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Aventuras, misterios y maravillas del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda [Fragmento]

Alberto Miralles





 

[Entran dos presentadores (MIGUELITO y JORGE) vestidos de época y se colocan a ambos extremos del proscenio y tocan una fanfarria para que entre el REY ARTURO. Después se dan la mano y se oye un carraspeo de impaciencia en el patio de butacas. Los presentadores se ponen firmes. Suena música y ARTURO sube al escenario.]

 

LUCAS.-   (En inglés.)  My name is Arthur, I'm the King of Britain but the History knows me by founding Camelot and creating a Round Table for my brave Knights.

 

(ARTURO sigue hablando en inglés pero en voz baja.)

 

MIGUELITO.-  ¿Por qué habla en inglés?

JORGE.-  Porque es Arturo, el rey de Inglaterra.

MIGUELITO.-  Pues el público no va a saber de qué va la historia.

JORGE.-  Podríamos doblarle.

MIGUELITO.-  Buena idea. Retrocedamos.

JORGE.-  ¡Moviola!

 

(Se deshace la llegada de ARTURO y vuelve a entrar. La música se oirá acelerada y al revés.)

 

LUCAS.-   (En inglés.)  My name is Arthur, I'm the King of...

JORGE.-   (Doblando la voz.)  Soy rey de Inglaterra, pero he pasado a la historia por fundar Camelot y crear una Mesa Redonda para mis bravos Caballeros.

MIGUELITO.-  Ahora sí. Eso es otra cosa.

 

(Los presentadores le sacan la barba y comienzan a desnudarle dejándolo vestido como un mozalbete de pueblo.)

 

LUCAS.-   (Ya en castellano.)  He pasado por grandes fatigas, he luchado contra ejércitos, he unido a las dispersas tribus de mi país, he expulsado a los invasores, he vencido conjuras, traje paz, justicia, prosperidad a mi pueblo, me han hechizado, me han atribuido hazañas que nunca hice, amé, tuve amigos y esta es mi historia.

 

(Cambio de luz. Suena música. Se reproduce el ambiente festivo de una plaza: juglares, acróbatas, bailarinas, escupefuegos, peleas, vendedores, malabaristas, bailes con cintas... Cuando ARTURO ha terminado de transformarse, toma presencia y se deshace la animación.)

 

Cuando tenía 12 años ocurrió un suceso que transformaría mi vida. Al morir el rey Uther Pendragón, sin un hijo que le sucediera en el trono, todos se preguntaron quién sería elegido nuevo rey.

 

[Entran cuatro nobles (MONTY, PEPO, JORGE y MIGUELITO).]

 

PEPO.-  Yo.

MONTY.-  No, yo.

JORGE.-  Yo, yo.

MIGUELITO.-  Yo, yo, yo.

 

(Y dialogan airados sustituyendo las palabras por el pronombre.)

 

PEPO.-  ¡Yoyo yoyoyó yó!

MONTY.-  ¡Yo yoyoyó yo yo yó!

JORGE.-  ¡Yo yoyoyoyoyó yo yoyó!

MIGUELITO.-  ¡Yo, yoyoyo, yo yó!

TODOS.-  ¡Yoyoyoyo yo yoyoyo!

 

(Entra MERLÍN y les hace una magia y suena una música para potenciarla. Los nobles siguen hablando pero ahora con balidos.)

 

PEPO.-  Be be be bebé bebé.

MONTY.-  Bebebebe be bebe bé.

JORGE.-  Be.

 

(Y hacen mutis con su acaloramiento borreguil.)

 

LUCAS.-  Ocurrió que en aquella época vivía un mago llamado Merlín.

 

(Señala al personaje que hace una magia sencilla como presentación. ARTURO, actuando ya como un niño de 12 años, se dirige al mago con admiración.)

 

  ¡Merlín!

 

(El mago habla siempre con eco.)

 

DIRECTOR.-  Así me llaman, Arturo.

LUCAS.-  ¿Cómo sabéis mi nombre?

DIRECTOR.-  Yo sé muchas cosas. Soy mago, aunque me esté mal el decirlo.

 

(Y le hace otra magia simple.)

 

LUCAS.-  ¿Habéis venido a la ciudad para el torneo que decidirá quién habrá de ser el nuevo rey?

DIRECTOR.-  Sí. ¿Vas tú a participar?

LUCAS.-  No os burléis de mí. Solo tengo 12 años y no puedo ser nombrado caballero, y si no soy caballero no puedo participar en el torneo, y si no puedo participar en el torneo no podré ganarlo, y si no lo gano no podré ser rey.

