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Jornada III

 

Cercanías de Galera.

 

Escena I

 

DON ÁLVARO, sin ver a ALCUZCUZ, que está durmiendo en el suelo.

 
DON ÁLVARO
Noche pálida y fría,
a tu silencio dignamente fía
mi esperanza su empleo,
mi amor su dicha, mi alma su trofeo;
pues en ti (aunque a pesar de tanta estrella) 5
dará más noble luz Maleca bella,
cuando redes y lazos
robada finja entre mis dulces brazos.
En alas del cuidado,
como a un cuarto de legua ya he llegado 10
de Galera. Esta parte
donde naturaleza obró sin arte
cerrados laberintos
de hojas, ni bien confusos ni distintos,
nocturno albergue sea 15
del caballo; y, pues, nadie hay que me vea,
quede a ese tronco atado,
más seguro a las riendas hoy fiado
un bruto, que al cuidado ayer de un hombre,

 (Tropieza en ALCUZCUZ.)  

que... Mas no hay accidente que no asombre 20
un pecho enamorado.
Si bien este accidente
con justa causa mi valor le siente,
pues cuando al muro ya a acercarme empiezo,
en un cadáver mísero tropiezo. 25
Todo cuanto hoy he visto, todo cuanto
he hallado, es asombro, horror y espanto.
¡Ay infelice, ay triste,
oh tú, que monumento el monte hiciste!
Mas no... ¡Ay dichoso, oh tú, que con la muerte 30
mejoraste las ansias de tu suerte!
¡Con qué de sombras lucho!
 

(Despierta ALCUZCUZ.)

 
ALCUZCUZ
¿Quién es que me pisar?
DON ÁLVARO
¡Qué veo! ¡Qué escucho!
¿Quién va? ¿Quién es?
ALCUZCUZ
Alcuzcuz,
que aquí esperar le mandaste 35
con el yegua, y aquí estar,
sin que me haber visto nadie.
Si haber de volver a Gavio
hoy, ¿cómo salir tan tarde?
Mas siempre haber al partirse 40
gran perecilia entre amantes.
DON ÁLVARO
Alcuzcuz, ¿qué haces aquí?
ALCUZCUZ
¿Cómo preguntar qué haces
a Alcuzcuz, si te esperar
desde que por porta entraste 45
del muro a ver a Maleca?
DON ÁLVARO
¿Quién vio cosa semejante?
Pues ¿desde anoche, que fue
eso, estás aquí?
ALCUZCUZ ¿
Qué hablalde
desde anoche, si no haber 50
que me dormir un instante
con un mal voneno que
tomar porque me matase,
de miedo de que la yegua
ir por esos andurriales? 55
Mas, pues, ya es el yegua vuelta
y voneno no matarme
(que Alá mejorar el horas),
vamos, pues.
DON ÁLVARO
¡Qué disparates!
Tú estabas borracho anoche. 60
ALCUZCUZ
Si hay vonenos que emborrachen,
sí estar... y creerlo ahora
en que el boca a hierro sabe,
estar el lengua e los labios
secos como pedernales, 65
ser de yesca el paladar,
saberme todo a venagre.
DON ÁLVARO
Vete de aquí; que no es bien
que ya otra vez me embaraces
la dicha, pues por ti anoche 70
perdí la ocasión más grande;
y no quiero que por ti
aquesta también me falte.
ALCUZCUZ
No tener el culpa, Zara
sí, porque ella asegorarme 75
que era voneno, e beberle
por morirme.
 

(Ruido dentro.)

 
DON ÁLVARO
Hacia esta parte
siento gente. Entre estas ramas
esperemos a que pasen.
 

(Vanse.)

 


Escena II

 

GARCÉS, SOLDADOS.

 
GARCÉS
Ésta de la mina es 80
la boca que al muro sale:
llegad, llegad con silencio,
pues no nos ha visto nadie.
Ya está dada fuego, y ya
esperamos por instantes 85
que reviente el monte, dando
nubes de pólvora al aire.
En volándose la mina,
ninguno un minuto aguarde,
sino ir a ocupar el puesto 90
que ella nos desocupare,
procurando mantenerle
hasta llegar lo restante
de la gente que emboscada
en esa espesura yace. 95
 

(Vanse.)

