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Babar : revista de literatura infantil y juvenil - Núm. 9, junio 1991

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ArribaAbajoSumario

BABAR nº 9 Revista de Literatura Infantil y Juvenil.

Junio 1991.

Tirada: 500 ejemplares.

EDITA: EL LIBRO CLUB DE ARGANDA:

C. P. «Federico García Lorca».

28500 Arganda del Rey, Madrid. Tel.: 8711847

Composición: EDIPLUS, S.L.

Han colaborado en el presente número: Miguel A. Dorado, Fernando Martín, Félix Gil, Mª Jesús Sánchez, Irene Díaz, Esther García, Marcos Alberto Cordón, Eva García, Carolina García, Francisco José Galván, Vanessa Gordo, Inmaculada Díaz, Mónica Puentes, Teresa García, Pilar Escamilla, Nuria Fernández, Pablo Cruz, José A. Esteban, Arancha Serna, David Martín, Mariola Rodríguez, Juan José Romero, Emilia Taladrit, Blanca Nogales.

Coordinación: Antonio Ventura.



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ArribaAbajoEspecial Roald Dahl

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En noviembre del pasado año nos dejó, tenía 74 años.

Seguro que todos sus lectores infantiles vivieron su muerte como la del abuelo, cómplice en aventuras y travesuras. Roald Dahl, uno de los autores más leídos por niños y jóvenes, no solamente en el mundo de habla inglesa - su obra está traducida a 17 idiomas- moría dejándonos una extensa obra. En castellano podemos encontrar 26 libros, contando no sólo su obra infantil y juvenil.

El considerar que ha sido uno de los autores más importantes de Literatura Infantil y Juvenil, y la gran popularidad que ha alcanzado entre nuestros jóvenes lectores, nos ha llevado a dedicar este número de BABAR al comentario de su obra.

Una obra rica en matices, a favor de la infancia, irónica, corrosiva con la sociedad y sus instituciones, cómplice del mundo de los niños, cruel y tierna al tiempo. Una obra llena de personajes frente a los cuales difícilmente podemos permanecer neutrales, o despiertan nuestra simpatía, o nuestra aversión.

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Quentin Blake/Alfaguara

El universo literario de Dahl presenta una continuidad entre sus obras infantiles y juveniles, y para adultos. Esta frontera difícil de trazar entre los libros para niños y jóvenes, y libros para adultos, lo es aún más, si cabe, en este autor.

La misma visión «ácida» de la vida, la misma crueldad / ternura de los personajes, los mismos guiños los encontramos en todos sus libros.

Los muchachos y muchachas que aquí, ahora comentan sus obras como La venganza es mía S.A. o Génesis y catástrofe comenzaron leyendo el Dahl de Los cretinos o La maravillosa medicina de Jorge, y esa continuidad también la han encontrado.

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Todos los personajes de los cuentos están todavía tristes por la muerte de «El gran gigante bonachón». Vaya este BABAR como pequeño homenaje a él.

Antonio Ventura

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Quentin Blake/Alfaguara



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ArribaAbajoEl Superzorro

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 5.
Ilustraciones de Horacio Elena.
Traducción de Ramón Buckley.
Madrid 1977.

Esta historia se desarrolla en un valle donde reina la codicia, las avaricias y las ansias de poder, disfrazadas de granjeros; eran concretamente, tres: Bufón, Buñuelo y Benito. Los tres odian a muerte al ingenioso y simpático zorro, que, por dedicarse a las tareas normales de su raza, estuvo a punto de morir junto con su familia. Al final, gracias a su sangre fría, su firmeza y serenidad será acreedor del título «Superzorro».

Este cuento tira por tierra la idea que normalmente se posee de las costumbres y vida de los zorros.

Roald Dahl utiliza la figura de este animal para adentrarse en problemas cotidianos y reales, la vida misma, vista desde el prisma del optimismo de Roald Dahl.

Miguel Ángel Dorado



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ArribaAbajoCharlie y la fábrica de chocolate

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 15.
Ilustraciones de Faith Jacques.
Traducción de Verónica Head.
Madrid 1978.

En este libro, Roald Dahl, nos hace entrar en dos mundos opuestos entre sí. Uno es dulce, agradable, que corresponde con el chocolate; el otro, es el sinónimo de la dureza de la vida cotidiana.

En el medio de estos mundos se encuentra Charlie. Charlie es un chico que vivía con sus cuatro abuelos, los cuales no se movían de una cama desde hacía mucho tiempo. Y por último sus padres. Vivían en una casa pequeña, demasiado pequeña para sus necesidades, y con escasos recursos económicos, tanto, que Charlie no recibía chocolate más que en el día de su cumpleaños.

Una «delicia de chocolate y caramelo batido de Wonka», cuya central se encontraba cerca de la casa de Charlie.

Las ilustraciones recuerdan los grabados de los libros antiguos y están bien compaginadas con el texto.

Charlie y la fábrica de chocolate es, en resumen una bella historia, donde se entremezclan lo agradable y dulce con la más cruda realidad.

Fernando Martín



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ArribaAbajoCharlie y el gran ascensor de cristal

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Editorial ALFAGUARA.
Traducción de Verónica Head.
Ilustraciones de Faith Jacques.
Madrid 1987.

Es esta la segunda parte de las aventuras de Charlie; la primera fue Charlie y la fábrica de chocolate.

En este libro se cuenta cómo Charlie, sus padres, sus abuelos y el señor Wonka pasan un sinfín de emocionantes aventuras viajando en un ascensor de cristal, obra del Sr. Wonka, a través del espacio.

Este segundo libro es tan o más emocionante que el primero. Las fantásticas aventuras que se narran en él hacen que el lector se apasione con su lectura.

Está ilustrado por Faith Jacques de forma muy imaginativa, con dibujos que nos pueden recordar los grabados de los cuentos antiguos.

En definitiva, si ya habéis leído el anterior Charlie, os recomiendo la lectura de este ameno y divertido libro.

Félix Gil Fraile



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ArribaAbajoEl cocodrilo enorme

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Editorial Altea.
Colección BENJAMÍN nº 11.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Miguel A. Diéguez.
Madrid 1981.

Roald Dahl, nos cuenta en este libro la historia de un cocodrilo enorme, que es capaz de ingeniar todo tipo de planes para poder comer niños.

El cocodrilo enorme no se conforma con una dieta de peces, sino que su almuerzo preferido son los niños.

Sus elaborados planes se verán frustrados gracias a los animales de la selva, que harán todo lo posible para evitar que el cocodrilo se salga con la suya.

¿Resultarán buenos los planes del cocodrilo? ¿Evitarán los animales de la selva que el cocodrilo enorme coma a los niños? ¿Qué suerte correrá el cocodrilo? Todas estas preguntas las resolverás leyendo el libro que, estoy segura, te va a gustar.