DIRECTOR.-  Pues habrá que arreglar eso. En un torneo solo se mide la fuerza y un rey debe ser justo, honrado, tolerante, astuto y sabio.

LUCAS.-  Esas cinco virtudes, ciertamente no se miden a golpes y lanzazos.

DIRECTOR.-  En ese caso...

 

(Se dirige a los espectadores. Cambia la luz.)

 

¡Amado pueblo! Será vuestro rey quien logre sacar la espada Excalibur del yunque.

 

[Se aparta y suena música, apareciendo el yunque sobre la roca, con la espada hundida en él. (Un actor desde dentro de la roca).]

 

LUCAS.-  ¡Qué pasada!

DIRECTOR.-  Esta espada ha nacido del corazón de una estrella fugaz, caída a la tierra para ser forjada por los trolls en el centro volcánico. Desde el alba del tiempo fue guardada por la Dama del Lago en la isla Avalón, esperando que surgiera un gran hombre.

LUCAS.-  Y ese héroe será quien logre sacarla del yunque.

DIRECTOR.-  Exacto.

LUCAS.-  Pero si el que vaya a ser rey saca la espada de yunque, ¿para qué servirá el torneo?

DIRECTOR.-  Es que nadie va a poder sacar la espada del yunque, Arturo. Mira.

 

(Música y efectivamente, se forma cola para hacerlo, pero nadie triunfa en la empresa y se van humillados.)

 

 (Misterioso.)  El torneo va a servir para otra cosa.

MIGUELITO.-   (Entrando.)  ¡Arturo!

LUCAS.-   (A MERLÍN.)  Ese es mi hermano Kay.

DIRECTOR.-  Me voy, pero debes prometerme una cosa.

LUCAS.-  Lo que queráis.

DIRECTOR.-  Nunca mientas.

LUCAS.-  Prometido.

MIGUELITO.-  ¡Arturo!

 

[Aprovechando que ARTURO escucha las voces de su familia, MERLÍN desaparece. Entra Sir Kay (MIGUELITO).]

 

¡Me he dejado la espada en casa y ahora no podré tomar parte en el torneo! Ve a buscarla, perezoso. Y no vuelvas sin ella o te mediré las costillas.

 

(Le da una patada y se va.)

 

LUCAS.-   (Tocándose las nalgas.)  Y me las midió.

 

(Da vueltas por el escenario.)

 

Corrí hacia mi casa y llegué en una exhalación, pero cuando fui a entrar ¡zas! las llaves. No las tenía. Debieron de caérseme durante el camino.

 

(Y vuelve a recorrer el escenario. MERLÍN aparece sin que él lo vea. Lleva las llaves de ARTURO en la mano y sonríe de forma misteriosa.)

 

¿Qué podía hacer? Despeñarme, ahorcarme, beber veneno y después volver con mi hermano para recibir una muerte peor.

 

(Con sus manos, MERLÍN hace gestos extraños y ARTURO corre en zigzag, como si siguiera las indicaciones del mago.)

 

No, por aquí no es.

 

(Rectifica el camino y vuelve a perderse.)

 

Por aquí tampoco.

 

(Desanda el recorrido, cada vez más confuso.)

 

Vaya, y lo peor fue que me perdí. Doce años viviendo en la misma ciudad y me perdí. ¡Hay que ser tonto! Fue entonces cuando al pasar por una plaza la vi.

 

(Aparece el yunque. Todo está convocado por MERLÍN. Allí estaba el yunque y en el yunque la espada Excalibur que MERLÍN había puesto al servicio del que iba a ser Rey.)

   

(El yunque le sigue sin que ARTURO se aperciba de ello.)

 

No era la espada de mi hermano, pero una espada es una espada. Sí, ya sé que está muy mal coger lo que no es de uno,

 

(MERLÍN hace gestos de impaciencia.)

 

pero en circunstancias tan graves como ésta, yo creo que podría hacerse una excepción,

 

(MERLÍN está cada vez más desesperado.)

 

después de todo no se trata de un robo, sino de un préstamo y además por una buena causa, una causa fraternal, o sea que una acción muy mala no puede ser...

 

(MERLÍN hace un pase y el yunque para hacer notar su presencia empuja a ARTURO.)

 

Vale, la cojo.

 

(La saca del yunque. Siempre que se realice un prodigio sonarán acordes musicales con aires mágicos.)

 

¡Es chuli!

 

(Y da unos cuantos mandobles que están a punto de herir a MERLÍN, el cual hace mutis. Suenan trompetas para el torneo. Entra Kay.)

