaciones previamente acuñadas en los modelos caballerescos, de las quejas de bellas abandonadas reminiscentes de modelos clásicos- y, a un nivel muy distinto, la temática del mundo al revés. Los disparates de sus declaraciones a don Quijote no encierran procacidades que se puedan equiparar con las de la canción de Lope, en «La ilustre fregona» y sus equívocos juegos de palabras ni siquiera tienen la picardía de los que figuran en la buenaventura de Preciosa. Sobre las reminiscencias clásicas que se cruzan en sus maledicciones del capítulo 57 de la Segunda Parte, véase el fino trabajo de Juan Diego Vila, «Don Quijote y Teseo en el laberinto ducal», en Actas del II Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas (Barcelona: Anthropos, 1991), pp. 459-73.

 

19

En «Para una reinterpretación de 'La ilustre fregona': ensayo de tipología cervantina», Festchrift für Hans Flasche zum 70 Geburtstag (Wiesbaden: Steiner, 1983), pp. 103-16.

 

20

Gaspar Lucas Hidalgo, Diálogos de apacible entretenimiento, en Curiosidades bibliográficas, BAE, 36 (Madrid: Atlas, 1950), pp. 303-04.