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Angel Rosenblat, en La lengua del «Quijote» (Madrid: Gredos, 1971) demuestra como Cervantes aspira ante todo a desarrollar un lenguaje natural, donde el buen gusto (la discreción) no obstruya nunca la fácil comprensión de lo que se dice. La segunda parte del libro prueba exhaustivamente que la gran mayoría de las llamadas «incorrecciones» de Cervantes, provienen de lecturas pedantes o que conocen mal la literatura del período (ver a propósito mi n. 12). (N. del A.)

 

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Ver al respecto, Michel Beaujour, Poetics of the Literary Self-Protrait (Miroirs d'encre, 1980), Trad. Yara Milos (New York: New York University Press, 1991): 3. (N. del A.)

 

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«L'occasion, la compaignie, le branle mesme de ma voix tire plus de mon esprit que je n'y trouve lors que je le sonde et employe à part moy» (Montaigne, Oeuvres complètes, ed. Albert Thibaudet y Maurice Rat, Bibliothèque de la Pléiade [Paris: Gallimard, 1967], libro 1, cap. 10: 41); citado parcialmente por Nerlich 269. (N. del A.)

 

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Castro compara muy a menudo las ideas filosóficas de Cervantes a las de Montaigne, señalando las coincidencias entre ambas. Según Castro, «si nuestro autor hubiese reunido en un haz doctrinal sus preocupaciones morales, no sé cuál habría sido la trascendencia de su creación; pero sí que en ningún momento habría sido inferior su ética a la de Montaigne, Lipsio o cualquier otro gran moralista del Renacimiento» ([1972] 347). La bibliografía cervantina de Murillo menciona sólo dos textos que comparan a ambos autores (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, III, Bibliografía fundamental, preparada por Luis Andrés Murillo, Clásicos Castalia [Madrid: Castalia, 1978]: 66 y 73). Drake incluye otros cuatro (Dana B. Drake, «Don Quixote» [1894-1970]. A Selective, Annotated Bibliography I [Univ of North Carolina, Department of Romance Languages, North Carolina Studies in the Romance Languages and Literatures, 1974]; II [Miami: Ediciones Universal, 1978]). Nerlich menciona a Montaigne varias veces, respecto a la naturaleza del lenguaje, los usos de la memoria, lo impredecible del curso del pensamiento, el diálogo como estímulo de éste (253, 264, 269, 281), conceptos que el Coloquio ilustra. (N. del A.)

 

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Y no lo es precisamente por lo mucho que se parece al Quijote, como el mismo Atkinson sugiere al igualar ambas obras dentro de la producción cervantina: ambas son diálogos, el vehículo más apropiado (ver lo dicho antes respecto a Montaigne) para comentar sobre la experiencia humana, propósito que correspondía mejor a las preocupaciones de la época que el de escribir novelas psicológicas. (N. del A.)

 

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Cervantes «rediscovered beyond individual uncertainties a benign transcendent reality the perfection of which could not include the deliberate maintenance of man in an ambiguous condition» ([1974] 164). Debido a lo cual, sus personajes comprenderán que «the liberty of flight which they have so cherished is illusory and that true liberty can come only through acceptance of a reality beyond the self» (163). (N. del A.)

 

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En un artículo aparecido un año después de Cervantes, Entwistle repite en parte lo que decía en el capítulo «Laboratory» del libro de 1940 a tratar de las novelas cervantinas -que incluyen, además de las Ejemplares, las que son parte de otros libros. Ahora La española inglesa es un ejemplo de «overlapping styles» ([1941] 106). El segundo período es el de la plenitud, por el realismo de las historias y el uso del diálogo (ibid.). La gitanilla es la obra típica del tercer estilo, con su mezcla de realismo e idealismo, que comparten La española inglesa y La ilustre fregona: «The third manner thus overlaps the second for several years, but it is quite distinct. It shows that the author had wearied of observation and longed to liberate his creative fancy, even at the cost of reality. He wished to shape plots and evolve characters at will. His ageing mind was more tolerant, and more ready to promote peace and felicity». Aunque las obras mencionadas no tengan la fuerza de Rinconete, tenemos que agradecer que el autor del Coloquio tuviese aún bastante ingenio para crear La gitanilla (108). (N. del A.)

 

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El crítico celebra el modo - «hasta ahora [el más] profundo y matizado»- como El Saffar distingue entre tipos narrativos (69), pero también critica el que, olvidando el género al que pertenecen las Novelas, trata de separar dentro de la colección novelas de romances, basándose en «aspectos secundarios supuestamente diferenciales» (74). (N. del A.)

 

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El Saffar no discute la tesis de Entwistle sobre la evolución de Cervantes, aunque lo cita a menudo a propósito de las fechas propuestas para las Novelas, y una última vez para decir que en «Cervantes, the Exemplary Novelist», se inclina a la idea de que es imposible establecer una evolución sobre la base de los estilos de las novelas cervantinas, pues «both idealistic and realistic tales were being written in roughly the same period» ([1974] 172, n. 9). Aunque notando la superposición de los estilos en la escritura de las Novelas, Entwistle observa una evolución en Cervantes como novelista. (N. del A.)

 

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Walter Pabst, La novela corta en la teoría y en la creación literaria, trad. Rafael de la Vega (Madrid: Gredos, 1972): 241-245. (N. del A.)