Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Dividieron las jornadas un entremés en negro y dos danzas de diez niños estudiantes de lo más noble de México, en quienes campeó tanto el lucimiento en las galas y riqueza en las joyas, como en el aire y destreza en las mudanzas y tejidos que se formaron en un bran, que fue la primera y en unas alcancías que jugaron en la segunda.

Rematóse toda la fiesta con un mitote o tocotín, danza majestuosa y grave, hecha a la usanza de los indios, entre diez y seis agraciados niños, tan vistosamente adornados con preciosas tilmas y trajes de lama de oro, cactles, o coturnos bordados de pedrería, copiles, o diademas sembradas de perlas y diamantes, quetzales de plumería verde sobre los hombros que sola esta danza y su lucimiento bastara por desempeño del festejo más prevenido. A lo sonoro de los ayacatztles dorados, que son unas curiosas calabacillas llenas de guijillas, que hacen un agradable sonido, y al son de los instrumentos músicos, tocaba un niño cantor, acompañado de otros en el mismo traje, en un ángulo del tablado, un teponaztle, instrumento de los indios para sus danzas, cantando él solo los compases del tocotín en aquestas coplas, repitiendo cada una la capilla, que en un retiro de celosías estaba oculta.

COPLAS DEL TOCOTÍN



Salí, mexicanos,
bailá el tocotín,
que al sol de Villena
tenéis en zenit.

Su sangre cesárea,  5
cual rojo matiz,
—79→
dorado epiciclo
rúbrica en carmín.

Con tanto planeta
seguros vivid,  10
de influjos eternos
en vuestro país.

Ahora comienza
a arder y lucir
la tórrida zona  15
de nieve hasta aquí.

De lunas constantes
podéis presumir,
si de sol tan claro
siempre os embestís.  20

Si en densas tinieblas
de penas vivís,
sus rayos destierran
la noche servil.

Los tiempos traduce  25
su lumbre feliz,
invierno en verano,
agosto en abril.

En vuestra laguna
la rosa y jazmín  30
ya se acreditaron
de idalio pensil.

Las crespas alcobas
del lago sutil
son a sus aspectos  35
celeste zafir.

De vuestras campiñas
el verde tabí
da espigas de oro
poro tosco maíz.  40

Ya de cautiverios
exentos vivís,
que faltan egipcios
a tanto adalid.

Los mares bermejos,  45
de llanto infeliz,
os abrieron calles
por donde salir.

Bajeles volantes,
al cielo subid,  50
pues vuestros quetzales
de pluma vestís.

Salid, mexicanos,
bailá el tocotín,
que al sol de Villena  55
tenéis en zenit.




 
 
Mereció el lleno de esta fiesta la calificación que le dio el agrado de su excelencia, diciendo ser digna de que se hiciese a los ojos de su majestad en su real corte.