Escena primera
|
|
ARIAS y GÓMEZ
|
ARIAS. | (Sale con
muestras de resistir un profundo dolor y se sienta junto
a la mesa.) | Déjame, Gómez, deja que mis ojos | | puedan
romper sin mengua en lloro amargo, | | pues a la patria con
llorar no ofende, | | aquí escondido, un padre, un triste
anciano, | | a quien el Cielo prolongó la vida | | para
el tormento y el dolor. ¡Aciago | | (Pausa.) | mil y mil veces
el fatal momento | | en que nació Bellido! ¡Cuánto
y cuánto | | luto y afán a la infeliz Zamora,
| | y a mí, aun más infeliz, su crimen trajo!
| | (Pausa.) | ¡Hijo del alma mía!... Sí; mis
ojos | | te han visto perecer... ¡Desventurado!, | | te han visto
perecer. |
|
|
GÓMEZ. | Ah!, considera,
| | señor, que por la patria, y sustentando | | la razón
y justicia... |
|
|
ARIAS. | (Con entereza.) | ¿Y
yo a la patria | | dos hijos que me restan niego acaso? | | Mueran,
sí, todos por la patria, mueran; | | mas a un viejo
infeliz dejadle el llanto. | |
|
|
GÓMEZ. | Si tú, señor,
perdiste a tu hijo, | | en él hoy pierde el pueblo zamorano
| | su mejor caballero. |
|
|
ARIAS. | ¡Gómez!... ¡Gómez!...
| | ¡Tú viste cuán valiente y cuán gallardo
| | se presentó a la lid! ¡Destino injusto! | | ¿Quién
pudiera pensar, cuando mis manos | | le enlazaban el yelmo
y la coraza, | | palpitándome el pecho, que ya el brazo
| | de la tremenda, inexorable muerte | | sobre su cuello estaba
levantando? | | ¡Cielos! Perdona, ¡oh patria!, mi flaqueza;
| | mis lágrimas perdona; al grito santo | | de la Naturaleza
no resiste | | la más alta virtud del pecho humano...
| | ¡Oh desesperación!... ¿Que la justicia, | | que el
honroso valor pueden, en tanto | | que la ciega fortuna, a
su capricho, | | reparta triunfos y conceda lauros? | | ¿Quién,
Gómez, quién imaginar pudiera | | que guerrero
tan diestro y esforzado, | | y que tan justa causa defendía,
| | no fuese el vencedor? ¡Ay!, del contrario | | la horrenda
lanza atravesó aquel pecho, | | dulce esperanza a mis
caducos años... | | Yerto el cadáver de mi Pedro
yace... | | Su sangre inunda ese funesto campo. | | ¡Pedro! ¡Hijo
mío! ¡Oh Dios! |
|
|
GÓMEZ. | Sólo
pudieron | | con ventaja vencerle. Su caballo, | | rompiendo
el freno, sin defensa... |
|
|
ARIAS. | (Despechado.) | Amigo,
| | si yo, cual debí hacerlo, despreciando | | súplicas,
y respetos, y razones, | | el primero en la lid hubiera entrado,
| | tal vez... |
|
|
|
ARIAS. | (Abatido.) |
Gómez, al menos. | | de haberme dado muerte,
el duro brazo | | del retador soberbio encontrarían
| | fatigado mis hijos, y si acaso | | ciega fortuna les negaba
el triunfo, | | no sufriera el martirio de mirarlo | | este padre
infelice. |
|
|
GÓMEZ. | No extinguido
| | con Pedro queda tu linaje claro. | | Otros dos hijos aún
te guarda el Cielo, | | otros dos hijos, cuyo ardor bizarro
| | tu consuelo será, será tu gloria | | y de la
infanta y de Zamora amparo. | | En la honrosa palestra, en
este instante, | | el valeroso Diego está vengando | | tu aflicción, a la patria defendiendo, | | y pronto
vencedor vendrá a tus brazos. | |
|
|
ARIAS. | (Animado.) | Así lo espero. La horrorosa vista | | del cadáver
sangriento de su hermano | | y el lloro del dolor y del despecho
| | que Diego vio en mis ojos, inflamando | | su noble corazón,
dará a su saña | | tan alto esfuerzo, que su
espada el rayo | | será de mi venganza, y de Zamora
| | el honor y defensa. | (Con gran sorpresa.) | ¿Has
escuchado? | |
|
|
GÓMEZ. | (Agitado.) | Rumor de trompas...
