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Cantalicio Quirós y Miterio Castro en un baile del Club Uruguay


Antonio D. Lussich



Portada



Al Señor Don Washington Bermúdez








Diálogo entre los paisanos

-315-

Tratando de un concierto musical y baile que tuvo lugar en Montevideo

PERSONAJES
 

 
CANTALICIO QUIRÓS.
MITERIO CASTRO.


- I -


CANTALICIO QUIRÓS

    ¿Deaónde sale gaucho Castro
dispués de tan larga ausencia?...
En el pago, su presencia
ya no había dejao ni rastro.

MITERIO CASTRO

    Viviendo de brinco en brinco  5
por esos mugidos de Dios,
y aquí me tiene Quirós...

CANTALICIO QUIRÓS

    ¡Vaya alargando esos cinco!

MITERIO CASTRO

    La mano quiero apretar
del viejo amigo querido,  10
porque el soplo del olvido
nunca mi pecho hizo helar.
-316-

CANTALICIO QUIRÓS

    ¡Ya me largó un preludeo!
Si el rollo suelta del canto,
hasta puede darle un tanto  15
al sorsal con su gorgeo.
Y apéese de una vez,
no ande orqueteao a lo gringo,
Sino desloma ese pingo
porque usté pesa por diez.  20

MITERIO CASTRO

   Pero su cuerpo... es en bruto
mucho más pesao que el mío,
que lo tengo tan vacío
como el güeco de un cañuto.

CANTALICIO QUIRÓS

   Mi peso es cuñao, de ley,  25
soy retacón y maciso,
y á usté su madre lo hizo
ternerito cuerpo e güey.

MITERIO CASTRO

    Las comparancias no pierde
cuando puede echar un taco;  30
mientras mi zaino, de flaco
sólo compara lo verde.

CANTALICIO QUIRÓS

    Le sacó al pobre la chicha
sigún lo aplastao que viene;
suéltelo pa que se enllene  35
pues si ayuna más, espicha.
-317-

MITERIO CASTRO

    Mire amigo Cantalicio,
cuando usté ha sido muchacho,
dicen por ahí que era amacho,
y hoy ni sirve pa... un servicio.  40

CANTALICIO QUIRÓS

    Paresé, no facilite,
que aunque tenga el pelo blanco,
no me creo nada manco
ni endesponido pa un quite.

MITERIO CASTRO

    Eso sí, mas no es el de ante  45
en lo liviano y juersudo,
que en el trance más peludo
como toro era de aguante.
    Y ansina es el animal,
hasta que puede, trabaja,  50
mas cuando afloja la caja
se entume en cualquier barrial.
    Véalo junto al palenque,
ya ni puede con las carchas...

CANTALICIO QUIRÓS

    Es que de juro en las marchas  55
lo habrá curtido a rebenque.

MITERIO CASTRO

    Nunca con él fi corsario
y lo monto de potrillo.
Porque el zaino doradillo
siempre ha sido voluntario.  60
-318-

CANTALICIO QUIRÓS

    Lárguelo ahí por esa orilla
que está muy tiernito el pasto,
sino allá, pa darle abasto
tengo un tendal de gramilla.
    Apúrese y del tirón  65
rumbiaremos pa las casas,
pues a sacar por sus trasas
tamién viene delgadón.

MITERIO CASTRO

    ¡Siempre trucha mi aparcero!..

CANTALICIO QUIRÓS

    Por su mujer, amigaso  70
vaya el golpe de rechaso...

MITERIO CASTRO

    ¡Pucha gaucho terutero!
Al vuelo tuito lo atrapa
nunca lo agarran sentao...

CANTALICIO QUIRÓS

    Si al que ha sido güen soldao  75
ni un resuello se le escapa.

MITERIO CASTRO

    Como es tan escarbador,
ya me caló por encima
que traía floja la prima
y el buche como tambor.  80
-319-

CANTALICIO QUIRÓS

    Algo hallaremos por áhi
con que entonar la barriga;
hay pronto un guiso de hormiga
y hachuras de bacaray.