Mª Jesús Sánchez



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ArribaAbajoDanny, campeón del mundo

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Editorial NOGUER.
Colección CUATRO VIENTOS nº 16.
Ilustraciones de Jill Bennett.
Traducción de Manuel Bartolomé.
Barcelona 1982.

Danny vive con su padre en un viejo carromato. Poseen una gasolinera y un taller, que les permite vivir sin necesidades ni lujos. Cerca de los diez años, Danny descubre el tenebroso secreto de su padre: era un cazador furtivo. Tras aceptarlo, Danny pone en práctica un nuevo método para cazar faisanes. Su padre y él experimentan el nuevo método la víspera de la gran fiesta de caza del Sr. Hazzell. ¿Qué pasará?...

Un final divertido hará que Danny sea campeón del mundo por un día, y que este día sea inolvidable para Danny, su padre y los demás personajes.

Una historia que nos habla del apasionante mundo de la caza furtiva, haciéndote sentir el miedo a ser descubierto por los guardias. Si tú también lo consigues podrás sentirte, con Danny, «campeón del mundo».

Irene Díaz



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ArribaAbajoJames y el melocotón gigante

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 47.
Ilustraciones de Michel Simeon.
Traducción de Leopoldo Rodríguez.
Madrid 1982.

James es un niño que está solo y aburrido en casa de sus tías Sponge y Spiker. Un día, empiezan a ocurrir cosas maravillosas para James: tiene una aventura con unos insectos gigantes, dentro de un melocotón, también gigante. El melocotón con sus pasajeros realizarán un viaje lleno de aventuras y sorpresas hasta llegar a una ciudad de América.

En James y el melocotón gigante los dibujos son divertidos y alegran más, si cabe, la historia.

En este libro, Roald Dahl vuelve a mostramos su humor característico, común a todos sus libros ya sean para niños o para adultos.

Se lo recomiendo a todos aquellos que quieran pasar un buen rato disfrutando de la lectura: es una bonita historia que cuenta la relación amistosa entre un niño, James, y un grupo de insectos.

Esther García Adame



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ArribaAbajoLa maravillosa medicina de Jorge

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 69.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Flora Casas.
Madrid 1983.

Roald Dahl nos cuenta en este entretenido libro las peripecias de Jorge, que quiere conseguir con una extraña medicina que su abuela no lo regañe, que no le incordie y que no se ría de él. Después de preparar una poción con pasta dental, crema facial, desodorante, antipulgas, mostaza y muchas cosas más absolutamente increíbles... ¿Qué creéis que hará Jorge?... Le dará la medicina a su abuela. ¿Qué pasará?...

Todo esto y mucho más lo podréis encontrar en este libro de Roald Dahl, en la Maravillosa medicina de Jorge.

Marcos Alberto Cordón



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ArribaAbajoEl gran gigante bonachón

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Editorial PLANETA.
Colección CUATRO VIENTOS.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Herminia Dauer.
Barcelona 1982.

El gran gigante bonachón cuenta la aventura que vivió una pequeña huerfanita, llamada Sofía, que a la llegada de la «hora mágica» es raptada por un gigante, y llevada a un país desierto con rocas azules. Ya en la cueva del gigante, éste le cuenta a Sofía la terrible realidad: nueve grandes gigantes, monstruosos y horribles se alimentan cada noche de numerosos guisantes humanos procedentes de todos los rincones del mundo.

El gran gigante bonachón, bueno, amable y cariñoso, no puede comprender lo malvado de esta acción ya que para él lo más hermoso es emprender cada noche un viaje hacia algún lugar para repartir a todos los niños sueños maravillosos que él mismo caza y guarda en botes de cristal.

Sofía, ante esto, decide trazar un plan, un gran plan que ponga fin de una vez por todas con la crueldad de los gigantes. ¿Conseguirán los protagonistas llevar a cabo con éxito su plan? ¿Cuál será el final de los malvados gigantes?

Todo esto lo podrás descubrir en este libro lleno de fantasía, humor y sinceridad, que, como diría el gran gigante bonachón, «tiene un final la mar de felicioso».

Eva García



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ArribaAbajo¡Qué asco de bichos!

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Editorial ALTEA.
Colección MASCOTA nº 47.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de María Puncel.
Madrid 1985.

Roald Dahl nos presenta un divertidísimo libro infantil en verso.

En este libro, el autor relata las aventuras de unos curiosos animales, como el cerdo, que descubre un día el porqué de su buena alimentación y decide cambiar los papeles con el granjero, o como el oso hormiguero que decide convertir a Billy-John en segundo plato de su menú, o...

Cada uno de los cuentos tiene su animal protagonista descrito por Roald Dahl con grandes dosis de ironía, crueldad deliciosamente divertida.

Por cierto, ¿has observado alguna vez la extraña sonrisa que tiene a veces ese gato tuyo tan tranquilo?

Carolina García



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ArribaAbajoLos cretinos

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 136.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Maribel de Juan.
Madrid 1985.

En este libro, Roald Dahl nos cuenta unas historias muy divertidas a una familia un tanto «especial»: «Los cretinos».

Esta familia está compuesta por un matrimonio muy raro que se dedican a hacer las cosas más asquerosas que uno pueda imaginar, así por ejemplo, el famoso pastel de pájaros que todas las semanas prepara la Sra. Cretino, pájaros que son cazados por su marido con una cola especial.

Este libro te hará pasar un rato divertido y alegre, ya que te encontrarás las cosas más extrañas que jamás creías poder encontrar en un libro.

Francisco José Galván



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ArribaAbajoLas brujas

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 147.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción por Maribel de Juan.
Madrid 1985.

¿Qué puede tener de especial una señora con guantes que, a veces, se rasca disimuladamente la cabeza, que tiene una mirada un tanto extraña, y que, cuando ve a un niño se tapa la nariz? Si ves a alguien así, sal corriendo... son brujas.

En este divertido libro, Roald Dahl nos cuenta el gran encuentro entre el protagonista y su abuela con todas las brujas de Inglaterra y la gran bruja. Estas son unos seres perversos y muy extraños, ya que pueden hacerse pasar por tu simpática vecina de enfrente. Mientras ellas te sonríen, en su interior están tramando una treta para espachurrarte, machacarte, destruirte. El niño protagonista es capturado por las brujas, pero consigue escapar y entre él y su abuela intentarán acabar con el malvado plan que han tramado las brujas contra todos los niños de Inglaterra. ¿Lo conseguirán? Intenta averiguarlo leyendo este libro y disfrutando con las divertidas y geniales ilustraciones de Quentin Blake.

Este libro te hará pasar un rato espeluznantemente divertido. Atrévete a introducirte en el mundo de las brujas. Atrévete a leerlo, te lo aconsejo. Pero... ¡Cuidado con las brujas, están en todas partes!

Vannesa Gordo



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ArribaAbajoEl dedo mágico

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 166.
Ilustraciones de Pat Marriott.
Traducción por Maribel de Juan.
Madrid 1985.

