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El privilegio del calendario anual en el siglo XVII

Jaime Moll


Universidad Complutense de Madrid



La imprenta fue, desde sus inicios, una gran divulgadora de la medida del tiempo. De las obras especializadas se van derivando trabajos de divulgación para un público mucho más amplio, que aumenta sin cesar con el auge de la alfabetización. Al relacionarse la fijación de ciertas festividades y, en general, de todo el calendario con la astronomía, es natural que también se desarrollase el aspecto astrológico, aunque fuese de una manera simple y muy general. Limitándonos al ámbito hispánico, vemos como el Sumari de Astrologia, en realidad un lunario, escrito en catalán por el barcelonés Bernat de Granollachs e impreso por vez primera en Nápoles, 1485, alcanza una difusión europea con sus traducciones latina, italiana y castellana, impresa ésta en Zaragoza c. 1487-88. Andrés de Li, con su Repertorio de los tiempos, Zaragoza, 1492, incorporó al Lunario de Granollachs un conjunto de nuevos materiales, logrando una obra menos especializada, dedicada a un público más amplio. En su calendario indica las fiestas, horas del día y la noche, situación del sol, junto con consejos para las labores del campo, el baño, las sangrías y los manjares adecuados y no dañinos, sin olvidar los elementos de la medicina astrológica. No se trata de un calendario anual, por lo que es necesario hacer los debidos cálculos para situarse en cada año. La obra de Li-Granollachs es una obra abierta, que se va reeditando y reelaborando por varios autores. Dentro de esta línea es preciso situar el Lunario perpetuo de Jerónimo Cortés, éxito editorial, que desde 1594 hasta nuestro siglo se va reeditando1.

Junto a estos calendarios perpetuos, aparecen desde fines del siglo XVI algunos librillos con los datos y predicciones referidas a un año determinado.

Si útiles son las publicaciones que acabamos de citar, no cumplen todavía la finalidad y las ventajas, que no es preciso señalar, de lo que hoy día consideramos como calendario, más exactamente, calendario de pared, en el que fácilmente cualquiera puede orientarse sobre una fecha determinada. Calendarios para «poner en tiendas, tabernas y demás puestos públicos», como se indica en un memorial de 17162.

No tenemos noticia de la impresión en España de este tipo de calendarios murales en el siglo XVI, ni conozco referencia a los mismos. Es, sin duda, un material perecedero, aunque dados los hechos que conocemos, más bien parece que no se publicaron.

El 15 de setiembre de 1621, firma el rey la concesión de un privilegio otorgado a Cristiano Bernabé, arquero de S. M., concediéndole por un tiempo de diez años la exclusiva de edición de «los almanaques que ha compuesto y fiestas que se han de guardar en la villa de Madrid»3.

¿Quién era Cristiano Bernabé? Natural de Amberes, sobrino del canónigo de su catedral Tomás Bernabé, de quien editará en 1612 (Cuenca, Salvador Viader) su Alegría del alma contra el temor de la muerte, era vecino de Cuenca. Desde 1584, hay constancia documental de su dedicación al mundo del libro4. En los documentos anteriores a su traslado a Madrid, figura como mercader de libros y también como mercader e impresor de libros5. Su actividad como librero y editor está atestiguada por los documentos conocidos y por los libros que editó. Difícil es considerarlo como maestro impresor, con la formación técnica propia de esta profesión, a pesar de figurar con tal calificativo en las portadas de los Commentaria in primam divi Thomae partem (Conchae, ex officina Christiani Barnabae typographi, 1592) y de los Espirituales discursos y predicables consideraciones sacadas de las ceremonias y mysterios de la missa del missal romano, de fray Melchor de Huélamo (Impresso en Cuenca, en casa de Christiano Bernabé y a su costa, 1595). Es más probable que fuese el propietario de la imprenta establecida en Cuenca a fines del siglo XVI, dirigida por distintos regentes, por cuyos nombres es conocida. Es interesante observar, que el nombre de Cristiano Bernabé aparece en las portadas como impresor cuando hay un cambio de regente de la imprenta. Su producción en los años en que Bernabé residió en Cuenca es relativamente considerable, apoyada, sin duda, por la actividad comercial del antuerpense, pues se publican grandes obras, que exigen una buena distribución. Las obras latinas del jesuita Luis de Molina, algunas partes autorizadas del Flos sanctorum, de Alonso de Villegas, la Historia eclesiástica del dominico Juan de Marieta, son volúmenes en folio que editó Cristiano Bernabé.

