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El saco de Roma

Comedia

Juan de la Cueva




Argumento de la obra

Borbón, de nación francés, capitán general de nuestro invicto emperador Carlos Quinto, movido de su libre determinación, movió el campo contra la ciudad de Roma para quererla saquear, y prosiguiendo en su horrible pensamiento, fue entrada la ciudad y puesta a saco, muriendo Borbón en el primer rencuentro, sin perdonar los luteranos (de que era el mayor número del ejército) cosa profana ni divina, en que no pusiesen sus violentas manos. Acabando de hartar su furia, dejando casi destruida a Roma, enderezaron su camino a Bolonia, a donde le fue, después de algunos días, dada a nuestro Cesar la corona Imperial.

Fue representada esta farsa la primera vez en Sevilla por Alonso Rodríguez, famoso representante, en la huerta de Doña Elvira, siendo asistente don Francisco Zapata de Cisneros, conde de Barajas, año 1579.



PERSONAJES
 

 
GENERAL BORBÓN.
DON FERNANDO GONZAGA.
CAPITÁN MORÓN.
AVENDAÑO,   soldado.
ESCALONA,   soldado.
GUARDA.
MENSAJERO DE ROMA.
CAMILA,   matrona romana.
CORNELIA,   matrona romana.
JULIA,   matrona romana.
FILIBERTO,   general, muerto Borbón.
FARIAS,    soldado.
ITALIANO.
ALEMÁN.
ATAMBOR.
CAPITÁN SARMIENTO.
SALVIATI,   el que corona al emperador.
EMPERADOR CARLOS QUINTO.





ArribaAbajoJornada I

 

BORBÓN, DON FERNANDO GONZAGA, CAPITÁN MORÓN, AVENDAÑO, ESCALONA, GUARDA, MENSAJERO de Roma.

 
 

BORBÓN junta su consejo de guerra, sobre el saquear a Roma que ya tenía cercada. El CAPITÁN MORÓN contradice el saquealla, AVENDAÑO y ESCALONA, dos soldados españoles, entran pidiendo el saco que BORBÓN les ha prometido: llega de Roma un MENSAJERO demandando a BORBÓN en nombre de los romanos que alce el cerco, prometido gran suma de dinero para el ejército. Despide BORBÓN el MENSAJERO romano negando su demanda, dando asiento de dar el día siguiente el asalto.

