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ArribaJornada III

 

Salen ANTISTES, ARQUELAO, FLORO, POLIDORO, TIMANTES y LEBREL.

 
ANTISTES
Aunque ya todos sepáis
lo que repetiros trata
mi voz, oídme, que tal vez,
en pena, en desdicha tanta,
aun más que noticias propias 5
mueven ajenas palabras,
porque, en efeto, ninguno
es juez en su misma causa.
Siempre a la cólera expuestos,
siempre expuestos a la saña, 10
de los hados rigurosos,
después de fortunas varias,
arrastrados del destino
dimos en aquesta playa
del Flegra, exentos vasallos 15
del imperio de Trinacria.
Aquí contra los venenos
desa fiera, esa tirana,
antídoto nos dio Juno
en las flores de oro y nácar 20
que Iris trajo desplegando
arcos de carmín y grana.
Libres, pues, de sus prisiones
nos vimos, y cuando trata
Ulises volver al mar 25
que ya tuvimos por patria,
el blando halago de Circe,
que cuando ve que no basta
mortales venenos usa
de más venenosas trazas, 30
persuadió a Ulises que aquí
unos días se quedara
a reparar de los vientos
la repetida inconstancia.
Él, fïado en sus cautelas, 35
persuadido a que quedaba
—17v→
a dar libertad a cuantos
en estas rudas montañas
bárbara prisión padecen,
se quedó donde, a la rara 40
beldad de Circe rendido,
vive sin más esperanzas.
¿Quién creerá que, no bastando
tantos encantos ni tantas
ciencias, a vencer sus hados 45
una hermosura bastara?
Mas todos lo creerán, todos,
pues todos a ver alcanzan
que un amor y una hermosura
son el camino del alma. 50
Rendidos, pues, al amor,
tanto los dos se declaran,
desde la noche que fueron
argumento las espadas
y pusieron paz las nubes 55
densas, escuras y pardas,
que Arsidas, celoso y triste,
lleno de celosa rabia,
se fue a su corte, quizá
a disponer su venganza. 60
Ulises, pues, sin recelo,
solo de sus gustos trata
siempre en los brazos de Circe,
y asistido de sus damas,
en academias de amores, 65
saraos, festines y danzas.
Yo, pues, viéndonos perdidos,
hoy he pensado una traza
con que a su olvido le acuerde
de su honor y de su fama, 70
y es que, pues el otro día
cuando oyó tocar al arma
se olvidó de amor y fue
tras la trompeta y la caja,
a todas horas estemos, 75
desde el bajel que en el agua
surto está, tocando a guerra
como que a Circe hacen salva;
cuya voz, noble recuerdo,
será de su olvido clara 80
sirena que tras su acento
los sentidos arrebata.
POLIDORO
Dices bien, y yo el primero
seré que esta tarde haga
la experiencia.
TIMANTES
Pues agora
85
es tiempo; que Ulises anda
estos jardines que hermosos
narcisos son de esmeralda
y, enamorados de sí,
se están mirando en las aguas. 90
ARQUELAO
Yo seré el que desde el mar
haré que toquen al arma;
Antistes aquí se quede
para prevenir que es salva
que a Circe hace nuestra gente. 95
LEBREL
Si entre tantos votos halla
lugar un juro, yo juro
a la deidad soberana
de Júpiter que hacéis mal
en prevenir esta traza. 100
FLORO
¿Por qué?
LEBREL
Porque Circe sabe
mejor lo que aquí se habla
que nosotros, y podrá
tomar de todos venganza.
Escarmentad en Clarín, 105
que habló mal della y airada
se vengó, pues no sabemos
qué hay dél ni por dónde anda.
FLORO
Todo eso es temor.
LEBREL
Es cierto.
ARQUELAO
Dejalde, no le creáis nada 110
y vamos a nuestro intento.
TODOS
Vamos.
 

(Vanse todos y quédase LEBREL.)

 
LEBREL
Vuesarcedes vayan,
que yo me quedo a tratar
cosas de más importancia.
De todos los animales 115
—18→
que por estos campos andan,
quisiera coger alguno
que a Grecia después llevara,
cuando quisieren los dioses
escaparnos de Trinacria; 120
porque fuera para allá
importantísima alhaja
uno dellos, pues a verle
solamente se juntara
toda Grecia, y yo tuviera 125
con él segura ganancia.
Cierta mona aquestos días
siempre cocando me anda
con gestos y con visajes,
y a esta quisiera pescarla; 130
para cuyo efeto traigo
este cordel con que atarla
luego que la vea, porque
es juguetona y es mansa.
 

(Sale CLARÍN de mona.)

 
CLARÍN
Hacia aquí, si no me engaño, 135
mis compañeros estaban,
aunque después que soy mona
por donde quiera que vaya
hallaré mis compañeros.
Por señas les diré que hagan 140
que me dé libertad Circe,
pües lo monado basta.
LEBREL
Vela aquí. Yo quiero echarle
este lazo a la garganta.
Ahora es tiempo. ¿Qué me estorba, 145
qué me turba o qué me espanta,
si una mona diz que es fácil
de coger? Díganlo tantas
como cogidas me escuchan.
No escaparéis de mis garras. 150

 (Échale el lazo.) 

