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ArribaAbajoCapítulo VIII

Condiciones económicas del cultivo de la encina


El país clásico de este cultivo, es Extremadura. En la provincia de Badajoz produce el encinar, en tierra apta para cereales, una renta de 40 a 50 reales anuales por fanega10, tomando el término medio en un quinquenio. Esta renta es próximamente igual a la que daría ese mismo terreno, libre de árboles y sembrado de trigo. Pero, ordinariamente, el cultivo de las encinas se circunscribe a las tierras montuosas o pobres, y en ellas es mucho más beneficioso que el de cereales.

La formación de un encinar por siembra es muy rara, porque el crecimiento del árbol es muy lento, y tarda ochenta o noventa años en dar una renta apreciable. Lo común es formarlo por descuaje y limpia de los matorrales que se forman en dehesas que fueron antes monte alto, o por diseminación natural: en este caso, se abrevia el período de crecimiento en veinte o treinta años. Entiéndase que estos períodos son el término medio más general; pues, de hecho, dependen de la naturaleza y grado de fertilidad del suelo, y de las labores que se den al encinar.

Cuando se transforma por este procedimiento una tierra de pan llevar en monte de encinas, la producción cereal desmerece muy poco en los primeros años. La disminución es apenas sensible en el primer quinquenio: hasta los quince años, puede calcularse la pérdida en una tercera parte. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que las labores hechas para los cereales aprovechan el encinar, y que la pérdida sufrida en aquéllos se traduce en mayor crecimiento de éste. Así como se van apoderando las encinas del suelo y del aire con sus raíces y con sus ramas, el producto en grano se aminora sensiblemente, hasta quedar reducido a un 50 por 100, a un 40, y hasta a un 10 de lo que produce una superficie igual de tierra blanca, destinada exclusivamente a cereales. En este último caso, suele abandonarse el suelo a los pastos naturales.

Por regla general, pues, la asociación del cultivo cereal con el arbóreo se da únicamente durante el período de formación del monte. Pero hay casos en que, por estar claros los árboles, o ser la tierra muy substanciosa, se benefician a un tiempo el suelo y el vuelo, y aun algunas veces se establece entre estas dos explotaciones separación de derechos. El dueño del encinar suele reservarse el beneficio del arbolado, y arrendar la explotación del suelo a colonos, que lo siembran de cereales o lo dejan para pasto. En tal caso, son de cuenta del colono las labores y la simiente: el dueño percibe una parte alícuota, que oscila entre el noveno y el tercio, del grano cosechado, según la calidad del terreno. Otra forma de remuneración es: dos fanegas de grano por cada once cosechadas, y además, 9 a 14 reales por fanega de tierra en concepto de medias hierbas, o sea, por los pastos de la barbechera desde Octubre hasta Abril. La mira principal que el dueño lleva en este contrato es beneficiar el encinar y estar libre de los cuidados de la labranza, proveer de las necesarias labores al arbolado y tenerlo bien vigilado, sin entenderse con yuntas, guardas y gañanes. Así es que suele contentarse con una parte muy módica de la cosecha obtenida por el colono, como precio del arrendamiento, entendiéndose que lo principal de éste son las labores de que disfrutan las encinas tanto como los panes. Cuando el contrato se celebra a pagar en metálico, la renta, por término medio, es de 20 reales por fanega de sembradura, si se trata de Tasto y labor, y 16 reales cuando no se aprovecha del suelo más que los pastos. Al arbolado se le calcula un producto de 20 reales en bellota y 3 o 4 en leña. Total, 40 a 44 reales. Esto en la sierra: en las tierras llanas y de fondo, aumenta en 10 reales la producción del vuelo y en otros tantos la del suelo.

Hasta aquí los datos que me han sido facilitados por propietarios de la provincia de Badajoz.11 Hay regiones enteras donde no cabe otro cultivo que el de la encina, económicamente hablando. En esta misma provincia de Madrid existen pueblos (sirva de ejemplo Chapinería) que se han arruinado en pocos años, por haber cortado las encinas que poblaban su término, y sustituido este cultivo con el de cereales. En Benabarre (Huesca) se calcula que una encina produce tanto como un olivo, sin exigir mayores cuidados. -El modo más común de utilizar el fruto, es la cría de ganado de cerda: acaso no sea otro el origen de la crisis por que atraviesa en la actualidad esta industria, ante la competencia de las carnes americanas, que el haberse desmontado miles y miles de encinares a consecuencia de la desamortización. Hay comarcas de la Península donde la bellota se tuesta y muele para fabricar pan, mezclada con harina de trigo o de centeno: en tiempo de Strabón y de Plinio, los españoles se sustentaban con este fruto nueve meses del año.

El único inconveniente de este árbol es la lentitud de su crecimiento. Parece que en los Estados Unidos se ha descubierto recientemente un quercus polimorfa, que tiene la ventaja de crecer con la rapidez de los olmos, dando fruto a los seis u ocho años. Y en algunos departamentos franceses viene propagándose en gran escala desde 1860 la encina trufera, que, a los diez años de plantada, deja un beneficio líquido de 500 a 2.000 reales anuales por hectárea, en trufas. Municipio hay (Bédouin) que lleva ya plantadas cerca de 3.000 hectáreas en el monte Ventoux, de tan detestables condiciones para la vegetación. El solo departamento de la Vaucluse ha repoblado con este árbol una superficie de más de 60.000 hectáreas. La encina trufera va tomando posesión de los viñedos destruídos por la filoxera. También se ha ensayado con éxito asociarla con la viña. Tierras a que antes no se daba ningún valor, se convierten por este medio en tierras de primera clase, que producen en un año más de lo que han costado. Con tan sencilla combinación, el inconveniente que encontrábamos en el cultivo de la encina, desaparece.




ArribaAbajoCapítulo IX

Cultivo económico del manzano


El cultivo del manzano tiene importancia y extensión considerables en el Oriente y Centro de Asturias, donde el terreno arcilloso-calizo predomina y es el más favorable para el desarrollo completo de aquel árbol y su mayor producción en un tiempo relativamente corto. Es escaso en la parte de Occidente el número de pumaradas, y hasta ahora se ha descuidado mucho su plantación y cultivo, a partir del concejo de Salas y el de Cudillero, hasta Galicia. En dichos concejos empieza, la región del cuarzo y las pizarras, y de ahí, que los terrenos silíceos y silíceo-arcillosos, sean menos apropiados que los calizos para la vegetación y lozano desarrollo del manzano. En cambio, se da muy bien y fructifica el castaño en casi todos los valles y cañadas de la zona media de esta vasta región asturiana, en la parte occidental de la provincia, en los aluviones de los ríos, particularmente del Navia y sus afluentes.

§ 1º. -Mampostería.-12 Es una costumbre jurídica a que ha dado origen el cultivo del manzano para sidra y que se denomina Contrato de mampostería. Consiste en la concesión que el dueño de una tierra hace a otro sujeto para que la roture y plante de manzanos, por la mitad del fruto que produzca. El plantador recibe la otra mitad del fruto del vuelo y los demás productos que acierte a sacar del suelo.

Desde los doce años de edad hasta los treinta y siete se calcula que cada hectárea de pomarada en Colunga rinde un producto de 20 pipas de sidra al año, con un valor de 700 pesetas, -o dígase 625, deducidas las 75 en que se aprecia el coste de cultivo, recolección y venta. Suele sembrarse el suelo de la pomarada, en los espacios entre árbol y árbol, de plantas de invierno, a saber: habas (fabones) y alcacel (trigo o cebada para segados en verde), únicas que no perjudican al arbolado, y que cubren con su producto el gasto de las 75 pesetas que cuesta el cultivo de la pomarada. Algunos dejan el suelo de prado, pero es un cálculo ruin, porque los árboles producen y viven menos. El otro lugar clásico del cultivo del manzano en Asturias es Villaviciosa; pero aquí las pomaradas producen menos sidra (unas 16 pipas por hectárea), sea porque las plantaciones se verifiquen con menos esmero, sea porque la explotación corre ordinariamente a cargo de colonos, o por otras causas.

La duración del contrato de mampostería es la misma de la pomarada: con la muerte del arbolado quedan extinguidos los derechos del colono o plantador.

Como se ve, esta costumbre coincide con la de plantación de vides a rabassa morta en Cataluña. En Vizcaya tuvo acogida en el Fuero escrito, el cual contiene muy curiosos detalles acerca del número de labores y de estercoladuras con que el colono debe beneficiar el manzanal, y sobre las prohibiciones encaminadas a prevenir fraudes en la recolección. El contrato regía «durante el tiempo que durasen las dos tercias partes de manzanos». (Fueros... del M. N. y M. L. Señorío de Vizcaya, título XXV, ley 3.)

Al menos en Villaviciosa, el contrato de mampostería se halla en decadencia. Apenas si se celebra ya ninguno nuevo. Únicamente siguen en vigor los estipulados de hace mucho tiempo.

Debe traer origen del período feudal. El Sr. López Ferreiro, define la behetría (benefactoria) como «especie de contrato, ya tácito, ya expreso, por el cual una o muchas personas libres se reconocían en estado de dependencia y vasallaje respecto de un señor poderoso que se obligaba a ampararlas y protegerlas»; y añade que se llamaban también mamposterías, acaso de mamum ponere, en señal de protección. (Fueros municipales de Santiago y su tierra, 1895, pág. 75.) Así, en Aragón, xarico significa colono, y en la Edad Media era vocablo solariego.

§ 2º. -Producción de manzanas y castaños. -Pregunta 1.ª ¿Qué renta produce en Asturias una hectárea plantada de manzanos o castaños por año, término medio anual en un quinquenio o en un decenio?

-En el estado actual de cultivo se calcula que en un período, de veinticinco años, desde que el manzano tiene doce hasta los treinta y siete produce una hectárea de pomarada 20 pipas de sidra al año; y dejando aparte la labor del industrial, vendida la manzana, obtendrá el agricultor 700 pesetas anualmente, que se reducen a 625 deduciendo 75 para gastos de venta, recolección y cultivo. Debe tenerse en cuenta que los doce primeros años permanece improductivo el capital que representa, el plantío y los cuidados que exige, abonos, etc.

Por esta razón, es más seguro y preferible el cultivo de los prados y multiplicación de los ganados en esta provincia en que siempre el suelo aparece verde. El manzano empobrece y esquilma el terreno; la ganadería lo enriquece y fertiliza por los abonos; para la carne, la manteca y el queso siempre hay mercado, la manzana y la sidra se consume en el país, habiendo sido infructuosas hasta ahora las tentativas de exportación a Inglaterra.

El castaño es el árbol más apreciable en Asturias; y sin erabargo, no se le cultiva, antes bien se roba al suelo donde crece el beneficio de sus despojos, recogiendo el labrador las hojas al caer, para camas en los establos. Nace y se desarrolla espontáneamente en lugares impropios para otro cultivo, ya por muy pendientes, o ya por su pobreza y esterilidad, hallándose por regla general, lejanos de la casa de habitación. Este precioso árbol ofrece cosecha anual bastante segura, sus hojas enriquecen el suelo, su fruto es bueno para la alimentación del hombre y los animales domésticos, y su madera de construcción es muy superior a cualquier otra.

2.ª ¿Cuánto tiempo se calcula que necesita un manzano (o un castaño) para principiar a producir una renta apreciable? ¿Y para adquirir todo su desarrollo y dar el producto máximo? ¡Cuánto cuestan las plantas y el trabajo de la plantación?

-Ya queda dicho que hasta los doce años no empieza a producir el manzano; el castaño necesita lo menos diez y seis, y no merecen consideración los productos de uno u otro árbol antes de esta edad. A los veinticinco y cuarenta, respectivamente, están en todo su desarrollo y fuerza de producción, principiando la decadencia del primero a los treinta y cinco poco más o menos, y a los setenta u ochenta la del segundo, con la particularidad que la vejez del castaño es interminable, nunca muere naturalmente; se carcome y ahueca, pero se renueva y prohija indefinidamente. Los plantones del manzano se ponen a los tres años y cuestan setenta y cinco céntimos o una peseta: se injertan al año siguiente si se ve que arraigaron bien. El castaño si no crece de asiento, que es como mejor sale, se trasplanta a los seis u ocho años, y cuesta al mismo precio. El trabajo de plantación puede evaluarse en 15 céntimos aquél y 25 éste.

3.ª Mientras el árbol crece, ¿la tierra en que está plantado produce cereales, hierba u hortalizas?

-Para plantar una pomarada, se debe elegir una finca de labor o un terreno de buena calidad, roturado con este objeto, cultivado a lo menos con un año de anterioridad, bien abonado y cuidadosamente cerrado. Durante los primeros cinco años, al par que las tiernas plantas principian a vivir y desarrollarse, produce el terreno maíz, habas, hortalizas o forrajes, como si estuviera franco, salvo el mayor cuidado que se debe tener al labrar y demás operaciones de cultivo para no dañar los manzanos: luego, cada año que pasa y según la sombra va cundiendo, disminuyen estos productos hasta anularse enteramente a los doce o catorce años, esto es, cuando la pomarada comienza a dar fruto. Resulta, por tanto, que el labrador, sin aminorar sus trabajos y cuidados, ve disminuir sus productos en proporción creciente desde el sexto año, nivelándose con los gastos hacia el décimo y trabajando en pérdida progresiva hasta el duodécimo por lo menos. Los castaños suelen plantarse en terrenos bravíos y destinados a pastos, o en las lindes de los prados, y su sombra daña menos que la de cualquier otro árbol la producción herbórea. La formación de un castañedo no impone otros sacrificios que el costo del plantón y trabajo de plantarle. Algunas veces ni aun éstos, basta cerrar el terreno e impedir la entrada de ganados para que lentamente se vaya poblando si hay algunos castaños inmediatos por diseminación; o en otro caso sembrando a golpe algunas castañas.

4.ª Cuando el arbolado está formado y en plena producción, ¿se asocia el cultivo de él con el de hortalizas, cereales o prado?

-Se acostumbra en este país plantar a ocho o nueve metros de distancia, al tresvolillo, y es seguro que una pomarada regularmente atendida cierra por completo de sombra a los catorce años, resultando improductivo el suelo para toda clase de cereales y hortalizas; únicamente habas (fabones) y alcaceles para forraje, como productos de invierno, se pueden obtener sin perjuicio del arbolado, sirviendo de compensación a los gastos de cultivo. Es muy frecuente, para evitar estos gastos, dejar de prado las pomaradas, pero siempre en perjuicio del arbolado, y hay que averiguar si estas hierbas sombrías, y por lo mismo de mala calidad, compensan la decadencia anticipada y menores productos en manzana.

5.ª ¿Es muy común en la provincia la separación de las dos explotaciones, o sea, el beneficio del suelo por colonos y el del vuelo por el propietario?

-Esta cuestión queda resuelta en la contestación anterior: no es posible la explotadión del suelo y del vuelo en una pomarada bien poblada y en estado de producción; el propietario que entregue a un colono el suelo mediante una renta estipulada, sería tanto como entregar sus manzanos a la destrucción; el antagonismo de intereses no puede conducir a ningún resultado bueno.

Además, no habría colono de buena fe que tomase en arrendamiento una tierra sombría que nada de provecho le habría de producir, ni debe haber propietario prudente que coloque a su arrendatario en la tentación irresistible de introducir sus ganados para aprovechar las hierbas, con gravísimo perjuicio de los árboles o más bien con segura destrucción en breve término.

§ 3.º -Observaciones. -Los anteriores datos, autógrafos del propietario y abogado D. Luis Montoto, se refieren únicamente al Concejo de Colunga, aun cuando convengan o puedan hacerse extensivos a algunos otros de la provincia.

Respecto a la primera contestación, conviene tener en cuenta que si bien se dicen 20 pipas de sidra como término medio de la producción de una hectárea, no debe entenderse con tal locución otra cosa que la cantidad de manzana que convertida en caldo es necesaria para llenar tales vasijas; así, pues, decir que una hectárea da aquella producción equivale a decir que da manzana suficiente para tal número de vasos; no se crea, por tanto, que se refiere tal medida tan sólo a la manzana exprimida. La pipa lleva 20 cestas de manzana llamadas ochavo que término medio vale 7 reales. El ochavo equivale en capacidad a 8 copines de trigo.

Determinar con aproximación el líquido de una hectárea de cereales, prado o huerta, es difícil si no imposible; son tan varias las condiciones en que se hace el cultivo, hay tan poco cuidado para la elección de terrenos adecuados a cada clase y modifican la producción causas tan múltiples y hetereogéneas, que son aventurados los cálculos que se hagan: -Por ejemplo, una hectárea de maíz en terreno fértil cultivada por un labrador, rinde más producto líquido que la que lo es por un propietario: la razón de esta diferencia está en que el labriego proporciona trabajo a varios individuos de su familia (sus esposas o hijos) que en otro caso no tendrían ocupación alguna; el propietario se ve obligado a valerse de jornaleros y criados cuyos salarios casi no se compensan con una producción que por lo costosa si no es nula es muy reducida. Además, varias operaciones de cultivo, como raudar y sallar (llámanse así dos escardas que se hacen cuando el maíz es tierno), y aun alguna otra pueden ser hechas exclusivamente por las mujeres permitiendo a los hombres dedicarse a braceros o a cualquiera otra labor. Verdad es que con tal motivo es poco envidiable la situación de las mujeres labradoras que abandonan sus quehaceres y familia por tareas un tanto penosas. Los labradores también se ayudan mutuamente en algunas de sus faenas (para abonar, labrar, recoger trigo y trillarlo) y si bien se prestan a hacerlo con los propietarios, a éstos les cuesta más que a aquéllos tal auxilio, porque la costumbre autoriza y los trabajadores exigen que las comidas y sidra (única remuneración de su trabajo), sean superiores a las que entre sí tienen.

