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Clorinda Matto de Turner y el canon de sus «Elementos de literatura»

Isabelle Tauzin-Castellanos


Université Bordeaux Montaigne
V Seminario Internacional Por ser mujer y autora... Redes culturales de escritoras españolas y latinoamericanas (1824-1836), Madrid, 23-25 de noviembre de 2015

Resumen

Clorinda Matto de Turner, la conocida autora de la primera novela indigenista publicada en 1889, se dedicó desde muy temprano a la literatura. En la etapa inicial, antes del escándalo de Aves sin nido, publicó en Arequipa un manual de literatura para «el bello sexo». Mi proyecto es ofrecer una lectura de ese texto pedagógico en que Matto revela un profundo conocimiento del canon literario y cita ampliamente a las escritoras españolas de su tiempo. Este artículo completa y renueva un ensayo que publiqué en 1996 («Clorinda Matto de Turner, professeur de stylistique»).





Elementos de literatura según el reglamento de Instrucción pública para uso del bello sexo fue publicado en 1884 en Arequipa por Clorinda Matto de Turner. Existe un ejemplar único en la Biblioteca Nacional del Perú. Lo revisé hace treinta años con motivo de mi tesis doctoral dedicada a las novelas escritas por peruanas en el segundo medio siglo XIX; volví a consultar el texto de Clorinda Matto en Lima en agosto, con motivo del Seminario organizado por Pura Fernández, a quien agradezco la invitación, pues con inmenso placer me permite volver a esas investigaciones juveniles, actualizándolas especialmente gracias a las facilidades que proporciona la digitalización de textos antes inubicables.

El ejemplar de la Biblioteca Nacional lleva una dedicatoria manuscrita: «A mi hermana Carlota Ibáñez de Arellano para que recuerde a su afectísima Clorinda Arequipa 19 de febrero de 1884»; fue donado en 1945 por familiares de la escritora, Albert Giesecke (antiguo rector de la universidad del Cusco) y Esther Matto1. Esta dedicatoria permite ubicar la publicación del libro de textos antes de la presentación de Hima Sumac2. Clorinda Matto fue conocida como escritora desde los veinticinco años, en El Cusco donde fundó una revista3 y en Lima donde Juana Manuela Gorriti la acogió con entusiasmo. Volvió a la sierra con su esposo, el inglés José Turner. Viuda, intentó seguir con el negocio lanero e invertir en un molino; recibió entonces la visita de Abelardo Gamarra, un narrador provinciano de su generación, quien publicó en Arequipa las impresiones de su entrevista con Matto4. Otros autores la retrataron igualmente en aquellos años5 que terminaron con la quiebra de los negocios y la instalación en la ciudad sureña de Arequipa. A finales de 1883, Arequipa fue ocupada por el ejército chileno; fue entonces cuando Matto empezó a ser una escritora profesional, viviendo de su pluma, como redactora de La Bolsa.

Elementos de literatura... consta de tres partes, tituladas «Literatura», «Retórica» y «Poética». En el prólogo, justifica la brevedad del libro (68 págs.) para hacerlo asequible a alumnas y profesoras y llenar un vacío: quiere enseñar la literatura a la futura esposa y madre conforme al reglamento de Instrucción Pública6. También cita a los preceptistas que la inspiraron: Coll y Vehi de quien tal vez retoma el título «Elementos de literatura» (1857) pero el texto de Coll (432 págs.) es mucho más extenso que el de Matto. También remite a Sánchez Barbero, autor de Principios de retórica y poética (1805), a Balaguer (1851, La elocuencia al alcance de todos)7, a Gil de Zárate y a José de Urcullu, autor de un Catecismo de retórica (París, 1838) cuyo formato didáctico de preguntas y respuestas inspira a la peruana además de «casi todo el fondo» (Matto, 1884, 5)8. Matto explica sus intenciones, guiada por «el cariño y el interés que [le] inspira la educación del bello sexo», y continúa: «no hemos descuidado el fondo moral para transmitirles los modelos, que en su mayor parte son tomados de escritoras notables» (ibíd.).