CLARÍN
¡Ay, que me ahogas, Lebrel!
No en el pescuezo me hagas
la presa.
LEBREL
Por más que coques
no te irás.
CLARÍN

 [Aparte.] 

(¿No es cosa extraña
que hable para mí y discurra 155
con sentidos, vida y alma,
y con los otros no pueda
articular las palabras?)
Lebrel, mira, que soy yo.
LEBREL
¡Cómo brinca y cómo salta! 160
No puedo llevar a Grecia
cosa de más importancia.
Señora mona, desde hoy
hemos de ser camaradas;
no hay sino tener paciencia 165
y venir conmigo.
CLARÍN
Basta,
que no me entiende.
LEBREL
¡Qué gestos
hace y con qué linda gracia!
 

(Salen ASTREA y LIBIA.)

 
LIBIA
En todo el día no hay verte,
Lebrel. Dime, ¿dónde andas? 170
LEBREL
He andado a caza de monas,
y a fe que no es mala caza,
y esta he cogido.
LIBIA
¡Ay qué linda
monica!
LEBREL
Cócala, Marta.
LIBIA
¿Qué piensas hacer con ella? 175
LEBREL
Pienso, Libia mía, llevarla
a Grecia y enseñarla allá
a tocar una guitarra,
a andar por una maroma
y a hacer vueltas en las tablas. 180
CLARÍN
¿Yo por maroma? ¿Yo vueltas?
Esto solo me faltaba.
ASTREA
Dime, Lebrel: y Clarín,
¿dónde está?
CLARÍN
Aquí.
ASTREA
Allá te aparta.
LEBREL
Desde el día que quedó 185
cargado de joyas tantas...
CLARÍN
Tal tengas tú la salud.
LEBREL
...no le vi, ni sé qué se haya
hecho.
CLARÍN
Yo sí.
ASTREA
Su codicia
le ha escondido.
CLARÍN
¡Ay mayor rabia!
190
  —18v→  
LIBIA
Circe hacia esta parte viene.
LEBREL
Porque si acaso se enfada
de que cogiese esta mona,
me voy. Ven conmigo, Marta.
CLARÍN
Si me ahoga, ¿qué he de hacer? 195
LEBREL
¡Oh, cómo he de regalarla!
 

(Salen CIRCE y ULISES y todas las mujeres.)

 
CIRCE
En esta florida margen
desde cuya verde estancia
se juzga de tierra y mar
las dos vistosas campañas, 200
tan contrariamente hermosas
y hermosamente contrarias
que neutral la vista duda
cuál es la yerba o el agua,
porque aquí en golfos de flores 205
y allí en selvas de esmeraldas
unas mismas ondas hacen
las espumas y las matas
a los suspiros del noto
y a los alientos del aura, 210
puedes descansar, Ulises,
las fatigas de la caza
en mis brazos.
ULISES
Dices bien,
pues solo en ellos descansa
el alma porque ellos solo 215
el centro han sido del alma.
CIRCE
Con todas esas finezas
temo, Ulises, que me engañas.
ULISES
¿Por qué?
CIRCE
Por pensar que dura
aquella ficción pasada. 220
ULISES
Nunca lo fue para mí.
CIRCE
¿Quién lo asegura?
ULISES
Mis ansias.
CIRCE
¿Quién lo dice?
ULISES
Mis deseos.
CIRCE
Es engaño.
ULISES
Es verdad clara.
CIRCE
¡Quién, Ulises, la supiera! 225
ULISES
Escucha, Circe, y sabrasla.
Vengativa deidad, deidad ingrata,
que a la de Juno y Júpiter se atreve,
huésped de esa república de nieve,
vecino de ese piélago de plata, 230
tantos años la patria me dilata,
y tantos contra mí peligros mueve,
que, porque fuese mi vivir más breve,
a tus umbrales derrotarme trata.
A ellos llegué seguro y defendido 235
de escándalo, de horror, de asombro tanto
como has en tierra y mar introducido.
Tus encantos vencí, mas no tu llanto.
Pudo el amor lo que ellos no han podido:
luego el amor es el mayor encanto. 240
CIRCE
Con toda aquesa fineza
la que me debes no pagas,
porque fue mayor la mía.
ULISES
¿De qué suerte?
CIRCE
Oye y sabrasla.
Vengativa y cruel, porque te asombres, 245
a pesar de deidades y de fieras,
reina desta república de fieras,
—19→
señora deste piélago de hombres
viví; y porque más bárbara me nombres,
ninguno abortó el mar a estas riberas 250
que a mí, sangrienta mágica, no vieras
trocar las formas y mudar los nombres.
Llegaste tú y, queriendo tu homicida
ser, burlaste mis ciencias. Con espanto,
queriéndote vencer quedé vencida. 255
Sí; mi encanto al mirar asombro tanto,
al encanto de amor rindió mi vida:
luego el amor es el mayor encanto.
LIBIA
La música que has mandado
prevenir está, señora, 260
esperando.
CIRCE
Por agora
no cantéis, que desvelado
se da Ulises por vencido
a la deidad de Morfeo,
a cuyo letal trofeo 265
las potencias ha rendido
haciendo de todas dueño
esta macilenta sombra
que a un tiempo halaga y asombra,
pues es descanso y es sueño. 270
Infundid aves y flores
para aliviar sus congojas,
silencio en templadas hojas,
suspended vuestros amores.
No hagan ruido los cristales 275
de los arroyos; callando
corran las fuentes, mostrando
obedientes y leales
el amor que en mí se encierra
y en retórico silencio 280
digan cuánto reverencio
su descanso.
[VOCES]32

 (Dentro.) 