 


Escena III

 

DON ÁLVARO, ALCUZCUZ; después, MORISCOS y DON LOPE.

 
DON ÁLVARO
¿Oíste algo?
ALCUZCUZ
Nada oír.
DON ÁLVARO
¿Quién duda que es ronda que ande
corriendo el monte? Por eso
puse cuidado en guardarme.
¿Fuéronse?
ALCUZCUZ
¿Ya no lo ves?
100
DON ÁLVARO
Ya es bien al muro acercarme.
 

(Disparan dentro.)

 
Mas ¿qué es esto?
ALCUZCUZ
No haber boca
que más claramente hable
que la boca de una pieza,
aunque se ignora el lenguaje. 105
 

(Explosión de una mina.)

 
MORISCOS

 (Dentro.)  

¡Valedme, cielos!
ALCUZCUZ
¡Valedme,
Mahoma!, así Alá te guarde.
DON ÁLVARO
Parece que se desquicia
de sus ejes inmortales
todo el orbe de cristal 110
todo el globo de diamante.
DON LOPE

 (Dentro.) 

Ya voló la mina; todos
a la batería que hace.
 

(Cajas.)

 
DON ÁLVARO
¿Qué Etnas, qué Mongibelos,
qué Vesubios, qué volcanes 115
en su vientre concibieron
los montes, que así los paren?
ALCUZCUZ
¿Qué monjiles, qué besugos,
qué leznas ni qué alacranes?
Que todo ser humo y fuego. 120
DON ÁLVARO
¿Quién vio más terrible trance?
En confusos laberintos
de armas ya la villa arde,
y para abortar horrores,
víbora de alquitrán y áspid 125
de pólvora, hecha pedazos,
todas las entrañas abre.
Estrago de España es éste.
Ni soy noble, pues, ni amante,
si a socorrer a mi dama 130
al fuego no me arrojare,
trepando al muro y rompiendo
sus almenas de diamante;
que como yo entre mis brazos
a Maleca hermosa saque, 135
Galera y el mundo todo
más que se queme y se abrase.

 (Vase.)  

ALCUZCUZ
Ni ser amante ni noble,
si en confusión tan notable
quedar Zara. Mas ¿qué importa 140
no ser yo noble ni amante?
Hartos amantes y nobles
haber: y como escaparme
yo, que Zara y que Galera
más que se queme y se abrase. 145

 (Vase.)  

 

Ruinas de Galera.

 


Escena IV

 

DON JUAN DE MENDOZA, DON LOPE DE FIGUEROA, GARCÉS, SOLDADOS; después, MALEC, MORISCOS y DOÑA CLARA.

 
DON LOPE
No quede persona a vida:
llévese a fuego y a sangre
la villa.
GARCÉS
A pegarla fuego
entraré.

 (Vase.)  

SOLDADO 1.º
Yo a aprovecharme
del saco.
 

(Salen MALEC y MORISCOS.)

 
MALEC
Yo basto solo,
150
puesto por muro delante,
a defenderla.

 (Batalla.)  

MENDOZA
Señor,
éste es Ladin el alcaide.
DON LOPE
Ríndete ya.
MALEC
¿Qué es rendirme?
DOÑA CLARA

 (Dentro.) 

¡Ladin, señor, dueño, padre! 155
MALEC

 (Aparte.) 

Maleca es: ¡oh, quién pudiera
hoy dividirse en dos partes!
DOÑA CLARA

 (Dentro.) 

Que me da un cristiano muerte.
MALEC
Pues a mí estotros me maten
sin defenderme, y a un tiempo 160
tu vida y mi vida acaben.
DON LOPE
Muere, perro, y a Mahoma
da un recado de mi parte.
 

(Éntranse los CRISTIANOS, retirando a los MORISCOS.)

 


Escena V

 

Después de haberse concluido la batalla dentro, salen SOLDADOS, GARCÉS, DON LOPE y DON JUAN DE MENDOZA.

 
SOLDADO 1.º
No se ha hecho presa tal
de joyas y de diamantes. 165
SOLDADO 2.º
Rico quedo desta vez.
GARCÉS
Ninguna vida hoy se guarde
que a mi acero, por hermosa
o por caduca se escape:
sólo me falta de hallar 170
aquel morisquillo infame,
para volver bien vengado.
DON LOPE
Pues toda Galera arde,
manda retirar la gente
antes que su incendio llame 175
el socorro.
MENDOZA
A retirar.
Pase la palabra.
SOLDADOS
Pase.
 