 
BORBÓN
Contra el querer y potestad del mundo
la bélica, española y fiera gente
que sojuzgan la tierra, y al profundo
causa terror su brío, y saña ardiente,
sin valer la razón en que me fundo, 5
ni ser a su braveza en nada urgente,
por sólo su desiño han levantado
contra el pueblo de Marte el brazo airado.
   Testigos sois, o ilustres capitanes,
cuan diferente en este hecho he sido, 10
y con cuántos remedios los afanes;
de la cercada Roma he defendido;
mas la gente española, y alemanes,
sin haberse a mi ruego persuadido
ponen la escala al romúleo muro, 15
y me piden que de el asalto duro.
   No está en mi mano, ni su furia admite
en este caso parecer contrario,
todo a la ira y armas se remite,
un solo acuerdo sigue el vulgo vario. 20
La funeral Alectho no permite
descanso al crudo ejército adversario
de la opresada Roma, que ella incita
el daño que administra y solicita.
Levántales los ánimos al hecho 25
junto con su feroz naturaleza
las recientes victorias, el estrecho
en que ha puesto a Toscana su fiereza.
Esto no deja sosegar su pecho,
esto aumenta más ruego a su braveza. 30
Y así viendo yo esto, y donde estamos,
pido que deis el orden que sigamos.
DON FERNANDO
Gran general Borbón, a quien ha sido
de nuestro invicto César dado el cargo
meritísimamente, aquí se ha oído 35
tu razón, y tu cargo, y tu descargo.
Y porque el parecer nos has pedido
doy el mío, que al punto sin embargo
asaltemos a Roma; éste es mi acuerdo,
y lo remito al parecer más cuerdo. 40
MORÓN
Usando del debido acatamiento
si fuere aquí mi parecer acepto
digo, gran don Fernando, que ese intento
se reponga, y no tenga en esto efecto,
que administrar de Marte el violento 45
furor, no lo aconsejo, ni decreto,
contra el pueblo que Dios tiene elegido
para el vicario suyo instituido.
   Si esto es de algún valor seréis comigo
en acetar mi parecer, piadoso, 50
o por amor, o miedo del castigo
reprimiréis el ánimo furioso.
Mirad que a Dios hacéis vuestro enemigo,
No os atreváis a él, que es poderoso
y vengará su injuria de tal suerte 55
que el menor mal que os dé, será la muerte.
DON FERNANDO
Gran capitán Morón, ¿dime qué pudo
así mover tu corazón tan fiero?
Cuando la gruesa lanza y fuerte escudo
La causa pide, ¿te haces estrellero? 60
Desto me da razón, porque yo dudo
Como puede ser tal, que el duro acero
que siempre amaste, agora lo aborrezcas,
y la dureza antigua así enternezcas.
   ¿No ves los alemanes quebrantados 65
morir por entregarse desta tierra?
¿Los fieros españoles alterados,
dar voces por el fin de aquesta guerra?
Si agora desto fuesen desviados
y del deseo que su pecho encierra, 70
verías a los unos y a los otros
volver las fieras armas a nosotros.
Pues si han de hacer cruda matanza
en los que estamos de su mesma parte
cuánto mejor será darles venganza 75
de nuestros enemigos, y deste arte,
ensangrienten los bárbaros su lanza
en Roma, y los de España en crudo Marte,
pongan por tierra el muro de Quirino,
hagan el pueblo igual con el camino. 80
MORÓN
No vendré en tal acuerdo eternamente
ni tal sentencia firmará mi mano.,
DON FERNANDO
¿Por qué razón, o capitán valiente?
MORÓN
Porque es respecto aqueste de cristiano.
DON FERNANDO
¿Soy del bando cristiano diferente? 85
MORÓN
No digo tal, mas eres inhumano,
pues quieres que el lugar que le fue dado
por Cristo a Pedro sea de ti asolado,
DON FERNANDO
¿Qué podemos hacer? Pon tú en sosiego
el ejército todo al arma puesto. 90
MORÓN
Amata tú hoy, Borbón, aqueste fuego.
BORBÓN
El modo me da tú, que siga en esto,
y será obedecido de mí luego.
MORÓN
Modo pides, estando ya dispuesto
el ejército fiero a la batalla, 95
que la espada se oye, y ve la malla.
DON FERNANDO
¿Es la gente española tan modesta
que así se aplaque de seguir su intento?
Estando resoluta, y toda puesta
al arma, que es su vida y su contento. 100
MORÓN
¿A nuestro invicto César no molesta
tal desiño?
BORBÓN
Qué importa si el violento
furor, se va esparciendo por las venas,
que están de ira y de coraje llenas.
MORÓN
Supliquemos a Dios que el dé el remedio 105
así como también dará el castigo.
BORBÓN
Oh capitán Morón, ése es el medio
que hallo, en esta confusión que sigo:
Él nos guíe, él esté contino en medio
siendo defensa nuestra, y dulce abrigo, 110
de suerte que el gran César nuestro sea
victorioso, y el fin que pide vea.
AVENDAÑO
Borbón, ¿que es tu pensamiento
que nos detienes aquí?
No hay mas que el descanso en ti, 115
los regalos y el contento.
Dejas morir los soldados
de hambre, sin más memoria
de conseguir la victoria
de los romanos cercados. 120
   ¿Y vas os entreteniendo
con promesas non cumplidas
porque acabemos las vidas
como mujeres durmiendo?
¿Para qué traemos armas 125
si no habemos de usar dellas,
y si en ti no hay más que vellas
por qué con ellas te armas?
Toca alarma, asalta el muro;
no nos difieras más punto, 130
tu determinación junto
venga, y el asalto duro.
Y si más nos entretienes
hágote, Borbón, saber
que no te podrás valer 135
con todo el poder que tienes.
BORBÓN
Soldados fieros de España,
que sujetáis la arrogancia
del turco, y domáis a Francia
la una y otra Alemaña, 140
y desde el Danubio al Nilo
va, y a la desierta arena
de Libia y de allí resuena
vuestro nombre, y culto estilo,
   Que es la razón que tenéis 145
para culpar mi tardanza,