¡Guerra, guerra!
 

(Tocan cajas, dentro, a un lado.)

 
CIRCE
¡Qué es esto! Cuando pretendo
silencio, ¿hay quien le interrompa?
ULISES
Guerra publica esta trompa, 285
guerra publica este estruendo.
Pues, ¿cómo, ¡ay dioses!, así
es hoy perezoso el sueño,
de nobles sentidos dueño?
No soy sin duda el que fui, 290
pues a delicias süaves
entregado, ¡ay de mí!, estoy
y tras los ecos no voy
más belicosos y graves.
Perdona, Circe; que así, 295
habiendo guerra y furor,
no me ha de tener amor.
CIRCE
¡Detente, escucha! ¡Ay de mí!
¿Quién ese clarín tocó?
 

(Sale ANTISTES.)

 
ANTISTES
Quien pensando que sería 300
lisonja, salva hacía
cuando desde el mar te vio.
ULISES
Aquí no hay ya que esperar;
la guerra me ha despertado
porque en el alma ha tocado 305
la sirena militar.
CIRCE
Para templar el furor,
cantad de amor, cantad pues.
 

(La música al otro lado.)

 
MÚSICA
¿Dónde vas, Ulises, si es
el mayor encanto, amor? 310
ULISES
¿Qué blandas voces süaves,
repetidas en los vientos,
son con sonoros acentos
—19v→
dulce envidia de las aves?
¡Qué bien el amor me sueña! 315
Como tu amor me ha podido,
Circe hermosa, haber vencido
aquella pasada pena,
ya me vuelvo a tu favor.
TODOS
¡Guerra, guerra!
ULISES
Mas, ¿qué espero?
320
Las armas me llaman; quiero
seguirlas.
MÚSICA
Amor, amor.
ULISES
¡Qué blanda, qué dulcemente
suena esta voz repetida!
ANTISTES
Aunque me cueste la vida 325
tengo de hablar claramente:
Ulises, invicto griego,
¿cómo cuando así te llama
la trompeta de la fama,
en delicioso sosiego 330
sordo yaces? ¿Cuánto yerra,
no sabes, el que rendido
a su amor labra su olvido?
Oye esta voz.
TODOS
¡Guerra, guerra!
ULISES
Tienes, Antistes, razón. 335
Torpes mis sentidos tuve,
ciego estuve, sordo estuve,
mas ya que estas voces33 son
recuerdos de mi osadía,
las prisiones romperé. 340
CIRCE
¿Tan ingrata prisión fue,
Ulises, la prisión mía?
¿Cómo, cuando entre mis brazos
envidia a las flores das,
tras otro afecto te vas? 345
¿Tan fáciles son mis lazos
de romper? ¿Tanto rigor
premio es de tantos favores?
Escucha en hojas y en flores
esta voz.
MÚSICA
Amor, amor.
350
ANTISTES
No calle el marcial furor.
CIRCE
Amor digan mar y tierra.
MÚSICA
Amor, amor.
TODOS
¡Guerra, guerra!
¡Guerra, guerra!
MÚSICA
Amor, amor.
ULISES
¡Aquí, guerra! ¡Amor aquí 355
oigo! Y cuando así me veo,
conmigo mismo peleo;
defiéndame yo de mí.
ANTISTES
Esto es honor.
ULISES
Dices bien;
todo el honor lo atropella. 360
CIRCE
Esto es gloria.
ULISES
¡Ay Circe bella,
que tú dices bien también!
CIRCE
El gusto es dulce pasión.
ULISES
Razón tienes.
ANTISTES
La vitoria
es más aplauso, más gloria. 365
ULISES
Tú también tienes razón.
ANTISTES
Guerra y amor en rigor
te llaman: miedos destierra.
MÚSICA
Amor, amor.
TODOS
Guerra, guerra.
CIRCE
34 ¿Quién ha vencido?
ULISES
El amor,
370
que, ¿cómo pudiera ser
que otro afecto me venciera?
Donde tu hermosura viera
esclavo tuyo he de ser.
No hay más fama para mí 375
que adorarte; no hay más gloria
que vivir en tu memoria.
Dichoso mil veces fui
el día que tu favor
mereció mi voluntad. 380
CIRCE
Venid todas y cantad:
«el mayor encanto, amor».
Entra tú; y vosotros, griegos,
más pesares no me deis,
y agradeced que no os veis 385
entre volcanes y fuegos
de mi cólera abrasados.
ANTISTES
¡Ay de nosotros! Que así
—20→
ya moriremos aquí
cautivos y desterrados. 390
Sepulcro será esta tierra
de tanto griego valor.
MÚSICA
El mayor encanto, amor.
 

(Vanse todos cantando, y en otra parte suena arma y dice ARSIDAS.)

 
ARSIDAS
¡Arma, arma! ¡Guerra, guerra!
 

(Vuelve CIRCE y todas las damas.)

 
CIRCE
¿Qué es esto? Habiendo mandado 395
yo que temerosos callen
los repetidos acentos
de baquetas y metales,
¿otra vez osáis, villanos
otra vez osáis, cobardes, 400
que oprimido el bronce gima,
que herido se queje el parche?
 

