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101

Pueden verse los trabajos de Sebold (1974, pp. 198-237). Glendinning (1962, pp. 86-101), Maravall y Abellán (pp. 794-806).

 

102

Véanse los trabajos de Étienvre, Álvarez Barrientos (1983 y 1987-88) y Pérez Magallón (1991, pp. 164-174).

 

103

Que no son una excepción puede comprobarse en las palabras de Olavide que cita Sebold en el artículo que se recoge en el presente volumen.

 

104

Para un estudio de la novela epistolar y la epistolaridad en general, deben verse la obra de Altman, aunque ni ella ni otros estudiosos del género, como Singer, dedica una sola palabra a Cadalso.

 

105

«Las Lettres persanes no constituyen propiamente una novela, pero se acercan bastante a lo que entendemos por tal [...]. Hay, por lo tanto, una muy flexible estructura novelesca que, como el mismo autor vio, le permitió manejar toda clase de digresiones» (Saquero Goyanes 1981, pág. XXXIV).

 

106

Es obligado mencionar aquí que la única persona que ha considerado sistemáticamente las Cartas marruecas como novela (novela epistolar-racionalista, la califica) ha sido Zavala, en un artículo lleno de agudas sugerencias.

 

107

Gracias a la proverbial amabilidad de Russell P. Sebold, he tenido acceso a su texto antes de su publicación.

 

108

Zavala ha sostenido con buenas razones que «la narración de esa novela epistolar racionalista está basada en lo que M. Bakhtin llama ‘device of not understanding’, o punto de vista del extranjero que no comprende lo que ve» (pág. 351).

 

109

Sobre las posibles incoherencias del trayecto y otras dificultades del texto, debe verse Glendinning, 1971.

 

110

M. Angenot, s.v. dialogisme. Puede verse también la voz polyphinie: «Terme par leque M. Bakhtine caractérise le reman dostoïevskien: ‘le mot/le discours pour Bakhtine n’a pas sa vérité dans un référent extérieur au discours qui’il doit refléter. Mais il ne coïncide pas non plus avec le sujet cartésien, possesseur de son discours, identique à lui-même et se représentant en lui; ce mot, ce discours est comme distribué sur différentes instances discursives qu’un je multiple peut occuper simultanément’ (J. Kristeva)».