si está hincada mi lanza
en el muro, que queréis
y siguiendo vuestro gusto
hemos venido cercando 150
toda Italia demandando
lo que niega el cielo justo.
ESCALONA
General de Carlos Quinto,
mas sientes de lo que dices,
y si no es bien, no avises 155
si es que te falta el instinto.
Si a toda Italia cercamos,
Tú no nos dejaste usar
de la fuerza militar
que los soldados usamos. 160
   A Bolonia, y a Ferrara,
a Flaminia, y a Francia,
¿Quién nos hizo resistencia?
¿A qué no se saqueara?
El duque no, que ya estaba 165
temblando el asalto fiero,
mas tú como bandolero
haces lo que te agradaba.
   Tú nos has ido a la mano
apresanduro el viaje, 170
prometiendo gran pillaje
de aqueste saco romano.
Discurrimos tras tu mando,
llegamos do dirigimos,
y el fin para que venimos 175
vas con plazos alargando.
   Borbón, deja ya razones,
toca alarma, asalta luego,
que ofende tanto sosiego
los bélicos corazones. 180
Y entiende que se pretende
poner por tierra esta tierra
y si a ti te enfría la guerra
a nosotros nos enciende.
GUARDA
Ah romano, ¿qué buscáis? 185
¿Qué queréis? ¿O a qué venís?
MENSAJERO
Soldado, pues lo pedís,
diré lo que preguntáis.
Al gran general Borbón
le vengo a dar un recado 190
de Roma a él enviado
vista nuestra perdición.
GUARDA
Aguardad aquí un momento,
y daré razón de vos.
MENSAJERO
La lengua te mueva Dios 195
y a Borbón el pensamiento.
GUARDA
Concilio alto excelente,
un mensajero está aquí
de Roma, y pido por mí
ante vos verse presente. 200
BORBÓN
Dalde la puerta, entre luego,
veamos que es lo que quiero.
AVENDAÑO
Borbón, si paz te pidiere,
cierra a el oído a su ruego.
BORBÓN
Las armas le quitaréis 205
para entrar como es usanza.
AVENDAÑO
Dalde espada, escudo y lanza
y entre armado, ¿qué teméis?
Cuando franceses tuvieras
y no españoles contigo, 210
temieras al enemigo,
mas si te guardan ¿qué esperas?
Segura está tu persona,
no puede venirte daño,
que está contigo Avendaño 215
y te acompaña Escalona.
GUARDA
Licencia a entrar se os concede,
mas que las armas dejéis.
MENSAJERO
¿Los españoles teméis?
¿Miedo con vosotros puede? 220
¿Así los hombres desarmas?
¿No eres tú de aquel crisol
de España? Que el español
no quiere al hombre sin armas.
   Generoso concilio, a quien el suelo 225
dignamente celebra, y tiene en tanto
que la gloriosa fama esparce al cielo
el nombre vuestro en su divino canto,
ya veis patente nuestro acerbo duelo,
no podéis ignorar nuestro quebranto, 230
con vuestros propios ojos estáis viendo
el mal que hacéis, que Roma está sufriendo.
   Pídevos humilmente que apartando
de vos tan fiero y pertinaz intento,
el cerco levantéis, ya perdonando 235
a quien nos ofendió, ni en pensamiento.
Que bien nuestra razón considerando
el más fiero dará consentimiento
al justo ruego, y templará la ira,
temiendo a Dios, que viendo tal se aira. 240
Si alguna saña mueve el inhumano
deseo vuestro al cerco que está puesto;
si el pueblo que es de Dios, si el que es cristiano
ya contra Dios, y lo que manda en esto;
si a su vicario con violenta mano 245
asalta, el luterano viendo aquesto
¿Qué ha de hacer, sino seguir su furia,
y a nuestra iglesia hacer injusta injuria?
   Esto pueda con vos, aunque haya sido
Roma culpada, y dad lugar al ruego. 250
Que en ley humana, y divina, os pido
que permitáis dejalla en su sosiego;
y si para el ejército movido
falta dinero, yo lo daré luego,
no sea de cristianos saqueada 255
Roma, pues de cristianos es morada.
BORBÓN
Varón romano, el cielo es buen testigo
si la voluntad mía tal consiente,
mas que forzado en esto, el querer sigo
de la soberbia y española gente. 260
Con la cual, ni por ruego, ni castigo
se ha podido templar su furia ardiente,
Y así digo que en esto no soy parte
y no tengo respuesta otra que darte.
MENSAJERO
Otra piedad traía confianza 265
que había de hallar en tu presencia,
mas pues me falta, sigue tu pujanza
y contra Roma usa tu violencia.
A Dios ofendes, y él dará venganza
al pueblo que amenaza tu potencia, 270
y con esto, o concilio valeroso,
voy a dar mi recaudo congojoso.
BORBÓN
¿Qué resta para el fin de nuestro intento?
DON FERNANDO
Poner en obra lo que se desea.
MORÓN
No vengo en tal, ni doy consentimiento. 275
AVENDAÑO
Nosotros demandamos la pelea.
BORBÓN
Esto se acabe, y quede dado asiento,
Que luego que se muestre la febea
luz, en el lugar do agora estamos
para dar el asalto nos veamos. 280
El parecer que en esto habemos dado
se firme luego, y todos lo firmemos.
DON FERNANDO
Yo firmo lo que está por mí acordado.
MORÓN
Yo no, que no vendré a tales extremos.
Que no me obliga a mí, aunque esté obligado 285
servir a César, lo que aquí hacemos,
que es ir contra la Iglesia, y su precepto.
BORBÓN
Sin ti vendrá nuestro deseo en efecto.
También aquí ninguno va a ofendella
porque somos católicos cristianos. 290
MORÓN
Ese camino no es de defendella
del rigor de los fieros luteranos.
BORBÓN
No es aquesto dejar de obedecella,
pues vamos a ofender a los romanos
y a servir nuestro rey, y en este hecho 295
darle lo que demanda su derecho.
   Cargad piezas, tocad que se recoja
la desmandada y orgullosa gente.
Reparen con reposo la congoja
del día que huyendo va a occidente. 300
Y luego que su luz muestre la roja
Aurora, descubriéndose el oriente,
haremos lo acordado; poned velas,
encended fuegos, vayan centinelas.