MITERIO CASTRO

    Es de mi flor la merienda  85
pa que usté le haga un amago,
pero antes alumbre un trago
que hasta el mondongo me encienda.

CANTALICIO QUIRÓS

    Lo que es aquí, por chupanza...
el garguero no asujete,  90
tengo lleno hasta el gollete
un porrón... pura esperanza...

MITERIO CASTRO

   Cuando alimenta, su voz
no es de juro desabrida,
pero en barriga vacida  95
esperar es cosa atroz.

CANTALICIO QUIRÓS

    En el cuidao del umbligo
es usté gaucho afanoso;
Su vientre ha de ser un poso
de la vaciedá enemigo.  100

MITERIO CASTRO

    Ya que se toma interés
por este pobre cristiano,
vámonos derecho al grano
y a calentarnos los pies.
-320-

CANTALICIO QUIRÓS

    Belay viejo la cocina,  105
vaya empinando este frasco,
mientras preparo un churrasco
de ternera papa-fina.
    Y córrase pa el fogón
porque la tarde está fría,  110
y suelte alguna armonía
de su fina ispiración.
    Que gusto tendré en oirlo.
Tiemple hermano la guitarra,
que si en sus manos la agarra  115
saca más notas que un mirlo.

MITERIO CASTRO

    Como quiere que me lusca
si mi canto es muy sencillo,
no le pida al candil brillo
ni brasa a la charamusca.  120
    La voz de un pobre cantor
nunca da sonido dulce...

CANTALICIO QUIRÓS

    Dispués que la viola pulce
brotará algo superior.

MITERIO CASTRO

    Pues largaré sin rodeo  125
de mi pecho los sonidos,
entre una fiesta nacidos
de la gran Montebideo.
-321-


- II -


MITERIO CASTRO

    Hace dos o tres semanas
que en este pago me encuentro,  130
habiendo andao por adentro
en el trajín de unas lanas,
donde perdí hasta las ganas...
de comer, de atribulao,
pues le di plata a un letrao  135
pa arranchar cierto negocio,
y era una liendre el tal socio
que me largó trasquilao.
    Lo conocí a ese ladino
en una fonda mentada  140
ande va la paisanada,
junto al Paso del Molino;
frente a frente y de vecino
lo tuve en la mesma mesa,
y mi fortuna traviesa  145
quiso que a él me ayuntara,
viniendo a costarme cara
la unión con tan güena piesa.
    Comensó a meterme prosa
ponderando su gran sencia,  150
su vaquía, su esperencia
y qué sé yo cuánta cosa,
mentando su marcha honrosa
en tuito lo que empredió;
Y tanto me engatusó  155
con el poder de su labia,
que aunque decirlo da rabia
el pueblero me bolió.
-322-
    Como mancha de tiñoso
al cuerpo se me pegaba,  160
mientras la cacha arreglaba
pa sambullirme en el poso.
¡Nunca creí que juera el moso
de tan mala encarnadura!
Pues era tal su dolsura  165
que al gaucho más abispao,
de juro le habría pegao
en medio a la matadura.

CANTALICIO QUIRÓS

    ¿Cuál hay d'ellos que no se abra
al compromiso más fiel?  170
Largan veneno entre miel
pa engañar con su palabra.
Al monte tira la cabra,
y ellos, tiran... pa el bolsillo,
porque amigo hay cada pillo  175
entre esa gente escrebida,
que en cuanto usté se descuida
lo dejan sin un cuartillo.

