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71

Sobre el tercer tipo, E. C. Riley cita a A. Marasso y a Rodríguez Marín, y explica que el omen «is a kind of oral sortes virgilianae or biblicae... of great antiquity, to be found... in classical literature from the Odyssey onwards; in Greek tragedies, Plutarch, Diogenes Laertius, and St. Augustine...» Véase Riley, p. 168. (N. del A.)

 

72

Aquí también se podrían hacer divisiones dentro del sistema de agüeros de acuerdo con el tipo. En el cap. 4 y en el 8 se presenta el agüero de tipo animal (relinchos de Rocinante y «sospiros» del rucio), en el 22 el de animales o aves (cuervos, grajos, murciélagos), en el 41 el humano (miedo de Sancho de montar sobre Clavileño) y en el 58 también el humano (imágenes de santos a caballo). En el 73 aparecen los mismos agüeros que en el 9, aunque en orden inverso. Primero se encuentra el omen (lo que le dice un muchacho a otro en relación a la jaula de grillos) y luego el animal (liebre perseguida). Sólo en estos dos capítulos (9 y 73) se da el tipo omen. (N. del A.)

 

73

Ver sobre todo: E. y M. A. Radford, Encyclopaedia of Superstitions, rev. C. Hole (London: Hutchinson, 1961), p. 102; J. E. Cirlot, A Dictionary of Symbols, tr. J. Sage (New York: Routledge, 1967), p. 80; Gertrude Jobes, Dictionary of Mythology, Folklore, and Symbols (New York: Scarecrow, 1962), I, 456-67; The Book of Beasts: Being a Translation from a Latin Bestiary of the Twelfth Century, tr. y ed. T. H. White (London: Cape, 1954), 66-67; Milton Goldsmith, Signs, Omens, and Superstitions (New York: Sully, 1918), p. 122. (N. del A.)

 

74

Cora Linn Daniels, ed., Encyclopaedia of Superstitions, Folklore, and the Occult Sciences of the World (Chicago: Yewdale, 1903), pp. 184-185. (N. del A.)

 

75

Radford, p. 189. También se usaban estos animales como víctimas rituales en sacrificios a los dioses de la muerte. Véase Jobes, II, 1270. (N. del A.)

 

76

Pilar García de Diego, «Supersticiones», Revista de dialectología y tradiciones populares, 9 (1935), 152. (N. del A.)

 

77

Goldsmith, p. 123. (N. del A.)

 

78

Los animales que más directamente anuncian la muerte son los cuervos, los murciélagos, las lechuzas, los ladridos de perros y el cruce de una liebre frente a alguien, entre otros. Véase Daniels, pp. 180-83. (N. del A.)

 

79

Julio Caro Baroja, Las brujas y su mundo (Madrid: Revista de Occidente, 1961), 229-44. Simultáneamente, en la región vasca francesca de Labourd, Pierre de Lancre llevó a cabo procesos contra brujas, también famosos. Por lo general se refiere a las personas que practicaban la nigromancia en términos femeninos, debido a que la gran mayoría eran mujeres. Según Castañega, no se le llamaban nigrománticas a las mujeres, sino «megas, brujas, hechiceras, jorguinas o adevinas». Véase Fray Martín de Castañega, Tratado de las supersticiones y hechicerías (Madrid: Sociedad de bibliófilos españoles, 1946), p. 38. (N. del A.)

 

80

Alfonso Otazu, «Brujería y régimen señorial en la Montaña atlántica de Navarra (1600-1620)», Homenaje a Julio Caro Baroja (Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 1978), p. 828. (N. del A.)