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901

Cuando Andioc señala la atenuación por cierta timidez o prudencia de la protesta que supone Ana y Sindhan, destacando una «actitud pasiva», o que en El amor y la intriga se produce una revuelta del noble, pero no del pechero, tratando de explicar el posible menor éxito de las obras entre el pueblo bajo, no se da cuenta de que esa «actitud pasiva» de la virtud oprimida es indispensable al género: el medio de despertar la compasión. Cf. op. cit., pp. 111 y 113.

 

902

Vide M. Artola, op. cit., p. 330.

Nos parece excesiva, por tanto, la postura de Russell P. Sebold, quien ve un auténtico Romanticismo entre 1770 y 1800 (el fenómeno a partir de 1830 aproximadamente sería un «Romanticismo manierista»), que ilustra, entre otras obras, una de las de este género: El precipitado. Vide de dicho autor: «El incesto, el suicidio y el primer Romanticismo español», Hispanic Review, 41, n.º 4 (1973), pp. 669-692, y «Sobre el nombre español del dolor romántico», Ínsula, n.º 264 (1968), pp. 1, 4 y 5, ahora recogidos en Trayectoria del Romanticismo español, Ed. Crítica, Barcelona, 1983.

 

903

Cf. «Ce sentiment de douloureux plaisir...», loc. cit., p. 356.

 

904

Vide Peter Brooks, «Une esthétique de l’étonnement: le mélodrame», Poétique, 19, 1974, p. 353.

 

905

«Leur point focal peut être défini ici comme l’admiration de la vertu. Affrontement et péripétie sont concus pour rendre possible un hommage aussi spectaculaire que public à la vertu, pour mettre en évidence son pouvoir et ses effets». Ibíd., página 341.

 

906

«Le mélodrame en général, non seulement se sert de la vertu persécutée comme ressort de la dramaturgie, mais tend à devenir la dramaturgie de la vertu méjugée et finalement reconnue». Ibíd., p. 342.

 

907

Ibíd., pp. 352-354.

 

908

«Cristianismo y Cultura Ilustrada no sólo coexisten paralelamente, sino que llegan a simbiotizarse en algunos de sus más insignes representantes». Miguel Batllori, «Notas sobre la Iglesia en el siglo de la Ilustración», loc. cit., p. 105.

 

909

«... il y avait dans l’application du mélodrame au développement des principes fondamentaux de toute espèce de civilisation, une vue providentielle [...] en aucun temps, la classe qui la subissait immédiatement n’a été plus régulière dans ses moeurs, jamais les crimes n’ont été plus rares». Citado por Gumbrecht en «Ce sentiment...», loc. cit., p. 358.

 

910

Así A. Peers, que sigue a Menéndez Pelayo, en Historia del movimiento romántico español, Gredos, Madrid, 1973, vol. I, pp. 101 y ss., insiste en un creciente éxito del drama barroco y de Calderón para justificar el «renacimiento romántico».