ArribaAbajoJornada II

 

GENERAL BORBÓN, DON FERNANDO GONZAGA. GUARDA. ROMANO. AVENDAÑO. ESCALONA. CORNELIA. JULIA. CAMILA. ALEMÁN.

 
 

Manda BORBÓN que asalten a Roma, prende un espía romana, traénsela, manda que la ahorquen, AVENDAÑO le pide que la mande soltar hácese así, comienza a batir a Roma, y el primer asalto muere BORBÓN subiendo el muro; hállanlo AVENDAÑO y ESCALONA, llevanlo a su tienda, encuentran tres romanas catívanlas, despojan y matan a un ALEMÁN; tocan a recoger, cesa el saco por aquel día.

 
BORBÓN
Lleno de ira, y sobresalto horrible
ardiendo en fiera y rigurosa saña,
todo el discurso desta noche fría,
revuelto en bascas, y congoja extraña,
pasé con inquietud dura y terrible 5
deseando la luz del claro día.
Ya el alma revolvía
a la triste ruina que promete
España a la alta Roma.
Que agora opresa y doma 10
y la cerviz al yugo le somete
después que fue señora
del mundo, y tantas gentes domadora.
   Contemplo el alto Capitolio en tierra,
su opulencia en poder de los soldados, 15
el incendio, las muertes, las injurias,
sus templos y edificios derribados
las libertades de la libre guerra,
Los sacrilegios, robos y lujurias,
Las implacables furias 20
de los soberbios bárbaros, dispuestos
a la cruel matanza,
usando en su venganza
mil robos, mil estupros deshonestos,
triunfando de la gloria 25
de quien triunfó de tantos con victoria,
DON FERNANDO
Gran general de España, esta es la hora
que asignaste, y el punto en que conviene
dar el asalto, antes que el aurora
rompa la oscuridad que el mundo tiene. 30
BORBÓN
Ea, gente indomable vencedora
de todo cuanto el mundo en sí contiene,
dispongamos el campo, ea, asaltemos,
ea, el orden sigamos que tenemos.
Vos, Don Fernando, por aquesta parte 35
con aquesta avanguardia de alemanes
romped el muro, y con soberbio Marte
dad a Roma los últimos afanes.
El orden mismo seguirán, y el arte
los demás españoles capitanes. 40
Vayan por esta banda arcabuceros,
por aquella, caballos y piqueros.
   La Infantería italiana vaya
cercando en torno el Tiber, un ala hecha,
guarde el bagaje y munición, no haya 45
desorden, que en la guerra esto aprovecha.
Esté el contrario en su lugar a raya,
y si huyere, viendo que lo estrecha
nuestra gente, dará en la infantería,
si se escapare, dé en la piquería. 50
Soldados valerosos, ya es venida
la ocasión que tenéis tan deseada,
la diligencia sea apercibida
de vos, y la pereza desechada,
la victoria tenéis tan conocida 55
que esta noche me ha sido revelada
del piadoso y favorable hado,
que plácido en mi ayuda se ha mostrado.
DON FERNANDO
¿De qué sirven más arengas
dinos, general Borbón? 60
Que tengo a gran sinrazón
que así suspensos nos tengas.
Habían de estar ya en tierra
los muros, y los soldados
de los despojos cargados, 65
cuando das leyes de guerra.
El orden que nos has dado
todo el campo seguiremos,
mas solamente queremos
que hagamos lo acordado, 70
BORBÓN
En ese mesmo deseo
estoy, mas para un momento,
que un gran alboroto siento
y el campo alterado veo.
GUARDA
Gran Borbón, haciendo vela 75
en este cuarto presente,
en medio de nuestra gente
prendí aquesta centinela.
   Dice a voces que es romano,
y pues es nuestro enemigo 80
el mismo pide el castigo,
no se lo niegue tu mano.
BORBÓN
Romano, di, ¿a qué veniste
de tu Roma, a mi real?
¿Que es tu desiño final 85
y la causa a que saliste?
Si no me lo dices luego
de modo que satisfagas,
yo te haré que lo hagas,
poniéndote en vivo fuego. 90
   No tienes razón que dar
si no decir quien te envía,
si vienes en compañía,
o si sólo, a este lugar.
Y asildo, porque si ordena 95
hacer lo que Mucio obró,
cuando la muerte le dio
al contador de Porsena.
ROMANO
Señor, ¿qué quieres que diga?
Yo soy espía, y salí 100
de Roma, yo vine aquí
a espiar quien nos fatiga,
y habiendo considerado
todo tu campo dispuesto,
volvía avisarlo presto, 105
y atájome el crudo hado.
BORBÓN
¡Eso no me satisface!
Con alguna maldad vienes.
ROMANO
¿Aquesto por maldad tienes?
¿Esto en guerra no se hace? 110
¿Cuando faltarán espías
del un bando al otro puestas?
BORBÓN
No te pido estas repuestas,
sino solo ¿á qué venías?
ROMANO
Ya te he respondido, y digo 115
que te venía a espiar,
y a si te pudiera dar
con esta mano el castigo.
Quieres saber más de mí,
no tengo más que decirte, 120
y así puedes persuadirte
que a poder lo hiciera así.
BORBÓN
Con tan extraña osadía
te has atrevido a hablarme.
ROMANO
Mas pensaba adelantarme 125
si fuera la suerte mía.
BORBÓN
Sus, colgado do aquel muro
pague sus intentos vanos.
ROMANO
No espantan a los romanos
muertes, ni castigo duro. 130
AVENDAÑO
Esa braveza de Roma,
ese despreciar la muerte,
ese hablar de esa suerte
tú verás cómo se doma.
No permitas, gran Borbón, 135
tratarlo de aqueste modo.
Que no es bien que un campo todo
dé muerte a un hombre en prisión.
Deja ir libre ese romano,
diga su muerte vecina 140
que una sola golondrina
no suele hacer verano,
otra gloria, otro renombre
tu gran valor nos promete,
digan que un nuestro acomete 145
un capón, y no un capón a un hombre.
BORBÓN
Dalde libertad, y vaya
de nuevas de nuestra ida.
ROMANO
Roma aguarda apercibida,
que temor no la desmaya. 150
BORBÓN
Dad principio al crudo estrago,
toca al arma presto presto.
Guarde cada cual su puesto.
Santiago, Santiago.
   Este muro levantado 155
por esta escala entraré,
y luego que en él esté
el fuerte tengo ganado.
Poca defensa hay aquí,
arriba, arriba, Borbón, 160
No te falte el corazón.
¡Muerto soy, triste de mí!
AVENDAÑO
Anda, Escalona, llevemos
a la tienda ese pillaje.
No aguardes cargar bagaje, 165
porque luego nos tornemos.
ESCALONA
Echa por este camino,
atajaremos gran parte.
AVENDAÑO
Éste al gran furor de Marte
dio el espíritu mezquino. 170
ESCALONA
Paréceme que es Borbón
aquel que allí vemos muerto.
AVENDAÑO
Él es; no es otro por cierto,
que acabó con su intención.
Por ser nuestro capitán 175
llevémoslo a nuestra tienda,
y que es muerto no se entienda.