Sea debido a la subdivisión de la propiedad, al lamentable estacionamiento de la agricultura, a la ignorancia de los cultivadores, a lo accidentado del país, o a sus condiciones físicas, es imposible establecer principios de alguna evidencia; en lo que hay casi conformidad es en la conveniencia si no de proscribir de limitar al menos los cultivos y dedicar los terrenos a prado y arbolado.

Generalmente los cultivos de trigo y maíz hácense en rigurosa alternativa, y según cálculos de los prácticos una hectárea de terreno destinado a maíz produce:

24 hanegas de este fruto, a 44 reales una 1056
4 hanegas de judías, a 64 reales 256
4 ídem de patatas, a 32 reales 128
Haciendo un total de reales 1440

Los gastos de cultivo incluso los abonos para esta clase de fruto se calculan en 1.280 reales.

Dedicado a trigo, la hectárea produce, término medio, 16 hanegas, que a 64 reales dará un total de 1.024.

Los gastos de siembra y cultivo calcúlanse en 340 reales, quedando la recolección y trilla fuera de cálculo porque se hace en general, con el auxilio de los convecinos que mutuamente se le prestan sin más remuneración que las frugales comidas del día.

Si se dedica a prado y éste es de regadío, calcúlase el valor de la hierba y pasto que produce la hectárea en 1.040 reales, y es de secano en 480.

Como los prados generalmente no se abonan ni requieren en el país más cuidados que la extirpación de malas hierbas y atender a conservarlos en buen estado, supónese que con 40 reales se consigue.

El cultivo de las huertas sólo en Oviedo y Grado da productos de importancia por la facilidad que hay para el consumo; en los de más puntos generalmente surten las casas de sus dueños a quienes no compensan los desembolsos y trabajos que requieren, y sólo por excepción alguna dará algún rendimiento.

Debe tenerse en cuenta que las fincas destinadas a maíz producen algo más que lo que ya queda dicho, pues las hojas y tallos de la planta destínanse ya en verde, ya en seco, a forraje o a abonos no susceptibles de valuación porque es poco frecuente el hacerlos objeto de venta, y si son aprovechados por el cultivador del predio. Suele también cultivarse forrajes en algunas que están bien abonadas, calculándose en 800 reales los productos de una hectárea y en 400 los gastos, pero los labradores rara vez cultivan para este objeto más de 12 ó 24 áreas que siembran después de recolectado el maíz. Es de advertir que sólo acostumbran a abonar sus fincas cuando corresponde la alternativa de maíz, pero no en la de pan llevar. Las demás observaciones (cual la diferencia de productos en un prado abierto o cerrado por el mayor o menor cuidado que requiere) que del interrogatorio y su contestación se pudieran desprender, serían inacabables y casi todas van indicadas en la contestación dada por el Sr. Montoto, que unánimemente se reconoce en la localidad como inteligente y concienzudo en cuanto a los datos que consignó.

En Villaviciosa, según las noticias facilitadas, hay alguna diferencia: Calcúlase la producción de la hectárea en 16 pipas de sidra en manzana, que a 30 pesetas una, hacen un total de 480. Téngase en cuenta que la producción del manzano, por razón inexplicable, sigue una rigurosa alternativa; el año que rinde producto, o mejor dicho, el año de cosecha es indicio seguro de que al siguiente quedará improductivo; este fenómeno es general en Asturias. En Villaviciosa calcúlase que el manzano tarda de doce a quince años en dar una renta apreciable que a los veinte o veinticinco está en todo su desarrollo, y que, a los treinta y cinco o cuarenta comienza a decaer. Allí cuestan los manzanos pumares o por ingerir dos reales y medio, e injertos una peseta, y la edad del árbol al hacer la plantación que cuesta de 15 a 20 céntimos de real, es de tres años.

En dicha localidad los colonos durante los cuatro o cinco primeros años de la plantación, pagan la misma renta por los productos del suelo, y después hasta los doce, los aprovechan sin merced alguna. Acostumbran a hacer las plantaciones los propietarios a 6 ó 7 varas de distancia.

Como éstos viven generalmentle en la villa, como las plantaciones no están hechas con el esmero que en Colunga y como el cultivo de aquéllas está en manos por lo general de colonos, quizá a estas causas y a la abundancia de manzana sean debidas las diferencias que quedan apuntadas.

§ 4.º -Existen en este Principado, además de lo que dejamos señalado, prácticas respecto al arbolado que merecen señalarse, las cuales, consignadas en las Ordenanzas municipales y sancionadas por el tiempo y por la costumbre, constituyen en aquel país un verdadero código rural.

*

En los concejos de Asturias existían territorios muy extensos, conservándose todavía bosques y pastos en la parte montañosa, destinados al uso y aprovechamiento en común. Correspondían esos terrenos a los vecinos de las parroquias o lugares donde estaban enclavados, sin más limitaciones en el disfrute que las requeridas para el buen régimen del aprovechamiento y para la conservación del arbolado. Las Ordenanzas generales del Principado establecían reglas, o se atenían a las Ordenanzas particulares que ellos formaban, según los usos y costumbres que tenían.

Reúnense con frecuencia todos los vecinos a toque de campana, y casi siempre los domingos, al salir de misa, bajo la presidencia de un fiel regidor o procurador que se nombra el primer día del año; y en esas juntas tratan de todo lo que al pueblo interesa. Así, por ejemplo, si a orillas del río se alzan árboles soberbios que, arrancados de cuajo por la corriente impetuosa de las aguas, pueden ser origen de daños para las propiedadee ribereñas, se acuerda cortar el árbol; y si el propietario no lo derribase, o bien se le impone una multa, exigiéndole prendas, o se encarga del cumplimiento del acuerdo a dos de los congregados.

No se puede cortar libremente madera o leñas en los montes comunes, sino en los días que señalan las Ordenanzas, o cuando los regidores o los vecinos, reunidos a toque, de campana, así lo acuerdan. Al lado del derecho de cortar, con ciertas limitaciones, tienen la obligación de plantar árboles frutales para el aprovechamiento de todos los vecinos.

OTRAS NOTICIAS SOBRE EL CULTIVO DEL MANZANO EN ASTURIAS

EN EL CONCEJO DE MIERES

1.ª En Asturias, un día de bueyes (12,50 áreas) de terreno plantado de manzanos (pumares se los llama aquí, y al conjunto de ellos pomarada) produce por término medio 293 pesetas líquidas al año, descompuestas de este modo:

Pesetas.
Producto bruto de un año, calculado en vista de los de un quinquenio:
6 pipas de sidra, a 50 pesetas 300
Gastos a deducir:
Amortización del capital empleado en comprar las plantas y plantarlas;
interés de este dinero en los años que tarda en producir, y disminución en los
productos de cereales que la tierra podría dar (amortización en cincuenta años)
1,59
Gastos ordinarios de cultivo:
Por cavado, un pequeño espacio junto a cada planta (un peón, un día) 2,5
Por poda (ídem, íd.) 2,5
Gastos de recolección:
(Se vende al precio que se fijará en el árbol)"
Gastos de fabricación de la sidra:
(Se fabrica con lo que sobra de los 100 copines calculados para cada pipa)"
TOTAL, GASTOS 6,59
Ingresos (el producto del suelo, por separado) 300
PRODUCTO LÍQUIDO 293,41

superior en pesetas 293,41 al de un día de bueyes (12,50 áreas) de hierba o maíz y cultivos anejos en el mismo período de tiempo.

2.ª Cada planta cuesta ordinariamente 0,50 pesetas en regulares condiciones de desarrollo, y tienen tres años al plantarlas, 6 metros de distancia en las hileras y 6 entre ellas, entrando unas 36 plantas en cada día de bueyes.

Varía mucho el tiempo que los manzanos tardan en desarrollarse, según la situación, exposición y calidad del terreno en que se plantan. Calcúlase lo más aproximado doce años para empezará producir una renta apreciable, y veinticinco para llegar a la plena producción.

A los dos o tres años de plantados se hacen los injertos, y nunca al plantarlos.

3.ª En los primeros años (hasta que el árbol pasa de los seis) se labra la tierra en que se han plantado sembrándola de patatas, pan, maíz, etc., según los terrenos. En estos seis años no se nota disminución apreciable en el producto del suelo, que iguala al de otra tierra de labor desprovista de árboles, sin más diferencia que la de costar algo más el cultivo y emplear en él más tiempo, por los cuidados de que hay que rodear los manzanos y la dificultad de hacer algunas labores con ganados.

Desde los seis años la sombra de los manzanos va siendo mayor, y como no necesitan para desarrollarse desde esta edad el mismo cultivo que antes, los cereales se sustituyen por la hierba que se produce espontáneamente y sin más gasto que el de la recolección (pues raramente se abona), reduciéndose en adelante la labor que se da a los manzanos a cavar en el invierno un pequeño círculo de terreno alrededor de cada pie hasta cerca de la raíz, tenerlo descubierto quince días y volver a cubrirlo después hasta el año siguiente, en que se repite la misma operación. A esta labor llamo cavado en la nota de gastos.

La disminución del producto del suelo así cultivado por causa de la sombra del vuelo, se calcula en 50 pesetas al año, por día de bueyes en plena producción, por lo cual del producto líquido que darían sumando el del suelo y el de los frutales deben descontarse esas 50 pesetas.

Resulta de todo esto que no hay pérdida apreciable durante los primeros años en la transformación de una tierra de cereales, etc., en pomarada.

4.ª Formada la pomarada se asocia con su cultivo el casi espontáneo de la hierba, sin dejar nada en claro alrededor de cada árbol. Como en todas las pomaradas (excepción hecha de algunas de hacia la marina, que estos labradores no conocen) se sigue igual sistema, no hay ocasión de comparar con tierra en que exclusivamente se cultivara el manzano. Produciendo aquí mucho el suelo y con poco trabajo, vio lo dejan inactivo ni aun debajo de los manzanos, que cuando son grandes, por privar del sol, impedir la evaporación, etc., ocasionan en el producto del suelo la disminución de 50 pesetas próximamente a que he hecho referencia.

5.ª Es raro en los frutales, aunque la separación constituye la regla general tratándose de árboles maderables, cuyo aprovechamiento se reserva el propietario dejando al colono, mediante una pequeña renta, y el cuidado de los árboles, los productos del suelo y la hoja seca de aquéllos. En el cultivo del manzano apenas se dan casos de esta dualidad de exportaciones.

6.ª Tampoco se usa este sistema. Los manzanos suelen hallarse solos en la pomarada, y a todo más se les intercala algún otro frutal, cuyo cultivo reducido a las necesidades de la cava no ofrece importancia para el interrogatorio.

Lo que se hace es ir renovando las plantas a medida que se mueren, y aun muchas veces plantando al lado del decrépito un árbol joven para que cuando aquél se seque por completo se halle éste en disposición de empezar a producir. Estos tales suelen recibir menos abono y peor cultivo, porque el estado de la generalidad de los árboles no permite ya labrar la tierra.

7.ª Calculan los labradores que las tierras aumentan algo más de 1/4, parte de su valor plantándola de manzanos. Debe recordarse que éstos no impiden el cultivo de la hierba, aunque aminoren los productos de esta cosecha, cuando se hallan en plenitud de desarrollo.

8.ª No se exporta. -Hace dos años, unos señores de Gijón emprendieron con brío el negocio de la exportación a Inglaterra donde se consume mucha manzana, pero la recogieron húmeda y la empacaron mal, por lo cual llegó mala, y unido esto a las condiciones especiales de aquel mercado, donde a lo que parece, tres o cuatro importantes casas monopolizan el negocio de las frutas, -arruinando en una concurrencia desastrosa a los que pretenden vender sin entenderse con ellos, -todo ello, digo, produjo una pérdida considerabilísima para los de Gijón -no sé si tres cuartas partes de la fruta que llevaron en gran cantidad- y escarmentando en cabeza ajena, nadie ha vuelto a pensar en exportaciones, al menos en grande escala. Así es, que cuanta manzana se produce en Asturias se consume en Asturias mismo y si alguna sale para Madrid, después de la apertura del ferrocarril, es en tan pequeña cantidad que no vale la pena de consignarla. Pero se consume la mayor parte, casi toda, en sidra. Cada pipa de sidra vale, por término medio -la variación es muy grande, según la importancia de la cosecha- 50 pesetas en los lagares, y se emplean en fabricarla unos 100 copines -cada copino poco más de un decalitro- que suelen comprarse a 0,50 pesetas, experimentando también este precio grandes alteraciones, según los grados de abundancia. Los gastos de fabricación, embase, trasiego, etc., pueden calcularse en 4 pesetas por cada pipa, satisfechas con los 8 ó 10 copines de manzana que suelen sobrar de los 100 calculados para cada pipa.

Notas.- 1.º Esta región es de las que podríamos llamar de pequeño cultivo. Son datos más seguros los de Villaviciosa.

2.º La cosecha, y por tanto el precio de la manzana, experimenta grandes variaciones, según los años.

3.ª La cosecha toca, como aquí dicen, cada dos años, no fabricándose sidra el año en que falta.

4.ª Las plantaciones estacionadas, o en disminución quizá, resintiéndose como todos los cultivos, de falta de brazos. Estos se hallan dedicados preferentemente a la industria minera, y descuidan la tierra que, en lo general, anda por esto mal trabajada y peor abonada.

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En el concejo de Piloña. -El interpelado es persona que goza de buena posición, que ha formado algunas pomaradas y que cultiva tierras dedicadas a fruto y fruta, como por entre ellos se dice para distinguir la que produce prado, cereales, etc., de la dedicada al arbolado. Los datos se refieren a lo que sucede en el concejo de Piloña, uno de los más ricos de la provincia en castaño, pradería y manzano.

A la primera pregunta.

Vale el día de bueyes (12 áreas) en prado regadío más de 4.000 reales, secano 1.500 a 2.000, pomarada en regadío 6.000 o más y 3.000 reales en secano.

Produce en renta anual el prado de la primera clase, por término medio, dos carros de hierba que, a cinco duros uno hacen diez duros, debiendo añadirse el valor de las paciones de otoño (otoñadas) que come el ganado. El prado de la segunda clase se calcula produce término medio la mitad.

El día de bueyes de pomarada puede calcularse que produce, un año con otro, unas 30 hanegas asturianas de manzana (de 8 copines)13, pues si bien hay años que produce 60, son contados, y en cambio los hay en que no produce ni una sola manzana. La hanega tiene un precio muy vario, pues siente mucho la ley de la oferta y la demanda. Puede decirse que varía entre 26 reales máximo y 8 reales mínimo.

La pomarada produce además prado o cereales, como luego se advierte.

A la segunda.

El manzano comienza a producir algo apreciable a los seis años: esta producción va en aumento hasta los diez y seis. La pomarada dura treinta o cuarenta años.

Los pies de manzano cuestan 2, 3 y 4 reales, y se plantan a 26 ó 30 pies de distancia. Antes se plantaban más cercanos, pero la experiencia ha demostrado que esto es perjudicial.

El costo de la plantación no es grande, dos hombres pueden plantar perfectamente en un día, un día de bueyes. Esos dos hombres cobran siete reales cada uno de jornal.

A la tercera y cuarta.

Durante los primeros años del desarrollo se planta siempre cereal, cosa que no sólo es útil sino necesaria, pues de lo contrario la pomarada no podría formarse. En los dos primeros años el producto de los cereales no sufre quiebra apreciable, luego sí; en cuanto la pomarada tiene desarrollo, la finca se deja a prado, pero entonces puede calcularse que produce el prado la mitad de lo que produciría no teniendo pomarada.

A la quinta.

Es común la separación de las dos explotaciones, el vuelo para el dueño y el suelo para el colono; pero tiene su inconveniente por causa del ganado que suele entrarse al pasto y daña los árboles, no habiendo gran cuidado.

La opinión general es que la pomarada produce más que los otros cultivos.




ArribaAbajoCapítulo X

Condiciones económicas del cultivo de la higuera14


El cultivo de la higuera puede considerarse desde dos puntos de vista: como artificial y como natural.

En las provincias meridionales prevalecen bien las higueras sin exigir particular cuidado, crecen monstruosamente, y formando árboles no muy elevados, pero con muchas haldas: cuando están plantados junto a los edificios, la naturaleza lo hace todo en ellos, y la mano del cultivador no ha tenido más trabajo que el plantarlos. En cambio, las higueras se dan muy mal en las provincias del Norte, y para obtener algún ejemplar y que éste fructifique, es necesario que el arte supla el poco calor del clima, de lo cual resulta un cultivo diferente del de las provincias del Mediodía, donde las higueras se han connaturalizado, y es lo que denominamos cultivo artificial.

Así podemos observar, cómo las higueras en las provincias de Levante, Baleares y Canarias, y singularmente en Mallorca15, en Murcia y en Cartagena dan grandes rendimientos, superando la producción al consumo, y como el sobrante fuera mucho, lo han destinado al cebo de cerdos, que como es sabido, ascenderán a más de 50.000 cabezas de este ganado porcino que se exportan al interior de la Península procedente de las aludidas provincias para ser sacrificados en sus mataderos16.