|
|
|
ARIAS. | Y confusas voces...
| | ¡Cuál palpita mi pecho!... ¿Venció? |
|
|
GÓMEZ. |
Parto
| | a saberlo, señor, y torno al punto | | con la nueva
feliz. | (Vase.) |
|
|
|
Escena
tercera
|
|
ARIAS y la INFANTA
|
INFANTA. | (Con el mayor desconsuelo.) | ¡Arias Gonzalo! | |
|
|
|
|
ARIAS. | (Desasosegado.) | ¿Diego
| | no me viene a abrazar?... ¡Señora! ¿El llanto | |
os embarga la voz?... ¿Calláis? |
|
|
INFANTA. | (Con gran
dolor.) | ¡Amigo!...
| | tu hijo tercero, en este punto al campo | | sale a lidiar,
a defender la patria | | y a dar justa venganza a sus hermanos.
| |
|
|
ARIAS. | (Cayendo en el sillón.) | ¡Día de maldición!
|
|
|
INFANTA. | El más funesto | | de cuantos
respiré y el más aciago... | | (Larga pausa.) |
|
|
ARIAS. | ¡A mi Diego también! | (Apoya el rostro contra
la mesa, sumergido en profundo dolor.) |
|
|
INFANTA. | ¿Qué
horrenda Furia | | presta el infierno al furibundo brazo | |
que así corta la flor de mis guerreros | | y que la
atroz calumnia sustentando | | vence a los invencibles? ¿Dónde,
dónde | | la justicia y razón tendrán
amparo? | | ¿Y aún más víctimas? ¡Ay!
¿Aún otro cuello | | el orgulloso tronchará?...
|
|
|
ARIAS. | (Levantándose fuera de sí.) |
Un caballo; | | denme pronto un caballo y una lanza.
| | Yo seré el vengador, yo...; aún este brazo...
| |
|
|
INFANTA. | (Conteniéndole.) | ¡Ah!... ¿Qué pretendes?...
¡Desdichado padre! | |
|
|
|
|
ARIAS. | La
mano | | que romper pudo tan preciosas vidas | | de con un golpe
fin... |
|
|
INFANTA. | ¿Dudas
acaso | | de que el piadoso Cielo de su ayuda | | al tercer campeón?...
|
|
|
ARIAS. | (Más reportado.) | ¡Ay mi Gonzalo!
| | Suyo el triunfo será... | (Cayendo en nuevo abatimiento.) | ¡Vana esperanza! | | ¿Qué en mi desdicha y
mi dolor aguardo? | | ¡Infeliz resto de infeliz familia...
| | En la sangre..., ¡qué horror!, de tus hermanos | | ya te están viendo mis marchitos ojos | | resbalar
y caer. |
|
|
INFANTA. | (Estremecida.) | Cesa;
tu labio | | desgarra, sin saberlo, el pecho mío...
| | ¿Qué has dicho...? ¡Oh funestísimo presagio!
| |
|
|
Escena cuarta
|
|
Los mismos y GÓMEZ
|
GÓMEZ.