El espíritu emprendedor de Cristiano Bernabé le hace intervenir en la industria del papel. Propietario de un molino de papel en el término de Palomera, en las hoces del río Huécar, como no es maestro papelero, se ve forzado a cederlo en arrendamiento. Por lo que conocemos, su actividad es predominantemente comercial, invirtiendo capital en distintos ámbitos de la industria del libro.

Trasladado a Madrid, donde se avecinda, logra ser nombrado arquero del rey. El 9 de enero de 1627, ocho días antes de morir, dictó su testamento, en el que ordena se le entierre en la iglesia del Hospital Real de San Andrés de los flamencos6. Deja como herederas a dos sobrinas, María y Magdalena Bernabé, que vivían en su casa, casadas con dos flamencos, también arqueros del rey.

En 1622 se publicaría el primer calendario. Cristóbal Pérez Pastor7 dio noticia de la existencia de un ejemplar correspondiente a 1625, impreso por Andrés Parra, actualmente ilocalizable, aunque hemos podido ver otro ejemplar incompleto, pues sólo se conserva el segundo semestre. El ejemplar completo más antiguo que hemos visto es el correspondiente al año 1643 y será la base de nuestra descripción.

Es muy probable que Cristiano Bernabé se inspirase en los calendarios murales que se imprimían en su natal Amberes, por lo menos desde el último tercio del siglo XVI. Cristóbal Plantino imprimió los redactados por Pierre Haschaert8. ¿Calculó y preparó Bernabé los calendarios, buscó a un especialista o bien compró en Amberes los textos flamencos? No podemos responder a estas preguntas, aunque sabemos, como luego veremos, que la continuación de los que dejó Bernabé fue obra de un matemático y, en el siglo XVIII, era el impresor que tenía arrendado el privilegio el encargado de buscar quien los preparase.

El calendario se compone de dos pliegos, dispuestos en forma apaisada, impresos por una cara -no hay que olvidar que es mural- conteniendo cada pliego un semestre. Cada uno de ellos tiene un encabezamiento a línea tirada, flanqueado por un sol y una luna, debajo del cual se sitúan siete columnas, separadas y enmarcadas globalmente por un filete. El encabezamiento del pliego inicial es el siguiente:

| Almanac, ò Kalendario deste ano de 1643. mui copioso, y claro; contiene los Santos, y Fiestas movibles, y | las demas Fiestas del año, con sus vigilias, que se guardan en España, abstinencias, conjunciones, llenos y quartos de Luna. Y para saber, quando es bueno sangrar, purgar, bañar, plantar, enjerir, | y podar. La entrada del Sol en los doze signos. Letra Dominical, Aureo numero, Epacta, Ciclo solar, Indicion Romana. Las ferias adonde estuviere esta señal +. Compuesto por Christiano Bernabe Arenero de su Magestad. | Con nuevo privilegio del Rei nuestro señor, con prohibicion que otra ninguna persona le pueda imprimir, ni vender sin su licencia, sopena de cincuenta mil maravedis, y de otras mui graves penas, como consta | del dicho privilegio, que està refrendado de don Hernando de Vallejo, Escrivano de Camara. Impresso en Madrid: Por Maria de Quiñones. Año 1643. |



