221
Antonio Buero Vallejo. El concierto de San Ovidio, Madrid, Alfil, Colección Teatro, 370, 1963, p. 19. Citamos por esta edición.
222
Ricardo Doménech, «El concierto de San Ovidio o una defensa del hombre», Primer Acto, 38, diciembre 1962, p. 16.
223
Francisco Ruiz Ramón, Historia del teatro español. Siglo XX, Madrid. Cátedra, 19815, p. 365.
224
Adriana es, en definitiva, una «moza de ferias» ascendida a «ama de casa», como le dice Lefranc. Por eso está mucho más cercana a los ciegos de lo que ella misma cree. De ahí que su cambio, aparentemente repentino, no resulte en realidad inmotivado o demasiado brusco.
225
Podemos recordar al respecto la «palabra universal de amor que sólo las mujeres soñamos... a veces» a la que Penélope se refería en La tejedora de sueños (p. 86); y el amor como medio de superar las limitaciones impuestas al ser humano (Casi un cuento de hadas) o como eficaz estímulo para llegar hasta la verdad venciendo las dificultales y torpezas de la existencia cotidiana (Madrugada). Todo ello frente a los casos en los que se muestra en la obra bueriana el envés de estas actitudes positivas (Historia de una escalera, El terror inmóvil, Las cartas boca abajo...)
226
Acerca del comportamiento de Adriana, vid. Magda Ruggeri Marchetti, Il teatro di Antonio Buero Vallejo o il proceso verso la verità, Roma, Bulzoni, 1981. p. 60: y «La mujer en el teatro de Antonio Buero Vallejo», Anthropos, 79, diciembre 1987, p. 39.
227
Antonio Buero Vallejo, «La ceguera en mi teatro», La Carreta, 12, septiembre 1963, p. 5.
228
Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera, Barcelona, José Janés, 1950, p. 39. Citamos por esta edición.
229
Luis Iglesias Feijoo, «Lectura sociológica de Historia de una escalera», Estreno V, I, primavera 1979. Reproducido en Estudios sobre Buero Vallejo, cit., p. 228.
230
Jean-Paul Borel. El teatro de lo imposible, Madrid, Guadarrama, 1963, p. 240.