(Sale FLÉRIDA.)

 
FLÉRIDA
No este repetido acento
que con idiomas marciales,
estremeciendo los montes 405
titubear los ecos hace,
cautela ha sido de griegos.
Más desdichas, más pesares,
más penas, más confusiones,
más tormentos y más males 410
son los que quieren los cielos
que estos aparatos causen.
Arsidas, que tantos días
fue de tu hermosura amante,
a tus desdenes quejoso, 415
ofendido a tus desaires,
desde que ya enamorada
de Ulises te declaraste,
cuando de aquella cuestión
pusieron los rayos paces, 420
a su corte se fue donde,
queriendo el amor que pasen
de extremo a extremo sus penas,
que esto en los hombres es fácil,
amenazando estos montes 425
viene infestando esos mares;
y con razón, pues, las ondas,
gimiendo del peso grave,
con ambición de peñascos
blasonan cuando arrogantes 430
ven por la campaña azul
de sus salobres cristales
vagar un volcán deshecho,
correr un Flegra portátil,
correr un Etna movible 435
y ir una Trinacria errante.
Lisidas, de mí ofendido,
creyendo que yo, mudable,
amaba a Ulises (la causa
con que yo lo fingí sabes), 440
le acompaña, porque así
pretende de aquí sacarme;
que agravios de amor y celos
no guardan respeto a nadie.
Yo lo sé porque sentada 445
sobre esa punta que hace
corona al mar y a la tierra,
árbitro de ondas y valles,
vi, como entre obscuros lejos
de unos pintados celajes 450
suelen35 pintarnos las sombras
ya jardines, ya ciudades,
una confusa noticia
que era al perspicaz examen
de la vista, neutral duda, 455
mezcla de nubes y naves.
Cuando al acercarse al puerto
la gruesa armada que traen
a los sulcos de las proas,
rizarse vi, y encresparse, 460
blanca espuma, que al azul
chamelote de aguas hace
bella guarnición de plata,
que sin que al dibujo guarde
el orden es más hermoso 465
por ser dibujo sin arte.
—20v→
Llegaron a nuestro puerto,
donde sin faenas baten
las blancas alas de lino
negándose al mar o al aire, 470
esos peces, si son peces,
o esas aves, si son aves.
Sin salva a tierra saltaron
y fueron en un instante
griegos caballos preñados 475
de aparatos militares,
pues abortaron sus vientres,
siendo del agua volcanes,
iras y rayos, que luego
fueron poblando la margen. 480
Bien a los dos conocí
que armados a tierra salen,
y en mal pronunciadas voces
que embarazó lo distante,
oí a Arsidas que dijo: 485
«Hoy desta mágica acaben
los encantos; y este monte
que es tiranizado atlante
de Trinacria, a mi valor
se postre». Yo, viendo el grande 490
peligro que te amenaza,
volando vine a avisarte.
Prevén la defensa, pues,
si es que hay defensa que baste
a la sangrienta venganza 495
de dos celosos amantes.
CIRCE
Calla, calla, no prosigas,
ni lleguen ecos marciales
a los oídos de Ulises.
Aquí tengo de dejarle 500
sepultado en blando sueño
porque el belicoso alarde
no pueda de mi amor nunca
divertirle o olvidarle;
que yo, con vosotras solas, 505
saldré a vencer arrogante.
Tú mi caudillo serás,
y no temas que te falten
gentes, que aunque son tan pocos
los soldados de mi parte, 510
yo armadas huestes pondré
en las campañas del aire
que, con tropas de caballos,
con escuadrones de infantes,
fantásticamente lidien 515
y fingidamente marchen.
Y porque entre tantas sombras
vivas escuadras no falten,
todas vosotras armadas
con escudos de diamantes, 520
galas desnudad de Venus,
túnicas vestid de Marte.
CASIMIRA
Esta vida y este pecho
te ofrezco yo de mi parte.
CLORI
Yo que conozcan los hombres 525
cuánto las mujeres valen.
SIRENE
Hoy el sol será testigo
de mi valor arrogante.
TISBE
De nuestro poder haré
que el mundo se desengañe. 530
ASTREA
A Palas verás armada
cada vez que me mirares.
LIBIA
A mí a Venus, pues verás
a mis pies rendido a Marte.
CIRCE
Pues con esa confïanza 535
toca al arma.
CASIMIRA
36 Suene el parche.
CLORI
Hiera la trompeta37 al eco.
SIRENE
El bronce oprimido brame.
TISBE
El fuego reviente.
ASTREA
Sea
toda Trinacria volcanes. 540
LIBIA
El duro horror de las armas
cielo, mar y tierra espante.
FLÉRIDA
¡Y viva Circe, prodigio
destos montes y estos mares!
CIRCE
¡Porque a los brazos de Ulises, 545
que en mudo letargo yace,
vuelva rica de despojos
enamorada y constante!

 (Vanse.) 

  —21→  
 

38(Salen por otra puerta ARSIDAS y LISIDAS y soldados.)

