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Cartas de Eugenio Cambaceres a Antonino Cambaceres, más informes referentes a la construcción del Pabellón Argentino en la Exposición Universal de París de 1889

Eugenio Cambaceres



Sabemos que Cambaceres, que había salido el 18 de agosto de 1887 para Europa, había sido nombrado antes delegado de la comisión encargada de organizar la participación argentina en la Exposición Universal de París, comisión presidida en Buenos Aires por su propio hermano, Antonino Ciriaco. En esa oportunidad, Eugenio dirigió a la comisión, entre otros mensajes, una carta fechada el 19 de enero de 1888, acompañada del texto de un llamamiento a concurso para la construcción del pabellón argentino. El conjunto, que reproducimos a continuación, fue publicado íntegramente por La Tribuna Nacional del 17 de febrero de 1888 y, parcialmente, por otros periódicos entre los cuales figura La Nación de Buenos Aires. En otra carta, dirigida el 13 de abril de 1888 y aparecida en Sud América del 12 de mayo, Eugenio da cuenta de la instalación del pabellón argentino; en fin, en una tercera carta, enviada el 20 de octubre de 1888 y publicada el 2 de diciembre por El Mosquito, el Delegado en París informa a su hermano sobre la marcha de los trabajos de construcción del Pabellón Argentino. Es de notar en las tres cartas el estilo típicamente administrativo adoptado por Eugenio al dirigirse a su hermano Antonino, un estilo impuesto por el carácter oficial de la correspondencia.

He aquí los textos referidos:






ArribaAbajoPrimera carta

LA TRIBUNA NACIONAL, 17 de febrero de 1888, p. 1, col. 6

El Pabellón Argentino en la Exposición de París.

Concurso para su construcción.

Comunicaciones del Sr. Cambaceres

París, Enero 19 de 1888 - Señor Presidente de la Comisión directiva argentina para la exposición de 1889. Buenos Aires.

Muy señor mío: Sin ninguna de Vd. que contestar me es grato poner en su conocimiento, de acuerdo con el telegrama que le ha sido dirigido por mí ayer, que he conseguido por fin se nos designe un local para la construcción del pabellón argentino, instalación propia, en el campo de Marte.

Al número de metros que se nos ha concedido superficiales construyendo un piso superior, podrían ganarse aún 1.400 metros más. Y no será difícil obtener además un espacio de 300 a 400 metros para la construcción de otro pequeño pabellón, al que podrá darse un destino conveniente, destinándolo por ejemplo exclusivamente a la capital de la república.

Por último, dado caso de que el terreno acordado, fuese insuficiente a poder exponer en él todos los productos que sean enviados por ustedes al director de la exposición, Señor Berger, me ha dado [éste] la seguridad de que en los diversos palacios de la instalación general nos será reservado todo el lugar que lleguemos a necesitar.

En cuanto a la situación del gran pabellón argentino, es, a mi juicio, y según el señor presidente podrá ver por el adjunto plano, de todo punto inmejorable, contiguo a la torre Eiffel de 300 metros de altura, es decir, en los alrededores de dicho monumento que será, a no dudarlo, el punto donde la concurrencia afluirá en masa, cerca también de la estación del ferrocarril Saint Lazare y en medio de los jardines sobre el Sena. Repito al señor presidente que creo no podría habérsenos designado un local más ventajoso, debido muy principalmente a la buena voluntad y decidida cooperación que nos ha prestado el Señor Berger. Ha sido realmente necesario que dicho señor hiciera todo esfuerzo por sernos agradable para llegar a la cantidad de 1.600 metros superficiales, pues el local del campo de Marte es relativamente muy pequeño y muy excesivas también las exigencias de todos los países exponentes.

Transcribo a Vd. a continuación la carta que he recibido del director de la exposición dándome cuenta del resultado obtenido.

«París, Enero 17 de 1888 - Señor delegado: Tengo el honor de acompañar un plano en el que está indicado, de acuerdo con lo convenido entre nosotros y según el espacio de que disponemos, el que puede ser concedido a la República Argentina para construir el pabellón para su exposición.

Quedaría agradecido si Vd. me manifestase su conformidad y si me envía tan pronto como le sea posible el plano del edificio que proyecte. Sírvase aceptar, etc. El Director General: G. Berger»

El lunes próximo, después de reunida la comisión que presido en ésta, quedará abierto el concurso que, de acuerdo con las instrucciones de esa comisión, he resuelto establecer para la construcción del pabellón argentino y cuyas bases encontrarán Vds. en la copia impresa que recibirán con este mismo correo.