| (Apresurado.) | Venid, venid, don Arias, que a Zamora | | está
nueva deshonra amenazando | | al ver los dos cadáveres
sangrientos | | yacer en medio del inculto campo; | | el insultante
orgullo y alegría | | que ostentan los guerreros castellanos;
| | el satánico ardor del fuerte Ordóñez,
| | que más víctimas pide en gritos altos, | |
de sangre tintas las lucientes armas, | | y al ver que sólo
ya queda Gonzalo, | | y que en la lid tan joven se presenta,
| | enfurecido el pueblo zamorano | | y en desesperación
y en ira ardiendo, | | intenta, ciego, atropellar los pactos,
| | el seguro romper, y contra Ordóñez | | en tumulto
salir. De este palacio | | el pórtico ya invade en roncos
gritos | | pidiendo... ¿No escucháis? |
|
|
VOCES. | (Dentro.) | Venganza; al campo. | |
|
|
ARIAS. | (Recobrando toda su
entereza y con gran indignación.) | ¿Y donde vos mandáis,
donde yo vivo, | | se podrá cometer tal atentado? | |
¿No sostiene la lid un caballero? | | ¿Quién osará
faltar a nuestros pactos? | | Llore yo; mas yo solo, que soy
padre, | | sin que produzca crímenes mi llanto; | | mueran
todos mis hijos, yo perezca, | | si los cielos así lo
decretaron; | | mas no se cubra de ignomia horrible | | la ciudad
de Zamora. Gómez, vamos. | | (Vase.) |
|
|
Escena
quinta
|
|
INFANTA, sola
|
INFANTA. | (Queda sumergida en profundo
meditación, y después de una larga pausa, dice
como fuera de sí): | ¡En qué mar de dolor mi
alma se anega! | | ¿Qué importa? Salga el pueblo, haga
pedazos | | al orgulloso Ordóñez... Todo, todo
| | se pierda, como viva mi Gonzalo. | | ¿Qué digo? ¡Oh
Dios! | (Pausa.) | Ni sé lo que deseo, | | ni
sé lo que me cumple... ¡Injustos astros! | | Sí
lo sé... El corazón y el alma toda | | anhelan
ver a quien adoro en salvo. | | ¿Qué es todo lo demás?...
Gonzalo viva, | | viva y perezca el Universo... ¿Acaso | | sin
él puedo existir?... En él tan sólo
| | concentro el mundo todo; mas ¿qué insano | | frenesí
de mi mente se apodera? | | (Pausa.) | ¡Qué horror!...
¡Qué horror!... ¿El furibundo brazo | | de esa Furia
infernal, que al fuerte Diego | | y a Pedro el invencible en
el letargo | | de la espantosa tumba hundió sañudo,
| | también tu cuello hermoso...? ¿Y yo qué aguardo,
| | que no corro a poner el pecho mío | | entre tu vida
y el furor contrario? | | Sí; yo seré tu escudo...
| (Hace ademán de irse, pero se detiene.) |
¡Ay desdichada! | | ¿Adónde, adónde voy? | (Pausa.) | Fatal palacio, | | dosel, ya potro horrible de tortura,
| | regia sangre infeliz que, palpitando | | en este corazón,
eres veneno | | de mi amargo vivir... ¡Afortunados | | los que
en el bosque, en ignorada cuna | | nacen y crecen, y tranquilos
años | | pasan felices en oscura suerte | | del poder
los desastres ignorando! | | (Queda sumergida en profunda meditación,
y después de una pausa, al advertir que se acerca
alguien, dice sobresaltada): | Alguien se acerca, ¡oh Dios!
¿Qué horrible nueva | | voy tal vez a escuchar? |
|
|
Escena sexta
|
|
INFANTA y GÓMEZ
|
GÓMEZ. |
De Arias Gonzalo | | la presencia bastó para que el
pueblo | | a su furiosa empresa renunciando | | el éxito
del duelo espere en calma | | y respete la fe de lo tratado.
| | Tal fuerza tiene y tal valor inspira | | la severa virtud
del noble anciano. | |
|
|
INFANTA. | (Agitada.) | ¿Y el hijo que
le resta, dónde...? |
|
|
GÓMEZ. | Ahora,
| | ¡favorézcale el Cielo!, en lid ha entrado | | con
el altivo retador. |
|
|
INFANTA. | Y el padre, | | ¡oh padre
sin ventura!, ¿querrá acaso | | el incierto combate
ver? |
|
|
GÓMEZ. | Señora, | | si su virtud
lo juzga necesario | | para animar al pueblo, irá sin
duda, | | más que los bronces duro, a presenciarlo.
| | Tal es su fortaleza. Mas sus ojos | | hacia la liza ni aun
volverse osaron. | |
|
|
|
GÓMEZ. | Con Lara y con Manrique, | | a quienes
hizo riguroso encargo | | de guardar bien las puertas, porque
nadie | | dé auxilio alguno al que sostiene el campo.
