Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

Dedicado a la memoria de Miguel Hernández

Manuel Parra Pozuelo

Las injurias del tiempo, su incesante oleaje

acosaron sin pausas al que murió tan solo,

al que, como a otros muchos, hirieron esperanzas

hasta dejarlas truncas, insepultas y yertas.

Las horas inclementes trajeron sólo llantos,

susurradas palabras y transidos silencios

donde el dolor moraba, injusto y palpitante,

vergonzante y callado, porque nadie podía

decir que había querido romper aquellos lazos

que desde siempre ataban su conciencia y su vida

a otros más poderosos, más ricos o más sabios.

En silencio y sin luces transcurrió la tragedia,

la tolvanera estólida todo llevó muy lejos,

pero quedó su voz contra el muro clamando,

quedó un eco de sangre que en el verso resuena

renaciendo en las luces de las ardientes albas,

donde amor arrebata arrayanes y pájaros,

y proclama implacable el sufrimiento ingente,

el dolor absoluto y la herida aún abierta,

del que todo lo aguarda aunque nada sea suyo.

En estos días que un rayo no de amor ni ventura,

sino de odio y de muerte amenaza terrible

los parques y las dalias, los pétalos y el aire,

quiero vivir de nuevo tu pasión y tu grito,

y recordar, gozoso, que no fueron bastantes

las cárceles y el odio para que se ocultase

el insomne cuchillo que al beso te llevaba,

para que pereciese la esperanza que ardía

en versos y canciones tan nuevas como entonces

donde aún está tu silbo naciendo indestructible.