Roald Dahl nos cuenta en este libro la historia de una niña de ocho años, la cual tiene poderes sobrenaturales y consisten en que cada vez que alguien hace algo que a ella no le gusta, les señala con el dedo, ocurriendo cosas desagradables. Es como una especie de maldición.

Una mañana, la niña va a visitar a los Greeg y se los encuentra disparando a los pájaros. Les señala a los cinco con el dedo, reduciendo su tamaño y sustituyendo las manos por alas.

Entre los pájaros también ha habido un pequeño cambio: las alas se han convertido en manos y su tamaño ha aumentado al tamaño de un ser humano.

Los Greeg tuvieron que hacer ese día la vida como si fuesen pájaros y por fin se dieron cuenta de que a los animales también había que respetarlos y dejarles en libertad puesto que ellos también sienten.

Las ilustraciones de Pat Marriot, se alternan con el texto, haciendo «más gráfico» el mensaje ecologista de este libro de Roald Dahl.

Inmaculada Díaz



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ArribaAbajoCuentos en verso para niños perversos

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Editorial ALTEA.
Colección LOS ÁLBUMES DE ALTEA.
Ilustraciones de Quentin Blake
Traducción de Miguel Azaola.
Madrid 1987.


Aquí te presentamos
aunque no te regalamos,
unos «cuentos en verso
para niños perversos».
Unos cuentos ancestrales
para niños traviesos, fatales.
Animales, princesas, osos, fieras,
y todo lo que imaginar tú quieras,
está en este libro colosal
para que pases un rato sin igual.

Cuentos en verso para niños perversos es un libro de cuentos tradicionales relatados, cómicamente, en verso:

«La cenicienta» «Juan y la habichuela mágica» «Blancanieves y los siete enanitos», «Rizos de oro y los tres osos», «Caperucita roja y el lobo» y «Los tres cerditos».

Seis cuentos que, seguramente, gustarán mucho a nuestros lectores.

Mónica Puentes



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ArribaAbajoBoy (Relatos de infancia)

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 194.
Traducción de Salustiano Masó.
Madrid 1987.




ArribaAbajoVolando solo

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 300.
Traducción de Pedro Barbadillo.
Madrid 1988.

Boy y Volando solo son dos de los muchos libros publicados del desaparecido Roald Dahl. Boy nos cuenta las peripecias de un Roald niño: quién era su padre, cómo era su madre, cuántos hermanos tenía, cómo se vengaron él y sus amigos de la antipática vendedora de caramelos, los castigos en el colegio...

Volando solo narra, al principio del libro, la vida de R. Dahl en África; entre otras muchas cosas nos enteramos de su miedo a las serpientes y sus encuentros con ellas. También narra aquellas aventuras ocurridas siendo piloto en la II Guerra Mundial: la soledad en el avión, las luchas contra los alemanes, los nervios, el miedo...

Roald Dahl se caracteriza en todos sus libros por su excelente humor, por la facilidad con la que el autor utiliza la palabra. Al comienzo de Volando solo, nos dice más o menos así: la vida consta de una gran cantidad de pequeñas hazañas y de muy pocas grandes hazañas. En estos dos libros autobiográficos nos muestra esas anécdotas de forma que no resulten aburridas o lentas.

Teresa García Adame



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ArribaAbajoLa jirafa, el pelícano y el mono

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 294.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Juan R. Azaola.
Madrid 1987.

La jirafa, el pelícano, y el mono es un libro ameno y divertido, en el que Roald Dahl te introduce en un mundo actual pero con personajes fantásticos, simpáticos, intrépidos y atrevidos, que se desenvuelven entre aventuras y situaciones tan inverosímiles como divertidas.

Roald Dahl escribe este libro en forma de diario. El protagonista principal y, digamos, «autor» de la historia es un niño llamado Billy, que sueña con ser dueño de «El empachadero» una antigua confitería, y que un día conoce a tres simpáticos animales: La jirafa, el pelícano, y el mono. El encuentro con un duque hará que Billy vea cumplido su sueño.

La historia se desenvuelve en una gran ciudad inglesa.

Es un libro tan apropiado para niños como para adultos y yo os lo recomiendo.

Pilar Escamilla



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ArribaAbajoMatilda

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL nº 360.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción Pedro Barbadillo.
Madrid 1989.

Matilda, una niña despierta e inteligente, menospreciada en su casa, comienza a utilizar su tiempo en leer. Y a la temprana edad de cinco años ha leído libros de autores como Dickens o Hemingway.

Sin embargo, nadie descubre la suprema inteligencia de Matilda hasta que comienza a asistir al colegio y conoce a la señorita Honey (figura amable que esconde una extraña historia). Un extraordinario suceso hace que la profesora fije su atención en la niña, e incluso llega a establecerse una gran amistad entre ambos personajes.

El relato de Roald Dahl, nos presenta a curiosos personajes protagonistas de una historia sencilla y divertida.

Nuria Fernández



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ArribaAbajoAgu Trot

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Editorial ALFAGUARA.
Colección JUVENIL.
Ilustraciones de Quentin Blake.
Traducción de Miguel Sáenz.
Madrid 1991.

Este libro cuenta la historia de un tímido y reservado señor, el Sr. Hoppy, que vive en el piso superior al de la Sra. Silver, a la cual amaba. Sin embargo, por ser tan tímido, no se atrevía a confesarle su amor, e ideó un plan, ya que llevaba días observando que la Sra. Silver tenía muy mimada a su tortuga, Alfie, y lo que siempre le decía al Sr. Hoppy era: ¡Me gustaría tanto que creciera más deprisa! (Alfie había engordado 100 grs. en 11 años).

Entonces el Sr. Hoppy pensó que si hacía crecer a la tortuga más deprisa, la Sra. Silver se echaría a sus pies, así que inventó un gracioso conjuro con las palabras al revés, cuyos primeros versos eran:


AGU TROT, AGU TROT,
¡ETZAH ROYAM, ROYAM!
¡ECERC, ETAHCNIH, EBUS!
[...]

Mediante este hechizo lo que tendría que suceder era que la tortuga creciera más aprisa, pero lo que sucedía en verdad es que el Sr. Hoppy se valía de otros métodos ajenos al conjuro.

Esa es la historia que más o menos se nos cuenta en este corto e interesante libro sazonado con las magníficas y sugerentes ilustraciones de Quentin Blake, que acompañan la mayoría de libros de Roald Dahl y que reflejan muy bien el mundo de éste, a través de sus desgarbados personajes.

Pablo Cruz Martínez

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Fotos de su niñez. Del libro Boy. Ed ALFAGUARA.



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ArribaAbajoEl gran cambiazo

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Editorial ANAGRAMA.
Colección CONTRASEÑAS.
Traducción de Jordi Beltrán.
Madrid 1981.