 
ARSIDAS
Desde esta excelsa cumbre
que del sol se atrevió a tocar la lumbre 550
y, altiva y eminente,
coronada de rayos la alta frente,
es inmensa coluna
de ese cóncavo alcázar de la luna,
entre celajes de rubí y topacio, 555
de Circe se descubre el real palacio.
¡Ea, pues, mis soldados,
que valientes, intrépidos y osados
en favor de los cielos
mantenéis la milicia de mis celos! 560
Hoy este asombro muera;
perezca hoy la memoria desta fiera
que a Trinacria estos campos tiraniza,
siendo el Flegra su hoguera y su ceniza.
Libremos, pues, a tantos 565
como tienen sus mágicos encantos
presos aquí y cautivos;
queden, pues, o bien muertos, o bien vivos.
Rescatemos valientes
nuestra patria de tantos accidentes 570
y dejemos seguro este camino
al náufrago piloto, al peregrino,
que halló, cadáver destas grutas hondas,
más tormenta en las peñas que en las ondas
cuando pisó por estos horizontes 575
montes de agua y piélagos de montes.
Y tú, Lisidas fuerte,
a cuya voz se retiró la muerte,
hoy a Flérida libra soberana
de la injusta prisión de una tirana, 580
o véngate hoy en39 ella
si tus celos te olvidan de querella.
LISIDAS
Arsidas, valeroso
príncipe de Trinacria: no celoso
mi venganza prevengo; 585
que no tengo los celos que no tengo
—21v→
40 porque ya sé que ha sido
un cauteloso amor, amor fingido,
el que Flérida a Ulises le mostraba,
porque esa esfinge así se lo mandaba. 590
No celoso en efeto, enamorado
sí que vengo, atrevido y despechado,
a rescatar a Flérida, que bella
es de los cielos flor, del campo estrella.
Y así a tu lado juro, 595
por ese hermoso rosicler que, puro,
mirado nos deslumbra
y no mirado a todos nos deslumbra,
de no dejarte hasta mirar postrada
al fuego de tu enojo esta encantada 600
selva de amor41 donde, por más espanto,
es el amor hoy su mayor encanto,
aunque en sus campos que el abril dibuja,
o brame el austro o la arboleda cruja.
ARSIDAS
Guerra de amor y celos, 605
pavor pondrá a los cielos.
LAS MUJERES

 [Dentro.] 

¡Cierra Trinacria42, cierra!
LISIDAS
Ya de allá nos responden.

 (Dentro.) 

¡Guerra, guerra!
SOLDADO
¡Ay Arsidas! Advierte
que a morir nos trajiste.
ARSIDAS
¿De qué suerte?
610
SOLDADO
Dijiste que no había
armas ni gente en esta selva umbría,
y apenas tus soldados
han salido del mar cuando, emboscados,
en esa selva vieron 615
infantes y caballos que salieron
a defender la entrada
del monte.
ARSIDAS
No temáis, no temáis nada,
que esos monstruos incultos
son fantásticas formas, que no bultos. 620
No hay que temer estragos,
que sus heridas solo son amagos
que, tarde ejecutadas,
se quedan en el aire señaladas.
LISIDAS
Y tan cobardes fueron 625
que amenazando siempre nunca hirieron.
SOLDADO
¿Cómo, si causando al sol desmayos
—22→
43 truenos abortan y despiden rayos?
ARSIDAS
Yo he de ser el primero
que ese pavor os quite. Altivo y fiero 630
penetraré la sierra.
LISIDAS
Todos te seguiremos.
TODOS
¡Guerra, guerra!
ARSIDAS
¡Ha, cauteloso griego!
¡Sal a pagar retórico este fuego!
 

(Sale CIRCE y las mujeres con espadas.)

 
CIRCE
No saldré sino yo; que la memoria 635
no le ha de embarazar tan breve gloria.
ASTREA
¡Ninguno quede vivo!
FLÉRIDA
Ni un amante que vuelve vengativo,
sin celos.
LISIDAS
Tú me ofendes: yo te ofendo;
que más mi fama que tu amor pretendo.44 640
CIRCE
Segur de vuestros cuellos
hoy serán nuestras armas. ¡A ellos!
TODAS
¡A ellos!
ARSIDAS
En batalla tan dura
no atienda hoy el respeto a la hermosura.
Presto Circe será más tu trofeo. 645
LIBIA
¡Oh, qué bonitamente lo peleo!
 

(Dase la batalla, y retíranse los hombres; y luego sale LEBREL y CLARÍN de mona.)

 
LEBREL
Pues nos dejó Circe y pues
a puerta cerrada estamos
y tan solos nos hablamos,
tiempo doña Marta es 650
de tomar una lición.
Ya la vuelta os enseñé
del rodezno: ¿cómo fue?

  (Voltea [CLARÍN].)  

¡Así, bien! Tenéis razón.
CLARÍN
¡Que aquesto pase por mí! 655
¡Y que, en fin, haya de ser
o voltear o no comer!
¡Desdichado hablador fui!
LEBREL
Ahora, Marta, ponte en pie.
CLARÍN
Ello, en fin, no hay replicar: 660
o no comer o voltear.

  [Voltea.] 

LEBREL
Lindamente, por mi fe.
Ahora, porque si yo
no tengo quien de vestir
me dé, uced me ha de servir: 665
tome aqueste espejo, y no
le quiebre, porque es azar,
y véngase tras mí en pie.
CLARÍN
Que cara tengo, veré,
de mona: ¿hay mayor pesar? 670
¡Válgame Júpiter santo,
qué hocico!

