Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

81

Cortes de Madrid, Desde 1598 á 1601, p. 465. This material was made available to me by Professor Javier Herrero, University of Virginia, Charlottesville.

 

82

Márquez-Villanueva, p. 222.

 

83

Bernis («Modas moriscas», pp. 200-01) explains: «De los juegos de cañas pasaron las prendas moras a otros usos... en tiempos de los Reyes Católicos, sin embargo, varias prendas granadinas habían sido totalmente adoptadas. Por lo general se usaban como prendas de lujo y se reservaban para ciertas ocasiones, pero hubo alguna que llegó a ser de uso corriente e incluso pasó a formar parte del traje popular, donde se conservó por más tiempo.»

 

84

Bernis, Indumentaria española, pp. 90-91.

 

85

Bernis, Indumentaria española, p. 91.

 

86

See Bernis, Trajes y modas, II. Los hombres, p. 20. In «Modas moriscas», Bernis cites a document written to preserve the memory of Spanish dress modes, in which it is stated that Fernando, meeting Isabel at Ilora, «tenia vestido un jubon de demesin de pelo e un quisote de seda rasa amarillo... e una espada morisca ceñida, muy rica...» (p. 214). In a similar vein, Anderson (Hispanic Costume, p. 15) notes that Prince Philip (the Fair) dressed in the Moorish style, with turbans, long garments of crimson or blue velvet and «also a red cloak and a great scimitar...». Within the historical context, then, Don Diego's alfanje is neither «insólito», as Percas suggests (Cervantes y su concepto, I, 362), nor does it constitute a bufón's burlesque sceptre, as Márquez-Villanueva posits (Temas y personajes, p. 222, n. 103).

In passing, it should also be noted that the turbans worn by Don Quijote and some of Cervantes' other characters reflect a well-defined fashion. Bernis states that «de todos los préstamos que el traje cristiano tomó al traje moro en el siglo XV, fueron las tocas el que más profundamente arraigó. Al principio las usaron reyes y caballeros, pero después su uso se fué generalizando de tal modo que acabaron por pasar al traje popular, donde se conservaron por más tiempo» («Modas moriscas», p. 211). Moreover, the oriental vogue acquired renewed impetus in the second half of the sixteenth century due to the «influencias turcas que actuaron sobre el traje europeo... cuando España imponía sus modas en las principales cortes de Europa» (p. 226).

 

87

Bernis, «Modas moriscas», pp. 218-22.

 

88

El gallardo español, p. 893.

 

89

Clemencín (p. 1355, n. 23) verifies the Captive's dress as authentic, citing the sixteenth-century work Topografía de Argel by Don Diego de Haedo, Archbishop of Palermo, Sicily.

 

90

Trifaldín's garb represents a parodic version of the Hispano-Arabic style: «una negrísima loba, cuya falda era asimismo desaforada de grande... le ceñía y atravesaba un ancho tahelí... de quien pendía un alfanje de guarniciones» (II, 36, p. 1203).