Multiplicación de la higuera. -En toda clase de terrenos prende este árbol de muy pocas pretensiones, salvo el que produzca fruto de mayor o menor tamaño; pero debe procurarse al hacer una plantación, que los terrenos en que se intentare no sean arcillosos ni prevalezca en ellos el fango; en cambio, favorecen a esta planta, y produce fruto de mayor volumen, en aquellas tierras jugosas, de fondo y que sean ligeramente húmedas, tales como aquéllas en que puedan aspirar el vapor acuoso de próximos manantiales, fuentes o ríos. Dicen los Sres. Esteban Collantes y Alfaro, en su Diccionario de Agricultura práctica: «Que estos árboles son prodigiosos cuando, a una profundidad considerable, corre una vena de agua»; de aquí ha venido sin duda el proverbio: la higuera, el pie en el agua y al sol la cabeza; pero a condición que este agua esté a cierta profundidad, que no toque en las raíces; en una palabra, la higuera debe gozar del agua en vapor y no en baño ni estancada.

La orientación es otra de las más importantes condiciones que deben tenerse en cuenta: el sol Saliente y el del Mediodía favorecen a esta planta mucho más que el de Poniente; rara vez prevalecen estos árboles y fructifican con la exposición al Norte.

Conócense varios procedimientos para la multiplicación de la higuera: 1.º Siembra. Este procedimiento ha sido desechado por la experiencia, pues se ha observado que los árboles así nacidos no dan más que cabra-higos, o higos silvestres, que constituye el patrón-tipo de la especie. -2.º De las raíces de las higueras viejas brotan multitud de ramillas; éstas, deben dejarse dos o tres años, ayudar su desarrollo cavándoles la tierra alrededor, y cuando están en completo desarrollo, se arrancan sin lastimar sus raíces y se transportan al sitio que se las destine: esto se conoce con el nombre de sierpes. -3.º Por estacas. Para esto, debe procurarse que las ramas tengan dos o tres años, a fin de que prendan mejor y no estén tan expuestas a podrirse. -4.º Por injertos. El único casi que se practica en esta clase de árboles, es el de cañutillo, practicándose en los renuevos más sanos y vigorosos. -Y 5.º Por acodos. En Palma de Mallorca y en toda aquella región, el higueral se reproduce sembrando pequeñas ramas en ojos redondos de unos dos metros de diámetro por uno y medio de hondo. Sólo en los terrenos muy húmedos se recomienda la higuera de plantel. A cada una hay que poner un palo o tutor para sujetarlas, dándolas algunas cavas; resultando un costo en junto, hasta poderla abandonar al cuidado general, de 4 pesetas por higuera. Tarda unos diez años más que el almendro para llegar a su completo desarrollo, pero indudablemente este árbol es de más duración.

Toca o caprificación. -Esta operación era ya conocida de los antiguos: Plinio habla de ella en su libro XVI, cap. 27. Hay dos variedades de higuera que exigen indispensablemente la caprificación, sin la cual no madura un higo; la razón es tan sencilla como natural. Estas dos variedades son dioicas, es decir, que tienen las flores machos y hembras en pies diferentes, y sin el concurso de unas y otras no pueden madurar ni uno sólo de sus frutos, por no haber sido fecundadas las flores hembras por las flores machos.

Herrera, el insigne agrónomo, nos dice el modo más natural de caprificar: según él, queda reducido el procedimiento a plantar algún otro pie de cabra-higa, o higuera silvestre, entre las higueras de toca o dioicas. Las flores masculinas del higo de la higuera silvestre o cabra-higa, contienen el polvo fecundante que necesitan las flores hembras de la higuera frutal. Este polvo, haya o no mosquitos que le lleven, se introduce en el ombligo u ojo del higo de toca y lo fecunda. ¡Estos admirables milagros de la Naturaleza son incomprensibles!

Condiciones de este cultivo. -El higo de Fraga en Aragón tiene fama, justamente adquirida, por su excelente calidad, que ha conseguido lugar preferente en el comercio universal, a pesar de las grandes deficiencias de que se siente su disecación y preparación.

En las Hurdes, país conocido con el sobrenombre de las Batuecas, situado en el corazón de la Oretana, sin comunicaciones con el resto del mundo. Esta circunstancia hace que el higo allí producido en grandes cantidades, apenas es conocido en España; no creemos que pueda compararse por su finura y buena calidad, sino con el de Grecia. El de Lepe, tan renombrado, diferénciase en mucho de aquél, es basto, de piel de vaqueta y de mucha cantidad de semilla propia para la alimentación de pájaros.

Los precios a que hasta hoy pudieron colocarlos en el mercado han sido inverosímiles debido a la falta de comunicaciones dicha, al extremo que, D. Joaquín Sama, natural de aquel país, nos dice: «Yo los he conocido vender a ochavo las 3 y 5 libras de higos frescos, y he comido en las huertas, por un cuarto y dos, todos los que era capaz de embaular, llegaban al extremo en ocasiones de regalar la cosecha a todo aquel que acertaba a pasar por el soto y se acercaba al secadero.» Así que los hurdeños habían adoptado el procedimiento más primitivo para pasarlos, procurando la fermentación en condiciones detestables, y, por último, los apilan en desvanes y en grandes montones de donde los sacan a la venta. Arrieros en borricos los han vendido a cambio de hierro viejo. ¡Tal es la exportación que han tenido hasta hoy los frutos riquísimos de aquel desventurado país!

En la provincia de Padajoz, una fanega de tierra con higueras puede producir, por término medio, en quinquenio, sobre 500 reales anuales; es decir, explotándolas por sí; mas si se arriendan, hay que rebajar algo por la ganancia del arrendatario. En este pueblo es superior el producto de la higuera al de cereales, huertas o prado, pues la tierra es poco favorable para el cultivo de los mismos y, por consiguiente, una fanega sin árboles puede producir la mitad, o sean 200 reales anuales. Estos datos se hacen extensivos, bien sean de riego o secano los terrenos, pero en tierras arcillosas producen más las mieses.

Al igual que en Mallorca, el higueral se forma abriendo hoyos de un metro (según el terreno) de profundidad, y poniendo en cada uno una planta que, por regla general, cuesta medio real. Las plantas se ponen a distancia unas de otras sobre diez pasos o varas. Aquí se suelen poner 50 higueras en una fanega de tierra. Al poner las plantas, hay que apretar la tierra con un pisón para que no quede floja.

Un higueral puede empezar a producir a los ocho o diez años una renta apreciable; pero hasta los quince años o más, no está en verdadera producción; mas, sin embargo, a los diez años produce tanto como si se sembrara de trigo o centeno. Las plantas de higueras se ponen cuando tienen tres años. Un hombre puede poner al día diez plantas, y su jornal es de cinco o seis reales diarios. Mientras el arbolado crece, se puede sembrar la tierra de trigo o centeno, producir hortalizas, etc., pero estos productos suelen ser la mitad de los que no tienen árboles. Cuando el arbolado está formado y en plena producción se puede sembrar la tierra de cereales y hortalizas, pero siempre produce menos que si estuviera exenta. Alrededor de la planta se deja un espacio sin sembrar de un metro a metro y medio, según sea aquella. En los higuerales que se siembran, no suele notarse nada de particular, pues las labores que se dan a los cereales son abonos para las plantas; pero es preferible cultivar la tierra sin sembrar, pues de este modo se acelera la vegetación y produce mejor fruto.

En los cultivos asociados, las plantas preservan a las mieses u hortalizas de las heladas, del frío, calor excesivo, evaporación, etc., pero este efecto no es de una manera absoluta.

En esta provincia, la regla general, es la explotación del suelo y vuelo para el colono o propietario; y bien sea el colono o el propietario, él mismo abona y recoge los frutos, pues de este modo no hay lugar a litigios entre éstos. Cuando llueve en tiempo de pasar los higos, y sin llover, por aprovechar los de malas condiciones, suelen los propietarios o colonos llevar cerdos al higueral, pero aunque esto hace beneficio a los cerdos para su alimentación, no compensa la pérdida que se tiene con no poder pasar los higos, pero siempre se pierde menos que si no se recurriera a este medio.

Producto de un higueral17. -Para calcular la producción de un higueral de clase común melares, debe tenerse muy en cuenta la clase de terreno en que aquél se halle instalado. Calcúlase que, por regla general, se plantan de 75 a 80 pies por cuarterada (que viene a ser en extensión superficial equivalente en aproximación a la hectárea), asignando al pie en producción, uno con otro, una peseta, destinándola como antes dijimos, parte a pasa para la venta y alimentación del personal cultivador y otra parte de la cosecha al cebo de cerdos. Cuando el árbol está en todo su desarrollo, el producto por pie puede calcularse en 1,50 pesetas, pues los hay en Manacor que producen 5 pesetas; el Sr. Fluxá conoce algún ejemplar en els Rasquell (Inca), por cuya cosecha anual se pagaban 25 pesetas, y de otro ejemplar tenemos noticia en el Prat de San José, cuya edad es de veinticinco años, que no es inferior en producción. ¡Calculen ahora lo que podría producir una plantación de higueras próxima a los centros de censumo, dado lo casi segura que es anualmente su cosecha, y preparada en condición a los gustos del consumidor!

En 1882 se intentó en Manacor un pequeño ensayo de extracción del azúcar y alcohol del higo, pero desconocemos el resultado económico.

Aparcería. -En algunos puntos es común el contrato de aparcería, y en él se incluye el higueral, siendo el contrato de suelo y vuelo, tomando el propietario dos partes líquidas, y a mitad de aquéllas cuando el terreno es de inferior calidad. Suele suceder en algunos pueblos, por ejemplo, Pollensa, que el propietario cede su higueral a determinada persona, al objeto solamente de coger el fruto, secarlo o convertirlo a pasa, y cebar con él los cerdos, debiendo entregar al propietario dos terceras partes del fruto recolectado, pero con la obligación de dar una cava a las higueras a estilo del país.




ArribaAbajoCapítulo XI

Cultivo económico del castaño y del nogal


El castaño prodúcese en Asia en Europa. Algunos viajeros lo encontraron en las cordilleras más elevadas del Caúcaso, por lo que en general se le considera como árbol de montaña18.

En España se le encuentra en diversos puntos de la sierra que separa la cuenca del Tajo de la cuenca del Guadiana, y abunda especialmente en Cataluña, Aragón, Provincias Vascongadas, Asturias, Granada, Galicia, Extremadura, Santander, etc.

El castaño y el nogal, cuyas dos especies pueden explotarse para fruta y para madera, rinden un producto aún más precoz que el de los anteriores. Formado por siembra esta clase de arbolado, a los seis años da seguramente bastantes provechos.

Respecto al nogal, resultará que al cabo de ese tiempo producirá la fruta necesaria para dar una buena renta, pues estando toda la superficie del terreno cubierta con la copa de los árboles, la fruta tendrá bastante importancia, lo que no sucederá si colocados los árboles -como se plantan ordinariamente- a distancia de 25 a 50 pies unos de otros, es preciso esperar cuarenta o cincuenta años para que el desarrollo total de las ramas cubra toda la superficie. En los años sucesivos, ya se ha dicho que, a medida que los nogales fueran desarrollándose, debería irse haciéndose la entresaca de los sobrantes, que se utilizarían para madera con mucho producto.

Hecha la siembra del castaño, a los seis años podrían dejarse para fruta las plantas más lozanas, a una distancia recíproca de seis pies, en cuyo caso se injertarían al cumplir dicho tiempo, o para duelas, formándose lo que se llaman jaros en Navarra, tan frecuentes en Galicia y otras provincias, y que tan excelentes resultados producen. Los jaros se forman utilizando el castaño a los seis años de sembrado o plantado, cortándolo por el pie y aserrando el tronco para duelas, que se utilizan en la fabricación de barriles destinados al vino tinto que se exporta para las que fueron nuestras Antillas y algunos pueblos del extranjero, siendo tan escasa en España la duela del castaño, que se hace preciso importar de Italia, a muy buenos precios, la que se necesita para el envase de nuestros vinos. Cortados por el pie los castaños a los seis años de vida, como se ha dicho, se seguiría en lo sucesivo la explotación, dejando al año siguiente el mejor y más derecho de los brotes que nacen al pie, y que al cabo de cinco años se volvería a cortar para duela. Otros tres brotes se destinarían a formar arquillos para sujetar los barriles. El corte de estos brotes se haría de tres en tres años.

Los castaños destinados para fruta, ya hemos dicho que a los seis años se injertarían, dejándolos, como para los jaros, a seis pies de distancia, y poniendo el injerto a ocho o nueve pies de altura, a fin de utilizar en su día el tronco para madera, con lo cual a los tres años de hecho el injerto, o sea a los nueve de sembrado el castaño, éste producirá la fruta necesaria, porque toda la superficie del terreno quedaría cubierta con el ramaje de las plantas, equivaliendo la producción de aquélla a la que pudieran dar árboles de treinta a cuarenta años a la distancia de 50 pies unos de otros. En los sucesivos, y en la medida en que el desarrollo de los árboles lo exigiese, seguirían haciéndose las convenientes entresacas, utilizándose la madera de los árboles sobrantes en duelas para barriles, cuando fuesen de poco diámetro, y en tablas cuando lo tuviesen mayor.

Cuando el castaño se destina exclusivamente para madera, no es menester, después de hecha la siembra, sino continuar las entresacas, observando siempre el principio de mantener unidas las copas de los árboles para conservar húmedo el suelo y que aquéllos crezcan derechos y sin nudos. Conveniente es consignar aquí que la castaña que haya de servir para la siembra debe proceder, a ser posible, de castaños no injertos.

Hemos tratado en este capítulo en el lugar correspondiente acerca de la importancia que el castaño y el nogal pueden tener utilizados para fruta en la forma que aconsejamos: limitándonos ahora a exponer ejemplos relativos a la formación precoz del castaño para el aprovechamiento de su madera, presentaremos, como tipo de varios datos recogidos, los obtenidos en la plantación que D. Pedro Fernández Campa tiene en una finca importante en el citado pueblo de Mazcuerras. Hay en ella castaños que proceden: unos de vivero, traídos de Francia, que llevan catorce años de plantados, y tienen generalmente un diámetro de 10 a 14 pulgadas a la altura de un metro. Otros proceden de planta salvaje, cogida en los montes, de muy poca raíz, por cuyo motivo sufre mucho con el trasplante y se desarrolla penosamente. Puestos en igual tiempo que los anteriores, tienen hoy ocho pulgadas de diámetro. Dichos castaños están injertos y se hallan plantados en condiciones fatales, muy separados entre sí y por el ganado ofendidos continuamente, que penetra en la finca para aprovechar el pasto.

Si los árboles citados han llegado a un desarrollo satisfactorio relativamente a las condiciones expuestas, puede comprenderse el fruto que se obtendría en fincas donde se haga la siembra en buenas condiciones, preservándola absolutamente del ganado, y conservándose la humedad del suelo por medio de la agrupación de las plantas, según hemos aconsejado. De este modo no podrá dudarse que a los ocho o diez años de formado un pequeño monte de castaños puedan éstos producir piezas de 20 pies de largo por cuatro o cinco pulgadas de escuadra, perfectamente utilizables para tabla, marcamentos, etc.

Pocas especies de madera son tan estimadas en esta provincia como el castaño, cuando procede de fruta salvaje que se produce espontáneamente en nuestros montes. Dicha madera está muy estimada y tiene un valor muy superior al pino y a otras muchas especies. Por tales razones, aconsejamos a los particulares que en todos los terrenos propios para el castaño le prefieran para madera a la generalidad de los árboles citados; y hacemos constar también para cuando se intente la repoblación de los montes públicos de esta provincia y de aquellas cuyo clima y terreno sea análogo, se destinen al castaño los terrenos que le sean favorables, considerándole como especie forestal que, además de su precocidad, conviene generalizar la aplicación de su excelente madera. Aunque la siembra puede ser el mejor medio para la formación de fincas destinadas a producir madera de castaño, utilizando al efecto fruta que proceda de árboles sin injertar, consideramos también que puede permitir el formarlos, plantando en terrenos frescos y de fondo y agrupados convenientemente árboles elegidos al efecto con buenas raíces.

Nogal. -En una finca cercada que D. Cristóbal García y Vélez tiene en el pueblo de Ontoria (Ayuntamiento de Cabezón de la Sal), hemos visto un grupo de nogales puestos hace diez y ocho años, que miden de 9 a 10 pulgadas de diámetro a la altura de un metro. Dichos árboles están poco separados entre sí, merced a lo cual tienen una altura de 30 pies y producen abundante fruto de buena clase.

Algunas variedades hemos podido observar respecto al cultivo del castaño en otras regiones que vamos a exponer.

En Lanjarón, por ejemplo, la fanega de tierra de regadío en castañar se paga por su arrendamiento a 125 pesetas, siendo así que una fanega de tierra colmo, sin arbolado, siendo de primera clase, sólo se paga 60. Igual renta produce el castañar en Extremadura. Como se ve, la producción del suelo con arbolado es superior a la renta que produce sembrada, de cereales, siendo así que, la destinada a castañar es de ínfima clase y de primera la destinada a cereales. Como hemos visto, el producto del castañar es mixto, pues produce castaña y madera: cortada ésta, el árbol se reproduce, y a los cinco años está ya en producción.

Un castañar se forma poniendo los plantones de dos años en hoyos a distancia de 10 a 12 metros, pudiendo colocar en una hectárea 80 pies. Se calcula el costo de la planta y colocación a razón de 60 a 75 céntimos de peseta. Han observado los cultivadores de castaños en Lanjarón, que toda plantación que se injerta crece poco, se cría raquítica, y para obviar esta dificultad se siembra en la almáciga castaña buena, seleccionada del centro del erizo, que por lo regular tiene siempre tres. En el plantero se pone a la distancia de una cuarta, y al trasplantarlo hay necesidad de regarlo, aunque esté lloviendo.

En Extremadura, sin embargo, acostumbran injertar los castaños por púa, en los meses de Marzo y Abril, con lo cual consiguen mejorar el fruto y adelantar la fructificación, siendo ésta además más abundante. Lo que han observado es, que la madera de los árboles injertados es más floja y de menos consistencia para la construcción.