| |
|
|
|
|
Escena octava
|
|
INFANTA y ARIAS
|
ARIAS. | (Aparentando
gran entereza.) | Y vos, ilustre infanta, | | ¿por qué
no vais también a presenciarlo? | | Id, id a contemplar
cuán altamente la familia | | infeliz de Arias Gonzalo
| | os sirve, y os defiende, y cumple, y llena | | de vuestro
augusto padre los encargos. | | (Vuelve a su abatimiento y
se sienta.) | Id y dejad a un infelice viejo, | | que esforzarse
y luchar pretende, en vano | | con el dolor que le destroza
el alma, | | con el rigor del Cielo despiadado. | | Id, sí,
dejadme solo, y vuestro esfuerzo, | | esfuerzo en el que manda
necesario, | | no enerven, ¡ay!, de un padre los gemidos | |
y de un mísero viejo el débil llanto. | | Rinda
a Naturaleza su tributo... | |
|
|
INFANTA. | ¡Ay!... Si vieras mi
pecho destrozado, | | y que cuál tú... |
|
|
ARIAS. | (Con viveza.) | Señora, no sois madre; | | lo
que en mí pasa, ni podéis soñarlo. | |
|
|
INFANTA. | (Turbada.) | ¡Arias!, madre no soy...; mas, ¡ay!,
mi pecho... | | (Resuelta.) | ¿Por qué lo he de negar?
Arias, me abraso | | por ese joven, por el hijo tuyo. | | Para
él sólo respiro, le idolatro. | | En gran peligro
está por defenderme. | | ¿Y negaré mi amor?...
¿Por qué negarlo | | cuando pasión tan noble
me envanece. | |
|
|
ARIAS. | (Con gran sorpresa.) | ¿Deliro yo? ¡Señora!...
¿Mi Gonzalo...? | |
|
|
INFANTA. | Tu Gonzalo es mi amor. Dosel, Zamora,
| | y mi alma entera y cuanto soy le guardo | | para premiar
su esfuerzo y su ternura. | | Me ama y le adoro; sí.
|
|
|
ARIAS. | (Admirado y confuso.) | ¡Dios soberano! | |
¿Qué pronunciáis, señora... ¿Vos, nacida
| | en regia cuna, para ser encanto | | del primer rey del orbe,
a un hijo mío, | | nacido para ser vuestro vasallo...?
| |
|
|
INFANTA. | (Con viveza.) | Todo lo iguala amor. |
|
|
ARIAS. |
Lo iguala todo, | | mas, ¡ay!, que es funestísimo presagio,
| | amor que rompe, esplende y se declara | | entre guerra, traición
y asesinatos; | | entre los alaridos de la muerte, | | entre
sangre, y horror, y acerbo llanto. | |
|
|
INFANTA. | (Con vehemencia.) | Si justo el Cielo le concede el triunfo, | | premio de su
valor será mi mano. | | Si mi resolución es verdadera,
| | si es fuerte mi pasión, puedes notarlo | | al ver
que las declaro en este día | | que solemnizan infortunios
tantos. | |
|
|
ARIAS. | (Confundido.) | ¡Señora!... ¿Y yo
pudiera...? |
|
|
INFANTA. | (Sorprendida.) | ¡Oh gozo!...
Escucha. | |
|
|
ARIAS. | (Levantándose apresurado.) | ¿Victoria
grita el pueblo?... |
|
|
INFANTA. | (Fuera de sí de gozo.) | Resonando | | victoria el aire está...
Triunfó, no hay duda. | | Oye cuál cunde el victorioso
aplauso. | |
|
|
ARIAS. | ¿Me engaña, ¡oh Dios!, mi débil
fantasía? | |
|
|
INFANTA. | (Asiendo por la mano a ARIAS.) | Cierta es mi dicha. A coronarle vamos. | |
|
|
ARIAS. | (Caminando
lentamente.) | ¡Ay!, aun no osa entregarse el pecho mío
| | a tal felicidad. Me ataja el paso | | hielo espantoso. |
|
|
Escena novena
|
|
Los mismos y GÓMEZ
|
GÓMEZ. | (Gozoso.) | Libre está Zamora; | | y la gloria del triunfo
es de Gonzalo. | |
|
|
|
|
ARIAS. | Dolor y gozo | | tienen mi corazón hecho pedazos. | |
|
|
GÓMEZ. | (Queriendo
detener a ARIAS y a la INFANTA.) | ¡Qué valor generoso,
¡Qué nobleza! | | Terrible fue el combate, aunque no
largo. | | Con horrendo furor, lanza con lanza, | | dos veces
los valientes se encontraron, | | y a la tercera vez, hechas
astillas, | | las tajantes espadas desnudando, | | con nuevo
empuje y con igual arrojo | | se embisten cuerpo a cuerpo.