MITERIO CASTRO

    Yo pasé por tal ebento,
a la otra tarde el criollaso  180
se me vino apuradaso,
cargao con un ducumento
de ganarnos mil por ciento
sin mucho sacrificar,
pudiéndole yo aflojar  185
algún unto de manteca,
pa darlo sobre poteca
de un chiquero junto al mar.
-323-
    Pa más seña, en galantía
cierto tinterillo trujo,  190
aperao con mucho lujo
de pura chafalonía.
Dije, que pa mí no había
tal necesidá estremosa,
porque una persona honrosa  195
basta y sobra pa cumplir,
y al punto lo iba a servir
con gusto en cualesquier cosa.
    Ahí nomás me descargó
una embestida a lo toro,  200
que de mil pesos en oro
esta chuspa rabonió.
Su vista relampaguió
cuando los tuvo en la mano...
¡Pucha, lo que es el cristiano  205
en tratándose de plata!
Como pa el queso la rata
y la osamenta el gusano.
    Ya comenzó a voraciar,
y aquella mesmita noche  210
me acorraló contra un coche
pa dir al pueblo a bailar;
Diay me hizo desnudar
todito mi gaucho apero,
por un traje de pueblero  215
pa que anduviera aligante,
y abiao quedó en un istante...
Se entiende, con mi dinero.
    Dende el sombrero a la bota,
de la sortija al relós,  220
quedé nuevito, ¡Quirós!
-324-
    Y no lo digo en chacota
las patas le vi a la sota,
porque de tan paquetaso
daba andequiera gataso...  225
¡Lo que va de ayer a hoy!
Pues de desplurnao que estoy
tengo que dormir al raso.
    Ese es el triste barato
que yo le debo a ese laucha.  230
¡Lindo me peló la laucha
embrollándome en el trato!...
Pero, amigo, a ser ingrato
jamás mi pecho se priesta.
Con él, gocé en una fiesta,  235
por él, le cuento esa historia
y no olvida la memoria
¡lo que tan caro nos cuesta!...
    Diay salimos en collera
con rumbos a la riunión,  240
ande había una procesión
de coches en la tranquera.
Caía al batuque en chorrera
el gentío entreverao,
de la puerta apeñuscao  245
correrse al patio quería,
pero un nación le pedía
el dentre a cada embitao.
    Viejas, mosas, gordas, flacas,
ahí lucían sus petates.  250
Letraos, estrangias, manates,
mamporras y currutacas,
como rodeo de vacas
se dentraban al corral.
-325-
    Y había cada bagual  255
con su piscoira del braso,
que más de una vez mi laso
codicié... pa echarle un pial.
    Cuando el momento llegó
de meter el cuerpo adentro,  260
nos salió un moso al encuentro,
po el boleto preguntó.
De soslayo miré yo
y vide a mi compañero
haciendo seña al puertero,  265
y qué sé yo qué le dijo,
que del modo más prolijo
nos dio cancha salamero.
    Yo colejí de seguida
al ver tal comedimiento,  270
que le había aflojao ingüento
pa ganarle la partida.
¡Ansí amigaso es la vida!
Por más que el hombre bien obre
no teniendo unto de cobre  275
vive en el mundo maldito,
porque no hay mayor delito
que el andar jediendo a pobre.
    Dicen que el tal chafalote
corsario es como carancho.  280
Le dan por mal nombre, Sancho.
Tiene ojos peidos, bigote,
muy recargao de cogote
y con patas de avestruz,
que es más ligero que luz  285
oí decir... pa los diudores,
-326-
    ¡Que juyen de sus amores
como el diablo de la cruz!
    De juro que al verme allí
aquel gallego soquete,  290
habrá dicho a este paquete
«No es criollo de por aquí
y viene a ver si se mete
de arriba en el camuatí.
con sólo reconocer  295
la facha de ese lagaña,
se saca sin mucha maña
ni pretensión de saber,
que esa nube debe ser
del cielo de la campaña».  300
Por eso que de soslayo
con desprecio me miró,
pues claro, no se animó
a enderesarme el caballo.
Y diría, «éste es mal gallo  305
pa que lo desplume yo».
    Pero el día que lo encuentre
cortao, en cualquiera punto,
trataré de hacerle un dentre
pa arreglar tan fiero asunto,  310
sino el espinaso al vientre
en esa ocasión le junto.
    Si hasta el compinche del trato
se alsó de mi compañía.
Quién sabe donde andaría...  315
Tal vez echando responsos,
-327-
pa engatusar a otros sonsos
con su libia y picardía.
    No tiene suerte ninguna
el gaucho de nuestra tierra,  320
por demás su suerte es perra,
como perra es su fortuna.
Es mártil dende la cuna
hasta que el oyo lo encierra.