(Vanse.)

 


Escena VI

 

DON ÁLVARO; después, DOÑA CLARA.

 
DON ÁLVARO
Por entre montes de llamas,
entre piélagos de sangre,
tropezando en cuerpos muertos, 180
quiso mi amor que llegase
a la casa de Maleca,
estrago ya miserable,
pues del acero y del fuego
pavesa dos veces yace. 185
¡Ay esposa!, presto yo
moriré, si llego tarde.
¿Dónde Maleca estará?
Que ya no se mira a nadie.
DOÑA CLARA

 (Dentro.) 

¡Ay de mí!
DON ÁLVARO
Esta voz que el viento
190
lastimosamente esparce
de mal pronunciadas quejas,
de bien repetidos ayes,
es rayo que me penetra.
¿Quién vio desdicha más grande? 195
A las luces que confusas
ya cebado el fuego hace,
miro una mujer que está
apagándolas con sangre...
¡Y es Maleca! ¡Oh santos cielos! 200
O dadla vida o matadme.

 (Entra, y saca a DOÑA CLARA, suelto el cabello, sangriento el rostro, y medio vestida.)  

DOÑA CLARA
Soldado español, en quien
ni piedad ni rigor cabe:
piedad, pues, que ya me heriste,
rigor, pues, no me acabaste, 205
vuelve a mi pecho el acero:
mira que es rigor notable
que tus acciones no sean
ni rigores ni piedades.
DON ÁLVARO
Deidad infeliz (que ya 210
hay infelices deidades,
pues de ti lo aprenden cuantas
de humanas fortunas saben),
el que en sus brazos te tiene,
no solicita matarte; 215
que antes quisiera su vida
dividir en dos mitades.
DOÑA CLARA
Bien dicen esas razones
que eres africano alarbe;
y si por mujer y triste, 220
dos veces puedo obligarte,
una fineza te deba.
En Gavia está por alcaide
el Tuzaní, esposo mío:
pártete luego a buscarle, 225
y este estrecho último abrazo
le llevarás de mi parte;
y dirásle que su esposa,
bañada en su propia sangre,
a manos de un español, 230
de sus joyas y diamantes
más que de honor ambicioso,
hoy muerta en Galera yace.
DON ÁLVARO
El abrazo que me das,
no, no es menester llevarle 235
a tu esposo; que por ser
fin de sus felicidades,
él le sale a recibir;
que no hay desdicha que tarde.
DOÑA CLARA
Sola una voz, ¡ay bien mío!, 240
pudo nuevo aliento darme,
pudo hacer feliz mi muerte.
Deja, deja que te abrace.
Muera en tus brazos y muera...

 (Expira.)  

DON ÁLVARO
¡Oh cuánto, oh cuánto ignorante 245
es quien dice que el amor
hacer de dos vidas sabe
una vida!, pues si fueran
esos milagros verdades,
ni tú murieras, ni yo 250
viviera; que en este instante,
muriendo yo y tú viviendo,
estuviéramos iguales.
Cielos, que visteis mis penas;
montes, que miráis mis males; 255
vientos, que oís mis rigores;
llamas, que veis mis pesares;
¿cómo todos permitís
que la mejor luz se apague,
que la mejor flor se os muera, 260
que el mejor suspiro os falte?
Hombres que sabéis de amor,
advertidme en este lance,
decidme en esta desdicha,
¿qué debe hacer un amante 265
que viniendo a ver su dama
la noche que ha de lograrse
un amor de tantos días,
bañada la halla en su sangre,
azucena guarnecida 270
de más peligroso esmalte,
oro acrisolado al fuego
del más riguroso examen?
¿Qué debe aquí hacer un triste,
que el tálamo que esperarle 275
pudo, halla túmulo, donde
la más adorada imagen,
que iba siguiendo deidad,
vino a conseguir cadáver?
Mas no, no me respondáis, 280
no tenéis que aconsejarme;
que si no obra por dolor
un hombre en sucesos tales,
mal obrará por consejo.
¡Oh montaña inexpugnable 285
de la Alpujarra, oh teatro
de la hazaña más cobarde,
de la victoria más torpe,
de la gloria más infame.
¡Oh nunca, oh nunca tus montes, 290
oh nunca, oh nunca tus valles
hubieran visto en su cumbre,
hubieran visto en su margen
la más infeliz belleza!
Mas ¿de qué sirve quejarme, 295
si las quejas, con ser quejas,
aun no son prendas del aire?


