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881

Veronica Ions, Indian Mythology, London, Paul Hamlyn, 1963, pp. 91-92.

 

882

R. C. Zaehner, «Hinduism» en Man, Myth and Magic, New York, Marshall Cavendish Corporation, 1970, X, p. 1314.

 

883

Ibíd.

 

884

Tomamos el término de «prehistoria» del artículo del profesor Hans Ulrich Gumbrecht «Ce sentiment de douloureux plaisir, qu’on recherche, quoiqu’on s’en plaigne», donde se aplica al teatro parisiense de Thermidor 1794 a Brumaire 1799, en Romanistische Zeitschrift für Literaturgeschichte, 3/4, Heidelberg, 1979, pp. 335-373.

 

885

Miguel Artola, La burguesía revolucionaria (1808-1874), Alfaguara (7.ª ed.), Madrid, 1980, p. 355.

 

886

Las directrices fundamentales de nuestra controversia, así como la remisión del concepto de Romanticismo a épocas anteriores, sin ajustarlo a la definición del nuevo movimiento (lo que hoy día nos puede resultar operativo), nos fueron igualmente legadas de la polémica suscitada en otros países. Al respecto véase René Wellek, «El concepto de romanticismo en la historia literaria», Conceptos de crítica literaria, Ed. de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1968, pp. 103-153.

 

887

R. Andioc, Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII, Ed. Castalia, Madrid, 1976.

 

888

«... máquinas destinadas a que los personajes o los objetos se burlen de las leyes de la gravedad: los protagonistas suben por los aires o desaparecen bajo la tierra; carros, naves, e incluso palacios y montes evolucionan por encima del escenario». R. Andioc, ibíd., p. 51.

J. Campos, en su obra Teatro y sociedad en España (1780-1820), Ed. Moneda y Crédito, Madrid, 1969, p. 205, nos relata la afición de Fernando VII a las comedias de magia.

 

889

En su Teatro popular y magia, Rev. de Occidente, Madrid, 1974, p. 43, Julio Caro Baroja señala ya El jardín de Falerina, zarzuela en dos jornadas de Calderón (1648), como auténtica obra de magia por sus transformaciones, hechizos y contrahechizos.

 

890

Sería arriesgado tratar de justificar de forma rotunda el éxito de este tipo de teatro. R. Andioc, en la obra citada, p. 97, atribuye al espectador la «ilusión de una realización total de su ser, de una plenitud que le niega el orden social vigente». Personalmente, nos parece igualmente relevante el hecho de que este género se desarrolle en el «Siglo de la Razón».

El título con que encabezamos este apartado lo tomamos de un programa de televisión sobre el éxito actual del cine de ciencia-ficción, cuyo parecido resulta enormemente sugestivo.