CANTALICIO QUIRÓS

    No se aflija pues cuñao,  325
ya es cosa vieja y resuelta
que el mundo da mucha güelta,
y el día menos pensao
con la dicha se ha topao
y entonces ya no lo suelta.  330
    Cierta vez cuasi la muerte
me larga al sol pansa arriba.
Ya había quedao sin saliva
de un atracón lo más fuerte.
Y el que en tuavía yo viva  335
lo debo a mi güena suerte.
    Pero sería muy durable
la relación de ese cuento
y prefiero que usté hable,
pa que no se corte el tiento  340
de tan machaco bailable
que ha olvidao hace un momento.

MITERIO CASTRO

    Corriente amigo Quirós,
vaya parando la oreja
que de mi no tendrá queja...  345
-328-

CANTALICIO QUIRÓS

    ¡Nunca lo permita Dios!
Siempre hemos de ser los dos
panal de la mesma abeja.

MITERIO CASTRO

    Pues ya que su pecho brama
ganoso de este barato,  350
no puedo yo ser ingrato
siendo amigo el que me llama,
y allí va un gajo de la rama
del árbol de mi relato.


- III -



    Dentrando, al costao derecho  355
un cuarto cuajao había
de ropa y sombrerería.
El mostrador del despacho,
un getón muy vivaracho
a su cargo lo tenía.  360
    Los combidaos le entregaban
lo que era estorbo pa el frito,
en cambio de un boletito
pa al dirse cobrar la prenda,
aflojando al de la tienda  365
po el cuidao un regalito.
    Mi capacho que era blando
lo sambullí contra el seno,
recelando que al sereno
mi mate juera quedar,  370
que el bagual que muerde el freno
es malo de hacer parar.
-329-
    Volví a acomodar la barba,
me eché pa tras la melena,
y con mirada serena  375
le tendí al campo un vistaso,
por si caía en algún laso
abrirme cancha sin pena.
    Diay subí un escalerón,
¡cosa hermano nunca vista!  380
Mas ¿cómo pasar revista
a tanto mesclao recuerdo?
Que al querer seguir su pista
en un merenjel me pierdo.
    Llegué por fin a la raya  385
de mi anhelo, con orgullo,
¡viera colarse este grullo!
Ande ni cabía una mosca,
pero dentraba al barullo
del cuerpo haciendo una rosca.  390
    Y cuasi pierdo el resuello
al formar en el montón.
Me dieron tal rempujón
que a un gringo cuasi lo estrello
en la puerta de un galpón...  395
¡Pucha digo! ¡qué atropello!
    Y a otro costao me largué
por librarme de esa gente,
pues vale más ser prudente
en algunas ocasiones,  400
que con la marca caliente
andar en tribulaciones.
-330-
    Más como allí de gentío
estaba tuito relleno,
ni una cuarta de terreno  405
había pa retosar,
sólo logré campo güeno
dispués de mucho sudar.