ESCALONA
Cárgate ese ganapán.
Echémoslo de aquí abajo,
dalo al diablo que pesa, 180
por cierto que es buena presa
para tan grande trabajo.
AVENDAÑO
No es razón que lo dejemos,
que en muerte no es bien vengarnos.
ESCALONA
Ni aún de un muerto es bien cargarnos 185
pues hay río en que lo echemos.
CORNELIA
¡Ay mísera caída,
ay dio postrimero
del valor alto de la sacra Roma,
ay gente enfurecida, 190
ay hombre de dinero,
que así os consume el alma su carcoma!
Hoy se sujeta y doma
la ciudad que ha rendido
cuanto mira el sol puro, 195
hoy sufre asalto duro,
y hoy será cuando puede destruido.
¡Ay dulce patria amada
de Dios, para su Iglesia diputada!
Hijas de mis entrañas, 200
regalo y gloria mía,
¿En tan estrecho paso qué haremos?
Vamos a las montañas,
quizá hallaremos vio
como del fiero incendio nos libremos. 205
En las manos nos vemos
de la enemiga gente,
las haciendas quitadas,
las casas abrasadas,
sujetas al furor de su ira ardiente 210
a riesgo que perdamos
con la hacienda el nombre que estimamos.
JULIA
Señora, la crueza
del bárbaro enemigo
que con airada y rigurosa mano 215
usando su fiereza
nos quita el patrio abrigo,
asolando el valor y ser romano,
cuando con su inhumano
furor, haya igualado 220
el Capitolio al suelo,
su fuerza, ni mi duelo,
harán mover mi virginal cuidado,
ni con infamia oscura
podrán amancillar su hermosura. 225
CAMILA
Cuándo puesta en sus brazos
quisieron con violencia
sobrepujar mi femenil sujeto,
seré hecha pedazos
con firme resistencia, 230
primero que venir en tal decreto.
Mas si en tan duro aprieto
fuere más poderosa
su fuerza que la mía,
el cuerpo se rendía, 235
no el alma, que en aquesta trabajosa
lucha, estará constante,
teniendo siempre el casto honor delante,
CORNELIA
Ése sólo recelo
hijas, me congojaba. 240
Mas ahora que veo vuestra firmeza
no temo el triste duelo,
ni el fin que me llamaba,
con ver que no se pierde la nobleza.
JULIA
¡Ay tristes! ¿Qué fiereza 245
de hombres, es aquesta?
CAMILA
Cielo justo, tu ayuda
en este paso acuda.
CORNELIA
Hijas, ánimo aquí, la hora es esta,
ya enemigos vemos 250
donde del valor nuestro ejemplo demos.
AVENDAÑO
Anda, Escalona, apresuro
el paso, ¿vienes durmiendo?
Voto a tal que no te entiendo,
¿Tal vas en tal coyuntura? 255
Ponte alas a los pies,
y a las manos dos escarpias,
anda, hagámonos harpías,
pues tan buena ocasión es.
ESCALONA
Por el dador de la vida 260
que es buen pillaje el que veo.
AVENDAÑO
Bueno Escalona, no creo
que es mala nuestra venida.
Arremete presto a asillas,
no vengan otros soldados, 265
y a la parte acodiciados
hayamos de repartillas.
   Hermosas damas romanas,
pues fortuna os ha traído
a tal estado y partido, 270
pareciendo más que humanas,
permitid ir con nosotros,
adonde seréis guardadas
servidas y regaladas,
antes que os asalten otros. 275
   Y tened seguro aquí
que lo que toca a guardaros
podéis, señoras, flores
deste soldado, y de mí.
No usaremos del furor 280
y libertad de la guerra,
que en nuestros pechos se encierra
la piedad, y no el rigor.
CORNELIA
Soldados, yo he creído
que el cielo oyó nuestro llanto, 285
pues en tan fiero quebranto
nos ha a vosotros traído.
Y habiendo de ir tres matronas
en las cadenas esquivas,
libertad es ir captivas 290
sirviendo tales personas.
Sola una cosa os demando
con lágrimas destos ojos,
que estas de que hacéis despojos
miréis, su honor conservando, 295
porque su rescate dellas
será tal cual lo veréis,
y sin esto subiréis
vuestro nombre a las estrellas.
ESCALONA
Señora, yo doy seguro, 300
por la ley de buen soldado,
que sea su honor guardado,
y a Dios lo prometo y juro.
CORNELIA
Eso alivio el mal que siento,
y es parte de consolarme 305
del yugo a que veo llevarme.
AVENDAÑO
No lo será más contento.
Aguarda, Escalona, tente,
ten la espada apercebida
que por ésta vía seguida 310
oigo gran tropel de gente.
Dos alemanes cargados
vienen, o fieros violentos,
con casullas, y ornamentos
de los templos consagrados. 315
ESCALONA
Ponte en aqueste paraje.
Pese a tal con los ladrones,
dennos en pocas razones
los pellejos y el pillaje.
Estate quedo, Avendaño, 320
déjalos, lleguen do estás;
pondrémoslos que jamás
en iglesias hagan daño.
ALEMÁN
Cárgate bien, compañero,
no te detengas, ni tardes, 325
porque los despojos guardes
que llevas del saco lloro.
Los españoles no vengan
que si vienen, ten por cierto
que tú sin ropa, y yo muerto 330
quedamos, que así se vengan.
AVENDAÑO
A ellos, ea, Escalona,
mueran entrambos a dos.
ESCALONA
Éste ya es mío, por Dios.
AVENDAÑO
Pues estotro no blasona 335
huertos están, ¿qué haremos?
ESCALONA
Qué, no detenernos punto,
y ese lío todo junto
con lo demás nos llevemos.
AVENDAÑO
¿Qué haces, a qué aguardamos? 340
¿No oyes a don Fernando
que su gente retirando
viene hacia donde estamos?
Sígueme por esta parte,
que si llega, es camarada, 345
y pedirá le sea dada
desta nuestra presa parte.
ESCALONA
Enviarelo yo a la horca
de donde lleve despojos,
questos al ver de los ojos 350
los llevará sí se ahorca.
AVENDAÑO
Estorbemos pesadumbre.
ESCALONA
Calla, que es ese un figón,
Bergamasco, gran poltrón
que lo baja su costumbre. 355
AVENDAÑO
Este camino tornemos
que es más cerca, y más seguido,
y el robo que hemos habido
entre los dos lo carguemos.
Y, señoras, caminando 360
poco a poco por aquí
podremos llegar allí,
do no llegue don Fernando.
DON FERNANDO
Extraño ha sido el riguroso estrago
que en Roma habemos hecho con victoria, 365
dándole el justo y merecido pago
a su loca y altiva vanagloria.
Lástima daba ver el rojo lago
que por las calles iba, cuya historia
Roma celebrará en eterno llanto, 370
y a España ensalzará en divino canto.
   Atambor, toca a recoger la gente,
que va del día faltando la luz pura,
cose ya la crueldad, y saña ardiente,
y de Roma la extrema desventura. 375
A Borbón demos, general valiente,
con tierno sentimiento sepultura;
yo lo voy a buscar; tú echa bando
que en orden vengan al real marchando.


