11
«Cervantes and the Imagination», Cervantes VI, (1986), 81-90. Para esta investigadora, la jerarquización intelecto/imaginación de la I Parte del Quijote se desmorona en la segunda parte junto con la oposición realidad-ficción. El conflicto entre ambas se deshace. Además F. Martínez Bonati, «Cervantes y las regiones de la imaginación», Dispositio 2 (1977), 27-53 y Stanislav Zimic, «El engaño a los ojos en las Bodas de Camacho», Hispania 55 (1972), 881-6. (N. del A.)
12
Compara Huarte a éstos con la oveja, «la cual nunca sale de las pisadas del manso» (Examen, p. 345). Este autor cree deseable que se mezclen los temperamentos libres caprunos con los oviles para que aquéllos abran camino a éstos y así progresen las letras (p. 346). (N. del A.)
13
R. M. Flores, «Sancho's Fabrications: A Mirror of the Development of His Imagination», HR, XXXVIII (1970), 174-182, así lo declara. Sancho lleva muy lejos su inventiva. Véase al respecto R. H. Terpening, «Creation and Deformation in the Episode of Dulcinea: Sancho Panza as Author», TAH 3, 25 (1978), 4-5. (N. del A.)
14
R. M. Flores, Ibid., ha analizado la evolución de Sancho en este punto y su proceso gradual de quijotización al respecto, particularmente en el episodio de Clavileño. (N. del A.)
15
Stephen Gilman, The Novel according to Cervantes, (University of California Press, 1989), pp. 5, 71 ss., 85 y 101. (N. del A.)
16
Así en la
Rhetorica ad Herennium, según
James J. Murphy,
Sinopsis histórica de la
retórica clásica (Madrid, Gredos, 1983), pp. 124, 127 y 130.
La memoria es la casa del tesoro de las ideas suministradas por la
invención y la guardiana de todas las partes de la retórica.
También Cicerón, en
De inventione (Ibid., pp. 137 y 146), insistía en que
«la memoria es la captación firme y mental de
argumentos y lenguaje»
. En cuanto a Quintiliano, su
Instituto oratoria recala en el deber de
seleccionar los modelos y lo que debería decirse. Todos coinciden en la
necesidad de cultivarla por medio de la repetición. Ejercicio en el que
don Quijote se entrena constantemente, asegurándole así el
afianzamiento memorístico. (N. del A.)
17
Erasmo de Rotterdam,
Elogio de la locura (Barcelona, Bosch,
1976), p. 351:
«Pero ya hace rato olvidándome de quien
soy...»
.
«Veo que estáis esperando un epílogo,
pero andáis muy errados si realmente pensáis que aún ahora
me acuerdo de lo que he dicho, luego de soltar tanto párrafo de
palabras. Hay aquel antiguo adagio: 'detesto al comensal que tiene buena
memoria'. Yo os diré uno nuevo: 'Detesto al oyente que tiene buena
memoria'... Sobre ello, Jacques Chomarat»
,
Grammaire et rhétorique chez
Erasme (Paris: Les Belle Lettres) 1981, II, p. 982. Erasmo
criticó los procedimientos artificiales de la mnemotecnia cuando no iban
acompañados por la inteligencia (Ibid., II, p.
1066). Véase además sobre la memoria como potencia del alma,
Bernardo Pérez de Chinchón,
La lengua de Erasmo nuevamente
romançada por muy elegante estilo, ed. de Dorothy Sherman Severin,
(Madrid,
RFE, 1975), 16-7. Para Erasmo, la
adecuación entre palabra y razón debía ser absoluta. En
esta obra se hace un encomio total del silencio hasta identificarse
parlería con locura,
«que los vasos vazíos mucho
retiñen»
(p. 43). Sobre el tema en Cervantes, mi art. en
prensa «Los silencios del
Persiles»,
Homenaje al Prof. Andrés Murillo,
University of Southern California, y bibliografía adjunta. (N. from the
A.)
18
A este propósito véase mi trabajo «La invención del amor en La Diana de Gil Polo», Dicenda, (1987), 383-397. (N. del A.)
19
Examen, p. 351. (N. del A.)
20
Ibid., p. 351. Santo Tomás, Boecio y Ficino coincidían en esa división. Nótese cómo distingue Huarte, lo mismo que Aristóteles, la memoria de la reminiscencia. Compárese con De anima de San Alberto Magno, donde opone, a los consabidos cinco sentidos exteriores, los interiores: memoria, apreciación, imaginación, fantasía y sentido común (cf. C. S. Lewis, La imagen del mundo [Barcelona: Bosch, 1989], p. 123). La apreciación o vis aestimativa es el instinto. La vis imaginativa retiene lo percibido y la vis phantastica o fantasía separa y une lo percibido (Ibid., p. 125). Téngase en cuenta la actuación de los phantasmata cuando se sueña despierto (visum), como hace don Quijote. Sobre ello yo traté en mi artículo «Cervantes y las puertas del sueño. Sobre la tradición erasmista del ultramundo en el episodio de la cueva de Montesinos», Studia in honorem prof. M. de Riquer (Barcelona: Els Quaderns Crema, III (1988), 305-342. (N. del A.)