En el encabezamiento del segundo pliego figura el texto que transcribimos a continuación:

| Equinocio es ser los dias iguales con las noches, y se haze quando el Sol llega por su movimiento à la | intercissiō del Meridiano del mụdo cō la Equinocial: la qual es dos vezes cada año. La una es este año à 20. de Março, q es el primer pūto del signo de Aries, y este pūto llaman Equinocio Vernal, por ser principio de la Pri- | mavera. El otro es à 22 de Setiembre, que es el segundo punto, al qual llaman Equinocio Autumnal, por ser el que da principio al Otoño, y entonces entra el Sol en el primer punto del signo de Libra. Solsticio es la estación que el Sol haze apartándose de la Equinocial, hasta qualquiera de los dos Tropicos, q sucede otras dos vezes en el año. Al uno llaman Solsticio Estival; porque dà principio al Estio, que es à 21. de Iunio, quando llega el Sol | al primer punto del signo de Cancer, que es el mayor dia de todo el año. Otro llaman Hiemal, que es quando entra el Sol en el primer punto del signo de Capricornio, q es à 21. de Diziembre, q es el menor dia de todo el año. |



La primera columna es de texto, que continúa en la correspondiente del segundo pliego. Después de indicar el año de la era cristiana, el de la creación del mundo, de la reforma gregoriana y del reinado de Felipe IV, se da la información de la letra dominical, el número áureo, la epacta, el ciclo solar, la indición romana. A continuación, las fiestas movibles y las cuatro témporas. La parte más larga del texto de la primera columna corresponde al «Juyzio del año del Señor de 1643». Después de unos datos astronómicos, nos informa que

serà señor del año el malefico Marte, participante Mercurio y Venus, los quales prometen mediante Dios y sus significaciones ser mas que mediana la cosecha de trigo, cevada y centeno, garvanços, algarrobas, lantejas, mijo, arroz y sus semejantes: Azeite y vino se cogera mucho, no faltara tocino, y pescado fresco, y ira todo en acomodado precio. Assimismo significa aver abundancia de pimienta, anis clavos y canela y sus semejantes. Significa aver muerte de ganado mayor, como son vacas, bueyes, cavallos, y yeguas, y sus semejantes. En lo que toca a todo genero de frutas avrà mucho y buena y serà temprana: serà buen año de plantar todo genero de arboles, y serà muy saludable: excepto el Otoño que señala aver muchas enfermedades como son, calenturas agudas, y sanguinolentas, tabardillos, comezon, y otras enfermedades agudas. Marte señor del año, y en signo humano, y mirado de quadrado aspecto, significa aver derramamiento de sangre, muertes violentas, y repentinas, sucediendo violentos casos, con grande ira, daños a hierro y fuego, con no usados instrumentos: assimismo significa infortunios en el mar, naufragios, sediciones, crueldades, ferocidades entre soldados: los caminos estaran poco seguros, porque avrà muchos ladrones en ellos, aviendo muchos robos, y cautiverios: en fin avrà, segun estas constelaciones, muchos trabajos, grandes discordias entre Principes, y esto serà en las partes Orientales y Septentrionales, usando de nuevas invenciones de guerra. Las enfermedades que señala avrà este año, son las siguientes: tercianas, tericia, frenesies, disinterias, ardor de la orina, jaqueca y todas las que proceden de colera.

La Primavera serà templada. El Estio serà muy calidissimo. El Otoño serà llubioso, con grande calor.



Termina, como es habitual, con: «Dios sobre todo».

Señala un eclipse de luna para el 27 de setiembre, precisando la hora y duración, al mismo tiempo que indica lo que significa: «calenturas cotidianas, incendios de casas, y algunas arboledas, y avrà gran sequedad». Siguen las reglas para sangrar y purgar y para las faenas agrícolas, terminando de nuevo con un «Dios sobre todo». Todos los elementos expuestos son los habituales de los lunarios perpetuos de la época, aunque referidos a un año concreto, sin necesidad de cálculo alguno.