Necesita un castañar de diez y seis a diez y ocho años para producir una renta apreciable, equivalente a una de trigo, llegando a dar el producto máximo a los treinta años en adelante. Mientras se cría el castañar, acostúmbrase sembrar el suelo de centeno, a fin de hacerle producir para costear su cultivo y beneficiarse de labores. Cuando el castañar ha llegado a su máximo desarrollo, no se le asocia ningún género de cultivo, puesto que la sombra de los castaños imposibilitaría toda vegetación. Otro de los fines que se lleva al asociar cultivos con el castañar mientras éste se forma, es evitar con las labores que desarrolle el monte bajo y al secarse pueda producirse incendio en verano que pusiera en peligro la existencia del castañar.

La hectárea de castañar en completo desarrollo tiene un valor mucho mayor que la tierra de pan llevar o colmo, pues mientras aquélla se paga a 6.500 reales, ésta, siendo de primera, vale a 5.000.

En el Concejo de Piloña, Asturias, el castañar produce:

1.ª Cada día de bueyes, término medio, sobre 4 u 8 hanegas asturianas de castañas, que alcanzan un precio de 24 reales una, término regulador.

2.ª El castaño empieza a producir cosa apreciable a los doce años, dura un tiempo indefinido, pues hay castañedos que están en la fuerza de la producción y no hay memoria de su plantación. Cuestan 2, 3 y 4 reales pie o árbol.

Se plantan a 36 ó 40 pies de distancia.

3.ª y 4.ª En este Concejo, como suelen dedicarse a castañedos los terrenos altos, laderas muy pendientes y puntos escabrosos, no suele armonizarse su cultivo con el de cereales, sino que continúan los terrenos dedicados al pasto y principalmente al rozo que se compone de argomas y helechos que luego se aprovecha para mullir los lechos de los corrales y para formar el abono. Sin embargo, en el Concejo de Carreño, he visto no pocas plantaciones jóvenes de castaños asociados al cultivo cereal.

El castaño tiene, además, como gran ventaja que le da inapreciable valor, las maderas, que aquí se usan mucho para construcciones.

La separación de los dos cultivos (vuelo y suelo) no es tan general como en el manzano.

Empleo del fruto. -Al castaño se le llama por autores griegos y romanos «árbol del pan». En algunas provincias, el fruto del castaño alimenta una parte del año a hombres y animales. Los montañeses viven todo el invierno con su fruto que secan en elaies y que hacen moler, después de haberlo pelado, para hacer pan que es nutritivo, aunque pesado e indigesto.

Lamark dice, que los habitantes de Perigord, de Limosín y de las montañas de las Cavenas, hacen un gran uso de este pan amasado con leche. En el Limosin hacen con las castañas unas puches que llaman chatigna. Se sirve en las mejores mesas, sea hervidas, sea asadas bajo la ceniza o en sartén: también se hace compota y confituras secas.

El descascaro es una maniobra que resulta sumamente pesada y entretenida. Hay gentes que se dedican a esta operación; así es, que cuando algún cosechero de castaña quiere dar a otro su cosecha para que se la seque, cure y limpie, le devuelve una fanega de éstas por cada tres de frescas que se le entregan, quedándose pagado del trabajo de limpiarlas y secarlas.

Propiedades de las castañas. -Parmentier ha analizado químicamente el fruto de los castaños y ha encontrado en él tanta parte de materia mucilaginosa alimenticia como en el trigo y en otros cereales exquisitos, y mayor sin comparación de la materia sacarina, también alimenticia, que da a este fruto un gusto sumamente grato, y en virtud de la cual ha extraído de él una cerveza de superior calidad a todas las demás que están en uso. Dice Marescalchi, que en algunas de las ciudades más opulentas y cultas de Italia, donde el trigo y el maíz son abundantes, hacen uso por mucho regalo de la harina de castañas para tortas, mostachones y buñuelos y otras pastas sumamente sabrosas y delicadas, lo que prueba evidentemente la exquisita calidad de este alimento.

No solamente en el Delfinado, como dice Herrera, sino en gran parte de Italia y Francia, como al pie del Apenino, en el Perigord, Lemosin y Auvernia, es usual y común el pan de castañas entre la gente rústica y campestre, y aun también para la acomodada. Úsase también de las castañas como alimento, particularmente en las montañas de sus provincias septentrionales; pero sin otra preparación por lo común que cocidas asadas con miel, y algunos otros condimentos, de cuyo modo están también muy sabrosas y agradables, especialmente las pilongas. Más por punto general, puede decirse que es muy pequeño el uso que se hace de este fruto como alimento de hombre, pues se destina con más particularidad para cebar cerdos.




ArribaAbajoCapítulo XII

Condiciones económicas del cultivo del avellano


Pertenece el avellano a la familia de las balaníferas, división de las amentáceas. Su tipo, del mismo nombre, es un arbusto de lo pies de altura (2,80 metros) máxima, cuyas ramas, derechas y flexibles, parten desde la raíz, y tiene las hojas grandes, redondas y las flores poco vistosas. Comprende un corto número de especies que crecen en las regiones templadas de Europa y de la América Septentrional, y otra variedad de ellas que es muy resistente al frío, que se encuentra en el Pirineo; pero salvo los ejemplares que se encuentran en respalderas, orientación Mediodía, fructifican en muy raras ocasiones. Su madera es flexible y resistente, empleándose singularmente en la construcción de aros y cestos.

Por su parte el Sr. D. Isidoro Sánchez Salgués, vecino de Santiago de Compostela, le describe de esta forma:

Pertenece el avellano, Corylus avellana, de Linneo a la familia de las Castaneas de los modernos y es un árbol de no mucha talla ni corpulencia, con flores monoicas; es decir, masculinas y femeninas en un mismo pie, que aparecen en Febrero o Marzo, según los climas, y no llaman la atención por carecer de colores brillantes; las ramas son rectas, flexibles y numerosas, provistas de abundantes hojas en forma de corazón, agudas y dentadas que dan lugar a sombras espesas; y en su conjunto los plantíos de avellanos constituyen bosques de agradables follajes.

La avellana, fruto del avellano, está constituido por una especie de nuez, encerrada en una verde cúpula, madurando de Agosto a Octubre, según orientación y clima. Es redonda, de media pulgada de diámetro, y consta de una corteza dura, delgada, de color entre rojo y amarillo, dentro de la cual está la carne cubierta de una telita del mismo color. Esta carne es blanca, aceitosa y de un gusto agradable.

Una acreditada publicación profesional dice que, abundando en España los avellanos, podía establecerse la molienda de este producto que se explota en Italia en grande escala. La harina tiene un sabor muy agradabley es considerablemente más barata que la del trigo, empleándose sobre todo para la confección de la conocida polenta, el manjar nacional y favorito de los italianos. Según el profesor Church, la harina de avellanas tiene la ventaja de su gran digestibilidad, que la hace muy a propósito para la alimentación de los niños, pues contiene más de 40 por 100 de principios solubles y fácilmente asimilables19.

Los productos que se obtienen del avellano son, en primer lugar, el indicado fruto, muy apetecido por algunos para postres, con el cual hacen los confiteros grageas recubriéndolos de azúcar, sirviendo también en medicina para preparar emulsiones refrigerantes; tiene, sin embargo, el inconveniente de que con el tiempo se enrancia y vuelve ácida.

Casi la mitad en peso de tal fruto está constituida por un aceite dulce, usado en perfumería y otras industrias y que, según aseguran, tiene propiedades vermífugas.

Otra de las substancias aprovechables es la madera, que toma un buen pulimento y con la cual además de los usos de carpintería se hacen, por ser muy tenaz y flexible, aros de tonel, lo cual constituye una importante rama de comercio de rendimiento seguro, horquillas, tutores, cañizos y cestas, platos, tarteras, tazas de madera y otros objetos.

La corteza es astringente y febrífuga, asegurando algunos que donde crece el avellano son raras las calenturas. Esta corteza sirve para teñir con el alumbre de color amarillo claro, y con el sulfato de hierro, de color gris obscuro; las hojas, además de servir como abundante abono, son útiles para teñir el algodón de color amarillo claro.

La provincia de España donde más se cultiva y explota el avellano es la de Tarragona, y entre los diversos países de Europa aquél que consume más avellana es Inglaterra, y siendo así que son tan comunes las relaciones comerciales de Galicia con dicha nación es indudable que el indicado fruto constituiría un objeto de exportación importante, como sucede con el cosechado en Asturias.

Ya antes de ahora el malogrado gallego D. Antonio de Valenzuela Ozores había recomendado la introducción de cultivo del avellano en Galicia, como uno de los árboles más útiles al país, habiendo tenido la desgracia de bajar al sepulcro sin que hubiesen sido atendidas por completo sus indicaciones.

Al estudiar su cultivo, hemos podido observar que el suelo de Galicia es muy variado y accidentado, debido a sus elevadas montañas que suministran a los valles los detritus de sus rocas, que consisten principalmente en granito común, micasquisto, gneis, protogina y pegmatita, sin que generalmente abunde la cal; y los terrenos que mejor le convienen son el arenoso-gredoso con subsuelo húmedo y calizo, que no sea sombrío y esté en mesetas ventiladas, pero no demasiado altas, con relación al relieve orográfico del país, aunque por lo demás, se da bien y cultiva con ventaja hasta a unos 2.500 metros sobre el nivel del mar.

En cuanto a los medios de multiplicación del avellano, es indudablemente el mejor, el de la plantación de los renuevos o barbados que nacen abundantes a sus pies. Los hoyos o cuevas deberán tener aproximadamente un metro de diámetro y 60 centímetros de profundidad; y en el momento de la plantación es conveniente guarnecer el fondo del hoyo con césped, brezo u otros detritus vegetales que se encuentran fácilmente en los bosques, cubriendo este primer asiento con algunas paletadas de buena tierra fina. Sobre todo esto, se coloca el barbado o renuevo de avellano, extendiendo bien las raíces, que se cubren con la mejor tierra, reservando la más mala para la parte superior.

La poda debe consistir en quitarlas ramas muertas y las tragonas.

Un monte de avellanos destinado a trepezal, como madera flexible para hacer buenos aros, rinde a su dueño uno de los productos más pingües que puede proporcionar la agricultura. En los terrenos a propósito para su cultivo, forma cada planta con los muchos barbados que arroja, un espeso matorral20.




ArribaAbajoCapítulo XIII

Condiciones económicas del cultivo del melocotonero


El melocotonero21 se cultiva en la mayor parte de las provincias españolas, excepción hecha de las del Norte, pues en ellas rara vez madura el fruto, a pesar de los mejores abrigos y los cuidados más asiduos. En las provincias templadas sus frutos son más aromáticos y jugosos: si estos árboles reciben uno o dos riegos durante los calores y, sobre todo en el momento que el árbol se dispone a madurar sus frutos, reúne entonces en supremo grado la cualidad fundente y la aromática.

El melocotonero es originario de Persia, e introducido su cultivo por los romanos, encontrándose en el día connaturalizado en los países templados. Una tradición, fundada en una equivocación de nombres, dice que los persas enviaron los pérsicos a Europa para vengarse de sus conquistadores, los cuales murieron envenenados comiendo su fruto; pero Plinio refuta este hecho referido por Columela. La equivocación está en haber confundido el persea, que es una especie de laurel, cuya flor, sin cáliz, no tiene más que nueve estambres, con la pérsica o nuestro melocotonero.

El fruto está compuesto de un cuesco o hueso leñoso, hueco, surcado, áspero en su superficie, con una almendra dentro, dividida en dos lóbulos. El pedínculo del fruto es muy corto, y se planta en una cavidad más o menos profunda, según la especie. El día que en España se consiga perfeccionar su cultivo y obtener de él un fruto que reúna las condiciones de gustos que se exigen en el mercado universal, tiene nuestra horticultura un gran porvenir económico: mucho llevamos hecho ya a este respecto con las fábricas de conservas establecidas en Aragón y Rioja, pues hasta hoy no habíamos podido luchar con alguna ventaja respecto de las producciones de otros países, por ejemplo, con los melocotones de Montreuil, Francia, según pudo apreciarse en la Exposición universal de París de 187822.

Especies. -Cuarenta y cuatro especies distingue el gran maestro Duhamel, al cual debemos la obra más completa en este género, las cuales son designadas: 1, Abridor blanco temprano. 2, Abridor encarnado temprano. -3, Abridor pequeña miñona o de troyes. -4, Abridor amarillo temprano. -5, Abridor amarillo. -6, Abridor rosana. -7, Melocotón albérchiga. -8, Abridor magdalena blanca. -9, Melocotón blanco. -10, Abridor magdalena encarnada y tardía. -11, Abridor de Malta. -12, Abridor purpurado temprano de flor grande. -13, Abridor purpurado tardío. -14, Abridor miñona gruesa. -15, Abridor purpurado, temprano, vinoso. -16, Abridor de Narbona. -17, Abridor temprano de Italia. -18, Hermoso de Italia. -19, Abridor del Canciller. -20, Abridor de Italia tardío. -21, Albérchiga-guinda. -22, Albérchiga violada pequeña temprana. -23, Albérchiga violada gorda temprana. -24, Albérchiga violada jaspeada. -25, Albérchiga violada tardía. -26, Pavía violada moscatel. -27, Albérchiga amarilla lisa. -28, Abridor galano. -29, Abridor admirable. -30, Abridor albaricocado. -31, Melocotón amarillo. -32, Abridor teta de Venus. -33, Abridor real. -34, Abridor bello de Vitri, o admirable tardío. -35, Melocotón encarnado de Pompona. -36, Abridor chato. -37, Abridor Velloso. -38, Abridor prisco. -39, Abridor de Pau. -40, Abridor de flor semidoble. -41, Abridor sanguino o remolacha. -42, Abridor Cardenal. -43, Abridor enano. -44, Pérsico enano de flores dobles.

Orden de la madurez. -Este orden varía, según los sitios más o menos elevados en que se encuentran; los abrigos, la proximidad al Mediodía, la naturaleza del suelo, etc.; no obstante, se puede decir en general que las épocas de madurez serán en estos casos más o menos anticipadas o retrasadas, pero que el orden se verá pocas veces invertido.

En Julio maduran las variedades designadas con los números 1, 2 y 4. -En Agosto, las 8, 12, 14, 15, 28, 6, 5 y 3. -En Septiembre, las 9, 17, 18, 19, 21, 22, 23, 10, 11, 16, 19, 7, 26, 32, 33, 34, 36 37 y 40. -En Octubre, las 13, 20, 31, 35, 24, 27, 30, 25, 43, 41, 42, 38 y 39.

No todas las especies de melocotones o pérsicos son iguales en calidad, ni todas gustan tampoco de un mismo clima y un mismo suelo; cada cultivador debe, pues, estudiar estos dos últimos puntos, que nos es imposible determinar de un modo preciso; aunque la perfección de esta fruta varíe de un terreno a otro, podemos, sin embargo, fijar la elección en las especies, reconocidas, generalmente, por mejores. Son éstas, en nuestra opinión, las designadas a los números 1, 2, 3, 15, 14, 10, 11, 28, 34, 16, 33, 32, 37, 38, 35 y todas las especies de melocotones y pavías en las provincias meridionales.

Condiciones económicas del cultivo de este frutal. -Después de las ideas generales que dejamos apuntadas, vamos a proceder a la ordenación de las noticias que nos han suministrado algunos cultivadores de una extensa zona aragonesa de la ribera del Jalón, donde este cultivo se halla más generalizado, contestando a un cuestionario o interrogatorio nuestro:

1.ª ¿Qué renta produce por fanega o por hectárea de tierra plantada de melocotonar, con separación en fruta, leña y demás productos, término medio anual, en un decenio o en un doble decenio? ¿En cuánto es superior o inferior ese producto o renta al líquido de una hectárea cultivada de trigo en el mismo país?

-La renta que produce el cultivo del melocotonero es naturalmente variable, según la localidad; quizá sea algo menor que la consignada en estas notas. Los datos que apuntamos son con referencia principalmente a los pueblos de Campiel, Embid, Paracuellos y Sabiñan. En estos pueblos es rarísimo el árbol que se planta sin estar injertado.

En la inmensa mayoría de las localidades donde este frutal se cultiva, tiene lugar diseminados por las huertas y no con el exclusivo carácter comercial, pues excepción hecha de la ribera del Jalón, es muy eventual su cosecha, por ser zonas demasiado frías para este género de cultivos y helarse en flor la cosecha.

El cultivo del melocotonero en Aragón va asociado, por regla general, con otros frutales: duraznillo, albaricoquero, manzano, peral, etc., etc., lo excepcional es cultivarse solo; esto en cuanto al vuelo. En el suelo lo rarísimo es no cultivarse nada; lo corriente es ir asociado a él el cultivo de cereales, forrajes, cáñamos, linos, más principalmente hortalizas y legumbres, pues estas dos últimas son las que se cree le pueden perjudicar menos.

En secano no se cultiva el melocotonero, únicamente en algún punto donde el terreno es sumamente fresco o existen abundantes manantiales.

La renta anual por hectárea de melocotoneros puede apreciarse en 500 pesetas, incluyendo suelo y vuelo, de las que hay que descontar la contribución.

Dedicada a hortalizas la misma superficie de tierra, sin arbolado y en el mismo país, su renta anual será sobre la mitad, o sea 250 pesetas, y si se dedica a cereales, menos todavía; puede apreciarse en unas 160 pesetas.

La planta injertada cuesta 0,50 o 0,75 céntimos de peseta, según clase: debe preferirse la mejor, pues los demás gastos, plantación, conservación, etc., son iguales para criar un buen árbol que uno malo.

