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20

J. Simón Díaz, Historia del Colegio Imperial de Madrid, Madrid, 1959, pp. 95-96.



 

21

En la primavera de 1774 Cadalso le pide a Moratín que le envíe sus versos, explicando que «lo deseo también por complacer a Meléndez y otro que bien baila que continuamente me piden cosas de Vmd como si las tuviera en el bolsillo...» Cadalso, Escritos autobiográficos y epistolario, ed. N. Glendinning y N. Harrison, Londres, 1979, p. 80.



 

22

Al Illmo. Señor Dn. Felipe Beltrán, dignissimo obispo de Salamanca, en su empleo de Inquisidor General de España. Canción pindárica, Valencia, Benito Monfort, 1775. Este poema está dividido en cuatro ternos de estrophe, antistrophe y epodo, pero con tal irregularidad de versificación que de veras se trata de doce silvas. En cuanto a la fecha, es posible que hubiese una impresión anterior, a juzgar por la nota de la página final: «Reimprímase. Eulate». Agradezco a mi amigo y colega Dru Dougherty el haberme proporcionado fotocopias de esta canción y de la de Moratín para los Reales Estudios, conservadas ambas en la Biblioteca Nacional de Madrid.



 

23

Poesías póstumas, Salamanca, 1798, I, p. 252 (también en BAE, LXI, p. 468).



 

24

Después del Coloquio de Bolonia pude por fin consultar las Odas de Pedro Montengón, en la ed. de Madrid (1794) y, gracias a la amabilidad de mi amigo Maurizio Fabbri, en la de Ferrara (3 vols., 1778-79). También en estas poesías, fuera ya del ámbito salmantino y del madrileño, se oyen ecos pindáricos, señaladamente en la oda dirigida a Carlos III (ed. de Ferrara, Libro I, Oda I), refundida luego como oda A la Academia Bascuense en la ed. de 1794 (Libro III, Oda II). No hay, sin embargo, ninguna oda plenamente pindárica en el sentido que aquí he dado al término. Las poesías que añadió Montengón en 1794 no son nada pindáricas, con la excepción de la Troba a la Canción de Herrera, en alaban za de D. Juan de Austria (Libro 1, Oda XIV), refundición de la Canción IV de Herrera, Cuando con resonante.



 

25

Me refiero, por supuesto, a los versos Remitiendo a un poeta joven las poesías de Garcilaso con algunos versos míos, donde dice Dalmiro que «lo hago porque juntas quiero darte, / con prendas de mi amor, reglas del arte» (BAE, LXI, p. 266).



 

26

Las elegías pueden verse en la ed. crítica citada, I, pp. 504 ss. La oda saldrá en el tomo II; entretanto puede verse en BAE, LXIII, 193, o en J. Meléndez Valdés, Poesías selectas. La lira de marfil, ed. J. H. R. Polt y G. Demerson, Madrid, 1981, p. 187.



 

27

Son la de Francisco Patricio de Berguizas y la de los hermanos José y Bernabé Canga-Argüelles, publicadas ambas en 1798.






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