En cuanto al coste del pabellón, opino que decorosamente la República Argentina no puede hacer una erogación menor, sobre todo si se tiene en cuenta que otros países de América, como la República de Méjico, por ejemplo, han votado ingentes sumas de dinero a fin de hallarse dignamente representadas. Esta última destina a tal objeto la cantidad de 5.000.000 de francos.

Como durante los dos meses y medio que transcurrirán antes que quede cerrado el concurso, el Sr. ingeniero Cabriran poco tendría que hacer aquí, y como por otra parte reputo muy conveniente que dicho señor se ponga al corriente de todo lo relativo a la concurrencia de la República Argentina a la exposición, he resuelto que se ponga en viaje con destino a Buenos Aires el 5 del mes entrante. Así podría la comisión que usted preside conferenciar con el Sr. Cabriran, se cerciorará éste por sus propios ojos de todos los elementos de que el país dispone y volverá más en situación de contribuir al éxito completo de la tarea que tenemos entre manos.

Esperando que el señor presidente se servirá aprobar, en nombre de esa comisión, las medidas adoptadas por mí, me es grato ofrecerle las seguridades de mi más distinguida consideración.

E. Cambacérès



CONCURSO PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL PABELLÓN DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EN LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1889

Queda abierto un concurso para un proyecto de construcción que debe recibir y contener la exposición de la República Argentina en París el año 1889.

PROGRAMA:

1º- Según el plano levantado por la comisaría general, el local reservado a la República Argentina, está situado en el parque del campo de Marte (ver el croquis adjunto). Este local de forma rectangular está aislado y mide setenta metros de largo y treinta de ancho máximo, lo que da una superficie de mil doscientos metros cuadrados, que se elevará a cerca de dos mil por la construcción de un segundo piso.

2º- Los gastos totales de construcción propiamente dicha no podrán sobrepasar la suma de doscientos veinte y cinco mil francos. Los relativos a la decoración interior, comprendido las tapicerías, escudos, banderas, estatuas, pinturas decorativas, etc., etc., no sobrepasarán la suma de cincuenta mil francos.

El todo podrá llegar, pues, a la suma de doscientos setenta y cinco mil francos.

3º- El pabellón será todo construido en hierro. Las fachadas serán de ladrillo y ornadas de faiences, el techo de zinc y vidrio. Puede proyectarse una sola fachada monumental que será la que mire al campo de Marte.

Después de la clausura de la exposición, el pabellón se desmontará y transportará a la ciudad de Buenos Aires donde se reedificará.

La República Argentina que es un país nuevo, no tiene un estilo de arquitectura particular que distinga y caracterice sus monumentos y ciudades.

CONDICIONES:

1º- Los proyectos deberán comprender: A) Planos, cortes, elevaciones, vistas de perspectivas, detalles de firmes y tablados, y generalmente todos los documentos gráficos necesarios; B) el cuaderno de condiciones a imponer a los empresarios; C) los presupuestos detallados de los gastos de construcción y de arreglo de todo el local.

2º- Los presupuestos deberán ser conforme a la última serie del premio de la ciudad de París.

3º- Se reserva una suma de diez por ciento fuera de la cantidad prevista por los presupuestos, para cada categoría de articulo (o sea 27.500 francos).

4º- Los presupuestos y cuadernos de condiciones deberán ser sobre las bases siguientes: los materiales serán entregados, puestos en obra y demostrados por los empresarios.

Los presupuestos deberán comprender también la nivelación o arreglo del terreno.

5º- No serán tomados en consideración los proyectos que no fueran conforme a los detalles ya mencionados.

6º- Concédese como premio 4.000 francos al proyecto clasificado de primero, 1.500 al segundo.

7º- La comisión instituida en París, en virtud de la participación de la República Argentina a la exposición de 1889, es la encargada de adjudicar los premios.

8°- El proyecto clasificado de primero será adoptado; sin embargo, la comisión, se reserva el derecho de hacer las modificaciones que crea necesarias.

El proyecto quedará como propiedad de la comisión.

9º- La dirección de los trabajos será confiada al autor, o a otra persona a elección de la comisión. Los honorarios fíjanse en 5 % del total de los trabajos y éstos serán estimados sobre el total de los presupuestos aceptados por la comisión.

REGLAMENTO DEL CONCURSO

1°- El concurso será cerrado el 15 de Abril de 1888, a las 5 de la tarde.

2º- El fallo será dado el 20 de Abril de 1888, y en seguida se notificará a los interesados.

3º- Los proyectos deben ser anónimos, el nombre y la dirección del concurrente deben ser puestos en un sobre sellado dirigido al Señor E. Cambaceres, presidente de la comisión argentina en París, calle Taitbout número 85, debiendo llevar un distintivo que se repetirá en el proyecto.

4º- Todos los dibujos serán conformes a una escala de un centímetro por metro, salvo los detalles que se harán en una escala mayor.