ArribaAbajoJornada III

 

FILIBERTO. DON FERNANDO GONZAGA. ALEMÁN. FARIAS. GUARDA. MENSAJERO de Roma. ATAMBOR. AVENDAÑO. ESCALONA. CORNELIA. JULIA. CAMILA.

 
 

Por la muerte de BORBÓN fue efigido capitán general FILIBERTO. Salen a un desafío singular FARIAS, un soldado español, y un ALEMÁN luterano: hace traerlos a su presencia, y sabida la ocasión de su desafío, manda que al luterano arrojen en el río atado a un peso, y da libertad con muchas alabanzas a FARIAS. Viénele un MENSAJERO de Roma, cuéntale los grandes daños que en ella se hacen, pidiéndole que cesasen. Otórgaselo; demándale las tres romanas que cativaron ESCALONA y AVENDAÑO, prometiendo su rescate; entrégaselas, y manda que luego marche el campo para Bolonia.

 
FILIBERTO
Del bélico furor y ardor de Marte
los míseros romanos quebrantados
andan vagando de una a otra parte,
temblando de los bárbaros soldados,
que arbolando de César le estandarte, 5
a cuya sombra todos arrimados,
con detestables daños han rendido
el pueblo en todo el mundo más temido.
   Agora resta, ejército potente
de Carlos invictísimo enviado 10
a Esperia, a sosegar la fiera gente,
y a opresar al rebelde y obstinado,
que viendo la ruina y mal presente
dejemos las reliquias que han quedado
en Roma, del incendio riguroso, 15
y el campo recojamos victorioso.
DON FERNANDO
Filiberto magnánimo, elegido
por el cesáreo campo, en el oficio
del general Borbón, que muerto ha sido,
sin verde Roma el fin, y cruel suplicio; 20
suplícote me sea concedido
de ti, que el campo ande en su ejercicio,
que es robar, pues ya sabes, que el soldado
ha de ser de la guerra aprovechado.
   Porque la gente de la invicta España, 25
que en este asalto ha sido la que ha hecho
todo el efecto, usando de la maña
de guerra, y del valor de su alto pecho,
hará punto, y tendrá a injuria extraña
impedirle su intento, y con despecho 30
levantará un motín, que nos veamos
en más afrenta que jamás pensamos.
Y por esta razón, o valeroso
Filiberto, permite aprovecharse
del saco, aquel ejército furioso 35
que su gloria es en esto recrearse.
FILIBERTO
Gocen del triunfo y premio victorioso,
que es el fin a que vienen a entregarse
al rigor de Vulcano, que mi intento
no es impedirle a ellos su contento. 40
   Mas condolido ya de la crueza
que se usa con Roma, ya arruinada,
ha movido mi ánimo a terneza,
sintiendo el mal que ha hecho nuestra espada.
DON FERNANDO
Deja aquesa congoja, esa tristeza, 45
que con razón ha sido castigada
su locura, y oigamos qué ruido
es éste, que acá viene dirigido.
FARIAS
No hay para que más razones,
ya estamos puestos en puesto, 50
donde entenderás bien presto
lo que sirven tus blasones.
Y el agravio que te hice
ha sido muy justamente
y quien contradice miente, 55
y quien otra cosa dice.
ALEMÁN
Si han de averiguar las manos
lo que dices que me has hecho,
¿No ves que son sin provecho
aquesos desgarros vanos? 60
Aqueste guante me diste,
señalándome el lugar
donde te lo había de dar,
y al mesmo efecto veniste,
   Aquí estamos, helo aquí, 65
la ropa nos desnudemos,
porque los dos peleemos,
cual tú me pediste a mí.
FARIAS
No quiero verte desnudo
por que eres soldado viejo, 70
yo sí, que de tu pellejo
pienso de hacer escudo.
   No por que entiendo con él
de peligro defenderme,
que no podrá guarecerme, 75
que es menos que de papel.
Y es agravio conocido
a la española nación
contra flaca defensión
haber hazaña emprendido. 80
ALEMÁN
Aquese hablar ataja,
no ves que estás blasonando,
y eres según voy notando,
gran hablador de ventaja.
Ea, desnúdate luego, 85
o vestido como estás.
FARIAS
Pues lo quieres, tú verás
como sales deste juego.
DON FERNANDO
Campo singular entiendo
que es aquel, dame licencia, 90
trairelos a tu presencia,
quitaré el combate horrendo.
FILIBERTO
Pues te agrada, don Fernando,
ir personalmente allí,
ve, y traémelos ante mí, 95
que aquí los estó aguardando.
FARIAS
Acaba de desnudarte.
Tanto dilatas venir,
es que temes el morir,
y quieres así escaparte. 100
Yo lo otorgaré perdón
con hacerte dos mamonas,
porque de tales personas
basta tal satisfacción.
ALEMÁN
Español cobarde, entiendes 105
que en mí reina cobardía,
veamos si tu osadía
te de aquí lo que pretendes.
FARIAS
Poltrón, vil, y afeminado,
tú verás lo que hay en mí, 110
DON FERNANDO
Parad, soldados, aquí.
FARIAS
Déjenos, señor soldado.
DON FERNANDO
No puede ser, que me envía
el general a llamaros,
y de fuerza he de llevaros. 115
FARIAS
Comigo no se entendía.
DON FERNANDO
Si entiende, que yo os lo pido,
y si vos me conocéis
mi ruego a hacer vendréis.
FARIAS
Habiendo esto concluido, 120
DON FERNANDO
Español, tened por bien
ir comigo al general,
que es la persona real;
no uséis de aquese desdén.
FARIAS
Si viera al emperador 125
a quien sólo soy sujeto,
no tuviera más respeto
que a vos os tendré, señor.
   Porque tal comedimiento
cual comigo habéis usado 130
son prisiones que han atado
mi voluntad, de su intento.
Y así, vamos do mandáis,
mas será con condición
que oída nuestra ocasión 135
a do estamos nos volváis.
DON FERNANDO
Luego que el caso se vea
el general proveerá
lo que en ello se hará,
o por paz, o por pelea. 140
Filiberto valeroso,
estos dos fuertes soldados
salieron desafiados
a combate riguroso.
   Enviásteme por ellos, 145
yo te los traigo y presento;
sabido su fundamento,
en paz procura ponellos,
Que soldados tan valientes
no es justo perder así, 150
y si no hay agravio aquí,
reprima sus accidentes.
FILIBERTO
Para que yo dé sentencia
y pueda determinar
vuestro campo singular, 155
del cual no tengo experiencia,
conviene que me informéis
cual ha sido la ocasión,
y oída la información
así la sentencia habréis. 160
FARIAS
En el asalto romano,
gran sucesor de Borbón,
metido, en la confusión
del ejército inhumano,
andábamos los de España 165
con los de Italia revueltos,
hurtando, todos envueltos.
Los de Francia y Alemaña.
   Cada cual, cual más podía,
del robo se aprovechaba, 170
y el que menos alcanzaba
llevaba más que quería.
Sucedió que andando en esto
una gran casa encontré.
Y queriendo entrar hallé 175
a uno a la puerta puesto.
   Dijo que me detuviese
por que entrar no era posible,
o que castigo terrible
vería si me atreviese, 180
confieso que me volviera
no por él, mas porque oí
gran estruendo, y vuelto en mí,
temí la que se dijera.
   Con un ánimo inhumano 185
dispuesto al cruel recuentro,
pregunté: ¿quién está dentro?
Que a mí me vaya a la mano.
Respondió: no basta yo,
y diciendo esto arremete, 190
y por mí espada se mete,
de la cual muerto cayó.
   Yo proseguí con mi intento,
y en la casa más entrando,
mas estruendo iba notando, 195
más voces, y más lamento.
Quisiera certificarme
de tan extraño ruido,
tan doloroso alarido,
primero que aventurarme. 200
   Y estando dudando así,
o decir: luteranos,
¿En Dios ponéis vuestras manos,
el cielo nos hunde aquí?
Yo que iba a entrar a este punto, 205
este traidor que salía
y una monja que traía
asida, y con ella junto.
   Como me vio diferente
en el hábito y postura, 210
Me dijo en tal desventura:
Español, séme clemente.
Que este fiero luterano
y otros de su mal ejemplo
este convento y su templo 215
han metido a saco mano.
   Las monjas traen arrastrando,
robando los ornamentos,
quemando los sacramentos,
y contra Dios blasfemando. 220
En oyendo la razón
de la monja maltratada,
arremetí con mi espada,
ardiendo en ciega pasión,
   Y viendo aqueste traidor 225
mi determinado intento,
la monja soltó al momento
por resistir mi furor,
y andando los dos riñendo
puesta en salvo la cautivo, 230
acudió gente de arriba,
y de la calle viniendo.
   Estorbaron la contienda,
porque él temió los de fuera,
yo los que bajar oyera, 235
y así tuvimos la rienda.
Hame venido buscando,
y pídeme que le dé
la cautiva que se fue
cuando nos vio peleando. 240
   Ésta ha sido la ocasión,
gran general, y éste diga
si es verdad, o contradiga,
y da tu resolución.
FILIBERTO
¿Esto que aquí se ha propuesto 245
es verdad cual lo has oído?
ALEMÁN
Verdad es, mas soy ofendido,
y a vengarme estoy dispuesto.
Él me tiene de entregar
la cautiva, o dar la vida, 250
que esta razón de ti oída
por fuerza me ha de ayudar.
FILIBERTO