 

MIGUELITO.-  ¡Arturo!, bribón ¿dónde estabas? ¿No has oído las trompetas? El torneo está a punto de empezar. Dame la espada.

 

(ARTURO se la da sin esfuerzo, pero para Kay es muy pesada y está a punto de hacerle caer.)

 

¿Pero qué espada ese esta?

LUCAS.-  Perdona, hermano, es que...

MIGUELITO.-  ¿De dónde la has sacado?

LUCAS.-  No te enfades; resulta que yo...

MIGUELITO.-  ¡Es la espada del yunque!

LUCAS.-  Ha sido una tontería, lo sé, pero...

MIGUELITO.-  ¿La has sacado tú?

LUCAS.-  Sí, pero no lo volveré a hacer.

 

(Kay mira a todas partes para asegurarse de que están solos y coge a ARTURO por el cuello.)

 

MIGUELITO.-  Di a todo el mundo que fui yo el que la sacó del yunque.

LUCAS.-  ¡Qué morro!

MIGUELITO.-  ¿Lo dirás?

 

(Asiente con la cabeza y Kay le suelta. ARTURO mira hacia el lado donde se fue MERLÍN y recuerda su promesa.)

 

LUCAS.-  No. He prometido que no mentiría.

MIGUELITO.-   (Va a golpearle, pero se detiene.)  ¡Qué importa! Si dices que fuiste tú, nadie te creerá. Con esta espada seré invencible.

 

(Entran otros nobles.)

 

PEPO.-  Mirad lleva la espada mágica.

MIGUELITO.-  ¡Soy invencible!

MONTY.-  Mi nobleza es más antigua. Será para mí.

JORGE.-  ¡Apartaos, yo seré rey!

 

[Golpean a Kay y lo derriban. El Noble 1 (PEPO) se alza con la espada.]

 

PEPO.-  ¡Soy invencible!

MIGUELITO.-  ¡Que te crees tú eso!

MONTY.-  Mi nobleza es más antigua. Será para mí.

JORGE.-  ¡Apartaos, yo seré rey!

 

(Le golpean y lo derriban. El Noble 2 (MONTY) levanta la espada triunfal.)

 

MONTY.-  ¡Soy invencible!

 

(Sin mediar palabras, lo derriban. El Noble 3 (MIGUELITO) va a levantar la espada, pero ARTURO se la coge y la clava en el yunque.)

 

LUCAS.-  Solucionado el conflicto. La espada volvió donde siempre estuvo.

JORGE.-  ¡Maldito crío! ¡Aparta!

 

(Intenta sacarla del yunque. Los otros también.)

 

JORGE.-  ¡No puedo!

MONTY.-  Déjame a mí.  (Lo intenta.)  Yo tampoco.

PEPO.-  ¡Fuera!  (Lo intenta también.)  Ni yo.

MIGUELITO.-  Yo ni lo pruebo.

PEPO.-  ¿Pero cómo es que no somos capaces de sacarla?

LUCAS.-  Porque ninguno de vosotros está predestinado a ser Rey de Inglaterra. Merlín me dijo que el que la sacara debía de ser justo, honrado, tolerante, astuto y sabio. Y no veo yo que vosotros...

MONTY.-  Un momento. ¿Tú metiste la espada en el yunque?

LUCAS.-  Sí.

MONTY.-  O sea que estaba fuera.

LUCAS.-   (Irónico.)  Buena deducción.

JORGE.-  ¿Quién la sacó?

 

(Sir Kay hace señas a ARTURO para que diga que fue él.)

 

LUCAS.-  Fue...

 

(Señala vacilante a su hermano. Los demás llegan hasta Sir Kay y lo felicitan. ARTURO vuelve a recordar la promesa.)

 

Lo siento, hermano. No debo mentir.

 

(Todos golpean a Sir Kay.)

 

  (A los nobles, con gran complejo de culpa.)  La saqué yo...

 

(Todos se vuelven a ARTURO.)

 

 (Atemorizado.)  pero pensaba devolverla.

 

(Todos ríen.)

 

PEPO.-  ¡Embustero! Si no tienes ni media torta.

MONTY.-  Anda, sardinilla, sácala otra vez si tan fuerte eres.

LUCAS.-  No es cuestión de fuerza.

 

(La saca con toda facilidad.)

 

PEPO.-  ¡No es posible!

 

(Y antes de que los nobles intenten quitársela, la vuelve a clavar.)

 

MONTY.-  Aguardaremos a que llegue el día de San Jorge y probaremos otra vez.

LUCAS.-   (Al público.)  Y llegó el día de San Jorge.

MONTY.-  Sácala si puedes.

LUCAS.-  Puedo.




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