En las seis columnas restantes del primer pliego se encuentra el calendario de los seis primeros meses del año, mientras que las del segundo pliego están ocupadas por el del segundo semestre. Cada columna se inicia con la xilografía de los trabajos del mes, desplegándose los datos habituales de un calendario, con las indicaciones correspondientes a las fases lunares y posición del sol en el zodíaco.

Con el calendario se imprimía y vendía un pliego, también impreso por una cara pero en sentido vertical, con las fiestas y vigilias que se guardaban, indicándose en Madrid los días que vaca el Consejo.

El calendario anual se difundió ampliamente, obteniendo buenos beneficios tanto el propietario del privilegio como el librero que gozaba de su cesión. Fallecido Cristiano Bernabé y agotados los diez años del privilegio, el marido de su sobrina María Bernabé, una de las herederas, Alejandro Tierri de Lona, arquero de S. M., obtuvo el 3 de julio de 16319 nuevo privilegio, esta vez por cinco años, renovado el 15 de marzo de 163610, por un periodo también de cinco años. Un nuevo privilegio se otorgó el 16 de enero de 164111, esta vez a la otra sobrina y heredera de Cristiano Bernabé, Magdalena, ya viuda de Pablo van Mulen, también arquero de S. M., «para que pueda imprimir los almanaques y calendarios de las fiestas y vigilias que se guardan en Madrid, que el suso dicho [Cristiano Bernabé] dexó compuestos para los años de seiscientos y quarenta y dos y quarenta y tres y quarenta y quatro, y previlegio por el dicho tiempo».

La herencia de Cristiano Bernabé se había agotado, pero un matemático, Miguel Márquez, preparó los nuevos calendarios, obteniendo privilegio el 21 de enero de 1645, renovado por doce años el 22 de diciembre de 164712.

Ya hemos visto que la impresión y venta de los calendarios era cedida a un librero. Conocemos el contrato de cesión al librero Pedro Coello otorgado el 20 de setiembre de 1649, que nos da detalles muy interesantes, que señalan claramente la nueva dirección dada a los sucesivos privilegios13. El cesionario del privilegio no es Miguel Márquez, a cuyo nombre figuraba, sino Juan Sigler de Cendejas, portero del Consejo de Castilla a cuyo cargo estaban las llaves del mismo. En el contrato de cesión de derechos, firmado ante el notario Mateo de Camargo, se hace referencia a las circunstancias especiales que rodearon la concesión del citado privilegio al matemático Miguel Márquez, para los calendarios que había preparado hasta 1662, pues

dicha merced se le hiço al suso dicho por aver yo [o sea Juan Sigler de Cendejas] prestado consentimiento y hecho diligençias en su soliçitud e ynterpuesto mis servicios, todo a ynstancia de Pedro Coello, mercader de libros [...] como lo suso dicho consta por la cédula real [...] porque sin el [consentimiento] y dichas diligencias no consiguiera la dicha merced el dicho Miguel Márquez, matemático.



Siguen cláusulas garantizando el derecho de Sigler de Cendejas, cedido a Pedro Coello, para que Márquez no pueda usar del privilegio. Sigler entrega a Pedro Coello el original del privilegio, «por raçón de confessar, como confiesso, averme dado el dicho Pedro Coello entera y cumplida satisfacción a mi voluntad». Desgraciadamente desconocemos la cantidad que satisfizo la voluntad del portero del Consejo.

Sigler de Cendejas estableció la práctica que se mantendrá hasta el siglo XVIII. Los privilegios de los calendarios anuales se vinculan a los porteros del Consejo que tienen cargo de las llaves del mismo, como ayuda de costa y los reciben al ser nombrados, aunque han de esperar que termine el plazo del privilegio concedido a su antecesor fallecido, que siguen disfrutando sus herederos. Este privilegio es cedido a un librero o impresor, que lo considerará una muy buena inversión. El 1.º de mayo de 1652, Pedro Coello cedió sus derechos a imprimir los calendarios al también mercader de libros Domingo de Palacios, por los diez años que le quedaban, percibiendo la cantidad de 13.500 reales de vellón14. Coello entrega a Palacios «el almanach o calendarios de los años de mil y seiscientos y cinquenta y uno hasta el de mil y seiscientos y sesenta y dos inclusibes, que compuso el dicho don Joseph Michaeli Márquez, que se pressentó ante los señores del Consejo y está escrito en doçe ojas y al fin de la postrera oja firmada de Pedro Fernández de la Herrán, scrivano de Cámara que fue dél». Como vemos, se seguían los trámites marcados por la pragmática de 1558.