En El gran cambiazo, R. Dahl nos relata cuatro excelentes historias en las que se mezclan la ironía, la tragedia y el erotismo. Uno de los protagonistas, el tío Oswald, que aparece en las historias «El visitante» y «Perra», es un refinado aristócrata de gustos un tanto repugnantes y a la vez admirables, según su sobrino. Es un hombre un tanto altanero, que dice tener un extraño don que emana de sí mismo y hace enloquecer a las mujeres, con las cuales, sólo tendrá relaciones, como mucho, doce horas, pudiendo estar igualmente con una hermosa mujer de Sinaí o con la gorda presidenta de «Las hijas de la revolución Americana». Entre sus éxitos, se encuentra también el de poseer, gracias a un amigo químico, un extraño perfume que hace que despierte en los hombres un instinto sexual digno de animales o haga crecer su pene de manera desmesurada en una reunión donde está el presidente de E.E. U.U.

El cuento que da título al libro cuenta las peripecias de dos maridos que intentan probar una arriesgada y difícil experiencia con sus mujeres...

Y por último «El último acto», que narra la historia en un tono más serio que los anteriores, de una mujer que ha perdido a su marido recientemente y que, en un viaje de trabajo, se reencuentra con su antiguo novio de juventud.

Muchas de las aventuras no pueden aparecer aquí, por respeto, como dice Oswald, a las mujeres protagonistas de estos relatos, que siguen vivas y podrían enfadarse un poco...

José Ángel Esteban



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ArribaAbajoMi tío Oswald

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Editorial ANAGRAMA.
Colección CONTRASEÑAS.
Traducción de Enrique Hegewicz.
Barcelona 1983.

1912. El tío Oswald, «el mayor fornicador de todos los tiempos». Tras realizar un viaje a Sudán, adquiere ciertos polvos de una especie muy rara de escarabajo, y que resultan ser el afrodisiaco más potente de los conocidos por el hombre. Guiado por su ambición, decide en colaboración con un importante científico, fundar un banco de semen con el esperma de las más destacadas personalidades del momento.

El negocio iba viento en popa, pero una treta inesperada rompe todos los sueños del tío Oswald.

Este divertido libro, nos cuenta una aventura fascinante, con cierto toque erótico y la ironía propia de Roald Dahl. Pensadlo bien, quizá seáis vosotros hijos de Picasso, Einstein o... Alfonso XIII.

Pablo Cruz Martínez



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ArribaAbajoHistorias extraordinarias

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Editorial ANAGRAMA.
Colección CONTRASEÑAS.
Traducción de Jordi Beltrán.
Barcelona 1983.

Una serie de aventuras más allá de la realidad, con unos personajes de lo más extraño posible, que pueden, incluso hablar con los animales, tener como profesión la de carterista o pasarse la vida contemplando el subir y bajar de la Bolsa (es el caso de Henry Sugar), componen estas Historias extraordinarias.

Roald Dahl, nos ha vuelto a mostrar en este libro todo su ingenio y profesionalidad, e incluso, cómo llegó a ser escritor y la historia de su primer cuento («Pan comido»).

Todas las historias contenidas en este libro pueden parecer increíbles, pero cuando te adentras en su lectura pueden llegar a ser lo más parecido a la realidad y sobre todo si quien las relata es... Roald Dahl.

Arancha Serna



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ArribaAbajoLa venganza es mía, S. A.

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Editorial DEBATE.
Colección LITERATURA.
Traducción de Flora Casas.
Madrid 1990.

La vida es aburrida, absurda, sin sentido para el Sr. Batibel. Él nunca ha tenido ninguna experiencia satisfactoria, ni siquiera un momento divertido.

Su aspecto es muy extraño y quizá esto ha contribuido a que la gente lo excluya.

Una noche se emborracha y se descubre dirigiendo una orquesta ficticia mientras se está retransmitiendo un concierto por la radio. Esto le produce una excitación que, hasta ahora, no había sentido nunca y le parece algo maravilloso, lo mejor que le ha pasado hasta el momento. Desde entonces, todos los días se encierra en una sala y disfruta dirigiendo conciertos. Rápidamente compra un pequeño auditorio que instala en su casa. Según pasa el tiempo, va perfeccionando su auditorio y abriéndose a los demás.

La venganza es mía, S. A., son ocho cuentos que se pueden leer de forma totalmente independiente, sin tener en cuenta el orden; o leyendo de principio a fin de este modo se ve que algunos tienen algo en común con los anteriores. Esto se nota especialmente en los cinco últimos. Quizás es «El señor Batibel» el que cuenta algo que menos puede tener relación con los siete cuentos restantes.

David Martín



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ArribaAbajoGénesis y catástrofe

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Editorial DEBATE.
Colección LITERATURA.
Traducción de Flora Casas.
Madrid 1986.

Es un libro en el que se plantean temas referidos al mundo en el que vivimos, la sociedad, la cultura...

Comprende distintos cuentos en los que aparecen reflejadas cuestiones como la lucha por la vida, los deseos y anhelos, de la desesperación en las personas que sufren «El gran dramatizador automático», situaciones que la vida nos ofrece y que son muy difíciles de aceptar como las narradas en el cuento que da título al libro «Génesis y catástrofe», de la codicia y las ansias de poder...

Un mundo, el nuestro, y que Roald Dahl nos presenta con sencillez y hermosura.

Otros cuentos no mencionados son «El deseo», «Veneno»...

En todos ellos se esconden la increíble viveza y realismo que caracterizan a Roald Dahl. Quizás, si algún día conseguimos percibir los agudos sonidos que nos rodean, si alcanzáramos tal vibración, entonces ya estaríamos en disposición de conectar con Roald Dahl.

Mariola Rodríguez



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ArribaAbajoRelatos de lo inesperado

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Editorial ANAGRAMA.
Colección CONTRASEÑAS nº 108.
Traducción de C. Payá y A. Samons.
Barcelona 1987.

Relatos de lo inesperado es, quizá, el libro más famoso de Roald Dahl, el autor de Mi tío Oswald, Historias extraordinarias, El gran cambiazo... En este libro, Dahl, vuelve a mostrar su ingenio y su característico macabro.

Una dura y aguda crítica contra todo lo burgués, matrimonios fracasados, fiestas de alta sociedad, apuestas, donde se puede perder desde un dedo hasta la mano de la propia hija, son uno de los motivos de estos cuentos llenos de personajes atípicos, humanos, viviendo situaciones normales con finales inesperados. La variedad de los cuentos impide que el lector pueda aburrirse con su lectura.

La traducción, creo, está bastante descuidada, pero vale la pena aguantar las frases sin sentido, los «apresurose», «descuidose», o la alarmante repetición de la expresión «de hito en hito», para leer este libro, que dio lugar a una serie de televisión presentada por el mismo Roald Dahl.

Juan José Romero Ortega



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ArribaAbajoDos fábulas

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Editorial ANAGRAMA.
Ilustraciones de Graham Dean.
Traducción de Javier María Vico.
Barcelona 1986.