Tiembla el campo, | | retumba el eco a los furiosos golpes,
| | chispean los arneses acerados. | | La fortuna indecisa se
mostraba, | | cuando de Ordóñez tropezó
el caballo | | cubierto de sudor. Nuestro guerrero, | | noble,
como valiente, en gritos altos, | | retirando la espada, dice:
«Ordóñez, | | álzate y torna en ti, que
no combato | | yo nunca con ventaja.» |
|
|
ARIAS. | ¡Ay hijo
mío! | | Con ventaja a mi Pedro derribaron. | |
|
|
GÓMEZ. |
Repuesto Ordóñez, se trabó de nuevo
| | la terrible contienda. Un fuerte tajo | | de la espada enemiga,
al hijo tuyo | | hirió, rompiendo su bruñido
casco, | | y vaciló un momento... | |
|
|
|
|
GÓMEZ. | ... y aun cayó sobre el cuello del
caballo. | | No sé si entonces recibió otra herida.
| | Mas de pronto, la frente levantando | | y esgrimiendo la
espada vencedora, | | corta las riendas del corcel contrario;
| | hiere en el cuello a Ordóñez, le derriba
| | y queda la victoria por Gonzalo. | |
|
|
INFANTA. | ¡Oh Dios!...
Pero ¿está herido?... |
|
|
ARIAS. | A
recibirle | | marchemos, sí, marchemos. |
|
|
GÓMEZ. |
Ya en palacio | | pienso que está.
Sí, el pueblo le conduce. | |
|
|
INFANTA. | ¡Ay!... Ya le
veo... ¡Oh Dios! |
|
|
ARIAS. | De horror me pasmo; | | apenas
se sostiene... |
|
|
INFANTA. | (Apoyándose en la mesa.) | ¡Ay!, desfallezco. | |
|
|
Escena décima
|
|
INFANTA, ARIAS, GÓMEZ, GONZALO (herido de muerte), CABALLEROS,
REGIDORES, DAMAS, PAJES y GUARDIAS
|
ARIAS. | (Corriendo a su
hijo.) | ¡Hijo del alma! ¡Ven, ven a mis brazos! | |
|
|
GONZALO. | (Desfallecido.) | Sí; gozoso a morir. |
|
|
INFANTA. | (Sin
poder contener las lágrimas.) | ¡Desventurada!...
| |
|
|
GONZALO. | (Moribundo.) | ¡Padre! ¡Señora! ¡Qué
lloráis? Vengados | | mis hermanos están, libre
Zamora; | | y yo soy venturoso, pues exhalo | | el último
suspiro a vuestras plantas. | | Ante ellas pongo de mi triunfo
el lauro, | | y de Ordóñez de Lara el fuerte
acero. | | (Deja a los pies de la INFANTA una espada que trae
en la mano.) | ¡Padre!... ¡Señora!... ¡Amigos!...
| (Se desmaya.) |
|
|
|
INFANTA. | (Fuera de sí.) | ¡Valiente campeón!
¡Héroe glorioso! | | ¡Oh injusta suerte! ¡Embravecidos
astros! | | Vive como mereces, y recibe | | el galardón
que a tu valor consagro. | | ¡Oh Dios!... El hielo horrible
de la muerte | | lo embarga ya ¡Gonzalo, mi Gonzalo! | |
|
|
GONZALO. | (Haciendo el último esfuerzo.) | ¡No me olvidéis
jamás!... | (Expira.) |
|
|
INFANTA. | (Cayendo desmayada
en brazos de sus DAMAS.) | ¡Ábrete,
oh tierra; | | confúndeme en tu seno! |
|
|
GÓMEZ. | (Ayudando a ARIAS a sostener el cadáver.) |
¡Cielo
santo! | | ¡Funesto día! | (Larga pausa.) |
|
|
ARIAS. | Libre
está Zamora, | | mas, ¡ay!, cuánto le cuesta
a Arias Gonzalo! | |
|
|