Visor de obras.

Volumen 7 - carta nº 550

Madrid, 13 junio 1886

Mi querido amigo: Paso este mes atareadísimo, con exámenes y chinchorrerías de última hora. Deseo dejarlo corriente todo antes de irme a Santander, que será en los primeros días de julio. Por eso no he podido escribir a Vd. hasta hoy. Además, deseaba que con mi carta recibiese Vd. ejemplares del tomo de Poesías que anteayer se ha puesto a la venta en las librerías de Madrid. Por el correo de ayer o el de hoy debe haber recibido Vd. ejemplares enviados por Catalina. Dígame Vd. lo que le parece de las notas y de la edición y perdone los descuidos que sin duda encontrará en ella. Así y todo, el conjunto del libro me parece agradable. Hice reimprimir medio pliego que contenía la errata más grande.

Haré llegar los ejemplares dedicados a todas las personas que Vd me indica. También creo que debíamos dar uno a Alejandro Pidal.

Nuestro amigo, el Obispo Montes de Oca, me escribe desde su diócesis de San Luis de Potosí dándome muchos recuerdos para Vd. Creo que también agradecería mucho el obsequio de un ejemplar. Díceme que está poniendo en verso castellano la Argonáutica de Apolonio de Rodas.

¿Ha visto Vd. el primero de los folletos literarios de Clarín? Supongo que en el segundo hablará de los versos de Vd., como ellos se merecen, es decir, optime.

El autor del artículo de The Academy sobre Pepita Jiménez debe ser un amigote mío, llamado Mr. Wenthworth Webster, Clergyman de la iglesia anglicana, scholar no vulgar, y muy estudioso y conocedor y amante de nuestras cosas. Le recomiendo a Vd. un libro extenso y verdaderamente magistral sobre D. Francisco de Quevedo que ha publicado en París un sobrino de Próspero Mérimée. Anteayer le recibí, y le estoy leyendo con singular deleite. El autor conoce perfectamente la lengua castellana y ha penetrado en los laberintos del estilo de Quevedo, con perspicacia, rara en un francés.

No deje Vd. de la mano la Metafísica a la ligera. Para mí, éste va a ser la obra maestra de Vd., el resumen de todos sus pensamientos, la cifra de todas sus meditaciones, algo, en suma, de todo punto desconocido en la literatura española moderna.

Pronto saldrá el segundo volumen de mi Historia de la Estética en el siglo XVIII. A ella seguirán dos volúmenes del siglo XIX.

Todos los amigos de la Academia saludan a Vd. cordialmente y con más efusión que ninguno, su afmo.

Valera-Menéndez Pelayo, p. 270-271.