Si bien los ejemplos más numerosos remiten a los clásicos9, el esfuerzo por brindar citas de escritoras es muy llamativo. Lo más probable es que Matto redactó el libro de textos apoyándose en antologías que circularon en el Perú como las del chileno José Domingo Cortés10, especialmente Poetisas americanas. Ramillete poético del bello sexo hispanoamericano11. La poeta catalana María Josefa Massanés de González, innovadora en la métrica y afanada por una cierta emancipación femenina, es citada dos veces con fragmentos que exaltan la abnegación en un artículo sobre «el estilo templado» (art. 39)12. Continúan las alusiones a María Josefa Massanés de González en otro artículo sobre el «estilo gracioso o elegante» (art. 43): «Como la fresca y odorante rosa [...] la matrona perfecta se levanta [...] Su previsión discreta nada olvida» (pág. 20). Oriunda de Manzanares, María Francisca Carralero es citada por su soneto más conocido: «Nací y en el nacer quedéme ciega». También lo es Amalia Fenollosa, poeta valenciana que dejó de publicar después de casarse pero de quien Matto extractó estos versos:


¡Pobre infeliz! Su sexo, que es el mío,
Me mueve a defenderla con placer
Mas al hacerlo se desmaya el brío
Pues recuerdo que soy también mujer


(pág. 7)                


La postura de Matto forzosamente es inestable, entre el proyecto de instruir y el rol angelical al que confina la mujer: «no está llamada al púlpito, ni a la turbulencia de la tribuna sino a la enseñanza de la familia, la paz del hogar y el embellecimiento de la sociedad» (pág. 5). El parnaso femenino que selecciona, incluye a escritoras americanas, a la colombiana Carmen de Ballén con dos poesías que valoran la maternidad y cuestionan la influencia de las apariencias:


Lauros de honor y de gloria
Debieron ceñir tus sienes,
Mas, en cambio de ellos, tienes
Dones de inmenso valor [... ]
Tus hijos y mi suspiro,
Dulce corona de amor


(art. 97, es un ejemplo de sextilla)                



Flor marchita, deshojada,
La más hermosa de Abril,
Hoy abatida, humillada,
Eres ramo del pensil
¡Huye del mundo falaz!
En él no hallarás consuelo,
Sino hermosura fugaz
¡Busca la dicha en el cielo!


(art. 100)                


Agripina Samper de Ancízar, otra colombiana también es citada, aunque Matto no precisa nunca la nacionalidad de las autoras. En pocas palabras menciona a Juana Manuela Gorriti homenajeando al héroe de la resistencia peruana Grau «alma de acero, fundida en noble griego» (art. 28). Mercedes Cabello de Carbonera aparece como modelo por la cita completa de una letrilla a la que me referiré más adelante. Matto remite a autoras que «han llegado a ocupar un lugar distinguido» a «Santa Teresa de Jesús [...] Mma. Staël, Cecilia Bohlt [sic]» (pág. 6). Años más tarde, volverá a escribir de forma didáctica publicando en Buenos Aires Analogía. Segundo año de gramática (1897) y los evangelios en quechua (1901-1904).