 (En mirándose al espejo se le cae el vestido de mona.) 

LEBREL
¿Quién aquí habló?
CLARÍN
¿Quién ha de ser sino yo?
LEBREL
De verte, Clarín, me espanto.
CLARÍN
¿Yo Clarín? ¡Muy bueno es eso! 675
Mona soy.
LEBREL
¿Dónde escondido...?
Mas la mona se me ha ido.
CLARÍN
Ya otra admiración confieso.
LEBREL
¿Sabes por dónde se fue
la mona que aquí tenía? 680
CLARÍN
Yo soy.
LEBREL
¡Linda bobería!
—22v→
45 Por la mona pregunté.
CLARÍN
Pues yo soy.
 

(Sale ANTISTES y los demás con unas armas.)

 
ANTISTES
¿Quién está aquí?
CLARÍN
Los dos.
LEBREL
¡Que porque viniese
Clarín la mona se fuese! 685
Tiempo y trabajo perdí.
ANTISTES
Dime Lebrel, ¿donde está...?
LEBREL
¿La mona? No sé, ¡ay de mí!
ANTISTES
¡Ulises te digo!
CLARÍN
Allí.
 

(Sube un trono donde está durmiendo ULISES.)

 
ANTISTES
Entrar podéis todos, ya 690
que pues aquí retirado
a Ulises Circe dejó
cuando al mar a ver salió
las naves que habían llegado.
Este es el tiempo mejor 695
para vencer sus extremos;
y puesto que no podemos
avisarle con rumor
de armas, hoy de Aquiles sea
el arnés su trompa. Aquí 700
le dejemos porque así
cuando despierte le vea.
TIMANTES
Acuérdele, mudo él,
las batallas que venció
cuando en campaña se vio 705
coronado de laurel
para que despertador
de tantos olvidos sea.
ARQUELAO
Quien no creyó la voz, crea
las insignias del valor. 710

 (Hanle puesto a los pies las armas.) 

POLIDORO
Trofeos que soberanos
Troya entre cenizas llora
y aún estáis sudando ahora
la sangre de los troyanos:
volved por vós, y entre viles 715
amores no os permitáis
empañar, pues aún guardáis
el muerto calor de Aquiles.

  (Vanse y despierta ULISES.)  

ULISES
Pesado letargo ha sido
este a que rendido estuve, 720
ni bien vida, ni bien sueño
sino letal pesadumbre
de los sentidos que torpes
ni descansan ni discurren,
crepúscolos son del alma 725
pues obran entre dos luces.
¿Quién está aquí? Solo estoy.
Pues, ¿cómo sin Circe pude
vivir un instante? Bien
que estaban sin luz presumen 730
mis sentidos, pues sin sol
aun todo el cielo no luce.
¡Circe, Circe, mi señora,
qué mal tanta ausencia suple
tu memoria! Mas, ¿qué veo? 735
El grabado arnés ilustre
de Aquiles a mis pies yace
torpe, olvidado e inútil;
bien está a mis pïes porque
rendido a mi amor se juzgue 740
y, segunda vez en mí,
Amor de Marte se burle.
Tarde, olvidado trofeo
del valor, a darme acudes
socorro contra mí mismo; 745
que aunque contra mí me ayudes46,
hoy colgado en este templo
quedarás, donde sepulten
sus olvidos tus memorias.
 

(Dentro AQUILES.)

 
AQUILES
No le ofendas, no le injuries. 750
ULISES
¿Qué voz es esta que en mí
tan nuevo favor infunde?
 

(Suenan cajas destempladas y una sordina.)

 
¿A quién destempladas trompas
—23→
47 exequïas siguen lúgubres?
¿Quién causa este efeto?
AQUILES
Quien
755
a sus venganzas acude.
ULISES
Si ojos tengo con que mire,
si oídos tengo con que escuche,
en el centro de la tierra
sonó la voz, y no sufre 760
ella aún de su grave faz
la arrugada pesadumbre,
pues abre para quejarse
una boca y della escupe
pardas nubes de humo y fuego. 765
 

(Ábrese una boca y sale fuego.)

 
¿Cuándo contra la costumbre
en el centro de la tierra
forjan sus rayos las nubes?
A más el asombro pasa:
triste un monumento sube 770
de su abismo, haciendo un caos
de vapores y vislumbres.
 

(Va subiendo un sepulcro y en él AQUILES cubierto con un velo.)

 
¡Oh tú que en leves cenizas,
que aún el viento no sacude,
en ese sepulcro yaces! 775
¿Quién eres?
AQUILES
Porque no dudes
quién soy, este negro velo
corre y mi aspecto descubre.
¿Conócesme?
ULISES
Si me deja
especies con que te juzgue 780
lo pálido de tu faz,
que no hay vista que no turbe,
lo yerto de tu esqueleto
que aun desfigurado luce,
Aquiles, Aquiles eres. 785
AQUILES
Su espíritu soy ilustre,
que de los Elíseos campos
donde eterna mansión tuve,
volví a pasar de Aqueronte
las verdinegras y azules 790
ondas, derretidas gomas
del salitre y del azufre.
A cobrar vengo mis armas
porque el amor no las juzgue
ya de su templo despojo, 795
torpe, olvidado e inútil;
porque no quieren los dioses
que otro dueño las injurie
sino que en mi sepultura
a par de los siglos duren. 800
Y tú, afeminado griego,
que entre las delicias dulces
del amor, de negras sombras
tantos esplendores cubres,
no entre amorosos encantos 805
las tengas ni las deslustres,
sino rompiendo de amor
las mágicas inquietudes,
sal de Trinacria, y hollando
al mar los vidrios azules, 810
a discreción de los vientos
sus pavimientos discurre;
que la curia de los dioses
quieren que otra vez los sulques
hasta que de mi sepulcro 815
las muertas aras saludes
y en él esas armas cuelgues.
No lo ignores, no lo dudes,
o harás que un rayo, con voces
que horrible un trueno pronuncie, 820
segunda vez te lo mando,
cuando en abortada lumbre
desatadas sus cenizas,
aun antes que ardan, ahúmen.