Escena VII

 

DON FERNANDO DE VÁLOR, DOÑA ISABEL TUZANÍ, MORISCOS.- DON ÁLVARO; DOÑA CLARA, muerta.

 
VÁLOR
Aunque con lenguas de fuego
Galera en su ayuda llame,
tarde hemos llegado.
DOÑA ISABEL
Y tanto,
300
que ya sus plazas y calles
son abrasadas cenizas,
que en llamas piramidales
se oponen a las estrellas.
DON ÁLVARO
No os admire, no os espante 305
venir tan tarde vosotros,
si yo también vine tarde.
VÁLOR
¡Oh qué presagio tan triste!
DOÑA ISABEL
¡Qué asombro tan miserable!
VÁLOR
¿Qué es esto?
DON ÁLVARO
Ésta es la mayor
310
pena, éste el dolor más grande,
la desdicha más cruel,
la desventura más grave;
que ver morir y morir
tan triste y tan lamentable- 315
mente lo que se ama, es
la cifra de los pesares,
el colmo de las desdichas
y el mayor mal de los males.
Maleca, ¡ay triste!, mi esposa, 320
es (¡qué pena tan notable!)
la que (¡qué dolor tan triste!)
pálida (¡qué duro trance!)
y sangrienta (¡qué cruel!)
estáis mirando delante. 325
Aleve mano en su pecho
hizo herida penetrante
entre el fuego. ¿A quién no admira,
a quién no asombra que apague
fuego a fuego, y que al acero 330
se dé a partido un diamante?
Todos sois testigos, todos,
del más sacrílego ultraje,
la más fiera acción, el más
triste horror, costoso examen 335
del amor y la fortuna;
y así, desde aqueste instante,
todos lo habéis de ser, todos,
de la mayor, la más grande
y la más noble venganza 340
que en sus corónicas guarde
la eternidad de los bronces,
la duración de los jaspes;
pues a esta beldad difunta,
flor truncada, rosa fácil, 345
que al fin maravilla muere
como maravilla nace,
hago juramento, hago
firme amoroso homenaje
de vengar su muerte; y puesto 350
que Galera, a quien no en balde
dieron este nombre, ya
zozobrando sobre mares
de púrpura que la anegan,
de llamas que la combaten, 355
se va a pique despeñada
desde esta cumbre a ese valle;
pues ya de los españoles
apenas se escucha el parche,
y pues se van retirando, 360
yo iré siguiendo el alcance,
hasta que al mismo entre todos
homicida suyo halle:
vengaré, si no su muerte,
a lo menos mi coraje; 365
porque el fuego que lo ve,
porque el mundo que lo sabe,
porque el viento que lo escucha,
la fortuna que lo hace,
el cielo que lo permite, 370
hombres, fieras, peces, aves,
sol, luna, estrellas y flores,
agua, tierra, fuego, aire
sepan, conozcan, publiquen,
vean, adviertan, alcancen 375
que hay en un alarbe pecho,
en un corazón alarbe
amor después de la muerte,
porque aun ella no se alabe
que dividió su poder 380
los dos más firmes amantes.

 (Vase.)  

VÁLOR
Detente, espera.
DOÑA ISABEL
Primero
harás que un rayo se pare.
VÁLOR
Retirad esa belleza
infeliz. No os acobarde 385
ver que esa bárbara Troya
ese rústico homenaje
caiga en horror a la tierra,
vuele en cenizas al aire,
moriscos de la Alpujarra, 390
si para venganzas tales,
vuestro rey Abenhumeya
no ciñe este acero en balde.

 (Vase.)  

DONA ISABEL

 (Aparte.) 

¡Pluguiera al cielo sus montes,
que son soberbios Atlantes 395
del fuego que los consume,
del viento que los combate,
ya titubear se viesen,
ya caducar se mirasen,
porque dieran fin en ellos 400
tantas infelicidades!

 (Vanse.) 

 

Campo inmediato a Berja.

 

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