La primera parte del manual (págs. 5-6) define la literatura como arte, oponiéndola a la estética como ciencia, «rama de la filosofía». La segunda parte titulada «Retórica» es más desarrollada. Se trata de un análisis muy ordenado y pormenorizado de los temas poéticos y los recursos estilísticos. Matto advierte sobre el peligro de la falta de naturalidad propia de los principiantes: «La mejor elocuencia es la más natural [...] Lo que más suele viciar la elocuencia es el no contentarse con las expresiones naturales y andar siempre en busca de conceptos afectados». Incluso da un ejemplo de cómo no se debe escribir: «Hoy ha extendido Febo su cabellera con irónica bondad, cuando lo más natural y sencillo sería decir: Hoy está el sol abrasador». El ejemplo es sorprendente porque la misma Clorinda empieza Aves sin nido con ese estilo florido: «Era una mañana sin nubes en que la Naturaleza, sonriendo de felicidad, alzaba el himno de adoración al Autor de su belleza»13 y este amaneramiento resulta una de las fallas de la novela indigenista14. ¿Cómo explicar el desfase entre el dogma y la letra? Lo ideal sería leer a Matto con la cultura de sus contemporáneos y lo que hoy parece artificioso no se apreciaba de la misma forma. Si bien el género de la novela tuvo pocos seguidores en el Perú a mediados del siglo XIX, hubo algunas novelas exitosas como Julia de Luis Benjamín Cisneros, entre romanticismo y realismo, y Ricardo Palma había innovado con la narrativa breve, inventando la tradición. Después de la guerra del Pacífico, el Boletín Bibliográfico de Carlos Prince da valiosas indicaciones sobre las novelas extranjeras que circulan en Lima, especialmente autores franceses hoy poco valorados como Paul Loti, Gaboriau, Bourget y Claretie15. Prince informa también en dos ocasiones sobre novelas de Jorge Sand, Emilia Pardo Bazán y Pereda. En 1888, se desata toda una polémica en torno al naturalismo en El Perú Ilustrado. Pero, antes, en los años de guerra, Matto no cita ni una novela y define al escritor como un sabio que se pasa el tiempo «estudiando el hombre, los bramidos de la mar, sondeando su profundidad, acompasando los cielos, investigando los secretos de las plantas». Aves sin nido corresponde a ese programa filosófico-artístico y además sociológico. El modelo es la poesía neoclásica, didáctica apegada a la alegoría; a lo que se suma la exaltación de la naturaleza, de la vida y del amor, un discurso que en anterior ocasión interpreté como romántico pero que corresponde más bien a la cosmovisión andina. Los tópicos a los que acude Matto son necesarios como símbolos de la belleza y del porvenir para contrabalancear los atropellos y desmanes que definen la vida en el pueblo imaginario de Kíllac, tan cercano a la realidad de la sierra peruana de aquel entonces. En Aves sin nido Matto busca una nueva forma de escritura para traducir un nuevo mundo literario; sus vacilaciones y tanteos evidencian esa búsqueda de un género que vincule la denuncia de las injusticias que padecen los indios y la poetización del entorno andino. El libro de textos publicado en 1884 anticipa el proyecto de una nueva forma literaria; Clorinda Matto intenta definir la palabra «novela»: «Novela es un romance en el que todo es imaginario o de la inventiva, reinando lo verosímil. La acción de la novela ha de ser una, íntegra e interesante». Asimismo se esmera en precisar qué son las leyendas: «Las leyendas son pequeñas narraciones apoyadas en la historia y en la tradición y en las cuales divaga agradablemente la fantasía deteniéndose en minuciosas descripciones, en incidentes fantásticos o populares, pertenecen también al género de la novela».

Esas dudas explican la hibridez de Aves sin nido, que no descansa en un suceso real (a diferencia de la novela de otro cusqueño El padre Horán -c. 1845- de Narciso Aréstegui, inspirada en la crónica judicial, y de las Tradiciones cusqueñas en que Matto se dedica a la invención del pasado de la antigua capital del imperio inca. Agrega descripciones muy precisas (como la plaza del pueblo imaginario de Kíllac), anécdotas costumbristas (la llegada del subprefecto, el accidente de ferrocarril) y posturas éticas.

Al fin y al cabo, el libro de teoría literaria Elementos de literatura cumple varios papeles. Analiza los orígenes de la elocuencia y los temas literarios y expone une visión muy tradicional de la literatura. La naturaleza y la historia han de inspirar a los poetas porque, gracias a la inmensidad del espacio y la ejemplaridad de los próceres, las lectoras intuirán el ser divino en su infinita grandeza. El libro publicado en Arequipa no sólo recopila figuras de estilo sino que, como un catecismo, exalta la fe mediante ejemplos significativos con citas de Santa Teresa, de fray Luis de León, pero ninguna de sor Juana Inés de la Cruz, probablemente desconocida de Matto:


Sólo Dios es eterno y su poder el solo fuerte.
Vivo sin vivir en mí [... ]
Que muero porque no muero


(Santa Teresa)                


Ved cómo se inclinan los cielos para presenciar la reconciliación del Padre con el Hijo


(Schiller)                


Las citas han de coincidir con la educación dada a las jóvenes. La modestia, la sumisión, la abnegación y el amor a la familia son las prendas que de modo indirecto pondera Matto:

¿Qué es lo que falta para ser buenas, hijas mías sino la voluntad? ¿No sois vosotras las hijas de la inmaculada María reina de la fortaleza? ¿No guardáis en el fondo del corazón la reliquia augusta de la virtud?


También cita el largo poema de la mexicana Isabel Prieto de Landazuri sin mencionar a la autora, como si tuviera un recorte de «Las dos primaveras»16 que desarrolla la alegoría de la mujer flor, la rosa roja muere al día siguiente de ser recibida cuando la rosa blanca «aun exhala su perfume/ Graciosa, lozana y fresca» (art. 112).