 (Húndese.) 

ULISES
Espera, helado cadáver 825
que asombro y horror infundes,
que yo postrado te doy
palabra... ¡Todo se hunde!
Pesada imaginación
—23v→
48 fue la que en mis sueños tuve; 830
pero aunque soñada, es bien
que la crea y no lo dude.
 

(Salen los griegos.)

 
ANTISTES
Señor, ¿qué [es]49 esto?
TIMANTES
¿Qué tienes?
POLIDORO
¿Qué accidente hay que te turbe?
ARQUELAO
¿De qué das voces al aire? 835
FLORO
¿Qué temor hay que te ocupe?
LEBREL
¿Que no parezca la mona
aunque todo el monte anduve?
ANTISTES
¿De qué te asombras?
CLARÍN
¿De qué
te recelas?
LEBREL
¿De quién huyes?
840
ULISES
De mí mismo.
ARQUELAO
Pues, ¿qué tienes?
ULISES
Nada tengo, mucho tuve.
¡Ay amigos! Tiempo es ya
que a los engaños me usurpe
del mayor encanto; y hoy 845
el valor, del amor triunfe.
¿Dónde está, dónde se ha ido
Circe?
ANTISTES
A esa ribera acude
después que aquí nos dejó,
a ver qué bajeles surgen 850
a este golfo.
ULISES
Pues en tanto
que descuidada presume
que los encantos de amor
firmes en mi pecho duren,
por esta parte que el mar 855
siempre repetido surte
altas montañas de quien
turbante han sido las nubes,
salgamos, y por no hacer
ruido y que ella nos escuche, 860
no el bajel sino el esquife
tomemos, y en él...
ANTISTES
No dudes.
ULISES
...huyamos de aquí, que hoy
es huir acción ilustre,
pues los encantos de amor 865
los vence aquel que los huye.
ANTISTES
Las lágrimas te respondan.
ULISES
Hermosa Juno, no culpes
el mayor encanto, amor;
pues aunque tus flores tuve 870
pude vencer mil encantos,
ya que este solo no pude.
LEBREL
Al fin me voy sin mi mona.
CLARÍN
¡Que hasta ahora qué fui dudes!
 

(Vanse, y salen marchando todas las damas, y traen presos a ARSIDAS y LISIDAS.)

 
CIRCE
Hagan salva a mis palacios 875
los animados clarines,
las cajas y las trompetas,
porque sus voces publiquen
que de Arsidas vitoriosa
hoy, y de Lisidas, Circe 880
coronada de trofeos
vuelve a los brazos de Ulises.
ARSIDAS
Bien, Circe, podré negarte
que valïente venciste;
mágica no, que mis gentes 885
a tus apariencias rindes,
pues huyeron de las huestes
que aparentemente finges.
LISIDAS
A sacar de tu poder
a Flérida hermosa vine: 890
¿cómo pude defenderme
si ella misma es quien me rinde?
CIRCE
Pues si preso estás por ella,
también por ella estás libre.
Ulises, invicto griego, 895
sal desos ricos jardines
porque de celos y amor
las caducas pompas pises.
Advierte que, vitoriosa,
llena de aplausos insignes, 900
vuelvo a tus brazos porque
triunfe en ellos. Mas, ¡ay triste!,

 (Suena una trompeta.) 

¿Qué bastarda trompeta es esta,
áspid de metal, que gime
el aire?
FLÉRIDA
En el mar, señora,
905
sonó la voz.
LIBIA
Y el esquife
—24→
de ese griego bajel, hecho
al mar, sus campañas mide.
ASTREA
Ulises desde él te habla;
escucha lo que te dice. 910
ULISES

 [Dentro.] 

