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91

«Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», pág. 618. (N. del A.)

 

92

Las Semanas del jardín, págs. 37-39. (N. del A.)

 

93

Sola, «Renacimiento, contrarreforma y problema morisco», pág. 32. (N. del A.)

 

94

«Las más auténticas creencias de Cervantes, en materia de religión, probablemente serán siempre un secreto» (Alban Forcione, Cervantes and the Humanist Vision [Princeton: Princeton University Press, 1982], pág. 351). Para mis especulaciones sobre sus creencias religiosas, véase A Study of Don Quixote, págs. 13-15, n. 40 and págs. 148-50, n. 164, y Cervantes y Don Quijote (Barcelona: Montesinos, 1993), págs. 21-22.

En la Topografía de Argel, por ejemplo, hay todo un capítulo (el 28) dedicado a «los judíos que viven en Argel», con quienes el autor «ha disputado... no pocas veces» (I, 112). Da una idea bastante clara de la posición negativa del autor respecto al judaísmo. (N. del A.)

 

95

Si la Topografía de Argel es de Cervantes y no de Haedo ni Sosa, entonces tampoco puede citarse como testigo independiente de la veracidad de Los baños de Argel. (Véase Jean Canavaggio en la introducción a su edición de este drama, págs. 21-22.) (N. del A.)

 

96

«En la dicha batalla nabal, se rreconosció el armada del [t]urco, estaba el dicho miguel de cerbantes con calentura, y unos amigos suyos le dixeron, que pues estaua tan malo que se metiese debaxo de la cubierta de la galera, pues no estaba sano para pelear; y el dicho miguel de cerbantes, respondió, que no hacía lo que debía, metiéndose so cubierta, sino que mejor hera morir como buen soldado, en servicio de dios y del rrei; y así peleó como valiente soldado en el lugar del esquife como su capitán le mandó; y después de la batalla, savido por el señor don juan de austria, quan bien le abía servido, le acresentó quatro ducados más de su paga» («Información», pág. 348). (N. del A.)

 

97

Don Quijote, capítulo II, 18. (N. del A.)

 

98

«Tampoco entendemos la extraña misericordia e incluso amistad del renegado veneciano Hassán Bajá, viendo el desorden que sembraba Cervantes entre los cautivos y como repetidas veces organizaba intentos de huida e incluso de rebelión de todos los cristianos de Argel. Muchos cristianos, por menos, tuvieron cortadas las orejas, las narices, el brazo, o simplemente perdieron la vida... Consta... que hubo algo, o aun algos, que [Cervantes] no nos permitió saber». («¿Por qué volvió Cervantes de Argel?», ya citado en la nota 48.) (N. del A.)

 

99

«Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», págs. 621 y 620. Se trata de «un texto en el que lo que consideraríamos aspectos sado-masoquistas están muy resaltados; la minuciosa reconstrucción de los suplicios y la descripción de los padecimientos a veces roza lo enfermizo» (Sola, «Renacimiento, contrarreforma», pág. 49) . (N. del A.)

 

100

Para el vínculo entre creatividad y locura, véase Kay Redfield Jamison, Touched with Fire: Manic-Depressive Illness and the Artistic Temperament (New York: Free Press, 1993). Hay una entrevista con la autora en New York Times, 12 de octubre de 1993, Sección B, págs. 5-6, y otra en la Johns Hopkins Magazine, noviembre de 1993, págs. 38-44 («Touched with Fire», por Dale Keiger). (N. del A.)