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ArribaAbajo18 de julio 1936-18 de julio 1939

Un soneto de versos alejandrinos. Antes de aparecer en el libro, fue publicado en Ayuda, en 1938.

Uno de lo seis últimos poemas que escribió, recogido por Concha Zardoya de un facsímil del primer borrador. Con una metáforas surrealistas la sangre enturbiando mares sobrecoge trenes (la atribución de cualidades de ser vivo sobre el objeto inanimados son ejemplos de sinestesias del expresionismo).

Empieza con Es sangre, no granizo, lo que azota mis sienes./ Son dos años de sangre: son dos inundaciones./

En desalentando toros donde alentó leones, podemos apreciar el sentido de que esa sangre que un día dio vida al león (el pueblo español) ahora no le proporciona el suficiente vigor desalentar toros (el pueblo español), por ello este león y este toro son la misma alegoría.

A mí, particularmente, me hubiera gusta otro título, por ejemplo «Chocar de sangre», puesto que siete veces contiene la palabra sangre. Como alegoría a la inagotable fuente del elemento vital, tan enraizado en la poesía de Hernández, brotado de los cuerpos durante los dos primeros años de la contienda.

Es la sangre coloreada de rojo vivo como símbolo cromático.

En Viento del pueblo, ya recogió el símbolo de la sangre: Sangre que no se desborda,/juventud que no se atreve. O también sangre es el cristal que no se empaña. O también Sangre, sangre por árboles y suelos,/ sangre por agua, sangre por paredes.

En Obras Escogidas de 1952, cuidada por Arturo del Hoyo, se le cambió el título por «Es sangre y no granizo». Haciéndolo coincidir con el primer verso del poema.

La ilustración sigue el dictado del verso 12: sangre donde se puede bañar la muerte apenas:/fulgor emocionante que no ha palidecido...

Ilustración 16. 18 de julio 1936-18 de julio 1939



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