Domingo de Palacios gestionó un nuevo privilegio el 5 de octubre de 166315, para once años, por cesión de Juan Sigler de Cendejas, al cual el rey le concedió las correspondientes prórrogas, para diez años, el 24 de octubre de 1673 y el 17 de marzo de 168216. Su sucesor en el cargo, Simón del Campo obtuvo privilegio, también de diez años de duración, el 19 de diciembre de 168917, concediéndosele al nuevo portero de Cámara a cuyo cargo están las llaves del Consejo, Domingo Rodríguez de Aponte, el correspondiente privilegio el 10 de febrero de 170118.

Los calendarios se distribuyen por los canales habituales de las producciones de amplia difusión, de las coplas, relaciones, historias y otros papeles, bien directamente por el impresor, o por los libreros, tiendas de los pueblos y puestos instalados en las calles, mercados y ferias, o por los vendedores ambulantes, principalmente ciegos. Ilustrativo a este respecto, aunque centrado en la corte, es el pleito promovido por la cofradía de la Visitación, que agrupaba a los ciegos de Madrid, reclamando la exclusiva de venta y exigiendo del impresor una rebaja del precio a que los adquirían, para obtener un aumento de sus beneficios. El pleito también se refiere a las gacetas y otros tipos de relaciones19. Por el mismo conocemos la existencia de una reducida emisión en papel de Génova, de mejor calidad que el usado para la mayor parte de la edición, destinada a «las personas de alguna autoridad», que vendía directamente Julián de Paredes en su imprenta o bien eran regalados a los miembros del Consejo y otras autoridades.

Julián de Paredes sucedió a Domingo de Palacios en el arrendamiento del privilegio. Fallecido en 1702, heredó el taller su hijo, el doctor Dionisio de Paredes, sacerdote de la Congregación del Oratorio, que llevó su administración hasta que en 1706 lo vendió al impresor Jerónimo de Estrada, casado con Serafina de Ezpeleta, propietaria de la imprenta de su primer marido Antonio Román, traspasándole también el privilegio de los calendarios. Fallecida su mujer en octubre del mismo año, le correspondió, junto con su hijo Fermín, el taller de Julián de Paredes recién adquirido y el citado privilegio20.

Ignoramos si ya en el siglo XVII se había adoptado la descentralización de la impresión de los calendarios. La primera noticia que conocemos nos la proporcionan los contratos que en 1703 firmó el Dr. Dionisio de Paredes cediendo los derechos de impresión a Pedro Gómez Carrillo y su hija Ana María Carrillo, impresores de Córdoba, para dicha ciudad y su reino; a Juan Francisco de Blas, impresor mayor de la ciudad de Sevilla, para toda Andalucía, excepto los reinos de Córdoba, Granada y el obispado de Cádiz, y a Francisco de Ochoa, impresor de Granada, también para toda Andalucía, exceptuando los reinos de Córdoba, Sevilla y el obispado de Cádiz21. El sistema se mantuvo a lo largo del siglo XVIII, con lo que se pudo satisfacer plenamente la amplia demanda de calendarios, tanto los murales o de pared como su versión en un folleto en 8.º, formado por un solo pliego, conteniendo el mismo texto y grabados, que se inició a fines del siglo XVII.

Una pequeña publicación anual, como era el calendario, se asentó firmemente en las costumbres de la sociedad y fue un elemento más de los que se incorporaron a la amplia y variada red distribuidora de publicaciones de amplia difusión.





 
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