Sí haré, si eres cristiano.
ALEMÁN
No lo soy, más mi defensa
es, que esta guerra dispensa, 255
aunque yo sea luterano.
FILIBERTO
¿Lid singular entre dos
sin mando puede acetarse?
ALEMÁN
Ahora puede dispensarse,
dando la licencia vos. 260
FILIBERTO
La licencia que daré,
será que al Tiber romano
te arrojen, mal luterano,
enemigo de la fe.
   Alto, haced lo que digo, 265
sin diferir un momento
de cumplir mi mandamiento.
GUARDA
Dársele ha el mesmo castigo.
FILIBERTO
Y tú, valiente soldado,
ve libre con la victoria, 270
que justo es darle tal gloria
a quien por Dios se ha mostrado.
DON FERNANDO
¡O qué divina sentencia,
digna de ser de ti dada,
y que sea celebrada 275
tu rectitud y prudencia!
Y entiende que siendo oída
del invicto emperador,
que estimará tu valor
por hazaña tan subida. 280
GUARDA
Tu mandamiento fue hecho,
como mandado me fue,
y en el Tiber lo arrojé.
DON FERNANDO
Él ha sido un alto hecho.
FILIBERTO
¿Cómo ejecutaste, di? 285
GUARDA
Señor, atele un cordel,
y una grande piedra en él,
y al río lo arrojé así.
   Un mensajero ha venido
de Roma, pide licencia 290
de venir a tu presencia:
de ti sea respondido.
FILIBERTO
Entre luego, y tú lo guía,
veamos qué es su demanda.
GUARDA
Que entréis Filiberto os manda. 295
MENSAJERO
Mueve Dios la lengua mía.
Haz de modo que se aparte
de su rebelde intención,
y que oyendo mi pasión,
de aplacar su ira se aparte. 300
Pues nuestro grave dolor
nos tiene tales, Dios mío,
tiempla y mueve el crudo brío
del contrario vencedor.
   Si lugar diese la miseria mía, 305
senado, excelso, y declarar dejase
a la turbada lengua en este día,
sin que en llanto, cual suele, la ahogase,
no hay tanta saña en vos, que no sería
conmovida, ni scita que no usase 310
de piedad, oyendo nuestro duelo
que es el mayor que visto sea en el suelo;
   porque si dél hubiese de dar cuenta,
y vuestro corazón oír pudiese
el mal nuestro, y de Dios la injusta afrenta. 315
No es posible que a llanto no os moviese.
¿De qué gente se oirá, que no se sienta
que la Iglesia de Dios en poder fuese
de antitematizados luteranos,
poniendo en ella sus violentas manos? 320
¿No os altera el espíritu? ¿Es posible
que vuestra cristiandad sufre tal cosa,
tal inhumanidad, mal tan terrible,
ofensa tal a Cristo y a su esposa?
¿No os levantáis, y dais castigo horrible 325
a la gente enemiga y odiosa
de la sede apostólica sagrada
de Dios instituida, a Pedro dada?
No es posible que en religión cristiana
quede tan gran insulto sin castigo, 330
ni el bárbaro inhumano, que profana
los preceptos de Dios como enemigo.
Ved por el suelo la valla romana.
Príncipes, escuchame, estad comigo,
que en breve suma quiero daros cuenta 335
si pudiere, de nuestra injusta afrenta.
   Luego que entrados nuestros muros fueron
por bélica violencia derribados
al suelo, y dentro en la ciudad se vieron
los libres y sacrílegos soldados, 340
los unos a los templos acudieron,
sin ser de su crueza reservados,
los otros a las casas principales
de grandes, o a robar los cardenales.
   Esto hicieron ya después que el fiero 345
furor de los nefarios luteranos,
asaz harto de haber con duro acero
tan gran matanza hecho en los cristianos,
con hambre insaciable de dinero,
acudieron al robo que sus manos 350
dejaban, por seguir otros ejemplos,
en corromper doncellas, quemar templos.
   Hanse hartado ya, ya no les queda
que poder hacer más, de lo que han hecho,
ni hay cosa ya que aprovecharles pueda, 355
ni en cosa en que no tengan su derecho.
Vuestra piedad, o príncipes, conceda
a Roma quedar libre deste estrecho;
miralda por el suelo ya arruinada
del furor y rigor de vuestra espada. 360
   Nunca se vio jamás en tal extremo
con haber sido perseguido tanto,
y es tanto que acordarme dello tremo,
y me corta el vigor el crudo espanto.
Que Alarico, en crueza rey supremo, 365
ni Atila le puso en igual llanto,
cual ahora se ve toda asolada
del furor y rigor de vuestra espada.
   Pideos humilde, o príncipes, que el fiero
cerco le alcéis, pues no le ha ya quedado 370
ropa, joyas, haciendas, ni dinero,
en que el campo no esté todo entregado;
mejor veis esto vos, que yo os refiero,
y mejor sabéis vos la que se ha usado
con la mísera Roma que os demanda 375
la piedad en hazaña tan infando.
FILIBERTO
Gran romano, no sé cómo te diga
el dolor que de Roma se ha sentido,
ni qué camino en este caso siga
que satisfaga, y sea yo creído, 380
porque no faltará quien contradiga
que de mí fue y ha sido consentido,
hacer a la alta Roma tal ultraje,
de las paces quebrando el homenaje.
   Bien es a todo el mundo manifiesto 385
lo poco que yo debo en esta parte,
y así no quiero disculparme en esto,
sino respuesta a tu embajada darte,
y digo que del cerco tan molesto
que con justicia dices agraviarte, 390
serás libre, y el campo levantado,
así cual pide Roma en tu recado.
MENSAJERO
Pues, general valeroso,
cuya bondad da ocasión
que olvidemos la pasión 395
de nuestro estado lloroso,
de aqueste fiero combate
tres captivas han traído
a tu real; yo las pido,
dando el debido rescate. 400
FILIBERTO
En eso y en lo demás
se cumplirá lo que dices,
como tú dello me avises,
sin faltar desto jamás.
Atambor, echad un bando 405
que cualquiera que tuviere
tres cativas, sea quien fuere,
las venga manifestando.
ATAMBOR
Manda el señor general
por bando, a ser compelido 410
al que de Roma ha traído
tres romanas al real,
que para ser rescatadas
de su miserable suerte,
manda so pena de muerte 415
sean luego ante él llevadas.
AVENDAÑO
Habiendo tu bando oído,
venimos a obedecello,
como es justicia hacello,
y tú ser obedecido. 420
Estas son las tres cativas
que del asalto romano
trujimos por nuestra mano
a las prisiones esquivas.
FILIBERTO
¿Son éstas las que buscáis? 425
MENSAJERO
Señor sí, aquestas son
cuya nobleza y blasón
es más de lo que pensáis,
y así, soldados valientes,
sin que en esto haya debate, 430
ponelde nombre al rescate
de las cativas presentes.
ESCALONA
Siendo de tanto valor
no tenemos que pedir,
mas querello remitir 435
a vuestro acuerdo, señor.
Y lo que hicierédes vos,
nosotros lo obedecemos,
y contentos quedaremos,
de cualquier modo, los dos. 440
MENSAJERO
El gran cardenal Colona,
alto general, me envía
a esto, y él te pedía
lo que lo por su persona.
Él dará resolución 445
de lo que se debe dar,
o quisieren demandar,
por aquesta redención.
FILIBERTO
¿Qué queréis, señor soldado,
que se os envíe en rescate? 450
AVENDAÑO
Señor, deso no se trate,
que eso a vos queda encargado.
FILIBERTO
Llevaldas, pues tan hidalgo
Avendaño se os ofrece,
y más de la que merece 455
por fácil merezca algo.
CORNELIA
Sumo general de España,
no sé con qué razón diga
lo que tu bondad me obliga,
en tan heroica hazaña. 460
Mas remítolo al sentido,
pues se me turba la lengua,
y súplase aquesta mengua
con ser el caso entendido.
Nosotras cautivas fuimos 465
destos dos fuertes soldados,
en quien hallamos cobrados
los regalos que perdimos.
Porque en el buen tratamiento,
no pudiera yo su madre, 470
ni su poderoso padre,
tratarlas con más contento.
Y en nuestras penas esquivas
y en nuestras ansias sobradas,
fuimos servidas, guardados, 475
que nunca fuimos cativas.
Y así se enviará a los dos
el rescate, oh general,
tal, y si no fuere tal,
a pedirlo iré por Dios. 480
MENSAJERO
Dándonos, señor, licencia,
queremos ir nuestra vía.
FILIBERTO
Vaya Dios en vuestra guía.
MENSAJERO
Y él quede en vuestra presencia.
FILIBERTO
Vos de mi guardia id con ellos, 485
acompañad su viaje,
no se le impida el pasaje,
y alguien se atreva a orendellos.
Valeroso don Fernando,
el campo recogeréis 490
luego, y con él os iréis
para Bolonia marchando,
porque nuestro emperador
me envían hoy avisar
que allá se va a coronar. 495
DON FERNANDO
Así lo haré, señor.
Toca a recoger al punto,
y di a la gente de guerra
que el bando, y dejar la tierra,
se tiene de cumplir junto. 500
Que so pena de la vida
el que en Roma se tardare
un hora, si no marchare
a Boloña en vio seguida.
ATAMBOR
Manda el señor don Fernando, 505
en nombre del general,
que todos los del real
le sigan luego marchando,
y que dejando sus modos
y tratos, dentro de un hora 510
oyendo mi voz agora,
venga a noticia de todos.