Son dos fábulas que Roald Dahl escribió en 1986. «La princesa y el cazador furtivo» y «La princesa Mammalia». La primera es la historia de Hengist, joven fuerte y valiente, pero extremadamente feo. Su fuerza y valentía consiguen el reconocimiento de los otros, hasta del mismo Rey pero el afecto... ¿tiene otras vías más gratuitas? En la segunda fábula la princesa descubre el absoluto poder de persuasión que tiene debido a su deslumbrante belleza.

Con este planteamiento R. Dahl nos cuenta cómo el poder lleva a una ambición incontrolable que acaba volviéndose contra el que lo ejerce. Tanto en estas dos fábulas como en los cuentos que Dahl tiene para niños, es constante ver personajes maltratados por diversas circunstancias (la pobreza, el abuso del poder, la ambición...)

Eacute;l claramente, apuesta por ellos y les pone al lado otros personajes buenos y justicieros que, utilizando la inteligencia y la imaginación consiguen dar a cada uno su merecido.

R. Dahl se posiciona claramente al lado de los que encarnan la amistad, el amor a la naturaleza, la libertad... arremetiendo sin piedad contra aquellos que representan las normas, la injusticia y el abuso de fuerza y poder.

En sus escritos para adultos plantea, desde una actitud profundamente crítica, situaciones humanas, llevándolas con toda crudeza satírica a la exageración y al esperpento, dejándonos luego ante la incertidumbre y el interrogante que es la propia vida.

Emilia Taladrit



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ArribaAbajoSabor

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Editorial DESTINO.
Colección REGALOS PERFECTOS.
Ilustrado por Etienne Delessert.
Traducción de José Luis Fernández.
Barcelona 1986.

Richard Pratt es un gourmet afamado, conocido de Mike Schofield, y ambos son amigos de hacer apuestas.

En una cena dada por Mike, Pratt y él deciden apostar por un vino.

Mike está convencido de que Pratt no sabrá decirle de qué vino se trata, pero Mike se verá envuelto en una trama no muy legal, montada por Pratt que quiere ganar la apuesta.

Con un fondo de intriga y misterio, Roald Dahl nos presenta una historia irónica, satírica de la elegante y distinguida sociedad del «buen gusto».

Blanca Nogales





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ArribaAbajoPremios de Poesía Babar

Como anunciábamos en las bases del I Concurso de Poesía «Babar», los poemas premiados serán publicados.

En el número anterior aparecieron los premiados de la categoría C. Aquí os presentamos los de las categorías B y A.

  • Categoría - B.
    • 1º premio «Un día de otoño» de Mª Isabel Montolio Aliaga.
    • 2º premio «Oteruelo» de Andrés González Andino.
  • Categoría - A.
    • 1º premio «La estrella» de Mª Teresa Marco Lázaro.
    • 2º premio «Las estrellas brillan» de Claudio Pérez Gil.
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ArribaAbajoUn día de otoño


Veo tras el ventano
un pajarillo que revolotea
entre el árbol desnudo.
La tierra está mojada
por las gotas de rocío  5
y el camino de plata
hasta la orilla del río.
Tras la montaña
el sol se creó
aún tiene la noguera  10
unas cuantas nueces
como la ardilla.
Los niños salen del colegio
y buscan su bicicleta
para ir de paseo  15
por la carretera,
recogen algún palo para
encender la chimenea.

Mª Isabel Montolio Aliaga



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ArribaAbajoOtereulo


A veces, sueño ser golondrina,
y me elevo tan alto como las nubes.
Veo paisajes de los que sólo puede ver
una golondrina,
veo casas demolidas por el viento  5
que en invierno desola las calles.
Veo en primavera la vida
reencarnándose en lo que se ha perdido.
Planeo, planeo y sueño
volver a ser un hombre,  10
y me veo escribiendo
esta poesía.

Andrés González Andino



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ArribaAbajoLa estrella


La linda estrella
brilla en la noche
y antes de eso
está en un bosque,
la luna,  5
y cuando anochece
lasa dos se tumban
siempre que amanece
se van al bosque
y allí juegan ríen y cantan.  10

Mª Teresa Marco Lázaro



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ArribaAbajoLas estrellas brillan



Estrellas bajas,
estrellas altas,
venid conmigo y bailaremos
al baile de las estrellas.
Llamad a la luna y al sol  5
así que bailen también
y nos iremos
al atardecer del día.

El verano caliente,
el otoño frío,  10
y la navidad,
caliente y fría.

Luz del sol,
luz de la luna,
la luz del sol se va  15
y la de la luna llega ya.

Claudio Pérez Gil





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ArribaAbajoHomenaje a Roald Dahl

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  —II→  

ArribaAbajo4 relatos

Esto no es un cuento, sino un vago recuerdo de lo que podría haber sido.

El Pájaro
¿Tonta? No
El Lobo
III a VIPablo Cruz Martínez
VII a VIIIMiguel Ángel Dorado
IX a XIMariola Rodríguez
XII a XVVanessa Gordo

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ArribaAbajoEsto no es un cuento, sino un vago recuerdo de lo que podría haber sido

Sus involuntarios pasos le encaminaban hacia aquella mansión, la mansión donde él nació y vivió, hasta la muerte de sus padres. Era una casa de la que guardaba muchos recuerdos. Recuerdos éstos que le llevaban hasta lo más profundo del bosque, en sus largos paseos en bicicleta, hasta la fuente de piedra vigilada por una negruzca estatua de la que manaban cristalinos chorros de agua. Recuerdos que vagaban por su mente como las nubes que surcan el cielo en busca del lugar apropiado en donde descargar su ira. Todo esto le venía a la cabeza cuando caminaba por el sendero de piedra, haciendo crujir las pardas hojas caídas de los abedules y a merced del viento, en este largo período otoñal. Se hallaba ahora, sin darse cuenta, subiendo los desgastados escalones de piedra que conducían a la mansión. Todo seguía igual; la vieja puerta verde con su oxidada cerradura y los amplios ventanales recubiertos de humedad.

La carcomida puerta verde crujió, como siempre, al abrirla, debido a sus viejos goznes oxidados que tanto tendrían que contar. Dentro reinaba el más absoluto silencio y oscuridad. En un principio, la costosa tarea de habituarse a la tenue luz que reinaba en la casa, le llevó cierto tiempo, pero al fin, sus ojos pudieron captar lo que en el interior se hallaba. Ante él se ofrecía un espectáculo desolador; telarañas empolvadas ceñían todos los rincones, ratas negruzcas recorrían el suelo y un ambiente cargado de humedad le dio en plenas narices. Se decidió, desconsolado, a dar un paso adelante, dejando marcada la huella de sus zapatos en la espesa capa de polvo y soledad acumulada en el entarimado. Con una mirada rápida, inspeccionó las paredes, y descubrió en ellas cuatro puertas todas marrones. Con paso decidido, se adelantó hasta la puerta más cercana a él, y asió el picaporte. Acto seguido lo giró con gran esfuerzo y comenzó a abrirla.

