El arte de lo óptimo y lo leve: una crítica temprana de «Aires murcianos», de Vicente Medina
José Belmonte Serrano
La publicación, en 1899, de Aires murcianos en la Biblioteca Mignon, que el editor Bernardo Rodríguez Sierra inaugura, precisamente, con este libro del archenero Vicente Medina, tuvo, como recoge Diez de Revenga en la reciente edición Antología Poética de Medina, una gran repercusión entre los escritores más importantes de la época, comenzando por Martínez Ruiz, Azorín, seguido por el testimonio de otros autores como José María de Pereda, «que destaca en el poeta un raro dominio de la poesía que hay en la Naturaleza; un artículo de Clarín, quien advierte que Medina posee la capacidad para crear una poesía que transparenta el dolor real; un testimonio algo posterior de Unamuno y una referencia de Juan Ramón Jiménez, quien aseguró en su discurso "El modernismo" que se sabía de memoria a los quince años "la siempre maravillosa" "Cansera" de Vicente Medina» (15).
Revista Nueva, publicación decenal que inicia su andadura el 15 de febrero de 1899 también se hace eco en sus páginas de la aparición de Aires murcianos de Vicente Medina. Revista Nueva había sido fundada por Luis Ruiz Contreras al calor de una animada tertulia que tenía lugar en su propia casa, en la madrileña calle de la Madera, muy cerca, por cierto, de la redacción de uno de los grandes periódicos de la época, El País. En esta publicación llegaron a colaborar los más relevantes escritores de la época, así como otra serie de personajes, como Pío Baroja, que aún no era conocido, pero que estaba a punto de dar sus primeros frutos. Ligados a Revista Nueva aparecen los nombres de Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Rubén Darío, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, etc..
Revista Nueva dejó de publicarse en diciembre de 1899, muy probablemente por problemas económicos, si bien no es menos cierto que la mayoría de sus colaboradores durante ese año ya habían comenzado a entregar sus aportaciones a otros periódicos y revistas de gran prestigio, con lo que encontraron, en algunos casos, un medio de vida. En 1979, José Carlos Mainer llevó a cabo una flamante y bien cuidada edición facsímil de Revista Nueva, a través de la cual citaremos nosotros.
Sea como fuere, Revista Nueva, a través de una de sus secciones habituales, prestó atención a todas las novedades editoriales que iban apareciendo en el mercado, incluido el libro de Vicente Medina Aires murcianos, como tendremos ocasión de comprobar. Pero antes, es necesario referirse al interesante hecho de que Miguel de Unamuno citase la obra del escritor archenero en uno de sus más destacados ensayos, publicado en Revista Nueva, el titulado «Sobre la dureza del idioma castellano», aparecido en el número 15, correspondiente al 5 de julio de 1899. En el capítulo de las conclusiones aparece el nombre de Medina: «La rígida dureza de nuestro idioma es algo que tiene en él fundamentos íntimos y profundos, histológicos, y que como tales no se corrigen con la intrusión de nuevos vocablos, sino más bien con la influencia dialectal y de las hablas populares, cuyo fonetismo se aparta algo del que priva en la lengua literaria y oficial. Léanse poesías en cualquier habla regional, los Aires Murcianos de Vicente Medina, por ejemplo, y se verá cuántos elementos de flexibilización guardan»
(684-685).
La reseña crítica a Aires Murcianos, firmada por U. G. Serrano, aparece en el número 18 de Revista Nueva, aparecido el 5 de agosto de 1899. No sabemos hasta qué punto pudo influir el criterio y la recomendación de dos colaboradores habituales como Unamuno y Azorín, conocedores y defensores, como hemos tenido ocasión de comprobar, de la obra de Medina. Pero lo cierto es que el «reseñista» de turno, en unas cuantas líneas, hace hincapié en aquellos aspectos que, con posterioridad, habrían de ser más destacados por los investigadores de la obra -tanto lírica como dramática- de Medina: la plasticidad de una expresión viva, las hondas pasiones «que rugen y explotan en el alma ingenua de los huertanos», la espontaneidad, el drama intenso que late siempre en el fondo de estos poemas, etc. A U. González Serrano no se le pasa por alto el poema «"Cansera", "cuyas esculturales estrofas parecen escritas con pluma movida por un hervor de vida, que raya en la sublimidad de la resignación estoica". Un criterio que, más de tres cuartos de siglo después, seguirá compartiendo Diez de Revenga, quien en su edición de Aires Murcianos de 1981, indica, asimismo, que "Cansera" viene a ser el resumen de todo lo que Medina ha querido encerrar en su libro, todo lo que ha querido captar con ese aire dolorido, desolado, desesperanzado que concedió a su obra como representación de las gentes de un lugar y de un tiempo»
(29-30).
Así pues, en el número 18 de Revista Nueva, en la sección -situada al final de sus páginas- «Libros nuevos», junto a los comentarios a Vida y obras de D. Diego Velázquez, de Jacinto Octavio Picón, Mis cantares, de Alfonso Tobar, Donde nací, de Rafael Ramírez y Doreste, La ley del número, de Ricardo Mella y Alma contemporánea, de J. M.ª Llanas, aparece la siguiente reseña que reproducimos en su integridad:
Aires Murcianos, por Vicente Medina.- Biblioteca Mignon.
U.G. SERRANO
[(U. González Serrano)]
- Medina, Vicente. Aires Murcianos. Edición de E. J. Díez de Revenga. Murcia: Academia Alfonso X el Sabio, 1981.
- Medina, Vicente. Antología poética. Edición de F. J. Díez de Revenga. Madrid: Castalia, 1999.
- Revista Nueva. Edición de José Carlos Mainer. Barcelona: Puvill, 1979.