Se sacan de los viveros al año o a los dos años; más es preferible lo último, es decir, que al plantarlas tengan ya dos años; más edad no conviene, por la dificultad de que arraiguen.

Si se colocan en cuadrículas normales, se ponen a unos ocho metros, si al tresbolillo algo menos distancia; depende de la clase del terreno, cuanto mejor más distancia, aunque esto último no suele tenerse en cuenta: su número por hectárea, de 150 a 200 árboles. También se pueden poner a mayor distancia unos 12, y en los intermedios, o sea a seis metros, árboles de pepita, como perales, manzanos, etc., que tardan más en desarrollarse y dar fruto.

El costo de plantación, o sea hacer el hoyo, preparar la tierra, estiércol, riego, etc., es de unos 50 céntimos de peseta.

2.ª ¿Cuánto tiempo se calcula que necesita un melocotonar para producir una renta apreciable? ¿Y para adquirir todo su desarrollo y dar el producto máximo a que se refiere la anterior pregunta?

-A los cinco años ya comienza a producir, si bien es poco, a los siete es muy apreciable su renta, y quizá sea equivalente a la del mismo campo sembrado de cereales. A los diez años, ya está en todo su desarrollo y da el producto máximo señalado en la primera pregunta.

A los veinte aivos comienza a decrecer, y puede considerársele muerto a los veinticinco.

Los vientos fuertes le hacen mucho daño al romper sus ramas.

3.ª Mientras se cría y forma el melocotonar, ¿se cultivan otras plantas entre los árboles frutales? ¿Qué producto se calcula en este caso por hectárea de dichas plantas anuales?

-Al transformar una tierra de huerta o de pan llevar en melocotonar, durante los cinco primeros años no se perjudica en nada el suelo o es muy insignificante. El rendimiento del cultivo anterior se le puede considerar igual.

Desde cinco a veinticinco años, el rendimiento del suelo es muy pequeño, sin embargo, es costumbre cultivarle.

4.ª ¿Se continúan también esos cultivos anuales entre lo árboles cuando éstos han alcanzado ya la plenitud de su desarrollo? Caso afirmativo, ¿qué producto da la tierra en frutas y leña, por una parte y sus productos de cultivos anuales por otra?

-Continúan los cultivos anuales y en la misma forma que antes, cuando los árboles han adquirido la plenitud de su desrrollo, y en este caso se pierde en los productos del suelo tanto como ocupa la sombra de los árboles en proyección perpendicular, o sea a las doce del día.

El producto de los árboles es muy variable, según la clase y estado de la arboleda; en los de grande copa, o sea los clasificados en la primera clase en la pregunta segunda, y en el estado en que los supone esta cuarta, se puede calcular, por término medio, de 700 a 1.000 arrobas de fruta el producto de la arboleda, por hectárea de tierra; pero teniendo en cuenta que la cosecha es alterna, o sea un año sí y otro no, hay que reducirla a la mitad para sacar el producto medio anual.

Todo lo que se acaba de consignar se refiere a los terrenos de regadío, pues en el secano no hay árboles ni se cosecha más que cereales en año y vez.

En la advertencia segunda indicamos que su cultivo se asocia a otros; el verificarse con otros árboles nos lo explicamos por lo inseguro de su cosecha, a causa de los hielos, aguas, etcétera, etc., su poca resistencia a los vientos y corta vida.

Preveyendo el propietario o colono estas causas, le asocia a otros árboles a fin de tener la renta más segura.

Respecto al suelo, también hemos indicado se le cultiva principalmente de hortalizas, pues con este cultivo se observa dan más fruta, de mejor color y el árbol tiene más lozanía.

Alrededor de cada árbol se suele dejar sin cultivar un círculo de cuatro metros de diámetro.

El cultivo de hortalizas no debe perjudicar al arbolado, es mas, quizá compense y aun favorezca por el mayor abono, labores, cuidados. etc., etc.

La renta ya se ha dado en la primera pregunta, debiendo únicamente repetir que el suelo es la principal producción en los cinco primeros años, y el vuelo en los sucesivos hasta los veinticinco.

En estos cultivos asociados, la protección que los árboles prestan a las plantas anuales (en caso de existir), no se hace sensible; en cambio, la sombra, raíces, etc., etc., se nota que los perjudica.

5.ª ¿Cómo se forma más ordinariamente el plantío? ¿Cuántas plantas entran en una hectárea y cuánto cuesta por plantones, ahoyado, etc.? ¿Qué labores recibe la planta?

-Los árboles frutales se forman de plantones con raíz, sacados de viveros: en una hectárea entran de 60 a 70, según clase y el gusto del propietario de ponerlos más claros o espesos; y el valor de los plantones es de una peseta al pie del vivero, y un real el hacer la hoya para plantarlo, envolverlo, estiércol y riego; pero como se puede calcular que se pierden la mitad, por varios accidentes hasta que llegan a perfección, hay que contar un doble o sean 10 reales por árbol. Las labores de la planta después de puesta en la tierra, son las mismas que recibe el suelo para las respectivas cosechas, salvo algún riego extraordinario si lo necesitan en los primeros años, que son por cuenta del propietario.

6.ª ¿Es muy común que el dueño del plantío beneficie los árboles y arriende a un tercero el suelo para el cultivo de hortalizas o cereales? ¿Qué condiciones se pactan en este contrato? ¿Qué parte lleva el propietario en esa cosecha cereal o de huerta? ¿De cuenta de quién son las labores y la simiente? ¿Qué labores ha de dar el arrendatario a los manzanos?

-No solamente es común que el dueño de la finca arriende el suelo a un tercero reservándose el fruto de los árboles, sino que son contados los casos en que se arrienda el suelo y el vuelo. No hay más condiciones especiales en los contratos que las que se desprenden de lo que el uno toma en arriendo y el otro se reserva: el dueño no tiene participación ninguna en la cosecha del suelo, salvo en muy contados casos de arrendamientos de huertas dedicadas exclusivamente a hortalizas, en que el propietario estipula que el arrendatario le dé la que necesite para su casa. Siendo el arrendatario dueño exclusivo del suelo de su cuenta son las labores y simientes, teniendo únicamente la obligación de pagar por la finca el precio de arriendo estipulado, que consiste en unos en trigo sólo, en otros sólo dinero y otros una parte en trigo y otra en dinero. Los gastos de recolección de la fruta, apuntalamiento de los árboles cuando están muy cargados, acarreo, reposición de los que mueren, etc., son de cuenta del dueño de la finca, si se reserva la fruta; si se arrienda con el suelo, se suele estipular que el colono reponga los árboles que se mueren por otros de igual clase, y en compensación se le da la leña del que ha muerto.

La labor que se da a los frutales, es la misma que se le da al suelo para los diferentes cultivos y al propio tiempo; ésta la da el colono.

La explotación es muy diversa: hay propietarios que explotan el vuelo y el suelo, lo que debe producir más rendimiento.

Otros que se utilizan del vuelo y dan por una pequeña cantidad en arrendamiento el suelo, el cual es cómodo y no exige tener ganado.

Otros dan vuelo y suelo a medias, poniendo el propietario la mitad de las simientes y estiércoles; éste tiene los inconvenientes de todo medial.

Otros que aunque les produzca menos, dan suelo y vuelo en renta a metálico, que se paga por el colono al vencimiento del arriendo en 1.º de Noviembre generalmente; este último contrato puede hacerse a todo riesgo, o sea, fruto sano, en cuyo caso aunque haya pedrisco u otro accidente paga lo mismo el colono, o lo más general, a uso de ribera, el cual consiste en rebajar del arriendo el perjuicio sufrido por hielos, pedriscos, nieblas, etc.; en este último caso suele cobrarse algo más, pero en cambio tiene el inconveniente de arreglarse con peritos y ofrecer alguna pequeña dificultad: en cambio, para el colono que tiene pocos medios, es mejor porque no expone tanto.

En el segundo caso, suele a veces el propietario no percibir renta, y sí únicamente los beneficios de que disfruta el arbolado por riegos, abonos, etc., etc., que pone el hortelano.

La contribución y aguas las paga, por regla general, el propietario. Las causas de haber tanta diversidad de contratos, a nuestro juicio, depende de la posición del propietario y colono.

Si el colono es pobre, generalmente no se determina a correr muchos riesgos, pues aunque le den más barato el campo, en un año puede arruinarse; de aquí que en sus tratos procure disminuir las contingencias.

Existen ricos terratenientes, que por no residir en la población en cuyo término municipal radican sus fincas, veríanse precisados a aumentar su administración si quisieran explotarlas por sí, y prefieren, para no cuidar de ellas, darlas en arrendamiento a precio alzado y convenido, aun a sabiendas de que han de obtener menos rendimientos.

Los arrendamientos se suelen hacer a lo menos por tres años, y después año tras año, a no ser que se avisen arrendador o arrendatario antes de la Cruz de Mayo, en cuyo caso fina el arriendo para el día de Todos los Santos, o sea en 1.º de Noviembre.

7.ª ¿Es más segura la cosecha anual del suelo en los manzanares que en las tierras descubiertas? O lo que es igual: ¿abrigan los árboles a la mies contra el frío del invierno y el calor excesivo del verano de una manera sensible y apreciable?

-La cosecha anual del suelo es más segura y abundante en los terrenos descubiertos que en los poblados de árboles en general, y de manzanos en particular. Sin embargo, los árboles abrigan las cosechas en invierno y debido a esto y a los esquilmos en hoja y fruto que de él se desprenden, mientras está en hierba y hasta que los manzanos se cubren de hoja, la cosecha debajo de ellos está más lozana que la que está fuera; pero en el momento que se cubren de hoja y la privan del sol, se ahíla, se vuelca con facilidad y no grana y se pudre. Esto no sucede con todos los árboles frutales, pues hay clases de ramas muy esparramadas y poco cerradas de hoja por cuyos intersticios penetra el sol y circula bien el aire, en cuyo caso, aunque se pierda algo, vale la cosecha que debajo de ellos se cría.

Respecto a las preguntas adicionales, se las puede considerar casi contestadas con lo que dejamos apuntado. Solamente tenemos que repetir una vez más, que en este país el cultivo es mixto de melocotones, perales, duraznos, etc., y a él se refiere la renta y demás que hemos manifestado con ligerísimas variantes, por ejemplo, el peral en cualquiera de sus infinitas clases tarda más en desarrollarse (hasta los ocho años), pero en cambio su vida es mucho mayor que la del melocotonero; éste y el durazno son los de menor duración.

Una vez plantado un campo de frutales, la renovación se reduce a que cada año se reponen los faltos, o sea nada más aquéllos que no arraiguen, o mueren por enfermedad, o se destruyen por los vientos, etc., etc.

Hileras de árboles viejos y otras de jóvenes, de la misma o de distinta clase, no se conocen, pues aunque se intentara, en pocos años desaparecería esta regularidad.

El valor de una tierra a propósito para frutales, es posible sea doble de otra de la misma clase sin ellos.

El precio es muy variable, no ya en las distintas clases de fruta, sino que en cada año suele ser distinto del anterior. La pera de roma, al pie del árbol, hay años que se vende a 2 pesetas la arroba (de 12,5 kilos) y otros a 3 pesetas; el melocotón a 1,75 y otros a 4 y 5 pesetas23; algo análogo puede decirse de los duraznos, manzanas, etc., el albaricoque y la pera de donguindo o clata, hay años que se vende a 2 pesetas, y otros no llega apenas a una.

Asociando las mejores clases de fruta, puede apreciarse que por un quinquenio su valor medio por arroba será de unas 2 pesetas, al por mayor y en el campo.

La fruta se lleva a Madrid, Málaga, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Alicante, Valencia, principalmente la de más valor; también algunas veces a París, pero sin duda no se ha explotado bien el negocio y ha dado mediano resultado.

En los puntos de venta varían los precios, desde 6 pesetas la arroba a 15 pesetas, según clase y años.

Las plantaciones han aumentado considerablemente, pero no creemos sea la causa los tratados de Comercio; pudiera ser la mayor facilidad en los transportes o también la mejor venta que hoy tiene la fruta.

Muchos de los campos que nos sirven de tipo y que seguramente siempre presentaron en la plaza de Madrid las mejores frutas, se ven hoy convertidos en viveros, cuyos árboles se remiten a toda España.




ArribaAbajoCapítulo XIV

Condiciones económicas del cultivo del albaricoquero24


El cultivo del albaricoquero requiere tierras sueltas y areniscas y algo de agua; cargan más de fruto en las tierras calientes, y los frutos son acuosos y poco azucarados en las frescas.

Su reproducción. -Se multiplican por semilla, por injerto y por barbados. En las localidades abrigadas de España se siembran por Octubre y Noviembre, y en las frías por Enero y Febrero. Los albaricoqueros procedentes de semillas dan fruto pequeño, amargo y únicamente útil para dulce seco; pero en cambio dan excelentes patrones para recibir el injerto del albaricoque y del ciruelo.

Variedades. -Muchos son los caracteres que permiten establecer las variedades de esta especie: Duhamel describió 10, y Bon Jadinier 15, sin que a pesar de ello se haya llegado a una verdadera clasificación.

La lista que han dado hasta hoy los autores conceptuados de más observadores, es la siguiente:

1, A. precoz. -2, A. blanco. -3, A. angurnoes. -4, A. común. -5, A. holandés. -6, A. provenzal. -7, A. portugués. -8, A. albérchigo. -9, A. avellana. -10, A. de Nancy. -11, A. real. -12, A. Pourret. -13, A. negro. -14, A. musch. -15, A. gran musch, musch.

Los albaricoques de Toledo, muy apreciados, de almendra dulce, es sin duda la variedad de un árbol vigoroso introducido en España por los árabes, de fruto perfumado, surcado profundamente por un lado y comprimido por el otro, de carne no adherente al hueso.

Los primeros albaricoques que se consumen en la corte, vienen a mediados de Mayo de la provincia de Valencia y procedentes de variedades precoces; los de Toledo siguen en orden a los valencianos, y a éstos suceden los de la campiña de Madrid, que llegan al mercado desde últimos de Junio hasta mediados de Agosto, siendo los más tardíos el común, el llamado francés y el de Nancy.

Veamos ahora las condiciones económicas de cómo se cultiva este frutal en España.

El cultivo de dicha planta, en Toledo singularmente, que es donde más importancia tiene, en opinión nuestra, lejos de obedecer a un verdadero plan cultural, es puramente accidental y caprichoso, mantenido tan sólo por la tradición y las costumbres en determinados terrenos.

En efecto; en los llamados Cigarrales de Toledo, que más que fincas productivas son posesiones de recreo, en donde alternando con el olivo, la vid y otras plantas se ven los albaricoqueros, no puede decirse en rigor, que estos últimos constituyen el objeto principal de la explotación; son más bien un accesorio que rara vez ofrecen un producto remunerador.

Por esta razón se comprenderá la dificultad de contestar con precisión a cada una de las cuestiones o preguntas que abraza el cuestionario que tenemos a la vista.

Esto no obstante, intentaremos hacerlo del mejor modo posible25.

Contestación. -En el término de Toledo no conocemos finca alguna en que al cultivo del albaricoquero se dedique una fanega de tierra. No ha medio, por lo tanto, de hacer la comparación entre estos frutales, es decir, el valor de sus productos con los cereales, prados o tierras destinadas a hortalizas.

Lo único que podemos decir es que los árboles de que se trata se crían por lo común en tierras de secano, pues los citados cigarrales ocupan los sitios más elevados, más accidentados e impropios para otros cultivos.

No ha medio de detallar los gastos de cultivo, interés del capital-tierra, contribuciones, etc., ni tampoco sabemos el valor de los productos, porque la contabilidad es punto menos que desconocida en tales fincas. Esto no puede extrañar a nadie, porque lo mismo sucede en la generalidad de las explotaciones agrícolas de la provincia.

Bien conocemos que esto es un mal, pero desgraciadamente en este país la explotación de la tierra deja mucho que desear en lo que a su aspecto económico se refiere.

Puede formarse un plantío de albaricoqueros o alberchigal, del modo siguiente:

Se toman almendras dulces o amargas (se prefieren éstas), y se colocan en agua por espacio de veinticuatro horas, a fin de que se ablande el hueso para facilitar la germinación.

Una vez preparadas las almendras, se colocan dos en cada uno de los hoyos, previamente dispuestos, cuya operación o siembra se verifica a principios de invierno.

Las dimensiones de esos hoyos han de tener media vara en cuadro y lo mismo de profundidad. La distancia de estos hoyos deberá ser de siete varas en todos sentidos.

No creemos necesario entrar en más detalles acerca de la operación, que es análoga a la de otros frutales, pero sí añadiremos que nacidas las plantas y cuando han llegado a la edad de tres o cuatro años, se cortan los almendros entre dos tierras por el mes de Febrero, y en los nuevos brotes se injertan en Mayo siguiente.

El injerto debe ser de canutillo, que es muy seguro, y para esto se tomarán las cortezas con yemas de los mejores albaricoqueros de hueso dulce.

Muy variable es el coste de la plantación, pues depende en primer término de la naturaleza del terreno, de su mayor o menor fondo, de la época o estación del año en que se hayan de abrir los hoyos y de la manera de ajustar estos trabajos a jornal o a destajo.

En este último caso, se suelen pagar unos seis céntimos de peseta por cada hoyo de las dimensiones indicadas.

En los cigarrales, cuyo suelo ya hemos visto que es de malísima calidad y de poco fondo, un alberchigal necesita ocho o diez años para dar una renta apreciable después de injertado; y para adquirir todo su desarrollo y máxima producción, unos veinte años.

Claro está que en condiciones agrológicas más favorables, esos plazos serán menores.

