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ArribaAbajoCuaderno IV. Abril, 1889


ArribaAbajoNecrología


Excmo. Sr. D. Juan Manuel Montalbán

Nació D. Juan Manuel Montalbán Herranz en la villa de Torrelaguna, provincia de Madrid, el 20 de Octubre de 1806, y fué bautizado en la parroquia de Santa María de la Magdalena como hijo legítimo de D. Fermín Montalbán y doña Isabel Herranz.

Estudió filosofía y matemáticas en el convento de PP. Franciscos de Torrelaguna, y cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Alcalá de Henares, mereciendo en toda ella la nota de sobresaliente.

Obtuvo el grado de licenciado en Jurisprudencia el año 1830, y en 1833, el cláustro de la Universidad de Alcalá le nombró explicante extraordinario, cuyo cargo desempeñó hasta fin de curso.

El comisario regio D. Salustiano Olózaga, en uso de las facultades que, oído el Consejo de Ministros, le confirió S. M. la reina gobernadora, para que girase una visita á la Universidad de Alcalá de Henares, nombró en 27 de Diciembre de 1835 catedrático de la misma al entonces licenciado D. Juan Manuel Montalbán, en reemplazo de D. Manuel Martín Esperanza, con la asignación   —274→   de las tres cuartas partes del sueldo señalado á dicha cátedra pues que la restante debía percibirla el destituído Esperanza.

El mismo comisario ordenó en 19 de Enero de 1836, que Montalbán explicase la cátedra de Moderantia de oratoria, cuyo nombramiento fué aprobado por Real orden de 30 de dicho mes. Y por otra de 10 de Marzo del mencionado año, se le concedió el derecho de asistir como catedrático á todos los grados y cláustros que se celebraran en aquella Universidad.

Durante su permanencia en Alcalá de Henares, contrajo sincera y fraternal amistad con D. Pedro Gómez de la Serna, que desempeñó sucesivamente los cargos de corregidor y de juez de primera instancia de dicha ciudad, con el cual no tardó en ponerse de acuerdo para componer los Elementos de Derecho civil y penal de España, obra declarada de texto y adoptada en las principales Universidades.

Obtenido el grado de Doctor en Jurisprudencia el 5 de Junio de 1837, resolvió la Real orden de 26 de Noviembre de 1838, que Montalbán fuese considerado catedrático en propiedad de la Universidad de Madrid.

Su amor á los estudios del derecho patrio le indujo en 1841 á escribir en colaboración de D. Pedro Gómez de la Serna, los Elementos de Derecho civil y penal de España, y ausentarse de Madrid sin obtener previamente Real licencia; pero habiéndola solicitado desde Bilbao, donde la Serna desempeñaba el cargo de Corregidor político de Vizcaya, le fué otorgada en atención á la causa que motivó su ausencia.

En 1840 comenzó su carrera política como diputado provincial de Madrid, cargo que desempeñó hasta 1843 en que por primera vez fué elegido diputado á Cortes por esta villa y corte, para las que convocó el Gobierno provisional presidido por D. Joaquín María López, y se reunieron el 15 de Octubre de 1843 para terminar sus tareas el 27 de Diciembre del mismo año.

El mismo Gobierno provisional, por Real orden de 3 de Setiembre de 1843, le concedió el sueldo asignado á los catedráticos de término, en consideración á la importancia de la cátedra de quinto año de Jurisprudencia que desempeñaba, y á los méritos literarios y políticos del interesado. En 5 de Febrero de 1848 se le   —275→   otorgó la categoría de ascenso, y en 21 de Febrero de 1850, la de término.

Nombrado director de Instrucción pública por Real decreto de 1.º de Agosto de 1855, desempeñó este cargo hasta el 15 de Octubre en que volvió á encargarse de su cátedra hasta fin de Setiembre de 1857.

Por fallecimiento de D. Luis López Ballesteros resultó vacante en la Real Academia de la Historia una plaza de número, y en virtud de propuesta que suscribieron en 15 de Diciembre de 1854 los académicos Sres. Sabau, Amador de los Ríos y Delgado, fué electo Montalbán en 7 de Diciembre de 1855, tomando posesión en la junta pública de 20 de Julio de 1858, y leyendo en ella un Discurso acerca de la Índole y naturaleza de la Institución Real y de los Concilios de Toledo durante la dominación goda, que fué contestado por su antiguo amigo D. Pedro Gómez de la Serna. En esta corporación prestó muy distinguidos servicios á la ciencia histórica.