No se verían esos ejemplos en un libro destinado a lectores varones. No obstante, más allá del elogio de la pasividad asoma una extraña certidumbre. La superioridad moral e intelectual de las mujeres en un mundo que impone el aniquilamiento de la voluntad femenina:


Ella el quehacer doméstico prepara
Ella el deber de cada cual designa,
Nada descuida de su celosa industria
Su previsión discreta nada olvida.


(Massanés de González)                


La prueba de la superioridad femenina incluso está en las vacilaciones de los hombres. La mujer es la patriota que convence al esposo para comprometerse en la lucha por el Perú: «el corazón grande de la esposa, exhortando al ciudadano al cumplimiento de sus deberes para con la patria, podrá entusiasmar a los oyentes y hacer a su vez a un héroe». Esta cita puede ser interpretada como una crítica hacia muchos hombres, en momentos en que termina la guerra con Chile.

La tercera parte de Elementos de literatura está dedicada a la poesía e intenta definir las formas poéticas al mismo tiempo que los motivos poéticos. Aquí Matto sigue la corriente romántica. Los temas de los poemas serán la grandeza de Dios, el esplendor de la naturaleza, el hombre y sus pasiones. Ni la política ni la modernidad son aludidas como temas poéticos pese a ser tratados por autores peruanos como en «Gloria al dos de mayo», «Al tren de La Oroya» o «Cuba» publicados diez años atrás por distintos autores en El Correo del Perú.

Matto quiere dar ejemplos de los tipos de estrofas, pero más allá de la forma, lo interesante es el sentido de los poemas que cita. Pese a que al inicio indicó que iba a tratar de teoría poética, no se limita a los tópicos sino que, al contrario, edifica a las educandas con conceptos adelantados. El modelo de cuarteto expone las recriminaciones de una joven burlada; la quintilla pondera la inteligencia femenina con un ejemplo de Ángela C. de Vivero17:


Grandes cosas mi espíritu absorvia [sic]
Porque era inmenso, colosal como ellas.
A tal prodigio en lucidez crecía,
Que en su precisa dimensión medía
La tierra, el sol, la luna, las estrellas.


La octava aplaude la modestia:


Que si admiran los hombres la belleza
E inciensos queman a beldad profana
No es el brillo de astuta cortesana
El que rinde su altivo corazón;
Es más bien el candor y la pureza
De una modesta y virginal sonrisa
De blanda corruptora adulación.


(Silveria Espinosa es otra autora colombiana-)                


El soneto alaba la resignación. También ocupa un gran espacio el género de la letrilla ejemplificado con Mercedes Cabello de Carbonera. Dicha letrilla fue publicada antes de la guerra en Lima y no estuvo recopilada por José Domingo Cortés en su Parnaso peruano ni en sus Poetisas americanas (no cita a M. Cabello) Con esa ironía propia de la sátira, la voz poética es trasladada a un joven soltero que busca la esposa ideal. Pasa revista de las cualidades que ha de tener:


[...] que cocine
Que aplanche y que lave
Que zurza las medias
Que cuide a los niños
Y que crea que el mundo
Acaba en la puerta
Que sale a la calle.


Al contrario, una mujer escritora resultaría un castigo de Dios:


Mujer literata
Por mucho que sepa
Es plaga maldita
Que echó Dios al mundo.


El galán debe salvarse de ese peligro. A lo cual replica una joven llena de ingenio:


¡Qué sabia es natura
Que así ha separado
Con odio bendito
Del grajo a la alondra
Del cuervo a los cisnes
Del bruto ignorante
Mujer escritora!


De forma que el libro de Matto resulta contradiciendo la meta que se le asignó, o sea preparar las señoritas a la «educación de la familia y a la paz del hogar», así como las flores «embellecen la sociedad». En realidad, Matto vive un dilema entre el papel que ha de desempeñar al escribir un libro de textos que reproduzca y exalte el ideal tradicional femenino y su experiencia como escritora, liberada gracias a esa vocación, del horizonte restringido del hogar casero. Precisamente termina el manual de literatura ensalzando la superioridad intelectual y la liberación de la mujer por la educación:

La literatura abre campo magnífico para el perfeccionamiento de la educación de la mujer, que por naturaleza, está dotada de más sensibilidad, más perspicacia, y mayor belleza moral que el varón. No dejemos caer en campo estéril sus provechosas lecciones.