- IV -



    Al igual que como el potro
que en el campo lo bolea,  410
tiembla, bufa, corcobea,
trastrabilla y se abalansa,
hasta que por fin se cansa
y de aplastao ni cocea.
    Ansí al verme entre aquel lujo  415
me quedé medio abombao,
como sonso encandilao
trompesando a lo borracho,
y andaba de lao a lao
lo mesmo que perro guacho.  420
    Pa más pior calamidá,
con las tantas caminatas
las botas se me achicaron
agrandándose las patas,
y tan despiao me dejaron  425
que iba arrastrándome agatas.
    Si las mesmas chiquisuelas
se me hincharon del ardor,
¡viera hermano! a lo mejor
sentía cada calambre  430
que hasta el cuero del matambre
me crujía del dolor.
-331-
    Y al cuete es que el hombre clame
si la suerte no le liga,
cuando se muestra enemiga  435
hay que dejarla correr,
que al cansarse de... moler
suele venirse de amiga.
    En ese apuro machaso
yo creía ver las estrellas,  440
pero amigo, esas querellas
son muy fieras de contar,
vale más hacer borrar
hasta el rastro de sus güellas.
    Al sentir chillar mis callos  445
una tarimba pesqué,
sobre ella me acomodé
refalándome las botas,
y pa oriarse las colgué
porque sudaban a gotas.  450
    Ya dende acuellas alturas
agüaitar podía a mi antojo,
y como tengo güen ojo
no se me escapaba nada.
Ansina es que no me encojo  455
al largarle esta plumada.
    Estando en esa tarea
un moso se me aparió,
y sólo la boca abrió
pa decirme con voz ruda:  460
«Ya que descalso quedó,
¿a ver pues si se desnuda?».
-332-
    Le retruqué de seguida
sin meniarme del asiento,
usté es hombre de talento  465
por supuesto... entre las uñas,
como el mío es del cimiento
le doy aire a las pesuñas.
    Diay se quiso retobar
y cuasi suenan las latas.  470
Yo que juyo a esas fogatas
en campo de los puebleros,
metí en las botas mis patas,
llenas de respiraderos.
    Rumbió el hombre pa otro lao,  475
yo seguí viendo la fiesta,
que en lo intrincao de la cuesta
la dejamos hace un rato.
Belay de nuevo el relato
ya que su atención me priesta.  480


- V -



    Ni entre sueños jamás creí
ver ese mundo tan raro,
y a usté cuñao le reclaro
que de haberme en él metido,
aunque me haiga costao caro  485
no estoy nada arrepentido.
    Entre mil luces brillantes
había un cielo recamao.
¡Nunca he visto más primores!
¡Nunca igual suelo he pisao!  490
¡Ni más sahumerio de flores
en la vida he respirao!
-333-
    Allí las plantas más raras
en lindas tasas lucían.
Allí los pieses se hundían  495
sobre flores olorosas
y vide allí ¡tantas cosas!
que nunca crei susistían.
    ¡Juna amante! ¡qué riquesa!...
Hágase cargo amigaso  500
que todo era puro raso
dende el techao hasta el suelo.
¡Si cuando oigo hablar del cielo
creo que aquello era un pedaso!
    Y llenos de bordaduras  505
cada espejo era un portón
y no me apode embustero,
ni le cause almiración
si digo, que en uno, entero
se retrataba el salón.  510
    ¡Y qué cuadros! ¡virgen santa!
Pegaos contra la paré.
¡Boca abierta me quedé
mirándolos frente a frente!
Pues de pintura había gente  515
que crei más viva que usté!
    El sillerío y cortinaje
estaba embolbido en oro,
y aunque el uñateo inoro
le juro sin tutubiar,  520
que al más santo aquel tesoro
era capaz de tentar.
-334-
    Y unos asientos tamaños
que sufrís los o llamarse,
tenían como pa echare  525
espaldar de punta a punta,
y en ellos podía acostarse
de cuerpo entero una yunta.
    Y redondeles de fuego
ciertos cañutos largaban  530
que colgaos del techo estaban.
Y tanto su brillo era
que ni un chiquito mermaban
al de un sol de primavera.
    La soledá y las tinieblas  535
habían juido de aquel pago,
pues nunca encuentran halago
en donde reina la luz,
ansí es que a su solo amago
diay se hicieron repeluz.  540