  —IV→  

Nada más abrirla, la luz y el calor que dentro se acumulaban le impresionó. Cuando se acostumbró al cambio, pudo al fin vislumbrar el interior de la habitación. En ella se hallaba encendida una chimenea, y al lado, al calor de las llamas, una cuna se mecía suavemente. Se acercó sigilosamente, y de repente, cayó en la cuenta de la presencia de una pareja, sentados en sendas butacas al lado de la cuna. Le hacían mimos al niño, le enseñaban el sonajero, y le cantaban coplas mientras lo mecían suavemente. Todo el ambiente que allí se respiraba era dulce, cálido y muy agradable.

Quiso quedarse allí más tiempo, contemplando la antigua radio, a ella cantándole en voz baja y a él enseñándole a hablar, pero había algo allí que le impulsaba a salir, de modo que, sigilosamente, abandonó la habitación. Un chorro de aire helado le saludó en el pasillo.

Esta visita a la habitación le había dejado fascinado, tanto, que tardó unos minutos en recuperarse del ensimismamiento. Ante él se alzaba una puerta más. La tentación movía su brazo, y sin pensarlo dos veces, y tal como hizo con la otra puerta, abrió ésta con el mismo sigilo.

Esta vez no fue una cálida oleada lo que le recibió, sino un fuerte olor a humedad que sintió nada más entrar. Dentro de la habitación, había un niño de mediana edad, con su pelo moreno y alborotado, sentado en un cómodo sillón y con la mirada fija y atenta en un libro que tenía en la mano. Las paredes estaban repletas de libros puestos unos encima de otros, torcidos como cuadros surrealistas. Se acercó al chico, que no pareció darse cuenta de su presencia, y echó una ojeada al libro. Esto fue lo que pudo leer: «una idea negra. Con los hombres sucede como con los montones de carbón que hay en los bosques. Sólo si ardieron y se carbonizaron de jóvenes, como les pasa a aquellos, resultan útiles después. Durante el largo tiempo en que están echando humo y quemándose son quizá más interesantes, aunque inútiles y muy a menudo incómodos. La humanidad emplea sin consideración a todo individuo   —V→   como combustible para sus grandes máquinas: pero, ¿qué sentido tienen todas esas máquinas si todos los individuos (es decir, la humanidad) no sirven más que para mantenerlas? ¡Máquinas que son un fin en sí mismas!... ¿Consiste en eso la comedia humana?». Arrugadas estaban las hojas, sus tapas negruzcas, y su mente confusa. Le llamó, pero el niño parecía absorto en «le sens de la vie». Más absorto salió W... de la habitación, ante lo que acababa de ver.

En el pasillo se sintió desorientado, y el primer picaporte que tocaron sus manos fue el que se apresuró a girar. En la habitación elegida reinaba la más completa oscuridad, pero aguzando el oído pudo escuchar gritos ahogados, risas, gemidos y voces llenas de cariño. Se oía una cama crujir -duelo de amor, brisa chillona, blanco satén y las sábanas caer-. Se quedó pensando en el amor, meditando con interés y llegó a la conclusión de que la mujer, de naturaleza arpía, hace descender al hombre moralmente a sus pies. Cae rendido ante éstos, a los que considera los más bellos del mundo. Pensó cosas bonitas; que el amor es la poesía de los sentidos y que ver a dos enamorados es un espectáculo digno de los dioses.

Cerró la puerta, y les dejó solos en su amor. Al fin y al cabo, la intimidad es el derecho del hombre a mandar el mundo a la mierda. Lleno de curiosidad, abrió la siguiente puerta, que era fuerte y robusta, para encontrarse en una habitación llena de humo, libros y alcohol. En la habitación había una mesa, llena de pilas de libros, de la que sobresalía una cabeza, un tanto calva, con algunas canas a los lados. Dio la vuelta a la mesa para ver mejor lo que tan ocupado tenía al personaje en cuestión. En un instante, todo se volvió confuso ante sus ojos. El hombre sentado ante la mesa volvió la cabeza, y W... pudo ver su cara, tremendamente desfigurada, corroída la carne y vacías las cuencas de sus ojos. Creyó volverse loco. Chilló y chilló hasta que no pudo más y vio el rostro que le miraba con malicia, aún sin ojos.

  —VI→  

Aullando de miedo, salió corriendo de la habitación y ya en el corredor, cayó rendido al suelo.

Despertó en sudor. Estaba -lo propio de estos casos es decir que se despertó de una terrible pesadilla pero aquello fue mucho peor-, en el corredor de nuevo. Pero aquello estaba cambiado. No había más que una puerta, aparentemente de lo más normal. Rendido se arrastró hasta ella, se levantó, asió el pomo...

Y la cerró para siempre.

No quería presenciar aquello. No quería morir... y no murió.

Pablo Cruz Martínez



  —VII→  

ArribaAbajoEl Pájaro

Salía del antro más cutre de toda Inglaterra, la música aún me corroía los oídos intentando erosionarlos.

Las calles estaban silenciosas, a estas horas el tráfico era casi nulo y, mi repentina sordera, ayudaba en parte amagando los ruidos. No había sido un gran día, pero al fin y al cabo, no se le puede pedir más a este asqueroso viernes.

Llegando a casa, en el jardín, vi un extraño pájaro; frené en seco, mirándole fijamente, él también, estático, me miraba. Jamás había visto una cosa igual. Debería medir unas cuatro pulgadas, tenía las plumas de la cabeza cortadas a cepillo, moteadas en blanco y negro, todo recóndito, parecía un peluche. No sé cuánto tiempo nos estuvimos mirando; finalmente, guiñó un ojo y echó a volar. Al llegar a la puerta de la casa, saqué las llaves y me descalcé. Aunque ese pájaro englobaba todos mis pensamientos, mi imaginación especulaba acerca de su procedencia. Otra cosa que se perturbó ese día fue el hecho de coger mi portafolios y, no para estudiar, sino para escribir sobre mi madre, mis hermanos... dándome realmente cuenta de lo difícil que tiene que ser aguantarme o intentar educarme, habiendo muerto mi padre siendo yo muy niño. Todos dormían, se oía el silencio, mi cabeza seguía pensando, mi mano seguía escribiendo, mi subconsciente seguía asombrado, las palabras se sucedían unas tras otras, mi infancia se deformaba tomando otros matices, más siniestros, fantásticos, fuera de lo normal...

... Desperté sobre el escritorio, mi madre estaba en el salón, su voz llegaba débil a mis oídos y no sabría decir qué hablaba, pero percibí claramente mi nombre. Me levanté y me acerqué hasta allí. Tenía una carta certificada en sus manos, con el sello de las Fuerzas Aéreas Británicas.