ArribaJornada IV

 

DON FERNANDO GONZAGA. CAPITÁN SARMIENTO. SALVIATI. EMPERADOR CARLOS QUINTO.

 
 

Llegados a Bolonia DON FERNANDO DE GONZAGA y el CAPITÁN SARMIENTO, se encuentran, tratan de algunas cosas, y de la ocasión que lo movió al EMPERADOR a querer coronarse en Bolonia. Sale el invicto EMPERADOR, recibe la corona imperial por la mano de SALVIATI.

 
DON FERNANDO
No sé cómo encareceros
señor capitán Sarmiento,
el regocijo que siento
de veros bueno, y de veros.
Y aunque en mi larga jornada 5
he venido quebrantado,
con solo haberos hallado,
es suave y regalada.
CAPITÁN
En esa mesma ocasión,
es tan bueno mi derecho 10
que me deja satisfecho
con no deciros razón.
Que siendo tan conocida
mi pura amistad de vos,
no hay engaño entre los dos, 15
si las dos es una vida.
   Y dejando esto a una parte,
decidme cómo os ha ido
en el saco, que he sabido
que alcanzastes buena parte. 20
Esto supe en Barcelona
de un correo que llegó
de Roma, que se envió
a la Imperial persona.
   Con el cual me pasó un cuento 25
bien gracioso sobre mesa,
que contando vuestra empresa
perdió el hablar, y aun el tiento.
Porque le sentí el humor
que era amigo de brindar, 30
tanto como de hablar
con ser muy buen hablador.
   Hice que menudeasen
los pajes en su porfía,
de un vino de Malvasía, 35
y que las tazas colmasen.
Él enamorado dellas,
siguiendo tras sus amores
se puso de más colores
que el arco de las doncellas. 40
   Vino el negocio a tal punto
que vierais vuestro correo
no correr, ni dar meneo
que no fuese todo él junto.
Yo por honor de su fama 45
hice que lo desnudasen,
y de brazo lo llevasen
a reposar a la cama.
   Y luego que amaneció,
me dijo muy reposado: 50
cierto no ha mal caminado
quien de Roma ayer salió.
Yo, visto que aún te duraba
el humo de Malvasía,
nada no le respondía, 55
y de vos le preguntaba.
Y a poder de rempujones,
me dio estas nuevas de vos,
que las estimé por Dios,
cual razón, no cual razones. 60
Y no me fiara dél,
por estar tal, cual os digo,
mas afírmolo un su amigo
que posó junto con él.
DON FERNANDO
En el asalto romano, 65
es negocio tan cantado
que no se halló soldado
que no hinchese la mano.
Por donde bien se entendía
que si a todos les sobraba, 70
que a mí que entre ellos andaba,
tampoco me faltaría.
   Porque veáis por las calles
ropas, tapices, vajillas,
sin estimarse, esparcillas, 75
y esparcidas, no tocalles.
Verdad es, que los de España
el robar ejercitaban,
contrario de lo que usaban
los bárbaros de Alemaña. 80
Estos, ni templo dejaron,
ni religión que no entrasen,
ni imagen que no quemasen,
ni monja que no forzaron.
No procuraban dinero, 85
que dél no hacían cuenta,
mas con una sed sangrienta,
satisfacían a Lutero.
   Pero la gente invencible
de la nación española 90
fue la que no pudo sola
sufrir maldad tan terrible.
Y así siempre los seguían,
y los hacían mil pedazos,
y con sus valientes brazos, 95
la cristiandad defendían.
   Los rebeldes luteranos
en un riesgo tan extraño
Recibían mayor daño
de España que de romanos. 100
Mas al fin ellos hicieron
cuanto pudo ser posible,
y aun cosas que es imposible
que hombres a tal se atrevieron.
   Y pudiérate contar 105
cosas que vi con mis ojos,
y en cosas hacer despojos,
que te hiciera llorar.
Mas déjolas, porque huyo
su memoria que me atormenta, 110
sólo porque me des cuenta
de una cosa en que concluyo.
   ¿Cuál ha sido la razón
te ruego me des aviso,
porque aquí el gran César quiso 115
hacer su coronación?
Si a Roma tenía sujeta,
y es uso allí coronarse,
¿Qué le movió aquí apartarse?
CAPITÁN
No ha sido causa secreta. 120
La causa más principal
fue la ruina presente,
y en un dolor tan reciente
el placer sería mortal.
También se consideró 125
que aderezos faltarían
en Roma, cual convenían
sabido que tal quedó.
   Otras causas te han movido
al emperador de España, 130
que son ir de aquí Alemaña,
a cosas que han sucedido,
principalmente aplacalla.
Que entre algunos señalados,
ejercitan alterados 135
lanza, escudo, espada, y malla.
   A reducir a su fuero
algunas francas ciudades,
que intentando libertades,
huyen del cesáreo impero. 140
Y hanse venido a ligar
los esguizaros con ellas,
para querer defendellas,
y aquesto va a sosegar.
   Va a elegir los electores 145
del alto rey de romanos,
y a Hungría a esforzar los vanos
y repentinos temores
que Babada, rey de Buda,
con favor de Solimán, 150
junto gente, y que a Austria van
la primavera sin duda.
   Éstas y otras cosas son
las causas para no ir
a Roma, por acudir 155
de aquí, a su petición.
¿Y nosotros qué hacemos?
¿No oyes gran vocería?
De placer, sigue esta vía,
y en la ciudad nos entremos. 160
   Hora es ya, que este ruido
nos aviso que nos vamos,
porque si acá nos estamos
haremos lo no debido.
Sigamos este camino 165
que más cerca me parece,
por éste que se me ofrece,
don Fernando, te encamino.
SALVIATI
Excelso emperador, luz de la tierra,
a quien el sumo Altitonante tiene 170
por pilar de su fe, pues en ti encierra
cuanto a tal ministerio a ver conviene,
por quien el fiero turco se destierra,
y el valiente francés temo, y no viene
a inquietar el mundo, que tu mano 175
invencible, sujeta y tiene llano.
   Guardando el uso que se guarda en esto,
tu majestad católica, en presencia
de Dios, me juro siempre estar dispuesto
con eterna observancia y obediencia 180
en defender la Iglesia, del molesto
Lutero, y los demás, que con violencia
la ofendieren, siguiendo el crudo intento.
EMPERADOR
Yo ratifico vuestro juramento.
SALVIATI
Reciba vuestra majestad, agora, 185
las insignias que pide la grandeza
de emperador, y aquesta vencedora
mano, tenga este cetro de firmeza;
esta espada, que sea domadora
del enemigo de la fe, y su alteza; 190
este mundo de oro, que es el mundo
de que os hace señor, sin ser segundo.
Esta corona a vos justa y debida,
sustente la cabeza gloriosa,
como cabeza de la fe, eligida, 195
para ampararla de la cisma odiosa.
Y el cielo os dé y otorgue tanta vida
cuanto durare en él la luz hermosa
del sol, y os dé vitorias excelentes
de varias, fieras, y enemigas gentes. 200
   Y porque resta que la sacra mano
del vicario de Dios os unja, vamos,
Emperador dignísimo romano,
a quien el ceptro y obediencia damos,
y el Hacedor del cielo tan ufano 205
os haga, que de vos solo veamos
el nombre eterno, de inmortal memoria,
poniendo fin en esto a nuestra historia.



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