Ya hemos dicho más arriba que no es posible establecer comparaciones de cosechas entre la unidad superficial de un plantío de albaricoques y uno sembrado de trigo, porque mientras esta gramínea ocupa toda la extensión de terreno, los frutales indicados alternan con el olivo, la vid y otras plantas.

En los terrenos destinados a plantíos de albaricoqueros, no se siembran cereales ni mucho menos plantas forrajeras.

Estos cultivos intercalados están condenados con razón por la teoría y la práctica.

Por lo demás, debemos decir que la transformación de una tierra de pan llevar en alberchigal, ofrece pérdidas seguras y no hay ejemplos en esta localidad de semejante empresa. Más accesible nos parece el cultivar simultáneamente el albaricoquero y las hortalizas, con las precauciones necesarias.

No se cultiva el albaricoquero asociado a los cereales, ni a las plantas pratenses, y si alguna vez en las huertas se cultivan algunos de aquellos frutales, sin número es muy reducido y, por consiguiente, no cabe hacer cálculos económicos sobre estas plantas.

En el término de Toledo los arrendamientos de los cigarrales se hacen por uno o más años, pagando el colono al propietario la renta convenida por el aprovechamiento de la finca, en la que, según hemos dicho, se cultivan el olivo, la vid, almendros, perales y albaricoqueros.

En el caso, no muy frecuente, de arrendar los cigarrales, es cuenta del colono todo lo que se refiere al laboreo y cultivo de las plantas cuyos productos le pertenecen.

Bien quisiéramos haber suministrado los interesantes datos que se piden en el cuestionario, pero como hemos dicho al principio, el cultivo del albaricoquero en esta localidad no tiene, por hoy, la importancia que se le supone.

Por lo demás, creemos que, tanto esta planta como otras muchas de la familia de las rosáceas, deberían cultivarse en grande escala en los ricos aluviones de la ribera del Tajo.

Destino que se da al fruto. -El albaricoque se come crudo, en compota, en dulce seco, en mermelada, en pasteles, etc., etc.

En algunos países donde encuentran difícil salida, por falta de vías de comunicación o alejamiento de mercado, se abren en dos partes los albaricoques maduros, al igual que se hace con los melocotones abridores, y después de secos al sol o en un horno, se conservan para el invierno en un paraje seco: la forma más frecuente de usarlo, consiste en ponerlos a remojo, cocerlos con azúcar y convertidos en compota, comerlos.

La madera sirve para obras de torno. Está hermosamente veteada, se pulimenta con dificultad, pero tiene en su contra la de que se abre y descompone con facilidad.




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Notas, ideas y pensamientos


Los árboles. -Vivos, regulan con sus funciones la vida de la Naturaleza muertos, regulan con sus despojos la vida social. Vivos o muertos, los árboles nos acompañan doquiera en el curso de nuestra vida, como si fuesen una dilatación de nuestro cuerpo o el ángel tutelar de nuestro espíritu. Al nacer, nos reciben cual madre cariñosa en las cuatro tablas de una cuna; al morir, nos recogen cual clemente divinidad, en las cuatro tablas de un ataúd, y nos restituyen al seno de la madre tierra, de donde ellos y nosotros hemos salido; y desde la cuna hasta el sepulcro, no hay minuto en que podamos declararnos independientes de ellos, ni órgano de la casa que no se reconozca pariente suyo en línea recta, ni átomo de su cuerpo que no sirva a alguna de nuestras necesidades. Conforme progresan éstas, la virtualidad del árbol se desenvuelve en nuevas manifestaciones, y progresa también: llega un día en que no necesitamos de sus valientes troncos para sostener el techo de nuestras viviendas, porque los ha destronado el hierro, ni de sus próvidas ramas y jugos para cocer nuestros alimentos ahuyentar el frío y las tinieblas de nuestras habitaciones porque los ha suplantado en estos oficios el carbón mineral pero entonces su potencia se metamorfosea, y el árbol se convierte en vehículo de nuestras ideas y medio de comunicación entre los hombres, en el poste del telégrafo y en el papel de madera. Lo que ayer era negro carbón, es ahora blanca hoja de carta y de periódico. Ayer calentaba los cuerpos; ahora ilumina las inteligencias. Ayer congregaba en torno del hogarlos miembros dispersos de la familia; hoy reúne en la santa comunidad del pensamiento a todos los pueblos y razas que componen la gran familia humana. Muriendo la muerte de la Naturaleza, el árbol se ha dignificado, ha adquirido una vida superior, de tosca materia, casi se ha convertido en espíritu.

Árbol maderable de gran producción. -En los países calientes; eucaliptos. Para los frescos: castaño. -Hemos quedado en que la viña produce mucho por hectárea a los cinco o seis años. -Pues bien, hay árbol que puede dar su primera cosecha de madera a los cuatro o cinco, y producir 250 pesetas por hectárea. Ese árbol es el eucaliptus. La zona propia de esta explotación es la que circunda a toda cuenca carbonífera. La explotación del carbón de piedra consume cantidades enormes de madera de entibo, y el pino y la encina escasean, crecen lentamente, están lejos, y son caros por tanto. Como el entibo de las hulleras puede hacerse con madera rolliza y de cortas dimensiones, los eucaliptus, tratados con inteligencia, han crecido lo bastante a los cinco años, a veces aun a los cuatro, para que puedan dar 500 quintales de madera por hectárea.

De las observaciones que venimos haciendo tiempo ha respecto a los años que pueden ser precisos para formar un plantel de arbolado de las ricas especies reseñadas, hemos deducido que las explotaciones de arbolado pueden rendir excelentes resultados al cabo de seis a diez años, según las especies, no consagrándose a producir árboles de inmenso diámetro, cada uno de los cuales pasa cien años ocupando una superficie notable de terreno, en cuyas inmediaciones anula por completo la producción de otras plantas. Produciéndose muchos pies de arbolado de un diámetro que tenga aplicaciones ventajosas, en pocos años también se hace la repoblación y se obtiene de esta manera la debida regularidad en la venta de estas fincas, que se hará seguramente cuando los particulares comprendan que no es preciso esperar cincuenta años para explotar un monte.

El roble, a los diez o doce años, traviesas para ferrocarriles, viguetas, tablas, etc. El haya, a los diez o doce años, duelas para barriles, o tablones para carpintería y ebanistería.

Aliso y álamo blanco, a los diez años, madera buena.

Castaño y nogal, a los seis años, da ya gran provecho. El nogal, fruta para dar buena renta, porque estando toda la superficie cubierta con la copa, la fruta tendrá bastante importancia, a diferencia de si se plantan a gran distancia y hay que aguardar cuarenta o cincuenta años para que cubran toda la superficie. Años sucesivos, las entresacas darían madera.

Castaño, a los seis años se dejan los mejores para fruta injertándolos (y a los tres años, fruta necesaria para cubrir toda la superficie, dejándolos a seis pies de distancia), cortándolos en dicha edad para duelas, lo mismo que las entresacas sucesivas de los frutales.

¿Pero producirá fruto estando juntas las copas y no penetrando el sol y aire, y no habiendo paramentos verticales productivos para igualar el fruto de los árboles grandes?

Un estado de árboles. -En la página 180 del libro Pluralidad de mundos, de Camilo Flammarión, se lee esta noticia:

«A estas creaciones novelescas pudiera agregarse el Elixir del diablo, del fantástico Hoffman, cuento maravilloso en el cual el narrador expone las peripecias de un viaje subterráneo al centro de la tierra. El viajero cae cierto día desde el fondo, de un precipicio a un abismo, cuyo abismo es el interior del globo terrestre. Continuando su caída, llega al planeta de Nazar, mundo que ocupa el centro de esas regiones interiores, y habitado solamente por árboles. Refiere muy prolijamente los trajes, las costumbres y el estado social de los cedros majestuosos de las encinas ambiciosas, de los mirtos elegantes...; su destierro al primer satélite de esta tierra inferior, Martinia, habitado por monos...»

La morera y la industria de la seda. -El Colegio del arte mayor de la seda, de Valencia, dirigió en Septiembre de 1898 una solicitud-circular a los alcaldes de la provincia recomendándoles el replantío de moreras en sus respectivas localidades.

En el documento se recuerda la importancia que tuvo en otro tiempo la industria, servícola valenciana, que fue una de las más abundantes y seguras fuentes de riqueza del país y una de las producciones españolas más estimadas en todas partes.

Según datos que se conservan en el archivo de este Colegio -dice la circular- en el año de 1796 en que ya no era sombra aquella producción de lo que había sido en los dos siglos precedentes, se consumieron en la fabricación de tejidos de seda de esta capital 482.512 libras de seda, toda ella cosechada, hilada y torcida en este reino, excepción hecha de la que se extraía para distintas fábricas de la nación.

Hoy puede asegurarse sin género de duda que no llega a una tercera parte de aquélla la que se produce en España.

Para hacer renacer el antiguo esplendor de tan productiva industria y levantar el decaído espíritu del agricultor en lo que toca a la cría del gusano de seda, excita el Colegio a que se haga un replanteo de moreras en los caminos vecinales de cada término municipal.

Con ello podría obtenerse hoja suficiente para la alimentación del insecto, y con ello un gran beneficio el industrial, sin perjudicar en nada los intereses del Municipio.

Lejos de ello, éstos podrían obtener un saneado producto, puesto que está calculado que cada 1.000 moreras pueden dejar un beneficio de 1.500 pesetas anuales, cantidad que no da árbol alguno de los que acostumbran a plantarse.

Los agricultores alimentarían con la hoja de dichos 1.000 árboles 38 onzas de simiente del gusano de seda, dando por resultado que recogerían los cosecheros 300 arrobas de capullo que al precio de 75 u 80 pesetas la arroba (el alcanzado el año actual), importaría la suma de 22.500 pesetas a 24.000 en su caso por cada 1.000 moreras en producción, cantidad no despreciable en los tiempos que alcanzamos, y que serviría de ayuda y aumento a la propiedad de los agricultores de cada población.

El pensamiento del Colegio del arte mayor de la seda no puede ser mejor.

Si su excitación surte los efectos apetecidos, puede al cabo de algunos años la región valenciana resucitar una industria que tanto contribuyó a su prosperidad y no poca importancia la dio en los mercados de Europa.

Plantas cuyo cultivo es llamado a desaparecer por el progreso de la química sintética. - Las artes químicas sustituyen a los cultivos agrícolas, y la fabricación en grande de la vainillina, descubierta por Tiemann y Harmann suprimió el cultivo de la vainilla, como la fabricación artificial eminentemente económica de la alizarina y la purpurina descubierta por Groebe y Liebermann, han desterrado el cultivo de la rubia o granza; y el reciente descubrimiento de la síntesis de la indigitina por Baeyer está ya amenazando al cultivo de los indigofera.

Esto no son fantasías: son ya realidades. Considerad la crisis que padecen algunos departamentos franceses desde que se descubrió la síntesis de la alizarina que hoy se fabrica en grande y a precios muy económicos, enviando al retiro como inválida a la granza, a la cual debían una buena parte de su prosperidad aquellos departamentos: recordad la crisis de nuestras Canarias, desde que se descubrieron los colores de la anilina, reemplazando a la cochinilla, etc., etc. Todavía el indigo de la industria es más caro que el de la agricultura americana y asiática, pero no tardará en ser más barato; todavía no se ha descubierto la fabricación de vino, pero todo se andará: se trata de un hidrocarburo, y los hidrocarburos son muy dóciles y obedientes a los conjuros de la química sintética. ¡Pero las frutas! ¡Yo desafío a Berthelot y a todos sus discípulos que fabriquen un melocotón de Aragón!

Árboles de pan. -Hay árboles privilegiados cuyos frutos son como pan confeccionado, con que se alimentan exclusivamente pueblos enteros. Tales son en Europa la hignera, el castaño y aun la encina; en Asia el bananero o plátano; en África la palmera y cocotero; en Oceanía el artocarpus llamado por antonomasia árbol del pan, y en América, ananas o piña y el papayo.

Bajo el hermoso cielo que disfrutan las islas del Océano Pacífico entre los trópicos, tres árboles alimentan un hombre durante ocho meses del año porque sus frutos se renuevan sin cesar. En los cuatro meses en que el árbol es estéril, los oceánicos comen sus frutos conservados bajo tierra en agujeros en que experimentan una especie de fermentación. «La vida, dice Cook, es fácil en estas islas afortunadas; 10 árboles bastan al alimento de una familia, porque su madera sirve a la construcción de canoas y la corteza es empleada en tejer vestidos.

»El manihoc es en América lo que el trigo en Castilla, el maíz en Asturias y el arroz en Valencia.

»El cuaque es la raíz del manihoc seca y tostada después de salada y prensada. Un individuo, por comedor que sea, se mantiene con tres cuarterones diarios. Se prepara echando agua o caldo sobre dos onzas de cuaque que es lo suficiente para una comida.»

Falsificación de frutas. -Un periódico americano describe una visita hecha por varios de sus redactores a una gran fábrica de frutas en conserva, dando interesantes detalles que prueban los prodigiosos adelantos hechos en esta industria. Lo más curioso es, que para la fabricación de las frutas en conserva no se emplea fruta.

A la vista de los visitantes se fabricaron conservas de grosellas, albaricoques, fresas, frambuesas, uvas, ciruelas y otras frutas delicadas, sin que hubiera en el establecimiento ninguna de ellas. En vez de frutas, emplean nabos partidos en trozos, y el gusto y el olor se daban con esencias extraídas de la brea.

El azúcar empleado era legítimo, esto es, de caña.

En Francia se lleva esta fabricación más adelante, pues ni aun el dulce de la conserva está hecho con azúcar. La gelatina o jalea de la fruta es sustituida por una gelatina hecha con conocimiento de algas marinas y azúcar glucosa, obtenida de la fécula de patata; el gusto ácido se da con ácido cítrico; el color rosado con cochinilla; los demás colores, con otras materias colorantes, y el aroma, con éteres obtenidos artificialmente.

Estamos faltando a nuestros deberes para con la Europa: Europa necesita alcohol en forma de vino para calentarse azúcar en forma de frutas para refrigerarse, y hoy por hoy, sólo nosotros podemos proporcionárselos. Faltábamos a nuestro deber no surtiendo de vino a los países del Norte, cerrándonos voluntariamente sus mercados con nuestra política arancelaria y ahuyentando voluntariamente de nuestro suelo la vid por el ciego empeño de cultivar el trigo: y Europa se embriagaba y se envenenaba con aguardientes de granos y de cañas y brebajes de campeche, ajenjo y otros venenos. Hoy ya, reconocido el error, hemos abierto las fronteras y plantamos de viñas nuestros campos, etc. Pues lo que antes pasó con el vino, pasa ahora con las frutas. Europa siente imperiosa necesidad de ellas, y como no la satisfacemos nosotros, pone fábricas de conservas de albaricoques, de uvas, de ciruelas, de melocotones, en que no hay ni azúcar, ni albaricoques, ni uvas, ni etc.; en que hacen veces de fruta rodajas de remolacha o de nabo gallego, en que el azúcar no es de caña ni de miel, sino fabricada con cocimiento de algas marinas, y cuando no, con calzoncillos viejos, y el gusto ácido, con ácido cítrico, y el color de rosa con cochinilla y el aroma con éter. ¿No es un delito, señores, que consintamos semejantes profanaciones, debidos al genio de la falsificación y de la mentira, cuando tan fácil nos era evitarlos con nuestros melocotones de Aragón, nuestros albaricoques de Denia y de Toledo, y en los cuales centellea y sonríe nuestro brillante sol de Mediodía....?

Las grandes luchas en agricultura. -La agricultura tiene dificultades naturales de que carece la industria: puede resumirse la principal diferencia entre ellas en lo siguiente: las fuerzas que la industria emplea están en la mano del hombre: las que emplea el agricultor, no. El industrial, necesita agua? lleva su caldera con 10 ó 12 cántaros; necesita calor? echa algunos tizones o algunos pedazos de carbón en el hornillo. Con esto sólo la fábrica funciona, y el trigo le hace harina, y la harina pan; la lana hilo, el hilo tejido; el hierro carril y planchas: etc., le sobra agua? abre un grifo; le sobra calor? quita ascuas del hornillo, abre la válvula de seguridad. Y el agricultor? -Calienta demasiado el sol? que vaya a quitar ascuas del sol: hace frío? que vaya a descorrer la cortina de nubes o a disipar las nieblas. Necesita agua? que vaya a provocar la lluvia. Le sobra agua? que vaya a poner toldos sobre sus campos. El tejedor pone hilaza en su máquina y sabe que le saldrá hilo y en qué cantidad: el molinero pone trigo en su granza y sabe que le saldrá harina, y en qué peso. Es pura matemática. El fabricante de licores pone vino y sabe cuánto aguardiente le saldrá. Pero el labrador pone simiente en la tierra y no sabe si le saldrá trigo o cáñamo: va abandonado a lo desconocido: todo son eventualidades, no cabe la previsión ni el cálculo: pone en la tierra, tantos kilogramos de potasa, de fosfato, etc., que técnicamente deben darle tantas fanegas de trigo o de otro cereal, pero para eso hace falta que la máquina funcione, y eso no depende de él: las nubes no tienen tornillos ni válvulas. Que no? Pues sí: un pantano es una válvula, un regulador; su puerta es un tornillo.

Es doloroso pensar que Inglaterra con peor suelo, con peor clima, con menos variedad en sus producciones, no pudiendo cosechar vino, ni agrios, ni seda, ni tabaco, ni algodón, ni almendras, sin embargo, sus tierras produzcan triple o cuádruple renta que las nuestras, sus carneros den más carne y mejor lana, sus vacas sean más precoces y den más leche y pesen más que las nuestras, sus campos den más trigo, sus montes más hierba (¡y todo sin escuelas de agricultura!). Inglaterra es una escuela de agricultura para los agricultores de Europa.