Más de veinticinco años habían trascurrido cuando Montalbán reaparece en la escena parlamentaria después de ciertos notables acontecimientos. En elección parcial, el distrito de San Antolín de Murcia le confirió su representación en Cortes; pero se limitó en aquellas Cortes á terciar para una alusión personal relativa á los deberes del profesorado en la discusión del presupuesto del Ministerio de Gracia y Justicia, que tuvo lugar en la sesión de 22 de Mayo de 1865.

En 10 de Marzo de 1866 solicitó su jubilación del cargo de Rector de la Universidad Central, con ocasión de los sucesos de Abril de 1865, y le fué otorgada por Real decreto de 30 de Junio de 1866, mereciendo los honores de ministro de la Audiencia de Burgos, y la gran cruz de Isabel la Católica.

Madrid le eligió senador para las Cortes que comenzaron en 22 de Abril de 1872 y concluyeron el 14 de Junio inmediato; y Montalbán presenció silencioso desde su asiento del Senado los acontecimientos, sin formar parte de comisión alguna en aquel Cuerpo colegislador.

Falleció el 3 de Febrero de 1889.

Al calor de la familia vivió, y al cultivo de las ciencias y de   —276→   las letras consagró D. Juan Manuel Montalbán toda su vida. Su reputación no se cimentó en la arena movediza de la política, sino en su amor al estudio y al profesorado que desempeñó durante treinta y un años, dando en su última época pruebas evidentes de carácter é independencia. Pudo como hombre público encontrar adversarios, pero como particular nunca conoció enemigos.

Hombre sencillo, cordial y candoroso en el trato con sus antiguos compañeros y amigos, era también deferente y modesto en sus relaciones con los personajes políticos con quienes estaba asociado por sus ideas. Sus antiguos compañeros de estudios le querían entrañablemente; sus discípulos le idolatraban. Entre sus amigos más íntimos figuraba el sobresaliente químico D. Vicente Masarnau, decano de la Facultad de Farmacia en la Universidad de Madrid. Era el D. Vicente hermano del célebre pianista y compositor D. Santiago de Masarnau, el cual, por los años 1834 á 1836, precedido de la justa fama que había adquirido en Londres, atraía á lo más selecto de la sociedad filarmónica de Madrid con las matinées musicales que daba en su casa de la calle de Hortaleza. Allí acudía todos los domingos Montalbán; y mientras unos saboreaban las bellezas de la música clásica, él se entretenía conferenciando con D. Vicente acerca de las cosas de la Universidad muy al pormenor, con tan vivo é ingenuo interés como si no hubiese pasado la edad de sus juveniles entusiasmos.

Su amistad con los hermanos Masarnau no fué jamás interrumpida. En el colegio fundado por D. Vicente se educó lo más sobresaliente de la juventud madrileña, y Montalbán iba todas las noches á visitarle. En aquella morada se reunían algunos de los más afamados catedráticos de la Universidad Central: Aguirre, el distinguido canonista; Coronado, el romanista; Gómez de la Serna; Sabau, y otros jurisconsultos de justo renombre: el matemático Rodríguez, y otros. Y Montalbán era allí el que fué siempre, el hombre ingenuo, afectuoso, sencillo, alegre y decidor, como un estudiante en el verdadero sentido de la palabra.

Contribuyó al progreso jurídico español anotando en 1845 y 1847 la segunda y tercera edición de la Librería de jueces, abogados y   —277→   escribanos, de Febrero; y en 1852 la cuarta, en unión de Goyena y Aguirre; y pudo congratularse al ver publicada en 1882 la décimotercera edición de los Elementos de Derecho civil y penal de España, precedidos de una reseña histórica de la legislación española, que en 1841 comenzó á escribir en colaboración con el corregidor político de Vizcaya D. Pedro Gómez de la Serna, de quien el mismo Montalbán, al escribir su Necrología en 1871, consignaba que fué su íntimo amigo y discípulo, y que eternamente conservaría su memoria grabada en su corazón.

La Real Academia de la Historia, que abrió sus puertas en 1858 al mérito reconocido de D. Juan Manuel Montalbán, se vió privada hace tiempo de su inteligente concurso, y al perder recientemente al amigo y al compañero, ha acordado consagrar á su memoria el más sentido y cariñoso recuerdo. Cuando el dolor oprime al corazón y el llanto brota aún de los ojos, no puede, el más insignificante de los académicos, cumplir el delicado y honroso encargo que se le confió. No ha transcurrido aún el tiempo que proporciona en el mundo el bálsamo consolador de los grandes quebrantos, y sólo cabe rogar á Dios que acoja en su amoroso seno al que en el mundo fué dechado de notorias virtudes.

Madrid 1.º de Marzo de 1889.

Manuel Danvila