5º- Los proyectos no premiados podrán reclamarse por sus autores pasado el 25 de Abril.

6º- Los programas y condiciones estarán en el local de la comisión argentina, donde se darán a los interesados los detalles que necesiten, desde las 4 hasta las 6 de la tarde.

El presidente de la comisión argentina.

E. Cambacérès




ArribaAbajo Segunda carta

SUD AMÉRICA, 12 de mayo de 1888, p. 1, col. 4.

La República Argentina en la Exposición de París

Carta del Sr. Cambaceres fechada el 13 de abril de 1888.

[En esta carta, Eugenio da cuenta de la instalación del pabellón argentino: desgraciadamente, no conservamos copia de la misma que consultamos a fines de los años 1960.]




Arriba Tercera carta

EL MOSQUITO, 2 de diciembre de 1888

Estimulante.

Comisión argentina de la Exposición de París.

Informa del estado de los trabajos realizados hasta el 20 de octubre último en el Pabellón Argentino de la Exposición de París, la siguiente nota de esa fecha, que acaba de escribir la Comisión central del gran torneo:

«Señor Presidente:

Tengo el honor de informar a Vd. Que he recibido oportunamente la carta del señor Ministro de Hacienda, por la que me avisa de la apertura de un crédito de francos 200.000 en el Comptoir d'Escompte de Paris. Este envío de fondos se hacía indispensable para los empresarios, artistas, obreros, etc. a medida que va adelante la obra.

Por el próximo vapor remitiré a V. Un estado detallado de los gastos hechos, así como el resumen general de todos los gastos previstos ya por los informes de las adjudicaciones cuya copia ya está en poder de esa comisión; habrá visto el Sr. Presidente nuestro modo de proceder, dirigiéndonos a las casas especiales de primer orden y concediendo nuestros pedidos a aquellas cuyas condiciones han resultado ser las más favorables. Además haremos siempre trato a «forfait» para evitar sorpresas posibles en lo sucesivo.

El Expreso Villalonga me ha dado aviso en su última carta del envío de cuatro cajones conteniendo uniformes de soldados.

Tan pronto cuando estos estén en mi poder, mandaré hacer maniquíes que figurarán en nuestra Exposición.

De acuerdo con las opiniones de esa Comisión, la que tengo el honor de presidir en esta ha reputado que la suma de 350.000 francos más o menos primitivamente fijada, era de todo punto insuficiente para costear los gastos de una instalación que se hallase en relación con la importancia de la República Argentina y respondiese al decoro y a la dignidad nacionales.

Se trató pues de dar al pabellón un carácter de riqueza que exigía, como es natural, erogaciones mucho mayores, y es precisamente a la realización de este fin que se han afectado las cantidades que figuran como exceso del presupuesto primitivo; a esta circunstancia ha venido a agregarse la dificultad que ofrecía el terreno que nos fue reservado para levantar en él los cimientos del Pabellón; ha sido necesario ir a buscar una base sólida a más de 8 metros de profundidad; lo que ha ocasionado un gasto de 70.000 fr. Aproximadamente solo para la construcción de los referidos cimientos. Debo además observar al señor Presidente, que todo el trabajo de estatuaria llevado a cabo por artistas de primer orden será fundido en bronce, y que los vidrios de colores que cubren todas grandes y pequeñas ventanas encomendadas asimismo a los pintores más acreditados de Francia en esa especialidad serán todos ellos verdaderas obras de arte, así como las pinturas decorativas del interior del pabellón. Puedo en una palabra asegurar al Sr. Presidente que el Pabellón Argentino por sí mismo, prescindiendo del interés que ofrezcan los objetos expuestos será digno de ser visitado en todas sus partes y que una vez en Buenos Aires, figurará como un verdadero museo de bellas artes, dado el mérito intrínseco de su ornamentación artística. Otra consideración más ha pesado en el ánimo de la Comisión que presido para resolver la inversión de una suma más considerable y es el esfuerzo hacho por algunas de las Repúblicas de América, en el mismo sentido. La Comisión ha creído que la República Argentina, dada su importancia y el desarrollo colosal adquirido, no podía concurrir en condiciones desfavorables al gran torneo de 1889.

Próximamente le fijaré por despacho telegráfico, la suma que importaría alquilar la luz eléctrica necesaria a la iluminación del pabellón argentino. Podrá usted, en perspectiva de este dato, resolver si se ha de hacer la iluminación alquilando la luz o comprando los aparatos necesarios para establecer una instalación propia, con la facilidad de ser trasportados los aparatos a Buenos Aires.

Tengo el agrado de ofrecer al señor presidente las seguridades de mi más alta consideración.

E. Cambacérès





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