En el verano de 1882, como ya tres años o cuatro antes había sucedido en el riñón del Pirineo, pueblos enteros tenían que ponerse a ración de agua porque se les secaban las fuentes. Leguas más abajo, por ejemplo, en Binaced, donde el Pirineo concluye, los vecinos ricos tenían que ir a buscar agua a los ríos distantes ocho horas, jornada y media cada cuba, y dar agua al pobre como limosna. ¿Comprendéis lo que esto significa el agua de limosna? Nada de arbolado, nada de huerta, la tierra rojiza como sangre, las montañas peladas como una maldición, nada de sentimientos humanitarios que la Naturaleza inspira; nada de limpieza ni de higiene, la ropa sucia, el cuerpo sucio, la miseria señoreándose, aspirando las emanaciones de los estercoleros, nada de arbolado, cuece la comida con excremento de vaca o de asno, si quiere calentarse debe recurrir a la cuadra... ¡Hablad a ese pueblo de jurado, de escuela, de democracia! ¡Habladle de ideales exteriores ni interiores, de marina militar, de empresas guerreras, etc.! El Gobierno será para él un castigo, la religión un fetichismo, Dios un ser arbitrario que unas veces responde a las rogativas con lluvia, otras con pedriscos y otras permanece sordo a las demandas y súplicas. Con razón se ha dicho que el termómetro de la civilización de un pueblo es la cantidad de jabón y de agua que consume. El pueblo que bebe el agua de limosna debe tener el cuerpo sucio, y cuando un pueblo tiene sucio el cuerpo, también tiene sucia el alma: ese pueblo, obligado por la fatalidad de la Naturaleza y por la ineptitud de los gobiernos a apreciar el vino en más que el agua, ha de ser el pueblo de la sangre, encendida, el pueblo del corazón duro como roca, el pueblo de la blasfemia, el pueblo de la edad de hierro y de la navaja; ese pueblo ha de hallarse infestado de criminales, como la India está infestada de tigres y serpientes: en tal pueblo no ha de ser posible la verdadera civilización, que no es verdadera si no arranca del hombre interior. Y he aquí porque os digo, señores políticos, que a tal pueblo antes que nada debéis darle agua para regar sus campos y cuerpos, porque el principal trabajo de nuestra política debe ser el trabajo aquél de Hércules que consistió en limpiar a sus soldados echando un río sobre ellos.

Dar de beber al pueblo sediento es más que una obra de misericordia, una obra de justicia, porque no debe dársenos el agua como limosna, sino como derecho; porque el programa de un partido progresivo debe encerrarse en esto: regar es gobernar.

Cultivos flotantes. -En China hay cultivos flotantes. De modo, que ya sabemos para el día que faltaran tierras, como extender el suelo arable: grandes cajones de palastro y en bahías tranquilas. Pues bien, suponed que esto podemos hacerlo en forma de cultivos aéreos, en las barquillas de globos aerostáticos (parras por tejados, jardines de Semíramis). Pues bien, señores, esto son los árboles, especie de globos cautivos que conquistan para nosotros los aires y que nos dan ricos productos gratuitamente: 1.º, porque almacenan hidrocarburos, y 2.º, porque el cultivo del suelo aprovecha al del vuelo.

Cuando veo un árbol frutal, coronado de flores, abiertos los brazos en todas direcciones, rasgada su generosa corteza por mil puntos para que por ella se derrame su savia sangre, como otros tantos pechos que nos amamantan, cuajado de mil y mil, frutos de colores espléndidos, como gotas de sangre, me parece que veo el leño sagrado de la redención elevado en la cumbre del Gólgota, con el Cristo coronado rey, extendidos los brazos, abierto en mil heridas, ofreciéndonos su carne y su sangre para redimirnos del pecado.

Encina trufera. -Cultivo lucrativo de la trufa. -En un libro enteramente original, se nos da a conocer los métodos de plantaciones a que los propietarios de las garrigas, recurren en la Vaucluse. Consiste en sembrar encinas truferas y cultivarlas según ciertas reglas que vamos a exponer26.

La repoblación de los montes debe ser ayudada por los particulares, pero los particulares no la ayudarán eficazmente si no se les enseña el modo de obtener productos inmediatos de sus plantaciones, como los obtienen de la viña. En vano demostraríamos a los labradores la conveniencia de viñedos, si los viñedos tardaran medio siglo en dar al capital un interés conveniente; pero lo dan en cinco o seis años, y la viña se extiende rápidamente desde el Ebro avanzando veloz por las grandes llanuras de Castilla.

El Congreso Forestal de Carpentras (1862), que comprendía los agentes de Bouches de Rhône, Vaucluse, Gard, Drôme, Ardèche (departamentos productores de trufas), después de haber imitado las plantaciones de Mr. Rousseau (Puits de Plant) y discutido extensamente, declararon que la encina trufera está llamada a desempeñar un gran papel en la repoblación de los montes.

M. Loubet, presidente del comicio agrícola de Carpentras, resumiendo el conjunto de los cultivos de M. Rousseau dice: «Urge propagar este útil descubrimiento y multiplicar la encina trufera doquiera que el suelo y el clima lo permitan. Sería, creemos, el medio mejor de hacer adelantar esta gran cuestión, tantas veces agitada y todavía no resuelta. Lo que hasta aquí ha hecho retroceder a los propietarios es la perspectiva de los anticipos considerables que exigiría la repoblación, junto con la incertidumbre de los beneficios futuros. Las plantaciones de encinas truferas harían desaparecer ese gran obstáculo, puesto que aseguraría a los propietarios, en un plazo relativamente corto, rendimientos muy superiores al interés del capital, consagrado a la operación».

Después de todas estas autoridades, M. Jacques Valserres, cita un último testimonio que debe ser de un gran peso en la cuestión. Es el resultado de las deliberaciones en el Congreso forestal, arriba citado, celebrado en Carpentras en 1862. Este Congreso comprendía, como queda dicho, los agentes de las Bocas del Ródano, de Vaucluse, del Gard, de la Drôme y del Ardèche. Todos estos departamentos producen trufa. Después de haber visitado las plantaciones de Mr. Rousseau y haber discutido largamente acerca de ellas, la reunión declaró que la encina trufera estaba llamada a desempeñar un gran papel en la repoblación. Esta decisión, tomada por hombres competentes, es la mejor sanción que se puede dar a los extractos que acabamos de reproducir.

Estas citas y otras que podríamos invocar, demuestran las relaciones íntimas que existen entre la repoblación y la truficultura... Es evidente que hoy, con una prima de 50 francos por hectárea, se determinaría a los propietarios de tierras incultas en el Mediodía, a plantarlas de encinas truferas. Ahora bien, como todos los años consagra el Tesoro un millón a la repoblación. Con esta pequeña suma empleada en primas, se podría plantar por año 20.000 hectáreas, mientras que con el sistema actual apenas si se repuebla 2 ó 3.000.

M. Jacques Valserres refiere además, en su libro, que en el monte Ventrux, los agentes forestales, en vez de sembrar encinas, han querido sembrar esencias resinosas, y que estas siembras no han tenido éxito. ¿Por qué querer cubrir el suelo de árboles que antes de un siglo no darían ningún producto, al paso que plantando encinas, pasados los diez años, se alcanzará un producto de 500 francos por hectárea? No es necesario que los agentes forestales hagan el arte por el arte. En interés general basta que se cubra el suelo denudado de esencias que lo pongan al abrigo de las inundaciones y lo impidan ser abrasado por el sol. Si la encina trufera cumple este doble fin, ¿por qué no darle la preferencia? Plantando de encinas truferas todas las garrigas comunales de Vaucluse, se creará, en corto plazo, recursos a los municipios, mientras que cubriéndolos de esencias resinosas no tendrán en un siglo rendimiento alguno. Si, por el contrario, la operación es hecha por el Gobierno, se hallarán sin recursos dichas municipalidades de las garrigas por un tiempo indeterminado, hasta que hayan podido reembolsar al Tesoro. Es, pues, muy importante que el ministro de Hacienda y el director general de Bosques no dejen a sus agentes empeñarse en una vía que retardaría indefinidamente la repoblación de las tierras incultas en el Mediodía, cuando el sistema adoptado por los particulares le sería eminentemente favorable.

Otro Cuba que se pierde27. -Un río civil, de cabecera y flancos arbolados, de corriente esparcida fuera de cauce, por un sistema arterial hidráulico, que empapa y fecunda el suelo cultivado, -se me representa como un camino que anda, transportando convoyes y trenes sin fin cargados de pan, vino, leche, aceite, carne, pescado, frutas, huevos, legumbres, hortalizas, granos, azúcar, flores, lana, seda, lino, cáñamo, pieles, leña, madera, ganado, fuerza, para sustento y regalo del hombre.

Un río decadente y en ruinas, de cabecera calva y flancos desgarrados, surcados de torrentes, de cauce rígido, extraño a las tierras que lo encajonan y oprimen, sin nada que reprima o modere el formidable trabajo de denudación y acarreo, -después de haber descarnado la espina dorsal de la cordillera y de sus estribaciones, transporta los detritus, formados en millones de años, al valle somontano, y con ellos destruye la obra del hombre, como antes la obra de la Naturaleza, dejando tras de sí la desnudez y el hambre, con su horrible séquito de lágrimas y de maldiciones, crímenes y suplicios. Con la tierra muelle que lleva en suspensión desde hace muchos días, el solo Ésera, hermano del Segre, más que río, imponente brazo de mar, y los hermosos huertos, substancia y ornato de la villa, que le veo arrastrar en este mismo instante desde mi despacho ¡qué isla tan grande, tan fértil, tan amena se podría formar!

Los montes se han despoblado de árboles y las campiñas de hombres, porque no se despobló la política de oligarcas y de caciques, que era, condición previa sine qua non. Los que en estos días han ido de Madrid a visitar los ríos de la decadencia en acción, y han visto calles, poblados, viviendas, ajuares, aperos, mercancías, fábricas, azudes, acueductos, regadíos, plantaciones, sotos, familias humanas, animales domésticos, sepultados bajo la corteza del Pirineo que las inundaciones han mudado de asiento, habrán podido exclamar al frente del azote, parodiando a otro estimable artista y pésimo político el hijo de Enobarbo: «¡Es la patria que pasa: otra Cuba que se pierde; nosotros que seguimos gobernando!»

¡Ay! Que siguen y que seguirán. El estudio de la historia y de la psicología nacional, confirmando la experiencia propia, me ha enseñado que el español no posee, acaso ni en potencia, la cantidad de cerebro y de puño, de carácter y de voluntad, que se habría menester para sanar el cuerpo social de una dolencia así, que no es meramente parasitaria, sino constitucional y orgánica. Carecemos de hombres superiores y tendrán que venir de fuera, dejando de ser España persona sui juris.




ArribaCapítulo XVI

Ideas sintéticas acerca del arbolado


He tratado de estudiar el arbolado, no en los libros que tan a menudo engañan (por la manía de estudiar la Naturaleza no en sí misma, sino en aquéllos) porque se copian unos a otros, sino en la realidad. Yo creía, como la generalidad, que sustituir el trigo por la viña, pase: uno la ve crecer; ¡pero por el arbolado! ¡Gastar para los nietos! Y me decía: ¡si se pudiera acelerar el crecimiento del arbolado como el de la viña! Y así como me iban llegando datos iba observando con júbilo que no cuesta más que una viña una pomarada, un almendral, un castañal, un naranjal, un higueral, un olivar. ¡Cómo, me decía yo, los almendros, los naranjos, las higueras, etc., atraviesan el período de su juventud en igual tiempo que tarda en formarse una viña, en menos tiempo que tarda un hijo en seguir una carrera! ¡Luego ya podemos librarnos del miedo que nos impedía consagrarnos a los plantíos! Y no ya el peral, el naranjo, el castaño, etc., hasta la encina, hasta la palmera, el tenor de la economía moderna, tan impaciente, ¡dando a los doce años cosechas superiores a la del trigo! Luego ya podemos desechar los antiguos temores: -Primero. -Hay que buscar especies precoces en todos los plantíos, porque para cada región se requiere su especie: en Baleares no se puede cultivar el castaño, pero sí la higuera y el almendro: en Asturias no se puede el almendro, pero sí el castaño: en Zaragoza no se puede la palmera, pero sí el olivo: en los salitrales de Elche no se puede el olivo ni la vid, pero sí la palmera, etc., etc.

Segundo. -Hay que estudiar la cuestión del arbolado porque no todo ha de ser viña. La fórmula de la agricultura se concreta y hace más precisa y desciende más al por menor a medida que se piensa más en ello. Antes dije cosa distinta: ahora digo: cuarta parte de cereales, cuarta de viña, cuarta de pastos y cuarta de arbolado frutal. ¿Y mercado? ¡Mercado! Toda la Europa. Debemos ofrecerle alcohol para calentarle, azúcar con nuestra fruta para refrescarle; multipliquemos la variedad de las cosechas, porque así estaremos más seguros (sequias, filoxera y demás plagas, y el comercio exterior será más animado), y por aquí además se entrevé una parte de solución al problema de la repoblación. Ya he dicho al principio que sin duda todo esto lo dirán los libros, pero también he dicho que yo no estudio agricultura en los libros, porque me inspiran desconfianza, porque generalmente están calcados unos sobre otros, se copian, se repiten...

Todavía, sin embargo, me objetaba yo: si, vienen en pocos años, pero mientras tanto hay que dar labores a la tierra sin provecho, porque la tierra no produce, ¿y de dónde sale el capital para tanto? Pero así como fui observando, vi que no hay tal, que el árbol se va formando mientras el antiguo cultivo cereal o de huerta continúa en derredor, porque como es tan pequeño no tiene modo de ahogar a la gramínea o planta que se cultive, y unas mismas labores y riegos y cuidados sirven a uno y a otro cultivo. Cuando el arbolito crece, el cultivo anual mengua, pero va produciendo el árbol, como cuando va escondiéndose el sol va elevándose y luciendo la luna.

Todavía me quedaban dudas: el árbol requiere tantos cuidados, riegos, vigilancia, labores, abonos, etc., etc. ¿No absorberían la parte principal de los productos? Y con gran sorpresa mía llegué a este resultado: «¡El cultivo de los árboles es gratuito!» Se costean a sí mismos, todo el gasto se reduce al de recolección: es el ideal del cielo de los egipcios. Pero ¿los riegos, cuando el árbol es de regadío? ¡Gratis! ¿Pero las labores del suelo, el aporcar, etc.? ¡Gratis! ¿Pero los abonos? ¡Gratis! ¿Pero la guardería? ¡Gratis! Es una gratuidad inexcusable: hasta la recolección es gratis a veces. ¿Pues cómo eso? Hay frutos que llevan consigo con que sufragar los gastos de recolección: es como si los niños nacieran llevando el oro para educarse. Del almendro, ¿qué buscamos? El almendrón para postres, horchatas, pastas, etc. Pues el almendrón lleva tres cubiertas: la primera, verde, sufraga los gastos de recolección; la segunda, dura, los gastos de romperla. Pero no me refiero a esto, no: al decir que el cultivo sale gratis, tengo delante, en el pensamiento, una de las más felices combinaciones que ha discurrido, que ha podido discurrir el instinto jurídico del pueblo: por la separación del vuelo y el suelo entre capitalistas y trabajadores. Después de haber estudiado Derecho toda la vida, no había leído nunca esta forma de arrendamiento, porque en Derecho sucede lo que en agricultura, que los autores se copian, no estudian la Naturaleza en la Naturaleza; y no estando en los libros dicho se está que esta forma de contrato no está en las leyes, porque los legisladores no buscan el Derecho positivo donde está, en la vida real, sino en donde no está, en los libros y en las aulas, en vez de coleccionar el Derecho que está en el archivo viviente de la tradición popular, colecciona el Derecho archivado en códices y libros empolvados que no es más que una imagen, a menudo imperfecta, deformada e incompleta de aquél. Globos cautivos; y en vez de estudiar Derecho en los aldeanos, lo estudian en Bartulo y Baldo y en Gregorio López...

A medida que iba descubriendo esto, me sentía inundado de una alegría infinita. Pan confeccionado. Nodrizas de la humanidad. Abrazaba en espíritu a los árboles, y como San Francisco les decía hermanos, yo les llamaba redentores: los redentores de la agricultura española. Ahora me parecen más: me parecen los redentores del hombre. Cuando veo esos simpáticos bienhechores de la humanidad extender sus raíces por el suelo calladamente, y sus redes de hojas por los aires extendiendo liberalmente sus brazos, ofreciendo su sangre (sin exigirnos una sonrisa de agradecimiento) así a los buenos como a los malos, me descubro respetuosamente ante ellos...