  —VIII→  

La abrí sin pensarlo dos veces y me dispuse a leerla. Todos los pilotos de combate debíamos presentamos en el cuartel, la cosa no andaba bien. Al salir hacia el cuartel, antes de coger el autobús, observé atónito cómo el pájaro que había perturbado mis sueños estaba allí de nuevo, justo enfrente de mí, posado en una de las ramas del jardín vacío. Me pareció que su cara estaba risueña y un ligero matiz de alegría brillaba en sus ojos, cautivándome de nuevo. El pájaro, para mi asombro, guiñó un ojo y echó a volar como si fuese lo convenido.

En el autobús leí superficialmente lo escrito, sin pensarlo cogí un bolígrafo y continué escribiendo como sin un poder mágico guiara mi mano y mi cabeza, a velocidades insospechadas.

Para un piloto de combate con 23 años, como era mi caso, no era muy divertido estar metido en aquellos laberintos. Odio, muerte, desesperación, fueron palabras que llegaron a mi temprana edad, sobrecogiéndome. Intentaba pensar que no llegaría nunca el día en el cual se apoderasen de mí. Durante una semana volví a ver ese pájaro muy a menudo, hasta soñé con él un 1 de setiembre de 1939. Los dos caíamos a un vacío infinito. Desperté, un sudor frío cubría mi cuerpo; a los pies de la cama estaba su cuerpo inerte, posando en mí sus ojos helados, muerto a mis pies. En un parpadeo fugaz desapareció, jamás supe si vi algo real o fue mi sueño el que se alargó sin que yo me percatara, lo cierto es que jamás volví a verle.

Aquel percance no trastornó mis ansias de escribir.

«Cuando tengo un folio en blanco en mi máquina pienso en él, las palabras vuelan solas. 1939 fue una extraña mezcla de muerte y magia.

Dos palabras que hasta ese día eran para mí totalmente incompatibles».

Miguel Ángel Dorado



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ArribaAbajo¿Tonta? No


«Dos fábulas. Hadas y princesas
que decoran sonrisas y fantasías
en susurros del silencio».



Estoy sentado en el césped. Es un pequeño jardín que bordea al estanque. La hierba está muy húmeda y en el aire se siente algo muy especial, es difícil de explicar, pero hace que te sientas feliz, alegre y sentimental. Es como si no importase nada, que todo diese igual y que la vida fuese bella.

El estanque tiene muy poca profundidad; en él se encuentran varias parejas de patos. Antes eran muchos los que había, pero con el tiempo son menos los que habitan en él. Poseen una casa de madera, donde las mamás empollan los huevos y dan la vida a otros patitos, que con el tiempo empezarán a sentir la alegría y libertad, que dentro de lo que cabe, te da la vida.

Tengo una grata compañía que hace que me sienta querido, amado y acogido por grandes amigos: unos cipreses que parecen enojados, pues gritan felizmente «libertad»; unos cuantos sauces que claman «amistad» y gran cantidad de hierbajos que juegan alrededor pidiendo «sinceridad». Una manada de cuervos se acerca hábilmente, posándose en la hierba; luego, desaparecen por el cielo, borrando sus siluetas, hasta donde no alcanza la vista. Vuelan todos unidos, ninguno se dispersa, a no ser que sea en pequeños grupos. Seguro que todos se quieren y todos son amigos. Hace mucho frío. El viento te pega en la cara con gran vigor, es muy fuerte, quizás es un huracán, pues su energía es tal, que todo está vacío, no hay niños jugando a la pelota o saltando a la comba, ni siquiera madres comiendo pipas o charlando con las amigas. Es todo tan extraño...

  —X→  

El cielo está muy oscuro, es un gris muy intenso, que pierde fuerza a medida que cae la noche. Me siento muy mal. Pienso que en lo más profundo de mi cuerpo no hay sinceridad, no hay solidaridad, no hay fuerza para extraer el meollo que nos presenta el mundo.

Es característico, «todo en la vida tiene su lógica» dicen algunos mayores. Yo pienso que no, no puede ser, en este mundo nada es lógico. Siento que todo se pierde y los latidos de mi corazón se paran. Muchas veces sueño que desaparezco en un gran bosque, invadido por monstruos, árboles con gigantescas manos, con ramas muy finas, sobre un fondo negro, que hace que te acurruques en las ramas y llores como una desamparada.

Despierto, ¡ya estoy en el mundo real! ¡era una pesadilla! pero después me doy cuenta de que... ¡También hay monstruos en la vida real, desdichas, gente desesperada, violencia! ¡Estoy viviendo! ¡no es un sueño!

El tiempo transcurre despacio, la desesperación aumenta. Si apareciese Aladino con su lámpara mágica...

Siento como mi cuerpo se rompe en pedazos, trocitos muy pequeñitos. ¡¡Aladino!!, concédeme un deseo: Ojalá que en el transcurso de esta vida consiga recomponer todo mi cuerpo.

Concédeme un segundo deseo: haz que explote la luz que existe en mi cuerpo, que sea fundida y no vuelva a encenderse jamás. O un tercero: Ayúdame a luchar contra esta guerra perdida.

Aquí sentado en el césped, pienso en todas estas cosas. Por fín, el desconsuelo de una niña tonta, que se sienta en el césped y sólo piensa en olvidar. Pero también existe recuerdo. El recuerdo de una historia contada por una niña de diez años, que en un momento de mi desdicha se me acercó y me contó:

  —XI→  

«Se llamaba Naila. Tenía diecisiete años y vivía con su padre el Rey de un país muy grande donde gobernaba con mucha ilusión. Naila era muy bromista y presumida. Siempre andaba por palacio gastando bromas y se reía muchísimo. En el jardín de palacio había un pequeño estanque donde el agua estaba tan fría como el corazón de la pobre princesa. A lo largo del día era mucha la gente que paseaba por estos jardines y Naila siempre que los veía les gastaba una broma: decía que en el estanque había un pez tan bello y perfecto como ella, y que era de todos los colores existentes.

La princesa era muy bella y al ser hija del rey, todas las personas la consideraban una chica simpática. Cuando una pareja se volcaba hacia el estanque para ver al pez, Naila les empujaba y salía corriendo muy rápido riéndose a carcajadas.

Ya eran muchas las personas que habían caído en la trampa de Naila y todo esto era transmitido a su padre el rey. Éste, al ser Naila hija única, lo consentía todo y no prestaba atención a lo sucedido. Un día le tocó al rey aquel precioso pececillo del estanque, que era tan bello y perfecto, ya que su hija estaba muy entusiasmada con la idea de poder contemplarlo. Pero lo que Naila no sabía era que su padre, el rey, estaba preparado y esta vez fue Naila la que cayó al estanque y se mojó.

Los médicos de palacio dijeron que la niña murió por un ataque de rabia.

¿Te das cuenta?