¡Qué manera más extraña de incentivar a las jóvenes para que se preparen a ser amas de casa!

Acudiendo a tales tretas, después de una poesía de Gertrudis Gómez de Avellaneda titulada «La cruz»18 Matto cita in extenso «La madre y el hijo» que clasifica como «canción indiana». La temática indigenista y la fuerza del poema no tienen puntos de comparación con otros fragmentos de la antología. Curiosamente quien canta al «numen peruano» es el ecuatoriano Juan León Mera, autor de unas Melodías indígenas recopiladas en 1887 pero cuya autoría no conocía Matto19.

Dicha canción indiana combina tradición y modernidad y anticipa las audacias métricas rítmicas del modernismo. «La madre y el hijo» expone con fuerza y compasión el drama de los indígenas antes del polémico discurso de González Prada y la salida de Aves sin nido. Una india arrulla llena de tristeza a su hijo. Se puede hacer una doble lectura como poesía culta y, a la vez, el poema remite al mundo andino, a la antigua celebración del Sol («Arde el numen/Peruano»). Pronto asoma la crítica social contra el trato inhumano que se da a los indios, esclavizados. La segunda estrofa del poema de Mera idealiza a las indias:


A la sombra
De un añoso
Y frondoso
Capulí
Meciendo al primogénito
Su esposa en voces trémulas
De tortolilla
Canta sencilla
Su yaraví.


La hermosura de la naturaleza va resumida en la palabra «capulí»; la india resulta todo un modelo pese a su condición: se identifica con la maternidad, la fragilidad y la pureza de los sentimientos. En la canción se engarza un yaraví anunciado al final de la segunda estrofa. Éste es el género poético arequipeño por antonomasia, desde que lo cultivó Mariano Melgar a inicios del siglo XIX, como poesía amatoria. Pero bajo la pluma de Juan León Mera, el elogio a la amada se convierte en dulce nana para el niño dormido:


Calla y duerme
Y así olvida
De la vida
La aridez.
Olvida que las lágrimas
Han sido tu herencia única
Porque naciste
Índico triste
De oscura tez.


Dominan el fatalismo y la resignación. La «suerte pérfida» termina siendo responsable de la opresión indígena:


Ve a tu padre
Cual le oprimen.
¿Es un crimen
Su color?
¡Ah! De la suerte pérfida
Sólo es capricho bárbaro:
A ella le plugo
Cargarle un yugo
Darle un señor.


Al citar este poema de Juan León Mera, Matto trasgrede los buenos modales, mostrando al indio como ser poético, sensible y digno, víctima de todas las injusticias. El sentimiento de impotencia y la exaltación del amor materno armonizan con el tema del libro. Proteger a la niñez desvalida es el papel asignado a las mujeres, por encima de las diferencias sociales. La lectora de Matto se hermana con la india analfabeta al emocionarse por el desamparo de la tierna madre anónima.

Elementos de literatura revela las redes desconocidas entre mujeres ilustradas y tiende un inesperado puente entre ambas orillas. Años más tarde, en 1909, la experiencia del viaje a Europa visibilizará la solidaridad intelectual femenina anhelada por Matto enviada a España por el Consejo Nacional de Mujeres argentino y aplaudida gracias a su compromiso y al apoyo de Concepción Jimeno de Flaquer en el Ateneo de Madrid20.






Bibliografía

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  • Prince, Carlos (ed.), Boletín Bibliográfico, 1888-1893, Lima
  • Tauzin-Castellanos, Isabelle, «Clorinda Matto de Turner, professeur de stylistique», Jean-Pierre Clément y Michel Moner (eds.) Hommage des Hispanistes Français à Henry Bonneville, Tours, Société des Hispanistes Français de l'Enseignement Supérieur, 1996, 575-589.
  • Tauzin-Castellanos, Isabelle, «Las antologías poéticas en el Perú del siglo XIX», Geneviève Champeau y Nadine Ly (eds.), Le phénomène anthologique dans le monde ibérique contemporain, Bordeaux, 2000, PUB, 189-201.
  • Ugarte Chamorro, Guillermo, «Clorinda Matto de Turner. Centenario de Hima Súmac», Dominical, El Comercio, Lima, 28 de octubre de 1984


 
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