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271

El Diario de Alicante recoge en 1908 cartas de Salvador Rueda (29 de abril), del ingeniero Nicasio Mira (5 de mayo) y de Óscar Esplá (7 de mayo) denunciando el hecho de que un escritor de tan altas cualidades tuviera que malograrse en el «diario despacho de expedientes que tantas energías consume» (carta de N. Mira), como oficial en la dirección del Hospital Provincial, donde trabajaba desde mayo de 1906, en lugar de dedicar su tiempo a la creación literaria. Rueda y Esplá solicitan que la ciudad de Alicante, mediante su Diputación o Ayuntamiento, conceda a su escritor una pensión de cincuenta duros mensuales. Nicasio Mira solicita de la Diputación que Miró fuera nombrado cronista provincial en sustitución del destino que venía desempeñando. Para los datos biográficos es imprescindible acudir al documentado libro de Vicente Ramos, Gabriel Miró, Alicante, Instituto de Estudios Alicantinos, 1979. (N. del A.)

 

272

Fue nombrado cronista provincial en agosto de 1909, después de haber sido relevado de su puesto de oficial en la dirección del Hospital Provincial para pasar a la Secretaría de la Diputación, pero quedó cesante en febrero de 1910. En marzo de ese año es nombrado auxiliar del Delegado del Gobierno en la Junta de Obras del Puerto, hasta que en diciembre Federico Soto, al tomar posesión de la alcaldía de la ciudad, lo llama a su lado como su secretario particular. Es repuesto como cronista en octubre de 1911. A comienzos de 1914 traslada su domicilio familiar a Barcelona. (N. del A.)

 

273

Así lo afirma en la carta a sus amigos Enrique Puigcerver y Ernesto Chápuli, fechada el 22 de noviembre de 1909, que reproduce Vicente Ramos, op. cit., págs. 145-147.

 

274

En la carta aparecida en el Diario de Alicante (25 de enero de 1908), en que agradece el ofrecimiento del director de El Demócrata para publicarle Las cerezas del cementerio, Miró confiesa: «Yo no soy un profesional del arte. Escribo cuando puedo. Mi libro, Las cerezas del cementerio, cuya traza compuse hace cuatro años, no está escrito. Necesito tres o cuatro meses de sosiego». En la carta citada en la nota anterior insiste sobre este sunto, y dice tener redactado la mitad del libro. (N. del A.)

 

275

Las novelas fueron publicadas, sucesivamente, el 29 de enero, 11 de junio y 26 de noviembre de 1909. (N. del A.)

 

276

Un ejemplar estudio de los procedimientos narrativos mironianos, realizado sobre su novela más lograda, puede encontrarse en el libro de Yvette E. Miller, La novelística de Gabriel Miró, Madrid, Ediciones y Distribuciones Códice, S. A., 1975. Recientemente el profesor José Carlos Mainer ha realizado una aportación fundamental sobre el género novela corta y su específica configuración en el molde editorial en que iba a difundirse: «El Cuento Semanal (1907-1912): Texto y contexto», en Formas breves del relato, Estudios coordinados por Yves-René Fonquerne y Aurora Egido, Universidad de Zaragoza, 1986, págs. 207-220. (N. del A.)

 

277

De los veintinueve cuentos recopilados en aquellos dos tomitos -de 1912 y 1915, respectivamente, pasan a Corpus y otros cuentos, en 1927, sólo trece. (N. del A.)

 

278

Carta citada en n.º 3. (N. del A.)

 

279

«Pronto saldrá otra versión mía (de Lavedán); una novela: Dentro del cercado; un tomito de Crónica del licenciado Sigüenza [...]»; carta a Puigcerver citada por Vicente Ramos, Vida y obra de Gabriel Miró, Madrid, El Grifón de Plata, 1955, pág. 153. (N. del A.)

 

280

En el capítulo «Cuentos y novelas cortas» de su libro Crítica efímera, Madrid, España-Calpe, 1962, págs. 202-233. (N. del A.)