¿Tonta? No.

Mariola Rodríguez



  —XII→  

ArribaEl Lobo

Rondó por aquel oscuro bosque un gran aullido, el cual provenía de las entrañas del mismo. Al oírlo, me estremecí, ya que sabía que aquel aullido no era normal, notaba en él un cierto toque de soledad, al menos eso fue lo que pensé. Miré a mi alrededor, todo el mundo dormía bajo la atenta mirada de la luna, creí que era el único ser vivo del bosque; me pareció que toda la flora se había convertido en fría piedra y que la luna era ahora el único agujero por el que se podía escapar de aquel sitio irreal. Sentí un miedo frío que me iba clavando a modo de afiladas hojas de plata atravesando cualquier pequeño corazón ardiente. No sabía qué hacer, era algo tan extraño que pensé por un momento que todo era una pesadilla; una estridente bocanada de fuego me hizo comprender que no era así; delante de mí vi, cómo con gran nerviosismo, pasaron velozmente, tres ciervos; en los árboles, las pequeñas ardillas corrían de un lado a otro sin saber qué hacer ni adónde ir. Yo sabía perfectamente quién había sido pues en el aire flotaba un olor conocido a pólvora. Volví a esconderme y pude descansar tranquilamente. Silencio total.

Observé, al día siguiente, como si la noche anterior no hubiese pasado nada. El bosque parecía normal. Me aturdí un poco, dudando de nuevo si no habría sido tan solo un sueño. Me desperecé un poco y fui a asearme y luego a buscar el desayuno. Esa mañana tuve suerte ya que pude coger un buen desayuno. Me encontraba sola, como perdida, pero sabía que aquella situación iba a durar poco, lo presentía.

Al comenzar una nueva estación, esta vez la primavera, pareció cambiar el decorado y los papeles de los actores de aquel gran teatro como era el bosque. Supuse que mi papel también cambiaría, pero creo que estaba equivocada, ya que para mí todo seguía igual.

  —XIII→  

Los días eran cada vez más cortos y más cálidos. Comenzaba a anochecer y se despertó un inusitado ambiente frío; el bosque enmudeció antes de lo normal, la luna parecía más fría y lejana. Me inundó una gran sensación de ser una extraña en el medio de aquel paisaje irreal; como en meses anteriores volví a oír un aullido estremecedor y solitario, pero esta vez no me produjo el mismo terror, sino que quería saber de dónde y de quién provenía, así que comencé una búsqueda ciega de algo, posiblemente, peligroso. No tenía miedo y sabía que no estaba sola en aquel lugar. Había alguien más que le pasaba como a mí. Había otra alma gemela en el bosque y a la que, tarde o temprano, acabaría por encontrar.

Dos noches más tarde me encontraba en un sitio especialmente extraño y apartado, desconocido para mí. Era un lugar maravilloso, todo lleno de pequeñas rosas rojas, blancas, amarillas rosadas y azules sin espinas; parecía una alfombra con un cierto toque y perfume mágico. A lo lejos, pude ver cómo había un gran lobo con el pelaje tan negro como mi propio cabello. Me acerqué a él, con mucho cuidado; estaba tumbado y de su negro lomo brotaban pequeñas gotas de sangre tan rojas como las rosas que allí había. Cada gota de sangre que caía al suelo se convertía en una pequeña rosa de cualquier color, y sin espinas. Yo le fui a curar, pero él gruñía como no queriendo que le tocara y así lo hice. Me puse delante de él, me arrodillé y le miré a los ojos, fue como mirarme a mí misma. En sus ojos pude advertir una gran soledad la cual me iba matando. Me levanté y acaricié el lomo. Él estaba tranquilo, pero cuando le intenté acariciar su herida, se revolvió y me mordió la mano.

Di un paso hacia atrás, le miré a los ojos y me senté en el suelo. Me miré la mano, sangraba. Cada gota de mi sangre, al caer al suelo, hacía crecer espinas a aquellas bellas rosas, aumentándoles su belleza. Me levanté y dejé caer gotas de mi sangre en la herida del animal. La herida se cerró. Estaba feliz. Silencio.

  —XIV→  

Aumenta la hemorragia de mi mano. Estoy cansada, me tumbo, me duermo. Cuando vuelvo a abrir los ojos sentí la luz de la luna, cálida y plateada luz. Me encontraba en el interior de una gruta, al lado de la salida. Busqué al lobo pero no estaba. Me miré la mano y ya no sangraba. No tenía cicatriz alguna de mordedura. Me extrañó tanto que volví a dudar de mí misma, pero un gran aullido me hizo entender que le había encontrado. Al poco tiempo él se acercó a mí, le miré a los ojos, me miró y se fue.

Había pasado toda la noche y él no apareció. Vuelvo a estar sola pensé, pero no iba a ser así ya que cuando comenzaba a amanecer y el ambiente olía a rocío fresco, apareció él con una rosa dorada en la boca. Se acercó a mí y me dejó la rosa sobre mi boca. La cogí, él me miró y se volvió a ir. Miré a la flor y vi que en uno de sus pétalos ponía: «VOY DETRÁS DE LA MONTAÑA, SOY UN EXTRAÑO EN MI HOGAR, TÚ ERES LA DUEÑA DE TODO, CUIDADO, SI ALGUIEN LO PROFANA BÚSCAME». Pasaron los meses y yo seguía allí sin saber muy bien por qué. Pero una mañana de diciembre oí pasos, salí de la gruta y busqué al que había producido los pasos. Miré toda mi alfombra de rosas y vi cómo poco a poco se iba marchitando. Había un intruso. Salí corriendo pero pronto me alcanzó una lengua de fuego en mi hombro derecho. Caí al suelo. Me recogió el hombre gris, el cual me devolvió a mi origen, a mi monotonía.

Los días pasaban lenta y monótonamente. Estaba en el parque tumbada en el fresco y verde césped, cuando vi un lobo negro. Se acercó a mí, llevaba una rosa plateada. Me la dio. Le acaricié la cabeza y se sentó a mi lado. Estuve toda la tarde con él, cuando empezó a anochecer él se levantó, me miró y se fue velozmente. Miré la rosa, busqué algún mensaje escondido en sus pétalos pero no encontré nada, me levanté, miré por instinto al césped. Allí había un mensaje: «NO BUSQUES MENSAJE EN LA ROSA, ESTÁ EN TU CORAZÓN».

  —XV→  

Sonreí, sabía perfectamente lo que quería decir. Todo gracias a él, gracias al lobo.

Cualquier infancia puede ser rota por nuestro mundo gris. Esto es para alguien que intente apartamos de este mundo sin color y triste con un arma mortífera: las palabras.

Intenta abrir sus libros o cualquier otro, pero ábrelos.

De una hormiguita a un elefante como tú ROALD DAHL.



Vanessa Gordo

  —XVI→  

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HASTA SIEMPRE ROALD









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