- VI -



    Tuitito aquel cancherío
estaba cuajao de mosas,
lindas, fieras y graciosas,
¡Pero bien encacharpadas!
Si algunas parecían rosas  545
del tallo ricién cortadas.
    Era un enjambre en mistura
de rubias y de morenas,
unas sin gracia, otras llenas...
unas gordas y otras flacas,  550
y una punta de casacas
como pa alivio de penas.
-335-
    Muchísimo me almiró
ver en sus cantores trajes
unas nubes de colgajes  555
de distintos pareceres.
¡Si esa noche, las mujeres
traían tuitos sus herrajes!
    Cabesa, brasos y orejas
eran puros rilumbrones.  560
Tamién los ricos cinchones
que estreñían sus cinturas.
¡Pucha! daba comesones
mirar tan lindas figuras!
    Si le hablo de sus vestidos  565
va de juro a hacer cabriolas,
y crea, no son mamolas
pues yo al verlas me almiré,
eran tan largas sus colas
como de aquí a la paré.  570
    Y al contrario de adelante
estaban raboneaditos,
pa que sus pieses bonitos
se pudiesen almirar,
y algunos de tan chiquitos  575
al cuerpo lo hacían cimbrar.
    Hágase cargo del resto,
vi cada hombro y cada braso
tan redondiao y gordaso
que hasta el tino hacían perder.  580
¡Si eran tuitas al barrer
como pa cerrarles laso!
-336-
    Yo me lambía al mirar
medio entre cribo escondidos,
sus blancos pechos fornidos  585
en un costante latir.
¡Dichoso el que en tales nidos
pueda tranquilo vivir!
    No hay guitarra ni cantor
que acierte a dar con su acento  590
el justo merecimiento
a tal jardín de primores.
Sólo Dios con su talento
puede cantar a esas flores.


- VII -



    Colaos entre las palomas  595
llenos de apuros y afanes
andaban los gavilanes
desentumiendo la geta,
y eran en lo charlatanes
como usté pa la limeta.  600

CANTALICIO QUIRÓS

   ¡Ya me largó un chaguaraso
pa no perder la costumbre!...
Que hombre habrá que no se alumbre
en la escuridá de la vida,
por que la santa bebida  605
mata cualquier pesadumbre.

MITERIO CASTRO

    Largue al diantre sus retruques
y prieste mucha atención,
va usté a oír la rilación
de su trafalario apero,  610
-337-
comensando po el sombrero,
rematando en el talón.
    Medio arisquiando, entre ellos
campo adentro me colé,
y este cuerpo acuquiné  615
contra un rincón de aquel cielo,
ande había entrao con recelo
y pronto me aquerencié.
    Pero al creerme ya en la gloria
tal retumbaso sentí  620
que por cuasi me tendí.
Y la causa de ese pango
el farol jué de un chimango
que estaba en frente de mí.
    Era un redondel lustroso,  625
muy renegrido y muy chato,
como de puro aparato
se daba viento con él...
Quién diría que aquel pastel
¡adentro encerraba gato!  630
    ¡Le hiso alguna brujería!
Pues sin dar la voz de asomo
hinchó aquella plasta el lomo
pegando tamaño salto,
¡y ahí nomás sin saber cómo  635
se cambió en sombrero alto!
    Cuasi reviento de risa
al mirarle las chaquetas
que esos plumarios sotretas
allí traiban pa lucir,  640
las que tenían, sin mentir
más colas que tijeretas.
-338-
    Por el frente, hasta el umbligo
a más tirar llegarían,
y del cuadril les salían  645
tapando el anca y bien junta,
dos anchas y largas puntas
que cóleras parecían.
    El chaleco muy abierto,
arquetao en las orillas.  650
Pantalón ancho en los fondos
y estrecho en las pantorrillas,
pa hacer resaltar, orondos
sus teruteras canillas.
    El botín bien charoliao,  655
las camisas estiradas
y corbatitas blanquiadas,
manos sujetas en guantes,
y unos cuellones tirantes
pegaos contra las quijadas.  660
    Si le hablara de sus prendas
sería nunca acabar.
Paremos pues de contar
y mañana tempranito
seguiré pegando al frito  665
que tanto me dio que hablar.

CANTALICIO QUIRÓS

    Su lengua ha de estar muy seca
vuelva a empinar el porrón.
Nunca es larga relasión
la de una historia que enllena,  670
y es la suya más que güena
porque encanta el corasón.
-339-

MITERIO CASTRO

    Le doy las gracias Quirós
por tan delicao cumplido,
y aunque el canto pobre ha sido  675
téngalo por verdadero.
Es un abrojo nacido
entre aquel jardín pueblero.
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