Ásperos montes del Flegra,
cuya eminencia compite
con el cielo pues sus puntas
con las estrellas se miden:
yo fui de vuestros venenos 915
triunfador, Teseo felice
fui de vuestros laberintos
y Edipo de vuestra esfinge.
Del mayor encanto, amor,
la razón me sacó libre, 920
transladando esos palacios
a los campos de Anfitrite.
TODOS
¡Buen vïaje!
FLÉRIDA
«Buen vïaje»
todos los vientos repiten.
CIRCE
Escucha tirano griego; 925
espera, engañoso Ulises,
pues te habla no crüel
sino enamorada Circe.
Cuando vitoriosa yo
triunfos arrastro que pises, 930
¿quieres que vencida llore?,
¿quieres que me queje humilde?
Escucha... Mas, ¡ay triste!,
no llore quien te pierde, ni suspire,
si te dan para hacer mejor camino 935
agua mis ojos, viento mi suspiros.
FLÉRIDA
Señora, en vano te quejas,
que sordo el ingrato Ulises,
desbocado bruto corre
a vela y remo el esquife. 940
LIBIA
Ya perdiéndose de vista
átomo es invisible.
ASTREA
Y ya50, entre el agua y las nubes,
un pájaro apenas finge.
CIRCE
Ya estás, Arsidas, vengado, 945
pero mal dije, mal dije,
que nunca se venga un noble
en mirar un infelice.
Si lo eres, ese acero
en mi roja sangre tiñe, 950
que no es venganza, piedad
sí, darle la muerte a un triste.
Y sea antes que traspuesto
ese neblí que describe
las ondas, ese delfín 955
que el campo del aire mide,
ese caballo que corre,
ese escollo que se rige,
ese peñasco que nada,
se esconde y no se divisa; 960
porque perdido de vista
tardará tu acero insigne,
y no será menester
más muerte que no seguirle.
Escucha... Mas, ¡ay triste!, 965
ni llore quien se pierde ni suspire;
pues te dan para hacer mejor camino
agua mis ojos, viento mis suspiros.
Mas, ¿qué me quejo a los cielos?
¿No soy la mágica Circe? 970
¿No puedo tomar venganza
en quien me ofende y me rinde?
Alterados esos mares,
a ser pedazos aspiren
de los cielos; que si lleva, 975
porque de encantos se libre,
el ramillete de Juno
que trajo del cielo Iris,
no de tormentas del mar
le librarán sus matices. 980
Llamas las ondas arrojen,

 (Sale fuego del agua.) 

fuego las aguas espiren,
arda el azul pavimento
y sus campañas turquíes
mieses de rayos parezcan 985
—24v→
que cañas de fuego vibren:
¡a ver si hay deidad que tanta
tormenta le facilite!
 

(Serénese el mar y sale por él, en un carro triunfal, GALATEA; tíranle dos sirenas y al rededor muchos tritones con instrumentos.)

 
GALATEA
Sí habrá; y quien serene el mar
manso, quieto y apacible, 990
le dé paso en sus esferas.
CIRCE
¿Quién eres tú, que saliste
desas humildes alcobas
en triunfal carro sublime
a serenar de mis iras 995
hoy la cólera apacible?
GALATEA
Yo, que en este hermoso carro
a quien tiran dos delfines,
de sirenas y tritones
tan acompañada vine, 1000
Galatea soy, de Dores
hija, de semideo invencible
marino, y soy la que, amante
de Acis, joven infelice,
murió a los bárbaros celos 1005
de Polifemo, terrible
monstruo que el tálamo dulce
de nuestras bodas felices
cubrió de un peñasco que hoy
túmulo es que nos aflige, 1010
cuyo pirámide, cuanta
sangre de los dos exprime,
cristal es que desatado
nuestro fin llorando dice.
Deste rústico jayán 1015
vengada me dejó Ulises,
a cuya causa mi voz
al amparo suyo asiste.
Y pidiendo a las deidades
de Neptuno y de Anfitrite, 1020
que serenasen los mares
y que sus claros viriles
espejos fuesen del sol
mientras los griegos los pisen,
como a ninfa de sus ondas 1025
que discurra me permiten
el mar, apagando cuanto
fuego en él introdujiste.
Y así, ondas de plata y vidrio
veloz mi carro describe, 1030
haciendo a su hermosura espuma,
que, alas rodadas sutiles,
o como plata se entorchen
o como vidrio se ricen.
CIRCE
Si deidad eres del mar 1035
cuando en él mis fuerzas quites,
no en la tierra, y si no puedo
vengarme en quien huye libre,
en mí podré51. Estos palacios
que mágico el arte finge, 1040
desvanecidos sin polvo
sola una voz los derribe.
Su hermosa fábrica caiga
deshecha, rota y humilde,
y sean páramo de nieve 1045
sus montes y sus jardines.
Un Mongibelo suceda
en su lugar, que vomite
fuego que a la luna abrase
entre humo que al sol eclipse. 1050
ASTREA
¡Qué confusión tan notable!
LIBIA
¡Oh, qué asombro tan terrible!
FLÉRIDA
¡Huye, Libia!
LIBIA
¡Huye, Astrea!
ASTREA
¿Dónde estar podemos libres?
CIRCE
Cuantos espíritus tuve 1055
presos, sujetos y humildes,
inficionando los aires
huyan a su centro horrible.
Y yo, pues de mis encantos
a saber que es mayor vine 1060
el amor, pues el amor
a quien no rindieron rinde,
muera también, y suceda
—25→
a mi fin la noche triste.
GALATEA
Pues seguro el mar por donde 1065
venturoso corre Ulises,
tormentas ve de la tierra,
el mar con fiestas publique
su vencimiento; y haciendo
regocijos y festines, 1070
sus tritones y sirenas
lazos formen apacibles,
pues fue el agua tan dichosa
en esta noche felice
que mereció ser teatro 1075
de soles, a quien humilde
el poeta, entre otras honras,
perdón de las faltas pide.
 

(Todo lo que se iba representando en esta plana se obraba con las tramoyas.)

 
 

(Acabada la comedia, al rededor del carro se hacía una danza de pescados.)

 


 
 
FINALES DE OBRA