De manera que ni la recolección siquiera tenéis que pagar; que los pobres árboles, no sólo os ofrecen pingüe cosecha de frutos pendiente de sus ramas, sino que, como si conocieran nuestra avaricia y nuestra ceguedad, dejan el campo, van a nuestra casa, sacuden sus cargados brazos, depositan en nuestros graneros y cámaras la riqueza que han elaborado, y sin quejarse, sin pedirnos nada, ni reclamar siquiera nuestra gratitud vuelven calladamente al campo, imagen viva de la caridad, que como dice San Pablo no es vocinglera, y otra vez se filtran en el suelo, en la dura corteza de la tierra para proseguir su tarea creadora, obreros incansables y gratuitos cuyo salario paga el cielo y que jamás se declaran en huelga, ni reclaman reducción de horas de trabajo, ni entonan el himno de Riego, ni vociferan gritos subversivos, ni conmueven los cimientos del orden social. Tan generosos y tan voluntarios para el trabajo, que cuando la sequía, o el hielo o el granizo les destruyen la flor, dan muestra de un verdadero sentimiento y yo he visto a orillas del Cinca, en medio de una viña apedreada por el granizo, varios manzanos cuajados de flor, como si los hubiese nevado, en pleno mes de Agosto: la piedra les había privado de sus hojas y de sus frutos, y como si se hubiesen compadecido del amo para quien trabajaban, y no queriendo, a pesar de eso, permanecer estériles para su amo, se habían atrevido, mediado ya el verano, a intentar una segunda cosecha. Me conmovió la noble solicitud de aquellos pobres árboles, y debo confesar que me parecieron seres inteligentes y bondadosos, más bondadosos y más buenos que los hombres, que cuando ha pasado por nosotros el vendaval de la desgracia y ha marchitado una vez en nuestra alma los generosos ideales que alentaban al calor de la edad primera, presa del desengaño, pocas veces nos queda en el corazón savia bastante para alimentar ideales nuevos y antes bien, dejos amargos, egoísmo, odio a los hombres, amargura y desfallecimiento... que nos esterilizan para todo lo grande y progresivo.

Las plantas, al igual que los animales, caminan al mismo paso que el hombre; antiguamente la vida humana se hacía muy sosegada y a paso de carreta: los niños nacían con los ojos cerrados: los viejos se iban a la cama a la hora de las gallinas; los saraos concluían a las nueve de la noche; el correo era semanal. En una sociedad como ésta se comprende que fuera verdad el refrán: «quien planta viña, planta para sus hijos: quien planta olivos, planta para sus nietos». Pero hoy el hombre vive más aprisa, que es forzoso que los animales y que las plantas crezcan y se desarrollen también en mucho menos tiempo: los niños nacen con los ojos abiertos: viajan en ferrocarril: tienen correo diario y telégrafo; a los diez y ocho años son doctores y a los veinte tribunos: los frutos llegan en dos días de Valencia a París. En tal sociedad, aquel refrán ha de ser falso, los animales y las plantas no pueden tomarse para crecer tanto tiempo como en las sociedades antiguas, y he aquí, señores, por qué los corderos de Leicester y Lincoln, que antes tardaban dos años en pesar 28 a 35 kilogramos, sólo invierten ahora un año en pesar el doble; y las vacas Durham, que antes necesitaban para desarrollarse cuatro años y pesar 300 kilogramos, ahora, amaestrados por el arte del inmortal Bakewell, hacen eso mismo en dos años; y las fresas que maduraban en Mayo, hoy maduran quince días antes, obligadas a trabajar por la noche con la lámpara de Siemens; y la viña que antes tardaba tres, cuatro o cinco años en producir fruto, ahora los produce a los dos, obligando a desarrollar rápidamente las raíces con labores de una vara de profundidad, hechas con arado de vapor; y el prado que antes sólo crecía y daba cortes en el verano, crece y da cortes en el invierno, por un sistema especial de riegos inventado en las macite de Lombardía, y las plantas de jardín que antes sólo florecían en verano o en estufas, ahora florecen en invierno al aire libre. Ya hemos visto cómo a medida que los hombres se hacen más precoces, los animales y las plantas no han podido permanecer estacionarios, que tienen que acortar también sus plazos, y que si la viña ha descendido casi a la categoría de las plantas de huerta que el mismo año que se plantan se cogen, es natural que los árboles frutales desciendan a la categoría de la viña antigua, que el olivo produzca al sexto año, el almendro al quinto, el naranjo al cuarto, el albérchigo al tercero, y que, apurando más todavía la cosa, los frutales se hagan domésticos, se aposenten en macetas, en los balcones, y fructifiquen al segundo año?

*

Los árboles en verano, son una despensa colgante... En invierno son un leñero que con generosidad se nos ofrece.

Porque el pobre árbol tiene por oficio coger rayos solares, que es decir calor, que es decir fuerza, y aprisionarlos entre las mallas de sus tejidos en dos formas: en forma de fruta y en forma de leña; fruta que es combustible para el hogar de nuestro estómago, verdadera caldera que hace mover por invisibles correas, que es el músculo y el nervio, las piernas y los brazos y los centelleos del cerebro, y las vibraciones del mismo que son libros, discursos;... leña y carbón para el hogar de nuestra casa, con que nos producen sangre y la calientan por de por fuera.

Aprenderéis en la soledad, que la compañía de los árboles con el viento que los agita, con los pájaros que les pueblan, es preferible mil veces a la compañía de los hombres. Yo les debo tantos consuelos, que me parece que sin ellos no podría vivir. Tantas perfidias de los hombres, tantas maldades y coces triturando el alma y llenándola de injusticia... el alma herida por la injusticia y por la maldad, mis tristezas y mis congojas se han aliviado aislándome de los hombres, echando una mirada sobre el Universo, sosteniendo una muda conversación con la Naturaleza, confinándome un día entre los árboles... Si me quitaran aquel pinar de la Florida de Madrid, me parecería que me quitaban una de las raíces de mi existencia... Nada más sedante, nada más a propósito para calmar la desesperación.

La rama, el viento y el pájaro, forman como una divina armonía en cuya música las almas superiores encuentran un manantial inagotable de satisfacciones; en que el dolor humano encuentra alivio y medicina.

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¡Cuántos recuerdos: la historia alrededor del árbol! en ese que habéis plantado, mirad aquel árbol del Paraíso, primera nodriza de la humanidad, bajo cuya copa se cometió la culpa que los Padres de la Iglesia llamaban feliz, felix culpa, y que según su bella leyenda «duró hasta hace diez y nueve siglos», habiéndose labrado con su madre la cruz en que fue clavado Jesús Nazareno, el Redentor del mundo; mirad aquel árbol, el árbol de Sobrarbe; el árbol de la Noche triste, en que Hernán Cortés... el árbol de Guernica, que se ha cansado de enseñarnos cómo se conciliaba lo antiguo y lo moderno, la tradición con la reforma, el cedro del Líbano en la sierra del suplicio, junto a la tumba de Isaías, que crece en el agua, en los riscos, símbolo de la política hidráulica; y aquella higuera maldecida por Jesús porque no daba fruto, porque no daba más que hojarasca, florido y pomposo símbolo de nuestro Parlamento; y el grano de mostaza que, como dice la parábola, «cuando se siembra, es el grano más pequeño de todos; pero que cuando ya ha echado raíces, y ha crecido, viene a ser la más grande de todas las plantas, y se puede llamar un árbol que echa ramas tan fuertes y robustas, que las aves del aire van allí a hacer su nido, y a descansar a su Sombra...»28, imagen de lo que hubiera sido aquel pueblo humilde nacido en San Juan de la Peña y en Covadonga, si hubiera tenido buenos gobernantes, como Isabel la Católica, como Fernando de Aragón, como el Cardenal Cisneros.

¿Qué es un árbol? Preguntádselo a un natural de Taití: el árbol que llaman del pan y el árbol que llaman cocotero son su vida, la vida entera de toda una humanidad: pan, bebida, fibra para sus telas, troncos y hojas para su choza, madera para sus embarcaciones: unos cuantos árboles trabajan de balde, como esclavos, y el hombre que vive a su sombra ni siquiera tiene que trabajar.

Los árboles de nuestro país también dan todo eso...

¿Bebida? Hay un árbol en la isla de Tagalog y en la de Vig, islas Filipinas, y otro en el Perú29, que condensa el agua de la atmósfera y gotea por las hojas y llena el depósito que han construido alrededor, y con esa agua viven, y sin ella no podrían vivir los habitantes de aquel país. En el nuestro hay fuentes porque los árboles con sus raíces sujetan la tierra, que empapa el agua... y en desapareciendo los árboles se secan las fuentes... Y entre nosotros, ¿queréis mejores bebidas que las que nos da la vid? Mirad un racimo: cada grano es una botellita llena de agua azucarada que bebéis con deleite despachurrándola dentro de la boca y tragando a un tiempo el contenido con el continente. De ella sacáis a vuestro sabor jarabe de agraz para refresco, arrope para postre, vino que hace veces de agua y aun hay quien dice que es mejor que el agua, que quita la sed haciendo las veces de vinagre y de aguardiente para disolver medicamentos para curaros. Me diréis que la vid no es árbol... ¡Vaya si lo es! Aquí no, pero es porque los hombres la hacen enana; pero un sistema de cultivo consistente en formar parrales como en Almería lo convierten en tales árboles, y así sucede con los grandes emparrados de Oanes. Yo podría citaros una parra que era más que un árbol un verdadero bosque, que daba vino para toda la familia...

Pero da más; da madera y leña. Media vida es la candela, pan y vino la otra media: pues las tres cosas os da el árbol: de modo que el árbol es la vida entera.... pero no: el árbol sabe que el hombre no vive sólo de pan, de vino, de candela: sabe que el hombre necesita además de la poesía, y por daros de todo, también os da poesía, ¿de qué modo?

Ha oído la dulce reprensión de Jesús a Marta, y además de daros en sus flores esencias como la de azahar, he aquí el resultado. Cuando llega el invierno y las hojas se han caído, veis en las ramas multitud de nidos, las cunas vacías de todo un mundo de artistas, verdadera poesía de los aires, sin la cual la tierra sería una cosa bien triste. Pues esos nidos, tan fáciles de descubrir en el mes de Diciembre y tan difíciles en Mayo, a la vista de los cuales pensáis con crueldad: «si como te veo ahora te hubiese visto en el mes de Junio...» esos nidos os enseñan que el árbol ha dado una cosecha de frutas más preciosas que las ciruelas, que los melocotones y las moras: frutas de movimiento, como algunos de nuestros juguetes, y que han corrido de un lado a otro todo el verano, alegrando vuestra siesta, ayudando al labrador, a quien los insectos destruirían sin ellos gran parte de sus cosechas, y por fuera ostentan todos los colores del iris, que se llaman jilgueros, alondras, gorriones verderones, mirlos, ruiseñores, tórtolas, y que tienen memoria, entendimiento y voluntad, que han descubierto la conquista de los aires y la dirección de los globos antes que nosotros, causando envidia a los inventores de la aerostación; que llevan dentro una caja de música, y desde el árbol en que nacieron saltan a vuestro balcón para saludaros al amanecer... ¡y que algunas veces cuando nieva pasan hambre, se mueren...!

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Hasta ahora me he dirigido a los niños, ahora quiero dirigirme a los hombres, calumniadores del arbolado. El que planta viña, planta para sus hijos; el que planta olivos, planta para sus nietos. ¡Falso! Si ese refrán es hijo de los siglos, yo acuso a los siglos de calumniadores. Sí, los árboles son horriblemente calumniados, y desgraciadamente con bien dolorosos efectos: nunca ha sido tan gran verdad aquello de «calumnia, que de la calumnia algo queda». Los árboles han sido calumniados, y de esa calumnia ha resultado que la Península no tiene árboles porque los que hay se arrancan, y los que se arranca n no se reponen, porque nadie quiere plantar para sus nietos. ¿Pues que más queréis que haga el pobre árbol que a los seis años hemos visto cuanto produce? Vosotros, sembradores de revoluciones; vosotros espectadores benévolos, ¿no os daríais por muy contentos con que las repúblicas o las democracias que sembráis os dieran fruto a los seis años? ¿No reunís Congresos y Clubs, no para fabricar carteras de ministros para vuestros hijos o nietos, sino para ensayarles de ministros para dentro de seis, o de ocho o de diez años? Pues lo que vosotros no hacéis, lo que vosotros no dais, fruto en un año, ¿queréis que lo dé un manzano? Para vuestras ideas os parece tolerable tener que cultivarlas seis o diez años, ¿y os parece intolerable en el naranjo o en el almendro? ¿Tenéis paciencia para lo uno y no la tenéis para lo otro? ¡Ay, cuántos de vosotros que aguardáis, no digo ocho años, medio siglo, encuentra al cabo en vez de la poltrona y los 30.000 reales de cesantía un desengaño! Pues yo debo advertiros que los árboles os dan la cesantía infalible para vosotros para vuestros hijos, a prueba de revoluciones y de golpes de Estado.

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El año que os nace un hijo plantad una tierra de árboles: castaños, almendros, olivos, perales o melocotoneros, etc. El niño cumple cinco años y lo enviáis a la escuela: pues aquel mismo día ya los frutales y los almendros os dan cosecha: el niño ya al Instituto y los castaños os dan una cosecha de madera, y los olivos una de aceite y las encinas una de trufas: le matriculáis en la Universidad a los quince años, y el encinar os da su primera cosecha de bellota, y el palmeral de dátiles. Sale de la Universidad a los veinte años, aún no puede confiarle la sociedad ningún cargo público, aún es menor de edad, aún necesita tutor, y ya los frutales que han fructificado trece o catorce años están viejos y podéis plantarlos segunda vez; ya los olivos están en plena producción; ya las palmeras, los naranjos, los almendros, las encinas están cansados de producir y de enriqueceros, y de trabajar en el campo para vuestro hijo que está educándose en la escuela, en el Instituto o en la Universidad. Cuando vosotros dais un hijo útil a la sociedad, los árboles os han dado ya los suyos años y años...

¿Qué más queréis? ¡Qué impacientes sois para las obras de Dios y qué tolerantes para vuestras obras! ¿Dais fruto vosotros, ni dan fruto vuestros hijos tan deprisa como los manzanos, ni siquiera como los alcornoques?... No creáis que he nombrado este árbol a humo de pajas y sin intención de echar un puñado de pimienta muy gruesa y muy picante en el discurso: no. El alcornoque, como sus hermanos las encinas y los robles, y en general las familias de los quercus, de donde aquel deriva su nombre, y por eso lo tomo como tipo, son los más calumniados de los árboles diciendo que necesitan medio siglo para dar fruto. Pues no. Hay variedad de encinas llamadas truferas, y puedo citaros la quercus polymorpha, que a los seis años de plantada, ha dado 1.000 pesetas por hectárea al año de producto. Tal vez alguno me objete: «¡Ah!, ese no es su fruto propio». A lo cual yo replicaría: «Miren el melindroso! ¡Se queja porque se le ha caído el pan en la miel; murmura del árbol porque le mantiene con trufa en vez de mantenerle con... bellota!»

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Ahora, antes de concluir, tengo que decir algo a las señoras... (No flores, que el invierno de la vida no las produce...)

¿Habéis visto el sello de esta asociación? Un árbol y al pie de él un niño. En la intención del que lo ideó simboliza en el árbol de Sobrarbe la patria caída, y en el niño la nueva generación que la habría de restaurar. Pero no sabéis cómo ha de hacerse eso y el árbol lo dice: y yo, como intérprete suyo, voy a declararlo. El árbol no habla con el niño; habla con vosotras, que estáis al paño y por eso no se os ve en el dibujo: habla con vosotras, porque de vosotras depende en gran parte la obra. Y he aquí lo que el árbol os dice: «Dejad que los niños se acerquen a mí.» Hasta aquí todo va bien, diréis, porque eso mismo decía el buen Jesús. Pero es el caso que el árbol añade una segunda parte que tal vez os escandalice, sin deber escandalizaros: «Dejad que los niños se acerquen a mí y desgarren en mi tronco y en mis ramas los pantalones.» ¡Sí, señoras mías, los pantalones; eso dice el árbol, y con decir eso, lo dice todo.

Cierto que ganará el sastre, pero más que el sastre ganará el niño y ganaréis vosotras; todo lo que gastéis en pantalones lo ahorraréis en medicinas... Y creedme: cuando el niño no ha convivido largo tiempo con la Naturaleza, en el árbol, en la floresta, en la corriente, en el zarzal, en la roca; cuando no ha recorrido en competencia con los pájaros todos los árboles de los contornos, será toda su vida un incompleto: conservará ileso su pantalón, pero dentro de ese pantalón no habrá nunca un hombre; habrá dentro si acaso otro pantalón de carne.

Harto sé que no es este vuestro gusto. Vosotras querríais, y el maestro también, que vuestro niño fuese un viejecito formal, especie de niño Jesús, con una bolita en la mano y un silabario o un catón en la otra, clavadito, como mariposa disecada de naturalista, en un banco o una silla las seis y las doce horas cada día. Por fortuna, la Naturaleza se rebela en el niño contra la madre, y contra el legislador, y contra el maestro: tira la bolita a rodar, pega un puntapié al banquito o a la sillita, y se pone a dar brincos y voces, alborota a la vecindad, hace rabiar a su perro, y si no lo tiene al del vecino...

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Ya comprenderéis, señoras, que en mi pedagogía no entra, como medio educativo las pedreas, pero hay que decirlo todo (y ruego a los señores periodistas que no vayan a decir a España que alguien aquí ha proclamado la pedrea sistema de reglamentación nacional); entre la escuela actual, -no hablo de las de Zaragoza ni de las dos o tres poblaciones más; hablo de la escuela española en general; -puesto a elegir, repito, entre la escuela marroquí y española, actual y las pedreas, opto sin vacilar por la pedrea, porque detrás de un chichón hay dos pulmones sanos, cerrados a cal y canto a la tuberculosis, hay un trabajador robusto para la fragua, para el arado, para la sierra, hay un soldado para la patria, hay un héroe para el sitio de Zaragoza... para el 4 de Marzo... al paso que detrás del niño de invernadero, envenenado por los mismas de la escuela, deformado por la lección de memoria, contagiado por la infección, queda el niño enclenque, sietemesino; el hombre futuro donde desarrolla la anemia, donde arraiga la tuberculosis, la tisis...




 
 
FIN DE «EL ARBOLADO Y LA PATRIA»